Existen distintas formas de entender el estado del concepto de estrategia, pues lo
que significa para unos difiere con lo que significa para otros. Distintas teorías han surgido para facilitar una guía que ayude a entender la finalidad del concepto de estrategia, no como aquellas acciones a realizar en corto plazo, sino sobre las que requieren de una inversión no económica, sino temporal. Con el surgimiento de este nuevo paradigma se comienza a concebir que el concepto de estrategia cae en la transdisciplinariedad; ya no se centra desde un punto de vista administrativo o de una decisión universal, sino en las relaciones generadas por aquellas personas que interactúan en su desarrollo, ya no de una forma racional sino de una manera relacional. De esta forma podemos hacer mención del autor que obtuvo una acertada explicación acerca de lo que era necesario para entender el pensamiento estratégico comunicacional. Se trata de Rafael Alberto Pérez (2001). Habría que repensar el término de Estrategia, pues erróneamente se ha considerado que la Estrategia es necesariamente dirigida hacia la comunicación, sin embargo, con el planteamiento de este nuevo pensamiento habría que considerar que la comunicación es uno de los elementos fundamentales para conseguir eficazmente la transmisión de la información requerida por la Estrategia. Ahora bien, podemos concebir el término como una de las formas en las que el fin último es la relación entre el sistema en el que se vea involucrado (considerando sus subsistemas), y los participantes. Diversos autores han volteado su mirada hacia la nueva propuesta de concebir a la Estrategia no de forma lineal como en los paradigmas económico-managerial, científico-matemático; sino de forma bilateral, en la que ambas partes son importantes para conseguir llegar al objetivo final. Uno de ellos es Edgar Morin, quien considera que no hay una certeza absoluta y que “no se concibe la estrategia como organización de la acción sin la comunicación. Son partes inseparables”. Una vez más frente a la propuesta de que la comunicación es necesaria para generar una estrecha relación entre las personas y las organizaciones, podemos decir que las relaciones se concretan como resultado de una interacción constante entre sujetos socioculturales. Destacando que los sujetos no fungen como seres abstractos; es necesaria su valoración, pues son focos del proceso de comunicación. De cualquier modo, el entorno en el que los sujetos se desarrollan es importante para la construcción de sentido, como si se tratase de un discurso, en el que el proceso de comunicación es el medio, el mensaje la información (grado de transformación) y los sujetos los enunciadores. Luego de varios años manteniendo este paradigma, comenzaron diversas críticas que contribuyeron para mejorar algunos de los planteamientos originales, así como la propuesta de un nuevo acercamiento, no de forma unidisciplinar sino más bien desde un punto de vista transdisciplinar. No fue hasta 2009 que las conversaciones acerca de la propuesta del nuevo paradigma, formularon lo que teóricamente se conoce como la Nueva Teoría Estratégica (NTE), que tiene que ver con la forma de entender y practicar la Estrategia; sentando las bases como la complejidad y la relacionalidad, así como la nueva aplicación de la comunicación hacia la complejidad. La nueva teoría estratégica concreta: lo sistémico, integrado, co-evolucionista, conectivo, significativo y en red (relaciones generadas a partir de los sistemas, es decir, subsistemas que integran una organización). De manera que desde esta visión, podemos obtener una definición de Estrategia como aquella disciplina para reconfigurar la trama relacional y el patrón de conectividad. A través de relaciones, conexiones y percepciones que logran que en el caso de una organización, crezca y logre: tanto la fidelización de los clientes, así como la innovación dentro de su vida, proyecto, etc. Las estrategias, según la Nueva Teoría Estratégica conforman 4 puntos principales que se deben constatar para definir que se aplicó de manera asertiva. En primer lugar la supervivencia de los sistemas, en segundo lugar una mejor vivencia, en tercer lugar la transformación y por último la escucha activa (diálogo). De este modo, podemos considerar que desde un pensamiento estratégico objetivo, la NTE busca no solo la definición de Estrategia, sino también el cambio en algunos de los conceptos que la conforman pues se basa en ciertos modelos que funcionan como herramientas que a su vez proporcionan nuevas tácticas para conseguir el fin último de quien la utiliza. Sin embargo, dependerá de la funcionalidad que tengan cada una de las técnicas y tácticas, para lograr aquello que se considera estrategia. La NTE que trabaja bajo el sentido de la complejidad ha funcionado en distintas disciplinas, pues como se ha mencionado ya, la complejidad es en cierta forma un sinónimo de transdisciplinariedad, así que debe tener un soporte que ayude de manera óptima a su transmisión. En este caso hablamos acerca de la comunicación. Pues ha funcionado en mayor medida al desarrollo de relaciones entre los sujetos (seres humanos relacionales), ya no de manera sistematizada, sino de una forma en la que todos somos parte. El nuevo enfoque que se ha obtenido para el concepto de estrategia ha funcionado de manera en la que, se considera como una herramienta de la significación, “(...) saber hacerla circular para conectarnos con nuestros interlocutores” como Luhmann decía. La Estrategia es una herramienta que no solo contribuye al desarrollo de las organizaciones, pues puede ser empleada en los distintos proyectos que sean propuestos, esto debido a su amplia gama de disciplinas y a su compromiso con las relaciones formuladas. La Nueva Teoría Estratégica reformuló aquellos pensamientos que no aportan de manera concreta algún tipo de cambio en su desarrollo, por eso podemos decir (con algunas palabras de Rafael Alberto Pérez), que tanto el paradigma de la complejidad como la Nueva Teoría Estratégica se han fusionado y creado una nueva visión que aporta no sólo una nueva conceptualización de la palabra Estrategia, sino también aquellas puntualizaciones que llevan a quien lo desarrolla a tomar el camino más viable para poder conseguir articular socialmente los sistemas a los que se ha enfrentado, en base a la comunicación vista como un eje transversal que impacta dentro de los subsistemas. Referencias bibliográficas PÉREZ, R. A. (2014). La Estrategia como campo de estudio. ¿Tenemos ya un nuevo paradigma?. Revista Mediterránea de Comunicación, vol. 5(2), 9-31. Disponible en http://mediterranea-comunicacion.org/. DOI 10.14198/MEDCOM2014.5.2.03.