Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Las motivaciones
Maslow propuso dos necesidades de estima: una inferior que incluye el respeto de los
demás, la necesidad de estatus, fama, gloria, reconocimiento, atención, reputación, y
dignidad; y otra superior, que determina la necesidad de respeto de sí mismo,
incluyendo sentimientos como confianza, competencia, logro, maestría, independencia
y libertad.
El sistema límbico sería como el juez que determina lo que merece ser aprendido y lo
que no merece la pena, dependiendo de las sensaciones placenteras o dolorosas que
nos produce cada situación.
Es decir, que del sistema límbico depende el modo en el que se aprende el valor
positivo o negativo de cada una de las experiencias que se viven. Pero, además, el
modo en el que el sistema límbico influya en nuestra manera de aprender irá teniendo
repercusiones en nuestra personalidad.
Los órganos del cuerpo están conectados al sistema nervioso que a su vez está
controlado por el sistema límbico, por tanto, se deduce que el sentir, los estados de
ánimo y las emociones son quienes regulan y controlan la expansión o contracción de
los órganos de nuestro cuerpo. Visto desde esta perspectiva podemos tomar en
consideración la importancia que el “cerebro emocional” tiene sobre nuestro accionar.
Explica las conductas que se originan por desequilibrios fisiológicos como pueden ser
el hambre, la sed. También sirven para explicar conductas originadas en desequilibrios
psicológicos o mentales por emociones o enfermedades mentales.
Entre los autores más representativos de esta corriente podemos señalar a Hull, Freud
y Lewin.
6. ¿Qué es la homeostasis?
Los dos términos operativos que aquí se enfatizan son manejar y reducción. Según
Hull, «impulso» se refiere a «un estado de tensión o excitación causado por
necesidades biológicas o fisiológicas».
Estas necesidades pueden variar desde impulsos primarios como el hambre, la sed y la
necesidad de calor, hasta impulsos secundarios como la aprobación social y el dinero.
Cuando alguien tiene hambre, siente una cierta incomodidad acompañada de una
creciente necesidad de satisfacer su hambre. Aquí es donde entra la «reducción del
impulso».
Una vez que se satisfacen las necesidades del individuo, vuelve a alcanzar la
homeostasis y se reduce el impulso para satisfacer sus necesidades.
Tanto las pulsiones (variables instintuales básicas que guían y movilizan la conducta del
hombre) como el aparato que regula su acción, son conceptuadas en términos
psíquicos, en el límite entre lo físico y lo mental. Desde el punto de vista de su origen,
una pulsión es un proceso somático del que resulta una representación estimular en la
vida mental del individuo. La función de la pulsión es facilitar al organismo la
satisfacción psíquica que se produce al anular la condición estimular somática
negativa. Para ello cuenta con una capacidad energética capaz de orientarse hacia el
objeto cuya consecución remueve o anula la condición estimular dolorosa, provocando
así placer. Esta teoría evoluciona a lo largo de su vida.
El psicólogo social León Festinger sugirió que los individuos tienen una fuerte
necesidad de que sus creencias, actitudes y su conducta sean coherentes entre sí,
evitando contradicciones entre estos elementos. Cuando existe inconsistencia entre
éstas, el conflicto conduce a la falta de armonía de las ideas mantenidas por la
persona, algo que en muchas ocasiones genera malestar.
Festinger fue el autor de “Theory of Cognitive Dissonance" (1957), una obra que
revolucionó el campo de la psicología social, y que se ha utilizado en distintas en áreas,
como la motivación, la dinámica de grupos, el estudio del cambio de actitudes y la
toma de decisiones.
La relación entre la mentira y la disonancia cognitiva es uno de los temas que más ha
llamado la atención de los investigadores. El propio León Festinger, junto a su colega
James Merrill Carl Smith, realizó un estudio que demostró que la mente de quienes se
autoengañan resuelve la disonancia cognitiva “aceptando la mentira como una
verdad”.
La parte más característica del encéfalo es su superficie llena de pliegues y grietas, pero
debajo de esta capa de células se encuentran otras muchas estructuras encefálicas sin las
cuales no podríamos ni pensar ni adaptarnos al entorno. Algunas de ellas, como el
cerebelo, son más o menos conocidas porque a fin de cuentas sobresalen y son fáciles de
ver, pero otras están mucho más ocultas, como el hipotálamo.
Por supuesto, el hecho de que el hipotálamo sea pequeño y bastante más discreto que
otras partes del cerebro no nos da una idea acerca de su importancia. El rol que el
hipotálamo juega en nuestra supervivencia es de suma importancia, porque, entre otras
cosas, se encarga de coordinar y comunicar dos mundos aparentemente independientes:
el de las neuronas y el de las hormonas que navegan por nuestra sangre.
El hipotálamo es, junto con el tálamo, una de las partes de una estructura cerebral llamada
diencéfalo, que se encuentra en el centro del encéfalo de los seres humanos, por debajo
de la corteza cerebral y por encima del tronco del encéfalo.
▪ La temperatura corporal.
▪ La frecuencia cardíaca.
▪ El hambre.
▪ Los estados de ánimo.
▪ La liberación de hormonas de muchas glándulas, especialmente la hipófisis.
▪ La libido.
▪ El sueño.
▪ La sed.