Está en la página 1de 13

ACUERDO NÚMERO CIENTO SETENTA Y NUEVE - SERIE "A".

En la ciudad

de CORDOBA, a veintidós días del mes de abril del año dos mil dos, con la Presidencia

de su titular Doctora María Esther CAFURE DE BATTISTELLI, se reunieron para

resolver los Señores Vocales del Tribunal Superior de Justicia, Doctores Berta

KALLER ORCHANSKY, Hugo Alfredo LAFRANCONI, Aída Lucía Teresa

TARDITTI, Domingo Juan SESIN y Luis Enrique RUBIO, con la asistencia del

Director General de Superintendencia Dr. Miguel Ángel DEPETRIS y

ACORDARON:

Y VISTO: 1.- Que por Acuerdo Número 172 Serie “A” de fecha 17-04-2002,

se solicitó a los Tribunales de la Provincia la inmediata remisión a la Secretaría Civil y

Comercial del Cuerpo, de los “Oficios Ley 22.172” proveniente de otras jurisdicciones

territoriales que ordenan la restitución de depósitos a Instituciones Bancarias o

Financieras de la Provincia, aún cuando se encontraren diligenciadas.

2.- Por decreto de Presidencia de fecha 18-04-2002, se corrió vista por el

término de cuarenta y ocho horas al Fiscal General de Provincia a los fines de que emita

opinión sobre las diligencias judiciales requeridas a los tribunales de la Provincia de

Córdoba (Arts. 1, 2, 16 incs 2°, 4° y cc de la Ley Orgánica del Ministerio Publico Fiscal

7826 y sus modificaciones) debiendo remitirse a dicho funcionario la totalidad de los

“Oficios Ley 22.172” que recepte la Secretaria Civil y Comercial del Cuerpo.

3.- El Titular del Ministerio Público Fiscal, en presentación fechada el 19-04-

2002 y meduloso análisis, propicia que este Cuerpo se avoque a la cuestión de

competencia planteada y la resuelva, disponiendo la remisión de todas las actuaciones a


los Superiores Tribunales de la Provincia de origen, en razón de la gravedad

institucional existente.

Y CONSIDERANDO: 1.- Que con motivo de la medida dispuesta, los

tribunales de la Provincia de Córdoba remitieron a este Cuerpo los distintos oficios de la

Ley 22.172 diligenciados o en trámite.

2.- Del examen de dichas actuaciones surge “prima facie“ que se ha procurado y

logrado la decisión de tribunales foráneos evitando la actuación de los tribunales

provinciales que en razón del territorio o la materia correspondía, y esas conductas

encuadran en la noción del fraude a la ley.

En efecto, de los oficios remitidos se desprende como trama fáctica, reclamos

judiciales de depositantes (personas físicas o jurídicas) domiciliados en Córdoba,

accionando contra entidades bancarias situadas en esta Provincia, por ante tribunales del

Poder Judicial de las Provincias del Chaco y Santiago del Estero, procurando la

liberación de fondos alcanzados por el denominado “corralito financiero”.

La situación descripta pone en evidencia la intención maliciosa de los actores de

evadir la jurisdicción de los tribunales locales maniobra que configura un fraude a la

ley.

El fraude a la ley es el remedio necesario para que las leyes conserven su

carácter imperativo y en mayor grado se justifica su aplicación, cuando está

comprometido el orden público.

El fraude a la ley, se verifica cuando los particulares se acogen deliberadamente

a un ordenamiento jurídico cuya reglamentación de ciertas situaciones les resulta más

favorable que otra a la cual están normalmente sujetos. Para lograr su propósito alteran
voluntaria y maliciosamente el punto de conexión utilizado por la norma que determina

el ordenamiento que regula la situación jurídica.

La intención que anima a los particulares es fraudulenta porque los cambios

operados en los puntos de conexión carecen en absoluto de sinceridad, son efectuados

con el fin exclusivo de eludir la ley normalmente competente antes del cambio, y

obtener la aplicación del nuevo derecho que resulta competente después del cambio.

El efecto del fraude a la ley consiste en negar todas las consecuencias derivadas

de las conductas fraudulentas.

3.– Siendo ello así, corresponde a este Tribunal Superior de Justicia, garante

principal de la correcta y adecuada prestación del servicio de justicia (Art. 166 inc. 2°

de la Constitución Provincial y Art. 12 incs. 1° y cc de la Ley Orgánica del Poder

Judicial de la Provincia N° 8435) y en su condición de intérprete final en la instancia

local en la consideración y decisión de las controversias de competencia entre los

tribunales inferiores de la Provincia (Art. 165 inc.1 B) disponer las medidas adecuadas

para evitar la consumación en el territorio provincial de los actos logrados en fraude a la

ley, y así mantener la plena vigencia del orden institucional y el respeto a las

autonomías locales.

4.- La intervención asumida se engarza en la doctrina sentada por la Corte

Suprema de Justicia de la Nación (acuerdo del once de abril de mil novecientos noventa

y seis) cuando señaló que “..Este Tribunal, en cuanto ejerce la representación más

alta del Poder Judicial de la Nación, tiene facultades o privilegios inherentes a todo

poder público, para su existencia y conservación; de ahí, que tenga todas las
facultades implícitas necesarias para la plena y efectiva realización de los fines que

la Constitución le asigna en tanto poder del Estado.

En consecuencia y como ha sido un modo inalterado de actuar del Tribunal

en supuestos como el que convoca este acuerdo (Fallos: 306:8, 308:1519, 310:6,

314:948, Acordada 6/96), no es necesaria la presencia de un caso en los términos

requeridos por los arts. 116 y 117 de la Constitución Nacional ni, por ende, son

trasladables las exigencias requeridas para dichos asuntos en torno a la

declaración de inconstitucionalidad. Lo que aquí se trata, no atañe a las funciones

jurisdiccionales del Tribunal, sino en ejercicio del ineludible deber que por

mandato constitucional le compete como órgano supremo y cabeza de uno de los

Departamento del Estado, para que mediante el ejercicio de los aludidos poderes

connaturales e irrenunciables salvaguarde la independencia del Poder Judicial

(Fallos 300:1282).

Resulta de plena pertinencia a la situación examinada, en razón de las

similitudes esenciales que se observan en el presente caso, lo resuelto por este Cuerpo

en Auto Interlocutorio 96 de fecha 19-08-99 cuando sostuviera que “cuando los hechos

“exhiben inequívocas y extraordinarias circunstancias de gravedad, y demuestren

con total evidencia que la necesidad de su definitiva solución expedita es requisito

para la efectiva y adecuada tutela del interés general", es procedente la supresión

de las instancias recursivas inferiores "para que el marco normativo que procura

la eficiencia del Tribunal no conspire contra la eficiencia de su servicio de justicia

al que, en rigor, debe tributar todo ordenamiento procesal.


Tal como lo señala el Señor Fiscal General de la Provincia “.resulta aplicable

en forma analógica la Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

(Fallos 313-1, 630 y 313-2, 863), en cuanto a que "cuando las cuestiones federales

exhiban inequívocas y extraordinarias circunstancias de gravedad, y demuestren con

total evidencia que la necesidad de su definitiva solución expedita es requisito para la

efectiva y adecuada tutela de interés general, las importantes razones que fundan la

exigencia del tribunal superior de la causa deben armonizarse con los requerimientos

enunciados, para que el marco normativo que procura la eficiencia del tribunal no

conspire contra la eficiencia de su servicio de justicia al que en rigor, debe tributar todo

ordenamiento procesal".

La materia en análisis excede el mero interés individual de las partes afectando

la comunidad, toda vez que converge un interés institucional de orden superior que

radica en la necesidad de procurar una recta administración de justicia, para lo cual es

indispensable preservar el ejercicio que la ley encomienda a los jueces inferiores de las

provincias, a fin de custodiar la defensa del orden jurídico en su integridad.

Teniendo en cuenta que la Constitución rige íntegramente la vida jurídica de la

Nación, comprendiendo tanto al gobierno federal como provincial, el control de la

constitucionalidad que se persigue, permitirá sostener el principio de Supremacía

Constitucional como principal soporte del Estado de Derecho, impidiendo el "Derecho

de Estado", signo de autocracia contrario a nuestro estilo de vida democrática.

Atento las razones de gravedad invocadas supra el suscripto estima también

de aplicación el criterio de la C.S.J.N. en cuanto a que "en los particulares y

excepcionales casos en que tales materias estén en juego (cuestión institucional de


suma gravedad) la Corte debe actuar incluso con abstracción del nomen iuris dado

por los interesados a la presentación formalizada ante esos estrados para provocar

su intervención debiendo atender, en cambio, a la sustancia real de dicha

presentación, a su fundamento, trascendencia y a su procedibilidad, sin que obste a

ello la existencia de un trámite ordinario con eventual aptitud para dejar sin efecto

el acto que provocó el conflicto toda vez que el mantenimiento del orden

institucional no admite dilaciones" (énfasis agregado) (U.O.M. C/ Ministerio de

Trabajo y Seguridad Social" st. del 3/4/96).”.

5.- La Ley 22.172 sancionada y promulgada: 25-2-1980 (B. O. del 29-02-1980)

aprueba el convenio sobre comunicaciones entre tribunales de distinta jurisdicción

territorial. La Provincia de Córdoba adhirió a sus previsiones mediante Ley 6425.

Se procuró con su dictado, alcanzar la uniformidad de los mecanismos de

comunicaciones entre tribunales de distinta jurisdicción territorial. Sus previsiones

fueron orientadas a reemplazar la figura de los exhortos, institución que a lo largo del

tiempo fue criticada por el rigor de su formalidad y lo engorroso de su tramitación. Sus

postulados procuran acotar a niveles mínimos las exigencias en orden a las

formalidades, tramitación, recaudos y facultades del tribunal encargado de diligenciar

las medidas ordenadas por el requirente.

La ley de adhesión tiende a tornar efectiva y eficiente la colaboración entre las

distintas esferas judiciales del País. Para evitar dislates en la ejecución de las medidas

requeridas ha dispuesto una serie de previsiones para no entorpecer el diligenciamiento

solicitado. Así, establece que no podrá discutirse ante el tribunal al que se dirige el

oficio, la procedencia de las medidas solicitadas, ni plantearse cuestión de ninguna


naturaleza. Las de competencia solo podrá deducirse ante el tribunal oficiante.”; ni

tampoco podrá juzgar sobre la procedencia de las medidas solicitadas” (Art. 4 ).

Las previsiones aludidas no tornan al tribunal ejecutante o requerido en

“autómata” de la orden foránea ni le debe acatamiento o cumplimiento sin mayores

prevenciones o a “pie juntillas”.

En resguardo de las respectiva autonomías locales la ley nacional establece que

El tribunal que interviene en el diligenciamiento del oficio no dará curso a aquellas

medidas que de un modo manifiesto violen el orden publico local.

Por tanto, el tribunal exhortado, llenadas las formas externas de las rogatorias,

debe cumplir las medidas de carácter procesal solicitadas por el órgano jurisdiccional

competente, no obstante la oposición deducida por las partes, que pueden hacer valer

sus derechos frente al tribunal exhortante, lo cual se explica porque el juez exhortado no

actúa en ejercicio de facultades propias sino las correspondientes a otro juez.

Sin embargo, si la medida resultare manifiestamente violatoria del orden

público, o afectare de forma palmaria la moral o las buenas costumbres (Juzg. Civil

Cap., 20/12/48, JA 1949-I-459) frente a esas situaciones de excepción, el magistrado

exhortado podría cuestionar el diligenciamiento de la comisión. Lo mismo sucedería si

el requerimiento vulnerare o fuere repugnante al ordenamiento constitucional (Conf.

Rabolini “Simplificación y ordenación del trámite de exhortos judiciales, LL, 109-

1020/1021).

Ello no importa contradecir lo establecido precedentemente, pues debe repararse

que el juez requerido al examinar si la rogatoria reúne los requisitos formales

necesarios, no va más allá del examen de las formas extrínsecas. Pero, si de modo
manifiesto se muestra a través del simple contralor, que el objeto del exhorto afecta la

competencia absoluta, o las disposiciones de orden público o los principios

constitucionales el magistrado no puede ni debe cumplir automáticamente con la

solicitud de otro juez (Morello-Passi Lanza-Sosa-Berizonce, “Códigos Procesales”,

Tomo 2, Págs. 616, C.Nac. civ. Sala C, 27-8-56, J.A. 1956-IV-159, C.Nac.Com. Sala A,

6-10-54, JA 1955-I-443, ID. 29-6-55, JA 1956-II-15, ID. 31-8-65, JA, 1966-VI-sec.

Sint7 (nro.69).

6.- Que dicho control en principio, correspondería al Juez de la causa, pero por

la cantidad significativa de requerimientos judiciales peticionados ante esta

Administración de Justicia y que emanan de tribunales manifiestamente incompetentes

de otras Provincias, se justifica e impone la decisión por parte de este Cuerpo, en

ejercicio de las atribuciones y competencias enunciadas

7.- Los peticionantes de las medidas cautelares repugnan la aplicación del

Decreto 1570/01, sus normas modificatorias y reglamentarias en cuanto restringen la

disponibilidad de los depósitos bancarios, con grave lesión al derecho de propiedad (art.

17 CN), y solicitan se dispongan vía cautelar, la restitución de sus ahorros.

Del análisis de la misma se desprende la incompetencia material del tribunal que

admite la media autosatisfactiva por cuanto la materia sobre la que versa la medida

cautelar que motiva el Oficio, es extraña a su jurisdicción.

Ello toda vez que tal como se ha resuelto sobre el punto -en una acción de

amparo-, en consideraciones que resultan aplicables “mutatis mutandi” para el presente

caso, las normas que se impugnan por ser contrarias al orden constitucional “forman

parte del llamado derecho federal; éste comprende no sólo las leyes dictadas por el
Congreso Nacional, en uso de las atribuciones conferidas por el art. 75 inc. 6° y 11 de la

Constitución Nacional, sino también los decretos del Poder Ejecutivo Nacional y

resoluciones dictadas por el Ministerio de Economía de la Nación. He de destacar en

este aspecto que normas federales son todas las dictadas por el Congreso de la Nación

en ejercicio de las atribuciones conferidas por el art. 75 de la Constitución Nacional,

excepción hecha de las enumeradas en el inc. 12 –llamadas comunes- y de las locales

(C.S.N., Fallos 193:13, 248:781 –La Ley, 105-507-, 250:236- La Ley, 104-426- ....”

(CCiv. y Com., San Isidro, Sala II, 12-2-02, “Capponi, Gustavo A. c/ Bank Boston”,

Pág. 37, Supl. Especial de la Revista Jurídica Argentina La Ley “Depósitos Bancarios,

Restricciones II”, marzo 2002).

En este precedente, se agregó que también integran tal elenco normativo, “los

decretos reglamentarios de las leyes federales y los actos dictados por organismos

nacionales en cumplimiento de dichas normas tales como los que dicta el Banco Central

en cumplimiento de la política monetaria y financiera del Gobierno Nacional (Bidart

Campos, ‘Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino’ T. II, Págs. 177,

213, 214 y ss....)”.

Por su parte, también la doctrina local le asigna a esta normativa la naturaleza

federal, pregonando la habilitación de la competencia de excepción de los tribunales

federales (María del Pilar HIRUELA DE FERNÁNDEZ en “El amparo en la

Provincia de Córdoba. Ley 4915” - Ed. Alveroni, Cba., año 2002, Págs. 102 y ss.).

Siendo ello así, y teniendo en cuenta que la interpretación y aplicación del

ordenamiento federal corresponde en razón de la materia exclusivamente a la Justicia

Federal, resulta ostensible la incompetencia de los tribunales provinciales exhortantes; y


por tanto los tribunales exhortados del Poder Judicial de la Provincia de Córdoba

no deben cumplimentar los requerimientos foráneos, toda vez que no están

obligados a colaborar en la ejecución de medidas ordenadas por jueces

incompetentes y en fraude a la ley.

Si bien el resguardo del orden constitucional compete a todo juez nacional o

provincial, cuando las pretensiones jurídicas invocadas en el caso encuentran apoyatura

de modo directo e inmediato en el orden normativo federal, la competencia de los

tribunales federales es privativa y excluyente (C.S.N. Fallos 26:233, entre otros), por

cuanto, no se puede resignar a favor de los tribunales ordinarios, las materias que, por

haber sido expresamente delegadas por las Provincias al Gobierno Federal, deben ser

juzgadas de modo privativo y excluyente por los Tribunales Federales, y aquéllos en

caso de radicación de tales causas deben apartarse aún de oficio y cualquiera fuere su

estado, porque la competencia federal en razón de la materia es improrrogable.

Aún cuando la competencia violada sea la de los tribunales federales, la

actuación solicitada a los tribunales de la Provincia importa la afectación al orden

público local y justifican la negativa a prestar la colaboración requerida.

8.- Es un principio axil del derecho procesal civil y comercial que la

competencia territorial es por esencia prorrogable.

La competencia territorial brinda una solución a la dificultad que representa la

dimensión geográfica del territorio para el establecimiento de órganos jurisdiccionales.

Su aplicación supone dividir el territorio en porciones ideales (regiones) denominadas

circunscripciones, distritos, etc.. En base a ello, se atribuye a órganos más cercanos o


accesibles al lugar y teniendo en cuenta alguno de los elementos de la pretensión que

deben ser ponderados. (de la Rúa, Angelina y de la Vega de Opl, Cristina).

Por su parte, la prórroga o sumisión de jurisdicción importa, en términos

generales, la facultad que la ley confiere a las partes para atribuir competencia territorial

con relación al conocimiento de una pretensión determinada o de eventuales

pretensiones, a un órgano judicial que legalmente carece de dicha competencia.

En principio, la prórroga de competencia territorial sólo debe ser utilizada y

validada judicialmente cuanto ella moviliza la actuación judicial hacia aquellas

variables o elementos que las leyes procesales determinan al efecto (domicilio de las

partes, lugar de celebración de contrato, de realización del acto, donde se producen los

efectos del acto, etc.). Tratase siempre de un “punto de conexión” de una circunstancia

o variable que es propia del negocio, acto, hecho o de las partes pero nunca

absolutamente ajena a los mismos.

En los casos que se tienen a la vista, tanto los actores como las entidades

bancarias que deben proveer los fondos judicialmente requeridos se domicilian en la

Provincia de Córdoba. Ningún punto de relación, vinculo o nexo se da en la Provincia

del Chaco o Santiago del Estero, razón por la cual, la ocurrencia ante dichos estrados

sólo puede ser entendida en fraude a la ley que rige la competencia territorial.

9.- Más aún, es pauta acuñada en el derecho procesal de las provincias

argentinas, que las medidas cautelares puedan ser peticionadas ante tribunales

incompetentes (tal la previsión contenida en el Art. 7 inc. 4° del C.P.C. y C.). Razones

de urgencia, necesidad o premura justifican esta alteración a la regla del Juez Natural,

nacida a la luz de evitar la concreción de un daño irreparable, etc. Por ello, se habilita la
posibilidad de su petición ante jueces de otra competencia material o territorial, distintos

a los que en definitiva decidirán la cuestión principal.

Pero son siempre, lo reiteramos, razones de urgencia, premura o inmediatez las

que dan fundamento y razón de ser a la excepción a la garantía constitucional. Dichos

factores no concurren en la emergencia ni pueden ser admitidos cuando, como en los

casos revisados, las cautelares logradas han sido encaminadas, directamente o por

interpósitos representantes legales de personas domiciliadas en Córdoba y ante

autoridades judiciales de otros Estados provinciales, sin que existan situaciones de

urgencia para ocurrir ante ellos..

10.- La incorrección de lo decidido por los Tribunales requirentes ha sido

declarado en las más altas esferas judiciales de dichas Provincias. Así, el Tribunal

Superior de Justicia de la Provincia de Santiago del Estero, en sentencia de fecha 12-04-

2002 en los autos caratulados: Expte.Nº 14.611 –Año 2002- “Julián Edgar Osvaldo c.

Banco de Santiago del Estero S.A. s. Acción de Amparo – Recurso de Apelación

Per Saltum”, frente a planteos judiciales similares a los que fundamentaron y

concluyeron con la disposición de las ordenes de retiro de dinero norteamericano en los

tribunales de la Provincia de Córdoba cuando dispuso declarar la incompetencia del

Juez Civil y Comercial de Cuarta Nominación para continuar entendiendo en la

misma.

11. – Este Tribunal Superior de Justicia se ha contactado telefónicamente con

sus similares de las Provincias del Chaco y Santiago del Estero dando noticia de las

irregularidades detectadas.
Por ello y de conformidad a los fundamentos y sentido de la opinión expresada

por el Señor Fiscal General de la Provincia, y sin que ello importe en manera alguna

expedirse respecto a la validez constitucional del denominado “corralito

financiero”

SE RESUELVE: 1.- NO DILIGENCIAR los “Oficios Ley 22.172”

provenientes de otros ámbitos provinciales ordinarios en cuanto disponen la restitución

o retiro de dinero en moneda estadounidense de entidades bancarias ubicadas en el

territorio de la Provincia de Córdoba y con motivo de procesos judiciales iniciados en

dichas jurisdicciones contra el denominado “corralito financiero”.

2.- DISPONER la devolución de los oficios que no hubieren sido diligenciados

con anterioridad a las respectivas jurisdicciones provinciales, por conducto de los

Superiores Tribunales y a los efectos que hubiere lugar.

3.- COMUNICAR el presente acuerdo a los tribunales de la Provincia, para su

conocimiento y registros pertinentes. Dese la más amplia difusión periodística.

Con lo que terminó el acto, que previa lectura y ratificación de su contenido, firman la

Señora Presidenta y los Señores Vocales, con la asistencia del Dr. Miguel Ángel

Depetris, Director General de Superintendencia.-

También podría gustarte