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UNIDAD REGIONAL GUASAVE

DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE CIENCIAS SOCIALES Y


HUMANIDADES
PROGRAMA EDUCATIVO DE PSICOLOGÍA

“FACTORES EXTERNOS E INTERNOS QUE CAUSAN TRASTORNOS


ALIMENTICIOS EN EL ADOLESCENTE DE LA ESFI”

MITZY FERNANDA LARA GUTIÉRREZ

M.C. KAREN ROCIO GÁMEZ VALENZUELA

GUASAVE, SIN. 2018


Indice
Introducción
CAPITULO I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

1.1. Antecedentes Históricos

Los problemas alimenticios resultan con un gran impacto tanto en la salud física como
emocional de cualquier individuo que los parezca. Para el campo de la salud, en
especial de la psicología es un problema de gran impacto, debido a que todo inicia por
la parte de la perspectiva, la autoestima y el impacto que la sociedad causa en el
individuo.

Esta problemática viene desde mucho tiempo atrás, inicio cuando las modas y los
estándares de belleza se hicieron más estrictos con respecto a lo que se considera
“bello” para la sociedad.

La evidencia histórica sugiere que la anorexia y la bulimia han existido desde el siglo I.
Durante la era del César (700 AEC), los romanos ricos se consentían con espléndidos y
abundantes banquetes que comúnmente eran interrumpidos en varias ocasiones para
vomitar y así poder seguir comiendo. Los antiguos egipcios dibujaron jeroglíficos que
representaban purgas mensuales para evitar enfermedades. Manuscritos médicos
persas y pergaminos chinos de las primeras dinastías también describen enfermedades
muy similares a los desórdenes alimenticios modernos.

Mujeres romanas adineradas en la era post pagana cristiana se privaban de alimento


para mostrar desprecio por sus propios cuerpos, ya que eran considerados diabólicos
por la religión. En su libro “Holy Anorexia”, Rudolph Bell describe a mujeres religiosas
europeas del periodo renacentista que castigaban sus cuerpos ayunando para
conseguir un plano elevado de espiritualidad y una cercanía con dios. Este tipo de
anorexia era respetado por sociedades medievales como un método para limpiar el
espíritu femenino. De hecho, estas devotas mujeres comúnmente eran elevadas a la
santidad por sus ayunos extremos y su devoción a la iglesia. Un ejemplo muy conocido
es el de Catalina de Siena (1347-1380) una mujer católica italiana que fue canonizada
en 1461 por el papa Pío II.
En 1695, Richard Morton describió el primer caso de anorexia nerviosa y sostuvo que
los cambios de roles y la búsqueda por una identidad social eran los ejes de la
patología.

Aunque él creía que la enfermedad surgía de un estado mental, no creía que los
pacientes que la padecían debían ser tratados como mentalmente insanos, sino que su
tratamiento incluía alimentación forzada, enseñanzas morales y cambios de ambiente.
En Octubre de 1873 presentó sus ideas sobre la “Anorexia Histérica” a sus colegas en
la Sociedad Clínica de Londres y nombró el padecimiento como “Anorexia Nerviosa”.

Al mismo tiempo, el psiquiatra francés Charles Lasegue, describe la anorexia desde un


punto de vista social y psicológico, enfatizando el papel que juega la familia del
paciente. El creía que la anorexia era una enfermedad que se podía desarrollar sólo en
familias en una posición económica cómoda y con abundancia de alimento. En las
comidas, se esperaba que los niños se comieran todo lo que se les servía, volviendo
estos momentos en situaciones estresantes y conduciendo a los niños a rechazar los
alimentos como una forma de rebelión. El Dr. Lasegue también propuso que las
mujeres que encontraban sus vidas como sofocantes y no podían expresar sus
aflicciones emocionales, protestaban rehusándose a comer.

Con el surgimiento del psicoanálisis, los intentos por definir y explicar este padecimiento
estaban vinculados a los conceptos de trastornos psíquicos que se estudiaban en ese
momento. Frenchman Huchard en 1883 la llamo anorexia mental, cosiderandola crisis
de conversión o histeria. En 1893 se describe el primer caso tratado con hipnosis. Para
1894, la definición de Gull había sido sustituida por la de psiconeurosis de defensa o
neurosis de la alimentación melancólica, vinculándola desde entonces con el cuadro
similar que hoy se conoce por depresión; en 1909, Pierre Janet diferencio entre la
anorexia obsesional y anorexia histérica, según su forma de manifestar el ayuno, siendo
este una expresión de ansiedades reprimidas.

Originalmente se creía que la anorexia y la bulimia eran enfermedades físicas que los
investigadores atribuían a desbalances hormonales y deficiencias endocrinas. Los
médicos también creían que la anorexia era un tipo de tuberculosis.
No fue hasta 1930 que la comunidad médica comenzó a entender que las causas de
estos desórdenes alimenticios eran en parte emocionales y psicológicas más que
físicas. El caso de estudio de Ellen West en los años 1930’s aportó soporte a esta forma
de pensar. El caso de estudio provee la perspectiva de Ellen, que describe su
desesperada obsesión con la comida y la delgadez que eventualmente la llevaron al
suicidio.

Retomando lo anterior dicho los problemas alimenticios tuvieron su auge


específicamente la anorexia en los años 20’S con la moda de los cuerpos sumamente
delgados, siguiendo por los años 60’S viéndose en portadas de revistas a modelos
cada vez más delgadas como Twiggy, que tuvo gran impacto en los estándares de
belleza, hasta los años 2000 que hoy en día cada vez es más fácil obtener dietas,
consejos, laxantes, entre otras tantas cosas para adelgazar.

Según el DSM IV La Anorexia nerviosa se caracteriza por el rechazo a mantener el


peso corporal en los valores mínimos normales. La Bulimia nerviosa se caracteriza por
episodios recurrentes de voracidad seguidos por conductas compensatorias
inapropiadas como el vómito provocado, el abuso de fármacos laxantes y diuréticos u
otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo. Una característica esencial de la
Anorexia nerviosa y de la Bulimia nerviosa es la alteración de la percepción de la forma
y el peso corporales.

Características diagnosticas de la anorexia Según el DSM IV: Las características


esenciales de la Anorexia nerviosa consisten en el rechazo a mantener un peso
corporal mínimo normal, en un miedo intenso a ganar peso y en una alteración
significativa de la percepción de la forma o tamaño del cuerpo. Además, las mujeres
afectadas por este trastorno, aunque hayan pasado la menarquia, sufren amenorrea.
(El término anorexia es equívoco, porque es rara la pérdida de apetito.)

La persona con este trastorno mantiene un peso corporal por debajo del nivel normal
mínimo para su edad y su talla (Criterio A). Si la anorexia nerviosa se inicia en la niñez
o en las primeras etapas de la adolescencia, en lugar de pérdida puede haber falta de
aumento de peso (p. ej., mientras que el sujeto crece en altura).
El Criterio A proporciona una guía para determinar cuándo el individuo alcanza el valor
umbral para ser considerado de peso inferior. Esto significa que el peso de la persona
es inferior al 85 % del peso considerado normal para su edad y su talla (de acuerdo con
alguna de las diversas versiones de las tablas de la Metropolitan Life Insurance o de las
tablas de crecimiento usadas en pediatría). Existe otra guía adicional algo más estricta
(usada en los Criterios de Investigación de la CIE-10), en la que se especifica que el
individuo debe tener un índice de masa corporal (IMC) igual o inferior a 17,5 kg/m2. (El
IMC se calcula en metros cuadrados, dividiendo el peso en kilogramos por la altura.)

Estos valores límite son sólo una ayuda para el clínico, ya que parece poco razonable
especificar un estándar único para el peso mínimo normal de todos los individuos de
una edad y talla determinadas. Para determinar el peso mínimo normal de un individuo,
el clínico debe considerar también su constitución física y su historia de peso previa.

1.2. Describir el problema

De acuerdo a la transformación que ha tenido el concepto de la imagen corporal en la


época actual, se toma este aspecto como puntapié para reflexionar e investigar sobre
los problemas emocionales que ocasiona cualquier clase de problema alimenticio.

El concepto y autoconcepto de la imagen son adquiridos durante el desarrollo evolutivo


del sujeto, por lo que en este trabajo se intenta indagar si en la interacción con el
contexto pueden desenvolverse síntomas que refieren a trastornos alimentarios y que
es lo que impulsa al adolescente a llevar a cabo estas conductas de riesgo. El contexto
que se selecciona es el ámbito escolar y familiar del adolescente.

La incidencia de los malos hábitos alimenticios en la ESFI, son bastante altos, desde el
hecho de no desayunar en casa y comer comida chatarra como primer comida del día,
son problemáticas que comenta el trabajador social de la institución. Estudiantes de
cualquier año tiene disposición a una alteración en sus hábitos, pretendiendo que se
debe a la falta de atención.

1.3. Justificación

La base fundamental de este trabajo de investigación es poder determinar qué tan


vulnerable son los adolescentes de la ESFI a los trastornos alimenticios, conocer el
daño psicológico que causan este tipo de trastornos y la distorsión de la realidad que
manejan los adolescentes que ya la padecen.

La iniciativa por investigar este tema, tiene su origen en que actualmente tanto la
anorexia como la bulimia son patologías que son vistas en la población juvenil, tanto en
ciudades grandes como pequeñas, se pueden observar casos de este tipo. Lo más
preocupante de todo esto, es que la sociedad no tiene información suficiente para
reconocer los síntomas y lo normalizan justificando que todos los adolescentes de
preocupan por su apariencia. Otra cosa que cabe destacar, gran parte de la sociedad
cree que el problema se resuelve comiendo y desconocen que existen múltiples
tratamiento para evitar que la enfermedad trascienda y degenerar a la vida de la
persona afectada por los síntomas.

Es importante descubrir si existe o no, una tendencia en los jóvenes de nuestra


localidad a los trastornos alimenticios y cuáles son las posibles causas que la originan,
para poder tomar las medidas necesarias que eviten en lo posible que nuestros jóvenes
sean víctimas de este tipo de patologías, que atentan contra la salud física y mental del
hombre.

Llama la atención que con cifras que corresponden a las primeras cinco semanas
epidemiológicas de 2018, ya se hayan registrado el 70 por ciento de los casos que se
tuvieron durante todo el año pasado.

A nivel país son dos mil 927 casos de estos trastornos alimenticios los que se han
reportado por el Dirección General de Epidemiología en las primeras semanas del año.

El Sector Salud advierte que las edades de aparición o inicio del trastorno van desde
los 12 hasta los 25 años, pero algo que no debe dejarse pasar por alto es que la
frecuencia aumenta entre los 12 y 17 años.

Aunque la mayoría de las personas con estos padecimientos son mujeres, los hombres
no están exentos de enfrentar esta problemática.

En el ámbito local, el 22.2 por ciento de las personas detectadas con estos males son
varones, mientras que a nivel país son el 30.3 por ciento.
Cada año se documentan 20 mil casos nuevos de bulimia y anorexia entre
adolescentes, lo que ha representado un aumento del 300 por ciento en los últimos 20
años.

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, el 25 por ciento de mujeres entre 15 y


18 años han dejado de comer por 12 horas por miedo a engordar, y uno de cada 10
alumnos varones de bachillerato opta por el ayuno como método contra la obesidad o el
sobrepeso.

El Instituto Nacional de Psiquiatría de la Ciudad de México mostró que 10 por ciento de


los jóvenes con anorexia y 17 por ciento con bulimia tuvieron intento de suicidio,
mientras que únicamente 25 por ciento recibió tratamiento especializado.

Con el impacto que tienen hoy en día las redes sociales, es más fácil obtener
información acerca de este tipo de trastornos, aunque de igual manera es más fácil que
nos cause impacto la publicidad estereotipada, que puede dañar la susceptibilidad de
los adolescentes.

1.4. Delimitación

La investigación se centra en los problemas alimenticios a nivel emocional en


adolescentes, limita al municipio de Guasave, específicamente a la Escuela Secundaria
Federal Insurgentes a alumnos de segundo y tercer grado.

Esta Secundaria se encuentra sobre boulevard central, entre Belisario Domínguez y


boulevard Benito Juárez. El personal docente que labora en la institución ronda entre
los 50 y 60 personas, entre personal docente, de limpieza y de oficina. El número de
alumnos es de 568 alumnos.

1.5. Objetivos de investigación

1.5.1. Objetivo general

Analizar los factores externos e internos que causan trastornos alimenticios en los
adolescentes de la ESFI.

1.5.2. Objetivos específicos


• Investigar que son los trastornos alimenticios.

• Investigar factores externos que causan los trastornos alimenticios.

• Investigar los factores internos que causan los trastornos.

• Indagar las repercusiones emocionales que causan los trastornos alimenticios.

• Explorar entre los adolescentes de la ESFI la presencia de sintomatología que se


vincula a un trastorno de comportamiento alimenticio.

• Visualizar los síntomas emocionales que se pueden asociar a factores de riesgo


de trastornos del comportamiento alimentario ya conocidos.

1.1. Preguntas de investigación

1.1.1. Pregunta general

¿Cuáles son los factores externos e internos que causan trastornos alimenticios en los
adolescentes de la ESFI?

1.1.2. Preguntas especificas

¿Que son los trastornos alimenticios?

¿Qué factores externos causan los trastornos alimenticios?

¿Qué los factores internos causan los trastornos?

¿Qué repercusiones emocionales causan los trastornos alimenticios?

¿Entre los adolescentes de la ESFI, que sintomatología que se vincula a un trastorno


de comportamiento alimenticio?

¿Qué síntomas se asocian a los factores de riesgo de trastornos del comportamiento


alimentario ya conocidos?

¿Qué tipo de repercusiones emocionales causan los problemas alimenticios?

1.2. Hipótesis
Los impactos emocionales y sociales son factores internos y externos que causan los
trastornos alimenticios de los adolescentes de las ESFI.

Capitulo II. Marco teórico

2.1. Trastornos alimenticios

“Un trastorno hace referencia a un conjunto de síntomas, conductas de riesgo y signos


que puede presentarse en diferentes entidades clínicas y con distintos niveles de
severidad; no se refiere a un síntoma aislado ni a una entidad específica claramente
establecida. Los trastornos alimenticios se presentan cuando una persona no recibe la
ingesta calórica que su cuerpo requiere para funcionar de acuerdo con su edad,
estatura, ritmo de vida, etcétera” Secretaria de salud, (2004).

Según el DSM V (2014) un trastorno alimentario:

Es alteración persistente en la alimentación o en el comportamiento relacionado con la


alimentación que lleva a una alteración en el consumo o en la absorción de los
alimentos y que causa un deterioro significativo de la salud física o del funcionamiento
psicosocial.

Hesse-Biber, Leavy, Quinn & Zoino (2006) establecen que los desórdenes alimenticios
no son solamente de naturaleza psicológica sino que tienen que ver con una
problemática de índole social, la cual menciona como las afecciones que reciben los
adolescentes por parte de los medios de comunicación, por la cultura y por terceras
personas que puedan afectar la mentalidad y la cuestión de la autoestima.

El abordaje psicológico de los desórdenes alimenticios tendrá que reemplazar los


hábitos categoriales de las posturas psicopatológicas y enmarcarse dentro de una
concepción holista que contemple una geografía lógico-conceptual que ponga de
manifiesto la lógica de sus proposiciones conceptuales. (Ryle, 2005)

Comer en exceso y falta extrema de alimentos” y son más comunes en las sociedades
industrializadas donde el alimento es abundante y lo atractivo se equipara con la
delgadez. (Papalia, 2005)

Como definición personal, puedo decir que los trastornos de la alimentación son
enfermedades crónicas y progresivas, que se manifiestan a través de la conducta
alimentaria, a pesar de esto, engloban los factores psicológicos y emocionales entre los
que prevalece una alteración o distorsión de la auto-imagen corporal, hay un gran temor
a subir de peso y la autoestima está definida por la percepción de una buena imagen
corporal.

2.1.1. Antecedentes

La anorexia y la bulimia se conocen desde hace algún tiempo; estos trastornos se


mencionaban como cuadros clínicos desde finales del siglo XIX y aparecen casos
documentados desde el siglo XVII. Sin embargo, su expansión se relaciona más con
rasgos de la cultura actual, la cual permiten caracterizarlos como patologías propias de
la sociedad urbana contemporánea. La anorexia y la bulimia afectan a millones de
personas en todo el mundo. Pueden causar desnutrición, afecciones cardiacas e
incluso la muerte.

En el intento de establecer la delgadez como ideal de belleza, salud y estatus los


medios de comunicación realizan propagandas para llegar a quienes los observan y son
más susceptibles a ellos. Pero quien sigue esta consigna al pie de la letra se arriesga a
tener que pagar un alto precio en términos de salud física y mental.

Los adolescentes son quienes tienen más contacto con los medios de comunicación en
especial el internet, cuando obtienen la información de una manera tan sencilla.

El mensaje que reciben de la sociedad los adolescentes, cuya personalidad,


autopercepción y autoestima se halla “en construcción” es que sólo siendo delgados
serán atractivos y competitivos. La delgadez extrema y la belleza son, al parecer,
esenciales para que una persona triunfe, sea aceptada y exitosa en nuestra sociedad.

Las dietas restrictivas, el control del peso, la preocupación por la figura, el querer ser
delgado, el miedo a engordar son prácticas y actitudes frecuentes en la población
general, muy enraizadas en nuestra cultura.

2.1.2. Tipos

2.1.2.1. Anorexia

La anorexia se conoce como la restricción de comida en relación a las necesidades


calóricas diarias, esto conduce a un peso corporal significativamente bajo con relación a
la edad, el sexo y la salud física del individuo. Es un trastorno alimenticio caracterizado
por la autoinanición. Papalia (2005) Al referirse a la autoinanición, Papalia, hace
referencia a la extrema debilidad física causada por la falta de alimento.

2.1.2.1.1. Antecedentes

La anorexia ha existido desde la Edad Media, pero no era tan común como en nuestros
días, ya que el sobrepeso se consideraba signo de salud y belleza, cuando las clases
altas eran las únicas que se permitían comer lo suficiente.

La anorexia se daba comúnmente en religiosas, donde el ayuno era el medio por el cual
el espíritu triunfaría y a la vez se veía como un signo de santidad. Es importante
mencionar que la anorexia en esta época, era utilizada como sinónimo de falta de
apetito y algunos trastornos del estómago.

Es en el siglo XVII cuando Richard Morton da la primera explicación de lo que es


anorexia, y este le da el nombre de "consunción nerviosa", Richard Morton escribió un
libro llamado Phthsiologia, seu Exercitaciones de Phthisi, en el cual venia lo que era la
anorexia y casos de personas que en esa fecha habían sufrido de anorexia sin siquiera
saber que existía esta enfermedad

Setenta y seis años más adelante, Robert Whytt la llama atrofia nerviosa, donde asocia
dos enfermedades que están relacionadas con la anorexia, la inanición y la bradicardia,
ya que la anorexia produce daños cerebrales. Ese mismo año se relaciona a la anorexia
con la histeria, esta idea se mantuvo durante muchos años. En 1860 Louis Victor
Marce, muestra un modelo de esta enfermedad en su libro titulado "Nota sobre una
forma de delirio hipocondríaco y caracterizado principalmente por el rechazo
alimentario”.

En 1873, basado en sus observaciones, Charles Lasegue, llama a la anorexia,


"anorexia histérica", debido a que era una forma autoprovocada de adelgazar.

William Gull en 1874 descubre que a pesar de recibir poca alimentación, una de los
síntomas de la anorexia era la hiperactividad, fue el primero en utilizar el término de
anorexia nerviosa.

Henri Huchard piensa que la anorexia es una enfermedad mental. Jean Martin Charcot,
consideraba que pacientes con esta enfermedad nerviosa debían ser aislados de todo,
hasta obtener buenos resultados, aunque por otro lado, los pacientes con anorexia
necesitan el apoyo y comprensión de la familia.

Pierre Janet, divide la anorexia en dos, obsesiva e histérica. En 1914, M. Simmonds dijo
que la amenorrea, la caquexia, el adelgazamiento y la apatía se debían a un
alteramiento de la hipófisis.

Por último, La APA publica dos manuales de trastornos, en el cual se habla acerca de la
anorexia, el primero llamado CIE y el segundo DSM, en el cual vienen casos clínicos,
tratamientos y diagnósticos para la recuperación de la persona que padece esta
enfermedad.

2.1.2.1.2. Definición

La anorexia consiste en un trastorno de la conducta alimentaria (TAC) que supone una


pérdida de peso provocada por el propio enfermo y lleva a un estado de inanición. Se
caracteriza por el temor a aumentar de peso, y por una percepción distorsionada y
delirante del propio cuerpo que hace que el enfermo se vea gordo aun cuando su peso
se encuentra por debajo de lo recomendado. Por ello inicia una disminución progresiva
del peso mediante ayunos y la reducción de la ingesta de alimentos.

2.1.2.1.3. Clasificación

Anorexia restrictiva: En este tipo de anorexia no se producen purgas. En su lugar, tiene


lugar una resistencia constante al acto de comer. Esto último es una posibilidad que en
muchas ocasiones se ve como algo repugnante, ya que se asocia al proceso de
engordarse.

Anorexia purgativa: La anorexia nerviosa de tipo purgativo se caracteriza por presentar


etapas de purga, que normalmente consisten en vómitos y, en algunos casos, en la
utilización de diuréticos o laxantes.

2.1.2.1.4. Causas

Los cambios hormonales y fisiológico derivado en aumento de peso, la obesidad propia


o de un familiar. Por otro lado en el ámbito social, es importante mencionar los
problemas familiares, falta de afecto, depresión y falta de aceptación personal, Shock
por una situación adversa puntual, presión por modas y tendencias culturales.

El desencadenante, suele ser psicológico, pero no se puede descartar una mayor


propensión fisiológica de algunos individuos, propensos a desórdenes alimentarios.

En muchas ocasiones, suelen coincidir diferentes situaciones psicológicas, fisiológicas y


sociales que empujan al afectado a desarrollar esta enfermedad.

2.1.2.1.5. Sintomatología

“Las personas con este trastorno se niegan a mantener su cuerpo con un peso situado
dentro de los límites de la normalidad, tienen mucho miedo de ganar peso o de llegar a
ser obesas y están exageradamente preocupadas por su figura. Además, la valoración
que hacen de sí mismas como personas viene determinada por la opinión sobre su
cuerpo” Turón, Vicente J. (2010).

La anorexia aparte de presentar síntomas físicos como lo son:


-La hipotensión, hipotermia, amenorrea, anemia, caída de cabello, estreñimiento, piel
seca;

Presentan un cuadro de síntomas psicológicos:

La comida siempre la tienen controlada, creen saber qué engorda más y qué lo hace
menos, cuántas calorías tienen los distintos alimentos.

Suelen verse más gordas de lo que están, aunque hay excepciones, ya que hay
personas que sufren este problema y se ven delgadas, pero aún quieren estarlo más o
se niegan a recuperar un peso saludable, ya que la alteración de su percepción visual
les hace creer que su aspecto físico es saludable o no es suficientemente delgada
como la “meta” a la cual desea llegar.

Suelen ser personas muy perfeccionistas, quieren hacerlo todo bien y se esfuerzan en
exceso para que así sea, de ahí la gran fuerza de voluntad que le ponen para seguir
una dieta, porque tienen una gran autodisciplina y suelen ser muy rígidas en su dieta,
su vida escolar y cotidiana.

Tienen una baja autoestima, no se valoran, no se quieren a sí mismas, no se aceptan y


ven la necesidad de ser aceptadas desde su aspecto físico, ya que tiene una idea
errónea de que su verdadero ser no le agradara a otras personas. Es frecuente el
aislamiento familiar y social, muchas veces, para que la gente no se dé cuenta del
problema que tienen, ya que el hecho de tener que salir con amigos quizás implique ir a
comer algo.

Existe una gran irritabilidad, cambios bruscos de humor y una gran ansiedad
ocasionados por la falta de alimento y por el hecho de tratar todo lo relacionado con la
comida, la imagen, el peso, la ropa y lo relacionado con el aspecto físico.

2.1.2.1.6. Consecuencias

La anorexia tiene consecuencias que no se limitan a la pérdida de peso. La malnutrición


y la débil alimentación provocan graves problemas físicos. De hecho, la persona
anoréxica posee numerosas carencias en vitaminas, proteínas o ácidos grasos.
Esto puede provocar trastornos metabólicos, perturbaciones neurológicas¸ daños
cardiovasculares, problemas renales, pérdida de cabello, mareos, etc. También son
frecuentes los problemas de osteoporosis que provocan decalcificación de los huesos,
fracturas óseas y, en algunos casos, el desgaste y la caída de los dientes.

Se han constatado consecuencias psicológicas en los enfermos de anorexia, como una


depresión, una pérdida de la alegría de vivir, una bajada de la libido, un temperamento
colérico o dificultades de concentración. Socialmente, esto se traduce a menudo por un
aislamiento y un alejamiento de la familia y de los parientes

2.1.2.2. Bulimia

Las personas con bulimia nerviosa comen excesiva cantidad de alimentos, luego
purgan sus cuerpos de los alimentos y las calorías que tanto temen usando laxantes,
enemas o diuréticos, vomitando y/o haciendo ejercicio. A menudo actúan en secreto, se
sienten asqueados y avergonzados cuando comen en gran cantidad, pero también
aliviados de la tensión y las emociones negativas una vez que sus estómagos están
nuevamente vacíos.

En el libro de Psicología del desarrollo de la autora Diane I. Papalia nos introduce en lo


que son los trastornos alimenticios, haciendo mención de lo que es la bulimia: Es un
trastorno alimenticio en que una persona por lo regular consume grandes cantidades de
comida y luego purga el cuerpo con laxantes, vomito inducido, ayuno o ejercicio
excesivo. Papalia (2005)

2.1.2.2.1. Antecedentes

En la antigüedad los banquetes donde se comía y bebía con exageración eran de


carácter sagrado pero después, pasaron a tener carácter social. A lo largo de estos
banquetes el vómito era un remedio usual para reiniciar la comilona.

En el siglo IX un monje de Monheim hizo referencia a la historia de una joven llamada


Friderada que se curó en el santuario de Santa Walpurgis de una extraña enfermedad.
Después de un periodo de apetito voraz, Friderada rechaza los alimentos sólidos y
vomita los productos que había ingerido.
Después que Galeno describió la “kynos orexia” o hambre canina como sinónimo de
bulimia, este término apareció reflejado en los diccionarios médicos de los siglos XVIII y
XIX como curiosidad médica.

Durante el siglo XX las primeras referencias a la bulimia nerviosa aparecen en la


década de los años 50, a finales de los 70 va ser descrita como el síndrome de purga y
atracón o bulimarexia, Russell años más tarde (1979) considera la bulimia como una
variante ominosa de la anorexia y el nombre de Bulimia nerviosa se comienza a utilizar
como término para definir la enfermedad.

2.1.2.2.2. Definición

La bulimia se puede definir con facilidad como la sensación de hambre anormal y muy
acusada.

2.1.2.2.3. Clasificación

Bulimia purgativa o purgante: Este tipo de bulimia se caracteriza por venir acompañada
por una fase de purgación. Las purgas suelen ser impulsivas, sin pensar en hecho de
hacerlas, por otro lado, otra conducta que caracteriza la bulimia purgativa es el hecho
de recurrir a diuréticos y laxantes.

Bulimia no purgativa: En este tipo de bulimia después del atracón no hay una purga,
sino una conducta compensatoria, se emprenden acciones para compensar esa ingesta
de caloría, como por ejemplo hacer mucho ejercicio cardiovascular o ayunar durante
largos períodos.

2.1.2.2.4. Causas

Debido a que no ha podido determinarse una causa orgánica, se sostiene que la


bulimia obedece, sobre todo, a causas psicológicas. Principalmente, se asocia las
siguientes causas: Personas con baja autoestima, inestabilidad emocional y problemas
afectivos en su entorno familiar, miedo a engordar, y poseer una imagen corporal
distorsionada, son una de las principales causas de la bulimia.
Las personas que padecen bulimia se someten a dietas sumamente estrictas e
irracionales. Buscan obsesivamente tener un peso y una figura ideales que se adapten
a los patrones de belleza establecidos por los medios de comunicación, pues fracasos
sentimentales o rechazo social les hicieron creer que la belleza física era un factor
indispensable para tener éxito.

2.1.2.2.5. Sintomatología

Para entender mejor la bulimia es necesario conocer los síntomas físicos como lo son la
taquicardia, caries, dolor de garganta, alteraciones menstruales, trastornos
gastrointestinales y alteraciones metabólicas.

Los síntomas psicológicos presentes en una persona con bulimia suelen tener una gran
impulsividad y un bajo autocontrol, lo que les lleva a no poder controlar muchas
situaciones, y en especial a no poder dejar de darse atracones. Esto les lleva también a
meterse en situaciones peligrosas o a entrar en discusión con gran facilidad, teniendo
unos grandes cambios de humor.

Tienen una baja autoestima, no se valoran a sí mismas y no se aceptan tal como son, al
igual que la anorexia, causando usualmente síntomas depresivos, aunque el factor
psicológico fundamental en la bulimia es la ansiedad. Una ansiedad que genera el
ponerse frente a la comida, el peso, las conductas purgativas.

La bulimia es más difícil de detectar porque los atracones y las compensaciones se


hacen en secreto y no derivan necesariamente en una continua pérdida de peso.

“Es necesario tomar en cuenta que en el caso de la anorexia el trastorno está asociado
a un elevado riesgo de mortalidad, además de tener la característica de presentar un
reducido porcentaje de recuperación, si además aunamos a esto que los TCA
constituyen hoy la tercera enfermedad crónica entre la población femenina adolescente
y juvenil en las sociedades desarrolladas y occidentalizadas” (Peláez, Labrador & Raich
2005).

2.1.2.2.6. Consecuencias
Alteraciones asociadas a la inducción del vómito o el uso de laxantes, que afectan el
sistema digestivo: úlceras en el esófago, problemas estomacales, pérdida importante
del esmalte dental y aparición de caries. Del mismo modo, la aspiración accidental del
vómito puede dar paso al desarrollo de ronqueras o de infecciones en los pulmones.

Debido a las consecuencias orgánicas de las purgas, el individuo experimenta


alteraciones en el ritmo cardíaco, deshidratación, baja presión de la sangre, crisis
epilépticas, alteraciones a nivel hormonal.

A nivel psicológico, le afectan profundas depresiones, trastornos de pánico, ansiedad,


fobia social, irritabilidad, alteraciones en el sueño, trastornos de personalidad e intentos
de suicidio. Todo ello, además, puede venir acompañado con el consumo de drogas y
alcohol.

En el ámbito social, el individuo ve su desenvolvimiento deteriorarse, su rendimiento, ya


sea a nivel escolar o laboral, tiende a decaer, lo que puede derivar en el abandono total
de las obligaciones, incluido el aseo personal.

2.1.2.2.7. Tratamientos

Los principales tratamientos para los trastornos alimenticios suelen ser la psicoterapia,
control y atención médica, asesoramiento nutricional, medicamentos, todos los
anteriores se integran para llevar a cabo un tratamiento formidable en la sanación de la
persona afectada.

El tratamiento que hasta ahora se ha demostrado que es más eficaz para intervenir en
imagen corporal ha sido la terapia cognitivo-conductual. (Salaberria, 2000)

Estudios realizados por Raich. (1997), han demostrado que el tratamiento cognitivo
condutal para intervenir en imagen corporal es efectivo comparándolo con un grupo
control.

Ciertas formas de psicoterapias, o terapia de conversación (verbal), incluyendo la


terapia de familia y las estrategias cognitivas, han demostrado ser útiles en el
tratamiento de ciertos trastornos alimentarios.
Por otro lado se encuentra la terapia de conducta cognitiva para reducir o eliminar los
atracones y las purgas. Estas terapias ayudan al joven a identificar patrones
distorsionados o pensamientos problemáticos/negativos y cambiar creencias
imprecisas/incorrectas.

Existe un tratamiento muy eficaz para el trastorno dismórfico llevado a cabo por Rosen
et al. (1995) (Raich 2004). Este tratamiento se aplica de forma grupal. El objetivo es
conseguir respecto a la imagen corporal un cambio en las tres dimensiones: actitudinal,
perceptivo y comportamental. La terapia tiene una duración máxima de 8 semanas. En
cada sesión hay ejercicios terapéuticos, proporcionar información sobre un tema,
repasar tareas, etc., finalizando con la prevención de recaídas. El objetivo principal que
tiene esta terapia es que el sujeto que tiene pensamientos negativos acerca de su
cuerpo se vea con más objetividad y a sentir menos malestar (Raich 2013).

Las técnicas utilizadas en este tipo de terapia son:

Entrenamiento en percepción corporal: centrándonos en las aéreas que más distorsiona


el sujeto.

Desensibilización sistemática: Primero se utiliza la imaginación y segundo en vivo, se


utiliza para las situaciones y partes corporales que provocan sentimientos negativos.

Restructuración cognitiva: tiene como objetivo que el sujeto detecte pensamientos


negativos acerca de la apariencia física que busque evidencias tanto a favor como en
contra y por último se construirían pensamientos más adaptados y más objetivos.

Control de las conductas de evitación a la hora de exponerse a aquellas situaciones


que producen ansiedad y malestar.

Exposición con prevención de respuesta para eliminar los rituales de comprobación del
cuerpo: tienen como objetivo eliminar conductas como pesarse muchas veces
compararse con otras personas y mirarse en el espejo repetidas veces.

Prevención de recaídas: tiene como objetivo que se reconozcan las situaciones que
tienen alto riesgo para desarrollar técnicas que puedan poner en marcha cuando se
encuentren en esas situaciones que les producen malestar.
Por otro lado se encuentran los medicamentos, tales como los antidepresivos,
antipsicóticos o estabilizadores del ánimo. Estos pueden ser útiles en el tratamiento de
los trastornos alimentarios y otras enfermedades coexistentes, tales como la ansiedad o
la depresión.

2.2. Adolescentes

La adolescencia es la etapa intermedia de crecimiento entre la infancia y la edad adulta,


esta representa el periodo de tiempo durante el cual una persona experimenta cambios
a nivel físico, además de afrontar distintos cambios emocionales. De acuerdo con la
Organización Mundial de la Salud (OMS), la adolescencia abarca la época de la vida
entre 10 y 20 años de edad.

Ruiz Lázaro en su libro adolescencia, nos hace mención sobre los cambios mentales
por los que cruza a un adolescente:

“este periodo de transición adolescente, el puente entre la niñez y la adultez, inicia con
el estirón adolescente y la aparición de las características sexuales primarias y
secundarias en el periodo anteriormente denominado como pubertad, finalizando con la
asunción de un modelo adulto de trabajo, vida y relaciones interpersonales” Lahey,
Benjamin (1999).

La adolescencia, considerada como una etapa transitoria entre la infancia y la adultez,


en la cual ocurren una serie de cambios físicos representa también toda una
complejidad psicológica y del mundo social. (Jiménez, 2006)

Los adolescentes se encuentran en un momento caracterizado como de cierta


indefinición personal, que a su vez viene acompañado por el deseo de conquistar el
estatus adulto y alejarse de los roles infantiles. (Luengo, Otero, Miron & Romero, 1995)

Desde el punto de vista del ciclo vital, la adolescencia se percibe como un producto del
desarrollo del niño y como un precursor del desarrollo del adulto. No es un período
aislado de la vida sino una parte importante en el continuo del ciclo vital.
La adolescencia como un momento de transición y nos resumen una serie de
implicaciones que dicha transición conlleva: una anticipación entusiasta del futuro, lo
cual se refiere a que el adolescente desea llegar a la etapa adulta teniendo múltiples
expectativas de lo que le puede esperar en la próxima etapa de su vida; un sentimiento
de pesar por el estado que se ha perdido, aquí nos refiere que al dejar atrás su etapa
de niñez, les produce cierto nivel de nostalgia; un sentimiento de ansiedad en relación
con el futuro, al sentir cerca y al tomar en cuenta las expectativas tanto positivas y
negativas le produce cierto grado de ansiedad por lo que le puede llegar a esperar en
un futuro; un reajuste psicológico importante, las ideas que pudo haber tenido
anteriormente irán cambiando dependiendo las situaciones por las cual pase cada
individuo, tanto su manera de ver cada cosa, su nivel de madurez, su percepción y
demás cosas que se incluyen en los cambios psicológicos; un grado de ambigüedad de
la posición social durante la transición, esto se refiere a que su posición social variara
dependiendo las personas con las que conviva, el factor económico, el hecho de
adquirir un trabajo, entre otras cosas en las cuales se verá relacionada la posición
social y las variaciones que puedan ocurrir en ella.

Para él la adolescencia es una etapa fundamental para el desarrollo mental de la


persona, ya que en este periodo se forja la personalidad, se forja la conciencia del yo, la
identidad sexual se fortalece, al igual que su sistema de valores. Sienten la viva
necesidad de ser dueños de su cuerpo y a partir de la formación de su personalidad
tomar sus propias decisiones.

Las variaciones del estado de ánimo bruscas y frecuentes ocurren en la adolescencia


media. Además, su nivel de autoconciencia es muy alto, por lo que sienten una mayor
preocupación por la imagen que los demás perciban de ellos.

Moffitt (1993) subraya el hecho de que en la adolescencia se produce un lapso o salto


madurativo. Es un momento que se define como difícil y complejo, tanto para los
propios jóvenes como para sus padres, ya que para el adolescente está suponiendo
una transición hacia su madurez personal y en la cual experimenta una serie de nuevas
experiencias y de reajustes social.

Con respecto a la salud física y mental, por la naturaleza edad la gran mayoría de
adolescente son sanos pero, si se reconoce una probabilidad incrementada de volverse
adicto, practicar deportes extremos, unirse a grupos de delincuencia, practicar sexo
desprotegido, y sufrir de trastornos alimenticios, los cuales conocemos como conductas
de riesgo o factores de riesgo.

En la adolescencia se manifiesta cierta distorsión en la imagen corporal “las creencias


descriptivas y evaluativas acerca de la apariencia propia” Papalia (2005) esto se puede
tomar como la idealización que tiene el adolescente de cómo debe irse formando su
cuerpo y como lo ira moldeando para llegar a su expectativa deseada.

Los adolescentes se encuentran en un momento caracterizado como de cierta


indefinición personal, que a su vez viene acompañado por el deseo de conquistar el
estatus adulto y alejarse de los roles infantiles. (Luengo, Otero, Miron & Romero, 1995)

2.2.1. Etapas de la adolescencia

Adolescencia temprana o también conocida como pre-adolescencia va de los 10 a los


13 años, y consiste en la etapa en la que se produce la transición entre la infancia y la
adolescencia.

Algunas características de esta etapa pueden ser la preocupación por los cambios
físicos, los cuales son vividos como una irrupción; pensamiento abstracto concreto;
aumentan tanto las habilidades cognitivas como la fantasía; frecuentes fantasías
sexuales y autoerotismo; variaciones en el ánimo y autoestima; impulsividad; intensa
amistad con adolescentes de su mismo sexo; y menor interés en los padres.

Por otro lado, tienen pensamientos lógicos y una tendencia a despreciar pensamientos
imaginativos de la infancia. Aumenta la capacidad para acumular grandes
acontecimientos y aplicar nuevos conceptos, además de un mayor interés por aprender
habilidades de la vida.

Por lo que respecta a su desarrollo moral, suelen ser egocéntricos en general, aunque
ya tiene conciencia. Comprenden los conceptos lo que es justo y la negociación. No
siempre se ve reflejada su capacidad moral en su comportamiento, ya que suelen
romper reglas, haciendo notar que tienen capacidad para tomar decisiones propias. Y
en cuanto lo relacionado con el concepto de sí mismos, podemos decir que en gran
medida está influido por las relaciones con los miembros de su familia, profesores y
cada vez más, por sus compañeros y la sociedad. Muchos niños tienden a imitar el
estereotipo masculino y por otro lado, el auto-imagen de muchas niñas puede sufrir con
la llegada de la pubertad.

Adolescencia media, de los 14 a los 16 años. Sus cambios físicos son más marcados,
el cuerpo sigue creciendo y cambiado; relaciones de pareja más formales y de
enamoramiento y compromiso afectivo. Interés en la experimentación sexual;
sentimientos de omnipotencia, se sienten invulnerables, pueden presentar conductas de
riesgo; período de mayor acercamiento y participación con sus pares y de compartir sus
valores; suele ser el período de máximo conflicto con sus padres.

Las niñas tienen su primera menstruación y los niños comienzan a experimentar el


cambio de voz y otros signos de la edad adulta, como lo son el crecimiento del vello
púbico, que se da en ambos sexos, incluso problemas faciales como el acné. Se
produce un desarrollo de nuevas capacidades para ver las cosas en términos relativos y
para pensar, lo que conocemos comúnmente como pensamiento abstracto, por otro
lado, su sentido de humor puede estar más centrado en la ironía y el sexo.

Por lo que respecta a su desarrollo moral, continúan siendo egocéntricos, además de


buscar la aprobación social de sus compañeros. Empiezan a entender los conceptos
relacionados con el orden social, pero a esta edad suelen cuestionar ciertos principios
sociales, morales y/o éticos, a veces sobre todo los que tienen los padres, siendo
rebeldes ante lo que consideran fuera de sus cuestiones. En cuanto lo relacionado con
el concepto de sí mismos, depende de cómo aceptan los cambios que ocurren durante
la pubertad: tendencia a conformarse con estereotipos de hombre o mujer, la
preocupación con problemas de peso, piel, altura y el aspecto físico en general.
Además empiezan a necesitar más intimidad en el hogar, suelen sufrir cambios muy
fuertes de humor y pueden pasar de la tristeza absoluta a la alegría desbordada en
cuestión de horas, sin saber muy bien por qué, o lo que se conoce como ambigüedad
en el estado de ánimo.

Adolescencia tardía, que sucede de los 17 a los 19 años. Se caracteriza por tener
características sexuales secundarias definidas; consolidación del pensamiento
abstracto; consolidación de la capacidad de intimar y establecer relaciones de parejas
estables; disminuye la importancia del grupo de pares, surge un retorno a estar
emocionalmente cercanos a sus padres; en la mayoría de los casos hay aceptación de
su propia imagen corporal; desarrollo de su propia escala de valores; metas de vida y
proyectos más reales; alcanza su propia identidad, tanto en lo personal como en lo
social, que a comparación de las anteriores etapas mencionadas estaba en busca de la
propia identidad, alcanzándola de alguna manera en esta etapa.

Comienzan los contactos con el sexo opuesto y las pandillas mixtas. La principal
preocupación es el sexo y conseguir gustar y seducir a los miembros del sexo contrario.
Son frecuentes las dudas sobre orientación sexual y la experimentación con estímulos
fuertes como el alcohol, las drogas y el tabaco, lo cual se consideran conductas de
riesgo.

Tienen una mayor capacidad para pensar de forma abstracta e hipotética sobre el
presente y el futuro, debido a que pueden entender y compartir mejor los
acontecimientos que les rodean y que ocurren más allá de su círculo social inmediato,
pueden adoptar una nueva conciencia social.

Con respecto a su desarrollo moral, suelen ser menos egocentrismo y presenta mayor
énfasis sobre valores abstractos y principios morales. Como el desarrollo emocional y el
desarrollo cognitivo no van al mismo paso, es posible que los mismos adolescentes que
fortalecen ciertos valores, los violan a la vez. En cuanto lo relacionado con el concepto
de sí mismos, como mencionamos anteriormente, es la etapa en la que los
adolescentes forman su propia identidad. Los conflictos internos de identidad se van
resolviendo, el grupo de amigos pierde importancia frente a la búsqueda de pareja.

2.2.2. Desarrollo emocional

En su proceso en la búsqueda de identidad propia el adolescente debe integrar el


pasado, con el presente y adaptarse al medio sin perder su visión del futuro, esto suele
ir acompañado de los cambios físicos. Presentan diferentes fluctuaciones en el estado
de ánimo, Macmurray (1953), consideró, el concepto de identidad negativa, como un
componente agresivo destructivo, en el cual individuo que se identifica a figuras
negativas puede ser génesis para problemas de tipo psicosocial.
Por lo tanto, es necesario para el adolescente lograr una serie de objetivos
imprescindibles en el logro de su identidad, para quedar inserto en la sociedad adulta
con una sensación de bienestar, eficacia personal y madurez en todos los procesos de
su vida, sin embargo, no existe un acuerdo general en cuanto al orden de adquisición
de dichos objetivos, lo anterior debido a las diferencia entre individuos; el lograr estos
objetivos prepara el terreno para que el individuo adquiera las habilidades de
afrontamiento necesarias para funcionar en el entorno social que le rodea (Marcia,
1993).

2.2.3. Desarrollo social

El desarrollo social se entiende como el proceso de mejoramiento de la calidad de vida


en sociedad. Se considerara a un individuo con un buen desarrollo social cuando hay
una evolución y cambios positivos en tanto las relaciones con los individuos, grupos e
instituciones de una sociedad.

En definitivas cuentas el desarrollo social tiene una gran importancia en la subjetividad


propia de cada individuo, lo cual nos dice que cada individuo tendrá una propia idea de
lo que es el desarrollo social como concepto dependiendo el estilo de vida del mismo.

Desde el punto de vista social según Lahey (1999) se completa el cambio de estar
centrados en los padres a centrarse en las relaciones con los compañeros.

El desarrollo social de una adolescente se verá afectado por su entorno y los factores
socioculturales y religiosos que su comunidad o familia le provean, como puede ser la
manera de vestir, lenguaje que utilizará, valores con los cuales se verá identificado a lo
largo de este periodo o incluso a lo largo de su vida.

Por otro lado, el adolescente en la búsqueda por su independencia, toma prioridad por
los amigos y la búsqueda por formar relaciones amorosas, lo cual lo identificará como
una persona capaz de poder sobre llevar relaciones intrapersonales.

Otro factor de suma importancia que se está notando en los últimos años es el impacto
de los medios de comunicación, ya que por medio de estos se identifican con las
nuevas tendencias que adoptan como propias y con las cuales van forjando una
identidad que lo diferencie de otros individuos.

Si consideramos a la adolescencia como un período largo de la vida y de múltiples


acontecimientos que preceden a una adultez cada vez más tardía, resulta necesario
analizar la relación existente entre el adolescente y sus contextos más significativos
como lo son la familia, amigos y escuela, constituidos como los entornos donde éste
pasa la mayor parte de su tiempo, ya que dependiendo del grado de adaptación del
joven en este período de la vida, favorecerá o dificultará que el adolescente llegue a la
adultez con un sin fin de experiencias personales y sociales saludables y positivas.

“Cabe recalcar que el apoyo familiar se plantea como un importante recurso social para
el adolescente cuya influencia en el bienestar puede ser tanto directa como que el
adolescente sepa que cuenta con el apoyo de los padres durante esta transición y
disponer de su ayuda como indirecta como lo son las estrategias de afrontamiento y la
autoestima” (Musitu, Buelga, Lila, & Cava, 2001).

El modelo propuesto por Musitu, Buelga, Lila & Cava, 2001 denominado Modelo de
Estrés Familiar en la Adolescencia analiza el funcionamiento familiar y considera como
dimensiones básicas, la cohesión o vinculación emocional, la adaptabilidad o flexibilidad
y la comunicación. (López, 2006)

Este modelo que plantean Musitu, Buelga, Lila & Cava, entiende que la familia
evoluciona y afronta, con mayor o menor éxito, transiciones, tensiones y situaciones
estresantes; asimismo, dispone de recursos familiares que, además, contribuyen al
desarrollo de ciertos recursos personales.

En cuanto al funcionamiento familiar, el modelo de Musitu, Buelga, Lila y Cava,


identifica dos grandes dimensiones: la adaptabilidad y la cohesión familiar. (López,
2006) la adaptabilidad tiene que ver con la habilidad del sistema familiar para cambiar
sus estructuras y relaciones, a mayor grado de adaptabilidad mejor es el
funcionamiento familiar.

Con respecto a la cohesión familiar, se puede definir como el vínculo emocional


existente entre los miembros de la familia. De igual manera que la dimensión de
adaptabilidad, se considera que la relación más adecuada entre cohesión familiar y
funcionamiento familiar es la relación lineal, es decir, cuanto mayor es la vinculación
emocional entre los miembros de la familia más adaptado es el funcionamiento de la
misma.

2.3. Factores internos y externos

2.3.1. Autoestima

Conocemos a la autoestima como la confianza de la eficacia lograda gracias a la


propia mente, es la capacidad de pensar, de tomar decisiones de vida y de búsqueda
de la felicidad.

“La autoestima se define en términos de la auto-evaluación que de sí mismo hace una


persona, expresando cómo considera su interacción ante situaciones específicas a
través de juicios valorativos de aprobación o rechazo; mediante este constructo expresa
el grado en que la persona se considera capaz, exitosa, significativa y valiosa. En
suma, la autoestima es un juicio que tiene de sí mismo una persona; es decir, es un
evento privado pero no en el sentido internalista, sino de unicidad, por lo que debe de
conceptualizarse como un evento personal y no subjetivo” (Sánchez, Sosa, Musitu,
2010).

Estos autores hacen referencia que la auto-evaluación que se hace a partir de juicios
propios donde aprobamos o rechazamos lo que se hace y de igual manera nuetra
capacidad de notar nuestras virtudes y capacidades, iremos formando lo que
definiremos como autoestima.

"La autoestima es la confianza en nuestra capacidad de pensar, en nuestra capacidad


de enfrentarnos a los desafíos básicos de la vida. La confianza en nuestro derecho a
triunfar y a ser felices; el sentimiento de ser respetables, de ser dignos, y de tener
derecho a afirmar nuestras necesidades y carencias, a alcanzar nuestros principios
morales y a gozar del fruto de nuestros esfuerzos" Brander (1995).

Brander nos menciona que parte de tener una buena autoestima es necesario saber de
lo que somos capaces de lograr y de cómo enfrentamos los desafíos básicos de
nuestra vida, como también sentirnos con el derecho de que somos dignos de ser
felices y de triunfar, conociendo nuestras necesidades y carencias, sintiéndonos dignos
de gozar de nuestros propios frutos.

“se vive como un juicio positivo sobre uno mismo, al haber conseguido un entramado
personal coherente basado en los cuatro elementos básicos del ser humano: físicos,
psicológicos, sociales y culturales. En estas condiciones va creciendo la propia
satisfacción, así como la seguridad ante uno mismo y ante los demás” Rojas (1995).

Enrique Rojas, psiquiatra granadino, nos agrega a la definición de Brander que es


necesario que tomemos en cuenta los elementos básicos del ser humano, ya que al
lograr un equilibrio y tomando en cuenta estos factores, se verá forjada el autoestima de
cada persona.

Este nos dice que claves para lograr una buena autoestima se necesita tomar en
cuenta el juicio personal, ya que a partir de este se comprenderá el haber y el deber de
lo que quiero lograr y lo que he conseguido como persona; la aceptación de uno mismo,
consiste en conocer las limitaciones y aptitudes que como individuos nos caracterizan,
al reconocer y aceptar ambas se alcanzara un estado de paz relativa; el aspecto físico,
comprendiendo la morfología corporal y nuestras características fisiológicas,
integraremos nuestro aspecto físico a la aceptación de la propia personalidad; el
patrimonio psicológico que es el aspecto de integrar el pensamiento, la inteligencia,
conciencia, fuerza de voluntad, la interpretación de la vida, etc. Y percibir esta totalidad
como positiva; y por último, el entorno sociocultural, que es en donde se desarrollan los
recursos de la comunicación interpersonal, al mantener relaciones sociales saludables,
se verá reflejado en la autoestima.

Las fluctuaciones de estado de ánimo bruscas y frecuentes ocurren en la adolescencia


media. Además, su nivel de autoconciencia es muy alto, por lo que sienten una mayor
preocupación por la imagen que los demás perciban de ellos.

Para Abraham Maslow, un precursor de la terapia humanista y basándose en las


necesidades básicas del ser humano, hace referencia a la autoestima como a la
necesidad de respeto y confianza en sí mismo. La necesidad de la autoestima es
básica, todos tenemos el deseo de ser aceptados y valorados por los demás. Satisfacer
esta necesidad de autoestima hace que las personas se vuelvan más seguras de sí
mismas. El no poder tener reconocimiento por los propios logros, puede llevar a
sentirse inferior o un fracasado.

Por otro lado, Virginia Satir nos dice que la autoestima se compone principalmente de
dos cosas: sentirse digno de ser amado y sentirse capaz. Una de las ideas más
novedosas de Satir fue que "el problema presentado pocas veces es el problema real,
en tanto que la forma que tiene la gente de encarar el problema presentado la que crea
el problema real". Satir también ofreció propuestas acerca de los problemas particulares
generados por baja autoestima en las relaciones.

La definición de Catherine Cardinal de autoestima es el aprender a confiar en uno


mismo, confiar en nuestro instinto, el desarrollar una conexión con nuestro cuerpo y
escuchar los mensajes que nos envía. Si podemos escuchar a nuestro interior vamos a
poder tomar decisiones saludables, y más decisiones saludables tomamos más
autoestima vamos a tener.

Podemos entender por autoestima “la relación positiva entre la percepción de uno
mismo (visión objetiva) y el ideal de uno mismo (aquello que la persona valora, lo que le
gustaría ser)” (Raich, Mora 2005) A diferencia del autoconcepto que es el propio sentido
de identidad: qué es lo que piensa una persona de sí misma como individuo. Esto
implica percepción, a diferencia de la autoestima que trata de la valoración.

“En conclusión, podemos decir que la autoestima está formada por la relación entre el
autoconcepto y el ideal. Si la persona se acerca más a su ideal tendrá más autoestima,
en cambio, cuanto menos se ajuste a ese ideal, la autoestima de esa persona será
menor” (Raich, 2005).

Todas estas definiciones tienen como fin conocer un poco más sobre lo que es la
autoestima y a partir de ello ir creando nuestro propio concepto de una autoestima
estable.

3.3.2. Conductas de riesgo

Los adolescentes son el sector de la población más sensible a las influencias del
entorno. Se trata de una etapa decisiva en la adquisición y consolidación de los estilos
de vida, ya que se reafirman algunas tendencias comportamentales adquiridas en la
infancia y se incorporan otras nuevas provenientes de dichos entornos de influencia.

Los adolescentes en su búsqueda de autonomía e independencia de sus padres y del


entorno familiar, caen en las llamadas conductas de riesgo, entendidas como aquellas
que son potencialmente dañinas o nocivas para la salud física y mental.

Existen factores individuales y familiares que predisponen a presentar conductas de


riesgo. Dentro de los individuales, está un temperamento irritable o muy emotivo, el
déficit atencional, el trastorno de atencional con hiperkinesia y los problemas de
conducta. Mientras que en el plano familiar, se cuentan el descuido, la poca atención o
el distanciamiento emocional de los padres, así como también la herencia o genética.

Es fundamental comprender qué mecanismos cognitivos guían al adolescente a la


asunción de conductas de riesgo. Los procesos cognitivos que se desarrollan ante
estas conductas son interpretaciones mayoritariamente erróneas que aparecen de
forma espontánea ante diferentes situaciones y que son aceptadas como verdaderas.
Estas, a su vez, conducen a desarrollar emociones desagradables que perjudican la
salud, las relaciones personales y el bienestar emocional del adolescente.

Al hablar de la conducta alimentaria de riesgo nos referimos a los hábitos alimenticios


que pueden desencadenar desórdenes relacionados con el infrapeso. (Sanchéz,
Villareal y Musitu, 2010)

3.3.3. Impacto de los medios de comunicación

La comunicación es el proceso mediante el cual se transmitirá información,


sentimientos, pensamientos y cualquier otra cosa que pueda ser transmitida. Para que
la comunicación se pueda llevar a cabo de manera correcta es necesario un receptor,
emisor y un tema en común.

Para Martínez (1998) La comunicación se puede definir como un proceso por medio del
cual una persona se pone en contacto con otra a través de un mensaje, y espera que
esta última de una respuesta, sea una opinión, actividad o conducta”. Martínez nos
hace ver la comunicación como un ciclo, en el cual emisor y receptor cambian
constantemente de papel para comunicar sus ideas.

Es el proceso de pasar información y comprensión de una persona a otra. Por lo tanto,


toda comunicación influye por lo menos a dos personas: el que envía el mensaje y el
que lo recibe. Chiavenato (2006) Por otro lado Chiavenato nos menciona que es
necesario que haya dos personas o más para llevar a cabo un proceso de
comunicación, refiriéndose al emisor y al receptor.

En la actualidad, no podemos negar la influencia de los medios masivos de


comunicación en el desarrollo de los adolescentes, es preciso resaltar la influencia que
tiene sobre la forma de expresarse, en la sociedad actual en general tiene gran
influencia; ya que proveen a los jóvenes educación informal que en su mayoría es más
atractiva que se presente en la escuela; ya que esto contraviene más que nunca en la
educación de las nuevas generaciones, producen gustos y tendencias en públicos de
todas las edades e incluso influyen en la manera como se relacionan consigo mismo, y
con sus semejantes.

En la adolescencia el razonamiento deja de centrarse en lo obvio y adquiere


consciencia los aspectos más complejos. Esta manera más profunda de ver la vida
tiene una relación importante con la manera en que los adolescentes entienden los
mensajes de los medios de comunicación.

Es inevitable que los medios de comunicación influyan en los adolescentes, ya que


pasan la mayor parte del tiempo en redes sociales, en internet y en youtube, por medio
de estos nos bombardean de publicidad, por este medio se presentan las modelos,
haciendo notar lo que comúnmente se conoce como estándares de belleza.

Los medios masivos de comunicación muestran la imagen estética perfecta como un fin
para alcanzar la felicidad, el éxito, y el logro de las metas, utilizando el cuerpo como
una vía para alcanzar los sueños y así mismo producirlo comercializarlo y volverlo un
negocio.

3.3.4. Estándares de belleza e imagen corporal


Hablar de estándares de belleza suele ser algo subjetivo, ya que no hay una definición
exacta, ni un estándar de belleza general, ya que varía dependiendo el país, religión,
costumbres, creencias, etc. estos corresponden a las exigencias sociales del medio
que nos rodea y de cómo este difunde ese ideal a través de los diferentes medios
masivos de comunicación.

Según la RAE, podemos definir estereotipo como una imagen estructurada o una idea
aceptada por un grupo de personas y por la sociedad, con carácter inmutable. Esta
imagen es considerada como representativa de un determinado colectivo.

Partiendo de esto podríamos decir que hablar de estereotipos seria el conjunto de


características (usualmente físicas) de una persona que consideradas por la sociedad
como atractivas o hermosas.

Por otro lado, la imagen corporal es la representación del cuerpo que cada persona
construye en su mente. (Raich, 2000) esta, es la representación mental que cada
persona tiene sobre su propio aspecto físico, esta también tiene que ver con los
sentimientos y emociones que experimenta la persona respecto a cómo percibe su
físico, cómo se siente con su cuerpo y dentro de su propio cuerpo.

Una cosa es la apariencia física y otra distinta la imagen corporal, personas con una
apariencia física que se aleja de los cánones de belleza pueden sentirse bien con su
imagen corporal y de modo contrario, personas socialmente evaluadas como bellas
pueden no sentirse así.

La imagen corporal se compone de distintas variables, como lo son: los aspectos


perceptivos, lo cual refiere a la manera en la que se percibe el tamaño, el peso y la
forma del cuerpo; los aspectos cognitivos-afectivos, que hace referencia a las actitudes,
los sentimientos, los pensamientos y las valoraciones que despierta el propio cuerpo;
los aspectos conductuales, que nos llevan a las conductas que se derivan de la
percepción y de los sentimientos asociados con el cuerpo, como lo puede ser el
exhibicionismo, evitación, entre otras cosas para hacerlo notar u ocultarlo.

La imagen corporal es evolutiva, ya que construimos nuestra imagen con ayuda de


nuestras figuras de apego, de nuestros cuidadores y referencias. La observación, los
mensajes que recibimos de las personas que nos rodean, los cuidados que nos brindan
o la comunicación afectiva son algunos de los factores externos que influyen en nuestra
imagen corporal. La cultura, la moda y los medios de comunicación también van a influir
en esta construcción. Muchas de las creencias que tenemos sobre el aspecto que
“deberían” tener las mujeres y los hombres, vienen de las modelos y celebridades que
vemos en los medios de comunicación.

Para Bruch (1973) la distorsión de la imagen corporal así como las disfunciones
alimentarias, tiene un carácter simbólico considerándolos como formas de camuflaje de
diversos problemas que por otros medios no ha sido posible resolver.

Cuando alguien está insatisfecho con su imagen corporal o el hecho de no sentirnos


identificados con los estereotipos imperantes en la sociedad, la preocupación entorno a
ello puede ocupar nuestra mente con intensidad y frecuencia, generando malestar
significativo e interfiriendo negativamente en la vida cotidiana.

La imagen de nuestro cuerpo es lo que nos hace sentirnos insatisfechos y mal con
nosotros mismos, no el cuerpo en sí mismo. Por mucho que manipulemos nuestro
cuerpo, si no cambiamos nuestra forma de pensar y sentir sobre él, si no nos
aceptamos, seguiremos sintiéndonos mal y con una imagen corporal negativa. El
trabajo de los aspectos emocionales es imprescindible para lograr una imagen corporal
adecuada.
Bibliografia

http://www.who.int/topics/nutrition_disorders/es/

Guía de Trastornos Alimenticios


Primera Edición 2004
Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva
Secretaría de Salud

Psicología y desórdenes alimenticios.


Un modelo de campo psicosocial
Autores: Juan Carlos Sánchez Sosa
María Elena Villarreal González
Gonzalo Musitu Ochoa
2010

Trastornos del comportamiento alimentario: Anorexia y Bulimia.


Documento de apoyo a las actividades de Educación para la Salud 2.
Mérida, abril 2006.
Autores: Laura Rodríguez Santos, Manuel Antolín Gutiérrez, Francisco José Vaz Leal,
Mª Angustias García Herráiz.

BRANDEN, Nathaniel, 1995, Los seis pilares de la autoestima, Barcelona: Paidós

Influencia de los esteriotipos de belleza actuales en la percepcion de la imagen corporal


Autora: María Ladero González
SALAMANCA, 2012- 2016.
Universidad Pontificia de salamanca

Percepción de la imagen corporal


Autores: Salaberria, Karmele; Rodríguez, Susana; Cruz, Soledad
Fac. De Psicología. Dpto. de Personalidad, Evaluación y
Tratamientos Psicológicos. Avda. de Tolosa, 70. 20018 DonostiaSan
Sebastián

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