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Universidad de los Andes, Colombia

Chapter Title: Los que no conocen

Book Title: La reflexión sobre la vida en la odisea de Homero


Book Author(s): Álvaro Robayo Alonso
Published by: Universidad de los Andes, Colombia. (2010)
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/10.7440/j.ctvr7f6j8.8

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Los que no conocen

La inmensa capacidad que tiene Odiseo para alcanzar


el conocimiento se subraya por comparación con la casi
nula capacidad para conocer que tienen los hombres que
lo acompañan como tripulantes de sus barcos y la que
tienen sus oponentes en las diversas aventuras. Tanto los
compañeros como los enemigos de Odiseo se caracte-
rizan por carecer totalmente de curiosidad intelectual.
Se encuentran, en cambio, totalmente absorbidos por la
obsesión de satisfacer sus necesidades inmediatas, espe-
cialmente de alimento y de bebida (como sucede con los
compañeros o con Polifemo) o por sus ansias de acumular
riqueza y poder (como sucede con los pretendientes de
la reina Penélope). En ambos casos es el interés mate-
rial lo que guía las acciones y, en general, la vida toda
de estos personajes. Lo exterior a la esfera de sus inte-
reses materiales inmediatos queda desatendido y no les
despierta ningún interés ni curiosidad. Es más, no llegan
a entender o a sospechar el peligro que los amenaza.

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30 la reflexión sobre la vida en la odisea de homero

Es decir, no captan este peligro y terminan (como los


pretendientes o los compañeros) muriendo temprana y
lamentablemente. En resumen, no son buenos para la
vida ya que serlo implicaría la capacidad de conservarla
y defenderla eficaz e inteligentemente. Así, por ejemplo,
cuando Odiseo le dice al cíclope que se llama Nadie,
Polifemo no sospecha que este absurdo nombre no sea el
real del extranjero que llega a sus tierras, sino que hace
parte de una planeada estrategia en su contra.
Respecto a la estrechez mental de los preten-
dientes, el texto subraya que son advertidos, en repe-
tidas ocasiones, de que el rey está próximo a llegar y los
matará a todos a causa de sus excesos. Ellos, pese a las
advertencias, ni se retiran del palacio ni ponen coto a sus
desafueros. El interés que tienen por heredar las perte-
nencias y el reino de Odiseo es tan grande que no captan
el peligro. Pero la incapacidad extrema de los jóvenes,
que pretenden a la reina, para reconocer la realidad sale
a la luz plenamente en el episodio del certamen del arco.
Penélope ofrece casarse con aquel que logre armar el arco
de Odiseo y atravesar luego con una flecha el orificio
de doce segures alineadas para el caso. Ninguno de los
jóvenes aristócratas logra armar el arco y el anciano
pordiosero pide que lo dejen ensayar a él también.
Con gran facilidad —y no con el inmenso esfuerzo que
habían desplegado en vano los orgullosos pretendientes
en el intento— logra el anciano armar el arco y pasar la

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flecha por las doce segures. La conclusión que fácilmente


podía extraerse era clara: únicamente el rey podía armar
el arco, el anciano lo armó, luego el anciano era el rey.
Pero este razonamiento tan obvio escapa a los jóvenes
que pretenden a la reina. Incluso cuando, en seguida,
a comienzos del canto xxii, Odiseo salta en medio de
los concurrentes, se deshace de sus harapos y, en la
plenitud de su poder, arma el arco y atraviesa con una
flecha la garganta de Antínoo, el más ruin de los preten-
dientes, los demás no entienden que el rey ha llegado y
que va a matarlos a todos. Pensaban “que había muerto
a aquel hombre involuntariamente” (xxii. 1-32). De los
anteriores pasajes podemos concluir que los jóvenes
pretendientes son totalmente incapaces de entender la
realidad, pues su ambición los ciega. No pueden analizar
los hechos para comprender cómo están estructurados,
sacar conclusiones, evitar el peligro y conservar la vida.
Es decir que no son buenos para conocer y desempe-
ñarse, luego, adecuadamente en esta aventura que es el
viaje de la vida.

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