Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Lentitud en el ataque
Otro causa fue la lentitud del ataque. En un primer momento la idea principal
era la de realizar un ataque relámpago, buscando un ataque sorpresa para
intentar que Inglaterra no tuviera tiempo de preparar la defensa. Debido a la
lentitud de la construcción de la flota, y al cambio de general debido a la muerte
de Álvaro de Bazán, el ataque se fue retrasando.
Cambios en los altos mandos
Una causa importante fue el cambio de general debido a la muerte de Álvaro
de Bazán, siendo su sustituto Alonso Pérez de Guzmán, alguien que según se
decía se mareaba en el mar y no tenia ningún tipo de experiencia como general
naval. La inexperiencia de los generales españoles en el ámbito naval hacía que
tampoco hubiera muchas otras opciones como almirante.
Flota muy deficiente
Otra importante causa fue la deficiente construcción de la flota. La flota era
muy reciente, construida gracias al dinero de América, habiendo sido
fabricada en muy poco tiempo, buscando atacar rápidamente a Inglaterra. El
propio de Guzmán había avisado al rey de lo deficiente que era la flota, mucho
más si se comparaba con los avanzados barcos ingleses.
Problemas en la coordinación
La última causa fue la mala coordinación. Desde un primer momento el control de los
tiempos fue horrible, en parte por el mal tiempo. Esto causó una falta de coordinación
con los aliados flamencos, provocando que la flota española tuviera que esperarlos
durante un tiempo en Calais, lugar donde llegaría la gran derrota
Los ingleses basaban su gran fuerza militar en la batalla naval, ya que sabían que su
gran posición como isla les permitía una gran defensa contra el resto de potencias
europeas. Inglaterra contaba con una gran flota, basada en el uso de barcos
pequeños mucho más manejables que los grandes barcos españoles. Esa gran flota
estaba dirigida por algunos de los mejores generales navales de la historia como
Charles Howard, uno de los mayores responsables de la derrota de la Armada
Invencible.
A estos generales navales se deben añadir a los corsarios, piratas que contaban con
el apoyo de la reina y que colaboraron con la armada inglesa en la batalla. De entre
los corsarios se debe nombrar a Francis Drake, quien venció a los españoles en
numerosas ocasiones y es considerado un gran héroe para los ingleses, siendo
posiblemente el mayor responsable del fin de la Armada Invencible.
Problemas climatológicos
Por otro lado, están las causas climatológicas, ya que la Armada marchó en una
época con grandes problemas climatológicos. Desde el primer momento se vio
que el mar no estaba calmado, ya que cuando la flota española paso por Coruña
se tuvo que dispersar por una galerna.
Además el viento hizo que desde las costas españolas hasta las ingleses se
perdieran varios barcos, que eran cambiados de dirección por los vientos.
Desde la desembocadura del Tajo partió la flota, que recaló en la Coruña y de ahí
se dirigió al Canal de la Mancha. La travesía no fue fácil debido a las condiciones
climáticas adversas. No hubo realmente un combate decisivo en el estrecho sino
un hostigamiento continuo a la «Invencible», dispersada por la furia del océano.
Este acoso dio sus frutos, además apareció un brote de fiebre tifoidea,
volviéndose imposible desembarcar con garantías en Inglaterra.
11. Se originó en 1501, cuando a los antiguos mudéjares –musulmanes que vivían
en territorio dominado por los cristianos– se les puso en la disyuntiva de recibir el
bautismo o ser expulsados de los reinos peninsulares. La mayor parte de ellos
aceptó el sacramento que oficialmente los convertía en cristianos, y pasó a
conocérselos como moriscos o como cristianos nuevos, para distinguirlos de
quienes descendían de familias cristianas sin musulmanes entre sus antepasados,
los llamados cristianos viejos. Los bautismos en masa de moriscos aparecen
recogidos en las predelas del retablo mayor de la Capilla Real de Granada, que se
labraba por aquellas fechas La obligación de bautizarse no incluía el abandono de
su lengua ni de sus formas de vida. Ni siquiera el tribunal de la Inquisición se
mostró riguroso con la exigencia de la ortodoxia de unos bautizados que apenas
habían sido catequizados.