Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Napoleón con su característica corona de laureles, con los que solía ser
retratado
Así quedó planteado un duelo colosal: por un lado, el “Elefante”, el gigante
terrestre, el imperio continental regido por Napoleón y protegido por su
imbatible Ejército; por el otro, la “Ballena”, el inmenso imperio marítimo del
Reino Unido sostenido por su Marina de Guerra, su comercio marítimo y
sus posesiones ultramarinas.
Hacia 1803 y 1804 se renovaron las hostilidades en Europa: una vez más,
Francia y el Reino Unido se hallaban frente a frente. Napoleón se preparó para
la guerra con su imponente Ejército, apoyado por su principal aliado España;
por su parte, el Reino Unido tomó la iniciativa en los escenarios navales, y
recurrió a su estrategia de formar y apoyar coaliciones con aliados
continentales para combatir en territorio europeo.
El imperio de Napoleón
Al perder sus mercados europeos, el Reino Unido los reemplazó por otros en
ultramar. Es por ello que invadió el Virreinato del Río de la Plata en 1806 y
1807 con el doble objetivo de asegurar mercados que sustituyeran a los de
Europa y hostilizar a España, principal aliado de Napoleón. Las derrotas
británicas en el Plata en aquellas dos famosas invasiones tendrán influencia en
el proceso que terminó en la Revolución de Mayo.
El triunfo de Trafalgar salvó a las Islas Británicas de los ambiciosos sueños
de invasión de Napoleón, otorgó a los británicos la iniciativa en los teatros de
operaciones navales durante el resto de la guerra y contribuyó a consolidar al
Reino Unido como potencia mundial por más de un siglo.