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Revisión de un caso: Síndrome Frontal

Lourdes Iglesias Guzmán


Neurociencia y Clínica 2022
Historia Clínica

El paciente es varón, de 34 años de edad, diestro, electricista de profesión, sufrió


un accidente laboral, al caer desde una torre de tensión de 10 metros de altura, la
cual le produjo un traumatismo craneoencefálico con hemorragia subaracnoidea,
otorragia, fractura occipital, neumotórax a tensión y fractura de clavícula derecha
desplazada. Al ingreso a urgencia presentó obnubilación y agitación, con una
puntuación de 12 en la escala de Glasgow, sin signos deficitarios en las
extremidades, manteniendo presentes los reflejos del tronco cerebral. Recibió
tratamiento de la patología pulmonar, monitorización de la presión arterial
intracraneal, con evolución favorable de las lesiones, siendo dado de alta a los 45
días de su ingreso, habiendo estado 8 días en coma. El paciente luego del TCE,
presentó alteraciones visuales (disminución de la agudeza visual en ojo izquierdo),
alteraciones en la audición, anosmia, sensación de inestabilidad y cefaleas
frontales de predominio izquierdo, acompañada de hipersensibilidad a los
estímulos luminosos y sonoros. Por otra parte, manifestaba pérdida de memoria,
labilidad emocional, irritabilidad y agresividad frecuente. Luego de 5 meses, la
evaluación neurológica mostró secuelas de contusión frontal bilateral,
(predominantemente izquierda), lesión en las fibrillas de los nervios olfatorios,
alteraciones del sistema vestibular, (leve – moderado). Además las evaluaciones
psicológicas no fueron concluyentes, dada la baja cooperación del paciente. Tras
12 meses, la RM informa la aparición de zonas de contusión postraumática sobre
el área cortical del lóbulo frontal izquierdo y en menor medida sobre la porción
basal y medial del lóbulo frontal derecho y la porción anterior del lóbulo temporal
izquierdo. Dos años después del TCE, el paciente refiere que persiste la pérdida
del olfato, y la sensación de vértigo. Los déficits de memoria persisten además de
dificultades para mantener la atención y concentración en tareas de la vida
cotidiana. Además refiere intolerancia a lugares ruidosos y estimulantes,
mantener “nerviosismo”, “carácter violento” e insomnio. El informe del psiquiatra
señala que el paciente padece trastornos conductuales que coinciden
temporalmente con el accidente y por el cual mantiene tratamiento con
clomipramina (antidepresivo tricíclico), alprazolam (benzodiacepina) y
levomepromazina (neuroléptico). La familia refiere que desde que ocurrió en
accidente, “es una persona distinta” manteniendo alteraciones del
comportamiento, junto con apatía e indiferencia, que genera inconvenientes para
relacionarse con su entorno cercano y presentando la tendencia a aislarse
frecuentemente. En relación a la evaluación neuropsicológica, el mini-mental
arrojo 30 puntos, lo que indica que el sujeto se encuentra en el intervalo bajo la
normalidad, que pudiese ser compatible con la presencia de deterioro cognitivo.
En la escala de wechsler (Wais IV), se sitúa en un rango bajo el promedio. En los
resultados en el aprendizaje auditivo verbal se observa rendimiento inferior,
señalando un significativo deterioro en la memoria verbal, reflejándose una
carencia en el aprendizaje por repeticiones sucesivas. En el test referente a la
reproducción de memoria de la figura compleja de rey, la copia fue adecuada,
aunque la reproducción es insuficiente, ya que no existiría dificultades en la
percepción y en la organización de los datos a fijar, la pobreza de la reproducción
manifiesta la del recuerdo visual. La memoria episódica se encuentra por debajo
de puntuaciones normativas. Los resultados de las pruebas que valoran el grado
de atención informan déficit atencional, manifestando una alteración en el estado
de vigilancia. Por otra parte, las pruebas de lenguaje, no muestran señales de
afasia, sin embargo existen alteraciones en la fluidez verbal. Además en las
pruebas visuoespaciales, perceptivas y constructivas, se evidencia alteraciones en
la percepción visual, en las relaciones espaciales, así como también en la
coordinación visomotora. La clasificación de las tarjetas de Wisconsin, informa un
numero reducido de categorías completas realizadas, y un aumento de errores
perseverativos, siendo muy común este tipo de errores en pacientes con lesión
frontal. En la evaluación de velocidad, control y destreza manual, se evidencia
resultados por debajo de la media y finalmente en la evaluación psiquiátrica se
indica un significante cuadro depresivo.

Opinión

En general, los pacientes frontales tienden a manifestar perseveración y falta de


iniciativa, siendo probables interferencias en el rendimiento de tareas de memoria.
Autores como Luria (1971;1973); Hecaen y Albert (1978) y Shallice (1982), han
sugerido que los déficits de memoria que presentan estos pacientes, pueden ser
debido principalmente a problemas atencionales. En este sentido, los pacientes
con TCE, el rendimiento en la memoria, está más alterado que las funciones
intelectivas generales, afectando la consolidación de la información. El caso de
revisión se aproxima a esta situación, ya que no presenta alteración en sus
funciones intelectivas, sino que presenta un déficit importante preferentemente en
la modalidad de memoria verbal. En síntesis el paciente de revisión, muestra un
patrón clásico de síndrome frontal, dada sus alteraciones mnésicas, el descendido
rendimiento en la fluidez verbal, así como en la prueba de clasificación de tarjetas
de Wisconsin, presentando un perfil consistente en un déficit en la
conceptualización, persistencia en respuestas erróneas (errores perseverativos),
aumento significativo de respuestas perseverativas, dificultades en detectar el
cambio de estrategia, además delas alteraciones conductuales, junto con
alteraciones motivacionales y emocionales.

Referencias

- Luria, A. R. (1971). Memory disturbance in local brain le-


sion. Neuropsychologia, 9, 367-376.

- Hecaen, H.y Albert, M.L. (1978). Human Neuropsychology.


New York: Wiley.

- Shallice, T. (1982). Specific impairments of planning. En


D. E. Broadbent y L. Weiskrantz (Eds.), The neuropsy-
chology of cognitive function. London: The Royal Society.

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