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Davant, Alaia

Historia de América Prehispánica

Comentario : ​LA NOBLEZA INDÍGENA DE MÉXICO ANTE LA


CONQUISTA ESPAÑOLA
José Luis de Rojas, Universidad Complutense de Madrid

En 1519 Hernán Cortés llegó a Mesoamérica con sus tropas. Allí se encontró con el imperio
azteca, dominado por una Triple Alianza (Texcoco, Tlacopan, México-Tenochtitlán) y cuyo
territorio se fue extendiendo desde los principios del siglo XIV, cubriendo entonces una
extensión de más de trescientos mil kilómetros cuadrados. No obstante, al conquistador le
hicieron falta nada más dos años para que la ciudad más importante del imperio,
Tenochtitlán, le cayera en las manos. Al llegar los españoles en el actual territorio mexicano,
¿con qué tipo de imperio se encontraron? ¿Cuáles factores permitieron la rápida conquista de
México? Esas cuestiones se plantean hoy en día, conforme vamos estudiando las fuentes y
descubriendo más. Poco a poco se quita el polvo de los testimonios, en un principio
exclusivamente españoles y cargados de sesgo, para estudiarlos con más sentido crítico y
matiz. A lo largo de los avances en torno al contexto real de la conquista de México, vamos
avanzando también sobre otra interrogante, que es el papel de los mismos aztecas en la
conquista de su imperio. El doctor José Luis de Rojas se propone levantar algunas de las
dudas sobre estos dos puntos en su artículo de 2007 ​La nobleza indígena de México ante la
conquista española. ​A raíz de este texto, comentaremos las diferencias entre la narración
tradicional de la conquista y la versión planteada por el autor, y luego analizaremos la
implicación de los indígenas, sobre todo los señores, en esa última.

El texto empieza por una primera constatación : el relato tradicional pone de relieve a Cortés,
pero oculta una colaboración e influencia mayor por parte de los indígenas. De hecho,
algunos de ellos pidieron favores a la corona española, que les permitieron luego perdurar
mediante privilegios y mayorazgo. Estos favores no los pidieron por nada sino porque,
conscientes de que tuvieron un papel en la conquista, consideraron apropiado que la corona
les ofreciera algunos de los privilegios otorgados a los colonos. Un papel primero como
intérpretes o lenguas, pues es evidente que, al llegar en un continente nuevo, las tropas de
Hernan Cortés necesitaron enseñar español a algunos indígenas para que sirvieran de
intermediarios. De estos lenguas quedan dos grandes nombres : Jerónimo de Aguilar, español
hecho prisionero por el imperio maya y que había podido aprender su lengua, y Doña María o
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la Malinche, ofrecida por su padre a Cortés y madre de su hijo, Martín Cortés, que se
considera uno de los primeros mestizos. Sin embargo el autor pone en tela de juicio el que se
destaquen a estos dos solos intérpretes e insiste en que se han olvidado a los demás, que
probablemente formaron un grupo mucho más extenso de lo que conocemos ahora. Los
mismos indígenas tomaron ventaja de los colonos donde éstos pensaban lo contrario.
Sabemos que a su llegada en el Nuevo Mundo, los colonos intercambiaron con los indios
materiales como el cristal contra oro. En esto pensaron Cortés y sus tropas aprovecharse de
las riquezas indias, mientras que, como se aprecia en el texto, la concepción que tenían ellos
no la tenían los indígenas, que no daban al oro mucho valor, mientras que sí lo daban, por
ejemplo, al cristal, material que no tenían accesible en la naturaleza. Además, en el oro indio
los colonos encontraron muchas veces tumbaga, una mezcla de metales que de hecho le
quitaba pureza a dicho oro.
Se suele explicar mucho la conquista rápida de México por dos factores claves, que son su
supuesta superioridad técnica y el hecho de que los indígenas pensaron, a su llegada, que eran
dioses, debido a la concordancia de ésta con el regreso de Quetzalcóatl, la Serpiente
emplumada. Factores que José Luis de Rojas no tarda en desmentir, pues primero el
armamento europeo, si bien era técnicamente más elaborado que los arcos y armaduras de
algodón tejido de los indígenas, seguía siendo un armamento europeo, que se enmohecía por
el clima demasiado húmedo, no permitía desplazarse con facilidad y no se adaptaba a los
recursos naturales de mesoamérica. Los mexicas, por su superioridad en cuanto al
conocimiento del entorno y la adaptabilidad de sus armas, bien hubieran podido dejar al
ejército de Cortés incapacitado, si sus técnicas hubiesen incluído la exterminación. La suerte
de los colonos radicó en que los indios no mataban a sus enemigos en las batallas sino que los
capturaban, dejando a los europeos una ocasión para liberar a sus compañeros. En cuanto a la
supuesta superstición de los mexicas al llegar las tropas de Hernán Cortés en el continente, el
autor afirma que, aunque sí intentaron comprobar la humanidad de los recién llegados
mediante varias pruebas, los indígenas bien pudieron entender que no eran dioses. En efecto,
el nombre que les dieron, ​teules​, en vez de referirse a ​dios, teotl​, bien se puede acercar a
señor, teucli,​ y el que los embalsamasen con perfumes puede ser causa de su mal higiene y no
un honor debido a su supuesta condición de dioses. Los europeos a menudo tuvieron cierta
tendencia a considerarse como salvadores de los pueblos que iban conquistando : muchas
representaciones asumen que los indígenas, al no compartir los valores cristianos europeos,
eran salvajes, (hubo debates, en los cuales tuvieron parte por ejemplo Tomás de Aquino,
sobre si convertirlos o no al cristianismo, por su supuesta simplicidad) y más tarde muchos
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dibujos representaron a los negros como un pueblo inferior agradecido de que les viniesen a
salvar los colonos. Al fin y al cabo, esta serie de circunstancias que rodearon la conquista
permitieron ensalzar la figura de Cortés, mientras que, como lo analiza el autor, fue más bien
una "sucesión de improvisaciones", teniendo Cortés que evitar los ataques de Velázquez, que
lo mandó a México y al que desobedeció, y dada la relativa desorganización de sus tropas,
que a veces dieron una importancia desmedida a eventos que no influían en el desarrollo de la
conquista, como la supuesta aparición del apóstol Santiago durante el viaje.

En conclusión, el texto aporta elementos nuevos que permiten reubicar la visión tradicional
de la conquista, que en parte se debió a la suerte de Cortés, dado el número de obstáculos con
que hubiese podido tropezar. Queda otro elemento que analizar, que es el papel de los
indígenas en la conquista de su propio territorio.

Queda bastante minimizado el rol de los mexicas en el éxito de Cortés, sobre todo de los
señores, sobre los cuales se basa el sistema político. En vez de ser el imperio unido y fuerte
que pintaron al principio los narradores de la conquista, el imperio azteca bien pudo tener sus
fallos. El imperio se organizaba en varios señoríos, emparentados y jerarquizados por guerras
y alianzas. Esto hizo que se convirtiera rápidamente en una gran familia, siendo el mayor
atajo para apoderarse de un señorío las relaciones con el dirigente de otro señorío vecino y,
por tanto, la unión con una mujer de su familia. El órgano más potente de este sistema era la
Triple Alianza ya mencionada, que iba conquistando las ciudades vecinas. Este modo de
conquista, aunque eficaz, se volvía un problema a la hora de unir el pueblo, ya que el tributo
que estaban obligados a pagar y la falta de unidad entre los pueblos iba incrementando las
tensiones con la Triple Alianza. Cuando llegó Hernán Cortés, la Alianza ya presentaba
problemas, ya que el jefe azteca Moctezuma era considerado como demasiado pasivo por
parte de sus súbditos, que ya se estaban aliando en movimientos internos contra su jefe.
Además, al morir el jefe de Texcoco, Zozahualpili, Moctezuma favoreció a uno de sus
sobrinos en vez de otro para la sucesión, y eso desató otras tensiones que seguían vigentes al
llegar los conquistadores. Los señores aztecas eran bastante beligerantes: cuando los
cempoaltecas capturaron al calpixque, encargado de recaudar el impuesto, y que Cortés los
liberó para intentar ganarse el afecto de Moctezuma, el Cacique Gordo, jefe de dicha cultura,
lo recibió y acabó haciéndose su aliado por temor al conflicto que se iba preparando. El
conquistador consigue después alianzas con otros jefes guerreros como Ixtilxochitl, relegado
por el dirigente azteca, y con el pueblo tlaxcalteca, entre otros. Estas alianzas se pueden hacer
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mediante el apoyo militar, o también ofreciendo a una mujer, hermana o hija del señor que la
otorga a Cortés. Aprovechando este contexto tenso y propicio al desarrollo de una rebelión,
consiguió Cortés reunir a indios amigos, cuyo número, aunque no igual según las fuentes,
siempre aparece superior al número de españoles. De este modo se puede pensar que Hernán
Cortés realmente consiguió montar un ejército contra el jefe azteca, como lo subraya el
fragmento en inglés citado en el artículo : "La tecnología española fue importante, pero la
clave del éxito de la Conquista fue la adquisición de aliados nativos que magnificaron el
impacto de esas armas" (Ross Hassing, ​Mexico and the Spanish conquest, 1994). Lo
interesante es que parece ser que el concepto de amistad no existía entre los indígenas, por lo
que se plantea la cuestión de cómo realmente consideraban a los conquistadores: ¿una posible
baza para vencer a su jefe, una causa de temor que les empujara a aliarse con ellos para no
provocar su desaparición?
Al cabo de la conquista de México, Cortés otorgó el mando de tierras conquistadas a
indígenas y se cambió el sistema político : el pago del tributo pasó de ser del pueblo a la
Triple Alianza, a ser de los señores al reino español. De esta manera se mantenía este sistema
bajo el mando español.

A modo de conclusión, la conquista de México por Cortés la propiciaron muchas


circunstancias que habían entrenado tensiones en un pueblo azteca cuyos recursos supo
aprovechar el general para llevar a cabo la conquista del territorio. Sin embargo, como lo
subraya de manera muy justa el autor, esta situación se debió sobre todo al carácter belicista
de los señores aztecas, mientras que el pueblo, por su parte, sólo cambió de dueño. No hay
que olvidarse de que fueron muchas las víctimas indígenas, tanto guerreros como habitantes
de las ciudades arrasadas. Desde un punto de vista personal, los conquistadores aprovecharon
el control que tenían sobre la población indígena para exhibir su poder en la España
peninsular, e incluso si ello suponía modificar el relato de los hechos históricos, como fue por
ejemplo el caso del Codex Durán, realizado por los indígenas a petición de los españoles.
Pero dicho control presentaba también muchos fallos, que este texto pone de relieve. Al fin y
al cabo, los españoles, en vez de utilizar su fuerza militar y táctica para tomar el control de
una región, más bien sacaron provecho de la situación inesperada en la que se encontraron al
llegar en esta tierra desconocida, y en esto el texto es justo: la conquista de México no fue un
acontecimiento lineal. Sin duda la conquista se hubiera desarrollado de manera muy distinta
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si el imperio hubiese solucionado con anterioridad sus tensiones, y eso es lo que el texto pone
de relieve, aunque a veces con tono bastante subjetivo.

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