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La Contraarmada inglesa, la revancha española que Inglaterra

ocultó de la Historia. El mayor desastre de la Armada inglesa,


más grande que el de la denominada por los ingleses, Armada
Invencible, es un episodio bastante desconocido para la
mayoría. Pues bien, para empezar me gustaría aclarar que la
armada española nunca se llamó Armada Invencible, este fue el
nombre con el que los ingleses la bautizaron tras sufrir
cuantiosas pérdidas y con el que muchos aún hoy día la
conocen, el nombre que recibió cuando salió de los puertos
españoles fue el de Grande y Felicísima Armada y con este
nombre yo la llamaré. Hay pocos españoles que no sepan del
amargo episodio de la Grande y Felicísima Armada, que costó
la vida a unos 11.000 hombres, pero menos aún saben que
hace ahora 430 años, en 1589, un año después del desastre de
la Gran Armada de Felipe II, Inglaterra reunió una flota aún
mayor que la española y que fue derrotada de una manera
estrepitosa en los puertos españoles y portugueses. Se la
conoce como la Contra Armada y fue desastrosa para los
intereses ingleses. Muy en la tónica de Inglaterra, consiguieron
ocultar la vergonzosa retirada inglesa, en la que murieron
20.000 hombres, durante siglos. Sin embargo, el relato que ha
permanecido y permeado en el acervo cultural popular es que
tras la derrota de la Grande y Felicísima Armada se iniciaba la
caída del Imperio Español. Nada más lejos de la realidad. En
1589, hace ahora 430 años, los barcos españoles
supervivientes a la fallida Armada, que no fueron pocos, se
encuentran replegados en los puertos del norte de España.
Inglaterra realiza un movimiento militar para aprovechar el
momento de debilidad de la Armada. Frente a los 137 barcos
que Felipe II envío a Inglaterra el año anterior, Isabel I reúne
una flota de entre 190 y 200 navíos para dar un golpe definitivo
al Imperio Español. La enorme flota inglesa parte desde
Plymouth el 28 de abril. Pese a que la intención primera de la
Armada inglesa, comandada por Francis Drake y John Norris,
es atacar Santander y acabar con la Armada Española, optan
por atacar Galicia. Ahora os voy a explicar el modus operandi
de ambas potencias en sus empresas militares: La Gran
Armada que Felipe II envió contra Inglaterra el año anterior, fue
una empresa nacional, pagada por la Corona y sus súbditos.
Por otro lado los ingleses, que siempre han tenido un criterio
mucho más economicista, organizaron esta armada como una
empresa particular. La reina de Inglaterra puso sus dineros, el
corsario Drake puso los suyos, junto con muchos banqueros
ingleses con el firme objetivo de obtener grandes beneficios
económicos. Con esto me gustaría remarcar que la empresa
española era nacional, no orientada a beneficios sino a la
seguridad y consolidación del poder en los mares. Los
armadores ingleses priorizaron el ataque a la entonces
pequeña ciudad de La Coruña, que contaba por aquel entonces
con apenas 4.000 habitantes, en busca de un botín fácil. El 4 de
mayo de 1589 los ingleses logran desembarcar frente a la
pequeña ciudad pero son repelidos por la población civil. “La
reacción de los coruñeses fue como hubiera sido por parte de
los ingleses si la Armada española hubiese desembarcado en
tierras inglesas. A pesar de la enorme diferencia de fuerzas
entre los atacantes y los defensores, la resistencia de los
coruñeses fue tenaz, destacando la figura de María Pita. Los
ingleses, habiendo cercado la ciudad de La Coruña, abrieron
una brecha en la muralla y comenzaron el asalto de la ciudad
vieja. Durante el mismo, mataron a Gregorio de Rocamunde,
marido de María Pita; ella, llena de rabia, arrebató la lanza de la
bandera inglesa y, con la misma, mató al alférez que dirigía el
asalto. Este no era ni más ni menos que el propio hermano del
almirante Francis Drake. Esto causó gran conmoción y
desmoralizó a la tropa inglesa, compuesta por doce mil
efectivos, provocando su retirada. La tradición dice que este
hecho se llevó a cabo al grito (en gallego) de "Quen teña honra,
que me siga" (que en castellano significa: "quien tenga
honor/honra que me siga"). La trágica noche del 5 de mayo
cubrió de sangre las calles de la parte baja de la ciudad, los
ingleses llenos de ira por sus numerosas bajas se vengaron
con los civiles, especialmente con las mujeres, unos 500
coruñeses murieron esa noche, entre ellos muchas mujeres.
Una vez acabada la batalla, María Pita ayudó a recoger los
cadáveres y a cuidar de los heridos. Junto con ella, otras
mujeres de La Coruña ayudaron a defender la ciudad; estando
documentado el caso de Inés de Ben, que fue asimismo herida
en la batalla. De 18.000 hombres que formaron aquella flota de
invasión descontados los numerosos desertores, sólo 5.000
regresaron vivos a Inglaterra. Es decir, más del 70 por 100 de
los expedicionarios fallecieron en la operación. Entre la
oficialidad, las bajas mortales también fueron muy altas:
el contraalmirante William Fenner, ocho coroneles, decenas
de capitanes y centenares de nobles voluntarios murieron
debido a los combates, los naufragios, y las epidemias de
aquella empresa. A las pérdidas humanas hay que añadir la
destrucción o captura por los españoles de al menos 12
navíos, y otros tantos hundidos por temporales. Además de
esto, los ingleses perdieron también al menos 18 barcazas y
varias lanchas.
En la retirada definitiva de los ingleses fue clave la poderosa

artillería con que contaba la ciudad, una artillería proveniente

de barcos retornados de la Gran y Felicísima Armada. Por lo

tanto, Felipe II e Isabel I fracasaron con sus respectivas

Armadas. La guerra continuaba, pero lo que si se demostró es

que la invasión era imposible. Siendo España como era

inconquistable e Inglaterra también. Isabel I de Inglaterra

decretó secreto sobre esta gran derrota. Para el poder naval de

Inglaterra y sus maltrechas arcas si fue un fracaso terrible. Lo

que más sorprende a día de hoy es que la versión inglesa,

ocultando a todas luces una enorme derrota, se haya impuesto

durante siglos y casi nadie hablara de la Contra Armada”. Fue

la empresa inglesa un fracaso estrepitoso con un coste muy

alto en vidas. Muchos historiadores no han sabido subrayar

este episodio de la maltrecha Contra Armada, que para

Inglaterra fue un varapalo muchísimo mayor que para España

la derrota y no pérdida de la Gran y Felicísima Armada. El

desastre de la Contraarmada no se considera un hecho

glorioso, obviándose este importante episodio en la mayoría de

los casos. Existe un mito que no es más que un error histórico

monumental, el cual afirma que el fracaso de la Gran y

Felicísima Armada supuso el comienzo del hundimiento del


Imperio español, pues bien permítanme aclarar que en verdad

ocurrió justamente lo contrario. Tras estos dos episodios,

“Felipe II se dio cuenta de la importancia de tener una Armada

más poderosa para el vital tráfico con las Américas, y eso

supuso un gran rearme y la construcción de barcos aún

mejores. La derrota de la denominada por los ingleses Armada

Invencible, no supuso ninguna quiebra de ningún tipo ni en el

comercio con América ni en la defensa de los puertos

españoles. Tras la derrota de la Contraarmada inglesa, España

rehízo su flota, que rápidamente incrementó su supremacía

marítima hasta extremos superiores a los de antes de

la Grande y Felicísima Armada. Dicha supremacía duró

casi 50 años más hasta la Batalla naval de las Dunas en el año

1639. A pesar de sus numerosos enemigos, El Imperio español

todavía viviría sus mejores años, demostrando ser la potencia

militar más grande de Europa tanto en tierra como en mar.

“TU REGERE IMPERIO


FLUCTUS
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