Está en la página 1de 3

Bases económicas y sociales de la ocupación territorial

 Acción individual y encomiendas

Las circunstancias que se presentaron a lo largo de la Reconquista española


provocaron que la formación del estado se diera de manera extremadamente
centralista; en comparación con otras regiones de Europa, el desarrollo del
capitalismo comercial se produjo de forma tardía.

Durante la etapa de conquista de América, que se enlazaba temporalmente


con la reconquista española, hubo muchos individuos dispuestos a adentrarse en
aventuras guerreras con la intención de conseguir un beneficio de ello, además la
fama que había habían obtenido las expediciones en América, con la finalidad de
obtener una recompensa de sus hazañas en el nuevo mundo, los hombres se
interesaron por entrar a este tipo de actividades.

En la primera fase de la reconquista de América, el objetivo principal fue la


posesión y ocupación de las tierras tomadas por los moros, para prepararlas para
la autodefensa, mediante la formación de una milicia de tipo soldados-
agricultores; así, se reforzó el poder de los reyes de Castilla, pues conseguían
formar hombres libres, es decir sin los vínculos feudales, a su servicio, pero
dándoles la calidad de libres.

En América, la situación fue diferente, ante la imposibilidad mostrada por la


corona de tener el completo control de todas sus colonias, comprobó que la mejor
forma de regular los territorios ganados, era conceder derechos a particulares, y
de ésta manera aseguraba sus intereses, pues después de otorgarle ciertos
beneficios, también le alienaba ciertas obligaciones. Así se instituyó el sistema de
la encomienda, con la finalidad de extraer hacia España todo el excedente que
pudiese generarse, sistema que resultó muy útil para reducir un poco la población
indígena en zonas donde era muy densa.

La corona española le designaba tierras a un comandante de orden militar


(o a un conquistador en el caso de América), con todo y la población que hubiese
en éste territorio, bajo la responsabilidad de cristianizarlo y con el derecho de
utilizarlo como fuerza de trabajo. Sin embargo, ya que los señores debían pagar
impuestos por la cantidad de indígenas que hubiese en su territorio, no tenía
problema por mandar a las minas a un séptimo de la población masculina.

 La producción de metales preciosos

La extracción de metales preciosos en América pasó por diferentes etapas,


altibajos, pues el descubrimiento de que había dichos minerales en el continente
excitó la imaginación en España.

La primera fase (se extiende hasta la mitad del siglo XVI) se caracteriza por
el esfuerzo de españoles para encontrar yacimientos (engañando u obligando a
indígenas a mostrarles de donde conseguían minerales) o fuentes de los metales
preciosos y la producción se limitaba a oro de aluvión.

La producción de plata ocupó el primer lugar a mediados del siglo XVI y


gracias a una técnica llamada de amalgamación (desarrollada en os años setenta
del siglo XVI), se hizo económico utilizar minerales de ley inferior y alcanzar
grandes niveles de producción. Fueron necesarias grandes obras hidráulicas,
acelerar el proceso de extracción del mercurio para hacer la amalgamación.
Según datos de E. J. Hamilton, entre 1530 y 1650 España recibió de sus colonias
americanas cerca de 181 toneladas de oro y 16 887 toneladas de plata.

 El comercio colonial

El comercio exterior de las colonias de España estaba sometido a un estricto


control de las autoridades metropolitanas. Pues estaba muy cerrado a solamente
comerciar entre colonias.

Las reformas liberalizadoras del comercio solo fueron introducidas en la


Nueva España en 1789, o sea 11 años después de ser adoptadas por Bueno Aires
y veinticuatro años después de su primera adopción en las Antillas. Como
consecuencia de esas reformas surgió una nueva clase de comerciantes,
localizados en Veracruz y finalmente más ligados a los intereses exteriores.
 Los polos de crecimiento y los orígenes del feudalismo latinoamericano

La producción de metales preciosos, que sirvió de base económica a la fundación


y organización del imperio español en las Américas, asumió dos formas
principales: la extracción de oro aluvial y la producción de plata a base de
minerales de mayor o menor riqueza argentífera.

La producción de plata dio origen a auténticos polos de crecimiento. Al


revés del oro, la producción de plata exigió grandes inmovilizaciones de capital en
galerías, obras hidráulicas e instalaciones mecánicas. Las minas de plata tenían
además la característica de que al comienzo, la explotación del mineral era de fácil
extracción pero de calidad inferior; al profundizar las galerías, mejoraba la ley. De
éste modo la industria exigía capitales crecientes, pero conservaba su rentabilidad
e incluso la aumentaba, con el pasar de los años.

La demanda de alimentos, de tejidos y de otros objetos de uso popular , así


como la de ciertos materiales de construcción y de animales de carga, generada
por eso gran aglomeración urbana, exigió la organización de importantes
economías satélites.

La fase de declinación de la economía minera llevaría al debilitamiento de


las regiones satélites y al fortalecimiento del localismo. Debilitada la demanda de
excedentes agrícolas capaces de ser monetarizados, la propia institución de la
encomienda perdía parte de su significado. La base de éste sistema era que el
principio de que parte del excedente extraído a los indios pertenecía a la Corona,
cuando el encomendero como agente recaudador.

La organización de los indios con miras a la creación de un excedente


agrícola está ligada a la introducción de otra institución que llegaría a desempeñar
un papel fundamental en la estructuración de la sociedad latinoamericana: la
propiedad agrícola.

GARCÍA CARRANZA MARÍA FERNANDA

También podría gustarte