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La batalla del Nilo —también conocida como la batalla de la bahía de Abukir (en inglés: Battle of
the Nile, en francés: Bataille d’Aboukir, en árabe: معركة ابو قير البحريه)— fue un gran combate naval
librado entre la Marina Real británica y la Marina de la Primera República Francesa del 1 al 3 de
agosto de 1798 en la bahía de Abu Qir, en la costa mediterránea de Egipto. La batalla fue el
punto culminante de la campaña naval que se había extendido a lo largo de todo el mar
Mediterráneo durante los tres meses anteriores, cuando partió desde Tolón hacia Alejandría un
convoy francés a bordo del cual iba una fuerza expedicionaria bajo el mando del entonces
general Napoleón Bonaparte.
Las fuerzas británicas, dirigidas por el contraalmirante sir Horatio Nelson —más tarde conocido
como lord Nelson—, derrotaron a las francesas.
Bonaparte trataba de invadir Egipto como el primer paso de una campaña contra la India
británica, en un intento de sacar a Gran Bretaña de las Guerras revolucionarias francesas.
Mientras la flota de Bonaparte cruzaba el Mediterráneo, una fuerza británica bajo el mando de
Nelson, la cual había sido enviada desde la flota del río Tajo con el fin de averiguar el objetivo de
la expedición francesa y derrotarla, comenzó su persecución. Durante más de dos meses
persiguió a los franceses, llegando a estar en
algunas ocasiones a tan solo unas horas de
ellos. Bonaparte, que conocía los planes de Batalla del Nilo
Nelson, guardó con total discreción su destino
y consiguió tomar Malta y después llegar a Guerras
Egipto sin ser interceptado por las fuerzas
navales británicas. revolucionarias
Con el ejército francés en tierra, la flota francesas
francesa echó el ancla en la bahía de Abukir,
20 millas —32 kilómetros— al nordeste de
Parte de Campaña
Alejandría. El comandante, vicealmirante
napoleónica en
François-Paul Brueys D'Aigalliers, creía que
había tomado una posición defensiva Egipto y Siria
formidable. Cuando la flota británica arribó a
Egipto el 1 de agosto y descubrió la
disposición de Brueys, Nelson ordenó un
ataque inmediato. Sus barcos avanzaron
hacia la línea francesa y se dividieron en dos
grupos según se acercaban. Uno de ellos
atravesó la línea francesa por el espacio
existente entre los buques rivales y la orilla,
mientras que el otro se enfrentó al flanco
francés más alejado de tierra. Tras caer en un La destrucción del
fuego cruzado, los navíos de guerra de la
vanguardia francesa tuvieron que rendirse
L'Orient en la batalla
tras una fiera batalla de tres horas de
del Nilo, óleo de
duración; el centro de la flota, por otro lado,
consiguió repeler el ataque inicial de los George Arnald
británicos. Con la llegada de los refuerzos
británicos, estos volvieron a atacar el centro y, (1827).
a las 22:00 estalló el buque insignia francés,
L'Orient. Después del fallecimiento de Brueys
y de la derrota de su centro y su vanguardia, la
división trasera de la flota francesa trató de
Fecha 1-3 de
escapar de la bahía, pero solo lo consiguieron
agosto
dos navíos de línea y dos fragatas, de un total
de diecisiete barcos.
de 1798
La batalla dio un vuelco a la situación Lugar Bahía de
estratégica de las fuerzas de ambas
potencias en el Mediterráneo, y la Marina Real Abu Qir,
inglesa se afianzó en la posición dominante,
en la que se mantendría a lo largo del resto de
Egipto
la guerra.[13] El resultado también alentó a
otros países a volverse contra Francia, y fue Coordenadas 31°20′0
un factor del estallido de la guerra de la
Segunda Coalición. El ejército de Bonaparte
30°07′0
quedó atrapado en Egipto, y el dominio
31.3333
británico de la costa siria contribuyó
significativamente a la derrota francesa en el 30.1166
asedio de Acre en 1799, previo al regreso de
Bonaparte a Europa. Nelson, quien había (http://t
resultado herido en la batalla, fue vitoreado
como un héroe en toda Europa y
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consecuentemente nombrado barón Nelson, a
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pesar de que en privado no estaba satisfecho
con su recompensa. Sus capitanes también age=es
recibieron amplios elogios y pasarían después
a formar el núcleo de la Banda de Hermanos
e=Bata
de Nelson. La batalla continúa destacando en
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la cultura popular, siendo probablemente
Casabianca, un poema de 1826 de Felicia 333333
Hemans, su representación más conocida.
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Preludio ype:eve
Resultado Victoria
Tras las victorias de Napoleón Bonaparte
británica
contra el Imperio austríaco en el norte de
Italia —que coadyuvaron en la victoria
francesa en la Guerra de la Primera Coalición
en 1797—, Gran Bretaña era la única gran Beligerantes
potencia europea que estaba aún en guerra
con la Primera República Francesa.[14] El
Reino
Directorio francés sopesó varias opciones
estratégicas para enfrentarse a los británicos, República de Gran
entre las que se encontraban invasiones
proyectadas de Irlanda y Gran Bretaña y la Francesa Bretaña
expansión de la Marina Nacional francesa
para poder desafiar a la Marina Real en el
mar.[15] A pesar de los esfuerzos por parte de
Comandantes
Francia, el control británico de las aguas del
norte de Europa hacía que estas aspiraciones François- Horatio
[16]
se viesen frustradas a corto plazo, y la
Marina Real mantuvo el firme control del Paul Brueys Nelson
océano Atlántico. Sin embargo, la marina
francesa dominaba el Mediterráneo tras la
D'Aigalliers †
retirada de la flota británica posterior al
estallido de la guerra entre Gran Bretaña y
[17]
Fuerzas en
España en 1796. Esto le permitió a
Bonaparte proponer una invasión de Egipto combate
como alternativa al enfrentamiento directo
con Gran Bretaña, porque creía que los
británicos estarían demasiado ocupados por
el inminente levantamiento irlandés como
para intervenir en el Mediterráneo.[18] [13]
Bajas
Campaña en el 2000-5000 bajas 218
3000-3900 mu
Mediterráneo
capturados[nota 1] 617
2 navíos de línea les
destruidos
9 navíos de línea
capturados
2 fragatas
El vicealmirante Horatio
Nelson, por Lemuel Francis destruidas
Abbott, 1800, Museo
Marítimo Nacional. En el
sombrero de tres picos se
puede observar el penacho
concedido por el sultán
otomano como recompensa
por la victoria en el Nilo.
Nelson era un oficial con amplia experiencia que había quedado tuerto mientras batallaba en
Córcega en 1794 y que había recibido encomio por la captura de dos barcos de línea españoles
durante la batalla del Cabo de San Vicente en febrero de 1797. En julio de ese mismo año, perdió
un brazo en la batalla de Santa Cruz de Tenerife y se vio obligado a volver a Gran Bretaña para
recuperarse.[36] [27] A su regreso a la flota del Tajo a finales de abril de 1798, recibió la orden de
tomar el mando de la escuadra estacionada en Gibraltar y navegar al mar de Liguria.[37] El 21 de
mayo, cuando Nelson estaba ya cerca de Tolón, un vendaval dañó su buque insignia, el HMS
Vanguard, que perdió sus masteleros y estuvo a punto de naufragar en la costa corsa.[38]
Asimismo, el resto de la escuadra quedó desperdigada. Los navíos de línea se refugiaron en la
isla de San Pietro, cerca de Cerdeña; el viento alejó a las fragatas hacia el oeste y no
consiguieron regresar.[39]
Preocupado por la cercanía de Nelson, Bonaparte ordenó una invasión inmediata; las tropas
desembarcaron mediante una operación anfibia cuya planificación había sido bastante pobre y
como resultado al menos veinte soldados se ahogaron.[54] Los franceses avanzaron hacia la
ciudad de Alejandría a lo largo de la costa y la tomaron al asalto;[55] después de esto, Bonaparte
condujo al grueso de su ejército hacia el interior.[56] Le encomendó a su comandante naval, el
vicealmirante François-Paul Brueys D'Aigalliers, la tarea de anclar en el puerto de Alejandría, pero
los sondeos indicaron que el canal del puerto era demasiado estrecho y de poca profundidad
para los barcos más grandes de la flota.[57] Consecuentemente, los franceses seleccionaron un
fondeadero alternativo en la bahía de Abu Qir, treinta y dos kilómetros al noreste de
Alejandría.[58]
La flota de Nelson llegó a Siracusa, en Sicilia, el 19 de julio, donde obtuvo las provisiones
esenciales para continuar su misión.[59] Durante el reabastecimiento, el almirante escribió
cartas describiendo los acontecimientos de los meses previos:
Es un antiguo dicho,
«los hijos del diablo
tienen la suerte del
diablo».[nota 2] No puedo
saber, o descubrir en
este momento, aparte de
vagas conjeturas, dónde
se encuentra la flota
francesa. Toda mi mala
suerte, hasta el
momento, está
relacionada con la falta
de fragatas.[61]
Al percatarse de que el puerto de Alejandría era inadecuado para su flota,[64] Brueys reunió a
todos sus capitanes y discutieron las opciones. Bonaparte había ordenado el anclaje de la flota
en la bahía de Abukir, un fondeadero poco profundo y expuesto, pero había incluido entre sus
órdenes la posibilidad de que Brueys navegara a Corfú, en el norte, dejando únicamente los
buques de transporte y unos pocos barcos de guerra más ligeros en Alejandría en el caso de
que la bahía resultase excesivamente peligrosa.[65] Brueys se negó a contemplar esta
posibilidad, creyendo que su escuadra podría apoyar al ejército francés en tierra, y convocó a los
capitanes a bordo de su buque insignia, el L'Orient, equipado con ciento veinte cañones. En él
estudiaron cuál sería su respuesta en caso de que Nelson descubriese la flota. A pesar de la
vehemente oposición del contraalmirante Armand Blanquet,[66] quien insistió en que la flota
podría contraatacar mejor en mar abierto, el resto de los capitanes coincidió en que el anclaje
en una línea de batalla en el interior de la bahía era la mejor táctica para enfrentarse a
Nelson.[67] Es posible que Bonaparte previera la bahía de Abukir como un fondeadero temporal:
el 27 de julio expresó su deseo de que Brueys hubiese transportado ya sus buques a Alejandría,
y tres días después, emitió órdenes de que la flota zarpase hacia Corfú con el objetivo de
preparar operaciones navales contra los territorios otomanos en los Balcanes,[68] aunque un
grupo de beduinos[69] interceptó y asesinó al mensajero que portaba las instrucciones.
Óleo anónimo que representa a
François-Paul Brueys D'Aigalliers,
comandante francés en la batalla.
La bahía de Abukir es una hendidura costera de treinta kilómetros de ancho que se extiende
desde el pueblo de Abu Qir, en el oeste, hasta Rosetta, en el este, donde se encuentra una
desembocadura del río Nilo en el Mediterráneo.[70] En 1798, la bahía estaba protegida por el
oeste por unos largos bancos rocosos que penetraban 4,8 km en la bahía desde un promontorio
en el que se encontraba el castillo de Abukir. Una fortaleza situada en una isla entre las rocas
protegía los bancos rocosos.[71] La guarnición de la fortificación, equipada con al menos cuatro
cañones y dos morteros pesados,[72] estaba a cargo de soldados franceses.[73] Brueys había
reforzado la fortaleza con buques bombarderos y cañoneros, anclados entre los bajíos rocosos
al oeste de la isla en una posición óptima para apoyar a la cabecera de la línea francesa.[72] A lo
largo de la bahía, había más bancos rocosos que se extendían hacia el sur de la isla y formaban
un semicírculo a unos 1510 metros de la orilla.[74] Estos bancos de rocas no eran lo
suficientemente profundos como para permitir el paso de los grandes barcos de guerra, por lo
que Brueys ordenó a sus trece navíos de línea que formaran una línea de batalla siguiendo el
borde nororiental de los bajíos desde el sur de la isla.[50] [75] Esta posición permitía a los barcos
llevar a cabo el desembarco de provisiones por babor mientras cubrían la operación con sus
baterías de estribor.[76] Se ordenó que cada nave se uniera por la popa y la proa con fuertes
cables a los buques más cercanos, de modo que se crease una larga batería, una barrera
teóricamente impenetrable.[77] Además, Brueys situó una segunda línea de cuatro fragatas
aproximadamente 320 metros al oeste de la línea principal, prácticamente a mitad de camino
entre la línea mayor y el banco. El Guerrier era el primero de la línea y estaba situado 2200
metros al sureste de la isla de Abukir y aproximadamente a 910 metros del extremo de los
bajíos que rodeaban la isla.[73] La línea se extendía hacia el sureste y se curvaba hacia mar
abierto en su centro.[78] Los barcos franceses estaban separados por intervalos de 150 metros
y la línea completa tenía una longitud de 2610 metros.[79] El buque insignia, el L'Orient, se
encontraba en el centro de esta, acompañado a proa y a popa por dos grandes navíos
equipados con ochenta cañones.[80] El contraalmirante Pierre-Charles Villeneuve, a bordo del
Guillaume Tell, era el encargado de la retaguardia de la línea.[73]
Al disponer sus bajeles de esta manera, Brueys esperaba que los británicos se viesen obligados
a atacar su poderoso centro y su retaguardia, lo que le permitiría usar la vanguardia para
contraatacar valiéndose del viento del nordeste una vez que hubiese comenzado la batalla.[81]
Sin embargo, cometió un importante error: había dejado el espacio suficiente entre el Guerrier y
los bancos de rocas para que los barcos enemigos lo atravesaran y pudieran atrapar a la
vanguardia francesa, que carecía de apoyo, entre dos fuegos.[82] Además, los franceses solo
prepararon el estribor de sus barcos —el cual apuntaba hacia el mar— para la batalla, ya que
esperaban que el ataque proviniese de ese lugar, y dejaron el otro costado sin preparar, lo que
agravó el error.[83] Los cañones de babor estaban inhabilitados y ese lado de la cubierta se
hallaba lleno de elementos amontonados que dificultaban el acceso a los cañones.[84] La
disposición de Brueys contenía otro importante defecto: los 150 metros de espacio que había
entre cada barco eran lo suficientemente amplios para que un buque británico los atravesase y
rompiese la línea francesa.[85] Asimismo, no todos los capitanes franceses habían cumplido las
órdenes de Brueys de unirse mediante cables a las naves más cercanas, lo que hubiese evitado
tal maniobra por parte de los británicos.[86] La situación empeoró aún más por una orden que
exigía que los barcos anclasen únicamente por la proa, dado que los navíos se desplazaban a
causa del viento, lo cual aumentaba la distancia entre ellos. Esto también creó áreas
desprotegidas a lo largo de la línea francesa. Los barcos británicos podrían de esta manera
anclar en esos espacios y atacar a los franceses sin que estos pudiesen ofrecer respuesta
alguna. Por añadidura, el despliegue de la flota de Brueys impedía que la segunda línea de
fragatas pudiese apoyar a vanguardia de la principal, debido a la dirección del viento
predominante.[87]
Un problema aún más urgente para Brueys era la escasez de alimentos y agua para la flota:
Bonaparte había descargado prácticamente todas las vituallas de los barcos y no llegaban más
desde la costa. Tratando de solucionar esto, Brueys envió grupos de veinticinco hombres de
cada barco a que la recorrieran requisando comida, excavando pozos y haciéndose con
agua.[77] No obstante, estos grupos necesitaron la escolta de guardias armados para poder
reprimir los constantes ataques que sufrían por parte de los beduinos. Por lo tanto, una tercera
parte de los marineros de la flota se encontraba permanentemente en tierra.[88] Brueys le
escribió una carta al ministro de la Marina francés Étienne Eustache Bruix, en la que describía la
situación: «Nuestras tripulaciones son insuficientes, tanto en número como en calidad. Los
aparejos, en general, necesitan reparaciones, y estoy seguro de que se necesita bastante valor
para llevar a cabo la gestión de una flota que se encuentra en tales condiciones».[89]
La batalla
Véase también: Anexo:Orden de batalla de la batalla del Nilo
Llegada de Nelson
Mientras los buques se preparaban para la acción, Brueys ordenó a sus capitanes que acudieran
a una conferencia en el L'Orient y se apresuró a llamar también a los grupos que se encontraban
en tierra; la mayoría de estos, empero, no llegaron hasta el comienzo de la batalla.[82] Para
reemplazarlos, se reunió un gran número de hombres de las fragatas y se les distribuyó entre los
bajeles de la línea.[72] Brueys esperaba atraer a la flota británica hacia las rocas en la isla de
Abukir, para lo que envió a las goletas Alerte y Railleur, que debían ejercer de señuelos en las
poco profundas aguas.[79] Hacia las 16:00, el Alexander y el Swiftsure ya estaban dentro del
campo de visión francés, aunque aún algo alejados de la flota británica principal. Brueys ordenó
que su línea partiera, lo que contradecía el plan inicial, que consistía en quedarse anclados.[93]
Blanquet protestó esta decisión alegando que no había suficientes hombres para navegar al
tiempo que otros se ocupaban de manejar los cañones.[94] Nelson, por su parte, ordenó que el
barco que encabezaba la escuadra redujera la velocidad para crear así una formación más
ordenada. Este hecho convenció a Brueys de que los británicos estaban planeando esperar a la
mañana siguiente en vez de arriesgarse a combatir durante la noche en las estrechas aguas de
la bahía.[95] En consecuencia, rescindió su anterior orden de zarpar.[96] [95] Brueys podría haber
pensado que el retraso le permitiría burlar a los británicos en la oscuridad y seguir de este modo
las órdenes de Bonaparte,[95] quien había dictado que evitara una confrontación directa con la
flota británica si era posible.[97]
Nelson ordenó que su flota redujera la velocidad a las 16:00 y así fuese posible que los barcos
pudieran colocar unos muelles en los cables de anclaje; este era un sistema que aumentaba la
estabilidad y permitía a los barcos virar más fácilmente para apuntar sus cañones y enfrentarse
a sus enemigos incluso estando fondeados. Igualmente facilitaba las maniobras y, por lo tanto,
reducía el riesgo de sufrir algún tiro de enfilada.[98] El plan de Nelson, el cual había surgido de la
conversación con sus capitanes durante el viaje de regreso a Alejandría,[70] consistía en avanzar
hacia los franceses desde la parte más cercana al mar y concentrarse en atacar la vanguardia y
el centro de la línea francesa, de modo que cada barco enemigo tuviera que enfrentarse a dos
barcos británicos y el gran L'Orient tuviera que combatir contra tres.[99] La dirección del viento
imposibilitaba que la retaguardia francesa pudiera sumarse fácilmente al combate y quedó
aislada de la parte delantera de la línea.[100] Para asegurarse de que ninguno de sus barcos
abriese fuego contra otro en la confusión del humo y de la noche, Nelson ordenó que cada
buque colocara cuatro luces horizontales en el extremo de su mesana e izase un pabellón
blanco iluminado, que era diferente de la bandera tricolor francesa, por lo que no se confundirían
a pesar de la poca visibilidad.[101] Mientras su barco se preparaba para la batalla, Nelson
organizó una cena final con sus oficiales en el Vanguard.[50] [102] En un momento de esta, se
levantó y anunció: «Mañana antes de esta hora, me habré ganado el título de par o un lugar en la
abadía de Westminster»,[103] en referencia a la recompensa por la victoria y al lugar en el que se
enterraba a los héroes militares británicos.
La batalla del Nilo, 1 de agosto de
1798, por Nicholas Pocock, 1808,
Museo Marítimo Nacional.
Poco después de que se invalidara la orden francesa de levar anclas, la flota británica comenzó
a acercarse rápidamente. Brueys, convencido por ello de que finalmente le atacarían esa noche,
ordenó que cada uno de los barcos colocase los muelles en los cables de anclaje y se preparase
para la acción.[91] [95] Envió hacia la flota enemiga al Alerte, que pasó cerca de los primeros
barcos británicos y después viró bruscamente hacia el oeste, bordeando los bajíos, en un
intento de que los navíos de línea enemigos le siguiesen y quedasen atrapados.[96] [95] No
obstante, ninguno de los capitanes de Nelson cayó en la trampa y la flota británica continuó
avanzando impertérrita.[95] A las 17:30, Nelson ordenó a uno de sus dos barcos de cabeza, el
HMS Zealous del capitán Samuel Hood, que se disputaba el honor de ser el primero en abrir
fuego contra la línea francesa con el Goliath, que explorase el camino más seguro hacia el
interior del puerto. Los británicos no tenían información acerca de la profundidad o la anchura
de la bahía, a excepción de un bosquejo cartográfico que había obtenido el Swiftsure de un
capitán mercante, un atlas impreciso que se encontraba en el Zealous[104] , y un mapa francés
elaborado treinta y cinco años antes, a bordo del Goliath.[82] Hood respondió que sondearía a
medida que avanzaba para evaluar la profundidad del agua,[105] y añadió: «si me concedéis el
honor de guiaros en la batalla, mantendré el fuego contra el enemigo».[106] Poco después,
Nelson detuvo la marcha para conversar con el comandante de la goleta HMS Mutine, el
teniente Thomas Hardy, quien había capturado a unos prácticos de una pequeña embarcación
alejandrina.[107] Al detenerse el Vanguard, también lo hicieron los bajeles que lo seguían; esto
provocó que se abriese una brecha entre el Zealous, el Goliath y el resto de la flota.[82] Con el
objetivo de contrarrestar este contratiempo, Nelson ordenó que el HMS Theseus, comandado
por el capitán Ralph Miller, adelantase a su buque insignia y se uniera a los dos barcos que
formaban la vanguardia.[105] A las 18:00, la flota británica avanzaba de nuevo a toda vela. En
ese momento, el Vanguard era el sexto de una línea de diez barcos, el Culloden se encontraba
retrasado más al norte, y tanto el Alexander como el Swiftsure, aún al oeste, se apresuraban
para tratar de unirse al grueso de la escuadra.[108] Tras el rápido cambio de formación amplia a
rígida línea de batalla, ambas flotas desplegaron sus banderas; cada barco británico añadió a su
pabellón una bandera de Gran Bretaña —conocida como Union Jack— en sus aparejos por si
acaso la principal sufría daños durante la batalla.[109] A las 18:20, mientras el Goliath y el
Zealous se abalanzaban rápidamente contra ellos, los primeros buques franceses, el Guerrier y
el Conquérant, abrieron fuego.[110] [111]
Comienzo de la batalla
Diez minutos después de que los franceses abrieran fuego, el Goliath, despreciando los disparos
que recibía desde la fortificación por estribor y los del Guerrier por babor, la mayoría de los
cuales eran muy altos para alcanzar al barco británico, sobrepasó la punta de la línea
francesa.[109] El capitán Thomas Foley había detectado, según se acercaba, la separación
inesperada que había entre el Guerrier y las poco profundas aguas de la zona rocosa. Foley
decidió sacar provecho de este error táctico y, por propia iniciativa, cambió su ángulo de
aproximación y se coló por el espacio entre la línea francesa y los bajíos.[106] En el momento en
el que la proa del Guerrier se puso a tiro, el Goliath abrió fuego y le infligió importantes daños
con un doble tiro de enfilada al tiempo que el bajel británico viraba a babor y se colocaba
también a babor del navío rival, que no estaba preparado para el combate.[86] Los Marines
Reales de Foley y una compañía de granaderos austríacos se unieron al ataque disparando con
sus mosquetes.[112] Foley había planeado anclar su barco cerca del francés y enfrentarse a él a
poca distancia, pero su ancla tardó mucho en descender y dejó atrás al Guerrier.[113] [114]
Finalmente, el Goliath se detuvo cerca de la proa del Conquérant; a continuación, abrió fuego
contra el nuevo oponente por babor y, con los cañones de estribor —que no había empleado
hasta entonces— intercambió algunos disparos con la fragata Sérieuse y la bombarda
Hercule.[115] Estos dos barcos se encontraban en la parte interior de la línea de batalla
francesa.[105]
A la ofensiva de Foley le siguió la de Hood, a bordo del Zealous, que cruzó asimismo la línea
francesa y logró anclar cerca del Guerrier,[115] en el lugar previsto previamente por Foley. Tras
esto, comenzó a disparar a la proa del primer barco francés desde poca distancia.[116] Después
de cinco minutos, el trinquete del Guerrier cayó, lo que provocó los vítores de las tripulaciones
de las naves británicas.[117] La rapidez con la que avanzaba la flota enemiga pilló por sorpresa a
los capitanes franceses; estos estaban todavía reunidos a bordo del L'Orient cuando empezaron
los disparos. Al percatarse de la llegada de los primeros buques británicos, regresaron
apresuradamente a sus navíos. El capitán del Guerrier, Jean-François-Timothée Trullet, gritó
desde su barcaza para que sus hombres respondiesen a las andanadas provenientes del
Zealous, mientras trataba de alcanzar su buque.[105]
El tercer barco británico en entrar en acción fue el HMS Orion, del capitán James Saumarez.[118]
Este rodeó a los que estaban batallando en ese momento en la parte delantera de la línea y
maniobró para colocarse entre la línea principal francesa y las fragatas que se encontraban más
cerca de la costa.[119] Mientras lo hacía, la fragata Sérieuse abrió fuego contra el Orion, lo que
causó heridas a dos hombres. La convención sobre guerra naval de aquella época estipulaba
que los navíos de línea no atacasen a las fragatas en caso de que hubiese barcos del mismo
porte a los que poder enfrentarse, pero al abrir fuego, el capitán francés Claude-Jean Martin
había invalidado esta norma.[120] Saumarez esperó a que la fragata estuviese cerca para
responder al ataque.[120] El Orion necesitó tan solo una descarga de sus baterías para destrozar
la fragata, y la maltrecha embarcación de Martin quedó a la deriva en los bajíos.[115] Durante el
retraso que causó este desvío, dos naves británicas más habían entrado en batalla: el Theseus,
armado como barco de primera clase,[121] siguió la trayectoria de Foley frente a la proa del
Guerrier. Miller condujo su barco por el medio del tumulto de los navíos británicos y franceses
anclados hasta que se encontró con el tercer buque rival, el Spartiate.[115] Ancló a babor de este
y le disparó desde poca distancia. El HMS Audacious, al mando del capitán Davidge Gould,
atravesó la línea francesa por el hueco existente entre el Guerrier y el Conquerant y ancló entre
ambos navíos para descargar tiros de enfilada contra ambos.[117] [37] A continuación, el Orion
volvió a unirse a la acción más al sur de lo que pretendía.[122] Atacó al quinto barco francés, el
Peuple Souverain, y al buque insignia del almirante Blanquet, el Franklin.[122]
Los siguientes tres buques británicos, con el Vanguard en cabeza seguido del HMS Minotaur y
del HMS Defence, permanecieron en línea de batalla y fondearon a estribor de la línea francesa a
las 18:40.[110] Nelson concentró el fuego de su buque insignia en el Spartiate, mientras que el
capitán Thomas Louis, a bordo del Minotaur, atacaba al Aquilon, que no había participado en la
batalla hasta ese momento, y el capitán del Defence John Peyton se sumaba al ataque contra el
Peuple Souverain.[117] Como la vanguardia francesa ya se hallaba ampliamente superada en
número, los siguientes navíos británicos, el HMS Bellerophon y el HMS Majestic, evitaron a los
barcos que estaban enfrentándose en la vanguardia de la línea y avanzaron hacia el centro
francés, aún intacto.[123] Poco después, ambos bajeles comenzaron a batallar con enemigos
mucho más poderosos que ellos y sufrieron terribles daños. El capitán del Bellerophon, Henry
Darby, no fue capaz de anclar el barco en el lugar previsto, cerca del Franklin, y su navío quedó
bajo la principal batería del buque insignia de la escuadra enemiga.[124] Al capitán a bordo del
Majestic, George Blagdon Wetcott, le ocurrió algo similar y estuvo a punto de colisionar con el
Heureux; tras este incidente, recibió numerosos disparos provenientes del HMS Tonnant.
Incapaz de detenerse a tiempo, el foque del barco de Westcott y el obenque del Tonnant se
enzarzaron.[125]
Los franceses también sufrieron. El almirante Brueys, a bordo del L'Orient, recibió graves heridas
en la cara y una mano durante los primeros intercambios de disparos con el Bellarophon a
causa de la metralla.[6] [126] El último barco de la línea británica, el Culloden, comandado por
Troubridge, se acercó mucho a la isla de Abukir y quedó atrapado en las rocas a consecuencia
de la oscuridad.[124] A pesar de los constantes esfuerzos de los botes del Culloden, la goleta
Mutine y el HMS Leander, dirigido por el capitán Thomas Thompson, el navío no pudo zafarse y
las olas lo empujaron más hacia el interior, lo que causó importantes daños al casco de la
embarcación.[127]
Rendición de la vanguardia francesa
A las 19:00, los británicos procedieron a encender las lámparas de identificación situadas en las
mesanas de los buques.[128] El Guerrier ya estaba desarbolado y prácticamente destruido,
blanco de las descargas de los distintos navíos enemigos según se acercaban a la línea
francesa.[129] El Zealous, en cambio, apenas tenía daños: Hood había colocado el navío fuera
del alcance de los cañones de los dos costados del barco rival y, en cualquier caso, el Guerrier
no estaba preparado para combatir simultáneamente por ambas bandas, ya que sus cañones de
babor estaban bloqueados por la mercancía que estaba almacenada en ese lado de la nave.[130]
A pesar de las condiciones en las que se encontraba su barco, la tripulación del Guerrier se negó
a rendirse y continuó disparando los pocos cañones aún funcionales pese a la contundente
respuesta del Zealous.[131] [126] Además del fuego de los cañones, Hood ordenó a sus infantes
de marina que empleasen sus mosquetes y disparasen salvas dirigidas a la cubierta del barco
francés. No obstante, esto solo provocó que la tripulación enemiga tuviese que ponerse a
cubierto, pero los británicos no consiguieron que se rindiese. Dicha rendición no se produjo
hasta las 21:00, cuando Hood envío una chalupa lista para abordar al Guerrier.[132] [126] El
Conquérant ofreció menor resistencia y se rindió antes, después de recibir varias andanadas de
parte de los barcos británicos que pasaban cerca de su posición y del derribo de sus tres
mástiles antes de las 19:00, como consecuencia de los ataques llevados a cabo por el
Audacious y el Goliath.[130] El capitán Etienne Dalbarade, a la vista de las pésimas condiciones
en las que se encontraba su navío y con heridas mortales, hizo arriar la bandera de su barco y, a
continuación, un grupo de abordaje se apoderó de la nave.[133] A diferencia del Zealous, los
otros dos barcos británicos que habían combatido al Conquérant sufrieron importantes daños
en el enfrentamiento.[134] El Goliath perdió la mayoría de sus aparejos, sufrió más de sesenta
bajas y sus tres mástiles resultaron dañados.[135] El capitán Gould, a bordo del Audacious,
habiendo derrotado a sus rivales, se aprovechó de un muelle situado en el cable para prender
fuego al Spartiate, el siguiente barco francés de la línea. Al oeste, el maltrecho Sérieuse se
hundió[114] cerca de los bajíos. Los supervivientes del naufragio se lanzaron a los botes y
remaron hasta la orilla; los mástiles del bajel quedaron sobresaliendo por encima del agua
somera.[115]
La batalla del Nilo, por Thomas Luny,
1830, Museo Marítimo Nacional.
El capitán Maxime Julien Émeriau se enfrentaba ahora a cuatro navíos enemigos —Theseus,
Vanguard, Minotaur y Audacious—, después de que el Audacious desviase sus baterías hacia el
Spartiate.[134] A los pocos minutos, los tres mástiles del barco francés habían caído, pero la
batalla continuó alrededor del Spartiate hasta las 21:00, hora en la que Emeriau, malherido,
ordenó arriar la bandera.[135] A pesar de haber estado en inferioridad numérica, el Spartiate
había recibido ayuda del siguiente barco en la línea, el Aquilon, el único de la vanguardia
francesa que se estaba enfrentando tan solo a un oponente, el Minotaur.[134] El capitán Antoine
René Thévenard usó un muelle de la cuerda del ancla para colocar su barco en la posición
apropiada para lanzar una andanada contra la proa del buque insignia de Nelson, cuya
tripulación sufrió cien bajas, incluyendo al almirante.[135] Cerca de las 20:30, una astilla de
metralla del Spartiate golpeó la frente de Nelson, cuyo ojo derecho ya estaba dañado.[136] La
astilla le provocó un pequeño desgarro de piel que le dejó ciego por unos momentos.[137] El
almirante cayó en los brazos del capitán Edward Berry, que le llevó al interior del navío. Nelson,
seguro de que la herida era grave, gritó: «Me han matado, dad recuerdos a mi mujer de mi
parte»,[138] [139] [nota 3] y llamó a su capellán, Stephen Comyn.[140] El cirujano del Vanguard,
Michael Jefferson, analizó inmediatamente la herida e informó al almirante de que se trataba de
un simple desgarrón y le suturó la herida.[141] A continuación, Nelson desobedeció las órdenes
de Jefferson de mantenerse en reposo y volvió a la cubierta poco antes de que explotara el
L'Orient para supervisar los últimos compases de la batalla.[142] Aunque la maniobra de
Thévenard había resultado exitosa, colocó su propia proa al alcance de los cañones de
Minotaur; por consecuencia, a las 21:25, el barco francés ya estaba desarbolado y destruido y
los oficiales se vieron obligados a rendirse tras el fallecimiento del capitán Thévenard.[143]
Habiendo derrotado a su enemigo, el capitán del Minotaur, Thomas Louis, puso rumbo al sur
para unirse al ataque contra el Franklin.[144]
Batalla del Nilo, 1 de agosto de 1798,
por Daniel Orme, 1805, Museo
Marítimo Nacional. Nelson regresa a
la cubierta después de que le
cubrieran la herida.
El Defence y el Orion lanzaron un ataque conjunto contra el quinto barco francés, el Peuple
Souverain.[145] Atacaron por ambos costados y el navío británico perdió rápidamente su
trinquete y su palo mayor.[145] A bordo del Orion, dos hombres murieron y el capitán Saumarez
resultó herido tras caerles encima un trozo de madera que previamente se había desprendido de
uno de los mástiles.[146] En el Peuple Souverain, mientras tanto, el capitán Pierre-Paul Raccord
se encontraba gravemente herido y ordenó cortar la cuerda que los mantenía anclados para
tratar de escapar del bombardeo. Entonces, el navío viró hacia el sur, en dirección al lugar en el
que se hallaba el L'Orient.[145] Este abrió fuego contra el navío al confundirlo con uno enemigo
en la oscuridad.[147] Tanto el Orion como el Defence fueron incapaces de perseguir al navío. El
Defence había perdido su trinquete y un brulote improvisado que deambulaba por el escenario
de la batalla casi chocó con el Orion. El origen de este navío, un barco en llamas y cargado con
material altamente inflamable, es incierto, pero podría haber sido lanzado desde el Guerrier al
inicio de la batalla.[143] El Peuple Souverain echó el ancla cerca del L'Orient, pero dejó de
intervenir en el enfrentamiento. El maltrecho navío se rindió a lo largo de la noche. El Franklin
permaneció en el combate, pero Blanquet había sufrido una herida grave en la cabeza y el
capitán Gillet había tenido que ser llevado inconsciente a los camarotes inferiores con lesiones
significativas. Poco después, tras la explosión de un armario en el que se guardaban armas, se
originó un incendio en el alcázar, que causó dificultades a la tripulación a la hora de
extinguirlo.[148]
Al sur, el HMS Bellerophon se encontraba en apuros por el intenso fuego al que le sometía el
L'Orient.[149] A las 19:50, tanto el palo principal como la mesana se derrumbaron y se
desencadenaron simultáneamente varios incendios en distintos puntos del navío.[150] [149] A
pesar de que las llamas se sofocaron con rapidez, la tripulación del barco sufrió más de
doscientas bajas. El capitán Dairby se percató de que su posición era insostenible y ordenó que
se cortasen los cables de anclaje a las 20:20. El maltrecho barco se alejó de la batalla entre
continuos disparos provenientes del Tonnant; finalmente, su trinquete también se
desplomó.[151] El L'Orient había sufrido importantes daños y el almirante Brueys había sido
alcanzado por una bala de cañón en el vientre que estuvo a punto de partirlo por la mitad.[150]
Falleció un cuarto de hora después, tras haberse negado a bajar a los camarotes.[152] El capitán
del L'Orient, Luc-Julien-Joseph Casabianca, sufrió heridas en la cara, provocadas por varias
astillas que habían salido despedidas, y cayó inconsciente.[153] [126] Al mismo tiempo, su hijo de
doce años perdió una pierna tras recibir un impacto de bala mientras se encontraba al lado de
su padre.[154] El barco británico más meridional, el Majestic, se había enzarzado brevemente
con el Tonnant[155] y, en el combate resultante, sufrió numerosas bajas. El capitán George
Blagdon Westcott fue uno de los que murieron por un disparo de mosquete.[156] El teniente
Robert Cuthbert asumió el mando del navío y consiguió retirarse, permitiendo al Majestic,
gravemente dañado, que fuera arrastrado hacia el sur. De este modo, a las 20:30, se hallaba
entre el Tonnant y el siguiente barco en la línea francesa, el Heureux, batallando contra
ambos.[128] Para prestar apoyo al centro, el capitán del Leander, Thompson, desistió de sus
intentos de desencallar el Culloden de las rocas y se dirigió hacia la línea francesa. Al
aproximarse, se aprovechó del espacio que había dejado el Peuple Souverain tras su partida y
trató de infligir daños al Franklin y al L'Orient mediante intensos tiros de enfilada.[133] [157]
Mientras la batalla seguía su curso en la bahía, los dos barcos británicos rezagados intentaban
vigorosamente intervenir en el enfrentamiento, guiándose por los destellos de los disparos. El
capitán Benjamin Hallowell, a bordo del Swiftsure, pudo evitar los bajíos de Abukir tras avistar el
Culloden, que se encontraba encallado, y, después de flanquear el tumulto de navíos que
estaban batallando en la vanguardia de la línea francesa, se dirigió al centro francés.[158] Poco
después de las 20:00, la tripulación divisó un casco desarbolado que estaba efectuando un
viraje delante del Swiftsure y, en un principio, Hallowell ordenó a sus hombres que le disparasen.
Sin embargo, anuló la orden al conocer la identidad del extraño navío. Al tratar de comunicarse
con el maltrecho barco, Hallowell había recibido la siguiente respuesta: «Bellerophon,
alejándose de la acción, inservible».[159] Hallowell se sintió aliviado por no haber atacado
accidentalmente a uno de sus propios barcos en la oscuridad y, a continuación, se colocó entre
el L'Orient y el Franklin y abrió fuego contra ambos.[138] El Alexander fue el último de los barcos
británicos en tomar parte en la acción, ya que había seguido al Swiftsure. El navío se acercó al
Tonnant, que había comenzado a alejarse del buque insignia francés. A continuación, el capitán
Alexander Ball se unió al ataque contra L'Orient.[160]
Destrucción del L'Orient
A las 21:00, los británicos se percataron de que había fuego en las cubiertas inferiores del
L'Orient.[161] El capitán Hallowell, a sabiendas de los daños que el incendio podía causar al
buque insignia francés, ordenó a los artilleros que disparasen directamente al lugar en el que
había fuego.[49] Los constantes disparos británicos expandieron las llamas a lo largo de toda la
popa del barco e imposibilitaron cualquier intento de sofocarlas.[150] Pocos minutos después,
las llamas ascendieron por los aparejos y las velas comenzaron a arder.[49] Los barcos
británicos más cercanos al buque en llamas, el Swiftsure, el Alexander y el Orion, dejaron de
disparar, cerraron sus portas y empezaron a alejarse del L'Orient, con el fin de no resultar
perjudicados por el inminente estallido de la munición almacenada a bordo del navío
francés.[151] [49] Asimismo, retiraron a sus tripulantes de los cañones para formar grupos que se
encargasen de empapar las velas y las cubiertas de sus propios navíos con agua de mar y evitar
así que estas prendieran fuego.[153] Del mismo modo, los barcos franceses Tonnant, Hereux y
Mercure cortaron los cables de las anclas y se dejaron arrastrar hacia el sur para alejarse del
barco en llamas.[162] Sobre las 22:00,[nota 4] el fuego llegó a los polvorines y el L'Orient quedó
prácticamente destruido a causa de una gran explosión.[84] [49] La onda expansiva fue lo
suficientemente potente para desgarrar las costuras de los barcos más cercanos,[80] mientras
que trozos del casco salieron despedidos incluso por encima de los navíos que se encontraban
alrededor.[163] El Swiftsure, el Alexander y el Franklin entraron en llamas a causa de la caída del
pecio, pero en todos los casos la tripulación pudo sofocar los respectivos incendios con cubos
de agua,[150] aunque se originó una segunda explosión en el Franklin.[164]
Jamás se ha podido determinar con certeza cómo surgió el incendio en el L'Orient, pero una de
las versiones más aceptadas es que se habían dejado tinajas llenas de aceite y pintura en la
toldilla, en vez de haber sido almacenadas correctamente una vez finalizados los trabajos de
pintura del casco del barco poco antes del comienzo de la batalla. Se cree que una guata en
llamas proveniente de uno de los navíos británicos debió caer en la cubierta y, tras entrar en
contacto con la pintura, esta comenzó a arder. A continuación, las llamas se habían extendido
rápidamente por el camarote del almirante y habían alcanzado un polvorín en el que se
almacenaba munición diseñada para arder más intensamente en el agua que en el aire.[165] El
capitán de la flota, Honoré Ganteaume, por el contrario, señaló que la causa del incendio fue una
explosión en el alcázar, después de una serie de incendios más pequeños en los botes situados
en la cubierta principal.[166] Cualquiera que fuera el origen, el fuego se propagó con rapidez a
través de los aparejos del navío, sin que las bombas contraincendios, destrozadas previamente
por los británicos, pudiesen detenerlo.[167] A continuación, se originó un segundo incendio en la
proa. Este atrapó a cientos de marineros en el centro de la cubierta.[168] Investigaciones
arqueológicas llevadas a cabo posteriormente descubrieron restos del buque esparcidos a más
de quinientos metros de distancia y evidenciaron que el naufragio del barco lo habían causado
dos explosiones consecutivas.[169] Cientos de hombres se lanzaron al mar para escapar de las
llamas, pero tan solo cien sobrevivieron. Los botes británicos rescataron a setenta
supervivientes aproximadamente, entre los que se figuraba el oficial Léonard-Bernard Motard.
Otros pocos, incluyendo a Ganteaume, lograron llegar a la costa en balsas.[165] El resto de la
tripulación —más de mil personas— falleció,[7] entre los que estaban el capitán Luc-Julien-
Joseph Casabianca y su hijo de doce años[nota 5] Giocante.[171]
A lo largo de los diez minutos posteriores a la explosión, no hubo intercambios de disparos; los
marineros de ambos bandos estaban o bien demasiado aturdidos por el estruendo o tratando
de sofocar los incendios que había en sus propios barcos para poder seguir batallando.[163]
Nelson ordenó que se soltasen los botes de modo que los supervivientes que se encontrasen en
el agua y cerca de los restos del L'Orient pudiesen aprovechar la pausa para salir del agua. A las
22:10, el Franklin retomó el enfrentamiento y disparó al Swiftsure.[172] El barco comandado por
Blanquet, que se halla aislado y en malas condiciones, quedó desarbolado y el almirante, que
había sufrido una grave herida en la cabeza, se vio forzado a rendirse, acosado tanto por el
Swiftsure como por el Defence.[173] De la tripulación del Franklin, más de la mitad falleció o
resultó herida.[164]
A las 24:00, el Tonnant era el único bajel francés que continuaba en acción, ya que el comodoro
Aristide Aubert Du Petit Thouars proseguía batallando contra el Majestic; asimismo, cuando el
Swiftsure pasó lo suficientemente cerca, le disparó.[172] A las tres de la madrugada, tras más de
tres horas de combate a poca distancia, el Majestic se encontraba sin su palo mayor y sin el de
mesana, mientras que del Tonnant solo quedaba un casco desarbolado.[172] A pesar de haber
perdido ambas piernas y un brazo, el capitán Du Petit Thouars permaneció al mando del
navío[84] e insistió en clavar la tricolor en el mástil con el fin de evitar que fuese arriada.
Además, continuó dando órdenes desde su posición, apoyándose en un cubo de trigo.[173] Bajo
su dirección, el maltrecho Tonnant consiguió alejarse del combate y desplazarse lentamente al
sur, donde se unió a la división dirigida por Villeneuve, que no había participado de manera
eficaz en los combates.[174] [84] A lo largo del enfrentamiento, la retaguardia se había limitado a
disparar arbitraria y constantemente a los barcos enzarzados en la lucha entablada delante de
ellos. El único efecto notable de esta acción, sin embargo, fue la destrucción del timón del
Timoléon por un cañonazo desviado proveniente del cercano Généreux.[175]
Todavía quedaban dos barcos franceses con la bandera tricolor izada, pero ninguno de los dos
estaba en la posición óptima para retirarse o atacar. Cuando se habían cortado los cables que
unían al Heureux y al Mercure a la línea para escapar de la explosión del L'Orient, las
tripulaciones de ambos barcos habían entrado en pánico y ninguno de los capitanes —ambos se
encontraban heridos— había conseguido restaurar el orden. Consecuentemente, ambos
quedaron encallados en los bajíos.[182] El Alexander, el Goliath, el Theseus y el Leander atacaron
a los buques encallados, que estaban indefensos, y ambos se rindieron a los pocos
minutos.[176] Sin embargo, la distracción que causaron el Heureux, el Mercure y el Justice hizo
posible que Villeneuve dirigiera a la mayoría de los bajeles franceses en condiciones de navegar
a la boca de la bahía,[84] lugar al que llegaron a las 11:00.[183] A bordo del desarbolado Tonnant,
el comodoro Du Petit Thouars falleció como consecuencia de sus múltiples heridas y fue
lanzado por la borda, tal y como había solicitado.[146] La tripulación encalló el navío
intencionadamente, ya que este no podía alcanzar la velocidad necesaria para huir. El Timoléon
se encontraba demasiado lejos de Villeneuve para poder escapar junto con él y, en un intento de
unirse a los buques supervivientes, embarrancó en la costa. La fuerza del impacto arrancó el
trinquete del casco.[184] Los barcos restantes —los navíos de línea Guillaume Tell y Généraux y
las fragatas Justice y Diane— formaron y salieron a mar abierto, perseguidos por el Zealous.[142]
A pesar de su denodado esfuerzo, el barco del capitán Hood, que estaba lejos de cualquier otro
navío amigo, recibió muchos disparos y no fue capaz de interceptar al Justice, cuya tripulación
escapó hacia mar abierto.[183] En la persecución, el Zealous fue alcanzado por disparos
franceses y perdió a uno de sus hombres.[185]
Durante el resto del 2 de agosto, se llevaron a cabo reparaciones improvisadas en los barcos de
Nelson. Asimismo, se aseguraron las presas hechas en el combate. El Culloden, en especial,
necesitó asistencia. Troubridge, quien finalmente había conseguido desencallar su nave de las
rocas a las dos de la mañana, se percató de que había perdido el timón y de que entraban en el
buque más de 120 toneladas largas —122 toneladas cortas— de agua por hora. Las
reparaciones necesarias para arreglar el casco del barco y el modelado de un nuevo timón a
partir de un palo mayor de repuesto les llevó los dos siguientes días.[186] En la mañana del 3 de
agosto, Nelson envió al Theseus y el Leander a forzar la rendición del Tonnant y del Timoléon,
que continuaban encallados. El Tonnant, con cerca de mil seiscientos supervivientes de otros
navíos en la cubierta, se rindió al aproximarse los barcos británicos, mientras que los tripulantes
del Timoléon lo incendiaron y después se escaparon hacia la costa en pequeños botes.[187] El
barco explotó después del mediodía, siendo el undécimo navío de línea francés destruido o
capturado durante la batalla.[84] [184]
Sucesos tras la batalla
Fui a la
cubierta para
observar el
estado de las
flotas, y fue una
visión
horrenda. La
bahía completa
estaba cubierta
de cuerpos sin
vida,
descuartizados,
heridos y
quemados, con
poco más de
ropa que unos
pantalones.
—Relato de
Seaman John
Nicol, tripulante
del Goliath.[84]
[188]
Las pérdidas británicas en la batalla se registraron con bastante precisión en los momentos
inmediatamente posteriores y fueron de 218 fallecidos y aproximadamente 677 heridos, aunque
se desconoce el número de heridos que fallecieron a causa de sus lesiones más tarde.[189] Los
barcos que más sufrieron fueron el Bellerophon,[84] con 201 bajas, y el Majestic, con 193. Por
otra parte, tanto de la tripulación del Culloden como de la del Zealous solo falleció una persona
y siete resultaron heridas.[71]
La lista de bajas incluía al capitán Westcott, cinco tenientes y diez funcionarios subalternos
entre los muertos, y al almirante Nelson,[190] los capitanes Saumarez, Ball y Darby y seis
tenientes entre los heridos.[3] Además del Culloden, los únicos barcos británicos cuyos cascos
resultaron gravemente dañados fueron el Bellerophon, el Majestic y el Vanguard. Entre estos, el
Bellerophon y el Majestic fueron los únicos navíos en perder sus mástiles: el Majestic perdió el
mayor y el de mesana, mientras que el Bellerophon, los tres.[nota 6] [191]
Es más difícil calcular las bajas francesas, pero fueron significantemente mayores. Las
estimaciones de las pérdidas francesas oscilan entre las dos mil y las cinco mil, con un punto
medio sugerido de tres mil quinientas, que incluye más de mil heridos capturados y cerca de
dos mil fallecidos, de los cuales la mitad perecieron en el L'Orient.[nota 1] Además de la muerte
del almirante Brueys y las lesiones del almirante Blanquet, cuatro capitanes murieron y otros
siete resultaron gravemente heridos. Los barcos franceses sufrieron daños importantes: dos
navíos de línea y dos fragatas fueron destruidos —al igual que una bombarda hundida por su
tripulación—,[12] y otros tres buques que fueron capturados estaban demasiado dañados para
poder navegar de nuevo. De las presas restantes, solo tres navíos pudieron ser reparados y
servir otra vez. Durante semanas, las costas quedaron punteadas con los cadáveres arrastrados
por las olas, que se pudrían poco a poco a causa del intenso calor y la sequedad del clima.[192]
Nelson, que dijo que «Victoria no era un nombre lo suficientemente fuerte para tal escena»[193]
mientras inspeccionaba la bahía en la mañana del 2 de agosto, se quedó en Abukir durante las
dos semanas siguientes, preocupado con la recuperación de su herida, escribiendo informes y
evaluando la situación militar en Egipto mediante el uso de documentos que se encontraron a
bordo de uno de los barcos capturados.[194] La herida que Nelson sufrió en la cabeza se registró
como una herida de «tres pulgadas de largo» con «el cráneo al descubierto en una pulgada».
Esta herida le causó dolor durante el resto de su vida y le dejó una gran cicatriz, por lo que se
peinaba de modo que pudiese ocultarla lo máximo posible.[195] Mientras el comandante se
recuperaba, sus hombres recobraron material de los barcos ya inútiles y repararon sus barcos y
los obtenidos en la batalla.[196]
A lo largo de la semana, los miembros de la tribu beduina circundaron la bahía de Abukir con
hogueras a modo de celebración por la victoria británica.[192] El 5 de agosto, el Leander, que
portaba mensajes para el conde de St. Vincent, partió hacia Cádiz al mando del capitán Edward
Berry.[197] Durante los días siguientes, los británicos desembarcaron a todos los prisioneros
capturados a excepción de doscientos en tierra bajo estrictas condiciones de «libertad
condicional»,[198] [nota 7] a pesar de que Bonaparte ordenó más tarde que estos formasen una
unidad de infantería y los añadió al ejército.[196] Los británicos mantuvieron a los oficiales
heridos hechos prisioneros franceses a bordo del Vanguard, donde Nelson los acompañaba
habitualmente durante las cenas. El historiador Joseph Allen relata que en una ocasión, Nelson,
cuya vista aún estaba débil a causa de la herida, ofreció mondadientes a un oficial que había
perdido sus dientes y después entregó una caja de rapé a otro oficial al que le habían arrancado
la nariz, lo que causó una situación embarazosa.[200] El 8 de agosto botes de la flota asaltaron
la isla de Abukir, que se rindió sin oponer resistencia. El grupo que desembarcó en la isla retiró
cuatro de los cañones y destruyó el resto junto con la fortaleza en la que se encontraban.
Además, renombró la isla como «isla de Nelson».[196]
El 10 de agosto, Nelson envió al teniente Thomas Duval, del Zealous, con mensajes que debía
entregar al gobierno de la India. Duval viajó a través de Oriente Próximo por tierra pasando por
Alepo y cogió un barco para realizar el trayecto de Basora a Bombay. Allí informó al gobernador
general de la India Richard Wellesley de la situación en Egipto.[194] El 12 de agosto, las fragatas
HMS Emerald, bajo el mando del capitán Thomas Moutray Waller, HMS Alcmene, comandada
por el capitán George Johnstone Hope, y HMS Bonne Citoyenne, cuyo capitán era Robert
Retalick, arribaron a Alejandría.[201] Al principio, los británicos confundieron la escuadra de
fragatas con barcos de guerra franceses y el Swiftsure comenzó su persecución hasta que se
alejaron. Al día siguiente regresaron, una vez que los británicos de Alejandría ya se habían
percatado del error.[196] El mismo día que llegaron las fragatas, Nelson mandó el Mutine a Gran
Bretaña con varios envíos, bajo el mando del teniente Thomas Bladen Capel, quien había
reemplazado a Hardy tras el ascenso del segundo a capitán del Vanguard. El 14 de agosto,
Nelson ordenó zarpar a mar abierto al Orion, Majestic, Bellorophon, Minotaur, Defence,
Audacious, Theseus, Franklin, Tonnant, Aquilon, Conquérant, Peuple Souverain y Spartiate, bajo
el mando de Saumarez. Muchos de los barcos tenían los mástiles de repuesto, por lo que les
costó un día entero llegar a la boca de la bahía. Finalmente, el 15 de agosto, alcanzaron mar
abierto. Un día después, los británicos quemaron y destrozaron el Heureux, ya que se
encontraba encallado y no era apto para el servicio. Además, el 18 de agosto, quemaron el
Guerrier y el Mercure.[196] El 19 de agosto, Nelson zarpó hacia Nápoles con el Vanguard, el
Culloden y el Alexander. En Alejandría, dejó a Hood al mando del Zealous, el Goliath, el Swiftsure
y las fragatas que se habían unido recientemente a la flota, con el fin de vigilar las actividades
francesas en el lugar.[202]
El primer mensaje en llegarle a Bonaparte acerca del desastre que había sufrido su flota lo hizo
el 14 de agosto en su campamento en el camino entre Salahieh y El Cairo.[192] El mensajero era
un oficial enviado por el gobernador de Alejandría, el general Jean Baptiste Kléber, y el informe
lo había escrito apresuradamente el almirante Ganteaume. Este se había unido de nuevo a los
barcos de Villeneuve en el mar más tarde. Un relato cuenta que cuando Bonaparte recibió el
mensaje, lo leyó sin emoción antes de llamar al mensajero y pedirle más detalles. Cuando el
mensajero hubo terminado, el general francés anunció, supuestamente: «Ya no tenemos una
flota; bien, debemos quedarnos en este territorio o abandonarlo con grandeza tal y como
hicieron los antiguos».[202] [nota 8] Otra versión, según dijo el secretario del general Bourrienne,
afirma que la noticia sobrecogió a Bonaparte, que exclamó: «Desgraciado Brueys, ¡qué has
hecho!».[1] Más tarde, Bonaparte culpó mayoritariamente de la derrota al herido almirante
Blanquet, acusándole falsamente de haber rendido su navío, el Franklin, sin estar dañado. Las
posteriores quejas de Ganteaume y el ministro Étienee Eustache Bruix redujeron el grado de las
críticas a las que se tuvo que enfrentar Blanquet; no obstante, este no volvió a servir jamás
como comandante.[202] Sin embargo, la preocupación más inmediata de Bonaparte estaba
directamente relacionada con sus oficiales, que empezaron a cuestionar la sensatez de la
expedición. Bonaparte invitó a los oficiales de mayor rango a cenar y les preguntó cómo se
encontraban. Cuando le respondieron que estaban «maravillosamente», Napoleón les contestó
que eso estaba bien, ya que los fusilaría si continuaban «fomentando motines y animando a la
rebelión».[203] Con el fin de evitar cualquier alzamiento por parte de los egipcios, se amenazó a
los que fueran descubiertos hablando acerca de la batalla con cortarles la lengua.[204]
Reacciones
El primer conjunto de envíos de Nelson fue capturado tras la intercepción y posterior derrota del
Leander a manos del Généraux en una fiera confrontación en la costa de Creta el 18 de agosto
de 1798.[205] [206] En consecuencia, los informes de la batalla no llegaron a Gran Bretaña hasta
que Capel lo hizo en el Mutine el 2 de octubre.[201] [206] Este entró al Almirantazgo a las 11:15 y
le comunicó la noticia en persona a lord Spencer,[207] quien cayó desmayado cuando escuchó el
informe.[208] Aunque Nelson había recibido críticas por parte de la prensa cuando había
fracasado en el intento de interceptar la flota francesa, los rumores referentes a la batalla
habían comenzado a llegar a Gran Bretaña desde el continente a finales de septiembre. Por lo
tanto, las noticias de Capel se recibieron con celebraciones a lo largo de todo el país.[209] Cuatro
días después, Nelson recibió el título de barón del Nilo y Burnham Thorpe. No obstante, esto no
dejó satisfecho a Nelson, quien personalmente opinaba que sus acciones merecían una mejor
recompensa.[210] El rey Jorge III se dirigió a las cámaras del Parlamento el 20 de noviembre con
las siguientes palabras:
Los innumerables
ejemplos de nuestros
triunfos navales han
recibido nuevo
esplendor de una acción
decisiva y memorable en
la que una parte de mi
flota, bajo el comando
del contraalmirante
lord Nelson, atacó, y
prácticamente destruyó,
una fuerza superior del
enemigo, reforzada por
todas las ventajas
posibles de la situación.
Gracias a esta gran
victoria, ciertos
designios cuya
injusticia, perfidia y
extravagancia habían
acaparado la atención
del mundo y que
atentaban
particularmente contra
algunos de los más
valiosos intereses del
Imperio británico, se
han trastocado, para
confusión de sus
autores, y el
consiguiente golpe al
poder y la influencia de
Francia ha abierto una
brecha que, agrandada
por los esfuerzos
adecuados por parte de
otras potencias, puede
conducir a la liberación
de Europa.
Rey Jorge III, citado en
The Naval History of
Great Britain during the
French Revolutionary
and Napoleonic Wars,
Volume 2, 1827, de
William James.[211]
El gallardo Nelson trayendo a casa
dos fieros y poco comunes cocodrilos
franceses desde el Nilo como regalo
para el rey, James Gillray, 1798,
Museo Marítimo Nacional. Los
cocodrilos representan a Fox y
Sheridan.[nota 9]
El convoy de Saumarez, que transportaba a los barcos franceses que habían sido tomados por
los británicos tras la victoria, se detuvo en primer lugar en Malta, donde aquel prestó asistencia
a una rebelión de la población maltesa.[212] Después navegó hasta Gibraltar, lugar al que llegó el
18 de octubre. Allí fue recibido por los vítores de la guarnición. Saumarez escribió que «nunca
podremos hacer justicia al calor de sus ovaciones ni a los elogios que ofrecieron a nuestra
escuadra». El 23 de octubre, tras el traslado de los heridos al hospital militar y el
aprovisionamiento de suministros básicos, el convoy partió hacia Lisboa, dejando al Bellerophon
y al Majestic para que se sometieran a reparaciones más exhaustivas.[213] El Peuple Souverain
también se quedó en Gibraltar; el buque estaba muy dañado para hacer la travesía del Atlántico
hasta Gran Bretaña, por lo que fue convertido en un barco de guardia, con el nombre de HMS
Guerrier.[87] El resto de bajeles tomados se sometieron a reparaciones básicas y después
zarparon hacia Gran Bretaña. No obstante, no fueron directamente allí: antes, pasaron varios
meses en el río Tajo, donde se unieron al convoy mercantil proveniente de Portugal en junio de
1799, bajo la escolta de una escuadra comandada por el almirante sir Alan Gardner.[214]
Finalmente, arribaron a Plymouth. Tanto su antigüedad como su estado provocaron que ni el
Conquérant ni el Aquilon pudiesen considerarse aptos para el servicio en la Marina Real, de
modo que ambos fueron retirados, a pesar de que habían sido adquiridos por veinte mil libras
esterlinas[nota 10] bajo los nombres de HMS Conquerant y HMS Aboukir con tal de otorgar una
recompensación económica a las tripulaciones que los habían capturado.[216] También se
pagaron sumas similares por el Guerrier, Mercure, Heureux y Peuple Souverain, mientras que los
otros navíos capturados eran considerablemente más valiosos. Hecho de madera de roble
adriático, el Tonnant se había construido en 1792 y tanto el Franklin como el Spartiate tenían
menos de un año de edad. El Tonnant y el Spartiate, que participarían más tarde en la batalla de
Trafalgar, se unieron a la Marina Real bajo sus antiguos nombres, mientras que el Franklin,
considerado «el mejor barco de dos cubiertas del mundo»,[216] fue renombrado como HMS
Canopus.[5] El valor total de los buques capturados en el Nilo y consecuentemente incluidos en
la Marina Real está estimado en algo más de ciento treinta mil libras esterlinas.[213] [nota 11]
Los vencedores también recibieron recompensas de parte de otros Estados, principalmente del
Imperio otomano. El emperador Selim III le concedió a Nelson el título de caballero comendador
de la recién creada Orden de la Media Luna y además le regaló un chelengk, una rosa cuajada de
diamantes, una piel de cebellina y otros objetos de valor. El zar Pablo I de Rusia le envió, junto
con otros premios, un cofre de oro con incrustaciones de diamantes. Asimismo, le llegaron
regalos similares bañados en plata de otros dirigentes europeos.[222] En su regreso a Nápoles,
el rey Fernando IV y sir William Hamilton le recibieron con una procesión triunfal. Ese mismo día,
le presentaron a la mujer de sir William, Emma, lady Hamilton, por tercera vez y esta se desmayó
violentamente en el encuentro.[223] Aparentemente, le costó varias semanas recuperarse de las
lesiones.[224] La corte napolitana lo alabó como si de un héroe se tratase. En palabras del
propio Nelson: «Estaban locos de alegría».[225] Más tarde, Nelson participaría en la política
napolitana y llegaría a ser duque de Bronté, acciones que le costaron recriminaciones de sus
superiores e hicieron mella en su reputación.[226] El general británico John Moore, que conoció
a Nelson en esta visita a Nápoles, lo describió. Según él, «cubierto con estrellas, medallas y
cintas, parecía más un príncipe de la ópera que el vencedor del Nilo».[227]
La prensa británica, por el contrario, estaba jubilosa; muchos periódicos trataron de retratar la
batalla como una victoria de Gran Bretaña sobre la anarquía, y el éxito se empleó para atacar a
los políticos Charles James Fox y Richard Brinsley Sheridan, whigs de supuestas simpatías
republicanas.[233]
Ha existido un amplio debate historiográfico acerca de la diferencia entre las fuerzas de ambas
flotas, a pesar de que estaban ostensiblemente igualadas en cuanto a tamaño, con trece navíos
de línea cada una.[234] Sin embargo, la pérdida del Culloden, el tamaño relativo del L'Orient y del
Leander y la participación en la acción de dos de las fragatas francesas y varias embarcaciones
de menor tamaño, así como la teórica ventaja de la posición francesa,[94] lleva a la mayoría de
historiadores a la conclusión de que los franceses eran ligeramente más poderosos.[91] El
hecho de que el número de cañones de varios bajeles franceses —Spartiate, Franklin, L'Orient,
Tonnant y Guillaume Tell— fuera notablemente mayor que el de cualquier barco británico de los
que tomaron parte en la batalla acentuó dicha diferencia.[3] No obstante, el despliegue
inadecuado de los barcos franceses, sus reducidas tripulaciones y el fracaso de la división
trasera de Villeneuve, que no consiguió participar en la acción de forma destacada, provocaron
la derrota de Francia.[235]
Efectos
La batalla del Nilo ha sido considerada como «posiblemente, el enfrentamiento naval más
decisivo de la edad de oro de la navegación»[236] y «el éxito más espléndido y glorioso de la
Marina británica».[237] El historiador y novelista Cecil Scott Forester, escribiendo en 1929,
comparó la del Nilo con las grandes confrontaciones navales de la historia y concluyó que «su
única rival como ejemplo de aniquilación de una flota a manos de otra con las fuerzas
materiales prácticamente equiparables es la de Tsu-Shima».[238] El efecto sobre la situación
estratégica en el Mediterráneo fue inmediato, ya que le dio un vuelco completo y le concedió a
los británicos el control del mar, el cual perduró durante el resto de la guerra.[239] [240] La
destrucción de la flota mediterránea francesa permitió a la Marina Real volver a hacerse con la
hegemonía en el mar, mediante la ejecución de bloqueos a los puertos franceses y los de sus
aliados.[10] En especial, los barcos británicos aislaron Malta de Francia, hecho que se vio
favorecido por la rebelión surgida entre los nativos malteses y que obligó a los franceses a
retirarse a La Valeta y cerrar las murallas.[241] El consiguiente sitio de Malta se prolongó durante
dos años hasta que se rindió la fortaleza por hambre.[242] En 1799, los buques británicos
hostigaron al ejército de Bonaparte, que se dirigía al norte a través de Palestina. La flota
desempeñó también un papel crucial en la derrota de Bonaparte en el asedio de Acre,
capturando las barcazas que transportaban el equipo necesario para llevar a cabo el sitio y
bombardeando a las fuerzas de asalto francesas desde los barcos británicos anclados frente a
la plaza.[243] En uno de estos últimos enfrentamientos, el capitán Miller, del Theseus, falleció en
una explosión de municiones.[244] La derrota en Acre obligó a Bonaparte a retirarse a Egipto y a
abandonar sus planes de formar un imperio en Oriente Próximo.[245] El general francés dejó a
Kléber al mando de Egipto y regresó a Francia ese mismo año.[246]
Los otomanos, con quienes Bonaparte tenía pensado establecer una alianza una vez que su
control de Egipto fuese completo, se vieron alentados a ir a la guerra contra Francia tras la
derrota de esta en la batalla del Nilo.[247] [240] Esto llevó a una serie de campañas que poco a
poco fueron debilitando al ejército francés atrapado en Egipto. La victoria británica también
favoreció la declaración de guerra de los imperios austríaco y ruso, que estaban reuniendo a sus
ejércitos como parte de la Segunda Coalición, que se produjo en 1799.[85] Con el Mediterráneo
sin defensas, una flota rusa penetró en el mar Jónico, mientras que ejércitos austríacos
recuperaron la mayor parte de los territorios que habían perdido a manos de Bonaparte en la
guerra previa.[248] Sin su mejor general y también sin sus veteranos, los franceses sufrieron una
serie de derrotas y Francia no recuperó su dominio sobre la Europa continental hasta el regreso
de Bonaparte y su acceso al cargo de primer cónsul.[249] En 1801, una fuerza expedicionaria
británica derrotó a la parte del ejército francés que permanecía en Egipto, que se encontraba
muy desmoralizada. La Marina Real empleó su dominio sobre el Mediterráneo para invadir
Egipto; aquel le permitía llevar a cabo la operación sin temor a posibles emboscadas mientras
sus flotas anclaban en la costa egipcia.[250]
Legado
La batalla del Nilo es considerada una de las victorias más famosas de la Marina británica,[253]
conservada en la cultura popular gracias a su aparición en gran cantidad de cuadros, poemas y
obras de teatro.[254] Uno de los poemas más conocidos acerca de la batalla es Casabianca,[23]
redactado en 1826 por Felicia Dorothea Hemans, que describe imaginariamente el fallecimiento
del hijo del capitán Casabianca a bordo del L'Orient.[255] Se erigieron monumentos en
conmemoración de la batalla, tales como la Aguja de Cleopatra en Londres. Mehmet Alí de
Egipto entregó este monumento a los británicos en 1819 en reconocimiento de la batalla de
1798 y la campaña de 1801, pero estos no lo erigieron en el Victoria Embankment hasta el año
1878.[256] Otro monumento rememorativo situado cerca de Amesbury consiste en unas hayas
que Charles Douglas, VI marqués de Queensbury, plantó a petición de Emma Hamilton y Thomas
Hardy tras el fallecimiento de Nelson.[257] Los árboles forman un plano de la batalla; cada uno
de ellos representa la posición de un barco francés o británico.[258] Se cree que Alexander
Davison, hombre de negocios y amigo personal del almirante, ordenó la realización de un
monumento similar cerca de Alnwick.[257] La Marina Real conmemoró el combate en varios
barcos, que recibieron los nombres HMS Aboukir y HMS Nile en recuerdo a la victoria,[259] y en
1998 celebró el bicentenario de la batalla con una visita a la bahía de Abukir de la fragata
moderna HMS Somerset.[259] Los tripulantes de esta fragata rindieron homenaje a aquellos que
habían perdido sus vidas en la confrontación con coronas de flores.[259] [260]
A pesar de que el biógrafo de Nelson Ernle Bradford dio por supuesto en 1977 que los restos del
L'Orient «son, con casi total certeza, irrecuperables»,[261] la primera investigación arqueológica
de la batalla comenzó en 1983,[169] cuando un equipo de investigadores franceses dirigido por
Jacques Dumas descubrió el pecio del buque insignia francés. Más tarde, Franck Goddio se hizo
cargo del trabajo en 1998,[169] dirigiendo un proyecto mayor cuyo fin era explorar la bahía.
Descubrió que había material esparcido en un radio de quinientos metros.[169] Además de
equipamiento militar y náutico, Goddio recuperó un gran número de monedas de oro y plata de
diversos países circundantes del mar Mediterráneo, algunas de las cuales se remontaban al
siglo xvii.[169] Es posible que estas fueran parte del tesoro que se había tomado de Malta y que
se había perdido a causa de la explosión del L'Orient.[169] En 2000, el arqueólogo italiano Paolo
Gallo dirigió una excavación centrada en las antiguas ruinas de la isla de Nelson.[262] Esta
consiguió revelar varias tumbas que databan de la batalla, así como otras realizadas a lo largo
de la invasión de 1801.[263] Los restos encontrados en estas sepulturas, entre los que se
hallaron los de una mujer y tres niños, se trasladaron en el año 2005 a un cementerio situado en
Shatby, Alejandría. A la ceremonia acudieron marineros de la fragata HMS Chatham y una banda
de la Marina egipcia, así como un descendiente del único enterrado identificado, el comandante
James Russell.[264]
Referencias
Notas
2. Castex, 2003, p. 9.
5. Gardiner, 2001, p. 39
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