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Biografía
Erik Homberger Erikson nació cerca de Frankfurt,
Alemania, en 1902. Criado por su madre, quien era
judía y de ascendencia danesa, y su padrastro, un
pediatra judío a quien su madre conoció cuando buscó
atención para Erikson de tres años de edad. Erikson no
supo que fue concebido ilegítimamente y creyó que su
padrastro era su padre biológico y que fue quien le dio
su apellido, Homburger, (Hopkins, 1995). Su padre
biológico, un protestante danés, había dejado a su
madre antes de que él naciera. Erikson no fue aceptado
por completo como judío debido a su apariencia física
que fue el legado de sus padres daneses: alto, rubio y
de ojos azules. Sin embargo, no fue educado para
pensar de sí mismo como danés. De alguna manera,
este confuso bagaje contribuyó a desarrollar su interés
en la identidad, como dijo posteriormente.
Una vez que se graduó en el instituto, el padrastro de
Erikson intentó convencerle de que siguiese sus pasos y estudiase medicina. Sin
embargo, el joven Erik no estaba interesado en este campo, e ingresó a la facultad de arte
para perseguir unos estudios más creativos. Poco después, sin embargo, decidió
abandonar la universidad por completo y pasó algo de tiempo recorriendo Europa.
Cuando todavía trabajaba en la escuela de Burlingham, Erikson conoció a la que más
tarde se convertiría en su mujer, una instructora de baile canadiense llamada Joan
Serson. La pareja se casó en 1930, y a lo largo de su vida tuvieron tres hijos juntos. Poco
después, en 1933, ambos se mudaron a Estados Unidos para escapar del creciente
antisemitismo europeo. Para marcar el cambio de identidad en su propia vida, en ese
momento tomó el apellido de Erikson (hijo de Erik), acaso por identificación con el
descubridor noruego de su país adoptivo, pero también como una insinuación de que él
era hijo de sí mismo, que su identidad era su propia creación..
Murió en un asilo para ancianos en Massachusetts el 12 de mayo de 1994 a la edad de 91
años.
Formación y antecedentes
Erikson estudió arte y se paseó por Europa en su juventud, tratando de convertirse en
artista (Wurgaft, 1976). En un trabajo que encontró por sugerencia de un amigo, Erikson
enseñó arte a los niños del medio ambiente de Freud. Su futura esposa, Joan Serson,
estaba estudiando para ser psicoanalista y lo introdujo al psicoanálisis. Erikson fue
analizado por la hija de Freud, Anna, durante tres años, y fue reclutado como analista, un
“analista lego” debido a que su entrenamiento no era médico.
Aunque no tenía un grado universitario, Erikson se convirtió en analista de niños y enseñó
en Harvard. Allí estuvo afiliado a la Clínica Psicológica de Harvard, bajo Henry Murray (E.
H. Erikson, 1963), y fue el autor del Test de Producciones Dramáticas en el bien conocido
informe de investigación de Murray (1938, pp. 552-82) Exploraciones en la personalidad.
También estuvo afiliado, en varias etapas de su carrera, al Instituto de Relaciones
Humanas de Yale, al Estudio de Orientación del Instituto de Desarrollo Humano de la
Universidad de California en Berkeley, y al Centro de Austen Riggs en Berkshires.
Además de sus estudios clínicos y del desarrollo, su asociación con antropólogos le
permitió observar el desarrollo entre dos culturas indígenas estadounidenses, la de los
Sioux de Pine Ridge, Dakota del Sur, y la de los Yurok, una tribu de pescadores de
California.
En el tiempo en que Erikson fue profesor de psicología y conferencista en psiquiatría en la
Universidad de Berkeley en California, Estados Unidos, estaba pasando por una ola de
interés sobre la infiltración comunista en las escuelas. Los miembros de la facultad fueron
requeridos a firmar un juramento de lealtad adicional, además del juramento que ya
habían hecho de respetar las constituciones nacionales y estatales. Erikson y otros se
rehusaron, lo que resultó en su despido, aunque esto fue revertido en los tribunales.
Puesto que Erikson, ya adulto, se había convertido en ciudadano estadounidense y
conducido una investigación psicológica para el Gobierno durante la Segunda Guerra
Mundial, analizando los discursos de Hitler y conduciendo otros estudios relacionados con
la guerra (Hopkins, 1995), no pudo ser acusado de antiestadounidense por su posición. Al
explicar su acción, Erikson (1951) argumentó que la histeria anticomunista que había
desencadenado el requerimiento de un juramento de lealtad era peligrosa para el rol
universitario histórico en el que la verdad y la razón pueden buscarse libremente y donde
los estudiantes aprenden el pensamiento crítico. Sin lugar a dudas su experiencia con el
nacionalismo alemán bajo los nazis figuró en su posición.
Aunque se consideraba freudiano, Erikson propuso muchas innovaciones teóricas que
pusieron énfasis en el yo y en los factores sociales. Con gran notabilidad, Erikson teorizó
que el desarrollo del yo continúa a lo largo de la vida. En sus ochenta, él y su esposa
todavía estaban activos entrevistando a un grupo de ancianos californianos para aprender
más sobre esta última etapa de la vida (Erikson, Erikson y Kivnick, 1986).
Aunque Erikson no tuvo “ni entrenamiento médico ni un grado académico avanzado de
cualquier clase excepto un certificado en educación Montessori” (Fitzpatrick, 1976, p.
298), sus contribuciones a la psicología han transformado nuestro entendimiento del
desarrollo humano y de la relación entre el individuo y la sociedad. La contribución más
importante de Erikson fue un modelo del desarrollo de la personalidad que se extiende a
lo largo de la vida. El concepto del desarrollo del yo, aunque no exclusivamente de la
contribución de Erikson (cf. Hartmann, 1958; Loevinger, 1966), se ha vuelto mucho más
popular como una consecuencia de su trabajo.
Principales influencias recibidas
Uno de los conceptos clave introducidos por Erikson fue la crisis de identidad, un periodo
desestabilizador, por lo general en la adolescencia o la adultez joven, en el que las
personas buscan el sentido del yo y el significado de sus vidas. En su búsqueda, Erikson
encontró constantemente ecos de su propia crisis de identidad prolongada, que incluía
lidiar con la ausencia de su padre, crecer entre pares que lo consideraban un extraño, dar
traspiés en su ruta profesional a mediados de sus veinte años y luego, a mediados de sus
treinta, establecerse en una nueva tierra y aprender otro idioma.
Los temas de “confusión de identidad” y alienación pueden encontrarse a lo largo de la
historia de vida de Erikson, desde las circunstancias inciertas de su nacimiento.
A los 25 años, fue contratado como tutor de niños en Viena y ayudó a fundar una pequeña
escuela progresista para niños, cuyos padres se encontraban involucrados en el creciente
movimiento psicoanalítico de Sigmund Freud.
Con el tiempo Erik se formó como psicoanalista (aunque carecía de los antecedentes
médicos usuales, pues sólo tenía un diploma de secundaria) y se convirtió en miembro del
círculo de Freud.
Aunque Erikson era psiquiatra de niños por entrenamiento y profesión, sus mayores
aportaciones están relacionadas con sus hallazgos iluminadores acerca del mundo interno
del adulto. Sus propias experiencias de desarraigo e inmigración como adulto joven lo
convencieron de que Freud estaba equivocado al creer que el desarrollo de la
personalidad se detenía en la pubertad. La amplia investigación de Erikson entre
veteranos de guerra estadounidenses, adolescentes normales y perturbados, nativos
americanos e hindúes en India, así como sus estudios de las vidas de Martin Luther King
y Mahatma Gandhi, lo condujeron a dar más importancia a las influencias de la sociedad y
la cultura que Freud, cuya teoría psicoanalítica se conformó a partir del trabajo clínico con
una limitada clientela vienesa. En sus últimos años, Erikson, con la creencia de que el
desarrollo continúa a lo largo de la vida, buscó una comprensión más profunda de la
adultez media y la vejez, a diferencia de Freud, quien no consideró trabajar con ancianos
en absoluto
Concepto de personalidad
Cada persona se desarrolla dentro de una sociedad en particular, la cual, a través de sus
patrones específicos culturales del cuidado del niño y de las instituciones sociales, influye
profundamente en cómo la persona resuelve los conflictos. El yo está interesado no sólo
en los temas biológicos (psicosexuales) sino también en los interpersonales, a lo cual
Erikson llamó psicosocial. Su énfasis en la cultura fue la contribución fundamental de
Erikson al psicoanálisis.
En contraste con el énfasis de Freud sobre la sexualidad, Erikson (1968) propuso que la
motivación principal del desarrollo es social:
La personalidad... se puede decir que se desarrolla de acuerdo con los
pasos determinados en la preparación del organismo humano para ser dirigido
hacia, estar consciente de, e interactuar con un radio amplio de individuos
significativos e instituciones (p. 93).
Muchos psicólogos consideran que los determinantes sociales son importantes. Quizás
eso explique la amplia popularidad de la teoría de Erikson del desarrollo psicosocial.
Conceptos fundamentales de su teoría
Erikson (1959) basó su entendimiento del desarrollo en el principio epigenético: “que todo
lo que crece tiene un plan fundamental y que de éste emergen las partes; cada parte tiene
su tiempo de ascensión especial, hasta que todas las partes hayan emergido para formar
un todo funcional” (p. 52). Este principio se aplica al desarrollo físico del feto antes del
nacimiento (donde es fácil visualizar el surgimiento gradual de partes cada vez más
diferenciadas) y al desarrollo psicológico de la gente a lo largo de su vida. En un todo,
para que se desarrolle un yo sano, varias partes deben desarrollarse secuencialmente.
Estas partes son las fortalezas del yo que identificó Erikson y se desarrollan en ocho
etapas.
Erikson reinterpretó las fases psicosexuales elaboradas por Freud y enfatizó, según
Engler los aspectos sociales de cada una de ellas en cuatro aspectos principales:
a) Incrementó el entendimiento del ‘yo’ como una fuerza intensa, vital y positiva, como una
capacidad organizadora del individuo con poder de reconciliar las fuerzas sintónicas y las
distónicas, así como de solucionar las crisis que surgen del contexto genético, cultural e
histórico de cada individuo.
b) Explicitó profundamente las etapas de desarrollo psicosexual de Freud, integrando la
dimensión social y el desarrollo psicosocial
c) Extendió el concepto de desarrollo de la personalidad para el ciclo completo de la vida,
de la infancia a la vejez
d) Exploró el impacto de la cultura, de la sociedad y de la historia en el desarrollo de la
personalidad, intentando ilustrar este estudio como una presentación de historias de
personas importantes. (Bordignon, 2006)
En la formulación de la teoría del desarrollo psicosocial de Erikson, Cloninger, destaca los
siguientes aspectos:
a) Diferencias individuales: los individuos difieren en cuanto a las fuerzas internas;
hombres y mujeres presentan diferencias de la personalidad debidas a las diferencias
biológicas.
b) Adaptación y ajustamiento: un ‘yo’ fuerte es la llave para la salud mental; deriva de una
buena resolución de las ocho fases de desarrollo del ‘yo’, con predominancia de las
fuerzas positivas sobre las negativas (confianza sobre desconfianza, etc).
c) Procesos cognitivos: el inconsciente es una fuerza importante en la formación de la
personalidad; la experiencia es influenciada por modalidades biológicas que se expresan
por medio de símbolos y juegos.
d) Sociedad: modela la forma con que las personas se desenvuelven (de ahí el término
‘desarrollo psicosocial’); las instituciones culturales dan soporte a las fuerzas del ‘yo’ (la
religión da sustentación a la confianza y a la esperanza, etc).
e) Influencias biológicas: los factores biológicos son determinantes en la formación de la
personalidad; las diferencias de sexo en la personalidad son fuertemente influenciadas
por las diferencias del ‘aparato genital’.
f) Desarrollo del niño: se hace a lo largo de cuatro fases psicosociales, cada una de ellas
contiene una crisis que desarrolla una fuerza específica del ‘yo’.
g) Desarrollo del adulto: los adolescentes y los adultos se desarrollan a lo largo de otras
cuatro fases psicosociales; también ahí cada fase envuelve una crisis y desarrolla una
fuerza específica del ‘yo’.
Cada etapa involucra una crisis y el conflicto se centra en un tema distintivo. Una crisis
puede ser pensada como el punto crucial del desarrollo (E. H. Erikson, 1964). Como,
biológicamente, corazón, brazos y dientes se desarrollan con más rapidez en diferentes
momentos, así es con las fortalezas del yo de esperanza, voluntad, propósito, etc. De
cada crisis emerge un yo fortalecido o “virtud” que corresponde específicamente a esa
etapa (E. H. Erikson, 1961). Entonces la fortaleza se vuelve parte del repertorio de
habilidades del yo a lo largo de la vida del individuo. Cada fortaleza se desarrolla con
relación a un polo opuesto o negativo. La fortaleza de la confianza se desarrolla con
relación a la desconfianza, la fortaleza de la autonomía con relación a la vergüenza y así
sucesivamente. En el desarrollo sano, existe una proporción mayor de fortaleza que de
debilidad. Además, estas fortalezas se desarrollan en relaciones con gente significativa,
empezando con la madre y expandiéndose más a lo largo de la vida.
Cada una de estas etapas debe ser considerada no simplemente desde el punto de vista
del individuo sino también desde el social. La identidad del adolescente se desarrolla en
relación con los ideales y valores de la generación mayor. Los otros Significativos, como
miembros de la sociedad, están involucrados intrincadamente en cada etapa. El desarrollo
infantil no sólo implica las necesidades del niño sino también la necesidad
complementaria de la madre de alimentarlo (E. H. Erikson, 1968; Erikson, Erikson y
Kivnick, 1986). La teoría de Erikson ofrece una razón para promover los programas que
incrementan el contacto intergeneracional (ReVille, 1989).
En el curso de la historia, la humanidad trata de universalizar las tendencias humanas
simpáticas en ritualizaciones específicas para cada edad y adecuarlas a los estadíos.
Pero siempre que el ‘yo y el ethos’ pierden su interconexión viable, estas ritualizaciones
amenazan en transformarse en ritualismos. En este sentido, hay una afinidad dinámica
entre las perturbaciones nucleares individuales y los ritualismos sociales (Bordignon,
2005).
Por tanto, cada ser humano recibe e internaliza la lógica y la fuerza de los principios de
orden social y desarrolla la prontitud para seguirlos y transmitirlos en condiciones
favorables, o de vivenciarlos como crisis individualmente no resueltas, o como una
patología social de la descomposición ritualista.
Las Ocho Etapas Psicosociales
Etapa 1: confianza versus desconfianza - esperanza (niño de 0 a 12-18 meses)
Referencias
Bordignon, N. (2005). El desarrollo psicosocial de Eric Erikson. El diagrama epigenético
https://www.redalyc.org/pdf/695/69520210.pdf
Papalia, D., Sterns, H., Feldman, R., y Camp, C. (2009). Desarrollo del adulto y vejez (3ra
Pérez, G. El Desarrollo Del Ego. Sus Ocho Etapas Según Erik Erikson.
http://files.uladech.edu.pe/docente/32906377/psicologia_del_desarrollo_enfermeria/
sesion05/peccleculiacan_mazatlanpri_lec_21.pdf