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Él preguntó:
Le dijeron:
Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en hechos y palabras delante
de Dios y de todo el pueblo. 20 Los jefes de nuestros sacerdotes y nuestras
autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo
crucificaran. 21 Nosotros teníamos la esperanza de que él iba a ser el libertador de
Israel, pero ya han pasado tres días desde que sucedió todo esto. 22 Verdad es que
algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de
madrugada al sepulcro 23 y, al no encontrar su cuerpo, volvieron diciendo que
también se les habían aparecido unos ángeles y les habían dicho que él está
vivo. 24 Algunos de los nuestros acudieron después al sepulcro y lo encontraron
todo tal y como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron.
25
Jesús, entonces, les dijo:
— ¡Qué lentos sois para comprender y cuánto os cuesta creer lo dicho por los
profetas! 26 ¿No tenía que sufrir el Mesías todo esto antes de ser glorificado?
27
Y, empezando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó cada
uno de los pasajes de las Escrituras que se referían a él mismo.
28
Cuando llegaron a la aldea adonde se dirigían, Jesús hizo ademán de seguir
adelante. 29 Pero ellos le dijeron, insistiendo mucho:
— ¿No nos ardía ya el corazón cuando conversábamos con él por el camino y nos
explicaba las Escrituras?
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En el mismo instante emprendieron el camino de regreso a Jerusalén, donde
encontraron reunidos a los Once y a todos los demás, 34 que les dijeron:
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Ellos, por su parte, contaron también lo que les había sucedido en el camino y
cómo habían reconocido a Jesús cuando partía el pan.
— ¿Por qué os asustáis y por qué dudáis tanto en vuestro interior? 39 Mirad mis
manos y mis pies: soy yo mismo. Tocadme y miradme. Los fantasmas no tienen
carne ni huesos, como veis que yo tengo.
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Al decir esto, les mostró las manos y los pies. 41 Pero aunque estaban llenos de
alegría, no se lo acababan de creer a causa del asombro. Así que Jesús les
preguntó:
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Le ofrecieron un trozo de pescado asado, 43 que él tomó y comió en presencia de
todos. 44 Luego les dijo:
— Cuando aún estaba con vosotros, ya os advertí que tenía que cumplirse todo lo
que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en
los salmos.
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Entonces abrió su mente para que comprendieran el sentido de las Escrituras. 46 Y
añadió:
— Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día; 47 y
también que en su nombre se ha de proclamar a todas las naciones, comenzando
desde Jerusalén, un mensaje de conversión y de perdón de los pecados. 48 Vosotros
sois testigos de todas estas cosas. 49 Mirad, yo voy a enviaros el don prometido por
mi Padre. Quedaos aquí, en Jerusalén, hasta que recibáis la fuerza que viene de
Dios.
Conclusión (24,50-52)
Al inicio del video, el P. Patton narra que se encuentra en el edículo del Santo
Sepulcro, el espacio donde “se encontraba la tumba excavada en la roca, que
José de Arimatea había preparado para sí mismo y que pone a disposición para la
sepultura de Jesús”.
Indicó que en ese lugar se colocó el cuerpo de Cristo tras su muerte y que al
tercer día, María Magdalena junto con las mujeres, y posteriormente Pedro y Juan,
lo encontraron vacío.
“A partir de estos pocos y pobres signos, el discípulo amado consiguió pasar del
simple ver al creer. Creer que en un instante de luz Jesús venció a la muerte y
llevó nuestra humanidad, nuestra carne, a la vida misma de Dios”, comentó el P.
Patton.
“Aquí, en el lugar de la resurrección, es nuestra vida humana, frágil y mortal, la
que entra en la dimensión de la eternidad, que se convierte en vida en Dios, que
va más allá de la experiencia de la muerte y llega a la plenitud de la vida”,
prosiguió.
El Custodio de Tierra Santa destacó que así como el vientre de la Virgen María fue
“el lugar físico a través del cual Dios entra en el tiempo con la encarnación de Su
Hijo”, el Santo Sepulcro también es “como un vientre en el cual nuestra humanidad
comienza a vivir en Dios, a partir del instante en el que Jesús, el Hijo de Dios
encarnado, resucita”.
“Este es el motivo por el que esta tumba vacía es tan importante para nosotros y
es la base de nuestra fe y de nuestra esperanza. Tras la resurrección de Jesús,
aquí, sabemos con certeza que la muerte ha sido vencida, sabemos que la muerte
no tiene la última palabra sobre nuestra vida y sobre la vida de las personas a las
que amamos; sabemos que hay Alguien que es más fuerte que la muerte misma”,
expresó.
En ese sentido, el P. Patton afirmó que “en el transcurso de toda la historia
humana, ningún descubrimiento será más importante que este y nada puede
cambiar nuestra vida como este hecho”.
“Tanto si vivimos a pocos pasos o nos encontramos a miles de kilómetros de este
lugar santo, el día de Pascua estamos todos aquí, en esta tumba vacía. Y aquí
depositamos todo lo que en nuestra vida nos habla de muerte, aquí aprendemos a
reconocer los signos de resurrección que Jesús nos hace vislumbrar, aquí
aprendemos a creer que tomados de la mano de Jesús resucitado también
nosotros podemos vivir en Dios”, concluyó.
Por otro lado, los líderes cristianos de Jerusalén manifestaron en su mensaje por
Pascua que la resurrección de Cristo “es un recordatorio constante de que los
poderes del mal y la muerte no derrotarán a la vida, sino que la vida tiene victoria
sobre la muerte y la oscuridad”.
Entonces, ¿por qué su vida y enseñanzas todavía generan tal interés hoy?
Muchos escépticos dicen que creer en un Cristo resucitado no es más que un acto ciego
de fe con poca o ninguna base en la verdad.
Sin embargo, al ser confrontados con los hechos, aquellos que son intelectualmente
honestos se han visto forzados a admitir que la Resurrección es un evento histórico
basado en pruebas irrefutables.
En mi viaje espiritual del agnosticismo a la fe en Cristo, yo, como muchas personas, tuve
un problema con la Resurrección.
Evidencia de la Resurrección
“El Evangelio nos dice que antes de que Jesucristo ascendiera al gozo, él sufrió
dolor y antes de que entrara a la gloria, fue crucificado. Encomendamos a Dios
Todopoderoso a las personas que están caminando por la vía de la cruz para que
encuentren esperanza, paz y vida”, señalaron en la misiva difundida en el sitio web
del Patriarcado Latino de Jerusalén.
“Oramos por quienes están sufriendo en nuestra región y en todo el mundo y
también por todos aquellos que sufren en silencio: por los refugiados, los que
buscan asilo y los desplazados; por los que viven bajo la opresión, por los que
tienen necesidades y privaciones, por las víctimas de la violencia y discriminación
y por todos los que luchan por la justicia y la reconciliación”, agregaron.
Este artículo fue publicado originalmente po
Significado de la Resurrección
La Resurrección confirma que Jesús es quien dijo ser. Consideremos la magnitud de este
evento:
La Resurrección demostró que Cristo era divino. El hecho de que Jesucristo murió
en la cruz no prueba en sí mismo que Él es Dios. Jesús demostró su deidad
cumpliendo las profecías de su muerte y por su regreso de la tumba. La Biblia
declara que "y quedó demostrado que era el Hijo de Dios cuando fue resucitado de
los muertos mediante el poder del Espíritu Santo" (Romanos 1: 4, NTV).
La Resurrección demostró el poder de Cristo para perdonar el pecado. La Biblia
afirma: "Si Cristo no resucitó, tu fe no tiene valor, aún estás en tus pecados" (1
Corintios 15:17). Al resucitar de los muertos, Jesús demostró su autoridad y poder
para romper los lazos del pecado y asegurar el perdón y la vida eterna a todos los
que aceptan su regalo de salvación.
La Resurrección reveló el poder de Cristo sobre la muerte. La Biblia registra:
"Sabemos que Jesucristo resucitó, y que nunca más volverá a morir, pues la
muerte ya no tiene poder sobre Él" (Romanos 6: 9, TLA). La Resurrección también
aseguró nuestra victoria sobre la muerte y "nos levantó de los muertos junto con
Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo
Jesús" (Efesios 2: 6, NTV).
La Resurrección derrotó al enemigo de Dios. Desde el momento de su rebelión
original hasta el día de la Cruz, el diablo luchó cruelmente y astutamente para
derrocar al reino de Dios. Satanás debió haber pensado que había dado el golpe
final y decisivo en esta guerra milenaria. Pero este fue el error de cálculo más grave
del diablo. La cruz fue el triunfo del cielo. Y cuando Jesucristo se levantó, el poder
del pecado y la muerte quedaron para siempre destrozados. Debido a la
Resurrección, los cristianos nunca deben temer a Satanás ni a la muerte
nuevamente.
Finalización de la redención
Durante 40 días después de Su muerte y resurrección, Cristo apareció muchas veces a
Sus seguidores.
En una ocasión, reunió a sus 11 discípulos restantes en una montaña en Galilea y les dio
su Gran Comisión.
Él dijo: "Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os
mandé; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días" ( Mateo 28: 19,20).
Más tarde, el Libro de los Hechos registra que, en el Monte de los Olivos, amonestó a sus
discípulos a esperar en Jerusalén hasta que fueron llenos del Espíritu Santo y luego
llevar su mensaje a Jerusalén, Judea, Samaria y hasta los confines del mundo. (Hechos
1: 4,5,8).