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Caso: Entrevista de selección de personal de Daniel

Postulé al cargo de Jefatura de Alimentos y Bebidas de un hotel de cuatro estrellas en


Valparaíso. El cargo fue publicado en el periódico local por una agencia de empleos. El
aviso mencionaba el Título del Cargo, el nombre del empleador, el salario y las cualidades
que se esperaba que tuviera el/la postulante. Aunque el salario ofrecido era un 10%
menor que el promedio ofrecido por el mercado, el hecho que estuviera el hotel en esta
localidad me pareció atractivo y decidí postular para evaluar en mayor detalle las
condiciones ofrecidas. Siguiendo las instrucciones del aviso, telefoneé a la agencia y
programé una hora y fecha para la entrevista de selección de personal. Enfaticé que tendría
otra entrevista en Santiago y que estaría viajando el mismo día. Dije que apreciaría de
sobremanera si el hotel respetara la hora de entrevista acordada. En ese momento, estaba
activamente buscando un trabajo de tiempo completo habiendo regresado recién a Chile,
después de haber trabajado por cuatro años en Europa.
Llegué al hotel con 10 minutos de anticipación y le informé a la recepcionista que había
llegado. Me pidió que me sentara y me informó que “alguien” estaría conmigo pronto. Diez
minutos después de la hora de la entrevista, una secretaria se me acercó y me ofreció un
café, que me sirvieron rápidamente. Veinte minutos después de la hora de la entrevista, la
secretaria se acercó a mí de nuevo y me dijo “El gerente de área está un poco atrasado y es
un hombre muy ocupado, usted sabe”. Yo le mencioné que tenía otras entrevistas en
Londres ese día y que apreciaría de sobremanera que viniera pronto. Treinta minutos
después de la hora de la entrevista, se me informó que estaría conmigo “pronto”. Cuarenta
y cinco minutos después de la hora de la entrevista, el gerente de área mandó buscarme
para hacer la entrevista
Los subtítulos de la entrevista incluyeron:
• Me preguntaron si me gustaría trabajar para una mujer que “disfruta haciendo llorar a
los hombres”.
• Me indicaron que la persona que actualmente trabajaba en el cargo no sabía que
estaban buscando reemplazo.
• Cuando traté de clarificar el salario, el gerente de área me explicó que la agencia que
había publicado el aviso se había equivocado y el salario era $4.000 menos que lo
indicado en el aviso. La confusión se había generado porque con los bonos de utilidades
del hotel (que variaban anualmente según los resultados financieros del negocio) el de
este cargo salario se podía incrementar hasta un 5%, lo cual en los últimos años había
sido equivalente a $4.000 adicionales.
• En relación con las posibilidades de desarrollo de carrera, me comentó que las
remuneraciones eran reconsideradas semestralmente para un aumento de hasta 5%,
dependiendo del nivel de cumplimiento de metas establecida por la gerencia general
del hotel, con un tope de 30% de aumento de remuneraciones acumulado para cada
cargo. Sin embargo, para ser promovido a un cargo de mayor nivel de responsabilidad,
con mejor sueldo, debía realizar estudios adicionales y certificarme en gestión de
negocios, lo cual debía ser costeado por mí. Una vez obtenido el ascenso, la
reconsideración mensual de las remuneraciones se reanudaría en tramos de hasta 5%
hasta alcanzar un acumulado de 30%.
• En ese momento el gerente de área también se rió cuando pregunté si había algún otro
beneficio. Dijo que no había ninguno ya que no tenían el hábito de “mimar” a los
empleados. Dijo que los empleados que querían pensiones y cosas como esas, debían
pagarlas de su mismo sueldo.
• La persona que me entrevistó NO era la persona para quien tendría que trabajar porque
la Sub Gerente “no disfruta este tipo de cosas; y además está muy ocupada”.
Terminé con la entrevista como 20 minutos después de haber sido iniciada. Estaba atrasado
para mis entrevistas de la tarde y estaba más bien enojado.
Mis pensamientos durante la entrevista eran entre confusión acerca de los procedimientos:
¿Qué estaba tratando de averiguar de mí esta persona? ¿Estaba realmente en una
entrevista o era una pesadilla? Recuerdo mi sentimiento de rabia, y que había enfatizado la
importancia que se realizara la entrevista en la hora programada, la persona que me
entrevistó parecía haber considerado este punto sin importancia. Ahora que veo en
retrospectiva, mis sentimientos siguen siendo de rabia por haber sido tratado de esta
manera por una persona que debería haber tratado, en mi opinión, que esta era una
organización en la que yo debería haber querido trabajar. No dio ninguna consideración a
mi experiencia previa y leía mi CV en la medida que realizaba la entrevista, dándome la
impresión que no la había preparado para nada.
El efecto de corto plazo fue que no quise trabajar para este hotel. Además hablé con la
agencia de empleo y le comuniqué que no usaría sus servicios en el futuro.

Caso Traducido y adaptado de


Billsberry, J. (2007). Experiencing Recruitment and Selection. West Sussex, Engkand; John
Wiley & Sons Ltd

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