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Oración pór las familias

Oh Dios, que en la Sagrada Familia nos dejaste un modelo perfecto


de vida familiar vivida en la fe y en la obediencia a tu
voluntad, te damos gracias por nuestra familia.
TEMA 1: EL PERDÓN
Concédenos la fuerza para permanecer unidos en el OBJETIVO:
amor, la generosidad y la alegría de vivir juntos. Estoy abierto a perdonar y a pedir perdón frente a
las dificultades que se presentan en familia.
Ayúdanos en nuestra misión de trasmitir la fe que
recibimos de nuestros padres. I. Después de haber compartido el video responde a
Abre el corazón de nuestros hijos, para que crezca en las siguientes preguntas:
ellos la semilla de la fe que recibieron en el Bautismo.
1.¿Para ti el perdón es una decisión o imposición?
Fortalece la fe de nuestros jóvenes, para que crezcan ……………………………………………………………………………….
en el conocimiento de Jesús.
2.¿Cuándo te sientes herida?
Aumenta el amor y la fidelidad en todos los matrimonios, …………...………………………………………………………………………………………………
especialmente en aquellos que pasan por momentos de sufrimiento o
dificultad. 3.¿Qué es el registro histórico?

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Derrama tu gracia y tu bendición sobre todos los hogares.
4.¿Qué necesitamos sacar del corazón para poder perdonar
Unidos a José y María, te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo,
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nuestro Señor. Amén
5.¿De qué nos libera el perdón?

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6.¿Por qué es importante la confesión en éste proceso del perdón?

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7.¿Por qué nos cuesta perdonar?

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8.¿Crees que las heridas de nuestro pasado, repercuten en la relación con la pareja?

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Yo …………………………….. me comprometo a:
“El amor es paciente y servicial, HIMNO DE LA CARIDAD
1. …………………………………………………………………… el amor no tiene envidia,
no hace alarde, no es arrogante,
2. …………………………………………………………………… no obra con dureza, no busca su propio interés,
no se irrita, no lleva cuenta del mal,
3. ………………………………………………………………..….. No se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad,
todo lo disculpa, todo lo cree,
todo lo espera, todos lo soporta” (1Co. 13, 4-7)
AMORIS LAETITIA Al contrario, cuando el matrimonio se asume como una tarea, que implica también
superar obstáculos, cada crisis se percibe como la ocasión para llegar a beber juntos el
mejor vino. Es bueno acompañar a los cónyuges para que puedan aceptar las crisis que
Que nos dice el Papa Francisco lleguen, tomar el guante y hacerles un lugar en la vida familiar. Los matrimonios
experimentados y formados deben estar dispuestos a acompañar a otros en este
descubrimiento, de manera que las crisis no los asusten ni los lleven a tomar decisiones
apresuradas. Cada crisis esconde una buena noticia que hay que saber escuchar
Sin violencia interior
afinando el oído del corazón.
103. Si la primera expresión del himno nos invitaba a la Viejas heridas
paciencia que evita reaccionar bruscamente ante las
debilidades o errores de los demás, ahora aparece otra 239. Es comprensible que en las familias haya muchas crisis cuando alguno de sus
palabra —paroxýnetai—, que se refiere a una reacción miembros no ha madurado su manera de relacionarse, porque no ha sanado heridas de
interior de indignación provocada por algo externo. Se alguna etapa de su vida. La propia infancia o la propia adolescencia mal vividas son
trata de una violencia interna, de una irritación no caldo de cultivo para crisis personales que terminan afectando al matrimonio. Si todos
manifiesta que nos coloca a la defensiva . fueran personas que han madurado normalmente, las crisis serían menos frecuentes o
menos dolorosas. Pero el hecho es que a veces las personas necesitan realizar a los
cuarenta años una maduración atrasada que debería haberse logrado al final de la
adolescencia. A veces se ama con un amor egocéntrico propio del niño, fijado en una
El perdón
etapa donde la realidad se distorsiona y se vive el capricho de que todo gire en torno al
105 Si permitimos que un mal sentimiento penetre en nuestras entrañas, dejamos lugar propio yo. Es un amor insaciable, que grita o llora cuando no tiene lo que desea. Otras
a ese rencor que se añeja en el corazón. La frase logízetai to kakón significa «toma en veces se ama con un amor fijado en una etapa adolescente, marcado por la
cuenta el mal», «lo lleva anotado», es decir, es rencoroso. Lo contrario es el perdón, un confrontación, la crítica ácida, el hábito de culpar a los otros, la lógica del sentimiento y
perdón que se fundamenta en una actitud positiva, que intenta comprender la debilidad de la fantasía, donde los demás deben llenar los propios vacíos o seguir los propios
ajena y trata de buscarle excusas a la otra persona, como Jesús cuando dijo: «Padre, caprichos.
perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). Pero la tendencia suele ser la de
buscar más y más culpas, la de imaginar más y más maldad, la de suponer todo tipo de
malas intenciones, y así el rencor va creciendo y se arraiga. De ese modo, cualquier error
o caída del cónyuge puede dañar el vínculo amoroso y la estabilidad familiar. El
problema es que a veces se le da a todo la misma gravedad, con el riesgo de volverse
crueles ante cualquier error ajeno. La justa reivindicación de los propios derechos, se
convierte en una persistente y constante sed de venganza más que en una sana defensa
de la propia dignidad.

El desafío de las crisis

232. La historia de una familia está surcada por crisis de todo tipo, que también son
parte de su dramática belleza. Hay que ayudar a descubrir que una crisis superada no
lleva a una relación con menor intensidad sino a mejorar, asentar y madurar el vino de
la unión. No se convive para ser cada vez menos felices, sino para aprender a ser felices
de un modo nuevo, a partir de las posibilidades que abre una nueva etapa. Cada crisis
implica un aprendizaje que permite incrementar la intensidad de la vida compartida, o
al menos encontrar un nuevo sentido a la experiencia matrimonial. De ningún modo hay
que resignarse a una curva descendente, a un deterioro inevitable, a una soportable
mediocridad.

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