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Historia del Ejército de Tierra de España

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El general Prim en la batalla de Tetuán de la guerra de África, por Francisco Sans


Cabot.
La historia del Ejército de Tierra de España –una de las más dilatadas entre los
ejércitos contemporáneos– abarca al menos cinco siglos, durante los cuales sus
unidades combatieron a lo largo y ancho de Europa, de América del Norte, del Centro
y del Sur, de África y de Asia. Durante los inicios de su dilatada historia, el
Ejército español desarrolló conceptos innovadores de combate y organización que le
permitieron por un tiempo ser la fuerza terrestre dominante tanto en Europa como en
América. La guerra de la Independencia inició un periodo de infructuosas guerras
fratricidas y coloniales y de intervención del Ejército en la política, que no
terminó hasta la restauración democrática al final del siglo XX. Desde entonces el
Ejército se ha modernizado, recuperando su misión fundamental de defensa frente a
las agresiones exteriores, y participando en misiones internacionales de seguridad
en cooperación con otras naciones amigas.

Índice
1 Antecedentes
2 Las novedades militares de los Reyes Católicos
3 Los ejércitos de los Austrias
4 Reformas borbónicas
5 De Carlos IV a Fernando VII
5.1 El Ejército durante la guerra de la Independencia
5.2 La restauración
6 De María Cristina de Borbón-Dos Siclias a María Cristina de Habsburgo
7 Reinado de Alfonso XIII
8 Segunda República y Guerra Civil
9 El Ejército de la dictadura franquista
10 El Ejército de la Constitución de 1978
11 Véase también
12 Referencias
12.1 Bibliografía
Antecedentes

Caballería visigoda según Serafín María de Sotto


El primer reino que acabó teniendo un territorio que se correspondería en su mayor
parte con el territorio de la España actual fue el reino visigodo de Toledo. El
ejército visigodo de la época se componía de una hueste formada en su mayor parte
por los ejércitos particulares de los nobles y también de fuerzas de guarnición de
las ciudades y las plazas fuertes. La hueste no formaba una fuerza permanente sino
que solamente se movilizaba por el tiempo que durase una campaña.1 En el siglo VI
con Recaredo I ,se consiguió la unidad territorial del Reino, que comprendía toda
la península ibérica , terminando así la labor ya iniciada por su padre Leovigildo
siendo el ejército visigodo el encargado de defender las fronteras del reino
especialmente contra los francos

El reino visigodo fue destruido por la invasión musulmana de la península. Núcleos


de resistencia en el norte de la península, de los que se derivarían los
posteriores reinos cristianos, comenzaron un conflicto que duraría varios siglos
para recuperar el terreno conquistado por los musulmanes. Los ejércitos de los
reinos cristianos durante la reconquista evolucionaron desde estar formados al modo
de los ejércitos visigodos o carolingios a tener una composición más heterogénea.
Durante la etapa final de la reconquista el ejército real estaba compuesto de:2

Guardias reales permanentes sostenidas directamente por los reyes, incluyendo


elementos de caballería pesada y ligera.
Caballeros movilizados para la campaña y pagados por reyes durante su servicio.
Hermandades y milicias de concejos y comarcas, incluyendo lanzas de caballería y
también infantería que incluía ballesteros, lanceros y espingarderos.
Huestes movilizadas y comandadas por nobles, prelados eclesiásticos y Órdenes
militares.
Trenes de artillería y logísticos.
Los reyes cristianos de la Edad Media contaron también con fuerzas de soldados
profesionales y mercenarios, no solo para luchar contra los musulmanes, sino
también en guerras civiles y con otros reinos cristianos, como los almogávares que
constituirían el núcleo de la Gran Compañía Catalana, la Compañía Blanca, y
mercenarios extranjeros como los de la compañía de Bertrand du Guesclin. En otros
casos los reyes cristianos contaron con la ayuda de huestes de reinos musulmanes
vasallos, y también podían haber musulmanes en las huestes de señores feudales
cuando estos tenían súbditos mudéjares.3 También participaron en la reconquista
guerreros de otros países europeos atraídos a la península por llamadas papales a
cruzada.

Las novedades militares de los Reyes Católicos

La rendición de Granada de Francisco Pradilla.


La conquista de Granada no hubiera sido posible sin dos nuevos factores impulsados
por los Reyes Católicos. El primero fue el uso de artillería para el asalto de
fortalezas y, el segundo, el establecimiento de un sistema logístico que permitiera
el empleo de fuerzas numerosas durante periodos dilatados.4:360-362 La evolución
del Ejército español no concluyó con la conquista de Granada, sino que la aceleró.
El fin de la guerra permitió que los Reyes Católicos volvieran a prestar atención a
las relaciones con Francia. Los reyes franceses habían establecido una de las
primeras unidades militares permanentes, los gendarmes de ordenanza, y los Reyes
Católicos en 1493 crearon compañías de caballería mixta denominadas Guardias de
Castilla en previsión de un conflicto con los franceses,5:261 y subsecuentes
ordenanzas de los Reyes crearon fuerzas permanentes de infantería. Fernando II de
Aragón deseaba recuperar el Rosellón y la Cerdaña, que habían sido ocupadas por
Francia en 1463 y al mismo tiempo Carlos VII de Francia quería tener las manos
libres para su intervención en Italia, con lo que se firmó el Tratado de Barcelona
que estipulaba la devolución de esos territorios y la no interferencia de España en
la futura campaña francesa en Italia.

El Gran Capitán tras la batalla de Ceriñola, por Federico Madrazo.


En 1494 Carlos entró en Italia y, en su camino a Nápoles, invadió las tierras
papales en violación de su pacto con los Reyes Católicos. Estos ofrecieron ayuda a
su primo Alfonso II de Nápoles, pero este rechazó las condiciones exigidas, con lo
que el camino quedó libre a los franceses, que ocuparon su reino. Su hijo Fernando
II se vio obligado a aceptar las condiciones requeridas para la ayuda y los Reyes
Católicos enviaron en 1495 una fuerza al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, un
veterano de la guerra de Granada, para luchar contra los franceses. Las fuerzas
francesas, que incluían caballería pesada e infantería suiza, eran muy distintas de
las fuerzas granadinas y tras unos encuentros iniciales sin éxito, forzaron la
modificación de la organización de las fuerzas españolas. Fernández de Córdoba
reemplazó ballestas por arcabuces, potenció la caballería pesada y evitó
enfrentarse en campo abierto con las tropas francesas, prefiriendo basar su campaña
en golpes de mano y guerra de guerrillas. Los cambios introducidos, así como el uso
de artillería para batir las fortalezas enemigas, permitió la derrota de los
franceses. En la subsecuente guerra de Nápoles los franceses comenzaron con éxitos
como la primera batalla de Seminara, pero la llegada de refuerzos españoles y
alemanes permitió a los españoles pasar a la ofensiva y derrotar a los franceses en
las batallas de Seminara y de Ceriñola. En esta última la combinación de piqueros,
arcabuceros, coseletes y ballesteros; caballería ligera y pesada; y artillería, así
como el uso de trincheras, permitió la derrota de una fuerza supuestamente
superior. Por primera vez una fuerza equipada con arcabuces fue capaz de derrotar a
la caballería pesada en campo abierto, marcando el inicio de la preponderancia de
la infantería en los campos de batalla por varios siglos.

En 1503 los franceses intentaron invadir el Rosellón, pero Fernando se puso en


frente de un poderoso ejército que cruzó los Pirineos e hizo retroceder al Ejército
francés.5:369-370 Al mismo tiempo fueron elaboradas y publicadas ordenanzas para la
mejor gobernación de sus ejércitos. Estas ordenanzas reglamentaban la organización,
la administración y el equipamiento de las unidades militares.5:394-407 Poco más
tarde se formaron coronelías para agrupar varias compañías, creando un nivel
intermedio de mando entre el de compañía y el de ejército.5:413

Los veteranos de la conquista de Granada también participaron en la exploración y


conquista de las Américas. El catalán Pedro de Margarit fue el jefe militar del
segundo viaje de Colón, en la que también estuvieron los castellanos Alonso de
Ojeda y Juan Ponce de León. Hubo otros conquistadores que participaron en las
guerras de Italia, como Francisco Pizarro o Pedro de Valdivia. Los conquistadores
españoles usaron la tecnología militar perfeccionada durante la Reconquista y las
guerras europeas para derrotar las mucho más numerosas fuerzas indígenas.

Los ejércitos de los Austrias

La batalla de Pavía representada en un tapiz de Bernard van Orley.

Tercios de Flandes en la batalla de Nieuport


Carlos I de España heredó el sistema militar establecido por sus abuelos maternos:
el ejército permanente peninsular estaba basado principalmente en las Guardias de
Castilla y la infantería de ordenanza, mientras que en Italia estaba basado en las
coronelías. El nuevo rey puso a buen uso estas últimas en la batalla de Pavía, que
demostró la idoneidad de la organización alcanzada.6:129-130 En 1536, tras la
conquista del estado de Milán, el rey publica una ordenanza, llamada la Ordenanza
de Génova, en la que por primera vez se mencionan a los tercios. Esta ordenanza
tenía la finalidad de regular el dispositivo militar de la corona en Italia y
divide las fuerzas reales en tres tercios: un tercio en Nápoles y Sicilia, otro en
Lombardía y el tercero, llamado de Málaga, en Niza. El primer tercio acabará
desdoblado en dos, uno estacionado en Nápoles y el otro en Sicilia.7 Estos fueron
los tercios que luego serían conocidos como los tercios viejos.

Los tercios, junto con la Armada, fueron el instrumento principal de la política


exterior militar de la corona, interviniendo en la península solo para sofocar la
rebelión de las Alpujarras y para la conquista de Portugal.6:130-131 Tercios nuevos
serán formados para combatir junto con los viejos a lo largo y ancho de Europa y el
Mediterráneo, tanto por Carlos I como por los otros reyes de su dinastía.6:132-133
8:26 Los tercios incluían soldados españoles, italianos, valones y alemanes y en el
siglo XVII se formaron también tercios suizos e irlandeses.6:138

Castillo del Morro en La Habana


Loa Austrias basaron la defensa de sus posesiones americanas en dos pilares: el
primero fue una Armada capaz de mantener las costas y las rutas de comunicación
libres de naves enemigas, y el segundo una serie de plazas fuertes costeras
custodiadas por milicias locales.8:47-48

Uniformes de los Tercios en el siglo XVII según Serafín María de Sotto.


El Conde Duque de Olivares intentó varias reformas para uniformizar las
regulaciones militares de todos los estados europeos de la Corona, como la fallida
Unión de Armas, pero estas fracasaron debido en parte a la oposición de las Cortes
Aragonesas, Catalanas y Valencianas. Con el paso del tiempo, y debido en parte a
corrupción y a problemas financieros que retrasaban la paga de las tropas y
dificultaban su equipamiento adecuado,9:392-399 la calidad de los tercios fue
disminuyendo, y su organización y armamento no fue actualizado, viéndose superados
por otros ejércitos que adoptaron nuevas formas organizativas como las brigadas y
nuevas armas como el fusil de chispa con bayoneta.6:133-136 8:27-28 En el momento
que murió Carlos II, el último monarca español de la dinastía austriaca, existían
65 tercios distribuidos por Italia, Flandes y Cataluña, pero por ejemplo de las 51
000 plazas de las plantillas de los tercios de Flandes, solo 8000 estaban
cubiertas.6:138

Reformas borbónicas

Milicias provinciales e infantería ligera (1718-1750): escopetero de infantería


ligera de Andalucía, alférez de milicia provincial del regimiento de Niebla,
fusilero de milicia provincial del regimiento de Baza y fusilero de infantería
ligera de Cataluña, según Serafín María de Sotto.
Tras morir Carlos II sin descendencia las potencias europeas se enfrentaron para
apoyar a sus candidatos al trono español y el mismo pueblo español se dividió en su
apoyo a los dos candidatos: Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, y el
Archiduque Carlos, hijo de Leopoldo I de Habsburgo. El resultado fue una guerra
internacional y una guerra civil que concluyeron con la victoria del pretendiente
francés, pero también con la pérdida de las posesiones de la corona en los Países
Bajos e Italia y con la cesión de Menorca y Gibraltar a los ingleses. Tras la
guerra el Ejército, de ser una fuerza principalmente desplegada fuera de la
península, pasó a estar basado en España y en menor medida en sus colonias de
ultramar.8:29 Esto hizo que la presencia de tropas profesionales fuera ahora
habitual en toda España, y no solo el las zonas costeras o de frontera.8:35

El nuevo rey se apresuró a reformar el Ejército. Los tercios pasaron a ser


regimientos, los arcabuces y las picas fueron reemplazados por fusiles con
bayoneta, y se formaron también regimientos en las territorios de la ahora
asimilada Corona de Aragón.10:122-145 Los territorios ultramarinos de la corona
fueron divididos en cuatro virreinatos y varias intendencias, y los metropolitanos
en dieciséis capitanías generales y varias comandancias generales. Esto significó
que el puesto del más alto representante del monarca en cada uno de estos
territorios estaría ocupado por un militar.8:33-34

Los Ejércitos Reales fueron divididos en tres elementos: las Tropas de la Casa
Real, las Tropas de Continuo Servicio y la Milicia Provincial. Las Tropas de la
Casa Real incluían una única compañía de alabarderos que reemplazaba las tres
existentes anteriormente y que se encargaba de la protección de las estancias del
palacio real, la Guardia de Corps que era la escolta personal del monarca, una
brigada de carabineros reales como guardia móvil a caballo del rey, y dos
regimientos de reales guardias de infantería, uno español y otro valón, con una
compañía por regimiento encargada de custodiar los Reales Sitios y el resto del
regimiento, formado por 6 batallones, siendo usado como infantería de línea de
élite.8:37-3910:275

Portada del primer tomo del las reales ordenanzas de Carlos III publicadas en 1768.
Las Tropas de Continuo Servicio abarcaban todas las otras unidades profesionales
del Ejército, e incluían unidades de infantería, caballería, artillería e
ingenieros, así como a los cirujanos, capellanes y contables militares.8:39-40. La
infantería contaba al final del reinado de Fernando VI con treinta y ocho
regimientos, veintisiete de españoles, dos de italianos, tres irlandeses, tres
valones y tres suizos. Cada regimiento tenía dos batallones, excepto los de
italianos que tenían tres, y cada batallón incluía una compañía de granaderos y
diez compañías de fusileros, con entre cuarenta y sesenta hombres en cada
compañía.10:275-279 En 1762 se crearon unidades permanentes de infantería ligera,
que en 1763 constaban de un Batallón de Voluntarios de Aragón y dos Regimientos de
Voluntarios de Cataluña. Estas fuerzas eran usadas en tiempo de paz para patrullar
la frontera pirenaica e impedir la huida de desertores y el contrabando.10:279-282
El número de regimientos de caballería varió desde cuarenta y seis de línea y
dieciséis de dragones en 1707 a veintitrés de línea y diez de dragones en 1718. En
1718 cada regimiento de caballería contaba con tres escuadrones de cuatro compañías
cada uno, con treinta y dos hombres por compañía. En 1766 el número de regimientos
de caballería de línea era de doce, con ocho de dragones y uno ligero.10:320-336 En
1710 se creó el Estado Mayor de Artillería para atender el servicio de las piezas
de plaza, y el Real Regimiento de Artillería para encuadrar los trenes de
artillería de campaña. El mismo año fue creado el Cuerpo de Ingenieros, cuyos
efectivos y atribuciones crecieron rápidamente, incluyendo no solo las
correspondientes a obras militares sino también las civiles. También parte de las
Tropas de Continuo Servicio fue el Cuerpo de Inválidos, que encuadraba a militares
no aptos para el combate, pero que podían realizar labores administrativas o de
vigilancia.8:42-44

La Milicia Provincial reemplazó las milicias locales y otras fuerzas movilizables


que existían con los Austrias. El propósito de esta milicia fue el crear una fuerza
de reserva para la defensa del territorio nacional, en caso de que las unidades
profesionales estuvieran desplegadas en el exterior. Solo la plana mayor de cada
regimiento era profesional, mientras que al resto solo se les pagaba cuando se les
llamaba a instrucción o revista, o cuando se les movilizaba. En 1704 se mandó crear
cien regimientos de milicia; una novedad que incorporaba esta ordenanza la
aparición en España del servicio militar obligatorio: si las plazas no se cubrían
completamente con voluntarios, otros vecinos elegidos por sorteo podían ser
obligados a prestar servicio para completar la plantilla. Anteriormente los
ciudadanos que no eran caballeros o siervos no podían ser obligados a prestar
servicio en contra de su voluntad. La falta de un adecuado aparato administrativo y
el poco interés de tanto la hidalguía como del pueblo llano produjo un resultado
decepcionante, con tan solo unas pocas compañías siendo formadas y estas fueron
disueltas al concluir la Guerra de Sucesión. Una nueva Real Ordenanza en 1734
volvió a ordenar la formación de treinta y tres regimientos de Milicias, con 700
hombres cada uno, de los que solo cinco eran militares profesionales. Las unidades
solo se movilizaban en caso de necesidad y por un tiempo limitado, y en teoría solo
se podían utilizar para la defensa del territorio nacional. Los regimientos
únicamente fueron creados en esta ocasión en las provincias castellanas, quedando
excluidas las provincias vascas, Navarra y los territorios de la antigua Corona de
Aragón de la leva forzosa. En 1740, durante la Guerra de Sucesión de Austria, siete
regimientos provinciales fueron destinados a Italia, provocando numerosas
deserciones, pero los milicianos que combatieron se comportaron de manera excelente
y se ganaron el respeto de los militares profesionales.8:44-47 En 1768 el número de
regimientos provinciales había crecido a cuarenta y tres, incluyendo un regimiento
en Mallorca.10:305-307

Granaderos del regimiento de Luisiana y milicianos de la compañía de morenos libres


de La Habana en la batalla de Pensacola
También en 1768 Carlos III hizo publicar las "Ordenanzas de S.M. para el régimen,
disciplina, subordinación, y servicio de sus exércitos". Estas ordenanzas agrupaban
y actualizaban la normativa militar publicada hasta entonces, regulando todos los
aspectos de la actividad militar. Partes de estas ordenanzas estuvieron en vigencia
por más de dos siglos, siendo reemplazadas un su totalidad con la publicación de
las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas de 1978.

Los reyes borbónicos destinaron más recursos a la defensa de sus posesiones


americanas que los que dedicaron sus predecesores. Además de potenciar la Armada,
se reforzaron las tropas de guarnición y se enviaron regimientos y batallones
peninsulares cuando fue necesario pero, aun así, los ingleses fueron capaces de
capturar La Habana en 1762, lo que hizo necesario aumentar el contingente
desplegado en ultramar. En 1772 los efectivos militares en la América española
alcanzaban los 28 000 hombres, casi la mitad de la fuerza de infantería acuartelada
en la península.8:47-49 El gobierno de Carlos III se unió al gobierno de Luis XVI
de Francia en su apoyo a los rebeldes de las Trece Colonias en contra del Reino
Unido de Gran Bretaña, empezando con el suministro de pertrechos y fondos, y
declarando la guerra al Reino Unido en 1779. En el continente americano las fuerzas
lideradas por Bernardo de Gálvez derrotaron a los ingleses en Luisiana y Florida,
recuperando esta última para España, y también se pudo expulsar a los ingleses de
Menorca, pero los intentos de tomar Gibraltar no tuvieron éxito. La victoria de los
colonos, y la aparición de un estado independiente en América, debilitó al Reino
Unido, enemigo tradicional de los borbones, pero también sentó un precedente
amenazador contra el control español de sus posesiones americanas. En 1787 el
primer ministro de Carlos III, el Conde de Floridablanca afirmaba que la misión
principal del Ejército debía que ser la defensa de las posesiones ultramarinas.8:49

De Carlos IV a Fernando VII


Carlos IV heredó el gobierno de su padre y durante los primeros años de su reinado
se continuó la misma línea política, hasta que el inicio de la Revolución francesa
forzó un replanteamiento. Se decidió entonces que la defensa de las posesiones
americanas solo se basara en guarniciones reclutadas en las colonias, sin el
refuerzo de regimientos peninsulares.8:50-51 El derrocamiento de Luis XVI de
Francia provocó una crisis de gobierno que acabó con el ascenso de un oficial de la
Guardia de Corps, Manuel Godoy, al puesto de «ministro universal» de Carlos IV. La
ejecución del rey francés hizo que las cortes europeas, incluida la española,
declararan la guerra a la Convención Nacional. En 1793 un ejército al mando de
Antonio Ricardos invadió el Rosellón pero, tras algunas victorias iniciales, fue
obligado a abandonar sus conquistas y los franceses invadieron el norte de Navarra,
de Guipúzcoa, y de Cataluña.10:337-421 España y Francia firmaron en 1795 la Paz de
Basilea y a Godoy le fue otorgado el título de «Príncipe de la Paz».

Carabinero del Regimiento de María Luisa y dragón del Regimiento de Húsares


Españoles en 1795 según Serafín María de Sotto
En 1792 y en 1795 se formaron varios regimientos y batallones de infantería ligera
de voluntarios. Los batallones ligeros contaban con cuatro compañías de unos 200
hombres cada una. Varios de los regimientos de extranjeros fueron disueltos debido
a la falta de reclutas y el Regimiento de Borbón fue creado con voluntarios
realistas franceses. Los regimientos de infantería de línea fueron reformados para
que contaran con tres batallones, de los que el tercero en principio fue creado
como depósito de reclutas, encargado de su instrucción, y para servicio de
guarnición. Los tres batallones acabaron teniendo el mismo número de compañías, una
de granaderos y cuatro de fusileros, con unos 100 granaderos o 160 fusileros por
compañía.11:47-63 En 1794 la caballería contaba con doce regimientos, de tres
escuadrones a tres compañías de 70 plazas montadas cada uno, para un total de 630
plazas montadas por regimiento. En 1795, debido a las necesidades de la guerra, el
número de regimientos era de dieciséis con cuatro escuadrones cada uno, con cada
escuadrón contando con tres compañías de unas 45 plazas montadas cada una.11:298-
300 El Regimiento Real de Artillería contaba desde 1777 con seis batallones – con
siete compañías por batallón de unos 100 hombres cada una – y otras cuatro
compañías separadas.12:565-566

El generalísimo Manuel Godoy retratado como vencedor de la guerra de las Naranjas,


por Goya.
En 1796 se firmó el Tratado de San Ildefonso que convirtió en aliados a los
borbones españoles y los revolucionarios franceses, comprometiéndose España a
apoyar a los franceses con quince navíos de línea y 24 000 soldados.10:423 En el
Convenio y Tratado de Aranjuez de 1801 España ofreció a Francia buques y tropas
adicionales, y se convino que el yerno de Carlos IV, Luis Borbón-Parma, se
convirtiera en rey de Etruria, cediendo a cambio España a Francia la Luisiana. En
ese mismo año España y Francia declararon la guerra a Portugal, guerra que se
conocería como la guerra de las Naranjas, y Godoy fue nombrado generalísimo y jefe
supremo de los ejércitos movilizados contra Portugal. Tras la ocupación de algunas
zonas fronterizas se firmó un tratado de paz por el que Portugal cedió Olivenza a
España.

En 1802 las Tropas de Continuo Servicio del Ejército contaban con cuarenta y tres
regimientos de infantería de línea, incluyendo tres irlandeses, dos mixtos y seis
suizos, y once batallones de infantería ligera. Los regimientos de línea, excepto
los suizos, debían contar ahora con tres batallones de cuatro compañías cada uno,
un total de dos compañías de granaderos y diez de fusileros, con 84 hombres por
compañía en tiempo de paz y 188 en tiempo de guerra. Los batallones ligeros
contaban con seis compañías de 130 hombres cada una en tiempo de paz y de 200 en
tiempos de guerra. Los hombres que completaban las plantillas en tiempo de guerra
debían salir de los regimientos de Milicias Provinciales, en el caso de los
regimientos de línea, y de voluntarios de las provincias exentas, en el caso de los
de infantería ligera.11:67-72,80 En 1803 los regimientos de caballería contaban con
cinco escuadrones cada uno, a dos compañías con 67 hombres y 54 caballos cada una.
Del 1803 a 1805 se suprimieron los dragones, pasando estos a ser cazadores a
caballo y húsares. Así se contaba en 1803 con doce regimientos de línea, tres de
cazadores a caballo, y otros seis de húsares; y después de 1805 cuatro de los de
cazadores y otros cuatro de los de húsares volvieron a ser de dragones.11:300-301
En 1806 la artillería estaba organizada en cuatro regimientos con dos batallones
cada uno, con cuatro compañías a pie y una a caballo en cada batallón.12:566 En
1802 se creó un Regimiento de Zapadores-Minadores-Pontoneros en Alcalá de Henares,
con dos batallones de a cinco compañías cada uno.12:575-576

En 1805 Napoleón Bonaparte planeó una expedición conjunta de las armadas españolas
y francesas al Caribe con el fin atraer a la flota británica, para que así quedaran
desguarnecidas las costas británicas y fuera posible la invasión del Reino Unido
por los ejércitos napoleónicos. La flota francesa partió de Tolón y se le unió en
Cádiz la flota española. Juntas pusieron rumbo al Caribe y la flota de Horacio
Nelson lo hizo también. Tras pasar una semanas en el Caribe la flota hispano-
francesa dio la vuelta para dirigirse al canal de la Mancha, pero se encontró con
otra escuadra británica a la altura del cabo de Finisterre y desviándose primero a
La Coruña y luego a Cádiz, donde permaneció varios meses, dando tiempo a la
escuadra de Nelson y a otros escuadrones ingleses a concentrarse en la zona. El
consecuente combate cuando la flota hispano-francesa intento salir al mar abierto,
la batalla de Trafalgar, resultó en la destrucción de lo mejor de la flota española
y francesa.10:432-463 Esta batalla decidió la suerte del Imperio español, al dejar
la América española aislada de la metrópoli.8:66 Cuando los británicos intentaron
invadir el Virreinato del Río de la Plata, la defensa se tuvo que basar en las
unidades que existían o se pudieron crear en el virreinato, sin auxilio de la
metrópoli.

La División del Norte en Hamburgo: granadero y gastador del Regimiento de La


Princesa, y oficial y soldados del Regimiento de Voluntarios de Cataluña.
En 1807 Napoleón pidió a Godoy el envío de tropas españolas, entre ellas las
estacionadas en 1806 en el Reino de Etruria, para hacer guarnición en el norte de
Alemania y Dinamarca, y participar en la invasión de Suecia. Se organizaron tres
divisiones con un total de unos 15 000 soldados, que acabaron integrados en la que
se conocería como la División del Norte, al mando de Pedro Caro y Sureda, marqués
de la Romana.11:132-163 Ese mismo año Napoleón decidió anexionarse el Reino de
Etruria e invadir Portugal, por lo que suscribió con España el Tratado de
Fontainebleau en el que el nieto de Carlos IV, Luis II de Etruria, cedía su reino y
a cambio se le prometía un nuevo reino en el norte de Portugal; a Godoy a su vez se
le prometían territorios en el sur de Portugal, que podría gobernar como príncipe
soberano, con el resto de Portugal quedando bajo administración militar francesa.
Una convención anexa establecía que Francia formaría un ejército de 28 000 hombres
para participar en la invasión y que España aportaría un total de 27 000 hombres
para ayudar al ejército francés y para ocupar los territorios en el norte y el sur
que debían pasar a Luis II y a Godoy.13:426-429

El 18 de octubre de 1807 entraron en España las primeras tropas francesas asignadas


a la conquista de Portugal. El 19 de noviembre el ejército hispano-francés, al
mando del general Junot, cruzó la frontera portuguesa cerca de Alcántara, llegando
la vanguardia el 23 a Abrantes. Al mismo tiempo otras divisiones españolas entraron
desde Badajoz y Galicia para ocupar el sur y el norte del país. El 29 la corte
portuguesa abandonó Lisboa para refugiarse en Brasil y el 30 las tropas de invasión
ocuparon la capital. El 22 de diciembre entraron en España más tropas francesas al
mando del general Dupont y el 9 de enero de 1808 entró un tercer cuerpo al mando
del general Moncey. Estos dos cuerpos entraron en España sin solicitar permiso al
gobierno español, en violación de lo acordado en Fontainebleau. El 1 de febrero
Junot anunció que él iba a gobernar la totalidad de Portugal, otra violación del
tratado. El 16 de febrero se apoderan los franceses de la ciudadela de Pamplona. Al
mismo tiempo entra en Cataluña otra fuerza francesa que se apodera el 26 de la
ciudadela de Barcelona, el 28 de Montjuic y el 18 de marzo de Figueras. El 4 de
marzo se habían apoderado los franceses de San Sebastián y ese mes el número de
tropas francesas en la península alcanzó 100 000, con el general Murat, cuñado de
Napoleón, como jefe de las fuerzas en España. La corte española consideró hacer los
mismo que la portuguesa y se trasladó a Aranjuez junto con la mayor parte de la
guarnición militar de Madrid. Tras el motín de Aranjuez, el 18 de marzo Carlos IV
destituyó a Godoy y el 19 abdicó a favor de su hijo Fernando.13:10-47

El 23 de marzo entró Murat en Madrid acompañado por la caballería de la Guardia


Imperial y el 24 volvió Fernando VII a la capital. Tanto Murat como el embajador
francés evitaron reconocer a Fernando como rey. Murat anunció que Napoleón iba a
venir a España y pidió a Fernando que se encontrara con él en Burgos. Fernando
partió el 10 de abril hacia Burgos, dejando en Madrid una Junta Suprema de Gobierno
presidida pos su tío, el infante Antonio Pascual. Al llegar a Burgos no encontró al
emperador allí y los franceses le pidieron que fuera a Vitoria, que allí podría
encontrarse con Napoleón. El emperador no había salido de Francía y mandó a Vitoria
una carta para pedir al rey que se reuniera con él en Bayona. Algunos de los
acompañantes del rey le aconsejaron que no fuera a Francia, pero el rey quería ser
reconocido como tal por el emperador y los desoyó (un batallón del Regimiento
Inmemorial del Rey se encontraba en Mondragón y podría haber protegido su evasión).
El 20 de abril entró Fernando en Francia, llegando a Bayona el mismo día. En Madrid
Murat había conminado a la Junta a que se le entregase Godoy, que fue también
trasladado a Bayona, adonde llegó el 26. Carlos IV, alentado por Murat a recuperar
su trono, también salió hacia Bayona el 25 de abril, escoltado por carabineros y
tropas francesas.13:54-72

El Ejército durante la guerra de la Independencia


Véase también: Ejércitos de España (guerra de la Independencia)

El dos de mayo de 1808 en Madrid, por Francisco de Goya (1814). Los madrileños se
enfrentan a la caballería mameluca.

La defensa del parque de Monteleón durante el levantamiento del 2 de mayo en


Madrid, por Joaquín Sorolla
En ese momento, Madrid y sus alrededores albergaban unas 25 000 tropas francesas,
mientras que la guarnición española era solo de unos 3000 hombres. El 1 de mayo
Murat demandó que la reina de Etruria y el infante Carlos fueran también a Bayona,
y la Junta accedió a que partieran el día siguiente. En la mañana del 2 de mayo
salió primero en un coche la reina María Luisa con su hijo Luis, rey de Etruria,
tras lo que la multitud agolpada frente al palacio vio que otros dos coches estaban
preparados. Se corrió el rumor de que esos coches estaban destinados a llevarse a
los infantes, y la multitud comenzó a protestar y a acosar a los franceses
presentes. Al oír Murat del alboroto, ordenó que un batallón fuera enviado a la
plaza. Los soldados franceses hicieron una descarga nada más llegar, y esto provocó
un levantamiento popular en toda la ciudad. Los franceses fueron atacados con
cualquier tipo de arma que el pueblo pudo encontrar y contraatacaron con artillería
y con cargas de la caballería de la guardia imperial, los lanceros polacos, y los
mamelucos. Las tropas españolas fueron ordenadas por la Junta a permanecer en sus
cuarteles, pero civiles se dirigieron parque de artillería de Monteleón para que
les pudiesen proporcionar armas y luchar con ellas contra los franceses, lo que
forzó a los militares españoles a tomar partido y unirse a sus conciudadanos. En
contra de las órdenes dadas por la Junta, el capitán Pedro Velarde y Santillan
consiguió que el coronel de un cuartel de Voluntarios del Estado le entregara el
mando del 2º batallón de la 3ª compañía, con 33 hombres y 2 oficiales y acude al
parque de Artillería de Monteleón, donde el capitán Luis Daoiz y Torres permanece
con 10 soldados, 3 suboficiales y 2 oficiales españoles, junto a 80 soldados
franceses que permanecían en el cuartel. Una vez convencido el capitán Luis Daoiz y
Torres por el capitán Pedro Velarde y Santillan, junto al capitán de infantería
Rafael Goicoechea, los tenientes Jacinto Ruíz y José Ontoria, tres cadetes, los
fusileros de la Tercera Compañía y los soldados del acuertelamiento desarman al
destacamento francés. Entregan armamento a la población que permanecía en el
exterior de Monteleon, disponiéndose a defender a la población (parte de la
población armada permaneció en defensa del acuertelamiento y otra salió por las
calles a defender y auxiliar entre calles...). (Representantes de la Junta se
reunieron con Murat y acordaron un alto el fuego, pero tras cesar las hostilidades
los franceses comenzaron a fusilar a todos aquellos que encontraron con armas.13
:76-80 Este fue el principio de la guerra de la Independencia española.

En los días siguientes el resto de la Familia Real española fue trasladada a Bayona
por los franceses, incluyendo el presidente de la Junta, puesto que entonces se
arrogó Murat. En Bayona Napoleón consiguió sucesivamente la renuncia de Fernando
VII a favor de su padre, la abdicación de Carlos IV a su favor, y la renuncia de
toda la familia real a sus derechos dinásticos. Napoleón otorgó pensiones a los
miembros de la Casa Real y les asignó residencia en el interior de Francia.13:82-91

Antes del 2 de mayo se habían congregado en Madrid personas de toda España para
celebrar la ascensión al trono por Fernando VII. El levantamiento y su cruenta
represión les hicieron regresar a sus lugares de origen, propagando la noticia de
lo que había sucedido. Al mismo tiempo se supo lo que había pasado en Bayona, y que
ahora toda la Familia Real, y la corona misma, estaban en poder de Napoleón.13
:82,98 Se produjeron disturbios y enfrentamientos con los franceses en varios
lugares, con la primera provincia en organizar la resistencia siendo Asturias. Su
Junta General declaró la guerra a Napoleón el 25 de mayo, mandó emisarios al Reino
Unido para recabar ayuda, y distribuyó armas y formó unidades para luchar contra
los franceses.13:102-104 Otras provincias y reinos también organizaron juntas y el
alzamiento fue propagándose por toda España. El 27 de mayo se formó en Sevilla la
autodenominada Junta Suprema de España e Indias, que se aseguró el apoyo de la
división situada frente a Gibraltar al mando del general Castaños, estableció
relaciones con los británicos estacionados en Gibraltar y con el escuadrón
británico que vigilaba Cádiz, mandó noticia a las Canarias y a las Indias de lo que
estaba sucediendo, declaró solemnemente la guerra a Francia el 6 de junio, y ordenó
la captura de los buques franceses fondeados en Cádiz.13:118-125 En Bayona Napoleón
eligió como Rey de España a su hermano José, con la aquiescencia de la Junta
Suprema de Gobierno dirigida por Murat en Madrid y del Consejo de Castilla. También
hizo convocar una diputación general de notables españoles que se congregaron en
Bayona para reconocer a José como Rey de España y para refrendar una nueva
constitución para el reino que establecería una alianza militar perpetua entre
Francia Y España. José entró en España el 9 de julio y en Madrid el día 20, donde
fue proclamado rey el 25.13:94-96,156-167,201-203

Al comenzar la guerra, la infantería española contaba con dos regimientos de


guardias, treinta y ocho regimientos de línea, doce batallones ligeros, seis
regimientos suizos, y cincuenta batallones de milicias provinciales, con un total
de 193 batallones encuadrando 108 804 hombres.11:254-258 De las unidades que se
encontraban en Portugal, la mayor parte regresaron a España y el resto cayeron
prisioneras de los franceses. También la mayor parte de la División del Norte pudo
escapar de Dinamarca y regresar a España con la ayuda de la flota británica, pero
unos 5000 hombres fueron hechos prisioneros, siendo parte de ellos incorporados en
el ejército francés que más tarde invadió Rusia. En 1808 los franceses también
encuadraron en su ejército dos de los regimientos suizos españoles, que volverán a
integrarse con los españolas durante la batalla de Bailén. La Juntas crearon
numerosas formaciones militares: desde junio a octubre se formaron 153 regimientos
de infantería de línea, 44 regimientos de infantería ligera, y 15 regimientos de
caballería encuadrando un total de unos 184 000 hombres. Estas unidades nuevas,
junto con las unidades regulares, se agruparon en varios ejércitos que eran
sostenidos por las juntas de los territorios en los que estaban desplegados, sin
que hubiera hasta 1812 un mando central unificado que dirigiera y coordinara sus
actividades.14:141-146

La Rendición de Bailén, por José Casado del Alisal.


Antes de que José Bonaparte hubiera entrado en España, Murat mandó un cuerpo de
ejército mandando por Dupont a asegurarse el control de Andalucía y para rescatar
los buques franceses que estaban en Cádiz. A la vez los españoles organizaron el
Ejército de Andalucía al mando del general Castaños para resistir a los franceses,
integrando unidades provenientes de las provincias andaluzas y de Extremadura. Al
mismo tiempo que José llegaba a Madrid, las dos fuerzas se enfrentaron en la
batalla de Bailén, en la que los franceses fueron derrotados el 22 de julio de
1808, la primera vez que un ejército napoleónico era derrotado y capitulaba en
combate. La victoria española, tras las derrotas españolas de Cabezón y Rioseco,
demostró que los ejércitos napoleónicos no eran invencibles y forzó a los franceses
a evacuar Madrid y replegarse a la provincia de Burgos. Al principio de agosto
tropas inglesas al mando de Arthur Wellesley desembarcaron cerca de Coímbra y
desalojaron a los franceses de Portugal. El 13 de agosto el Ejército de Valencia
entró en Madrid, y el 23 lo hizo el de Andalucía. El 5 de septiembre se celebró un
Consejo de Guerra en Madrid en el que participaron los jefes de ejército que se
encontraban allí y representantes de los otros ejércitos. El general Cuesta pidió
que le nombraran comandante en jefe, pero los otros se opusieron. El consejo
decidió pasar a la ofensiva contra las tropas francesas, y se ordenó a los
ejércitos españoles marchar hacia ellas. El 23 de septiembre se formó en Aranjuez
la Junta Suprema Central, que asumió el gobierno del país en ausencia de Fernando
VII.13:181-276

La carga de los ulanos en la batalla de Somosierra, por J. Suchodolski.


Al llegarle noticias de lo que sucedía en la península, Napoleón decidió formar un
ejército para, con él a su cabeza, restablecer a su hermano en la capital y
recuperar tanto España como Portugal. Se ordenaron nuevas levas y se trasladaron al
sur de Francia unidades previamente desplegadas en el norte de Europa, formándose
un ejército de 250 000 hombres dividido en 8 cuerpos. Napoleón entró en España el 8
de noviembre e inició operaciones que forzaron el repliegue de los españoles. El 30
de noviembre ya había llegado a Somosierra, tomando el puerto con su caballería. La
Junta Central se vio obligada a abandonar Aranjuez y el 3 de diciembre Napoleón
atacó Madrid, que capituló el día siguiente. Las tropas francesas continuaron
avanzando en La Mancha y Extremadura, y la Junta y sus tropas continuaron
retrocediendo, llegando la Junta a Sevilla el 17 de diciembre. Napoleón se dirigió
primero a atacar al ejército inglés que había entrado en el antiguo reino de León,
haciéndole retroceder a Galicia en dirección a La Coruña donde fue evacuado por la
Armada británica, rindiéndose la ciudad a los franceses el 19 de enero. Napoleón
volvió a Francia tras ser informado de que Austria se estaba movilizando, y
devolvió a José su reino. Los franceses derrotaron al Ejército del Centro en la
batalla de Uclés, al de Cataluña en la batalla de Molins de Rey y acabaron tomando
Zaragoza después de su segundo sitio.

1809
El 9 de enero de 1809 la Junta firmó con el Reino Unido un Tratado de Paz y Alianza
y empezó a recibir subsidios y pertrechos británicos.13:284-373 Los franceses
continuaron avanzando para ocupar Andalucía, y derrotaron a un nuevo ejército
español en la batalla de Medellín.13:381 Los ejércitos españoles habían sido
derrotados, pero tras cada derrota los combatientes que podían salvarse se volvían
a juntar y, junto con nuevos reclutas, volvían a formar otro ejército con el que
luchar una vez más, a veces creciendo el tamaño del ejército de derrota a derrota.
Esta práctica negaba a los franceses la posibilidad de ganar una batalla decisiva,
ya que incluso las peores derrotas no mermaban el espíritu de lucha de los
ejércitos españoles. La mayoría de los españoles luchaban sin uniformes y con las
armas que podían encontrar y nunca había dinero suficiente para pagar a la tropa o
para mantenerla en condiciones de combate. La situación implicaba que el número de
tropas regulares con instrucción militar adecuada decrecía con el tiempo. Los
franceses a veces consideran bandidos a todos los que luchaban sin uniforme,
ejecutándolos cuando eran capturados.15:249-252 Había expertos militares que
insistían en que lo importante no era el número de soldados, sino el poder
equiparlos, mantenerlos e instruirlos adecuadamente, pero no era fácil hacerlo.14
:164 Un problema más era la tendencia a crear nuevas unidades y a nombrar nuevos
mandos, en vez de reforzar las unidades existentes bajo el mando de oficiales
experimentados, y otro la falta de un mando unificado que pudiera decidir el mejor
despliegue de las unidades y pudiera coordinar sus acciones.14:179-180

Guerrilleros catalanes combatiendo al francés, por Joseph Flaugier.


Una reacción a las victorias de los franceses en el campo de batalla, y a las
represalias que a veces se tomaban contra los prisioneros, fue la creación de
fuerzas de guerrillas. En Cataluña ya se habían formado los cuerpos de migueletes y
el somatén, que en ocasiones habían operado como fuerzas irregulares para hostigar
las patrullas, convoyes y comunicaciones franceses. El peligro de ser fusilado si
se era capturado prisionero incentivaba a las fuerzas derrotadas a escapar y a
esconderse de las tropas francesas que ocupaban el país. En muchas ocasiones las
tropas irregulares tenían más facilidad para obtener medios para subsistir que las
mal abastecidas tropas regulares. La Junta publicó el 28 de diciembre de 1808 un
reglamento para regular las actividades de las guerrillas y mejorar su disciplina,
con la actividad de guerrillas extendiéndose pronto por toda España.13:381-398

En abril de 1809 los británicos volvieron a enviar tropas al mando de Arthur


Wellesley para reforzar sus fuerzas en Portugal, que había sido invadida otra vez
por los franceses. Los británicos también se encargaron de crear e instruir fuerzas
portuguesas, encuadrándolas bajo el mando británico. La fuerza conjunta anglo-lusa
expulsó a los franceses, que se tuvieron que retirar a Galicia y poco después,
hostigados por los españoles, también tuvieron que evacuar Galicia y Asturias.13
:415-421 El 10 de julio Wellesley se reunió con Cuesta para planificar una ofensiva
contra los franceses, encontrándose la fuerza conjunta con los franceses en la
batalla de Talavera, en la que los aliados hicieron retirarse a los franceses. Tras
la batalla Wellesley fue creado vizconde de Wellington por el Reino Unido y
nombrado capitán general de ejército por la Junta. Tras otras escaramuzas los
aliados tuvieron que retirarse debido a la carencia de suministros. 16:21-37 Las
batallas entre los franceses y los aliados anglo-luso-españoles continuaron. La
batalla de Ocaña, culminada el 19 de noviembre de 1809, resultó en la derrota
absoluta de un ejército español de unos 50 000 hombres, y forzó a la Junta a
trasladarse a la isla de León.

1810

Joaquín Blake, general jefe del Ejército Central, jefe de los ejércitos aliados que
defendían Cádiz, primer jefe del Estado Mayor Central de la Regencia, y uno de los
tres miembros del Consejo de Regencia nombrado por las Cortes de Cádiz, por Manuel
Ojeda y Siles.
En enero de 1810 la Junta fue remplazada por el Consejo de Regencia de España e
Indias. Los franceses, con José al frente, procedieron a invadir Andalucía y
alcanzaron la bahía de Cádiz el 5 de febrero. La defensa de la isla de León contaba
con un ejército español de 14 000 hombres, una división anglo-lusa de 5000 hombres
y una milicia gaditana de 8000 hombres, así como la asistencia de una escuadra
naval inglesa y otra española.16:80-113 En abril el general Joaquín Blake fue
nombrado comandante en jefe del ejército aliado que defendía Cádiz y en julio la
Regencia creó un Estado Mayor General con él como jefe para proporcionar al mando
de todos los ejércitos españoles la información necesaria para sus decisiones, para
detallar y transmitir las órdenes, y para vigilar su cumplimiento.14:169-170 Ante
la imposibilidad de tomar la isla de León, los franceses decidieron someterla a
sitio y, mientras tanto, expulsar a los ingleses de la península. Tras tomar Ciudad
Rodrigo, los franceses entraron en Portugal, por tercera vez, en agosto de 1810.
Wellington, en previsión de la invasión francesa, había hecho construir una serie
de fortificaciones para proteger Lisboa, las Líneas de Torres Vedras, y había
evacuado y desnudado el área delante de las líneas de todo aquello que pudiera ser
consumido o usado por los franceses. Las fortificaciones estaban guarnecidas por
tropas portuguesas, inglesas, y también españolas: una división al mando de la
Romana, y tras ellas Wellington dispuso fuerzas de reserva para reforzar cualquier
punto de las líneas que fuera atacado por los franceses.16:147-171 Los franceses
avanzaron hasta las líneas, pero no pudieron superarlas, y con sus líneas de
abastecimiento hostigadas por guerrilleros y ejércitos regulares, se vieron
forzados a retirarse en noviembre de 1810, perseguidos por los anglo-lusos mientras
que los españoles se reintegraban en el Ejército de Extremadura. 16:267-268

Véase también: Ejército realista en América


Tras llegar la noticia de la ocupación de Andalucía por los franceses hubo en
Caracas un levantamiento que erigió una Junta Suprema que se declaró soberana —tal
como lo habían hecho muchas de las Juntas Provinciales peninsulares— hasta que
volviera Fernando VII. Otras provincias americanas hicieron lo mismo. Al recibir la
Regencia noticias de los sucedido decidió enviar tropas para asegurarse la
fidelidad de las nuevas Juntas.16:231-236 Eran las primeras fuerzas militares que
el gobierno español mandaba de la península al continente americano desde 1798.17
:173 Las Cortes de Cádiz, constituidas por representantes de las provincias
metropolitanas y ultramarinas, fueron inauguradas el 24 de septiembre de 1810.16
:203-215 El 15 de octubre publicaron un decreto que establecía la igualdad de
derechos de los ciudadanos europeos y americanos de la corona, y ofrecía una
amnistía general a los levantados. El 28 tomó juramento un nuevo Consejo de
Regencia nombrado por las Cortes, con el general Blake como uno de sus tres
miembros. El 23 de diciembre de 1810 las Cortes nombraron una comisión para
elaborar el proyecto para una nueva constitución. Las Cortes promulgaron decretos
para favorecer a los ciudadanos americanos de la corona, pero la rebelión continuó
extendiéndose del Río de la Plata a México, con combates entre los rebeldes y las
tropas leales a la administración española. Las Cortes autorizaron una leva de 80
000 hombres para reforzar el Ejército y establecieron fábricas de armas y munición
y maestranzas en los territorios libres de los franceses.16:237-264

1811
El ejército francés que había intentado tomar Portugal volvió a España en marzo de
1811 y fuerzas anglo-lusas al mando de Wellington les siguieron, enfrentándose a
los franceses en la batalla de Fuentes de Oñoro en abril y, junto con ejércitos
españoles, en la batalla de La Albuera en mayo.16:292-299 En agosto de 1811 fue
creada por las Cortes la Orden Nacional de San Fernando para reconocer acciones
militares distinguidas.16:370-371 En noviembre de 1811 un ejército anglo-portugués
al mando de Wellington tomó Ciudad Rodrigo, tras lo que Wellesley fue creado Duque
de Ciudad Rodrigo por las Cortes. Ese año las fuerzas francesas en la península
decrecieron, ya que fueron más las bajas que los reemplazos. El año siguiente
Napoleón retiró parte de las tropas más veteranas estacionadas en España para
emplearlas en su proyectada invasión de Rusia. El 26 de diciembre la comisión
constitucional de las Cortes presentó la cuarta y última parte de su trabajo, que
incluía el título octavo sobre la fuerza militar nacional. Este título establecía
que todos los españoles tenían la obligación del servicio militar en la forma como
se dispusiera por ley, acabando con las exenciones territoriales y estamentales, y
continuaba dividiendo el Ejército en una tropa de servicio continuo y una milicia
de servicio temporal, que solo se podría emplear fuera de su propia provincia con
la autorización de las Cortes.

1812

Arthur Wellesley fue creado en 1812 grande de España, duque de Ciudad Rodrigo y
marqués de Wellington, y nombrado general en jefe de los ejércitos españoles en la
península, tal y como lo era de los ingleses y portugueses, por Goya. El general
luce el Toisón de oro que se le fue otorgado por su victoria en la batalla de los
Arapiles.18:119-120
La nueva Constitución fue firmada el 18 de marzo de 1812 y jurada el día siguiente,
aniversario de la exaltación al trono de Fernando VII cuatro años antes.18:35-75 En
abril una fuerza anglo-portuguesa al mando de Wellington tomó Badajoz, por lo que
el general inglés recibió la gran cruz de San Fernando, mientras que en el resto de
España ejércitos y guerrillas continuaban hostigando a los ocupantes franceses.18
:77-91 Napoleón partió de Francia en mayo de 1812 para invadir Rusia al frente de
un Gran Ejército de 600 000 hombres, entre ellos algunos de los españoles de la
División del Norte que no pudieron ser evacuados a España.18:97 En junio Wellington
se dirigió hacia Salamanca al frente de un ejército anglo-luso-español y en julio
derrotó a un ejército francés al mando del mariscal Marmont en la batalla de los
Arapiles. Tras tomar Valladolid el ejército aliado se tornó hacia Madrid, forzando
a José a abandonar de nuevo la capital para dirigirse a Valencia. El 12 de agosto
de 1812 los aliados entraron en Madrid, tanto el ejército de Wellington, como
bandas de guerrilleros como la del Empecinado. Después de dos años y medio de
sitio, los franceses levantaron el cerco de Cádiz el 24 de agosto para evitar ser
atrapados, siendo la retirada de Andalucía y Extremadura por los franceses hacia
Murcia hostigada y azuzada por los aliados. Los ingleses habían desembarcado una
fuerza anglo-siciliana-española en Alicante el 9 de agosto. El 2 de octubre
conectaron los ejércitos franceses provenientes de Andalucía y Extremadura con el
ejército de José y con las fuerzas francesas que ocupaban Valencia. En Castilla el
ejército aliado al mando de Wellington se reforzó con el Sexto Ejército español al
mando de Castaños, entrando en Burgos el 18 de septiembre. El 22 Wellington fue
nombrado por las Cortes general jefe de todos los ejércitos españoles, unificándose
por fin tanto el mando de todas las fuerzas españolas como el de los ejércitos
aliados en la península. Las fuerzas francesas volvieron a entrar en Madrid y
pasaron a Castilla la Vieja, forzando la retirada de los aliados hacia Portugal,
Galicia y Asturias, donde estos establecieron sus cuarteles de invierno. Wellington
se trasladó a Cádiz para concertar las operaciones futuras, reorganizar los
ejércitos españoles, y reglamentar las facultades de generales y otros mandos.18
:112-161

1813
El desastre sufrido por el ejército napoleónico en Rusia requirió la salida de
España de más unidades francesas para luchar contra la Sexta Coalición. Wellington
ordenó a los ejércitos y guerrillas españoles que se encontraban en zonas dominadas
por los franceses que evitaran acciones generales y que se concentraran en hostigar
al enemigo, interrumpir sus comunicaciones y destruir fortificaciones. Napoleón
salió de París el 15 de abril de 1813 al frente de sus reconstituidos ejércitos
para empezar su campaña en Alemania y en mayo Wellington comenzó su campaña en la
península. Contaba Wellington para su avance con 48 000 británicos y 28 000
portugueses bajo su mando directo y con 26 000 españoles del Cuarto Ejército. El
ejército aliado avanzó desde sus cuarteles de invierno en el noroeste peninsular.
Los franceses abandonaron Burgos y cruzaron el Ebro seguidos por los aliados el 15
de junio. El ejército aliado atacó a los franceses cerca de Vitoria el 21 de junio,
haciéndoles huir y capturando su artillería y bagajes. Madrid fue evacuado por
última vez el 27 de junio, lo que permitió que dos ejércitos españoles más pudieran
unirse a las operaciones, trasladándose uno a Castilla la Vieja y otro a Valencia,
este último para impedir que las fuerzas francesas allí destacadas pudieran
reforzar a los franceses en el norte. El ejército aliado continuó su persecución de
los franceses, que se hicieron fuertes en las plazas de San Sebastián y Pamplona.
En el este los franceses evacuaron Valencia y Zaragoza para concentrar sus fuerzas
en Cataluña. El 1 de julio Napoleón decidió unificar todas sus fuerzas en España en
el llamado Ejército de España y puso al mariscal Soult a su mando, reemplazando a
José que pasó a Francia. Los ingleses pusieron sitio a San Sebastián e intentaron
tomar la ciudad al asalto, consiguiéndolo en el segundo intento, tras lo que
saquearon la ciudad. El Cuarto Ejército español se había situado en los alrededores
de Irún para bloquear una posible misión de alivio a San Sebastián y derrotó un
ejército al mando de Soult en la batalla de San Marcial. El 7 de octubre los
ejércitos aliados cruzaron el Bidasoa y entraron en Francia. El 31 de octubre
Pamplona se rindió a los españoles, lo que permitió a Wellington continuar su
campaña en Francia. Wellington decidió ordenar que los españoles volvieran a su
país, ya que temía que pudieran buscar venganza con los civiles franceses y así
provocar una nueva guerrilla que dificultaría su avance.18:215-298

1814
En enero de 1814 la Regencia y las Cortes se trasladaron a Madrid. La mayor parte
de las fuerzas francesas que aún ocupaban partes de Cataluña, Aragón y Valencia
fueron retiradas para defender otras fronteras, replegándose los que quedaron hacia
Figueras. El 12 de marzo tropas inglesas entraron en Burdeos acompañadas por el
duque de Angulema. Napoleón había firmado en diciembre un tratado con Fernando VII
por el que este se comprometía a que las tropas inglesas abandonaran España cuando
lo hicieran las francesas y en marzo permitió que regresara a España. Fernando VII
entró en España el 22 de marzo y el 24 cruzó el Fluviá, pasando a territorio
controlado por las tropas españolas, donde recibió los respetos de Francisco Copons
y Navia, general jefe del Primer Ejército, y pasó revista a las tropas allí
formadas; el mismo día Fernando VII entró en la arruinada Gerona. Wellington
continuaba su campaña en Francia, apoyado por el Tercer y Cuarto Ejércitos que
volvieron a cruzar la frontera. El 27 de marzo las tropas aliadas alcanzaron las
afueras de Toulouse y en la batalla de Toulouse se enfrentaron al ejército de
Soult. Tras la batalla los franceses abandonaron la ciudad y entraron en ella los
aliados el 12 de abril, el mismo día en que recibieron la noticia de que los
aliados del norte también habían entrado en París y de que Napoleón había abdicado.
La guerra había terminado.18:305-354

La restauración
Fernando VII, después de pasar por Tarragona y Reus, llegó a Zaragoza el 6 de abril
y el 16 a Valencia, donde recibió la noticia de la abdicación de Napoleón. Allí el
capitán general de Valencia y general jefe del Segundo Ejército, Francisco Javier
de Elío, hizo jurar a sus tropas que sostendrían al rey en la plenitud de sus
derechos. También recibió el rey una representación de una facción de las Cortes
que elogiaba la monarquía absoluta y pedía la disolución de las Cortes y la
anulación de la Constitución de Cádiz. El rey salió de Valencia camino de Madrid
escoltado por Elio y dictaminó el cese del Consejo de Regencia y la disolución de
las Cortes; ordenó la prisión de varios regentes, ministros del gobierno y
diputados liberales; y anunció que no juraría la Constitución.18:355-364
De mayo de 1808 a marzo de 1814 se crearon 218 regimientos de infantería de línea y
101 regimientos de infantería ligera, con un total de 417 batallones de infantería,
y otras 41 compañías sueltas y extraordinarias de infantería. En el mismo periodo
se crearon once regimientos de caballería de línea, dos regimientos de lanceros,
diez regimientos de húsares, otros diez regimientos de cazadores y seis regimientos
de dragones, más veintidós escuadrones sueltos de distintos tipos, con un total de
160 escuadrones de caballería. La organización del Ejército sufrió numerosos
cambios durante la guerra, resultando en el refundimiento o extinción de unidades,
y la reorganización de los regimientos.11:284-296,310-312 Tras finalizar la guerra
unas tres cuartas partes de los hombres en armas fueron licenciados sin sueldo,
unos 150 000 soldados, casi 10 000 oficiales y 440 generales.8:83 Se retornó a un
número de unidades similar al que había antes de la guerra, con dos regimientos de
reales guardias de infantería, cuarenta y dos regimientos de infantería de línea,
doce batallones de infantería ligera, dieciséis regimientos de caballería de línea,
tres de cazadores y otros tres de dragones. También se recrearon cuarenta y dos
batallones de milicias provinciales. Dificultades presupuestarias forzaron
posteriormente a reducciones adicionales en el número de batallones por regimiento
y en el de regimientos.11:418-435 17:5-6

Antes de que acabara la guerra en la península las Juntas de Regencia habían


enviado batallones peninsulares al continente americano para intentar sofocar las
rebeliones independentistas. De 1811 a 1813 dieciocho batallones de infantería
peninsulares fueron destinados a ultramar.17:173 Tras el fin de la guerra
peninsular el gobierno español organizó una expedición de 10 000 hombres al mando
del general Pablo Morillo para sofocar la rebelión. El destino original debía haber
sido el Río de la Plata, pero finalmente la expedición se dirigió a Venezuela. Las
tropas peninsulares reemplazaron la mayor parte de las tropas locales que habían
formado el bando realista hasta entonces, tras lo que algunas de ellas se pasaron
al bando independentista. Las nuevas fuerzas no fueron capaces de sofocar la
rebelión, que continuó bajo el liderazgo de Simón Bolívar.17:107-120 En 1820 se
organizó otra fuerza expedicionaria para luchar contra los independentistas
americanos, pero el pronunciamiento de Riego y el subsecuente cambió de régimen
canceló la expedición e impidió el refuerzo de las fuerzas realistas en las
provincias americanas, que acabaron siendo derrotadas por los independentistas.

Tambor, gastador, leonífero, y soldado de infantería ligera durante el Trienio


Liberal según Serafín María de Sotto.
El régimen liberal establecido en 1820 restauró la Constitución de Cádiz, subió el
sueldo de los militares de baja graduación, y redujo el tamaño del ejército
permanente, al mismo tiempo que potenció las milicias provinciales. También
disolvió los tres regimientos suizos del Ejército, estipulando que sus miembros
pudieran pasar a otros unidades si tomaban la nacionalidad española. El gobierno
sustituyó las banderas de infantería por una nueva insignia que consistía en un
león dorado que sostenía la constitución en el tope de un asta, al estilo de las
águilas romanas. En 1821 la infantería se organizó en batallones independientes
identificados por su número, desapareciendo los regimientos y sus nombres.11:436-
450 En 1822 estalló una guerra civil en la península entre el gobierno
constitucional y partidarios sublevados del antiguo régimen. En julio hubo una
sublevación de la Guardia Real que fue sofocada por la Milicia de Madrid, mientras
hubo levantamientos en otros puntos de España, siendo los insurgentes absolutistas
especialmente activos en Cataluña y el territorio vasco-navarro.11:414-416 Francia
intervino en 1823 para devolver a Fernando VII el poder absoluto, enviando un
ejército denominado los Cien Mil Hijos de San Luis que, junto con fuerzas
absolutistas españolas, derrotó a las fuerzas liberales.

Granadero a caballo y coracero de la Guardia Real de Fernando VII en 1824 según


Serafín María de Sotto.
El nuevo gobierno absolutista disolvió todas las unidades y cuerpos que habían sido
leales al gobierno constitucional y forzó a todos su mandos a someterse a un juicio
de justificación si querían volver al servicio. Parte de las tropas francesas
permanecieron en España a sueldo del gobierno español hasta 1828, ocupando las
plazas fuertes, y se reconstituyó el Ejército peninsular usando como base las
fuerzas absolutistas que habían luchado contra el gobierno liberal, siendo
agrupadas en diez regimientos de infantería de línea, seis de infantería ligera,
tres de caballería de línea, cuatro de caballería ligera, ocho de caballería
provisional, y cuarenta y tres regimientos provinciales. La Guardia Real se amplió
a seis regimientos de infantería, dos de ellos provinciales, y cuatro regimientos
de caballería: granaderos, coraceros, lanceros y cazadores, formando dos divisiones
al mando directo del Rey. Cuba estaba guarnecida por doce regimientos de
infantería, nueve de ellos de peninsulares, y fuerzas provinciales y voluntarias
que incluían unidades de pardos y de morenos libres. Puerto Rico se guarnecía con
un regimiento peninsular y milicias, mientras que las fuerzas en las Islas
Filipinas incluían tres regimientos de infantería peninsular y milicias
provinciales. Con el nuevo gobierno los leones desaparecieron y se volvieron a usar
las banderas, y entre 1825 y 1826 los regimientos volvieron a tener nombres, no
solo números.11:450-467 17:14-18 Con estas reformas Fernando VII logró crear un
Ejército obediente y disciplinado al mando de oficiales profesionalizados y leales
su gobierno.8:72-76

De María Cristina de Borbón-Dos Siclias a María Cristina de Habsburgo


Cuando Fernando VII murió en 1833 dejó como heredera a su hija de tres años Isabel
II, con su viuda María Cristina de Borbón-Dos Sicilias como regente. Esto fue
posible porque Fernando VII había derogado el reglamento de sucesión de 1713 que
establecía la preferencia de la línea de sucesión principal o lateral masculina
sobre la femenina. Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, se negó a aceptar
la legalidad de la derogación y se autoproclamó rey con el nombre de Carlos V.
Carlos llamó al Ejército a que se sumara a su causa, pero el Ejército se mantuvo
leal a Isabel. La regente también se aseguró la simpatía de los liberales al
permitir el regreso de los exiliados. Los partidarios de Carlos empuñaron las armas
en distintos puntos de España para apoyarle, pero fueron derrotados en su mayor
parte por las tropas regulares. La excepción fueron los sublevados agrupados en
Navarra que, bajo el liderazgo del coronel retirado del ejército Tomás de
Zumalacárregui, combatieron al ejército isabelino –utilizando tácticas de
guerrillas– en Navarra, el País Vasco y la Rioja.17:185-204 Posteriormente la
sublevación se extendió a otras zonas de la península. El gobierno de la regencia
creó la Plana Mayor del Ejército para supervisar las operaciones militares en 1833,
y en 1835 esta fue reemplazada por la Comisión de Operaciones Militares, encargada
de asesorar al gobierno en la conducción del conflicto. Esta comisión la formaban
generales con el apoyo de oficiales del recuperado Cuerpo de Estado Mayor, cuya
organización definitiva fue regulada en 1838.8:76

El general Baldomero Espartero, por Antonio María Esquivel.


Durante el reinado de Isabel II se intensificó la intervención de los militares en
la política como ya lo habían hecho anteriormente, Elío y Riego entre otros,
durante el reinado de Fernando VII. Tanto moderados como progresistas podían contar
con los servicios de un prestigioso alto mando militar, un espadon, dispuesto a
pronunciarse por un cambio de gobierno cuando la situación fuera propicia, avalado
por el respaldo de tropas fieles.8:84 En 1836, tras sublevaciones en varias
ciudades, el motín de los sargentos de La Granja forzó el restablecimiento de la
Constitución de 1812, tras lo que Baldomero Espartero fue nombrado general en jefe
del Ejército del Norte. El año siguiente fue promulgada la Constitución de 1837,
que en su artículo 77º establecía la formación de la Milicia Nacional. En 1837 se
formaron uno o más batallones de infantería y compañías de caballería de la milicia
nacional en cada provincia para prestar servicio de guarnición, escolta y policía,
y así permitir que las tropas permanentes pudieran dedicarse exclusivamente a la
guerra contra los carlistas.17:257-258 Tras siete años de lucha, la primera guerra
carlista concluyó con el Abrazo de Vergara y la derrota del resto de las tropas
carlistas en 1840. En 1841 María Cristina fue obligada a dimitir y el general
Espartero fue nombrado regente.

Infantería española en 1849: fusilero de infantería de línea, cazador de infantería


ligera y granadero de infantería de línea según Serafín María de Sotto.

Caballería española en 1856: carabinero, cazador y lancero según Serafín María de


Sotto.
También en 1841 la Guardia Real fue constituida en dos compañías de alabarderos
para la guardia del interior del palacio, y dos regimientos de infantería y dos de
caballería para la guardia exterior. La infantería peninsular se organizó en
veintiocho regimientos de tres batallones cada uno, y la caballería en quince
regimientos. La Milicia Provincial se constituyó en cincuenta batallones
independientes.17:259-262 Espartero fue depuesto en 1843 tras un pronunciamiento
apoyado por los generales Serrano, O'Donnell y Narváez, tras lo que Isabel II fue
declarada mayor de edad y asumió el trono. En 1844 se creó la Guardia Civil como
instituto armado dependiente del Ministerio de la Guerra en lo concerniente al
personal y el material, y del Ministerio de la Gobernación para su despliegue y
servicio, con responsabilidades similares a las anteriormente asignadas a las
milicias en el ámbito del orden interior. Inicialmente se compuso de catorce
tercios, cada uno de ellos con varias compañías de infantería y un escuadrón o
sección de caballería.19 El año siguiente se promulgó la Constitución de 1845, en
la que desaparecía la mención a la Milicia Nacional. Durante el resto de la década,
que incluyó un segundo levantamiento carlista, sucesivas reformas integraron las
tropas de continuo servicio y las milicias provinciales hasta que en 1849 se
estableció que la infantería peninsular se formara en cincuenta regimientos de
línea y dieciocho batallones de cazadores, con el batallón 3º de cada regimiento de
línea y la 5ª y 6ª compañía de cada batallón de cazadores formando la fuerza de
reserva, quedando extinguidas las unidades de milicia.17:287-290 En 1849 se creó en
Alcalá de Henares el Establecimiento Central de Instrucción de la caballería y al
final de ese año la caballería peninsular estaba constituida en dos regimientos de
carabineros, trece de lanceros y ocho de cazadores. En 1855 un nuevo gobierno
progresista volvió a crear la milicia provincial con ochenta batallones, y redujo
el número de regimientos de infantería de línea a cuarenta y uno, con dos
batallones cada uno, y el de batallones de cazadores a quince, con seis compañías
cada uno. En 1855 la caballería contaba con cuatro regimientos de carabineros y
doce de lanceros, y tres regimientos y dos escuadrones independientes de cazadores.
La artillería contaba con cinco regimientos de entre dos y tres brigadas cada uno,
tres brigadas montadas, dos brigadas de montaña, una brigada a caballo y cinco
brigadas fijas; y los ingenieros con un regimiento de tres batallones, con cada
batallón compuesto por cuatro compañías de zapadores, una de minadores y una de
pontoneros.17:293-318

La batalla de Tetuán, por Dionisio Fierros (1894).


En el periodo entre 1858 y 1864 el gobierno de O'Donnell inició una serie de
intervenciones coloniales: la participación de unidades de la guarnición de
Filipinas en la expedición franco-española a Cochinchina, la guerra de África, la
intervención franco-británico-española en México en 1861, la reincorporación de
Santo Domingo a la corona española, y el envió de una escuadra naval a las costas
del Pacífico de América del Sur. De todas estas la más significada fue la
intervención en Marruecos. El motivo declarado de la guerra fue vengar el ataque a
un destacamento español en los alrededores de Ceuta. El gobierno exigió
compensaciones y un castigo ejemplar al Sultán de Marruecos y declaró la guerra
cuando no obtuvo una respuesta satisfactoria. La intervención gozó de considerable
apoyo popular, con numerosos voluntarios vascos y catalanes alistándose para la
lucha. El mismo O'Donnell se puso al frente de un ejército de unos 55 000 hombres
que, tras desembarcar en Ceuta, tomó Tetuán, y derrotó a los marroquíes en las
batallas de Castillejos y Wad-Ras.20:229 La guerra proporcionó a los altos mandos
militares honores y prestigio, y a España pequeñas ganancias territoriales
alrededor de Ceuta y Melilla y en Ifni, pero costó a las fuerzas españolas unos
3700 muertos, la mayor parte de ellos por el cólera, y unos 6300 heridos.21:235-236

Un problema al que se enfrentaron sucesivos gobiernos españoles fue el del excesivo


número de oficiales en el Ejército. Durante la Guerra de la Independencia se
crearon numerosas unidades y se otorgaron puestos de oficial para cubrir sus
cuadros. En la desmovilización de 1814 muchos de estos oficiales fueron apartados
del Ejército, pero aún quedaron muchos en sus filas. Sucesivas guerras y reformas
aumentaron todavía más el número de oficiales, como por ejemplo como consecuencia
del Abrazo de Vergara, en el que se estipuló que los oficiales carlistas se
pudieran integrar en el Ejército isabelino. Al principio del siglo XIX había un
oficial por cada veinte soldados; en 1868 la proporción había cambiado a uno por
cada cinco soldados. La mayor parte del presupuesto militar se gastaba en sueldos
y, aun así, los sueldos de la mayoría de militares profesionales no alcanzaban el
nivel de sus equivalentes civiles.8:89 Otra cuestión que causó problemas y
diferencias entre moderados y progresistas fue la de la conscripción forzosa de
mozos para completar las plantillas de las unidades, que normalmente se hacía por
sorteo. A finales del siglo XVIII el 90% de los soldados eran voluntarios; hacia
1868 solo el 10% lo eran, el resto eran de reemplazo. A lo largo del siglo
cambiaron las exenciones, originalmente hidalgos estaban exentos, así como vascos e
hijos de familias pudientes, estos últimos cuando pagaban por un sustituto o una
redención en metálico. El servicio militar forzoso podía durar ocho o diez años y
hubo varias revueltas para protestar contra los sorteos y las exenciones.8:90-104

La batalla del Puente de Alcolea, el 28 de septiembre de 1868, enfrentó a los


militares sublevados contra Isabel II con las tropas realistas.
El reinado de Isabel II acabó tras una serie de cambios de gobierno y de
levantamientos, la muerte de dos de sus generales y presidentes del gobierno,
Narváez y O'Donnell, y el arresto y exilio de otros generales que se unieron a la
oposición antidinástica. En 1868 un levantamiento liderado por el almirante Juan
Bautista Topete y los generales Serrano y Prim consiguió la adhesión de numerosas
unidades del Ejército y la Armada. Serrano se puso al frente de un ejército que se
encaminó a Madrid, enfrentándose con y derrotando las fuerzas isabelinas en la
batalla de Alcolea, forzando al exilio a Isabel II. Un gobierno provisional,
presidido por Serrano y en el que Topete y Prim eran ministros de Marina y de
Guerra, tomó el poder. Las Juntas Revolucionarias establecidas en distintos puntos
de España reclamaron la supresión del reclutamiento forzoso, pero un
pronunciamiento independentista en Cuba —el Grito de Yara— obligó al gobierno a
posponer su abolición y la Constitución de 1869 estableció en su artículo 28 que
«Todo español está obligado a defender la Patria con las armas cuando sea llamado
por la ley».8:146 El gobierno inició la búsqueda de un candidato aceptable y
dispuesto a convertirse en rey constitucional, búsqueda que llegó a provocar la
guerra franco-prusiana. El elegido fue Amadeo de Saboya que, tras ser confirmado
por votación parlamentaria, juró la constitución y fue proclamado rey en enero de
1871. Días antes de que Amadeo llegara a Madrid, Prim —el entonces presidente del
gobierno— fue asesinado. Amadeo se enfrentó a la oposición de borbonistas,
republicanos y carlistas, estos últimos tomando las armas de nuevo en la tercera
guerra carlista. Durante su reinado se crearon ochenta batallones de reserva,
formando veinte brigadas, que encuadraban a soldados licenciados. También se
crearon cuatro regimientos de ingenieros, uno por cada uno de los anteriores
batallones y que ahora incluían también compañías de telégrafos y de
ferrocarriles.8:116 El 8 de febrero de 1873 Amadeo fue obligado a firmar un decreto
que disolvía la escala de oficiales del cuerpo de artillería. El motivo de la
disolución era que los oficiales de artillería se habían negado a aceptar el mando
del general Baltasar Hidalgo de Quintana, ya que le consideraban responsable de la
muerte de sus compañeros durante la sublevación del cuartel de San Gil. Dos días
más tarde, sintiendo que en medio de dos guerras había sido forzado a escoger entre
la lealtad del Ejército o la de su gobierno, el rey abdicó. La República fue
proclamada el 11 de febrero. Esto creó el caos en el Ejército, al pensar los
soldados que con la república se acababan las quintas y se podían volver a casa. Al
poco tiempo comenzó la rebelión cantonal, abriendo nuevos frentes de guerra que se
añadían al cubano y al carlista.8:147-149 El gobierno republicano formó un ejército
expedicionario al mando del general Manuel Pavía para sofocar la rebelión en
Andalucía, y otro al mando del general Arsenio Martínez Campos para hacer lo mismo
en Valencia y Murcia. En enero de 1874 Pavía entró en el Congreso y Serrano asumió
la presidencia de la república. En diciembre de 1874 el general Martínez Campos
proclamó el pronunciamiento de Sagunto para restaurar a la dinastía borbónica en la
persona de Alfonso XII, al que se unieron generales en toda España, forzando a
Serrano a también aceptar a Alfonso como rey.

Alfonso XII entra en Madrid al frente del Ejército, por Ricardo Balaca y Frédéric
Lix
Alfonso XII había recibido una formación muy distinta de la de reyes anteriores.
Debido al exilio, estudió en colegios franceses, suizos y austriacos, y entró en la
Academia militar de Sandhurst, en Inglaterra, de donde salió tres meses después
para volver a España como rey. Su mentor político, Antonio Cánovas del Castillo,
quiso fomentar la imagen de rey-soldado e insistió en que vistiera un uniforme de
capitán general para su entrada en Madrid. Era la primera vez que un rey se
atribuía un rango particular del Ejército. A los pocos días se marchaba al norte de
España para ponerse al frente de las tropas que combatían a los carlistas. Los
carlistas fueron finalmente derrotados en febrero de 1876, tras lo que el Rey
volvió a Madrid al frente de un ejército de 50 000 hombres. La Constitución de 1876
en su artículo 52 confirmó ese papel, al decir que el Rey Tiene el mando supremo
del Ejército y Armada, y dispone de las fuerzas de mar y tierra, mientras que el
artículo 54 establecía que también le correspondía Declarar la guerra y hacer y
ratificar la paz, dando después cuenta documentada a las Cortes.8:111-112 Una nueva
organización del Ejército fue decretada en 1877: la infantería debía tener sesenta
regimientos de línea a dos batallones cada uno, veinte batallones de cazadores, un
regimiento de disciplina y cien batallones de reserva; la caballería veinticuatro
regimientos, de ellos once de lanceros, diez de cazadores y dos de húsares; el
Cuerpo de Artillería, reconstituido durante la república, contaría con cinco
regimientos a pie, cinco montados de batalla, dos montados de posición y tres de
montaña; y el Cuerpo de Ingenieros con cuatro regimientos mixtos de zapadores-
minadores y un regimiento montado de pontoneros, telegrafistas y ferrocarriles, con
dos batallones por regimiento. El Ejército contaba por entonces con 24 000
oficiales y 500 generales, con solo una cuarta parte de los oficiales encuadrados
en unidades.8:117-119 En 1878 fue publicada la Ley Constitutiva del Ejército, que
regulaba la organización territorial en catorce Capitanías Generales metropolitanas
y tres de ultramar, y cinco comandancias militares: Ceuta, Melilla, Campo de
Gibraltar, Cartagena y Mahón; cada una de las 49 provincias de la metrópoli tenía
asignado un gobernador militar. 22 Ese mismo año se publicó una Ley de
Reclutamiento y Reemplazo del Ejército que establecía un servicio militar
obligatorio de cuatro años en activo y cuatro en la reserva, y regulaba el sorteo
para cubrir el cupo establecido. Eran excluidos de la obligación de servicio los
inútiles por defecto físico o enfermedad, los de menos de 154 cm de altura, los
religiosos, y ciertos mineros. También contemplaba la exclusión en caso de
necesidad familiar y la sustitución o redención, permitiendo que los hijos de
familias acomodadas pudieran eludir el servicio mediante el pago de 2000 pesetas.23
Una exclusión que desapareció con esta ley fue la de las provincias vascas, desde
entonces los vascos tuvieron la misma obligación de servir que el resto de los
españoles.8:117-119 También en 1878 fue posible concluir la guerra de los Diez Años
en Cuba con la paz de Zanjón, después de que murieran más de 80 000 hombres debido
al combate y las enfermedades.8:128 Alfonso XII murió de tuberculosis en 1885, a
los 27 años de edad. En ese momento tenía dos hijas legítimas de cinco y tres años
y su mujer, María Cristina de Habsburgo-Lorena, estaba esperando al futuro Alfonso
XIII, que nació seis meses después de morir su padre.

La regente María Cristina de Habsburgo-Lorena con su hijo Alfonso en uniforme


militar (1898), por Luis Álvarez Catalá.
María Cristina asumió la regencia hasta el año 1902, en el que se declaró a Alfonso
XIII mayor de edad. Durante su regencia hubo una insurrección en Melilla en 1893,
otra en Cuba en 1895 y otra en Filipinas en 1896; las de más gravedad fueron las de
Cuba y Filipinas. En 1895, al principio de la guerra de Cuba, el Ejército español
contaba con siete regimientos de infantería de línea, uno de cazadores y dos
regimientos de caballería en Cuba. 58 batallones de infantería peninsulares fueron
destinados a Cuba al comenzar la guerra y el general Valeriano Weyler obtuvo otros
90 000 soldados de refuerzo. Cuando comenzó la revolución filipina en 1896 la
guarnición española el las islas contaba con el equivalente de siete batallones de
infantería, con mandos peninsulares y tropa principalmente filipina. Esta
sublevación pudo ser sofocada con en 1897 con el envío de 25 000 soldados
peninsulares y el reclutamiento de 21 000 filipinos, pero la cubana continuó hasta
1898, cuando los Estados Unidos declararon la guerra a España tras el hundimiento
del Maine. En la guerra hispano-estadounidense la moderna flota estadounidense
derrotó a las escuadras españolas en el Caribe y en las Filipinas, obligando a
España a negociar una paz en la que cedió Cuba, Filipinas y Puerto Rico a los
Estados Unidos. Las operaciones terrestres durante la guerra no habían sido
decisivas; el Ejército español no se consideraba derrotado en combate, ni por los
insurgentes, ni por los estadounidenses, pero se vio forzado a abandonar las islas
y a regresar a la península como si lo hubiera sido.8:128-132 Tras la guerra hubo
varios intentos frustrados de reformar y reorganizar el Ejército, pero la falta de
voluntad política y las limitaciones presupuestarias redujeron las reformas a solo
aquellas que pudieran disminuir gastos: la reducción de las abultadas plantillas de
oficiales y la simplificación administrativa de los órganos superiores del
ejército.24:162-165

Reinado de Alfonso XIII


Alfonso XIII accedió al trono en 1902 al cumplir los 16 años, jurando la
Constitución de 1876 vestido en uniforme de gala de capitán general.25:330 Como
hiciera su padre, Alfonso XIII cultivó la imagen de rey-soldado apareciendo
frecuentemente en uniforme militar.8:110-114,139-140 En 1903 la península se
dividió en siete regiones militares, cada una al mando de un capitán general, con
otras dos capitanías generales a cargo de los archipiélagos balear y canario, y
comandancias generales en Ceuta y Melilla. Cada región militar contaba con un
cuerpo de ejército de dos divisiones orgánicas que encuadraban unidades de
infantería, caballería, artillería, ingenieros, intendencia y sanidad. Las regiones
militares eran también responsables del reclutamiento, adiestramiento y
movilización de los reservistas en las provincias a su cargo.8:122-125

Regulares ascendidos a sargentos por méritos de guerra en 1914


En junio de 1909 el gobierno ordenó la movilización de tres brigadas mixtas con
destino a Melilla y la reanudación de los trabajos del ferrocarril de las minas del
Rif. En julio una partida de rifeños atacó a los trabajadores del ferrocarril y el
gobierno español anunció que iba a iniciar una "operación de policía de frontera"
para asegurar la zona. Una de las brigadas, compuesta por batallones de cazadores,
comenzó su embarcación en el puerto de Barcelona, pero cuando le tocó el turno al
Batallón de Cazadores de Reus se escucharon gritos en contra de la guerra y de la
exención de servicio de los ricos. Similares incidentes ocurrieron también en otros
puntos de embarcación de las brigadas, pero fue en Barcelona y otras ciudades de
Cataluña donde las protestas fueron más violentas, durante la que se llamaría la
Semana Trágica. Mientras tanto elementos de las brigadas destinadas a Melilla
habían sido desplegados y fueron emboscados por rifeños en el desastre del Barranco
del Lobo, resultando en unos 150 muertos y 600 heridos entre las tropas españolas.
La noticia de las bajas avivó las protestas, que fueron finalmente reprimidas con
la asistencia de 10 000 soldados de las regiones militares de Zaragoza y Valencia.
El número de soldados desplegados en Melilla alcanzó los 45 0000, diéndose por
finalizadas las operaciones de combate en enero de 1910, después de la pérdida de
4000 hombres, la gran mayoría soldados de reemplazo. Una de las medidas que se tomó
para remediar la situación fue la creación en junio de 1911 del Grupo de Regulares
de Melilla, una unidad con oficiales españoles y tropa voluntaria marroquí
reclutada entre las cabilas rivales de aquellas hostiles a España. También en 1911
se legisló el servicio militar obligatorio universal, eliminando definitivamente la
redención y la sustitución, pero se introdujo la cuota, que disminuía el periodo de
servicio y mejoraba sus condiciones a cambió de una aportación económica. También
en 1912 se crearon los cuerpos de Intendencia y de Intervención, y España y Francia
acordaron la asignación de territorios a sus respectivos protectorados en
Marruecos, con España recibiendo franjas de territorio al norte y al sur del país.
La ocupación y pacificación de estos territorios fue la actividad más significativa
del Ejército español durante los quince años siguientes y tuvo una influencia
considerable tanto en el ejército como en el resto del país durante la mayor parte
del resto del siglo XX.8:133-134,158,208

La guerra del Rif se inició en 1911 con la declaración de la Guerra Santa por El
Mizzian y se expandió en 1912 por la necesidad de ocupar los territorios del
Protectorado español de Marruecos. En febrero de 1913 fue creado el Servicio de
Aeronáutica Militar con oficiales provenientes del Arma de Ingenieros, y en
noviembre de ese mismo año realizó sus primeras misiones de combate en Marruecos.
Al declararse la Primera Guerra Mundial, España, que no formaba parte de ninguna de
las dos alianzas enfrentadas, decidió declararse neutral, ya que no tenía ni
motivos ni recursos suficientes para participar en la guerra. Inicialmente la
guerra benefició a la economía española, al incrementarse la demanda de sus
productos, pero también generó inflación, dificultó el comercio y redujo la
emigración, con lo que se acabaron agudizando los problemas sociales. Se estima que
los submarinos de la Marina Imperial alemana hundieron un 20 % de la flota mercante
y de pasajeros española, pero eso no fue considerado motivo suficiente para que
España entrara en el conflicto.268:164-165

Cañones del Ejército español desplegados en la plaza de Cataluña de Barcelona


durante la huelga general de 1917
La guerra en Marruecos proporcionó a los oficiales del ejército destinados en
África oportunidades de avanzar en sus carreras que sus compañeros destinados en la
península no tenían. En 1916, un grupo de comandantes de infantería destinados en
Barcelona empezaron a reunirse periódicamente para discutir la situación y los
contactos se fueron extendiendo geográficamente y en la jerarquía, culminando con
la formación de la Unión del Arma de Infantería pare pedir mayor equidad en la
concesión de recompensas, mayores salarios que compensaran por la creciente
inflación y acceso directo al rey. El ministro de la guerra ordenó la disolución de
la asociación, pero los mandos superiores del Ejército se resistieron –citando el
apoyo tácito del rey a los asociados– y el ministro fue cesado en 1917. Los
asociados crearon Juntas de Defensa en casi todas las ciudades que albergaban
unidades de infantería. El nuevo ministro ordenó el arresto de la Junta Superior,
situada en Barcelona, cuyos miembros fueron confinados al castillo de Montjuic y
encausados por orden del capitán general. Cuando esto se supo en Madrid, el capitán
general fue cesado y el nuevo capitán general, tras recibir un ultimátum de las
juntas regionales de la Unión y sabiendo que contaban con el apoyo del rey, tuvo
que claudicar y liberar a los arrestados y suspender las garantías constitucionales
para acallar las protestas de la prensa de izquierdas, viéndose el gobierno
obligado a dimitir poco después. Aunque los encausados habían recibido la
solidaridad de los republicanos, durante la huelga general de 1917 la oficialidad
fue fiel al nuevo gobierno conservador encabezado por Eduardo Dato y participó
activamente al frente de sus unidades en la represión de la huelga revolucionaria.8
:142-145 27

En 1917 se introdujeron cambios en la organización del Ejército para adoptar las


lecciones de la Primera Guerra Mundial: se añadieron compañías de ametralladoras a
los regimientos de infantería, la artillería se equipó con armas antiaéreas, los
ingenieros adquirieron vehículos motorizados, y el Servicio Aeronáutico Militar se
abrió a candidatos de todas las armas y fue ampliado. En 1918 se publicó la Ley de
Bases para la Reorganización del Ejército, que incrementó las retribuciones de los
militares profesionales y dividió la península en ocho regiones militares, con dos
divisiones en cada una. Cada división integraba tres regimientos de infantería, un
batallón de montaña, un regimiento a caballo, otro de artillería ligera de campaña
y un batallón mixto de ingenieros.8:178 En 1920 el teniente coronel José Millán-
Astray fue autorizado a crear el Tercio de Extranjeros en Marruecos como unidad de
voluntarios similar a la Legión Extranjera, que tan buenos resultados había
obtenido en las guerras coloniales francesas; pese a su nombre, la mayoría de los
alistados eran españoles. El entonces comandante Francisco Franco se incorporó a la
unidad como su segundo jefe. El avance de la ocupación de la zona norte del
protectorado continuó pese a la oposición de las cabilas rifeñas. El nuevo
comandante general de Melilla, Manuel Fernández Silvestre avanzó hacia el interior
del Rif para alcanzar la bahía de Alhucemas, pero extendió demasiado sus líneas de
abastecimiento y fue atacado por los rifeños, que forzaron una retirada mayormente
desordenada de las tropas españolas en la que numerosos soldados españoles fueron
muertos en combate o hechos prisioneros y seguidamente asesinados. En total, en lo
que se conoce como el desastre de Annual, a pesar de las acciones heroicas de
algunas unidades, los españoles perdieron más de la mitad de sus 18 000 hombres
entre muertos y prisioneros, la mayoría procedentes de reclutas forzosas.

Alfonso XIII, Miguel Primo de Rivera, el cuadrilátero y los generales miembros del
directorio militar.
El desastre provocó una crisis política que hizo dimitir al Gobierno y forzó la
formación de un gobierno de unidad nacional. El perímetro alrededor de Melilla fue
asegurado con la ayuda de tropas provenientes de Ceuta y de la península, se
empezaron a usar armas químicas para combatir a los rebeldes rifeños28:145 y se
adquirieron carros de combate franceses. También se ordenó una investigación del
desastre, resultando en el Expediente Picasso –que detallaría irregularidades,
corrupción, fallos, negligencias y faltas de previsión en las operaciones militares
anteriores al desastre– y las Juntas de Defensa fueron disueltas a finales de
1922.8:197-198 Pocas semanas antes de que el pleno del Congreso de los Diputados
pudiera debatir el Expediente Picasso, el general Miguel Primo de Rivera, alentado
por un cuadrilátero de generales africanistas, dio un golpe de Estado y, con el
respaldo del rey, suspendió la Constitución de 1876 y formó un directorio militar.
El directorio estaba integrado por ocho generales de brigada del Ejército de
Tierra, representando cada una de las regiones militares peninsulares, y un
contralmirante representando a la Armada.

Desembarco de Alhucemas, cuadro de José Moreno Carbonero (1929).


En 1924, Primo de Rivera, que previamente había propuesto el abandono del
protectorado e incluso el canje de Ceuta por Gibraltar, ordenó la evacuación de
Yebala y Xauen en la zona de Ceuta, que se llevó a cabo con un considerable número
de bajas. Los rebeldes rifeños pensaron que España ya no les iba a dar problemas y
empezaron a capturar territorio en la zona francesa, a lo que Francia reaccionó con
el envío de 200 000 hombres al mando de Pétain. En 1925, España y Francia acordaron
cooperar en Marruecos, se adquirieron lanchas de desembarco británicas y se
organizó el desembarco de Alhucemas, en el que tropas, en su mayoría regulares y
legionarios provenientes de Ceuta y Melilla, con apoyo aeronaval y de carros de
combate, tomaron la bahía de Alhucemas. Pétain acabó convenciendo a Primo de Rivera
para que ocupara toda la zona española, que acabó siendo sometida en 1927.29

Uno de los asuntos de los que se ocupó la dictadura fue la unificación del régimen
de ascensos en el Ejército. Los junteros defendían el ascenso basado en los años de
servicio, los africanistas querían mantener los ascensos por méritos de guerra,
mientras que los artilleros y los ingenieros querían preservar su sistema de escala
cerrada, en el que se ascendía por orden de antigüedad y solo cuando existía una
vacante en el grado superior. En 1926 se publicó un decreto que establecía la
obligatoriedad de aceptar los ascensos electivos, que los artilleros
tradicionalmente declinaban a cambio de una cruz del mérito. Cuando los primeros
ascenso electivos de oficiales de artillería fueron publicados, los agraciados
pidieron el retiro y el resto del cuerpo procedió a acuartelarse. El Gobierno
reaccionó promulgando el estado de guerra y suspendiendo a todos los alumnos,
oficiales y jefes del cuerpo. Los amotinados acabaron entregándose y fueron
arrestados y procesados. Los artilleros tuvieron que aceptar la nueva realidad y
pidieron el reingreso, pero sintiéndose resentidos contra Primo de Rivera y contra
el rey por la manera como habían sido tratados.30:211-220 Primo de Rivera decidió
reabrir la Academia General Militar, que ya había operado entre 1882 y 1893, para
unificar la formación básica de los oficiales y proporcionarles un espíritu militar
común antes de que pasaran a sus academias de especialización. En 1928 nombró
director al ahora general Francisco Franco, para que reclutara al profesorado y
preparase los planes de estudio. La plantilla de profesores fue copada por
oficiales de infantería procedentes del Ejército de África que habían mandado
unidades de regulares y de la Legión.8:199-200

La dictadura de Primo de Rivera se tuvo que enfrentar a dos intentos de golpe de


Estado que intentaron instaurar un régimen parlamentario, la Sanjuanada en 1926, y
un segundo intento en 1929. La represión tras el segundo golpe incluyó la
disolución del Cuerpo de Artillería y el cierre de su Academia. El líder civil del
segundo intento, José Sánchez Guerra, fue absuelto por el consejo de guerra formado
por seis generales que le juzgó. En 1929 España se adhirió al Pacto Briand-Kellogg,
con el que renunciaba a la guerra como mecanismo de resolución de disputas
internacionales. En enero de 1930 Primo de Rivera hizo una apelación a los
capitanes generales para que le respaldaran, pero su ambigua respuesta y la presión
del rey le hicieron dimitir. Fue reemplazado por el general Dámaso Berenguer y en
diciembre de 1930 un nuevo intento de golpe de Estado, la sublevación de Jaca,
acabó con el fusilamiento sumario de los capitanes Fermín Galán y Ángel García
Hernández. En febrero de 1931 Alfonso XIII nombró presidente del Gobierno al
almirante Juan Bautista Aznar-Cabañas y, en abril de 1931, tras el triunfo de los
antimonárquicos en 41 de las capitales de provincias en las elecciones municipales,
el rey abandonó el país.

Segunda República y Guerra Civil

Desfile militar en San Sebastián en 1934.


Una de las primeras reformas que emprendió el nuevo gobierno provisional de la
República fue la de las Fuerzas Armadas. Esta reforma fue liderada por Manuel
Azaña, ministro de la guerra y posteriormente también presidente del gobierno. Los
primeros pasos de la reforma militar de Manuel Azaña fueron un decreto que obligó a
todos los mandos a prometer su fidelidad a la República y otro que incentivó el
retiro de oficiales para reducir el excendente en el número de estos en comparación
con el tamaño del Ejército. También se redujo el número de divisiones orgánicas,
pasando de dieciocho a ocho, una por cada antigua región militar, y se eliminaron
el cargo y las atribuciones de los capitanes generales. La Academia General Militar
fue clausurada, siendo remplazada por una academia en Toledo para la formación de
oficiales de infantería, caballería e intendencia, otra en Segovia para los de
artillería e ingenieros y una en Madrid para los de sanidad militar. La nueva
Constitución de la República consagró en su artículo 6º el compromiso adquirido con
la adhesión al Pacto Briand-Kellogg, renunciando a la guerra como instrumento de
política nacional. La constitución también estableció que el Estado podía exigir a
todo ciudadano la prestación de servicios civiles o militares. Tras la promulgación
de la constitución se aprobó una Ley de Creación del Cuerpo de Suboficiales que
consideraba como tales a aquellos con los empleos de sargento primero, brigada,
subayudante y subteniente, no alcanzando los sargentos tal categoría hasta 1935. El
Ejército de África se convirtió en un ejército de voluntarios, ningún quinto podía
ser destinado a África en contra de su voluntad, y quedó también al mando de un
general de división.8:181-184

Sanjurjo y otros oficiales en el banquillo de acusados, durante su juicio (1932).


En agosto de 1932, durante el proceso de tramitación en Cortes del estatuto de
autonomía de Cataluña y de la Ley de Reforma Agraria, un sector minoritario del
Ejército se sublevó en contra del gobierno en lo que se denominó la Sanjurjada. El
golpe, del que el gobierno estaba advertido, fracasó y su líder principal, el
general José Sanjurjo fue arrestado, juzgado, y condenado a la pena capital, que
fue conmutada por la de cadena perpetua por el gobierno. Otros oficiales
participantes en la conspiración fueron juzgados y deportados a Villa Cisneros.

Las elecciones de noviembre de 1933 resultaron en la victoria de los partidos de


derecha y centro-derecha. El nuevo gobierno procedió a amnistiar a los militares
participantes en la Sanjurjada y, mientras que mantuvo las reformas introducidas
por Azaña, procuró atraerse la simpatía de los altos cargos militares con su
política de plantillas y de nombramientos. La incorporación de la CEDA al gobierno
en octubre de 1934 fue respondida por los partidos de izquierda con una huelga
general revolucionaria. En Asturias los mineros revolucionarios, equipados con
armas y explosivos, asaltaron los cuarteles de la Guardia Civil, tras lo que el
gobierno promulgó el estado de guerra. En los días siguientes los sublevados se
hicieron con el control de las fábrica de armas, que se pusieron a producir día y
noche. El gobierno republicano llamó a los generales Goded y Franco para liderar la
represión de la rebelión, quienes recomendaron el empleo de las fuerzas
profesionales –legionarios y regulares entre otros– del Ejército de África para
sofocar la rebelión asturiana. Tras el sofoco de la rebelión el gobierno estableció
una nueva comandancia militar de Asturias con un brigada mixta de montaña
independiente para guarnecer la provincia.8:185-186

Mapa de situación a finales de julio de 1936.


Leyenda
Zona bajo control sublevado
Zona bajo control gubernamental
Solid blue.png Principales centros sublevados
Red-square.gif Principales centros gubernamentales
Las elecciones de febrero de 1936 resultaron en el triunfo del Frente Popular. El
nuevo gobierno liderado por Azaña apartó a Franco, Goded y Mola –destinándolos a
mandos periféricos–31:48 y promulgó una amnistía a favor de los condenados por los
sucesos de 1934. En julio de 1936 se produjo una sublevación militar con un éxito
desigual que desembocó en una cruel y cruenta guerra civil que asolaría el país
durante los tres años siguientes. El 17 de julio de 1936 oficiales de la guarnición
de Melilla se sublevaron, y declararon el estado de guerra. Otras guarniciones se
sublevaron, como estaba previsto, al día siguiente. No todos los mandos del
Ejército se unieron a la sublevación y el levantamiento fracasó en varias capitales
clave, como Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. De los 118 000 efectivos del
Ejército en julio de 1936, quedaron aproximadamente dos terceras partes en la zona
sublevada y una tercera parte en la republicana, con los efectivos en la península
y las islas divididos en partes casi iguales entre los dos bandos, pero con los
efectivos en África, que representaban aproximadamente un tercio del total,
quedando en el bando sublevado.32

La organización territorial del Ejército de España en 1936 era aquella derivada de


las reformas de Azaña, con ligeras modificaciones introducidas durante el bienio
conservador. A pesar de todas las reformas estructurales, su equipación no se había
mejorado significativamente, por ejemplo los carros de combate en servicio seguían
siendo 10 Renault FT-17 y 6 Schneider CA1, modelos originarios de la Primera Guerra
Mundial. El bando sublevado fue el que se desvió menos, desde el punto de vista
organizativo, del ejército del la república, ya que el gobierno republicano se
sintió obligado a disolver la organización militar existente31:56 para reemplazarla
con el Ejército Popular de la República. El Ministerio de la Guerra se convirtió en
el Ministerio de Defensa Nacional con el fin de integrar en el ejército republicano
regular todas las milicias existentes –de distintos partidos políticos y
sindicatos– del bando republicano. Los sublevados también integraron en su ejército
milicias paramilitares, como los tercios requetés y las centurias y luego banderas
de la Falange. Ambos bandos también contaron con ayuda extranjera, tanto en
personal (asesores, tropas, instructores y especialistas) como en material; los
sublevados por parte de Alemania, Italia y Portugal, y los republicanos por parte
de la Unión Soviética y de las Brigadas Internacionales.8:186-187

Requetés desfilando tras la toma de San Sebastián


Como parte de la reorganización del ejército republicano se creó el Comisariado
General de Guerra con comisarios políticos asignados a las unidades militares para
"ejercer un control de índole políticosocial sobre los soldados, milicianos y demás
fuerzas armadas al servicio de la República".33 El ejército republicano fue
reorganizado con la Brigada Mixta como gran unidad fundamental. Cada Brigada Mixta
inicialmente debía contar con un cuartel general, cuatro batallones de infantería,
un escuadrón de caballería, un grupo de artillería de campaña, un grupo mixto de
ingenieros y transmisiones, y unidades de servicios, encuadrando en total unos 3800
hombres. La organización del ejército sublevado estuvo basada en las divisiones
orgánicas existentes en la zona bajo su control, más el ejército expedicionario
africano. Posteriormente las divisiones orgánicas se convirtieron en cuerpos de
ejército compuestos de varias divisiones de maniobra. En el bando republicano
también se formaron divisiones, que dirigían habitualmente tres brigadas mixtas, y
cuerpos de ejército con varias divisiones. En octubre de 1938 el ejército popular
republicano estaba compuesto por dos grupos de ejércitos, seis ejércitos, 23
cuerpos de ejército, 70 divisiones, y 200 brigadas mixtas. Una de las divisiones
republicanas fue la División de Ingenios Blindados, la primera división mecanizada
en un ejército español. El bando sublevado contaba en diciembre de 1938 con cuatro
ejércitos, doce cuerpos de ejército y os agrupaciones de divisiones, y 56
divisiones de infantería y dos de caballería. La división típica en el bando
sublevado contaba con dos brigadas de infantería con dos regimientos de tres
batallones cada una, y con dos o tres grupos de artillería, pero posteriormente
desaparecieron los dos mandos de brigada y uno de regimiento, organizándose
entonces su infantería en tres regimientos de cuatro batallones cada uno.34

El rápido crecimiento del tamaño de las dos fuerzas enfrentadas, con el llamamiento
a filas de numerosos reemplazos para completar las plantillas de las unidades que
se iban creando, creó la necesidad de formar oficiales para mandar las tropas. Las
plantillas de oficiales, sobredimensionadas en tiempo de paz para un ejército de
nueve divisiones, eran totalmente insuficientes cuando el número de divisiones se
multiplicó hasta las más de cien que existían a finales de 1938. El problema
también se agravó por la ejecución o encarcelamiento de muchos oficiales que
titubearon, o que se encontraban en el momento del alzamiento en la zona opuesta a
la de sus inclinaciones políticas. Ambos bandos crearon escuelas y academias para
formar oficiales provisionales que pudieran cubrir las plazas vacantes y también
permitir a los oficiales de carrera desempeñar mandos superiores a los
correspondientes a su grado. En el bando sublevado se crearon escuelas de alféreces
provisionales –que formaron 5133 alféreces– y posteriormente academias, separadas
para cada arma, cuerpo, especialidad o milicia, en las que se formaron unos 22 000
alféreces y 1000 tenientes provisionales. También se organizaron cursos de
ampliación y perfeccionamiento para el ascenso a teniente y capitán, formándose
casi 5000 tenientes, capacitados para mandar compañías, y unos 500 capitanes, con
capacitación para mandar batallones. En el bando republicano las primeras escuelas
de mandos fueron creadas por las milicias de partido, como las comunistas y las del
POUM. El gobierno procedió a reconocer los empleos de sus mandos, de sargento a
comandante, incorporándolos en la escala activa del Ejército a la vez que las
milicias fueron militarizadas e incorporadas. El gobierno también procedió al
ascenso automático de los suboficiales y oficiales profesionales que se hubiesen
mantenido leales. Se eliminaron los empleos de brigada, suboficial y alférez,
pasando los sargentos ascendidos directamente a teniente. La primera unidad en la
que se creó una escuela de mandos fue en el comunista Quinto Regimiento de Milicias
Populares; cuatro de los jefes de las seis primeras brigadas mixtas procedían del
5º Regimiento. Luego también crearon escuelas la CNT-FAI, las Juventudes
Socialistas Unificadas, y el propio gobierno estableció las Escuelas Populares de
Guerra para la instrucción de oficiales provisionales con el título de tenientes de
campaña. Se calcula que el bando republicano creó un total de 35 000 a 40 000
oficiales durante la guerra.3235

Tanque soviético T-26 en servicio en el Ejército Republicano (1937).


La guerra civil española sirvió como campo de prácticas de ejércitos que luego se
enfrentarían en la Segunda Guerra Mundial. Los ejércitos alemán, italiano y
soviético pudieron ver sus vehículos de combate, artillería, cazas y bombarderos en
acción en contra de material de su futuros enemigos. Observadores, instructores y
asesores extranjeros en ambos bandos pudieron observar y practicar procedimientos y
tácticas, y recabaron lecciones que luego aplicaron en sus propios ejércitos. A su
vez los ejércitos españoles tuvieron la oportunidad de usar algunos de los
materiales militares más avanzados de la época, aunque pronto superados debido al
rápido avance tecnológico durante la Segunda Guerra Mundial. Algunos de los
materiales adquiridos o capturados durante la Guerra Civil permanecieron en
servicio en el Ejército Español hasta que pudieron ser reemplazados por materiales
provenientes de la ayuda americana en los años cincuenta.363738

Mapa general del desarrollo de la guerra civil.


Leyenda
Zona sublevada inicial - julio de 1936
Avance de los sublevados hasta septiembre de 1936
Avance de los sublevados hasta octubre de 1937
Avance de los sublevados hasta noviembre de 1938
Avance de los sublevados hasta febrero de 1939
Última zona bajo control republicano
Solid blue.png Principales centros sublevados
Red-square.gif Principales centros republicanos
Panzer aus Zusatzzeichen 1049-12.svg Batallas terrestres
Vattenfall.svg Batallas navales
Icon vojn new.png Ciudades bombardeadas
City locator 4.svg Campos de concentración
Gatunek trujący.svg Masacres
Red dot.svg Campos de refugiados
Al inicio de la guerra ambos bandos ejercían control sobre áreas desconectadas de
la península. El gobierno mantuvo control sobre gran parte de la cornisa
cantábrica, sobre la mayor parte de Castilla la Nueva, Extremadura y Andalucía, y
sobre Cataluña, Valencia y Murcia, mientras que los sublevados controlaban la mayor
parte de Galicia, Castilla la Vieja, León, y Navarra, con las capitales y la parte
occidental de Aragón estando controladas por el bando sublevado y la parte oriental
por el bando republicano.31:68 El gobierno estableció un bloqueo del estrecho de
Gibraltar para impedir el traslado de las tropas del Ejército de África, pero la
ayuda italiana y alemana, con aviones de bombardeo, de transporte y de caza,
permitió a los sublevados el transporte de las tropas a la Andalucía occidental, y
la consolidación de su control de la zona.31:63 También permitió la conexión de las
dos áreas controladas por los sublevados, con un avance hacia el norte que aseguró
a los sublevados el control de toda la frontera portuguesa.31:98-102 Durante la
campaña de Extremadura el ejército sublevado llevó a cabo una campaña de terror
para desmoralizar a las tropas y la población enemigas.31:74-79 A finales de
septiembre de 1936 Francisco Franco, al mando entonces del las fuerzas sublevadas
en el sur de España, fue elegido jefe del gobierno del estado y generalísimo por la
sublevada Junta de Defensa Nacional. En las semanas siguientes el avance continuó
hasta las afueras de Madrid, donde una enconada defensa republicana lo detuvo en la
batalla de Madrid.31:129-140 El fracaso de los sublevados en tomar Madrid por
asalto les forzó a cambiar sus planes.31:98-102 El asedio a la capital continuó,
con ataques en distintos puntos para intentar vencer la resistencia, pero el
esfuerzo principal del bando sublevado se trasladó al norte, con el fin de
conquistar el territorio controlado por los republicanos entre el País Vasco y
Asturias.31:162 Tras acabar con la resistencia en el norte los sublevados se
prepararon para un nuevo asalto contra Madrid, pero los republicanos atacaron
Teruel, forzando a los sublevados a distraer sus fuerzas para recuperar la
ciudad.31:216-219 A continuación, los sublevados atacaron a las fuerzas
republicanas en Aragón, logrando alcanzar la costa mediterránea en Vinaroz, con lo
que la zona republicana se dividió en dos, quedando Cataluña aislada del resto.31
:219-223 Tras un ataque fallido contra Valencia,31:233-234 y un intento fallido de
los republicanos para establecer una cabeza de puente en la orilla sur del Ebro,31
:235-239 los sublevados procedieron a ocupar Cataluña, con lo cual la República
perdió su acceso a la frontera francesa.31:246-250

Último parte de la Guerra Civil Española: En el día de hoy, cautivo y desarmado el


Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares.
La guerra ha terminado.
El Generalísimo Franco,
Burgos 1º abril de 1939.
El campo republicano se dividió en dos opiniones. Unos, incluidos los comunistas,
mantenían que "resistir es vencer" y querían resistir todo el tiempo posible, con
la esperanza que la evolución de la situación en Europa motivara al Reino Unido y
Francia a abandonar su neutralidad. Los otros, incluyendo a los republicanos anti-
comunistas, creían que la guerra estaba perdida y que continuar la lucha solo
significaría más sufrimiento y penalidades para el pueblo español. Los últimos
querían pactar un armisticio con los sublevados, similar al Abrazo de Vergara, que
permitiera el fin de las hostilidades sin represalias. Con este fin, el coronel
Segismundo Casado, jefe del Ejército del Centro republicano, lideró un golpe de
estado que depuso al gobierno legítimo de la república y que, tras una corta lucha
entre las dos facciones republicanas y tras fracasar la negociación con los
sublevados del 36, produjo el derrumbe de la resistencia republicana, que fue
arrollada por una última ofensiva del que se llamaba "bando nacional".31:252-258

Los sublevados acabaron imponiéndose, pero su victoria les costó mucho más esfuerzo
y tiempo de lo que habían pensado. Los planes iniciales del general Mola asumían la
victoria del alzamiento en Valencia y Barcelona31:59, lo que hubiera permitido un
ataque convergente sobre Madrid para tomar la capital39:6, 15 y conseguir un rápido
reconocimiento internacional.31:129 En realidad, la reacción de las fuerzas de
izquierda y la distribución de armas a las organizaciones obreras permitió resistir
el alzamiento en algunas capitales clave,31:55-56 con las milicias recién armadas
demostrando una capacidad efectiva de combate.31:55-56 La natural desconfianza de
los milicianos hacia las autoridades establecidas hizo difícil imponer la
disciplina necesaria, con algunos milicianos por ejemplo negándose a cavar
trincheras.31:105-106 Las milicias, con cierta experiencia en la lucha urbana, al
principio del conflicto no tenían la preparación necesaria para combatir en campo
abierto, ni contaban con el apoyo aéreo y artillero con el que contaban los
sublevados.31:101 Aun así, las milicias fueron capaces de detener el avance de las
vanguardias sublevadas enviadas por Mola para atacar Madrid31:101 y, transformadas
en el Ejército Popular de la República y con la ayuda de suministros soviéticos y
de las brigadas internacionales, fueron también capaces de detener en las afueras
de Madrid el hasta entonces victorioso avance del Ejército de África.31:138-140 Las
divisiones internas en el bando republicano y las diferencias en cuanto a las
prioridades distrajeron recursos que hubieran podido ser utilizados contra los
sublevados31:91 y contrastaron con la unidad de propósito y de mando en el bando
sublevado.31:117-118 Al principio del conflicto parte del bando republicano decidió
que era más importante hacer la revolución31:93-96 que ganar la guerra, culminando
el conflicto en enfrenamientos armados entre milicias de distinto tinte político.31
:185-194 La creciente influencia y poder de los comunistas en el gobierno y el
ejército republicano, y de sus asesores soviéticos, incrementaron la autoridad del
gobierno central, pero también crearon suspicacias por parte de aquellos que
recelaban de su motivación.31:182-194 El ejército republicano demostró competencia
en acciones defensivas, como la batalla de Guadalajara o la defensa de Valencia,
pero sus disensiones internas contribuyeron a su derrota final.31:252-257 Los
sublevados no solo contaban con las unidades más profesionales del ejército, los
regulares y legionarios,31:51-52 sino también con el apoyo de la Legión Cóndor
alemana, y el Corpo Truppe Volontarie y la Aviación Legionaria italianos. La
creación del Comité de No Intervención no detuvo el apoyo de Alemania, Italia y
Portugal al bando sublevado, pero dificultó los suministros al bando republicano.31
:201-204

El desfile de la victoria organizado por el bando vencedor en Madrid el 19 de mayo


de 1939 no puso punto final a la violencia política. Se calcula que unos 200 000
prisioneros republicanos murieron en prisión o fueron ejecutados entre 1939 y
1943.31:299 Tampoco puso punto final a la lucha, que continuó como guerra de
guerrillas hasta el principio de los años sesenta.31:272-278

El Ejército de la dictadura franquista


Véase también: Fuerzas Armadas durante la dictadura franquista

Escudo del Ejército de Tierra de España establecido en el Reglamento de


Uniformidad, Vestuario y Equipo de enero de 1943, reuniendo un águila imperial en
oro y la cruz-espada de Santiago, con una corona abierta en vez de la actual corona
cerrada.
La Guerra Civil se saldó con la muerte de al menos 400 000 personas, y con la
reducción por un 25,7 % de la renta nacional. El Gobierno republicano había gastado
la mayor parte de las reservas de oro del Banco de España para adquirir material
soviético y francés, y los vencedores habían acumulado una considerable deuda con
sus proveedores, Italia y Alemania. Cuando Franco declaró la guerra terminada, las
fuerzas del bando vencedor contaban con alrededor de un millón de hombres, de los
que casi de 270 000 estaban encuadrados en las Milicias Nacionales. El primer paso
del proceso de desmovilización fue el licenciamiento de las milicias, aunque se les
permitió conservar las armas individuales y la correspondiente munición. También
fueron licenciados en 1939 los reemplazos del 1936 al 1938. En agosto de 1939 el
Ministerio de Defensa Nacional fue segregado en tres con la creación del Ministerio
del Ejército, el Ministerio de Marina y el Ministerio del Aire, y se creó el Alto
Estado Mayor, dependiente directamente de Franco, para facilitar la coordinación
entre los ejércitos. En octubre de 1939 el Ejército del Aire fue creado como
entidad independiente del Ejército de Tierra. El Ejército de Tierra fue organizado
territorialmente en ocho regiones militares peninsulares, cada una guarnecida por
un cuerpo de ejército, en comandancias militares de Baleares y Canarias, y con dos
cuerpos de ejército en el protectorado de Marruecos. En 1940 las regiones y
comandancias insulares militares recuperaron el título tradicional de capitanías
generales.40:15-28 En octubre de 1940 el Ejército contaba con veinticinco
divisiones: dieciséis de infantería de línea, tres divisiones de montaña, una
división de caballería, y cinco divisiones en los cuerpos de ejército de Marruecos.
Otras unidades incluían, además de las de cuerpo de ejército en cada capitanía:
cuatro regimientos de carros de combate; regimientos de artillería de campaña, de
costa y antiaérea; regimientos de distintas especialidades de ingenieros; las
guarniciones de Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla, Ifni-Sahara, y de las bases
navales; y más de cien batallones de trabajadores.41 En total el Ejército de Tierra
encuadraba a unos 300 000 hombres,40:17 con unas plantillas oficiales de 366 489
hombres.41:55

Francisco Franco junto con mandos militares en unas maniobras en 1944.


Los oficiales profesionales del Ejército que se sumaron con entusiasmo al
alzamiento fueron recompensados con ascensos, pero otros más tibios fueron
depurados y separados del Ejército sin posibilidad de recurso. Los rangos
inferiores de la oficialidad fueron cubiertos en primera instancia con la
integración en las escalas profesionales de unos 10 000 de los 30 000 oficiales
provisionales creados durante la guerra, tras el paso por academias de
transformación para mejorar su formación teórica. En 1942 se volvió a abrir la
Academia General Militar para formar nuevos oficiales profesionales, no solo
técnicamente sino también ideológicamente. Todas estas medidas significaron un
cuerpo de oficiales sobredimensionado, pero de incuestionable lealtad a Franco y al
nuevo régimen. El servicio militar fue hecho obligatorio para los hombres, y se
instituyeron las Milicias Universitarias, al principio bajo el control de la
Falange, para formar universitarios afines al régimen como oficiales de complemento
y de reserva.40:29-41 La ley de presupuestos de 1945 dedicaba una cuarta parte de
las partidas económicas a los ministerios militares, pero 2551 millones de los 2569
millones de pesetas dedicados al Ejército eran para pagar los sueldos, y para
vestir, alimentar y alojar a la tropa, quedando casi nada para la renovación de
materiales, o para combustibles y municiones.42:68

El general Franco junto al dirigente nazi Heinrich Himmler, durante su visita a


Madrid, en octubre de 1940. Detrás de Franco, el general Moscardó.
Durante la Guerra Civil, el gobierno de Franco había firmado una serie de pactos
con Alemania e Italia que comprometían a España a una postura de no beligerancia,
pero favorable a estos países, en caso de que se vieran envueltos en una guerra con
terceros países.43:220-221 El pobre estado del material militar existente, muy
desgastado tras su uso en la guerra y casi sin repuestos, no permitía la
intervención directa en una posible guerra a no ser que España recibiera
suministros suficientes para equipar y mantener a sus fuerzas armadas. Así fue, que
al declararse la guerra entre Alemania y Francia y el Reino Unido, España se atuvo
a lo acordado, proporcionando apoyo a las fuerzas del eje, pero sin entrar en la
guerra. 43: 227-228 España se había declarado neutral al estallar el conflicto,
pero en junio de 1940 pasó a declararse no-beligerante, tras la entrada de Italia
en la guerra y la invasión alemana de Francia.8:169 Días después, tuvo lugar la
única acción ofensiva española durante la guerra, la ocupación de Tánger,
supuestamente para garantizar la neutralidad de la zona.43: 229-230 El año
siguiente, tras la invasión alemana de la Unión Soviética, el Gobierno español
anunció el reclutamiento de voluntarios para la que se llamaría la División Azul,
una división del ejército alemán constituida exclusivamente por españoles –
falangistas y militares– y destinada a luchar en el frente soviético.44:248-251

Un cañón soviético de 122 mm M1931/37 como los capturados por Alemania y luego
suministrados a España en 1943 durante el Programa Bär. Estos cañones permanecerían
en servicio en España hasta el inicio de la década de 1990.
En 1943, tras la ocupación por los aliados del norte de África y la pérdida de
iniciativa alemana en el frente del este, el Gobierno español volvió a declararse
neutral y anunció la retirada de la mayoría de los integrantes de la División Azul.
Al mismo tiempo, el Ejército fue reorganizado con la creación de un Grupo de
Divisiones de Reserva, integrado por tres divisiones de infantería, el refuerzo de
las divisiones de montaña y de las fuerzas de defensa de bases navales, y la
creación de una división acorazada.40:28-29 Con el Programa Bär se intentó adquirir
armamento alemán para reequipar a los ejércitos, pero las necesidades propias de
Alemania solo permitieron la transferencia de materiales en una cantidad inferior a
la deseada por España.40:42 El año siguiente se creó una nueva región militar con
capital en Granada para defender mejor el sur de España ante una posible
invasión.40:29 La liberación aliada del sur de Francia dio libertad de acción a los
republicanos españoles en Francia, que se trasladaron a áreas próximas a la
frontera con España para preparan una invasión, cruzando la frontera pirenaica en
octubre de 1944 en la llamada invasión del Valle de Arán, pero fracasando al no
realizarse el esperado levantamiento popular y al contraatacar el Gobierno con
tropas de montaña, legionarios y regulares. La resistencia por parte de las
guerrillas republicanas continuó –no solo en el Pirineo, sino también en otras
zonas de España– por varios años, y fue reprimida por fuerzas de la Guardia Civil y
la Policía Armada, tabores de regulares, y otras unidades del Ejército.31:274-278

El generalísimo Franco con el presidente Eisenhower (1959).


Tras acabar la guerra en Europa, los líderes aliados aliados reunidos en Potsdam
acordaron la reinternacionalización de Tánger y declararon que el gobierno de
Franco, dada su asociación con las potencias derrotadas, no sería invitado a formar
parte de las Naciones Unidas.458:170 El Gobierno español derogó en septiembre de
1945 la normativa que obligaba a los militares españoles a usar el saludo romano,
insistiendo en su espíritu anticomunista e intentando disociarse de los regímenes
derrotados.42:67-68 El comienzo de la Guerra Fría permitió un gradual acercamiento
entre España y los Estados Unidos, que culminó en los Pactos de Madrid de 1953, en
cuya negociación participaron altos cargos del Ejército. A cambio de reconocimiento
y de ayuda económica y militar, España cedió el uso de instalaciones españolas para
su utilización por parte de la Armada y la Fuerza Aérea estadounidenses.8:171-172
El Ejército de Tierra recibió carros de combate, vehículos y otros tipos de equipo
y armamento con los que reemplazar los escasos, desgastados y ya desfasados equipos
adquiridos durante la Guerra Civil, y muchos de sus mandos tuvieron la oportunidad
de asistir a distintos tipos de cursos de capacitación estadounidenses.42:78-79 En
1954 se organizó la primera Bandera Paracaidista del Ejército de Tierra.42:77

En marzo de 1956, Francia decidió conceder la independencia a Marruecos, sin


consultar al Gobierno español. España se vio forzada a hacer lo mismo, lo que
significó la desaparición del Ejército de África. El proceso de repliegue o
disolución de las unidades duró hasta 1961, con parte de las tropas indígenas
integrándose en el nuevo Ejército marroquí, parte siendo licenciadas, y parte
siendo trasladadas para guarnecer Ceuta y Melilla. Dos de los cuatro tercios
legionarios estacionados en el protectorado fueron destinados a las mismas ciudades
y los otros dos a guarnecer la provincia del Sahara Occidental. Durante el periodo
de repliegue se produjeron agresiones contra las fuerzas españolas en el Sahara e
Ifni.46:168-177 La guerra de Ifni vio el bautismo de combate de las recientemente
creadas tropas paracaidistas. Las incursiones del Ejército de Liberación del Sahara
en el Sahara Occidental pudieron ser frenadas con la cooperación del Ejército
francés, y el conflicto se resolvió con la cesión de Cabo Juby a Marruecos y la
pérdida de control efectivo sobre la mayor parte del territorio de Ifni.47

Carro M47 como los suministrados por la ayuda estadounidense desde 1954
La llegada de ayuda estadounidense influyó a que en 1958 se organizaran tres
divisiones experimentales según el modelo «pentómico». La implementación española
agrupaba a las unidades de maniobra de cada división en cinco agrupaciones
tácticas, cada una mandada por un teniente coronel, que se dividían a su vez en
cinco grupos tácticos mandados por comandantes. En 1960 la organización pentómica
fue aplicada al resto de las divisiones de infantería en una reorganización del
Ejército que redujo el número total de divisiones a catorce (ocho de infantería,
cuatro de montaña, una acorazada y una de caballería), más tres brigadas blindadas
independientes y tres brigadas de artillería de campaña.42:82-83

En 1964 se crearon los Centros de Instrucción de Reclutas (CIR). Diecisiete


campamentos gestionados por las regiones militares se encargarían desde entonces de
proporcionar la formación militar básica a los integrantes de cada una de las
remesas del reemplazo anual. Anteriormente cada una de las unidades organizaban un
campamento anual para instruir a los reclutas, pero el crecimiento demográfico y la
reducción del tiempo de servicio recomendó la incorporación escalonada del
reemplazo anual y la externalización del proceso de instrucción básica.42:89-90

Archivo:Spain After Franco.ogv


Documental británico de 1971 sobre la España de Franco. Incluye el desfile de la
Victoria de 1970 o 1971, la disolución de una manifestación de estudiantes de la
Universidad de Madrid por la Policía Armada a caballo con motivo del juicio de
Burgos y el nombramiento del príncipe Juan Carlos como sucesor de Franco en la
sesión de las Cortes franquistas celebrada en julio de 1969 (duración: 10 minutos).
Tras ser descartada la organización pentómica por los Estados Unidos, los otros
países que la habían adoptado, como España, la abandonaron también. En el caso de
España esto se hizo en el marco de la reforma implementada por el general y
ministro del Ejército Camilo Menéndez Tolosa en 1965. La reforma, inspirada en la
nueva organización del Ejército francés, dividió las unidades en dos conjuntos, las
Fuerzas de Intervención Inmediata y las Fuerzas de Defensa Operativa del
Territorio. La brigada reapareció como gran unidad básica. Las Fuerzas de
Intervención Inmediata incluían tres divisiones: acorazada, mecanizada y
motorizada, cada una con dos brigadas en armas y otra en cuadro; cuatro brigadas
independientes: paracaidista, aerotransportada, de caballería y de artillería de
campaña; y unidades menores para formar el núcleo de tropas de un cuerpo de
ejército. Las Fuerzas de Defensa Operativa del Territorio incluían dos divisiones
de montaña, cada una con dos brigadas en armas y otra en cuadro, una brigada de
alta montaña, nueve Brigadas de Infantería de Defensa Operativa del Territorio, una
brigada de infantería de reserva, y las guarniciones de costa, de África y de las
islas.42:89-91 Mientras que las unidades de intervención inmediata tenían sus
plantillas totalmente cubiertas, la mayor parte de las de defensa operativa las
tenían reducidas casi a la mitad. Las Brigadas Infantería de Defensa Operativa del
Territorio, con atribuciones de defensa de la retaguardia y antisubversivas,42:91
incluían dos Compañías de Operaciones Especiales cada una.48:230 Esta organización,
con pocos cambios, pervivió hasta 1984.42:90

Aunque la actividad guerrillera de los oponentes al régimen declinó en los años


cincuenta y concluyó al principio de los años sesenta, en esa misma década comenzó
la actividad terrorista del grupo vasco separatista de izquierda ETA, dirigida
principalmente en contra de las fuerzas armadas y de seguridad. En 1973, ETA
asesinó al presidente del Gobierno, el almirante Luis Carrero Blanco. En verano del
1975, el GRAPO y el FRAP, dos grupos de extrema izquierda, iniciaron también su
actividad terrorista.

Carro de combate AMX-30 del Ejército español. Tras un acuerdo en 1970, Francia
suministró en 1974 diecinueve AMX-30D a España que fueron usados en el Sahara, y
posteriormente 280 AMX-30E fueron fabricados en España bajo licencia.
Durante los años finales del franquismo, y tras el éxito de la Revolución de los
Claveles en el vecino Portugal, un pequeño grupo de oficiales fundó la clandestina
Unión Militar Democrática (UMD) para promover la idea de que el Ejército debía
estar al servicio de la sociedad, y no al servicio de la perpetuación del régimen
franquista.42:95-96 En el verano de 1975 los líderes de la UMD fueron arrestados y
posteriormente fueron expulsados de las Fuerzas Armadas.8:258-259

El régimen de Franco acabó como había empezado, con conflicto en África. En 1973,
el Frente Polisario inició su lucha por la independencia del Sahara Occidental y
comenzó una campaña armada de acoso a las fuerzas españolas en el territorio.
Destacamentos de carros y obuses de la División Acorazada Brunete fueron enviados
al territorio para reforzar la guarnición española. En 1975, Marruecos organizó la
Marcha Verde para demandar la anexión del territorio a Marruecos. España acordó
abandonar el territorio, cediendo su administración a Marruecos y Mauritania. Las
últimas unidades militares españolas se retiraron del Sahara en enero de 1976.49
:138-144

El Ejército de la Constitución de 1978

Emblema del Ejército de Tierra según la Orden Ministerial 38/86, de 28 de abril de


1986: Cruz-espada de Santiago, con los extremos de los brazos flordelisados de
gules. Águila de color oro con las alas extendidas y levantadas en alto ... Corona
Real de España ...50
Tras la muerte de Francisco Franco, el sucesor que él había designado, Juan Carlos
de Borbón y Borbón, presto juramento en uniforme de capitán general del Ejército de
Tierra a las leyes fundamentales del Reino y fue proclamado rey de España el 22 de
noviembre de 1975.51 En su juventud el futuro rey había cursado estudios en la
Academia General Militar y las academias de los otros Ejércitos, graduándose como
oficial de los tres Ejércitos.52 En julio de 1976 Juan Carlos reemplazó a Carlos
Arias Navarro, el presidente del Gobierno que había heredado de Franco, por Adolfo
Suárez. Adolfo Suárez emprendió un proceso de reforma política que fue recibido con
suspicacia por parte de los altos mandos militares. En septiembre de 1976 Suárez
nombró como vicepresidente primero para Asuntos de la Defensa al teniente general
Manuel Gutiérrez Mellado, iniciando así el proceso de reforma militar.53:7-9,22
Tras la celebración en 1977 de las primeras elecciones libres desde 1936, los tres
ministerios militares fueron reemplazados por el Ministerio de Defensa.53:26-27 Ese
mismo año fue aprobada una Ley de Amnistía, que absolvía de responsabilidades
penales por crímenes de intencionalidad política tanto a los opositores al
franquismo como a las autoridades, funcionarios y agentes franquistas. En 1978 fue
aprobada una nueva Constitución que establecía en su artículo 8º como misión de las
Fuerzas Armadas «garantizar la soberanía e independencia de España, defender su
integridad territorial y el ordenamiento constitucional». Es de notar que ese
artículo formaba parte del Título Preliminar, en vez de estar incluido en el título
«Del Gobierno y de la Administración», lo que fue interpretado por algunos como
justificante de un poder militar autónomo.53:30-32

Una serie de circunstancias confluyeron en contra del gobierno de Suárez: en las


elecciones municipales de 1979 la suma de los votos del PSOE y el PCE superó a los
votos recibidos por la UCD – el partido de Suárez – posibilitando la formación de
gobiernos municipales de izquierdas en las grandes ciudades y del PNV en las
capitales vascas; la crisis económica internacional se agudizó, haciendo crecer el
desempleo; y la actividad terrorista en contra de las fuerzas de seguridad se
recrudeció. Estas circunstancias, y el desagrado que producía el proceso autonómico
en un importante sector de las Fuerzas Armadas, pudieron ser la justificación para
una serie de intentos de intervención militar –protagonizados principalmente por
mandos del Ejército de Tierra– de los que el más notable fue el golpe del 23F.54
Este último fracasó gracias a la intervención del rey, al que se mantuvieron leales
la inmensa mayoría de los altos mandos militares.55 En 1981, España se incorporó a
la OTAN, pero la integración en su estructura militar se frenó con la victoria del
PSOE en las elecciones generales de 1982.
El nuevo gobierno socialista, presidido por Felipe González y con Narcís Serra como
ministro de Defensa, aceleró el proceso de reforma militar. Se redujo la duración
del servicio militar a doce meses y se reorganizó el Ejército con el Plan META, que
eliminó las Brigadas de Defensa Operativa del Territorio, promovió el paso de
mandos a la reserva transitoria, y redujo el número de capitanías generales.
También se legisló para reafirmar la supremacía del poder civil sobre las Fuerzas
Armadas y se limitaron las competencias de la justicia militar, acabando con dos
siglos de intervención militar en la política en España.8:244-246 En 1988 se reguló
la incorporación de mujeres a ciertos cuerpos y escalas de las Fuerzas Armadas, que
en 1998 se ampliarían a todos los destinos sin excepción.56:100-103

BMR VEC – de diseño y fabricación española – en la misión en IFOR en Bosnia


España participó por primera vez en una misión internacional de las Naciones Unidas
en 1989, al mandar observadores y elementos de apoyo a la Misión de Verificación de
las Naciones Unidas en Angola, que monitorizó la retirada de las tropas cubanas de
Angola.8:228 Tras la disolución del Pacto de Varsovia, se publicó en 1990 el Plan
RETO para adaptar el tamaño del Ejército a la evolución internacional, demográfica
y social, y también para permitir otra reducción del tiempo de servicio, esta vez a
nueve meses.8:246 España envió una agrupación táctica a Irak en 1991 para proteger
a la población kurda y en 1992 partió la primera contribución a las fuerzas de las
Naciones Unidas en la antigua Yugoslavia.8:228

Carro Leopardo 2E de desfile en Zaragoza


En 1994 se publicó el Plan NORTE, que fue ejecutado entre 1995 y 1999. El plan
eliminaba cuatro de las cinco divisiones existentes, quedando el Ejército compuesto
de la Fuerza Permanente y de la Reserva Movilizable. La Fuerza Permanente incluía
una división mecanizada de a tres brigadas, una brigada de caballería, una brigada
paracaidista, una brigada ligera aerotransportable, una brigada de la Legión, una
brigada de cazadores de montaña, las fuerzas de guarnición de Canarias, Baleares,
Ceuta y Melilla, y otras elementos de apoyo. La Reserva Movilizable incluía tres
brigadas de infantería movilizables, una brigada de caballería movilizable y otras
unidades de apoyo. En esta reforma desaparecieron finalmente las capitanías
generales, siendo sustituidas por mandos regionales, y se planeó una mayor
profesionalización de la tropa.8:247-250,274 En 1996 España asignó su primera
unidad al Eurocuerpo, al que posteriormente también fueron vinculadas dos de las
brigadas de la división mecanizada.8:227-228 También en 1994 se creó el Programa
Coraza - 2000, que significó la posterior producción y despliegue del carro de
combate Leopardo 2E y del vehículo de combate Pizarro, equipando al Ejército de
Tierra con material avanzado producido por la industria española.57

En 1988 se reguló legalmente la objeción de conciencia, a la que se acogieron un


número creciente de los llamados a filas; otros resultaban excluidos del servicio
militar debido al excedente de cupo, ya que las necesidades de los ejércitos eran
menores que el número de jóvenes que alcanzaban cada año la edad de servicio;
también había muchos que pedían prórrogas para retrasar su incorporamiento a filas.
El servicio militar obligatorio nunca había sido popular en España; se calcula que
entre 1913 y 1936 uno de cada cinco jóvenes no cumplió con su obligación de
incorporarse a las Fuerzas Armadas. Finalmente, con el cambio de siglo se suspendió
la obligatoriedad del servicio militar, con los últimos reclutas obligatorios
siendo licenciados el 31 de diciembre de 2001. Los ejércitos se profesionalizaron
completamente, pero las condiciones ofrecidas a los soldados no lograron atraer el
número convocado y se tuvo que recurrir al reclutamiento de voluntarios procedentes
de las antiguas colonias españolas.8:279-285

En 2002 un contingente español se incorporó a la Fuerza Internacional de Asistencia


para la Seguridad en Afganistán, y en 2003 fuerzas españolas se desplazaron a Irak
como parte de una brigada hispano-estadounidense para estabilizar la región y
ayudar a la población civil. Esta última intervención se hizo sin el refrendo de
las Naciones Unidas, y fue retirada por el siguiente gobierno, pero se mantuvo y se
reforzó el despliegue en Afganistán.8:229-230

Paracaidistas españoles en Afganistán, parte de la misión ISAF de la OTAN.


En 2006 se inició una nueva reorganización, llamada Plan Ejército XXI.
Desaparecieron las Fuerzas Movilizables, se creó otra brigada de infantería ligera
en el País Vasco, la división mecanizada se reemplazó por el mando de las Fuerzas
Pesadas, y la brigada de cazadores de montaña se convirtió en la Jefatura de Tropas
de Montaña.58

La participación del Ejército de Tierra en operaciones internacionales se amplió


desde su primera misión en Angola. Hasta octubre de 2016 el Ejército había
participado en misiones internacionales en ocho países o áreas de África (Angola,
Etiopía, Mali, Mozambique, República Centroafricana, República Democrática del
Congo, Sáhara y Somalia), cinco de Europa (Albania, Bosnia y Herzegovina, Kosovo,
Macedonia y Moldavia), diez de Asia (Afganistán, Chechenia, Georgia, Indonesia,
Irak, Kurdistán Iraquí, Líbano, Nagorno-Karabaj, Pakistán, Turquía) y seis en
América Central y del Sur (El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y
Perú-Ecuador). Las misiones han sido tanto de las Naciones Unidas como de la OTAN,
de la Unión Europea, de la OSCE, o multilaterales sin intervención de organismos
multinacionales.59 Estos despliegues han revitalizado la organización militar y han
obligado a reformar y actualizar la gestión de recursos humanos, de materiales y
logísticos, a la vez que han mejorado la imagen de las Fuerzas Armadas en la
opinión pública. El Ejército ha pasado de estar preocupado por la seguridad interna
a ser un instrumento de la política de seguridad internacional del gobierno
español. Las misiones también han permitido la cooperación con los ejércitos
aliados y la actualización de los métodos operativos del Ejército.8:230

La experiencia obtenida en veinticinco años de participación en operaciones


internacionales, y la reducción del presupuestos de defensa a partir de 2008,
influyó en la reorganización de las Fuerzas Armadas legislada en 2015. Esta nueva
organización del Ejército de Tierra está basada en la estructuración de las fuerzas
de maniobra, salvo las de guarnición en Ceuta, Melilla y Baleares, en ocho Brigadas
Orgánicas Polivalentes de dos tipos, según tengan o no carros y otros vehículos de
combate de cadenas. La intención es crear brigadas que tengan los medios necesarios
para poder generar destacamentos para misiones internacionales sin tener que
recurrir a recursos de otras unidades. Las brigadas, salvo la de guarnición en
Canarias, están asignadas a dos mandos divisionarios, uno para las cuatro brigadas
con vehículos de cadenas, y otro para las otras tres brigadas.6061

Véase también
Ejército de Tierra de España
Guerras de España
Militarismo en España
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