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La conquista de América. El problema del otro.

Tzvetan Todorov

Capítulo 1: DESCUBRIR

En este primer capítulo, el autor afirma que si bien el mundo está hecho de
conquistas, derrotas, colonizaciones y descubrimientos, el descubrimiento de
América marca un antes y un después; anuncia y funda nuestra identidad
presente, como así también marca el comienzo de la Era Moderna.
Cuando Colón emprende su viaje no tenía certeza de lo que encontraría, por
eso este fue un acontecimiento sin precedentes, él no tenía conocimiento de
este continente, a diferencia de los otros. El descubrir significó el encuentro con
otro, en este caso, los indígenas que tenían una cultura extraña y ajena para
Colon.
Si bien su emprendimiento no se basaba en la codicia, él sabía que el oro y las
piedras preciosas tranquilizaban a los demás y los participantes de esta
empresa se habían embarcado por la promesa de ganancias. Colón además de
reconocimiento por su papel de conquistador, buscaba servir a Dios y expandir
el cristianismo. Su proyecto original era encontrar al emperador de China,
entregarle una carta de los reyes y pedirle que la respondiera. El segundo
proyecto era participar de las cruzadas en Jerusalén para poder liberarlo, pero
para esto necesitaba riquezas.
Aunque su viaje implicaba riesgos fue mayor su convencimiento de que la tierra
era redonda y que todo estaba atravesado por Dios, y si encontró este paraíso
terrenal, lo hizo por voluntad divina.
Colón tenía tres móviles para la conquista, el primero: la abundancia de agua
dulce, el segundo (como ya se aclaró anteriormente) la autoridad de los libros
santos y la tercera: la opinión de los hombres.
En los primeros escritos de Colón se notaba una atención constante a todos los
fenómenos naturales: peces, plantas, pájaros y demás animales. Esta
observación profunda que él hacía de la naturaleza era lo que lo había
convertido en un gran navegante: sabía elegir los mejores vientos, sabía leer
las estrellas y la declinación magnética.
Colón buscaba encontrar tierra firme, por este motivo creyó que Cuba lo era,
cuando los indios le dijeron que se trataba de una isla, y como esa información
no le convenía, los puso en duda diciendo que eran gente bestial que no
podían distinguir una isla de la tierra firme. Además hace que sus compañeros
juren que se trataba de tierra firme y castigó a quienes dijeran lo contrario.
Asimismo elegía nombres para los lugares que descubría, a pesar de saber
que esos lugares ya lo tenían, le importaba muy poco la opinión de los indios y
darle el nombre a algo equivalía a poseerlo. Hasta los primeros indios llevados
a España fueron rebautizados.
Colón desconocía la diversidad de lenguas, es decir, sabía que los indios
hablaban una lengua diferente, pero no la reconoce como tal y en sus
anotaciones afirma que les enseñará a hablar. Si bien él les prestaba atención
cuando los nativos le hablaban, interpretaba lo que le parecía.
Con respecto a su visión de los indios, los veía como parte del paisaje, los
describía como gente desnuda y que a pesar de ello parecían razonables y con
ingenio (siendo para él la ropa sinónimo de cultura) Esta ausencia de
vestimenta en realidad, la asociaba como ausencia de cultura, costumbres,
ritos y religión: “gente mansa y temerosa, desnuda, sin armas y sin ley”.
Los indios para Colón eran páginas en blanco, esperando la inscripción
española y cristiana.
En sus escritos explicaba que los veía hermosos, con hermosos cuerpos y
hermosas caras, gente mansa y buena “No hay gente más buena en la tierra”
Estas primeras descripciones que hace nos son profundas sino solo adjetivaba
si algo era bueno o malo. La generosidad a la que alude en estas descripciones
se debía a que los indios apreciaban de igual marera un trozo de vidrio que
una moneda de oro. Lo que allí ocurría era que el oro no tenía valor en su
sistema de intercambio. También les regalaba ropas y zapatos a los jefes
indios para que cuando fueran a su encuentro, lo hicieran vestidos.
Luego de su segundo viaje las declaraciones de Colón cambian rotundamente,
lejos de la generosidad inicial con la que describía a los indios, los trata de
ladrones y comienza a imponerles castigos crueles como se usaban en España
( les cortaba su nariz y sus orejas, ya que estas partes no se podían ocultar) .
Asimismo los indios, que según él mismo, eran temerosos, mansos y sin
armas, luego los describe como cobardes que por no tener acero, ni armas, ni
fierros y que diez de sus hombres podían hacer retroceder a miles de ellos.
El deseo de Colón era convertirlos en españoles, verlos adoptar las costumbres
europeas y esto también se confunde con el deseo de cristianizarlos, ya que
para él no tenían religión, ni Dios. Por esto este segundo viaje, traía religiosos
que venían con la misión de lograr esto. Muchos de los indios no aceptaban y
al salir del adoratorio tiraban las imágenes santas, las cubrían con tierra y las
orinaban, por este motivo Fray Bartolomé de las Casas, fue uno de los
primeros que se encargó de quemarlos en la hoguera públicamente.

Capítulo 2: CONQUISTAR

Al comenzar este segundo capítulo, Todorov nos da las razones de la victoria


de los conquistadores, por ese motivo lo presenta preguntándose: en este
encuentro entre el Antiguo y Nuevo Mundo ¿Por qué vencieron los
conquistadores, si los nativos eran miles más que ellos y estaban en su
territorio?
El ejemplo que toma es el de la conquista de México, una de las civilizaciones
más brillantes del Nuevo Mundo ¿cómo logro Cortés apoderarse de semejante
imperio? ¿Cómo explicar que con centenares de hombres haya logrado
conquistar el reino de Moctezuma, con miles de guerreros?
En cuanto a la veracidad de lo que nos contará, el autor nos advierte que
la respuesta será buscada en la literatura de la conquista (informes del propio
Cortés, crónicas españolas, relatos indígenas transcriptos por los misioneros,
etc.). Los escritos de los indígenas son posteriores, ya que ellos no tenían un
sistema de escritura, y al ser posteriores, han sufrido la influencia de los
conquistadores.
Así que estas fuentes, aunque contengan falsedades, es la única información
escrita y no se puede sustituir por ninguna otra.
Cortés es enviado (1519) por el gobernador de Cuba a Veracruz (quien
inmediatamente después de hacerlo, se arrepiente) y declara que su autoridad
viene en forma directa del rey de España.
La expedición de Cortés es la tercera que llega a las costas mexicanas, y
sabiendo la existencia del imperio Azteca, comienza una lenta progresión hacia
el interior tratando de ganarse las poblaciones con las que se encuentra, ya
sea pacíficamente a través de promesas o declarando la guerra. También toma
la decisión de incendiar sus naves encalladas , como una forma de imponer la
conquista, es decir, ya se encontraban allí y no les quedaba más remedio que
conquistar. Al llegar a Tenochtitlan es bien recibido, pero de igual manera
decide tomar prisionero a Moctezuma, quien prácticamente no opuso
resistencia. Al mismo tiempo el gobernador de Cuba, Pánfilo de Narváez, había
enviado tropas españolas para combatir a Hernán Cortés, por lo que éste deja
a Moctezuma a cargo de Pedro de Alvarado, para dirigirse al enfrentamiento
con sus compatriotas a quienes logra vencer.
Al regresar se encuentra con la noticia de que Alvarado ha exterminado a un
gran número de indios en una fiesta religiosa y el descontento de los aztecas
provoca una guerra. Cortés se reúne con sus tropas en una fortaleza sitiada,
pero en ese momento muere Moctezuma, lo que hace que los ataques de los
aztecas sean más insistentes, tanto así que por la noche decide dejar la
ciudad, aunque al descubrir esta partida su ejército es masacrado en lo que se
conoce como la noche triste. Finalmente Cortés se retira, pero cobra fuerzas y
decide mandar a construir bergantines con los que logra sitiar la ciudad y
finalmente conquistarla. Así fue el proceso de conquista de México, el cual duró
aproximadamente dos años.
Para volver a las explicaciones que se proponen para la fulgurante victoria de
Cortés, el autor nos explica que la primera razón es el comportamiento del
mismo Moctezuma quien nunca opuso resistencia. En ciertas crónicas se lo
pinta como un hombre melancólico, aunque muchos aseguraban que le pesaba
la mala conciencia puesto que era testigo de un episodio poco glorioso de la
historia azteca anterior: a los aztecas les gustaba definirse como los sucesores
de los toltecas, cuando en realidad eran los usurpadores, por esta razón
Moctezuma pensó que los españoles eran descendientes directos de éstos y
que venían a reclamar lo que era suyo. Es decir, Todorov aquí se inclina por
esta posibilidad, de la cual no puede afirmar su veracidad.
Una vez muerto Moctezuma, lo sucede Cuauhtémoc, quien debe enfrentarse a
los combates abiertos con los españoles, ya que luego de morir el emperador,
los aztecas comienzan a resistir con mayor firmeza. Aunque lo que les jugo en
contra es que el México de esa época no era un estado homogéneo si no que
era un conglomerado de poblaciones, que Cortés logra explotar hábilmente. Y
logro conseguir aliados, gracias a la tiranía de los aztecas, como es el caso de
los tlaxcaltecas, ellos se unen a Hernán Cortés porque lo veían como un mal
menor y a los aztecas como sus enemigos.
Según Todorov, la superioridad en armas no era tanta como se creía, sino que
los españoles se valieron del vacilamiento de Moctezuma, del factor sorpresa
(por ejemplo con los caballos usados para el combate), del temor que
provocaba un cañonazo (aunque no hiciera mucho daño), etc. Y el pueblo
azteca estaba acostumbrado a que nada podría ocurrir sin que este anunciado.
Los signos
Los signos presentados en los aztecas dan a entender de qué manera
interpretaron la llegada de los españoles. Se ha demostrado que los aztecas
han dedicado gran parte de su tiempo a la interpretación de mensajes con la
adivinación, los presagios que anunciaban acontecimientos, con saber la fecha
de nacimiento creían conocer el destino de esa persona. La historia azteca se
encuentra llena de profecías cumplidas ya que su elemento clave era el orden
de las cosas y la sociedad era quién decidía la suerte de los individuos. A los
aztecas les interesaba la interacción entre el individuo y su grupo social , el
mundo natural y su universo. Como se expresa anteriormente este orden
establecido para los aztecas se apoyaba en la adivinación, los presagios y el
calendario.
Al ocurrir la conquista, los aztecas, mentalmente la incorporan a su red de
relaciones sociales naturales y sobrenaturales, como en el caso del Chilam
Balam.
La tradición azteca era aprendida a muy temprana edad, dejando en claro que
la palabra ocupa una función capital. El cálmecac se convirtió en una verdadera
escuela de la interpretación y del habla, en el cual eran depositarios de esta
tradición; a tal punto que los gobernantes eran escogidos en función de su
elocuencia , por eso los españoles quedan muy sorprendidos ante aquella
situación y permiten expresar que los mexicas cumplieron la función de una
sociedad sin escritura: materializaron su memoria social y esto es de suma
importancia porque denota la capacidad de percibir o relacionarse con el otro,
ya que los aztecas confunden la naturaleza divina de los conquistadores.
Asimismo los signos presentados por Cortés y los españoles son muy
diferentes a los de los indios porque él buscaba comprender, buscaba
información y tomar en el camino intérpretes que le sirvieran y una de las
personas que contribuyó en gran manera fue Malinche quien asimiló dos
lenguas nativas más el español y si bien se le ha catalogado como la traidora
de los valores autóctonos, el autor deja en claro que lo ve desde otra óptica:
ella es el resultado del mestizaje de dos culturas. Ella no se somete
directamente a otro, sino trata de ver las cosas de acuerdo a su ideología y la
utiliza mejor para entender su propia cultura.
Pero la mejor prueba de la capacidad de Cortés fue la interpretación del mito
del retorno del Quetzalcóatl. Y como antes de la Conquista era catalogado
como un personaje histórico y legendario al mismo tiempo, hizo que
Moctezuma lo identificara con el español.
“Incluso si Moctezuma no toma a Cortés por Quetzalcóatl, los indios que
escriben los relatos, es decir, los autores de la representación colectiva, lo
creen así. Y esto tiene consecuencias inconmensurables. Es efectivamente
gracias a su dominio de los signos de los hombres como asegura Cortés su
control del antiguo imperio azteca”.

Capítulo 3: AMAR

En este capítulo se describen nuevos antecedentes para lograr entender lo


expuesto anteriormente. Esto desencadena en una paradoja de la
comprensión, ya que por un lado incluye el hecho de tomar y destruir por
completo una civilización, por el hecho de tener un perjuicio negativo sobre los
otros. Y por otro lado nos resulta sorprendente al tomar en consideración los
primeros registros de Cortés hacia los aztecas, los cuales son muy favorables
(descripciones de la cultura). Esa admiración, siempre estuvo centrada en los
objetos pero no reconoce a las individualidades humanas dejando en claro que
“a Cortés le interesa la civilización azteca y, al propio tiempo, es totalmente
ajeno a ella”. Si la comprensión no va acompañada de un reconocimiento pleno
del otro como sujeto, corre el riesgo de ser utilizada con fines de explotación
El autor realiza un preámbulo para clasificar la destrucción de los indios en dos
visiones: cuantitativa y cualitativa. En la primera de ellas, que es de orden
numérico, denota la alta mortalidad de indígenas en México (y América)
durante el siglo XVI, y que no duda en reconocerlo como un genocidio
realizado por los españoles. La disminución de la población de debe a tres
circunstancias de la cual, la participación de los españoles es inversamente
proporcional al número de víctimas:
1) Homicidio directo
2) Consecuencia de malos tratos (trabajos forzado y reducción a esclavitud) y
3) Por enfermedades debido al “choque microbiano
Ante aquello, resulta interesante conocer las motivaciones que los españoles
tuvieron para realizar estos actos, pero que no se puede reducir simplemente al
deseo de la riqueza
La premisa de la obtención de riquezas y poder se encuentra en la medida que
se pueda identificar la idea de los indios que traerían consigo los españoles.
Para aquello, nos encontramos ante dos doctrinas en relación con el otro: la
igualdad (centrada en la identidad) y la desigualdad (en la diferencia).
Sobre esta última premisa, se funda en la labor del jurista real Palacios Rubios,
quien en 1514 establece la necesidad de reglamentar el proceso de conquista,
en donde se prestan una serie de contradicciones acerca en la cual la religión
católica es la fundante de todo los derechos de los españoles (igualitarios),
pero no considera a los esclavos: o se reducen a su propia voluntad o por la
fuerza. Tanto Fernández de Oviedo, Francisco de Vitoria y Juan Ginés de
Sepúlveda se encontraron favorables ante esta postura ya que este último
creerá el estado natural de la sociedad humana es la jerarquía
En cambio, entre quienes pregonan la igualdad, se encuentra a Bartolomé de
Las Casas, quien utiliza la enseñanza de Cristo para defender esta postura, y
los derechos de los indios, tal como lo amparaban las decisiones reales de
Isabel de Castilla o Carlos V en torno al trato de los indios, así como el
representante temporal de la iglesia católica, ya que Paulo III dejaba en claro
que todos los hombres son potenciales cristianos, y de hecho, el mismo Las
Casas lo comprueba en América al observar las bondades de los indios (el
mismo “buen salvaje” que observó Colón), criterio muy asociable a la identidad
del otro, pero fundado con el ideal cristiano del yo.
Las Casas manifestaba que quería a los indios debido a su condición de
cristiano. El rechaza la postura de aquellos conquistadores que justificaban las
guerras de conquista con la evangelización. Y es ese mismo amor (al prójimo)
que se manifiesta consigo en América, también se puede tomar de manera
irrisoria, e incluso, sus propias labores de colonización son infructuosas, pero
sigue sosteniendo lo ventajoso de una sumisión y colonización tanto para los
indios, pero sobre todo, para los reyes de España
Ante aquel panorama se pueden establecer dos ideas: la ideología esclavista y
la ideología colonialista. Mientras la primera reduce al otro a un nivel de objeto,
la segunda lo hace ver en un nivel intermedio, como sujetos productores de
objetos para que no sean como ellos. Colón pertenece a la doctrina esclavista,
en cambio, Las Casas y Cortés a la colonialista.
Sobre este esquema, el colonialismo se opone a la comunicación. Entonces, a
la triada comprender /tomar /destruir, se relacionan = comunicación /
colonialismo/ esclavismo. Y a modo de cierre de este capítulo, el autor cree que
es posible establecer un criterio ético para juzgar la forma de las influencias: si
son impuestas o propuestas. El imponer la propia voluntad implica negar la
humanidad del otro, o al menos que sea propuesta y que se sepa distinguir
entre saber y poder para poder elegir.

Capítulo 4: CONOCER

En este capítulo se intentan explicar la relación con el otro a partir de los


criterios de la diferencia y de la igualdad, pero ante todo, es común un juicio de
valor (axiológico), la acción de acercamiento o alejamiento con el otro, y en
tercer punto, el conocimiento o ignorancia de la identidad del otro (epistémico).
Estos planos no poseen un orden riguroso. Las Casas conoce menos a los
indios, pero los quiere más: “Conquistar, amar y conocer son comportamientos
autónomos, y en cierta medida, elementales”. Las diversas situaciones vividas
por él en América, comienzan a idear un esquema dentro de los límites del
cristianismo en relación a los sacrificios humanos de los aztecas con
argumentos bíblicos de modo de aminorar el impacto sobre sus lectores, y que
debe ser aceptado bajo razones de fe, pero también en derecho. Ello
corresponde a una nueva forma de evocar el sentimiento religioso que se
expresa en una posición de “perspectivismo” en relación a la presencia de
Dios, para proponer que cada uno se acerca a Dios de acuerdo a la vía que le
conviene. Y de la misma manera se vuelve genérico el concepto “bárbaro” para
designar todo aquello que no habla la lengua del otro. Pero lo igualitario de su
discurso se torna cristiano y antirreligioso, entonces Las Casas apunta hacia el
mundo de los hombres, dentro del cual pueden caber múltiples
interpretaciones. No obstante, el pensamiento de este religioso evoluciona
desde una posición asimiladora hacia una neutral en torno a la postura de los
indígenas: “los indios mismos decidirán sobre su propio porvenir”.
Ahora, para explorar la identificación o asimilación, son múltiples los ejemplos
presentados:
1) Vasco de Quiroga, religioso, adopta una postura de asimilación
2) Gonzalo Guerrero fue un ejemplo de identificación con la cultura: Al sufrir un
naufragio en Yucatán antes de la llegada de Cortés, adopta una identificación
completa (lengua, religión, costumbres) a tal punto que decide no integrarse a
las tropas de Cortés, e incluso lucha contra los conquistadores españoles en
compañía de indios.
3) Cabeza de Vaca es otro ejemplo de identificación: También padeció del
naufragio en Florida para llegar a México ocho años después y a pie: los
estima, no les hace daño y adopta su cultura. Si se trata de evangelización, no
utiliza la violencia. La identificación lo se logra de manera completa ya que
persisten las justificaciones europeas para cada caso, ya que en ningún
momento se olvida de su identidad cultural. Incluso aparece un nuevo
componente en la redacción de sus relaciones, ya que identifica a los cristianos
y a los indios como “nosotros”.
4) Es el mismo efecto que se logra con los indios a través de los franciscanos
debido a sus condiciones de pobres y descalzos.
Un ejemplo más detallado acerca de estas nuevas experiencias vividas en
América, se encuentran en el dominico Diego Durán, redactor de la Historia de
las Indias de Nueva España e islas de la Tierra Firme. Su ambivalencia es más
compleja, ya que él fue un conocedor de la cultura india debido a su presencia
en México desde temprana edad y se manifestaba convencido que la mejor
manera para efectuar la conversión de los indios, era por medio del
conocimiento de su antigua religión: con este postulado llega a un buen
resultado: realiza comparaciones entre los cultos aztecas y la religión cristiana,
a tal punto que afirma que tuvieron un descendiente común. Pero se le
considera un rigorista en cuanto a la propagación de la fe en México y
considera que los ritos aztecas son coincidentes en muchos aspectos con el
cristianismo y que Quetzalcóatl era el padre común entre los toltecas y
españoles. Pero ante todo, Durán fue sensible ante la mutación que sufrían los
indios, ya que puede percibir sus privaciones y dificultades como muchos otros
misioneros.
Otra muestra de este mestizaje cultural que se vislumbra, hace hincapié en la
capacidad de traducir el náhuatl a la lengua castellana.
Muestra del mestizaje cultural, permite que Durán pueda distinguir ambas
culturas, desplazarse entre ambas e instalarse en un punto intermedio, y
elimina todos los malentendidos que podrían persistir en los relatos aztecas:
Afirma su propia identidad mestiza frente a los seres que trata de describir, ya
no logra su proyecto de comprensión sino que atribuye a sus personajes
pensamientos e intenciones que solo les pertenecen a él y a los demás
mestizos culturales de su tiempo. El dominio del saber lleva a un acercamiento
con el objeto observado; pero ese acercamiento mismo bloquea el proceso de
saber y Durán elige finalmente no elegir, sino mantener, con toda honestidad,
la ambivalencia de sus sentimientos”.
Un último ejemplo se encuentra con Bernardino de Sahagún, quien perteneció
a la orden franciscana en México desde 1929 a 1590. Su actividad como
gramático (lingüista) lo llevó a interiorizarse en el náhuatl, considerado como un
precedente al aprender el idioma del vencedor. Su obra maestra, “La Historia
general de las cosas de Nueva España” nace como una obra que permitiría la
expansión del cristianismo y se propuso describir con detalles la antigua
religión mexicana, ya que con su aprendizaje se favorecería la conversión al
cristianismo. Pero a partir de sus realizaciones, existía un móvil no explícito
como lo fue el intento de preservar el náhuatl en una obra elaborada a partir de
los relatos indígenas seleccionados, y plasmando sus propios puntos de vista.
Sahagún, por su parte, elige el camino de la fidelidad total, puesto que
reproduce el discurso tal como se lo dicen, y agrega su traducción, en vez de
sustituir el discurso con la traducción
Pero las intervenciones de este religioso se muestran en el plano de:
1) La confección de las introducciones en español, describen juicios de
valor propios de un religioso cristiano, pero separadas del relato
indígena, siendo éstos unos relatos distantes
2) Algunos de sus títulos evocan analogías entre dioses aztecas y dioses
romanos, también separadas del relato indígena.
3) Ante descripciones de sacrificios, omite juicios morales y los reemplaza
por una terminología divina.
4) Sahagún influye en los aztecas mediante la realización de cuestionarios
para su relato, que condicionan los temas.
5) Su obra evangelizadora se ve superada por los aportes de indígenas y
sus descripciones.
6) Su obra en concreto es una suma escolástica que va desde lo más alto
(Dios) a lo más bajo (hombre hasta animales y plantas).
Pero, en el plano del conocimiento, se fundan muchos valores cuantitativos y
cualitativos que le permiten asociar su trabajo con la etnología
. Es aquí en donde se ven los primeros esbozos de diálogo entre ambas
culturas.

EPILOGO:
El epílogo se constituye como una reflexión hacia el profundo contendido del
testamento de Las Casas, catalogado como profecía, en la cual dejaba caer los
infortunios sobre España acerca de la conquista: “Dios repartirá sobre España
su furor y su ira, porque toda España, poco o mucho, ha participado de las
sangrientas riquezas usurpadas al precio de tantas ruinas y exterminaciones”
Estamos en buena situación hoy en día para juzgar si la visión de Las Casas
fue acertada o no. Se puede introducir una ligera corrección a la extensión de
su profecía, y sustituir “España” por “Europa occidental”: incluso si España
tiene el papel principal en el movimiento de colonización y destrucción de los
otros, no está sola: portugueses, franceses, ingleses, holandeses, la siguen
muy de cerca, y serán alcanzados más tarde por los belgas, italianos y
alemanes. Y si bien los españoles hacen más que otras naciones europeas en
materia de destrucción, no es porque éstas no hayan tratado de igualarlos o de
superarlos.
El autor no da una respuesta concreta en cuanto al efecto del furor y la ira de
Dios, pero afirma los hechos provocan en él dos reacciones se imponen a
aquel que ha tomado conocimiento de la historia ejemplar de la conquista de
América: primero, que actos como ésos nunca lograrán equilibrar la balanza de
los crímenes perpetrados por los europeos (y que en ese sentido son
excusables); luego, que esos actos sólo llegan a reproducir lo más condenable
de lo que hicieron los europeos, y nada es más triste que ver repetirse la
historia, principalmente cuando se trata de la historia de una destrucción
.Una mujer maya murió devorada por los perros. Su historia, reducida a unas
cuantas líneas, concentra una de las versiones extremas de la relación con el
otro. Ya su marido, de quien es el “otro interior”, no le deja ninguna posibilidad
de afirmarse en cuanto sujeto libre: el marido, que teme morir en la guerra y
quiere conjurar el peligro privando a la mujer de su voluntad; la guerra no será
sólo una historia de hombres: aun muerto él, su mujer debe seguir
perteneciéndole. Cuando llega el conquistador español, esa mujer ya no es
más que el lugar donde se enfrentan los deseos y las voluntades de dos
hombres. Matar a los hombres, violar a las mujeres: éstas son al mismo tiempo
pruebas de que un hombre detenta el poder, y sus recompensas. La mujer
elige obedecer a su marido y a las reglas de su propia sociedad: pone todo lo
que le queda de voluntad personal en inhibir la violencia de la que ha sido
objeto. Pero, justamente, la exterioridad cultural determina el desenlace de este
pequeño drama: no es violada, como hubiera podido serlo una española en
tiempos de guerra, sino que la echan a los perros, porque es al mismo tiempo
india y mujer que niega su consentimiento. Jamás ha sido más trágico el
destino del otro.
Todorov asegura que escribió este libro para tratar de lograr que no se olvide
este relato, ni otros mil semejantes. Porque cree en la necesidad de “buscar la
verdad” y en la obligación de hacerla conocer; sabe que la función de
información existe, y que el efecto de la información puede ser poderoso.
Lo que él desea y busca no es que las mujeres mayas hagan devorar por los
perros a los europeos con que se encuentren, sino que se recuerde qué es lo
que podría producirse si no se logra descubrir al otro.

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