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domingo, 21 de abril de 2019

JESÚS ES EL HIJO DE DIOS


¡Resucitó !

Texto: Marcos 16:1-8

Título: Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado.

Introducción:
Por años hemos escuchado una evangelización centrada en el hombre, y fundamentada
en cinco puntos que son los siguientes: 1. Dios te ama y tiene un plan maravilloso para ti (Juan
3:16); 2. Pero este plan no puede llevarse a cabo porque el pecado hace división entre Dios y
nosotros (Romanos 3:23); 3. Más Dios muestra su amor por nosotros que envío a su Hijo
Jesucristo a morir por nuestros pecados (Romanos 5:8); 4. Solo acepta en tu corazón a Cristo
para que él perdone tus pecados (Juan 1:12; Apo. 3:20) Si la respuesta es sí quiero aceptar a
Cristo en mi corazón, entonces se lleva a la persona a repetir una oración de fe o del pecador.
5. Al realizar este oración haz pasado de muerte a vida, Dios ya a escrito tu nombre en su libro
de la vida. Lo que ahora tienes que hacer es congregarte en una iglesia donde se predique la
palabra de Dios; llevar una vida diaria de oración; y contarle a otros acerca de como Cristo
perdonó todos tus pecados (Hebreos 10:24-25) ¿Cual doctrina fundamental falta en este
método de evangelismo? La resurrección de Cristo. La resurrección de Cristo es la garantía de
que somos declarados justificados por Dios; por la perfecta obediencia de Cristo a la ley de
Dios. Romanos 4: 24    "sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada,
esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, 25  el cual
fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.”

1. Las mujeres van al sepulcro a ungir el cuerpo del Señor y se llevan una
sorpresa. v1-4
“Cuando pasó el día de reposo,* María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé,
compraron especias aromáticas para ir a ungirle. Y muy de mañana, el primer día de la semana,
vinieron al sepulcro, ya salido el sol. Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la
entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande.”

Ya había pasado el día de reposo, eran después de las seis de la tarde del día sábado; y
María magdalena; María la madre de Jacobo; y Salomé se disponen a ir al mercado a comprar
especias aromáticas o aromas para preparar un ungüento, y llevar a cabo la unción del
cadáver, algo que no pudieron realizar el día viernes por falta de tiempo.

Ya todo listo, el día domingo, el primer día de la semana, salen muy de mañana al sepulcro.
En en capitulo 15: 47 encontramos que ellas o por lo menos alguna de ellas, han visto donde
había sido puesto el cuerpo de Jesús.

Aunque estaba muy oscuro cuando ellas salieron con dirección a la tumba de Jesús, para
cuando ellas llegaron al lugar, el sol ya había salido (v2s).

Mientras ellas se dirigían al lugar del sepulcro, un tema que era muy preocupante para ellas,
era la gran piedra que funcionaba como puerta de entrada a la tumba. El versículo 3 dice:
“Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?” Ellas sabían
que José de Arimatea había resguardado o cerrado el sepulcro con una piedra “…que era muy
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grande…” Ellas no estaban enteradas que los lideres religiosos habían sellado la entrada a la
tumba, y que se había enviado un grupo de soldados romanos para cuidar que nadie tomara el
cuerpo de Jesús (Mateo 27:62-66) Su única preocupación era la gran piedra a la entrada del
sepulcro.

También nos podemos dar cuenta que ellas no tenían en su pensamiento las palabras de
Cristo, donde prometía resucitar al tercer día. Estas mujeres pensaban aún encontrar el cuerpo
de Jesús en aquel sepulcro, y encontrarlo ya en un proceso de descomposición ¿Cómo nos
damos cuenta de esto? Si ellas estuvieran conscientes de la resurrección de Cristo, ¿Para que
las especias aromáticas entonces?

Ellas no sabían del terremoto que se produjo temprano esa mañana, ni de la llegada del
ángel que hizo rodar la piedra y dejo pasmados a los soldados, quienes en última estancia
salieron huyendo del lugar (Mt. 28:2-4)

Para sorpresa de las mujeres, cuando llegaron a la tumba, miraron que la piedra había sido
removida, y cuando entraron al sepulcro, lo encontraron vacío.

¿Cuantos grupos de personas sabían que el sepulcro estaba vacío? Primero el grupo de
soldados romanos que fueron enviados para resguardar que nadie robara el cuerpo de Jesús
(Mateo 28,11), Segundo las mujeres (Lc. 24:3) Tercero Pedro y Juan (Jn 20:6-7).

Es importante señalar que los enemigos de Jesús no discutieron el hecho de que la tumba
estaba vacía, lo que ellos hicieron fue sobornar a los soldados para que mintieran y dijeran que
los discípulos habían robado el cuerpo (Mateo 28:11-15) ¿Qué nos muestran estos hechos?
Qué la resurrección de Cristo fue un hecho real, por tanto, Jesús es quien dijo ser: El Hijo de
Dios.

Aquellas mujeres caminaron con especias aromáticas en sus manos, esperando encontrar
el cuerpo de Cristo en la tumba. Cual fue su sorpresa: ¡Jesús había resucitado !
2. Las mujeres reciben el mensaje de que Cristo resucitó por labios de un
ser celestial. v5-7
Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una
larga ropa blanca; y se espantaron. 6  Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno,
el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron. 7  Pero
id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como
os dijo.

Aquellas mujeres, confundidas por lo que estaba sucediendo, vieron a un joven sentado al
lado derecho, entonces ellas pasaron de estar confundidas a estar espantadas. Esto indica
que cayeron postradas con el rostro en la tierra. Pero ellas recibieron esperanza y consuelo
departe de aquellos seres celestiales: “No os asustéis…” v6
Notemos que fueron ángeles los que trajeron nuevas de gran gozo en el nacimiento de
Jesús (Lucas 2:10-15), y los vemos aquí nuevamente, anunciando la maravillosa verdad de la
resurrección. El mensaje de los ángeles fue el siguiente:

“…buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar
en donde le pusieron. Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros
a Galilea; allí le veréis, como os dijo.”

Ellas debieron haber anticipado la resurrección de Jesús, ya que él lo había prometido a lo


largo de su ministerio público. Pero no fue hasta que el ángel les explica lo sucedido que “ellas
se acordaron de las palabras de Cristo ( cf Lucas 24:4-8)

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¿Qué vemos en el testimonio de los ángeles sobre la resurrección de Cristo? El anuncio del
ángel es literalmente el evangelio, las buenas nuevas, y el lugar en que el evangelio se predicó
por primera vez es la tumba vacía. Una vez más el Padre esta testificando, por conducto de
los ángeles, que Jesucristo es Su Hijo. Notemos las palabras en el versículo 6: “No os
asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado…” ¡HA SIDO
RESUCITADO ! El Padre lo ha resucitado por el poder del Espíritu Santo.

3. Las mujeres, temerosas, van y comparten el mensaje recibido a los


discípulos. v8
“Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían
nada a nadie, porque tenían miedo.”

Hablando en nombre de Dios, el ángel instruyó a las mujeres: id, decid a sus discípulos, y a
Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo. A Pedro se le señala
en este caso no solo porque era el líder de los discípulos, sino para tranquilizarle a la luz de
sus recientes negaciones (Mr. 14:66- 72). Con estas palabras del ángel, la perplejidad y el
pánico de las mujeres se transformaron en proclamación. La verdad se les había sido revelado,
ahora debían declararla a los discípulos.

En respuesta, ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y
espanto. El término tromos (temblor) habla de estremecimiento físico causado por gran temor,
y ekstasis (espanto) es la expresión griega de la que se deriva la palabra castellana “éxtasis”.

Cuando las mujeres, incluso María Magdalena (cp. Jn. 20:18), hallaron a los discípulos y les
informaron de lo que había sucedido, al principio los once se negaron a creerles la noticia (Lc.
24:10-11). Su falta de fe los hizo lentos para responder al mandato de Jesús de ir a Galilea. No
fue hasta después que el Cristo resucitado se les apareció varias veces en Jerusalén (cp. Lc.
24:13-32; Jn. 20:19- 31) que al fin estuvieron dispuestos a dirigirse hacia Galilea (Mt. 28:7, 16).

PARA NUESTRA ESPIRITUALIDAD


Jesucristo "fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra
justificación" (Romanos 4:25). Un Salvador muerto no puede salvar a nadie. La resurrección de
Jesucristo es tan parte del mensaje del evangelio como su muerte sacrificatoria en la cruz (1
Corintios 15: 1-8).

La resurrección prueba que Jesucristo es lo que afirmaba ser, el mismo Hijo de Dios
(Romanos 1:4). Jesús había dicho a sus discípulos que resucitaría de entre los muertos, pero
ellos no habían captado el significado de esta verdad (Marcos 9:9,10,31; 10:34). Aun las
mujeres que vinieron temprano a la tumba no esperaban verle vivo. De hecho, habían
comprado especias para completar la preparación que José y Nicodemo habían empezado
con tanta prisa.

Esta mañana si echamos una mirada a este mundo malo y pecador no debemos llenarnos
de tristeza porque no debemos esperar nada mejor de él. Cualquier cosa que pudiera estar
contra nosotros, cualquier cosa que pudiera estar ocurriendo en nuestro cuerpo, eso es lo que
debemos esperar a causa del pecado. Pero aunque nosotros muriéramos, resucitaremos de
nuevo; esa es la garantía de la resurrección. Le veremos como Él es, y seremos como Él, en un
cuerpo glorificado. Y estaremos viviendo en un reino que es incorruptible y sin pecado, un
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reino que nunca se desvanecerá. ¡Esa es la esperanza de la resurrección ! Ese es el mensaje


de este domingo de resurrección. Si Cristo resucitó, nosotros también resucitaremos, y nada
pude detenerla. ¿Puede la muerte? Por supuesto que no, ¡porque Él ya venció la muerte !
¿Puede el diablo? ¡No ! Cristo ha vencido al diablo. ¿Puede el infierno? ¡No !, ¡no !“¿Dónde
está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?... Mas gracias sean dadas a
Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Co. 15:55, 57) La
resurrección de Cristo anuncia que Él ha vencido a todo enemigo. Ha conquistado todo
adversario. Se ha levantado triunfante de la tumba. Ni la muerte ni la vida, ni el infierno ni todo
lo demás pueden evitar o demorar la venida de su reino en toda su gloria. Solo Él es Rey de
reyes y Señor de señores.

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