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TEMARIO DIVERSIDAD.

1. LA GESTIÓN POLICIAL DE LA DIVERSIDAD.

1.1 SOCIEDAD, DIVERSIDAD Y POLICÍA.

En las últimas décadas, la población española ha sufrido -quizás- una de las


transformaciones más importantes de su historia moderna. Como ya antes había
ocurrido en otros países de nuestro entorno, la diversidad constituye hoy una de las
características más relevantes de nuestra composición social.

Una parte importante de las personas que viven en España proceden de otros países y
otros continentes; pertenecen a una pluralidad de etnias, tienen otras culturas y
profesan diferentes religiones. Además, en otros ámbitos de la diversidad social hemos
conseguido avances históricos, como en el reconocimiento de los derechos de las
personas homosexuales o con discapacidad; de tal forma que muchos colectivos
distintos se están haciendo visibles en la esfera pública, ante el resto de la sociedad y
ante el conjunto de las instituciones, como una parte más del conjunto de la ciudadanía.

Pese a este cambio tan trascendente, la ausencia de graves conflictos de convivencia


refleja la madurez y la tolerancia de la sociedad española. Sin embargo, aún se
manifiestan puntualmente graves problemas de discriminación y todavía resta mucho
para conseguir que el conjunto de las instituciones públicas garantice efectivamente el
ejercicio igualitario de los derechos humanos.

Entre ellas, constituyen organismos fundamentales los Servicios Públicos de Policía,


porque la sociedad democrática ha delegado en ellos el monopolio del legítimo ejercicio
de la fuerza y comparten la misión genérica de vigilar el cumplimiento de la Ley, proteger
el libre ejercicio de los derechos y libertades, y mantener la seguridad ciudadana y el
normal desarrollo de la convivencia.

El conjunto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ha acompañado a nuestra Sociedad


en la construcción de la democracia y ha sabido adaptarse a las nuevas demandas
sociales, de tal manera que hoy se encuentran entre las instituciones mejor valoradas
por la población.

Un buen ejemplo de esa adaptación ha sido su importante contribución a la atención de


problemas tan apremiantes como la violencia contra las mujeres. Ese ejemplo sirve,
porque se cree que para responder adecuadamente a los nuevos problemas de la
sociedad diversa tiene que producirse una transformación en las organizaciones
policiales similar al que se ha producido en relación a la violencia de género. Así, se
considera urgente iniciar el desarrollo de un proceso que tenga como objetivos: lograr
mayor conocimiento, más sensibilidad, mejor formación, nuevos procedimientos, la
especialización y el incremento de recursos en los Cuerpos de Policía, para comprender
la rica complejidad social, atender más eficazmente la diversidad y garantizar
efectivamente un trato igualitario y respetuoso con las minorías.
Existen múltiples aspectos de la actuación policial, que mantienen una relación directa
con la gestión de la diversidad social y la garantía de un trato igualitario. Entre ellos, por
su especial relevancia, se citan las identificaciones y cacheos en lugares públicos, la
atención a los delitos de odio o discriminatorios y a los problemas de seguridad que
afectan específicamente a los colectivos minoritarios.

Basándose en la experiencia internacional, el modelo de Policía Comunitaria parece el


más adecuado para hacer frente a los problemas de seguridad y convivencia. A través
de él, los miembros de las comunidades de diferentes culturas, nacionalidades,
religiones, orientación sexual, discapacitados, etc. disponen de un espacio de diálogo y
comunicación con los servicios policiales.

La realización de acciones positivas para que los servicios policiales reflejen en su


composición la diversidad de la sociedad a la que sirven es otro de los pilares necesarios
para avanzar en la integración de las minorías y el trato igualitario. Existen diversas
experiencias, tanto en Europa como en Norteamérica, que avalan esta tesis.

1.2 PRINCIPIOS Y VALORES APLICABLES A LA GESTIÓN POLICIAL DE LA


DIVERSIDAD.

La Ley 2/1986, de 13 marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y el Código Europeo de


Ética de la Policía (REC 10/2001) recogen los principios y los valores que orientan la
práctica operativa de los diferentes cuerpos policiales en España. Dicha práctica
operativa, debe inspirarse en aquellos principios, entre otras cuestiones, dirigidos a
evitar las situaciones de odio y discriminación.

En este sentido, en la prestación de los servicios a la ciudadanía, los miembros de las


policías locales de Andalucía deben observar las normas de actuación, de acuerdo con
los valores siguientes:

• IMPARCIALIDAD. La imparcialidad exige a los agentes de policía que eviten


cualquier forma de discriminación, se opongan a esta y busquen, en todo
momento, la defensa de la igualdad de derechos.
Los agentes de policía tienen la responsabilidad de prestar su servicio de la mejor
manera posible, independientemente de las circunstancias de la persona a la que
atiendan...

• RESPETO. Los agentes de policía tienen que tratar de manera respetuosa y


mostrar, en todo momento, una actitud de atención a la dignidad de la persona,
a su integridad física y moral.
El respeto implica evitar comentarios o expresiones (lenguaje verbal) así como
gestos o actitudes (lenguaje no verbal) de carácter discriminatorio.
Los agentes de policía tienen que cuidar mucho el lenguaje utilizado,
especialmente cuando se trata del ámbito afectivo o personal de las personas
con quienes trata.
• DIGNIDAD. Los agentes de policía tienen que velar por que la información
transmitida sea objeto de un tratamiento digno, respetuoso y cuidadoso hacia
todas las personas, con especial atención al sufrimiento de las víctimas y de los
colectivos con sensibilidades específicas.

• NEUTRALIDAD Y EQUIDAD. Los agentes de policía se tienen que abstener de


expresar públicamente sus legítimas opciones políticas o religiosas y tienen que
tratar con equidad, imparcialidad y neutralidad a todas las personas
independientemente de lo que crean o piensen.

• SENSIBILIDAD SOCIAL. Los agentes de policía tienen que ser cuidadosos con cada
entorno social, y preservar la singularidad; ser especialmente atentos con
aquellos entornos social y económicamente vulnerables, y defender los
derechos de las personas que viven allí.

• CONFIDENCIALIDAD. Toda intervención policial se tiene que desarrollar de


manera confidencial, guardando en todo momento el secreto profesional y
preservando la dignidad e intimidad de las personas, especialmente respecto de
las más vulnerables.
Los agentes de policía deben ser cuidadosos con la información de la que
disponen y cómo la transmiten, especialmente cuando tiene que ver con el
ámbito afectivo o personal de los ciudadanos con quienes tratan.

Por otra parte, entre los miembros de un mismo cuerpo policial y con otras
organizaciones policiales, los miembros de las policías locales de Andalucía, deben
observar las normas de actuación de acuerdo con los valores siguientes:

1. No discriminación

Todos los agentes de policía tienen derecho a no ser discriminados por razón
de su raza, origen nacional o étnico, lengua, color, religión, edad, estética,
orientación sexual, identidad de género, opinión o cualquier otra circunstancia
personal o social.

Todos los agentes de policía tienen que evitar cualquier forma de


discriminación o prejuicio y oponerse al mismo.

2. Respeto a la diversidad

Los agentes de policía deben actuar con respeto a la diversidad, a la diferencia


y a la igualdad de oportunidades de los miembros de su organización.

No tienen que ser objeto de ningún tipo de discriminación ni menosprecio de


los compañeros, superiores ni personas que dependen de ellos, ni tampoco ser
el origen.
3. Igualdad de oportunidades

Los mandos tienen el deber de tratar, en todo momento, a las personas de su


organización de manera justa, equitativa y respetuosa con cualquier
circunstancia personal o social. Asimismo, deben fomentar la igualdad de
oportunidades entre sus miembros.

4. Trato respetuoso

En las organizaciones policiales y en las relaciones entre estas debe haber un


trato considerado, más allá de sus características, tradiciones y orígenes

2. EL ODIO Y LA DISCRIMINACIÓN.

2.1 ¿QUÉ ES LA DISCRIMINACIÓN?

Discriminar significa dar a una persona o a un grupo de personas un trato diferente y


desfavorable con respecto a otras, en función de uno o más rasgos o características o
de su pertenencia a un grupo determinado. La discriminación es considerada
una vulneración de los derechos fundamentales y tiene por consecuencia privar a
ciertas personas de los mismos derechos y oportunidades que disfruta el conjunto de la
sociedad.

La discriminación puede basarse en una amplia variedad de características o


circunstancias personales. Se reconocen como causas o motivos de
discriminación el origen racial o étnico, origen social o nacional, la religión, el género, la
orientación o identidad sexual, la edad, la discapacidad, la enfermedad, la convicción u
opinión, la lengua o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

2.2 ¿A QUIÉN AFECTA?

A amplios sectores de la sociedad, entre los que se incluyen las mujeres, los niños y las
niñas, las personas mayores, las personas con discapacidad, las personas inmigrantes y
refugiadas, las personas gitanas, las personas que tienen una orientación sexual
diferente a la mayoritaria, etc.

La discriminación es un fenómeno que no sufren de manera exclusiva las minorías; sin


embargo, ciertos grupos sociales o colectivos son, por distintas razones y
circunstancias, grupos especialmente vulnerables, susceptibles de padecer este tipo de
actos.

2.3 ¿DÓNDE SE PRODUCE?

La discriminación puede suceder en muy diferentes áreas de la vida de las personas, no


obstante es habitual que se produzca con mayor frecuencia en ciertos ámbitos y que
esté relacionada con el ejercicio de ciertos derechos o el acceso a ciertas prestaciones,
bienes o servicios.
Con frecuencia, pueden constatarse prácticas discriminatorias en el ámbito del empleo,
la vivienda, en el acceso a bienes y servicios, la educación, los servicios de salud, en los
medios de comunicación, en Internet, etc.

Es importante saber, además, que la discriminación puede producirse tanto en el sector


público como en el privado.

2.4 ¿QUIÉN PUEDE DISCRIMINAR?

Personas concretas (particulares) u organizaciones, que pueden ser tanto públicas como
privadas.

2.5 ¿QUÉ DICE LA LEGISLACIÓN EN VIGOR AL RESPECTO?

La discriminación a causa de diversos motivos (tales como el origen racial o étnico, la


edad, la discapacidad, el género, la orientación sexual, la religión, las convicciones...)
está prohibida por ley. La legislación vigente (Ley 62/2003, de 30 de diciembre, de
medidas fiscales, administrativas y del orden social) reconoce dos tipos de
discriminación, directa e indirecta, y proporciona las siguientes definiciones:

La discriminación directa se producirá cuando "una persona sea tratada de manera


menos favorable que otra en situación análoga por razón de origen racial o étnico,
religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual".

La discriminación indirecta se producirá cuando "una disposición legal o reglamentaria,


una cláusula convencional o contractual, un pacto individual o una decisión unilateral,
aparentemente neutros, puedan ocasionar una desventaja particular a una persona
respecto de otras por razón de origen racial o étnico, religión o convicciones,
discapacidad, edad u orientación sexual, siempre que objetivamente no respondan a
una finalidad legítima y que los medios para la consecución de esta finalidad no sean
adecuados y necesarios".

También se consideran formas de discriminación el acoso, entendido como "toda


conducta no deseada relacionada con el origen racial o étnico, la religión o convicciones,
la discapacidad, la edad o la orientación sexual de una persona, que tenga como objetivo
o consecuencia atentar contra su dignidad y crear un entorno intimidatorio, humillante
u ofensivo", las órdenes o instrucciones de discriminar y las represalias contra las
personas que denuncien prácticas discriminatorias.

2.6 ¿CÓMO SE MANIFIESTA?

La discriminación puede adoptar muy diversas formas. En algunas ocasiones, se


manifiesta a través de la negación del acceso a bienes y servicios básicos (educación,
vivienda, sanidad, empleo, servicios sociales, etc.), la restricción o privación del disfrute
de ciertos derechos, o mediante actitudes de hostilidad o de rechazo.

Algunos ejemplos de prácticas discriminatorias por algunos de los motivos indicados al


principio, son:
• Impedir o negar la entrada en locales de ocio o en tiendas.
• Rechazar la candidatura de una persona a un puesto de trabajo o su promoción
profesional.
• Negar o limitar el acceso a una vivienda a una persona.
• Establecer diferencias en las condiciones de acceso a un bien o servicio.
• Manifestar actitudes de desprecio, rechazo e intolerancia hacia un persona o
grupo de personas.
• Formular insultos, comentarios ofensivos o bromas.

2.7 ¿POR QUÉ SE PRODUCE?

Entre los factores que contribuyen a generar situaciones de discriminación podemos


mencionar, a modo de ejemplo, los siguientes:

1) El desconocimiento y el temor a las diferencias.


2) Los prejuicios, estereotipos, opiniones e ideas aprendidas que todos y todas
tenemos sobre otras personas o grupos.
3) La desinformación (tanto por parte de las presuntas víctimas como de los
agentes discriminadores) sobre derechos y obligaciones, sobre la legislación
vigente y sobre los recursos que existen para hacer frente a estos hechos. Con
cierta frecuencia, las prácticas discriminatorias no son percibidas como tales
ni por las personas que las sufren ni por los presuntos agentes
discriminadores.
4) La escasa conciencia que existe sobre las graves consecuencias y el impacto de
la discriminación para las personas afectadas y para la sociedad en su
conjunto.
5) La falta de sanciones (sociales y jurídicas) frente a los hechos discriminatorios.

2.8 ¿QUÉ DAÑOS PROVOCA? ¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS DE LA


DISCRIMINACIÓN PARA LAS PERSONAS O GRUPOS AFECTADOS Y PARA LA
SOCIEDAD EN GENERAL?

Las repercusiones de la discriminación son múltiples. Sus efectos y consecuencias las


padecen no sólo las personas o grupos que la sufren más directamente sino también su
entorno más cercano (su familia, sus amigos, su comunidad) y la sociedad en su
conjunto.

La discriminación:

1) Limita o niega derechos y libertades fundamentales a las personas que son


objeto de discriminación.
2) Disminuye sus oportunidades de desarrollo en la sociedad.
3) Genera desigualdades sociales, exclusión social y marginación. En algunos
casos, produce un "círculo vicioso" difícil de superar. Por ejemplo, las
dificultades que tiene una persona para acceder al mercado de trabajo
repercuten directamente en otros ámbitos, como el del acceso a la vivienda o
la educación contribuyendo a generar mayores desigualdades y mayor
vulnerabilidad.
4) Afecta, a nivel personal, la autoestima de las personas, las hace sentir menos
útiles o valiosas que el resto de la sociedad.
5) En algunos casos graves de discriminación, puede tener serias consecuencias
a nivel psicológico o físico.
6) Impide o dificulta las relaciones interpersonales y perjudica la convivencia.
7) Genera conflictos y/o tensiones sociales y deteriora la cohesión social.
8) Impide o dificulta el desarrollo efectivo de las capacidades y potencialidades
de las personas que forman parte de nuestra sociedad, con el consiguiente
desaprovechamiento de los conocimientos, experiencias y habilidades de
todos sus miembros.

2.9 DEFINICIONES EN MATERIA DE IGUALDAD DE TRATO Y NO DISCRIMINACIÓN.

Con la finalidad de entender mejor cómo funcionan los mecanismos que operan en la
generación del discurso del odio y en la discriminación, es importante conocer las
siguientes definiciones (pasa el ratón por encima de cada término para ver la definición):

• Estereotipo. Conjunto de ideas, creencias y generalizaciones sobre los miembros


de un grupo, cuando se asume que todos los individuos que lo conforman
responden a las mismas características y, por lo tanto, se pierden de vista las
características individuales de las personas.
• Prejuicio. Actitud mental negativa hacia un individuo o grupo que tiene unas
características físicas, mentales, sociales, económicas, políticas o culturales
distintas o diferenciadas.
• Discriminación. Prejuicio activo, llevado a la práctica mediante el
comportamiento o el trato. Tratar de manera diferente y desfavorable a una
persona o un grupo de personas basándose en la creencia de que no todos
somos iguales en derechos y dignidad y, en consecuencia, se pueden hacer
diferencias que sitúan a unas personas en posición de desventaja respecto del
resto.
• Discriminación directa. Se produce una situación de discriminación directa
cuando por motivos de religión, convicciones, discapacidad, edad, orientación
sexual, identidad de género, origen racial o étnico, o por cualquier otra
circunstancia personal o social, una persona es tratada de manera menos
favorable de lo que ha sido tratada otra, en una situación comparable.
• Discriminación indirecta. Forma de discriminación a través de una disposición,
criterio o práctica aparentemente neutros que implican un tratamiento idéntico
a personas en situación diferente. En este supuesto no es el tratamiento lo que
difiere, sino sus efectos sobre personas con características diferentes.
• Delito de odio y discriminación. Cualquier infracción penal, incluidas las
cometidas contra las personas o la propiedad, en que el objeto del ataque es
escogido por el autor por la real o percibida conexión, simpatía, filiación, apoyo
o pertenencia de la víctima a un colectivo y por alguno de los motivos previstos
en los artículos 22.4 y 510 del Código Penal (motivos racistas, antisemitas o
cualquier otra clase de discriminación referente a la ideología, religión, creencias
o situación familiar de la víctima, la etnia, la raza, nación u origen nacional a los
que pertenezca, su sexo, orientación o identidad sexual, la enfermedad que sufra
o su discapacidad).
Actos de odio o discriminación por motivos de raza, etnia, nación u origen nacional

• Racismo. Creencia y actitud discriminatoria que propugna la inferioridad de un


grupo respecto de otro, basada en el color de la piel y en determinados rasgos
físicos, en virtud de la cual se justifica la discriminación, la segregación social, la
explotación económica, etc.
• Discriminación étnica. Trato diferente o desvalorización de personas
fundamentados en el origen étnico, es decir, por su pertenencia a un grupo o a
una comunidad que comparte una lengua, una identidad simbólica, una
ideología, una cultura y, en algunos casos, ciertos rasgos físicos visibles que los
diferencian de los otros grupos o comunidades. El antigitanismo es una forma
específica de discriminación por motivos étnicos y de intolerancia hacia las
comunidades gitanas.
• Xenofobia. Rechazo, aversión, hostilidad, odio o fobia contra las personas que
son de origen extranjero o son percibidas como extranjeras. Se trate de aquellos
supuestos en los que el odio discriminatorio es contra las personas que sean o
hayan sido nacionales de otros estados.

Actos de odio o discriminación por motivos religiosos


Se indican los más frecuentes:

• Islamofobia. Rechazo, aversión, hostilidad, odio o fobia hacia el islam y las


personas musulmanas.
• Antisemitismo. Rechazo, aversión hostilidad u odio hacia las personas judías que
se manifiesta en una combinación de prejuicios de tipos religiosos, raciales,
culturales y étnicos.
• Anticristianismo. Rechazo, aversión, hostilidad u odio hacia las personas
cristianas , la religión cristiana o la práctica del cristianismo.

Actos de odio o discriminación por orientación sexual e identidad de género

Homofobia, lesbofobia, transfobia, bifobia e interfobia (LGBTIfobia): rechazo, aversión,


hostilidad, odio o fobia contra personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o
intersexuales.

Actos de odio o discriminación por motivos de sexo y por razón de género

• Sexismo. Rechazo, aversión, hostilidad u odio que se produce cuando una


persona infravalorada a las personas del sexo opuesto o hace distinción de las
personas según su sexo.
• Discriminación por razón de género. Rechazo, aversión, hostilidad u odio contra
una mujer por el hecho de ser mujer o que afecte a las mujeres de manera
desproporcionada, que implique o pueda implicar daños o padecimientos de tipo
físico, sexual, psicológico o económico.
Actos de odio o discriminación por motivos de enfermedad

Rechazo, aversión, hostilidad u odio contra personas que sufren alguna enfermedad o
son portadoras de esta.

Actos de odio o discriminación por motivos de discapacidad

Rechazo, aversión, hostilidad u odio a una persona que tiene una capacidad básica
limitada con respecto a la media o anulada por completo. Esta limitación puede ser
física, sensorial, psíquica o mental.

Actos de odio o discriminación por motivos de orientación política


Rechazo, aversión, hostilidad u odio motivados por la convicción política de una
persona.

Actos de odio o discriminación por motivos socioeconómicos

• Aporofobia. Rechazo, aversión, hostilidad, odio o fobia hacia las personas


pobres, desamparadas, que no tienen medios o recursos.

3. LA PERSECUCIÓN DE LAS INFRACCIONES DE ODIO Y DISCRIMINACIÓN.

Como explicábamos en el primer bloque, una buena estrategia de gestión policial de la


diversidad, implica necesariamente, entre otras cuestiones, una correcta detección y
persecución por parte de la policía, de las infracciones de odio y discriminación que se
producen en su territorio de actuación.

En relación con las situaciones de odio y discriminación, las infracciones pueden ser
tanto penales como administrativa.

3.1 LOS INDICADORES PARA DETECTAR LAS INFRACCIONES DE ODIO Y


DISCRIMINACIÓN.

Los indicadores son un conjunto de indicios que permiten identificar aquellas


situaciones en las que la motivación es el odio o la discriminación y que tienen que ser
debidamente recopilados e incorporados en la documentación policial.

De esta manera se dota a los fiscales, jueces y autoridades administrativas de los


elementos necesarios a fin de que puedan realizar una tipificación adecuada de los
hechos.

Estos indicadores se pueden obtener de las declaraciones de la víctima o testigos, de la


inspección ocular, de las manifestaciones del presunto autor, etc.
Los principales indicadores que se deben tener en cuenta para poder identificar posibles
infracciones de odio y discriminación son:

1. La percepción de la víctima o de los testigos sobre los hechos.

La percepción subjetiva de la víctima o de los testigos sobre los hechos no significa que
finalmente el hecho se trate de un delito de odio, pero nos obliga a investigar la
motivación.

P.ej.: Una mujer de origen argelino explica que, desde que llegó al barrio, un grupo de
vecinos llaman reiteradamente al timbre de su casa a cualquier hora para insultarla a
ella y a su hija menor. Explica también que estos vecinos han roto el buzón de su casa y
han hecho pintadas en la fachada en las que dice “fuera de aquí”. Ella cree que su
aspecto y manera de vestir la identifican claramente como una persona extranjera y eso
provoca el rechazo.

2. La pertenencia, simpatía o relación de la víctima con una persona o grupo


susceptibles de ser discriminados por alguno de los motivos previstos en los artículos
22.4 y 510 del Código Penal (motivos racistas, antisemitas o cualquier otra clase de
discriminación referente a la ideología, religión, creencias o situación familiar de la
víctima, la etnia, raza, nación u origen nacional a los que pertenezca, su sexo,
orientación o identidad sexual, la enfermedad que sufra o su discapacidad).

Esta pertenencia o relación con el grupo puede ser real o percibida por el presunto
autor.

P.ej.: Grupo de chicos y chicas (heterosexuales y homosexuales) salen de un espacio de


ocio LGBTI y se hacen varias muestras de afecto entre ellos. Otros chicos que pasan por
aquel lugar empiezan a agredirles con violencia e insultarles diciendo: “¡Maricones de
mierda, dais asco!” (discriminación por asociación).

3. Las expresiones o comentarios vejatorios que pronuncie el presunto autor al


cometer los hechos.

Se recomienda reflejar de manera literal estas expresiones en la documentación policial,


así como las actitudes o gestualidad que las acompañan y que magnifican el efecto
vejatorio.

P.ej.: El autor se acerca a la víctima y con actitud hostil le dice: “Sudaca de mierda... ¡¡¡el
trabajo para los de casa!!!” con expresión de violencia y desprecio en la cara.

4. Estética del presunto autor: tatuajes, vestuario y otros elementos distintivos de


características determinadas que lo identifican y pueden servir para documentar su
perfil y determinar la motivación de la infracción.

Es muy importante que los agentes aporten imágenes del vestuario y otros elementos
distintivos y las adjunten a la documentación policial.
En relación con los tatuajes y otros elementos corporales (piercings, cicatrices...), para
obtener las imágenes se tiene que pedir el consentimiento del presunto autor con
asistencia letrada efectiva (no puramente nominal) o autorización judicial.

P.ej.: Un hombre con estética cabeza rapada, con el número 88 tatuado y con distintivos
como esvásticas y pegatinas con el rostro de Hitler y Mussolini, agrede a un joven al que
identifica con movimientos de izquierdas.

5. Propaganda, estandartes, banderas, pancartas o efectos personales que lleve


encima el presunto autor en el momento de cometer la agresión.

Igualmente se tiene que adjuntar el máximo número de imágenes posible.

P.ej.: Un grupo de extrema derecha que lleva alguna pancarta con la expresión
“Panchitos fuera” se desplaza por el espacio público y pasa por una zona de ocio
frecuentada por latinoamericanos.

6. La pertenencia, simpatía o relación del presunto autor con colectivos radicales,


violentos o intolerantes con respecto a otros grupos.

P.ej.: Un joven apuñala a cinco personas de origen subsahariano en la vía pública. La


selección de las víctimas no ha sido casual ya que el autor está vinculado
ideológicamente a la extrema derecha. En su casa, la policía encuentra dibujos y
símbolos nazis y mensajes xenófobos.

7. El lugar o la fecha en los que se producen los hechos son relevantes por el significado
simbólico implícito, ya sea con respecto a las víctimas o a los presuntos autores.

Espacios de culto, cementerios, monumentos que representan a alguna persona


relevante, sedes de partidos políticos o de determinadas asociaciones o agrupaciones...
y fechas como el inicio o fin del ramadán, el sabbat judío, el día del orgullo LGBTI, el día
de la mujer trabajadora, el día del nacimiento o la muerte de personalidades destacadas
del pasado histórico o de la cultura, la fecha de algún hecho histórico...

P.ej.: Se han encontrado unos grafitis de carácter fascista en las paredes de una
sinagoga.

8. La enemistad o rivalidad histórica entre el colectivo de pertenencia de la víctima y


del presunto autor.

Pueden ser colectivos enfrentados por razones ideológicas.

P.ej.: Durante una manifestación convocada por grupos de ultraderecha, algunos


participantes son objeto de un ataque por parte de grupos antisistema.
9. La aparente falta de motivación por parte del presunto autor al cometer los hechos.

No necesariamente tiene que existir una relación de causa-efecto ni una explicación


coherente para los hechos producidos. Incluso, la víctima y el presunto autor pueden no
conocerse. La víctima ha sido seleccionada por su pertenencia, simpatía o afinidad a un
grupo con unas características determinadas.

P.ej.: Una chica marroquí que viaja en transporte público es agredida por un joven sin
que haya mediado ninguna conversación ni acción previa que haya podido
desencadenar el ataque. Mientras la ataca, la insulta y menosprecia haciendo alusión a
su origen extranjero.

10. La existencia de antecedentes policiales del presunto autor por hechos similares a
los que conoce el agente de policía.

P.ej.: Al pasar la filiación del presunto autor a la sala, constan antecedentes de


infracciones por motivo de odio o discriminación u otros que podrían estar relacionados.

11. La participación en determinados foros o la utilización de perfiles por parte del


presunto autor en redes sociales para hacer propaganda de determinados actos, o
vanagloriarse, y que haya expresado animadversión, hostilidad o participación en
actos violentos hacia estos colectivos.

P.ej.: El presunto autor tiene un perfil de Facebook donde ha hecho proclamas contra
las personas pobres y donde sigue grupos que son hostiles respecto de este colectivo.

12. La concurrencia de otros hechos delictivos parecidos en la misma área geográfica.

P.ej.: En las últimas semanas, varios negocios del barrio gestionados por personas de
origen chino han aparecido con pintadas que les llaman mafiosos y que les piden que se
marchen a su país.

Si en el transcurso de la actuación policial se identifican algunos de estos indicadores,


no significa que automáticamente se trate de una infracción de odio y discriminación,
pero hay que documentar los hechos para facilitar una tipificación adecuada.

3.2 LA ACTUACIÓN POLICIAL ANTE SITUACIONES DE ODIO Y DISCRIMINACIÓN.

LA PREVENCIÓN.

• 3.2.1.1RELACIONES CON LA COMUNIDAD.

Las organizaciones internacionales coinciden en la idea de que el principal problema en


relación con los incidentes de odio y discriminación es su falta de detección, la cual viene
motivada, en parte, por la falta de denuncia de las víctimas.
En la mayoría de casos, las víctimas no denuncian porque desconfían tanto del sistema
policial como del sistema judicial (piensan que denunciando no conseguirán nada o,
incluso, les puede traer otras consecuencias negativas) o porque desconocen sus
derechos.

Así pues, con el fin de favorecer tanto la prevención como la detección de los incidentes
de odio y discriminación es muy importante que los cuerpos policiales generen un clima
de confianza y complicidad con la ciudadanía en general y, especialmente, con los
colectivos susceptibles de sufrir estas situaciones, con las instituciones públicas que
luchan por la igualdad y la no discriminación, con las asociaciones de víctimas y las
organizaciones no gubernamentales de defensa de los derechos humanos y con los
medios de comunicación.

Por otra parte, también es importante que los cuerpos policiales difundan un mensaje
de rechazo de las conductas que generan odio y discriminación a la población en
general, a fin de que sean proactivos en el rechazo a estas conductas. Asimismo, los
cuerpos policiales tienen que poder llegar a los potenciales infractores y crear un efecto
de prevención a fin de que no realicen estas conductas.

La comunicación, por lo tanto, es una herramienta esencial para la detección y la


prevención de estos tipos de situaciones y, por este motivo, se tienen que establecer
los canales de comunicación fluidos entre los cuerpos policiales y los colectivos
anteriormente mencionados para que esta comunicación sea permanente y
bidireccional, genere respeto y conocimiento recíproco. De esta manera, los cuerpos
policiales podrán conocer la realidad social de su municipio y detectar las necesidades
en materia de seguridad ciudadana y civismo, aplicadas a la prevención de las
infracciones de odio y discriminación.

Los responsables de crear estos canales tendrían que ser las unidades de relaciones con
la comunidad o de proximidad de los respectivos cuerpos policiales, ya que disponen de
la infraestructura, pericia técnica y conocimiento del territorio adecuados para hacerlo.
Algunas de las pautas a seguir por los cuerpos policiales en sus relaciones con la
comunidad son:

a) La creación, en el seno de las unidades de relaciones con la comunidad o de


proximidad y, especialmente, cuando el cuerpo policial no disponga de esta, de la
figura de un interlocutor con la comunidad.

Este interlocutor tiene que conocer su comunidad en toda su diversidad y actuar como
impulsor y dinamizador de las políticas transversales en materia de delitos de odio y
discriminación en toda la organización policial y, a la vez, tiene que hacer de interlocutor
de la policía local con las comunidades susceptibles de sufrir incidentes de odio o
discriminación en el término municipal.

Es posible que algunos ayuntamientos dispongan de mediadores de calle, trabajadores


sociales o agentes cívicos que tengan asignada esta función. Dentro de esta posibilidad,
y aunque estas figuras trabajen transversalmente con la policía local, se considera
igualmente necesaria la existencia de un interlocutor policial.

El hecho de que los miembros de estos colectivos conozcan personalmente a los policías
y los sientan próximos y sensibilizados con su diversidad ayuda a que los tengan como
referentes y les trasladen sus inquietudes y problemáticas.

La identificación de los colectivos susceptibles de sufrir situaciones de odio y


discriminación y de las situaciones de riesgo.

En el marco de la prevención, cada organización policial tiene que poder identificar a los
colectivos susceptibles de sufrir situaciones de odio y discriminación dentro de su
municipio.

Eso permite aportar conocimiento a la organización policial y detectar situaciones


problemáticas que se podrían convertir en hechos más complejos, discriminatorios o
que podrían poner en peligro la integridad física o moral de las víctimas.

Esta información se tiene que recopilar y se tiene que dejar constancia documental de
la misma, mediante las técnicas de policía de proximidad, como son la creación de fichas
de contacto que se tendrán que adecuar a la normativa vigente en materia de
protección de datos de carácter personal. De esta manera, el interlocutor comunitario
podrá implementar diferentes acciones preventivas adaptadas al colectivo destinatario.

El establecimiento del vínculo policía-comunidad y la difusión del mensaje de rechazo


del odio y la discriminación.

Desde las organizaciones policiales se tienen que impulsar iniciativas para informar y
sensibilizar a los diferentes colectivos en situación de vulnerabilidad sobre este tipo de
situaciones con connotaciones de odio y discriminación. Se tienen que dar a conocer sus
derechos y obligaciones legales y promover acciones para favorecer la seguridad
ciudadana, la prevención y la denuncia.

El contenido de estas iniciativas o acciones de sensibilización puede ser, entre otros, la


realización de charlas, reuniones informativas periódicas, la elaboración de trípticos
explicativos, la planificación de operativos específicos ante acontecimientos que
podrían generar situaciones de riesgo... En definitiva, se trata de llevar a cabo un
conjunto de acciones para detectar, evitar y contextualizar estos incidentes como
infracciones de odio o discriminación.

Las visitas, las actuaciones y el resto de intervenciones con la comunidad se tienen que
reflejar mediante las técnicas de entrevista propias de la función policial de proximidad
y se tienen que recopilar para hacer el seguimiento necesario.
• 3.2.1.2 COORDINACIÓN CON OTROS OPERADORES Y ACTORES SOCIALES.

Asimismo, es esencial la coordinación y cooperación permanente y fluida de los cuerpos


de policía local con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado competentes en el
ámbito del municipio, especialmente con sus unidades de relaciones con la comunidad
y de atención a la víctima. En caso de que se produzca un incidente relacionado con el
odio y la discriminación que comporte actuaciones de investigación, el jefe de la policía
local trasladará la información de la que disponga al jefe de la dependencia territorial
de referencia del Cuerpo Nacional de Policía o de la Guardia Civil.

Especialmente importante es compartir los contactos, los recursos y las informaciones


de los que se disponga en esta materia, así como evitar la duplicidad de actuaciones y la
segunda victimización.

Un ejemplo de buenas prácticas en coordinación sería:

- la detección de un caso de acoso homofóbico en un instituto por la policía


local,
- la comunicación del caso a la dependencia territorial de referencia del CNP o
GC, y el tratamiento conjunto del caso, con la realización de charlas en aquel
centro sobre homofobia y prevención de delitos de odio y discriminación.

Se tiene que llevar a cabo la misma tarea con los servicios sociales municipales, servicios
de cultura, centros docentes, medios de comunicación, etc. para intentar conectar el
máximo de información y para coordinar las acciones preventivas, dando un mensaje
homogéneo en la lucha contra el odio y la discriminación.

En este sentido hay que destacar que existen servicios de la Junta de Andalucía o de los
ayuntamientos y de otros organismos de ámbito local de asesoramiento y seguimiento
en esta materia.

GESTIÓN DE LAS SITUACIONES DE ODIO Y DISCRIMINACIÓN.

• 3.2.2.1 ATENCIÓN Y PROTECCIÓN A LA VÍCTIMA.

En la atención a las víctimas de odio y discriminación hay que tener en cuenta que el
autor selecciona a las víctimas por su adscripción a un grupo determinado, hecho que
incrementa su sensación de vulnerabilidad.

Estos delitos de odio se caracterizan, además, por causar un impacto profundo sobre el
grupo con el que la víctima se identifica, ya que son una amenaza dirigida al colectivo al
que pertenecen.

Por lo tanto, todas las actuaciones policiales que se lleven a cabo tienen que ir
orientadas a evitar una segunda victimización.
Ante una actuación policial con víctimas de odio y discriminación, tanto en el lugar de
los hechos como en las dependencias policiales, se deben tener en cuenta las medidas
de actuación que se detallan a continuación:

• Controlar el entorno y adoptar medidas de autoprotección.


• Evitar la coincidencia de la persona presuntamente autora y la víctima en el
mismo espacio físico e intentar rebajar la tensión de la confrontación.
• Identificar a las personas que han intervenido y a los testigos.
• Valorar la conveniencia de hacer cacheos superficiales a las personas que han
intervenido.
• Reservar un espacio adecuado para atender a la víctima y preservar su intimidad
a fin de que se sienta cómoda.
• Realizar una escucha activa mostrando interés por el testimonio de la víctima.
• No minimizar los hechos que relata.
• Proporcionar a la víctima un trato respetuoso, profesional, individualizado y no
discriminatorio. Para determinar cuáles son sus necesidades específicas de
atención se tienen que valorar especialmente sus circunstancias personales.
• Actuar con la máxima discreción, confidencialidad e inmediatez posibles.
• Actuar el menor número de veces posible con el fin de evitar la revictimización.
• En las comunicaciones e interacciones con las víctimas y su entorno se debe ser
especialmente cuidadoso con el lenguaje utilizado.
• Utilizar un lenguaje claro, sencillo y accesible a la víctima. Se deben tener en
cuenta especialmente las necesidades de los menores de edad o de las personas
con discapacidad visual, auditiva o intelectual.
• Proporcionar la traducción e interpretación a una lengua que la víctima
comprenda.
• Facilitar el derecho de las víctimas a estar acompañadas por una persona de su
elección.
• Facilitar las gestiones para contactar con familiares, amistades o servicios que la
víctima solicite con el fin de asegurar la propia protección, de los hijos o de otras
personas.
• Informar de la importancia de denunciar los hechos, de los derechos que la
asisten, las acciones que puede emprender y de los servicios especializados que
pueden prestar asistencia a la víctima.
• En caso de que se tenga que escuchar en declaración a un menor de
edad (exploración), o cuando este quiera presentar una denuncia, se tiene que
hacer en presencia de sus padres, tutores, familiares o representantes legales.
• Si no se localiza a ningún familiar, se tiene que poner en conocimiento del
Ministerio Fiscal de guardia a fin de que pueda ejercer la tutela del menor
mientras es oído en declaración (exploración).
• En casos graves y en aquellos en los que la víctima no se pueda desplazar con sus
propios medios ni tenga ningún familiar o persona de su entorno que la pueda
acompañar, hacer el acompañamiento a un centro sanitario.
• Solicitar que el centro sanitario documente mediante imágenes las lesiones que
presenta la víctima.
• Informar al personal facultativo que atienda a la víctima sobre la conveniencia
de que se haga constar en el informe el estado emocional de la víctima. En caso
de que no sea posible, los agentes tienen que dejar constancia en la
documentación policial del estado emocional de la víctima.

• 3.2.2.2 ACTUACIONES CON LA PERSONA PRESUNTAMENTE AUTORA.

Las actuaciones con las personas presuntamente autoras de las infracciones de odio y
discriminación se tienen que regir por los mismos principios que se aplican al resto de
presuntos autores.

La única diferencia es la relativa a cómo se llevan a cabo sobre estas personas las
diligencias de investigación tendentes a asegurar y demostrar que nos encontramos
ante una infracción motivada por el odio y la discriminación.

Así pues, hay que prestar una especial atención a la indumentaria, los comentarios y el
entorno que rodea a la persona presuntamente autora, y recoger debidamente todos
estos indicios de una manera exhaustiva.

No obstante, puede haber personas que pertenecen a algún colectivo específico o que
tienen unas características diferenciadas del resto y a quienes, por lo tanto, se tiene que
dispensar un trato determinado de acuerdo con sus características personales, con la
finalidad de garantizar los derechos y libertades, de la manera más efectiva.

Algunos de los ejemplos podrían ser las personas transexuales, pero también lo pueden
ser las personas practicantes de determinadas religiones, como la musulmana o la sij, o
las pertenecientes a minorías étnicas con rasgos físicos diferenciados...

El procedimiento operativo policial que se aplica al presunto autor de una infracción


tiene varias fases, en las que el factor de la diversidad puede estar presente, y que se
tienen que abordar por los agentes con el máximo respeto a los derechos
fundamentales de las personas. Algunos ejemplos de cómo afrontar algunas de estas
situaciones:

- Identificación.

La fase de identificación de las personas sospechosas de haber cometido una


infracción administrativa o penal, en ocasiones, puede ser susceptible de
generar situaciones de discriminación. El agente de policía tiene que evitar
identificar a partir de estereotipos, sin ninguna razón objetiva.

En la práctica de la identificación se tienen que respetar estrictamente los


principios de proporcionalidad, igualdad de trato y no discriminación por razón
de nacimiento, nacionalidad, origen nacional o étnico, sexo, religión o
creencias, edad, discapacidad, orientación o identidad sexual, opinión o
cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
P.ej.: Si en un barrio se produce un robo con intimidación, sería discriminatorio
identificar a un grupo de personas de una etnia minoritaria que estén
charlando en los bancos de un parque, si previamente la víctima no ha descrito
al presunto autor como perteneciente a esta minoría.

En cambio, la identificación estaría justificada si la descripción que aporta la


víctima de la persona presuntamente autora coincide con el aspecto de las
personas de este colectivo, y si, además, concurren otras circunstancias, como
que estén próximas al lugar del hecho, estén dentro del mismo rango de edad,
vistan de la misma manera, etc.

- Cacheo.

La diversidad de las personas hace que el cacheo plantee situaciones no


especificadas en la normativa general.

Si bien la legislación establece que hombres y mujeres tienen que ser


registrados por una persona del mismo sexo, hay que tener en cuenta que las
identidades o expresiones de género y las orientaciones sexuales diversas han
matizado este planteamiento.

En este sentido, para garantizar la mínima injerencia en la intimidad y dignidad


de la persona afectada, en el caso de las personas transgénero llevará a cabo el
cacheo un hombre o una mujer según la voluntad manifestada por la persona
registrada de acuerdo con la identidad sentida y sin tener en cuenta el sexo que
consta en su documento identificativo.

P.ej.: El cacheo de una persona transexual, no lo efectúa una agente mujer o un


agente hombre según el género que conste en el documento identificativo de
esta persona, ni siquiera según si tiene unos órganos genitales u otros.
Simplemente, se hace de acuerdo con la identidad sentida manifestada por la
persona a registrar.

Por otra parte, como en cualquier otro caso, cuando la situación sea de grave
peligro para los agentes, para la persona identificada o para terceros, como por
ejemplo la sospecha de tenencia de armas de fuego, tiene que efectuar el
cacheo el agente actuante, sin esperar la llegada de terceros e
independientemente de su sexo.

Otro supuesto que puede plantear dudas, a modo de ejemplo, es el cacheo de


personas, que, por su pertenencia a una religión determinada, puedan llevar
prendas de ropa que tapen partes de su cuerpo como la cabeza.

Si bien se podría pensar que el tratamiento tendría que ser como el de


cualquier persona que lleva una determinada indumentaria, hay que tener
presente que estas prendas de ropa tienen una especial significación en el
ideario religioso de la persona a registrar.
Es por este motivo que, para garantizar el derecho a la libertad religiosa y para
evitar discriminaciones, el cacheo será especialmente cuidadoso y respetuoso
cuando se trate de manipular estas prendas de ropa y de comprobar que bajo
estas o en su interior no pueda haber objetos que puedan comprometer la
seguridad de los agentes actuantes, de las personas identificadas o de terceros.

P. ej.: Cacheo de una persona con velo o con turbante.

- Detención.

Con respecto a la detención, esta se tiene que efectuar de la manera que


menos perjudique a la persona detenida, su imagen y su patrimonio.

Para hacer más efectiva esta previsión genérica, hay que analizar en cada uno
de los casos cuáles son las formas menos perjudiciales de practicar las
detenciones, de acuerdo con la persona a detener.

P.ej.: En el marco de una detención planificada de una persona que sea


miembro destacado de una determinada comunidad religiosa, habrá que evitar
que la detención se practique ante los miembros de esta comunidad.

- Custodia.

La custodia posterior a una detención policial hay que hacerla con una atención
especial, ya que se trata de una situación con una doble complejidad: por una
parte, porque hay un periodo relativamente prolongado durante el cual se
tienen que garantizar todos los derechos a la persona detenida y custodiada
(excepto el de la libertad deambulatoria); por otra parte, existe una situación
de peligrosidad tanto para la persona custodiada como para los agentes que
efectúan la custodia.

Una de las dudas que se pueden generar en esta fase es respecto del tipo de
tratamientos médicos de la persona detenida. Claro está que la persona
detenida tiene derecho a recibir tratamiento médico durante la detención y
custodia, pero se podían plantear ciertas dudas sobre el alcance de estos
tratamientos. En este sentido, hay que dejar claro que, por ejemplo, los
tratamientos médicos y hormonales de los transexuales están incluidos en este
derecho.

Otra duda podría ser con respecto a las prendas de ropa o complementos que
se llevan durante la detención y custodia. En este sentido, solo se privará de las
prendas de vestir que cubran partes del cuerpo como la cabeza cuando estas
puedan ser utilizadas contra la propia vida o la integridad física de terceros.

P.ej.: Los turbantes que llevan los sijs –por el riesgo de ser utilizados para
ahogarse. En todo caso, con el fin de garantizar esta costumbre religiosa, se
intentará sustituirlos por otras maneras de recoger el pelo que no pongan en
riesgo su integridad.

• 3.2.2.3 CONFECCIÓN DE DOCUMENTACIÓN POLICIAL.

Una gran parte de las infracciones de odio y discriminación no llegan a formar parte de
las estadísticas como tales, porque no llegan a entrar en el circuito jurídico o porque
dentro de este se pierden y son tratadas y clasificadas como de otro tipo. Otras, a pesar
de entrar en el circuito adecuado, no pueden llegar a ser castigadas por falta de pruebas.

Este fenómeno se da, entre otras causas, por la inexistencia de un tipo autónomo de
delito o infracción administrativa de odio y discriminación. Además, los indicios de estos
hechos acostumbran a ser “invisibles”, las víctimas pueden tener miedo a denunciar,
puede existir cierto desconocimiento por parte de los diferentes operadores o dificultad
para identificar y perseguir estos tipos de delitos, entre otros factores.

Aparte de la formación interna y de la prevención dirigida a las víctimas, una de las


herramientas más importantes de que dispone la policía para garantizar una
persecución efectiva de las infracciones de odio y discriminación es su minuciosa
investigación. Por este motivo, todas las actuaciones que se practiquen en este sentido
tienen que ser reflejadas documentalmente, para garantizar su efectividad.

Los objetivos de la policía, como primer operador jurídico que entra en contacto con las
infracciones de odio y discriminación, tienen que ser:

a) La rápida detección del hecho, su clasificación adecuada como infracción de odio y


discriminación y su puesta en conocimiento de la autoridad competente.

Para una rápida detección de los hechos es imprescindible tener un conocimiento


detallado de los indicadores para detectar las infracciones de odio y discriminación,
recogidos anteriormente.

Una vez clasificado el hecho como delito o infracción administrativa de odio y


discriminación, en atención a los indicadores que se hayan observado, se confecciona el
atestado, la minuta/comparecencia o el acta de denuncia administrativa, dirigidos a la
autoridad judicial o administrativa, respectivamente.

Es necesario que las unidades instructoras clasifiquen los atestados por delitos de odio
y discriminación en el aplicativo de tramitación del que dispongan y, en caso de no
disponer, mediante el sistema estadístico manual que utilicen.

En el ámbito penal, encontramos las fiscalías especializadas en delitos de odio y


discriminación, que asumen directamente la investigación, ejercicio de acciones penales
en fase de instrucción y de juicio y recurso de este tipo de ilícitos.

Con el fin de garantizar que la fiscalía especializada pueda hacer esta tarea, será
necesario anotar “DELITO DE ODIO” en la diligencia de remisión y en la carátula y
entregar una copia de las diligencias al Servicio de Delitos Odio y Discriminación de la
fiscalía provincial correspondiente, además del resto de copias que se envían
habitualmente.

1. En el ámbito administrativo, sería conveniente, en caso de existencia en el territorio


de acción de servicios de la Junta de Andalucía o de los ayuntamientos y de otros
organismos de ámbito local de asesoramiento y seguimiento, que se produjera una
interlocución fluida en relación con los incidentes de odio y discriminación detectados.

b) La aportación de los indicios suficientes para constituir prueba de que se trata de un


hecho con el componente de odio y discriminación

La agudeza del agente de policía es primordial para poner de manifiesto los elementos
que posteriormente constituirán la prueba del ilícito. Esta tarea corresponde tanto a las
unidades instructoras (cuando recogen la denuncia de la víctima o instruyen las primeras
diligencias de investigación) como a los agentes actuantes a pie de calle (cuando, en
caso de ser testigos del hecho o tener la primera noticia, extienden las actas
correspondientes para plasmar los primeros indicios).

En el ámbito penal, para garantizar la consecución de este objetivo, es necesario que la


redacción de la comparecencia de los denunciantes o de los agentes actuantes y la
redacción de la minuta policial o el atestado, con personas detenidas o sin, recoja de la
manera más amplia posible:

Una descripción del escenario donde se han producido los hechos destacando aquellos
elementos que puedan resultar explicativos sobre la motivación discriminatoria de la
infracción: propaganda, estandartes, banderas, pancartas de determinado signo,
ambiente de ocio frecuentado por colectivos homosexuales, de latinoamericanos...,
proximidad a un centro de culto...

Indicación de la fecha de los hechos por si pudiera tener alguna connotación simbólica
que contribuya a dar significación a los hechos que se han producido o coincide con una
fiesta o celebración relevante para algún colectivo.

En aquellos supuestos en los que la actuación policial se produzca en el momento de los


hechos, se debería obtener la declaración de la víctima y de los testigos que hayan
presenciado los hechos.

• Una descripción de la estética del presunto autor: tatuajes, vestuario y otros


elementos distintivos.
• La reproducción literal de las expresiones vejatorias, actitudes y todo
el comportamiento no verbal del presunto autor antes, durante o después de
cometer la infracción.
• La reproducción literal de las expresiones y actitudes que han podido percibir
los testigos de los hechos.
• La indicación del grado de afectación de la víctima y cómo explica los hechos
sucedidos.
La información sobre aspectos relevantes como la pertenencia, simpatía o
vinculación del presunto autor o de la víctima a colectivos violentos, radicales,
intolerantes, o tradicionalmente enemistados o rivales.

Es necesario adjuntar los documentos siguientes:

1) Reportaje fotográfico del escenario de los hechos o de aquellos elementos que


puedan resultar significativos para explicar los hechos ocurridos.

2) Informe facultativo que refleje las lesiones (acompañado de las fotografías


correspondientes), el estado emocional y el grado de afectación psicológica de la víctima
como resultado de los hechos que ha sufrido.

En el ámbito administrativo, la redacción de denuncia administrativa presentada por el


ciudadano en las dependencias policiales o la redacción del acta o boletín de denuncia
por parte de los agentes actuantes a pie de calle tiene que seguir las pautas
anteriormente descritas.

P.ej.: El artículo X.X de la Ordenanza de medidas para fomentar y garantizar la


convivencia ciudadana en el espacio público del municipio de XXXXXX, dispone: “Queda
prohibida en el espacio público toda conducta de menosprecio a la dignidad de las
personas, así como cualquier comportamiento discriminatorio, sea de contenido
xenófobo, racista, sexista u homófobo, o de cualquier otra condición o circunstancia
personal o social, de hecho, por escrito o de palabra, mediante insultos, burlas,
molestias intencionadas, coacción psíquica o física, agresiones u otras conductas
vejatorias”.

Si unos agentes de la policía local de aquel municipio observaran una discusión entre
dos ciudadanos, en la vía pública, en la que uno de ellos le dice al otro: “Eres un moro
de mierda, a ver si te sacas la túnica asquerosa que llevas”, tendrían que redactar un
acta o boletín de denuncia, identificando al autor, y describir, de manera exhaustiva, no
solo el insulto con componente discriminatorio, sino también el resto de circunstancias
mencionadas con anterioridad con respecto a los hechos penales, como podría ser que
el hecho se haya producido en la entrada de una mezquita, que el autor tenga estética
cabeza rapada...

Algunas de las infracciones administrativas recogen supuestos de hecho muy similares


a las conductas de relevancia penal. Por lo tanto, hay que valorar en cada caso la
gravedad de los hechos para iniciar una vía o la otra.

Hay que tener presente que, en caso de que un hecho constituya claramente un delito
de odio y discriminación y también una infracción administrativa del mismo tipo, deben
iniciarse las dos vías.

Por lo tanto, además de la tramitación del atestado por la vía penal, se tiene que enviar
la documentación relativa a los hechos al órgano administrativo competente, a fin de
que valore el inicio y suspensión del procedimiento administrativo sancionador
correspondiente hasta la resolución del proceso penal, en aplicación del principio non
bis in idem.

1 Es necesario disponer en las agendas de las oficinas de atención al


ciudadano/inspecciones de guardia de las Jefaturas de Policía Local, una relación
actualizada de los datos de contacto de los Servicios de Odio y Discriminación de las
correspondientes fiscalías provinciales de Andalucía.

3.3 CONDUCTAS PENALES Y ADMINISTRATIVAS.

Por una parte, hay que tener en cuenta que el Código Penal no utiliza una nomenclatura
específica que identifique ni los delitos discriminatorios ni los delitos de odio ni tampoco
los regula conjuntamente sino que recoge, en diferentes títulos, una serie de conductas
que pueden ser catalogadas como conductas discriminatorias o incardinarse bajo el
término de “delitos de odio”.

Por otra parte, debe remarcarse que hay tipos penales específicos que prevén estas
motivaciones de odio y discriminación (p. ej.: art. 510, 511 y 512), y en otros casos se
aplica el delito general (p. ej.: lesiones) y es el agravante del artículo 22.4 del Código
Penal el que especifica la motivación de odio y discriminación.

Asimismo, debe tenerse en cuenta que, en la relación de delitos que se recogen a


continuación, hay algunos que son relativamente más frecuentes en el día a día de las
organizaciones policiales y otros más excepcionales, que se recogen igualmente para su
conocimiento.

Con respecto a las infracciones administrativas, debe remarcarse que no hay una
recopilación única de infracciones en materia de odio y discriminación ya que no hay
una ley integral que las regule.

Existe una normativa administrativa fragmentada y de diferente rango legal, como las
ordenanzas municipales de civismo, la Ley 19/2007, contra la violencia, el racismo, la
xenofobia y la intolerancia en el deporte; la Ley 8/2017, para garantizar los derechos, la
igualdad de trato y no discriminación de las personas LGBTI y sus familiares en
Andalucía, entre otras, que establecen infracciones administrativas relativas al odio y la
discriminación.

Dentro de estas infracciones administrativas, hay algunas análogas, que solo se


diferencian por el lugar en el que se produce la infracción. Así, si una misma conducta
discriminatoria tiene lugar en la vía pública o en un campo de fútbol, se tendrá que
denunciar el hecho mediante la ordenanza municipal de civismo (si el municipio dispone
de una) o a través de la Ley contra la violencia en el deporte, respectivamente.
Algunas de estas infracciones recogen supuestos de hecho muy similares a las conductas
de relevancia penal. Por lo tanto, hay que valorar en cada caso la gravedad de los hechos
para iniciar una vía o la otra.
Tal como se ha dicho en apartados anteriores hay que tener presente que, en caso de
que un hecho constituya claramente un delito de odio y discriminación pero también
una infracción administrativa del mismo tipo, deben iniciarse las dos vías, y el órgano
competente acordará la suspensión del procedimiento sancionador administrativo
hasta la resolución del proceso penal en aplicación del principio non bis in idem.

• 3.3.1 CONDUCTAS PENALES.


• 3.3.2 CONDUCTAS ADMINISTRATIVAS.

Por ejemplo, las actas de denuncia levantadas por estas infracciones se tienen que
enviar al Servicio de Juegos, Espectáculos y Actividades Recreativas de la Consejería de
la Presidencia, Administración Pública e Interior de la Junta de Andalucía. En el caso de
infracciones a otras normas administrativas, al órgano sancionador competente.

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