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B. 1160. XXXVI.

RECURSO DE HECHO

Banco Comercial de Finanzas S.A. (en

liquidación Banco Central de la República

Argentina) s/ quiebra.

Procuración General de la Nación

-1-

SupremaCorte:

-I-

La Suprema Corte de Justicia de la Provincia de

Buenos Aires, resolvió a fs. 188/194 de los autos principales

(folios que citare de ahora en más), dejar sin efecto la

declaración de inconstitucionalidad dispuesta de oficio por la

Cámara de Apelaciones del Distrito Judicial de Bahía Blanca

respecto del decreto 2075/93. Señaló su validez y aptitud para

reglamentar la ley 21.526, declarando que la acreencia del

Banco Central de la República Argentina originada en el canje

de imposiciones para Bonex con posterioridad a la liquidación,

quedaba comprendida en la preferencia establecida en el

artículo 264 de la ley concursal.

Para así decidir, y en lo que aquí interesa el a-quo

destacó que los jueces en resguardo del principio de división

de poderes, no podían declarar de oficio la inconstitucionalidad

de las leyes, ya que tal impugnación debía ser alegada y

probada en juicio, lo que dijo, no sucedió en autos. Señaló

asimismo, en cuanto a la aplicación del decreto y la ley que

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reglamenta, que si bien el artículo 12 de la ley 24.144,

derogó la ley 22.529, el artículo 81 de esta última dispuso la

ultra-actividad del aludido régimen al establecer la continuidad

de su aplicación a las liquidaciones en curso al momento

de la sanción de la ley.

Siguió diciendo, que establecida la validez y

aptitud reglamentaria del decreto 2075/93, y desprendiéndose

de su artículo 11, que los gastos y adelantos de cualquier

naturaleza efectuados por el Banco Central de la República

Argentina con posterioridad a la liquidación, incluidos los

que preceptúa el artículo 56 de la ley 21.526, debían entenderse

como gastos del concurso de la entidad liquidada, y que

gozan de la preferencia que otorga el artículo 264 de la ley

-2-

concursal sin perjuicio del privilegio establecido por el

artículo 54 de la ley 21.526.

- II -

Contra dicha decisión la entidad en liquidación

interpuso recurso extraordinario a fs.203/211, el que denegado

a fs.217, dio lugar a esta presentación directa.

Señala el recurrente, que si bien su parte no

planteó la inconstitucionalidad de la norma, V. E. ha reconocido

que resulta incompatible con el régimen de dicho control

de legalidad que ejerce el Poder Judicial, la omisión de

pronunciamiento de cualquier magistrado sobre las cuestiones

constitucionales que se susciten en los pleitos que debe

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resolver.

Agrega que la norma en cuestión ya había sido

declarada inconstitucional por V. E. en fallo del 15 de julio

de 1997, en el precedente B.490. L. XXVII, ABanco Sidesa S.A.

s/ quiebra@, por transgredir las garantías consagradas en los

artículos 16 y 17 de la Constitución Nacional y por lo tanto

no existe obstáculo para que las partes lleven a conocimiento

de la Corte Suprema de Justicia de la Nación la interpretación

de otros tribunales que no coincidan con su doctrina; y para

ello precisamente el régimen jurídico argentino ha previsto el

correspondiente remedio federal.

Agrega que aún admitiendo que el decreto 2075/93 es

constitucional, o que su invalidez no pueda declararse de

oficio, la sentencia es igualmente arbitraria, por cuanto ha

subvertido en el caso el orden jerárquico normativo, sobreponiendo

un decreto a una ley, incurriendo en un notorio

apartamiento de las circunstancias de la causa al dar por

sentada la acreditación de extremos no probados.

Pone de relieve asimismo que tal situación se

verifica en la resolución cuestionada, cuando otorga preemiB.

1160. XXXVI.

RECURSO DE HECHO

Banco Comercial de Finanzas S.A. (en

liquidación Banco Central de la República

Argentina) s/ quiebra.

Procuración General de la Nación

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-3-

nencia al decreto 2075/93, por sobre lo establecido en el

artículo 3270 del Código Civil, asignando la preferencia del

artículo 240 de la ley 24.522 a acreencias que sólo fueron en

una mínima parte verificadas como quirografarias ( $73.170,90)

y en su mayoría ($1.545.450,79) jamás insinuadas en el proceso

concursal, ni acreditadas tanto en su origen como en la

existencia del pago con subrogación que se invoca.

Sostiene que la sentencia debe ser dejada sin efecto

por arbitraria, porque ha prescindido del texto legal vigente

conducente a la solución del litigio sin dar razón plausible

para ello (artículos 3270 del Código Civil y 32, 37, 200, 228,

239, 240 de la ley 24.522), normas que resultaban aplicables

conforme a las circunstancias comprobadas del proceso.

Dice también que es inválida por cuanto prescinde de

prueba decisiva para la solución del pleito, cuando otorga la

preferencia del artículo 240 de la ley de quiebras a la

pretensión del Banco Central, que aduce haber afrontado pagos

mediante la entrega de Bonex 89 a los inversores alcanzados

por el decreto 36/90, no obstante hallarse acreditado que la

suma de $73.170,90, fue verificada como quirografaria y que

tal decisión ha hecho cosa juzgada, por lo que no puede ser

modificada.

Agrega que además se falla en base a prueba inexistente,

cuando asigna igual preferencia a otras acreencias

también quirografarias, por un importe de $1.545.450, 79, las

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que jamás fueron insinuadas ni acreditadas, tanto en lo que

hace a su origen (acompañando los presuntos certificados de

depósitos) como en la existencia de subrogación por pago del

Banco Central (adjuntando los comprobantes), de lo cual

deviene el haber sustentado el fallo en afirmaciones dogmáticas,

porque no hay elementos probatorios que acrediten la

existencia de los certificados, ni el supuesto posterior canje

-4-

de los mismos por Bonex 89.

Señala por último que la arbitrariedad es sorpresiva,

porque no era razonablemente previsible que se desechara

una inconstitucionalidad declarada por el tribunal de alzada

con sustento en fallos de V. E. en igual sentido respecto del

decreto cuestionado.

- III -

Cabe señalar de inicio que el recurso debe ser

declarado admisible, por cuanto se discute la interpretación y

aplicación de normas de indudable naturaleza federal, sobre

cuya validez se expide el a-quo, cuales son las leyes 21.526,

22.529 y el decreto 2075/93, en base a cuyas previsiones hace

lugar a la pretensión del Banco Central de la República

Argentina y reconoce la preferencia del crédito que surge del

invocado pago que se alega respecto de pretensiones quirografarias

verificadas o no.

Creo, asimismo, que resulta procedente, por cuanto

si bien, conforme lo señala el recurrente, el planteo de

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inconstitucionalidad no fue efectuado por el peticionante, la

decisión que dejó sin efecto el a-quo, hizo mérito de precedentes

de V.E. (Fallos: 316: 582) donde se había expedido

sobre el alcance e interpretación que cabía otorgar a la norma

aplicable en el caso y no obstante ello el Tribunal Superior

local, declaró y sostuvo su validez constitucional sin más y

reconoció el derecho pretendido por la entidad rectora del

sistema financiero, sin hacer mención alguna de las razones

que le llevaban a desconocer tales precedentes donde el Máximo

Tribunal sostuvo la inconstitucionalidad del artículo 11 del

decreto 2075/ 93, (fallos: 320:1386), con el agravante de que

lo hace con el sólo apoyo de la manifestación de que no

procedía la declaración de inconstitucionalidad de oficio.

Cabe destacar que V. E. ha señalado que carece del

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Banco Comercial de Finanzas S.A. (en

liquidación Banco Central de la República

Argentina) s/ quiebra.

Procuración General de la Nación

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debido fundamento la sentencia que se aparta de doctrina del

Alto Tribunal (en el caso no sólo el citado 316:562 en el que

se sustento el fallo de la alzada, sino también en fallos

320:1386 y otros) sin aportar nuevos argumentos que justifiquen

modificar la categórica posición sentada por la Corte

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Suprema de Justicia de la Nación, en su carácter de intérprete

supremo de la Constitución Nacional y las leyes. Ello es así

pues para efectuar una diversa exégesis de las leyes federales

aplicables, el a-quo debió haber señalado aquello que en su

criterio el Tribunal no tuvo en cuenta al establecer la

inteligencia que debía darse a tales normas, no siendo

suficiente dejar consignado que Asimple y respetuosamente@ se

discrepa con su doctrina (conf. Fallos: 303:1769 y otros).

Por otra parte, si bien es cierto que por principio

los jueces carecen de atribuciones para declarar de oficio la

inconstitucionalidad de las leyes, por ser ello un acto de

indudable naturaleza institucional relacionada con el superior

principio de división de poderes, no lo es menos que ello

tiene razonables excepciones que V.E. se encargo de destacar.

En efecto, cuando se someten a conocimiento de los

jueces, cuestiones de derecho como sucede en el sub-lite,

respecto al alcance de lo dispuesto en el artículo 2075/93, en

el ejercicio de la potestad de suplir el derecho que las

partes no invocaron, atendiendo al principio iura novit curia

y el ineludible deber de mantener la supremacía de la Constitución,

se hallan facultados para hacer tal declaración,

máxime cuando el Superior Tribunal del Estado, ya se expidió

reiteradamente sobre el punto (Conf. Fallos 306:303 y 306:2023

-según voto de los Ministros Carlos S. Fayt y Augusto Cesar

Belluscio- y doctrina sentada en fallos 324:3219).

Respecto al planteo de arbitrariedad de la sentencia

7
por prescindir de las constancias comprobadas de la causa,

-6-

pienso que no puede prosperar, por ausencia de agravio actual,

en virtud de que la sentencia apelada se limitó a resolver y

sostener el carácter privilegiado y preferente de todos los

créditos del Banco Central de la República Argentina. dando

validez al decreto 2075/93, pero no trató, ni modificó el

alcance del fallo de la alzada, referido a la exigencia

impuesta por la Cámara de Apelaciones en lo Comercial de Bahía

Blanca, de que el citado organismo debía acreditar por la vía

procesal prevista en la normativa concursal, no sólo el pago

por entrega de Bonex de los créditos ya verificados con

carácter de quirografarios, sino la existencia de los créditos

que pretende haber pagado y que oportunamente no fueron

insinuados.

Por todo ello, opino que V. E. debe hacer lugar a la

presente queja, conceder el recurso extraordinario y de

conformidad a la doctrina sentada en los precedentes citados

dejar sin efecto el fallo apelado, manteniendo la declaración

de inconstitucionalidad decretada por la Cámara de Apelaciones

del distrito judicial de Bahía Blanca en tanto y en cuanto

declaró la invalidez de la norma que otorga un privilegio

absoluto a gastos de cualquier naturaleza del Banco Central de

la República Argentina que comprendan también a los generados

con anterioridad al decreto de quiebra y pretende la entidad

otorgarle preferencia de modo abstracto y general sin distinguir,

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su naturaleza, causa u origen.

Buenos Aires, 30 de abril de 2003.

NICOLAS EDUARDO BECERRA

ES COPIA

Z. 63. XXXIX.

RECURSO DE HECHO

Zubeldía, Luis y otros c/ Municipalidad de

La Plata y otro.

Corte Suprema de Justicia de la Nación

-1-

Buenos Aires, 7 de febrero de 2006.

Vistos los autos: "Recurso de hecho deducido por el Club

de Estudiantes de La Plata en la causa Zubeldía, Luis y otros

c/ Municipalidad de La Plata y otro", para decidir sobre su

procedencia.

Considerando:

Que este Tribunal comparte las consideraciones expuestas

por el señor Procurador Fiscal subrogante en el dictamen

de fs. 741/742 vta., a las que cabe remitir por razones

de brevedad.

Por ello, se deja sin efecto el pronunciamiento de fs.

363/374. Con costas. Devuélvanse los autos al tribunal de

origen para que, por quien corresponda se dicte un nuevo fa

llo. Notifíquese y remítase. ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI -

ELENA I. HIGHTON de NOLASCO - CARLOS S. FAYT - JUAN CARLOS

MAQUEDA - E. RAUL ZAFFARONI (según su voto)- RICARDO LUIS

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LORENZETTI (según su voto)- CARMEN M. ARGIBAY (en disidencia).

ES COPIA

VO-//-

-2-

Z. 63. XXXIX.

RECURSO DE HECHO

Zubeldía, Luis y otros c/ Municipalidad de

La Plata y otro.

Corte Suprema de Justicia de la Nación

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-//-TO DE LOS SEÑORES MINISTROS DOCTORES DON E. RAUL

ZAFFARONI Y DON RICARDO LUIS LORENZETTI

Considerando:

1) Que este Tribunal comparte las consideraciones

expuestas por el señor Procurador Fiscal subrogante en el

dictamen de fs. 741/742 vta., a las que cabe remitirse por

razones de brevedad.

2) Que el principio de congruencia, ínsito en la

garantía constitucional del debido proceso del justiciable,

obliga a atender las posiciones de las partes. Así pues, y de

acuerdo a los términos de las pretensiones esgrimidas en estos

autos, la decisión de la cámara de intimar a la demandada Ca

efectos de que en el plazo de 45 días acuerde con la Municipalidad

el retiro de la tribuna en construcción de cemento

cerrada que existe sobre la calle 55 y dentro del predio del

clubC y de ejecutar el proyecto de remodelación según determinadas

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condiciones que se exponen en el pronunciamiento

cuestionado, vulneran el referido principio al haber incurrido

el tribunal de alzada en un exceso de jurisdicción, lo que

torna descalificable la sentencia impugnada.

3) Que, a mayor abundamiento, corresponde señalar

que la protección de la seguridad es un derecho previsto en el

art. 42 de la Constitución Nacional. Al respecto, no cabe

interpretar que el constituyente introdujo esa norma con un

propósito meramente declarativo, sino que, por el contrario,

es correcta la hermenéutica orientada hacia el goce directo y

efectivo por parte de sus titulares.

La seguridad, que en este caso debe ser entendida

como simple derecho de asistir a un espectáculo público sin

sufrir daño alguno, es un propósito que debe constituir la

máxima preocupación por parte de quienes organizan eventos que

-4-

importan algún riesgo potencial para los asistentes, así como

también de las autoridades públicas encargadas de la

respectiva fiscalización.

Este mandato debe ser armonizado con el cumplimiento

de otros objetivos que el legislador ha establecido y con la

prudencia que la ponderación de bienes y principios aconsejan,

pero sin que ello se produzca poniendo en riesgo la seguridad

de los ciudadanos. Esta ponderación y balance es obra de los

jueces de la causa, a los que cabe remitir estas actuaciones a

efectos del dictado de una nueva sentencia, que respete el

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principio procesal de congruencia y el derecho constitucional

a la protección de la seguridad que tienen los asistentes a un

espectáculo deportivo.

Por ello, se resuelve dejar sin efecto el pronunciamiento

de fs. 363/374 y devolver los autos al tribunal de origen para

que, por quien corresponda, se dicte uno nuevo con arreglo a

lo expresado. Con costas. Notifíquese y, oportunamente,

devuélvase. E. RAUL ZAFFARONI - RICARDO LUIS LORENZETTI.

ES COPIA

DISI-//-

Z. 63. XXXIX.

RECURSO DE HECHO

Zubeldía, Luis y otros c/ Municipalidad de

La Plata y otro.

Corte Suprema de Justicia de la Nación

-5-

-//-DENCIA DE LA SEÑORA MINISTRA DOCTORA DOÑA CARMEN M.

ARGIBAY

Considerando:

1) Los actores, socios del Club Estudiantes de La

Plata y en el carácter de espectadores de eventos deportivos

que tienen lugar en el estadio de dicho club, solicitaron,

como medida cautelar para garantizar su derecho a la seguridad

en los espectáculos de fútbol, que se autorizara judicialmente

la remodelación proyectada por la misma institución, pero que

había sido denegada por la Municipalidad de La Plata. A su

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entender, el estado de inseguridad resulta ser producto

principalmente de un proceso de corrosión de la estructura de

hierro correspondiente a las tribunas. El Club Estudiantes de

La Plata adhirió al requerimiento de los demandantes.

2) El juez de primera instancia rechazó la medida y

reencauzó el trámite bajo las reglas del proceso sumarísimo y

corrió traslado de la demanda al municipio. Sin embargo, la

Cámara Federal de Apelaciones de La Plata revocó el rechazo y

concedió parcialmente la cautela solicitada. En consecuencia,

emplazó al Club Estudiantes de La Plata para que, en el término

de sesenta días procediera a materializar el proyecto de

remodelación de su estadio de acuerdo a las condiciones fijadas

por el tribunal. Asimismo, ordenó que, en el plazo de

cuarenta y cinco días, las partes (el club y la Municipalidad

de La Plata) acordaran la manera de retirar la tribuna en

construcción que existía dentro del predio del Club.

3) Para así decidir sostuvo que los actores habían

fundado su acción en el peligro que generaban las condiciones

del estadio de Estudiantes de La Plata, así como en su derecho

a la seguridad, salud e integridad física. Refirió que de las

inspecciones realizadas resultaba que el estadio necesitaba

-6-

una remodelación toda vez que la estructura de metal que

sostenía las tribunas sufre un proceso de corrosión potencialmente

peligroso para los espectadores. No obstante que el

estadio contaba con habilitación y que en los espectáculos

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celebrados en los últimos tiempos no se habían producido inconvenientes

con las estructuras, correspondía al tribunal

efectuar una tutela preventiva a los fines de garantizar el

derecho de los espectadores a la seguridad.

Asimismo, mencionó que el proyecto de remodelación

cuya implementación pretendía la parte actora Cque era el

propuesto por el Club EstudiantesC no se ajustaba a la normativa

urbanística local ya que generaría una modificación al

bosque de la ciudad de La Plata. Habida cuenta de esto último

y a los efectos de garantizar el derecho a la seguridad, salud

e integridad de los espectadores, consideró que debía tomarse

en cuenta la propuesta de remodelación formulada por el

municipio, que tenía como base las medidas adoptadas por el

Club Gimnasia y Esgrima de La Plata para la modernización de

su estadio.

También el tribunal de alzada advirtió, a partir de

lo manifestado por las partes en las audiencias de conciliación

que se habían llevado a cabo previamente, que el club

había iniciado obras de remodelación de una tribuna sin la

autorización previa y con impacto negativo sobre el medio

ambiente, por lo que deberían adoptarse las medidas necesarias

para su remoción.

4) Contra este pronunciamiento, el Club Estudiantes

de La Plata interpuso el recurso extraordinario que, denegado,

dio origen a ésta presentación directa.

En dicho planteo señaló que la resolución del tribunal

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de alzada violaba el principio de congruencia por cuanto

se lo había condenado a retirar una tribuna de cemento pese a

Z. 63. XXXIX.

RECURSO DE HECHO

Zubeldía, Luis y otros c/ Municipalidad de

La Plata y otro.

Corte Suprema de Justicia de la Nación

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que esa cuestión no había sido introducida en la litis por los

actores, el club o la Municipalidad. Tampoco resultaba del

fallo que dicha construcción pudiera poner en peligro la

seguridad de los espectadores. Asimismo invocó un exceso de

jurisdicción al disponer la realización de un proyecto bajo

determinadas condiciones y que desconocía disposiciones

locales ajenas a su jurisdicción.

Cabe señalar que a fs. 724, el Tribunal declaró

procedente el recurso extraordinario y dispuso la suspensión

de la decisión recurrida.

5) De las constancias de la causa reseñadas hasta

aquí se desprende que no asiste razón al recurrente. En efecto,

en primer lugar cabe señalar que Ccomo lo sostuvo el tribunal

de alzadaC el derecho a la seguridad, salud e integridad

física esgrimido por los actores se traduce en el derecho a no

ser dañado durante un espectáculo deportivo y en el derecho a

exigir a las personas responsables que arbitren los medios

necesarios para prevenir ese daño. En este contexto, es que

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los actores solicitaron la cautelar. De tal manera, si bien la

protección que se reclamó para el derecho a la seguridad de

los espectadores consistía en la remodelación del estadio, es

atribución de los jueces determinar el alcance de la tutela

que a su juicio mejor salva el derecho invocado sin afectar

más de lo necesario los derechos o prerrogativas de la

contraparte, en este caso, la Municipalidad de La Plata. Este

es el sentido del artículo 204 del Código Procesal Civil y

Comercial de la Nación, en cuanto autoriza al juez a dictar

una medida cautelar distinta de la solicitada teniendo en

cuenta la importancia de los derechos que se intentan proteger,

los que, cabe repetirlo, en el caso son el derecho a la

seguridad por un lado (parte actora) y el medio ambiente por

el otro (parte demandada).

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6) Es dentro de estos parámetros que debe entenderse

la decisión del tribunal de alzada, sobre la base de que el

proyecto propuesto por el Club no se ajustaba a la normativa

urbanística local cuya legitimidad no fue cuestionada por los

demandantes. A ello debe sumarse que ambas partes habían

discutido en autos, como consecuencia del reconocimiento

judicial realizado, acerca del destino de la construcción sin

autorización de la tribuna de cemento, por lo que la cuestión

formó parte del debate entre las partes. Todo ello con el fin

de conciliar las peticiones encontradas, de conformidad con

las posibilidades que la legislación en la materia concede y

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en el marco de la protección de la seguridad invocada por los

propios actores. Al ser ello así, no se observa violación al

principio de congruencia ni exceso de jurisdicción.

7) Una vez descartada la posible violación al derecho

de defensa, es decir, la afectación de derechos por

exceso de jurisdicción, debe señalarse que el resto de las

cuestiones planteadas contemplan materias propias del derecho

común y de derecho público local, ajenas a la vía del art. 14

de la ley 48, por lo que la petición resulta inadmisible (art.

280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).

Por ello y habiendo dictaminado el señor Procurador Fiscal

subrogante, se desestima el recurso. Notifíquese y devuélvase.

CARMEN M. ARGIBAY.

ES COPIA

N°109

21/09/2005Fallo N° 109 de fecha 21/09/2005

Tipo de Fallo: AUTO

Tribunal Emisor: CAMARA APEL.CIV.COM.FLIA S.FRAN

Fuero: CIVIL Y COMERCIAL

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Título Principal: JUICIO EJECUTIVO - EJECUCIÓN FISCAL - LEY APLICABLE

- CONSTITUCIONALIDAD DE LAS LEYES - LEY FISCAL – NOTIFICACIONES

- CITACIÓN POR EDICTOS – FORMA - DECLARACIÓN DE

INCONSTITUCIONALIDAD.

PARTES INTERVINIENTES EN EL FALLO

Actor: MUNICIPALIDAD DE PORTEÑA

Demandado: ANTONIO ALICIO LUNA

Objeto: DEMANDA EJECUTIVA

Firmantes:

Materias:

CIVIL Y COMERCIAL

CONSTITUCIONAL

PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL

TRIBUTARIO

REFERENCIAS

Referencias Jurisprudenciales: -------------------------

Referencias Normativas: LEY 9024 0000 0000 000 , CPC 000000 0000 0000

000 , LEY 9118 0000 0000 000 , CON N 000000 0000 18 000

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Sumario: 1- Del análisis de las prescripciones contenidas en la ley 9024, surge de

modo claro y evidente que el procedimiento fiscal regulado en el Código

Tributario Provincial ha sido reemplazado por el régimen especial establecido en

dicha normativa, y que en caso de vacío o laguna legal, la norma supletoria deberá

ser el Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba. Siendo ello

así, y teniendo en cuenta que el artículo 4 del cuerpo legal citado contempla

expresamente el lugar en el cual debe efectuarse la notificación al ejecutado y

cómo deben publicarse los edictos en caso de resultar desconocido su domicilio,

solo corresponde concluir que en tal materia no sería de aplicación lo dispuesto

por el art. 152 del C.P.C., pues, aunque el precepto mencionado en último lugar sea

"ley posterior", la ley fiscal 9024 debe ser considerada, como ley especial, y por

ende, es la norma que en principio rige la modalidad de la citación por edictos. 2-

El artículo 4 de la ley 9024, modificado por ley 9118, en cuanto considera

cumplimentada la notificación por edictos con la sola publicación en el boletín

oficial y sin imponer al demandante haber acreditado la realización sin éxito de

las gestiones tendientes a conocer el domicilio real de la persona a quien se debe

notificar, bastando con que el Fisco simplemente alegue el desconocimiento del

domicilio tributario del deudor, o que su ubicación resulta dudosa, constituye una

disposición que restringe manifiestamente la garantía de defensa en juicio y

vulnera la finalidad perseguida por el régimen de las notificaciones, cual es la de

arbitrar los modos razonables de hacer conocer a los litigantes las resoluciones

judiciales y la actividad del contrario, a efectos de permitir su contralor y

réplica. 3- Siendo indubitable que la notificación por edictos de la citación inicial

prevista por el art. 4 de la ley fiscal en análisis resulta violatoria de las garantías

del debido proceso y de la defensa en juicio reconocidas por el artículo 18 de la

Constitución Nacional, corresponde al Tribunal a modo de medida extrema o

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última ratio, declarar de oficio la inconstitucionalidad de la mencionada norma

legal. Además, y a los fines de llenar el vacío dejado por la norma declarada

inconstitucional, se impone disponer la aplicación supletoria de las previsiones

referidas a la citación por edictos contempladas por el art. 152 del C.P.C.

Texto: AUTO NUMERO: CIENTO NUEVE San Francisco, veintiuno de setiembre

de dos mil cinco. Y VISTOS: Estos autos: "MUNICIPALIDAD DE PORTEÑA c/

ANTONIO ALICIO LUNA – DDA. EJECUTIVA" (Expte. Letra "M", Nro. 8, año

2005, Secretaría Dr. Emilio J. M. Cornaglia), de los que resulta que el Juzgado

de Primera Instancia y Segunda Nominación en lo Civil y Comercial, por decreto

de fecha 01 de junio de 2005, obrante a fs. 13, rechazó el recurso de reposición

y concedió el de apelación en subsidio, contra el decreto de fs. 9, por el cual se

dispuso que previo a imprimir trámite a la demanda ejecutiva iniciada se debía

cumplimentar el art. 152 del C.P.C.. Y CONSIDERANDO: I.) Que, el a quo sostuvo

que el nuevo artículo 152 del C. de P.C. (modif. por ley 9135) introduce una

exigencia más previo a la notificación por edictos, cual es que la parte manifieste

bajo juramento haber realizado sin éxito las gestiones tendientes a conocer el

domicilio de la persona a quien deba notificar y, además, adjuntar el certificado

del Juzgado Federal –con competencia electoral donde conste el último domicilio

registrado en el padrón elector, recaudo éste que resulta perfectamente

compatible con el procedimiento ejecutivo fiscal y además aplicable a él en tanto

norma posterior; agregando que con ello, el legislador ha querido que se agoten

todas las vías tendientes a la averiguación del domicilio citado, para que tenga

conocimiento efectivo de la promoción de la acción y así garantizar en forma

efectiva su derecho de defensa en juicio. II.) Que los agravios se expresan a fs.

15/17 sosteniendo el letrado apoderado de la actora que, la instancia recursiva

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nace a partir de la denegatoria del señor Juez de Primera Instancia al pedido

realizado por su parte en el escrito de demanda, para que la citación a estar a

derecho del demandado se practicara por edictos a publicarse únicamente en el

Boletín Oficial de la Provincia, dado el desconocimiento del domicilio actual de

dicha persona, tal como lo establece el art. 4º, párrafo tercero, de la Ley Nº

9024, modificado por el art. 8º de la Ley Nº 9118 (ap. V. de la demanda, fs. 7

vta.), habiendo dispuesto por el contrario que previo a proveer lo que

correspondiere sobre la acción promovida debe cumplimentarse con lo

establecido por el artículo 152 del C.P.C. (decreto de fs. 9), norma ésta que el

mismo entiende no resulta aplicable al caso de autos, por cuanto se trata de un

proceso de “ejecución fiscal”, regulado específicamente por las leyes provinciales

Nº 9024 y 9118, entre otras, que consagran un procedimiento especial para los

juicios por cobro de tributos provinciales como municipales (art. 1º de la Ley Nº

9024). Sostiene que se soslayan deliberadamente el principio de “especialidad de

la norma” y las características particulares del procedimiento de ejecución

fiscal, por cuanto la exigencia del art. 152 del C.P.C., particularmente el

certificado del Juzgado Federal con competencia electoral, como paso previo a la

notificación por edictos, acarrea nuevas exigencias para el Fisco que lejos de

otorgar mayor celeridad a la promoción y tramitación de las ejecuciones fiscales,

acorde con la naturaleza del procedimiento sumario establecido para ellas,

provocan una demora excesiva e injustificada. Que a pesar de ser la ley 9135

modificatoria del art. 152 del C.P.C. una “norma posterior” ello no resulta

aplicable por el principio de la “especialidad de la norma”, consagrado

expresamente en el art. 11º de la ley 9118, lo cual lleva ineludiblemente a la

aplicación del art. 4º de la ley 9024, reformado por el art. 8º de la ley 9118;

resultando de aplicación el art. 152 sólo para las diferentes clases de juicios

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regulados en el código ritual, pero no al juicio sumario para el cobro de tributos

regulado en forma específica por las leyes citadas. III.) Que en el caso que nos

ocupa, la Municipalidad de Porteña a través de su letrado apoderado Dr. Raúl

Domingo Daniele, con fecha veinte de mayo de dos mil cinco inicia demanda

ejecutiva por ante la Secretaría Número Tres del Juzgado en lo Civil y Comercial

de Segunda Nominación de la Sede, persiguiendo el cobro de la suma de Pesos

Ochocientos veintisiete con ochenta y nueve centavos ($ 827,89) en concepto de

capital, con más sus intereses y costas, proveniente de la falta de pago de la tasa

por servicios a la propiedad sobre un inmueble urbano cuyo titular de dominio es

el demandado. Solicitó en aquella oportunidad que no conociéndose el domicilio

actual del demandado en esta Provincia, se lo cite a estar a derecho por

intermedio de edictos a publicarse únicamente en el Boletín Oficial de la

Provincia, tal como lo establece el art. 4º, párrafo tercero, de la Ley Nº 9024,

modificado por el art. 8º de la Ley Nº 9118, a lo que el a quo dispuso que

previamente se cumplimente lo dispuesto por el art. 152 del C. de P.C., lo cual

motivó el recurso en análisis. IV.) Que la ley Provincial 9024, ha modificado

sustancialmente la reglamentación del juicio ejecutivo fiscal, también conocido

como "juicio de apremio", que tiene como finalidad lograr en el menor tiempo

posible el cobro judicial de los tributos y multas que los contribuyentes no pagan.

En este sentido el art. 2° de la ley citada dispone que el cobro fiscal "...se

efectuará por la vía del juicio ejecutivo regulado en el Código Procesal Civil y

Comercial de la Provincia de Córdoba, con las modificaciones establecidas por la

presente ley". Esta norma ha reemplazado el procedimiento fiscal regulado en el

Código Tributario Provincial por otro especial (regulado en la nueva ley),

estableciendo que en caso de vacío o laguna legal, la norma supletoria en estos

casos deberá ser el CPC (Cfr. Hiruela de Fernández, María del Pilar, "El juicio

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Ejecutivo Fiscal en la provincia de Córdoba", Alveroni edic., Cba., 2002, n° 1 ps.

9/ 10). En orden a la cuestión controvertida en la especie, esto es, a qué lugar

debe efectuarse la notificación al ejecutado y cómo deben publicarse los edictos

en caso de resultar desconocido su domicilio, el art. 4 de la ley 9024, modificado

por la ley 9118, deja de lado el principio de que la citación de remate debe

practicarse al domicilio real del demandado (art. 144, inc. 1° CPC), imponiendo que

ésta se efectivice en el domicilio tributario del deudor (Respecto del domicilio

fiscal ver, Hiruela de Fernández, María del Pilar, obra citada, n° 17, p. 32). Esta

solución resultaría en principio aplicable en este caso, pues al cotemplar

expresamente la ley fiscal citada ( en el art. 4°), cómo debe efectuarse la

citación por edictos, no sería de aplicación lo dispuesto por el art. 152 CPC, tal

como sostiene el apelante en su "expresión de agravios", pues, aunque el precepto

mencionado en útimo lugar sea "ley posterior", la ley fiscal 9024 debe ser

considerada, como ley especial (art. 2 de la ley 9024), y por ende, es la norma

que rige la modalidad de la citación por edictos. V.) Que el cumplimiento de esta

citación sólo con la publicación en el Boletín Oficial importa una clara

modificación a lo dispuesto en el art. 152 CPC, que expresamente prevé la

publicación en el Boletín Oficial y en un diario de los de mayor circulación del

lugar del último domicilio del citado o del lugar del juicio, pudiendo además

exigirse (de entenderlo necesario el tribunal) la publicación de la citación en una

radiodifusora de amplio alcance. Asimismo, el art. 4° de la ley citada, elimina el

requisito procesal de que la parte demandante manifieste bajo juramento que ha

realizado sin éxito las gestiones tendientes a conocer el domicilio de la persona a

quien se deba notificar" (art. 152, CPCC), bastando con que el Fisco simplemente

alegue el desconocimiento del domiclio tributario, o que su ubicación resulta

dudosa.". Compartimos la crítica formulada por María del Pilar Hiruela de

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Fernández (obra citada, n° 17, p. 36) en el sentido de que las modificaciones

introducidas por el art. 4° citado a la citación por edictos resultan altamente

objetables desde que significan un importante avasallamiento y lesión al derecho

de defensa del contribuyente demandado. Adviértase que el Boletín Oficial no

suele ser el diario de mayor consulta por los ciudadanos, y que el mismo carece

de amplia difusión. Además, no se interpreta por qué razón, frente al

desconocimiento del domicilio fiscal, el ejecutante no puede citar al demandado

en su domiclio real, ya que teniendo el nombre y documento nacional de identidad

del deudor, resulta fácilmente ubicable a través de la justicia federal electoral.

Recordemos que en realidad "el sistema de edictos es una ficción legal cuando se

quiere notificar un acto procesal individual, ya que la posibilidad de que la parte

tome conocimiento es remota". "La citación por edictos de personas cuyo

domicilio se ignora presupone la ignorancia general del paradero del demandado,

mediando imposibilidad de averiguarlo, circunstancia ésta que no ocurre cuando

existen domicilios donde ni siquiera se ha intentado notificar" (Cám. Nac. Civ.,

sala A, 22492, D.J., 1993I679, citado por Falcón, Enrique, "Derecho Procesal.

Civil, Comercial, Concursal, Laboral y Administrativo", RubinzalCulzoni, Sta. Fe,

2003, T. I, n° 18, p. 338). En consecuencia, resulta inadmisible la solución

adoptada por el art. 4° citado, en cuanto posibilita la citación por edictos ante el

mero desconocimiento del domicilio fiscal, sin imponerle a la parte ejecutante la

carga de averiguar el domicilio real del ejecutado para notificarlo allí, pues

teniendo aquella el nombre y documento nacional de identidad del deudor, resulta

fácilmente ubicable a través de la justicia electoral (Hiruela de Fernández,

María del Pilar, obra citada, n° 17, p. 36). Sobre el particular el art. 152 CPC, con

la reforma introducida por la ley 9135 quedó redactado de la siguiente manera:

“Procederá la notificación por edictos cuando se tratare de personas inciertas o

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cuyo domicilio se ignore. En este último caso, la parte deberá manifestar bajo

juramento que ha realizado sin éxito las gestiones tendientes a conocer el

domicilio de la persona a quien se deba notificar y, además, adjuntar certificado

del Juzgado Federal –con competencia electoral donde conste el último domicilio

registrado en el padrón general. El edicto deberá contener en forma sintética las

enunciaciones indispensables que determine el Tribunal Superior de Justicia. El

edicto se publicará únicamente en el Boletín Oficial de la Provincia. Además y si

el Tribunal lo estima conveniente, podrá comunicarse a través de una

radiodifusora de amplio alcance del lugar del último domicilio o de la sede del

Tribunal, en las condiciones que determine el Tribunal Superior de Justicia. La

notificación por radiodifusión se acreditará en el expediente con una

certificación emanada del responsable de la empresa radiodifusora en la que

conste el texto del anuncio, que deberá ser idéntico al del edicto, y los días y

horas en que se difundió. En este supuesto, el costo de la notificación por

radiodifusión no podrá exceder del precio del edicto establecido por el Boletín

Oficial. A pedido de la parte interesada y con las caracterísiticas que ésta

indique, los edictos podrán publicarse en otro diario local o provincial de

circulación en el último domicilio de la persona a quien se deba notificar o de la

sede del Tribunal, o notificarse por radiodifusión. La erogación que demande esta

forma de publicación estará –en todos los casos a cargo exclusivo de la parte

interesada que lo solicite y en ningún caso su costo deberá ser incluído en la

planilla general del juicio.”. La exigencia de esta norma, en el sentido de que el

interesado en la notificación preste juramento y adjunte el certificado del

Juzgado Electoral, tiende a evitar la ocultación maliciosa del conocimiento del

domicilio del ejecutado (que puede ser invocada para provocar su indefensión) y a

que el actor actúe con precipitación en la averiguación del domicilio, siendo su

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finalidad el asegurar, en toda su amplitud, el ejercicio del derecho de defensa

(Falcón, Enrique, "Derecho Procesal. Civil, Comercial, Concursal, Laboral y

Administrativo", RubinzalCulzoni, Sta. Fe, 2003, T. I, n° 18, p. 338). Esto

demuestra que si bien la Corte Suprema en la causa "San Luis", advirtió que: "No

es el Poder Judicial quien está facultado para delinear el derrotero de la

legislación ni el responsable de las consecuencias del error, exceso o

irrazonabilidad en que puedan incurrir los poderes a quienes sí les incumbe tal

tarea" (ver Foro de Córdoba, N° 90, 2004, ps. 7/ 8); en este caso, la notificación

por edictos prevista en el art. 4° de la ley 9024 y su modificatoria ley 9118 (sin

que esta norma le imponga al demandante haber acreditado la realización sin

éxito las gestiones tendientes a conocer el domicilio real de la persona a quien se

debe notificar tal como correctamente dispone el art. 152 CPC junto con el

juramento), constituye una disposición que restringe manifiestamente el principio

de bilateralidad de audiencia, el debido proceso y la garantía de defensa en juicio

que la ley suprema de la nación (art. 18), reconoce y garantiza a todo ciudadano.

Es necesario destacar, asimismo, la superlativa importancia que reviste el

régimen de las notificaciones, en cuanto procura arbitrar los modos razonables

de hacer conocer a los litigantes las resoluciones judiciales y la actividad del

contrario, a fin de permitir su contralor o réplica según lo exige el principio de

bilateralidad de audiencia o de contradicción, que en definitiva es la

manifestación activa y presente de la garantía del debido proceso y de la

defensa en juicio (Eisner, Isidoro, "Nuevos Planteos Procesales. Ensayos y notas

sobre el Proceso Civil", La Ley, Bs. As., 1991, n° II, p. 94). En consecuencia y a

modo de medida extrema o "ultima ratio", éste Tribunal se encuentra obligado a

declarar de oficio la inconstitucionalidad de la notificación por edictos de la

citación inicial prevista por el art. 4° de la Ley Fiscal N° 9024 y su modificatoria

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ley 9118, por ser violatorio de las garantías del debido proceso y de defensa en

juicio del demandado (art. 18 CN). Además y a los fines de llenar el vacío dejado

por la norma declarada inconstitucional, disponemos que deberá aplicarse por

analogía lo dispuesto por el art. 152 CPC, en función del art. 2° de la Ley citada.

Por ello, SE RESUELVE: 1) Declarar la inconstitucionalidad del art. 4° de la ley

9024 modificado por la ley 9118; y disponer que, a los fines de la citación del

demandado en autos, se cumplimenten las disposiciones previstas por el art. 152

del C. de P.C., confirmando en consecuencia lo dispuesto en tal sentido por el a

quo. Protocolícese y bajen.

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