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Evangelio según san Juan (20, 1-9) Gloria a ti, Señor.

El primer día después del sábado,


estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo
cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a
quien Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde
lo habrán puesto”. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban
corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al
sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró. En eso
llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló
los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús,
puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró
también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque
hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía
resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús

En el camino de Emaús (Mc 16,12-13)


13 
Ese mismo día, dos de los discípulos se dirigían a una aldea llamada Emaús,
distante unos once kilómetros de Jerusalén. 14 mientras iban hablando de los
recientes acontecimientos, 15 conversando y discutiendo entre ellos, Jesús mismo se
les acercó y se puso a caminar a su lado. 16 pero tenían los ojos tan ofuscados que
no lo reconocieron. 17 entonces Jesús les preguntó:

— ¿Qué es eso que discutís mientras vais de camino?

Se detuvieron con el semblante ensombrecido, 18 y uno de ellos, llamado Cleofás, le


contestó:

— Seguramente tú eres el único en toda Jerusalén que no se ha enterado de lo que


ha pasado allí estos días.

19 
Él preguntó:

— ¿Pues qué ha pasado?

Le dijeron:

 Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en hechos y palabras delante
de Dios y de todo el pueblo. 20 Los jefes de nuestros sacerdotes y nuestras
autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo
crucificaran. 21 Nosotros teníamos la esperanza de que él iba a ser el libertador de
Israel, pero ya han pasado tres días desde que sucedió todo esto. 22 Verdad es que
algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de
madrugada al sepulcro 23 y, al no encontrar su cuerpo, volvieron diciendo que
también se les habían aparecido unos ángeles y les habían dicho que él está
vivo. 24 Algunos de los nuestros acudieron después al sepulcro y lo encontraron
todo tal y como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron.

25 
Jesús, entonces, les dijo:

— ¡Qué lentos sois para comprender y cuánto os cuesta creer lo dicho por los
profetas! 26 ¿No tenía que sufrir el Mesías todo esto antes de ser glorificado?

27 
Y, empezando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó cada
uno de los pasajes de las Escrituras que se referían a él mismo.

28 
Cuando llegaron a la aldea adonde se dirigían, Jesús hizo ademán de seguir
adelante. 29 Pero ellos le dijeron, insistiendo mucho:

— Quédate con nosotros, porque atardece ya y la noche se echa encima.

Él entró y se quedó con ellos. 30 Luego, cuando se sentaron juntos a la mesa, Jesús


tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio. 31 En aquel momento se les
abrieron los ojos y lo reconocieron; pero él desapareció de su vista. 32 Entonces se
dijeron el uno al otro:

— ¿No nos ardía ya el corazón cuando conversábamos con él por el camino y nos
explicaba las Escrituras?

33 
En el mismo instante emprendieron el camino de regreso a Jerusalén, donde
encontraron reunidos a los Once y a todos los demás, 34 que les dijeron:

— Es cierto que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.

35 
Ellos, por su parte, contaron también lo que les había sucedido en el camino y
cómo habían reconocido a Jesús cuando partía el pan.

Jesús se aparece a los discípulos (Mt 28,16-20; Mc 16,14-18; Jn 20,19-


23)
36 
Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de
ellos y les dijo:

— ¡La paz sea con vosotros!


37 
sorprendidos y muy asustados, creían estar viendo un fantasma. 38 Pero Jesús les
dijo:

— ¿Por qué os asustáis y por qué dudáis tanto en vuestro interior? 39 Mirad mis
manos y mis pies: soy yo mismo. Tocadme y miradme. Los fantasmas no tienen
carne ni huesos, como veis que yo tengo.

40 
Al decir esto, les mostró las manos y los pies. 41 Pero aunque estaban llenos de
alegría, no se lo acababan de creer a causa del asombro. Así que Jesús les
preguntó:

— ¿Tenéis aquí algo de comer?

42 
Le ofrecieron un trozo de pescado asado, 43 que él tomó y comió en presencia de
todos. 44 Luego les dijo:

— Cuando aún estaba con vosotros, ya os advertí que tenía que cumplirse todo lo
que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en
los salmos.

45 
Entonces abrió su mente para que comprendieran el sentido de las Escrituras. 46 Y
añadió:

— Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día; 47 y
también que en su nombre se ha de proclamar a todas las naciones, comenzando
desde Jerusalén, un mensaje de conversión y de perdón de los pecados. 48 Vosotros
sois testigos de todas estas cosas. 49 Mirad, yo voy a enviaros el don prometido por
mi Padre. Quedaos aquí, en Jerusalén, hasta que recibáis la fuerza que viene de
Dios.

Conclusión (24,50-52)

Ascensión de Jesús al cielo (Mc 16,19; Hch 1,9-11)


50 
Más tarde, Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta las cercanías de Betania. Allí,
levantando las manos, los bendijo. 51 Y, mientras los bendecía, se separó de ellos y
fue llevado al cielo. 52 Ellos, después de adorarlo, regresaron a Jerusalén llenos de
alegría. 53 Y estaban constantemente en el Templo bendiciendo a Dios.

Al inicio del video, el P. Patton narra que se encuentra en el edículo del Santo
Sepulcro, el espacio donde “se encontraba la tumba excavada en la roca, que
José de Arimatea había preparado para sí mismo y que pone a disposición para la
sepultura de Jesús”.
Indicó que en ese lugar se colocó el cuerpo de Cristo tras su muerte y que al
tercer día, María Magdalena junto con las mujeres, y posteriormente Pedro y Juan,
lo encontraron vacío.
“A partir de estos pocos y pobres signos, el discípulo amado consiguió pasar del
simple ver al creer. Creer que en un instante de luz Jesús venció a la muerte y
llevó nuestra humanidad, nuestra carne, a la vida misma de Dios”, comentó el P.
Patton.
“Aquí, en el lugar de la resurrección, es nuestra vida humana, frágil y mortal, la
que entra en la dimensión de la eternidad, que se convierte en vida en Dios, que
va más allá de la experiencia de la muerte y llega a la plenitud de la vida”,
prosiguió.

El Custodio de Tierra Santa destacó que así como el vientre de la Virgen María fue
“el lugar físico a través del cual Dios entra en el tiempo con la encarnación de Su
Hijo”, el Santo Sepulcro también es “como un vientre en el cual nuestra humanidad
comienza a vivir en Dios, a partir del instante en el que Jesús, el Hijo de Dios
encarnado, resucita”.
“Este es el motivo por el que esta tumba vacía es tan importante para nosotros y
es la base de nuestra fe y de nuestra esperanza. Tras la resurrección de Jesús,
aquí, sabemos con certeza que la muerte ha sido vencida, sabemos que la muerte
no tiene la última palabra sobre nuestra vida y sobre la vida de las personas a las
que amamos; sabemos que hay Alguien que es más fuerte que la muerte misma”,
expresó.
En ese sentido, el P. Patton afirmó que “en el transcurso de toda la historia
humana, ningún descubrimiento será más importante que este y nada puede
cambiar nuestra vida como este hecho”.
“Tanto si vivimos a pocos pasos o nos encontramos a miles de kilómetros de este
lugar santo, el día de Pascua estamos todos aquí, en esta tumba vacía. Y aquí
depositamos todo lo que en nuestra vida nos habla de muerte, aquí aprendemos a
reconocer los signos de resurrección que Jesús nos hace vislumbrar, aquí
aprendemos a creer que tomados de la mano de Jesús resucitado también
nosotros podemos vivir en Dios”, concluyó.
Por otro lado, los líderes cristianos de Jerusalén manifestaron en su mensaje por
Pascua que la resurrección de Cristo “es un recordatorio constante de que los
poderes del mal y la muerte no derrotarán a la vida, sino que la vida tiene victoria
sobre la muerte y la oscuridad”.

Por qué podría interesarte la resurrección?


Explica la evidencia y el significado de la resurrección
Bill Bright 9 Minute Read
Cada día más y más personas están echando un vistazo - algunos, un segundo vistazo -
en la persona histórica de Jesús de Nazaret.

Entonces, ¿por qué su vida y enseñanzas todavía generan tal interés hoy?

Lo que encontré en mi búsqueda


Para empezar, todo en Él era único: las profecías de su venida. Su nacimiento. Su vida.
Sus enseñanzas Sus milagros. Su muerte. Y especialmente Su resurrección.

Es el evento más significativo de la historia.

La validez de las afirmaciones de Jesús sobre Sí mismo descansa en la Resurrección, ya


sea que resucitó de entre los muertos o que se quedó en la tumba.

Muchos escépticos dicen que creer en un Cristo resucitado no es más que un acto ciego
de fe con poca o ninguna base en la verdad.

Sin embargo, al ser confrontados con los hechos, aquellos que son intelectualmente
honestos se han visto forzados a admitir que la Resurrección es un evento histórico
basado en pruebas irrefutables.

En mi viaje espiritual del agnosticismo a la fe en Cristo, yo, como muchas personas, tuve
un problema con la Resurrección.

Pero mi estudio personal me llevó a la firme convicción de que una resurrección


corporal es la única explicación de la tumba vacía de Cristo.

Varias evidencias me ayudaron a llegar a esta conclusión.

Evidencia de la Resurrección

 Primero, Cristo predijo su resurrección. La Biblia registra: "Desde entonces


comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y sufrir
muchas cosas ... y que era necesario que lo mataran y que al tercer día resucitara"
(Mateo 16:21 NVI). Aunque sus seguidores no entendieron lo que les estaba
diciendo en ese momento, recordaron Sus palabras y las grabaron.
 Segundo, Jesús hizo numerosas apariciones a sus seguidores. Él consoló a los
dolientes fuera de su tumba el domingo por la mañana. En el camino a Emaús,
explicó cosas acerca del Sí mismo del Antiguo Testamento. Más tarde, comió en su
presencia y los invitó a tocarlo. La Escritura registra que Jesús fue visto por más de
500 al mismo tiempo. Algunos pueden argumentar que algunas personas podrían
haber aceptado un engaño, pero ¿cómo se puede explicar la colaboración de 500
personas?
 Tercero, la fe implacable de los discípulos me convence de la Resurrección.
Aquellos discípulos que una vez tuvieron tanto miedo de desertar de su Señor
ahora proclamaron valientemente esta noticia, arriesgando sus vidas para
predicar. Su comportamiento audaz y valiente no tiene sentido a menos que
supieran con absoluta certeza que Jesús había resucitado de entre los muertos.
 Cuarto, el crecimiento de la iglesia cristiana confirma la Resurrección. El primer
sermón de Pedro, que trató sobre la resurrección de Cristo, incitó a la gente a
recibirlo como su Salvador viviente. Lucas registra los resultados emocionantes:
"Ese día se añadieron unas tres mil almas" (Hechos 2:41). Y ese grupo de creyentes
se ha multiplicado hasta ahora y llega a todo el mundo. Hoy, hay cientos de
millones de creyentes.
 Finalmente, el testimonio de cientos de millones de vidas transformadas a través
de los siglos muestra el poder de la Resurrección. Muchos han sido liberados de
adicciones. Los indigentes y desesperanzados han encontrado esperanza.
Matrimonios rotos han sido restaurados. La prueba más concluyente para la
resurrección de Jesucristo es que Él está viviendo dentro de los creyentes hoy, en
toda su vida resucitada y su poder transformador.

La Resurrección separa el cristianismo. Ningún otro líder religioso ha roto el poder de la


muerte y ha conquistado el pecado.

“El Evangelio nos dice que antes de que Jesucristo ascendiera al gozo, él sufrió
dolor y antes de que entrara a la gloria, fue crucificado. Encomendamos a Dios
Todopoderoso a las personas que están caminando por la vía de la cruz para que
encuentren esperanza, paz y vida”, señalaron en la misiva difundida en el sitio web
del Patriarcado Latino de Jerusalén.
“Oramos por quienes están sufriendo en nuestra región y en todo el mundo y
también por todos aquellos que sufren en silencio: por los refugiados, los que
buscan asilo y los desplazados; por los que viven bajo la opresión, por los que
tienen necesidades y privaciones, por las víctimas de la violencia y discriminación
y por todos los que luchan por la justicia y la reconciliación”, agregaron.
Este artículo fue publicado originalmente po

Significado de la Resurrección
La Resurrección confirma que Jesús es quien dijo ser. Consideremos la magnitud de este
evento:
 La Resurrección demostró que Cristo era divino. El hecho de que Jesucristo murió
en la cruz no prueba en sí mismo que Él es Dios. Jesús demostró su deidad
cumpliendo las profecías de su muerte y por su regreso de la tumba. La Biblia
declara que "y quedó demostrado que era el Hijo de Dios cuando fue resucitado de
los muertos mediante el poder del Espíritu Santo" (Romanos 1: 4, NTV).
  La Resurrección demostró el poder de Cristo para perdonar el pecado. La Biblia
afirma: "Si Cristo no resucitó, tu fe no tiene valor, aún estás en tus pecados" (1
Corintios 15:17). Al resucitar de los muertos, Jesús demostró su autoridad y poder
para romper los lazos del pecado y asegurar el perdón y la vida eterna a todos los
que aceptan su regalo de salvación.
 La Resurrección reveló el poder de Cristo sobre la muerte. La Biblia registra:
"Sabemos que Jesucristo resucitó, y que nunca más volverá a morir, pues la
muerte ya no tiene poder sobre Él" (Romanos 6: 9, TLA). La Resurrección también
aseguró nuestra victoria sobre la muerte y "nos levantó de los muertos junto con
Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo
Jesús" (Efesios 2: 6, NTV).
 La Resurrección derrotó al enemigo de Dios. Desde el momento de su rebelión
original hasta el día de la Cruz, el diablo luchó cruelmente y astutamente para
derrocar al reino de Dios. Satanás debió haber pensado que había dado el golpe
final y decisivo en esta guerra milenaria. Pero este fue el error de cálculo más grave
del diablo. La cruz fue el triunfo del cielo. Y cuando Jesucristo se levantó, el poder
del pecado y la muerte quedaron para siempre destrozados. Debido a la
Resurrección, los cristianos nunca deben temer a Satanás ni a la muerte
nuevamente.

Finalización de la redención
Durante 40 días después de Su muerte y resurrección, Cristo apareció muchas veces a
Sus seguidores.

En una ocasión, reunió a sus 11 discípulos restantes en una montaña en Galilea y les dio
su Gran Comisión.

Él dijo: "Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os
mandé; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días" ( Mateo 28: 19,20).

Más tarde, el Libro de los Hechos registra que, en el Monte de los Olivos, amonestó a sus
discípulos a esperar en Jerusalén hasta que fueron llenos del Espíritu Santo y luego
llevar su mensaje a Jerusalén, Judea, Samaria y hasta los confines del mundo. (Hechos
1: 4,5,8).

Inmediatamente después, se elevó hacia el cielo y desapareció en las nubes, dejando a


los discípulos que lo observaban maravillados.
La ascensión de Cristo fue el acto final en el drama de la redención. Completada su
misión, Jesucristo fue exaltado a su gloria anterior.

La resurrección de Jesucristo se ubica como el evento más revolucionario de la historia.

No se puede negar que sacudió al mundo en su día.

Pero su vida configuró dramáticamente el curso de la historia en nuestro tiempo.

La resurrección es la prueba final de que Jesucristo es quien decía ser.

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