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Erik Erikson

Fue un psicoanalista estadounidense de origen alemán


reconocido mundialmente, entre otras áreas, por sus
contribuciones en psicología del desarrollo. Sus teorías acerca
de la crisis de identidad de la adolescencia y su correspondiente
impacto sobre la personalidad del individuo, así como su
propuesta de que la principal neurosis que afectaba a los
Estados Unidos tras la guerra mundial era el narcisismo,
alcanzaron gran popularidad en los años cincuenta y sesenta.

Su origen está rodeado de cierto misterio. Su padre biológico fue


un danés desconocido que abandonó a su esposa justo cuando
nació Erik. Su madre, Karla Abrahamsen, una joven danesa de
origen judío, crio sola a su hijo durante los tres primeros años de
su vida. Luego se casó con el Dr. Theodor Homberger, quien
era pediatra del niño y juntos se mudaron a Karlsruhe, al sur de
Alemania.

Después de finalizar la secundaria, Erik decidió ser artista. Cuando no asistía a clases


de arte, vagaba por Europa, visitando museos y durmiendo bajo los puentes. Vivió una
vida de rebelde descuidado durante mucho tiempo, justo antes de plantearse seriamente
qué hacer con su vida.
Cuando cumplió los 25 años, un amigo suyo, Peter Blos (artista y más tarde psicoanalista),
le sugirió que se presentara para una plaza de maestro en una escuela experimental para
estudiantes estadounidenses dirigida por Dorothy Burlingham, una amiga de Anna Freud.
Además de enseñar arte, logró un certificado en educación Montessori y otro de la
Sociedad Psicoanalítica de Viena. Fue psicoanalizado por la misma Anna Freud. Mientras
estuvo allí, conoció a una profesora de danza teatral en la escuela mencionada. Tuvieron
tres hijos, uno de los cuales más tarde sería sociólogo.
Cuando los nazis tomaron el poder, abandonaron Viena y fueron primero a Copenhague y
luego a Boston. Erikson aceptó un puesto de trabajo en la Escuela
de Medicina de Harvard y practicó psicoanálisis de niños en su consulta privada. En esa
época logró codearse con psicólogos de la talla de Henry Murray y Kurt Lewin, así como
los antropólogos Ruth Benedict, Margaret Mead y Gregory Bateson. Estos autores
ejercieron gran influencia sobre la obra de Erikson.
Más tarde enseñó en Yale y luego en la Universidad de California en Berkeley. Fue
durante este período cuando Erik Erikson realizó sus estudios sobre las tribus na
En 1950 escribió Childhood and Society (Infancia y sociedad), libro que contenía artículos
de sus estudios de las tribus norteamericanas, análisis de Máximo Gorki y Adolf Hitler, así
como una discusión de la «personalidad estadounidense» y las bases argumentales de su
versión sobre la teoría freudiana. Estos temas (la influencia de la cultura sobre la
personalidad y el análisis de figuras históricas) se repitieron en otros trabajos, uno de los
cuales, La verdad de Gandhi, obtuvo el Premio Pulitzer y el Premio Nacional del Libro.
Durante el reinado de terror del senador Joseph McCarthy en 1950, Erikson abandona
Berkeley cuando se les pide a los profesores que firmen un «compromiso de lealtad». A
partir de este momento, Erikson pasa 10 años trabajando y enseñando en una clínica
de Massachusetts y posteriormente otros 10 años más de vuelta en Harvard. A partir de
su jubilación en 1970, no deja de escribir e investigar durante el resto de su vida. Muere
en 1994.
Heráclito

Heráclito de Éfeso, fue un filósofo griego presocrático nativo


de Éfeso, ciudad de Jonia, en la costa occidental del Asia
Menor.

La principal fuente de su vida nos llega a través de Diógenes


Laercio. Nació en el seno de una familia aristócrata, pero
evitó su pudiente vida convirtiéndose en un
filósofo ermitaño autodidacta. La obra de Heráclito es
completamente aforística y se le atribuye un libro
titulado Sobre la naturaleza (περὶ φύσεως). Como los
demás filósofos griegos anteriores a Platón, no quedan más
que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus
aportes gracias a testimonios posteriores. Estos fueron
recopilados por Hermann Diels y Walther Kranz en la
obra Die Fragmente der Vorsokratiker bajo la
numeración Diels-Kranz.
Fue conocido también como El Oscuro de Éfeso y El
Adivinador debido a la naturaleza oracular y paradójica de su filosofía, y El filósofo
llorón (en contraste con Demócrito, "el filósofo risueño"), debido a una supuesta
personalidad melancólica y tristona. No obstante, respecto a este último
epíteto, Kirk y Raven han señalado que se basa en juicios "totalmente triviales" que
provienen en primer lugar, de referencias burlescas a la idea heraclítea de que todo fluye
como el río, y en segundo lugar, a un error de traducción a Teofrasto. Este último se refirió
a Heráclito utilizando la palabra μελαγχολία con el sentido de "impulsividad" y no de
"melancolía", significado que posteriormente adquirió, confundiendo a Diógenes Laercio, y
llevándole a atribuir a Teofrasto la teoría de que Heráclito no completó algunas de sus
obras debido a la melancolía. Es así que hasta ahora no existen antecedentes históricos
fiables que respalden el carácter pesimista y tristón de Heráclito.
Por otro lado, las expresiones crípticas del efesio han sido objeto de numerosas
interpretaciones. Ha sido visto de diversas maneras: como un "monista materialista o un
filósofo de procesos; un científico cosmólogo, un metafísico, o principalmente un pensador
religioso; un empirista, un racionalista o un místico; un pensador convencional o un
revolucionario; un desarrollador de lógica o alguien que negó el principio de no
contradicción; el primer filósofo genuino o un oscurantista anti-intelectual".
Heráclito creía que el devenir mundo estaba regido de acuerdo con lo que denominó
el Logos (traducido como "palabra", "razón" o "discurso"). También creía que
el cosmos era una transmutación de fuego. Heráclito fue famoso por su insistencia en el
cambio (panta rei) y por su firme compromiso con la unidad y armonía de los contrarios, a
diferencia del eléata Parménides, quien declaraba que "lo que es, no puede no ser",
negando así el cambio. Heráclito es considerado como uno de los fundadores de
la dialéctica y en parte de la metafísica y la moral. Ambos pensadores influyeron
en Platón y también, en consecuencia, a la filosofía occidental.

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