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Rol del Estado: Políticas laborales para reactivar el empleo

INFORME DE EQUIPO N° 18
 DESARROLLO DEL MASTER CASE.
 
En la actualidad, el gobierno peruano viene promoviendo e implementando políticas
activas y pasivas para el mercado de trabajo apoyando a la población activa en riesgo
de desempleo con el objetivo de mejorar las condiciones de inserción laboral, mejorar
la empleabilidad de grupos vulnerables, enfrentar el desempleo y mitigar sus efectos.
Sin embargo, debe reconocerse que las políticas que se centran únicamente en el
mercado laboral son insuficientes para promover la creación de empleo decente. El
mercado laboral peruano se caracteriza por una alta tasa de informalidad y una baja
calidad del empleo.
Una condición necesaria para ello es el crecimiento económico sostenido, por lo tanto,
la inversión privada interna y el aumento de la productividad son esenciales. Al
desarrollar nuevos emprendimientos y aumentar la productividad de las empresas, se
da la creación de empleos, pero para superar los problemas de la pobreza y el
subempleo, se requiere que este aumento de empleo debe concentrarse en trabajos
decentes.
En la política de empleo es necesario diferenciar y tener en cuenta las características y
necesidades especiales de mujeres y hombres, así como de los grupos de población
en situación de vulnerabilidad. Para mejorar la empleabilidad de los grupos sociales
vulnerables mediante la adquisición de competencias para profesiones y puestos de
trabajo demandados en el mercado laboral, se debe complementar una política
especial. Tales medidas presuponen que el Estado debe tener la capacidad de
impulsar estos procesos y contar con recursos públicos para programas de mediano y
largo plazo. También es necesario tener en cuenta los desafíos impuestos por la
reciente crisis política y económica en el desarrollo e implementación de políticas que
promuevan el empleo digno para mujeres y hombres con igualdad de oportunidades.
Cuando se trata de problemática laboral, tendríamos que ceñirnos a un asunto legal,
es decir, que toda la población económicamente activa tenga garantizada el
cumplimiento de sus derechos laborales. Sabemos que más del 78 % de la
empleabilidad en el Perú es informal (salarios bajos, la mayoría inferior a la
remuneración mínima vital; pagos fuera de tiempo o incumplimiento del abono de los
salarios; falta de seguros sociales; pensiones; vacaciones; despidos ilegales sin
compensación de por medio; etc.). Por lo tanto, es crucial promover la formalidad
laboral. 

Garantizando la tranquilidad laboral, ya que las protestas contra el gobierno,


inestabilidad política y la conflictividad social (bloqueo de carreteras, limitado
desplazamiento de turistas, cierre y toma de locales) impactan negativamente en la
actividad económica y afectan la creación de empleo. Si, el Estado va a promover
empleo, primero debe brindar estabilidad y seguridad en nuestro país, que termine el
conflicto entre el ejecutivo y el legislativo, para que ambos puedan encaminar al Perú
hacia una correcta reactivación económica. De esta forma, acabar con estas
movilizaciones y restablecer algunas actividades empresariales que fomenten el
empleo.

Asimismo, si uno desea la inserción laboral de la juventud en nuestro país, es


necesario promover el emprendimiento en los jóvenes, impulsar planes de negocio a
través de las Direcciones Regionales de Trabajo y Promoción del Empleo como por
ejemplo realizando talleres de capacitación, a través de ello encontrar los mejores
planes de negocio para financiarlos. Así, los jóvenes emprendedores al desarrollar
nuevos negocios podrán satisfacer las necesidades de la población, lo cual permite
incrementos de productividad y empleo.
En el Perú, una de las principales políticas para reactivar el empleo ha sido la
promoción de inversiones a través de incentivos fiscales y programas de
financiamiento para pequeñas y medianas empresas. También se ha trabajado en la
capacitación y formación de trabajadores para adaptarse a las demandas del mercado
laboral. Sin embargo, existen varias limitaciones y problemas que afectan la
efectividad de estas políticas. Uno de los principales problemas es la falta de
infraestructura y servicios básicos en algunas regiones del país, lo que dificulta la
atracción de inversiones. Además, la informalidad sigue siendo un problema
importante en el mercado laboral peruano, lo que dificulta la implementación de
políticas de protección laboral y seguridad social para los trabajadores informales.
Otro problema importante es el bajo nivel educativo de la población, lo que dificulta la
capacitación y formación de trabajadores para adaptarse a las demandas del mercado
laboral. Además, la corrupción y la burocracia también son problemas que afectan la
efectividad de las políticas laborales en el Perú.

El Estado, a través de sus distintos actores, tanto a nivel nacional, regional y local
promueve la generación del empleo, entre sus principales promotores tenemos al
Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, el cual, entre todas sus políticas,
campañas, etc., ha establecido como objetivo la creación de una Red del Servicio
Nacional del Empleo. Es preciso señalar que no basta con la participación de los
actores públicos para generar, reactivar y promover el empleo. Es necesario que los
distintos actores públicos, a nivel nacional, regional y local, coordinen esfuerzos,
muchas veces, no existe coordinación entre estos actores, quienes, llevados por sus
propios intereses muchas veces redundan esfuerzos o realizan actividades que no se
complementan.

Otro inconveniente que tenemos, es que no se genera una capacitación adecuada de


los actores civiles en temas de empleabilidad. Por ejemplo, se destina muchos
recursos a fin de realizar campañas, spots publicitarios promoviendo el empleo. Sin
embargo, las MYPES carecen de una adecuada capacitación respecto a temas como
el régimen tributario, los beneficios, los derechos y obligaciones del empleador, así
como de los empleados. Esto significa que, si bien actores como el MTC promueven el
empleo, la formalización como medida para generar empleo formal, si no se capacita
adecuadamente, es decir de manera integral, no se llegará al efecto deseado. Si bien
existen políticas en marcha para reactivar el empleo en el Perú, también existen varias
limitaciones y problemas que afectan su efectividad, incluyendo la falta de
infraestructura, la informalidad, el bajo nivel educativo de la población, la corrupción y
la burocracia. Es necesario abordar estos problemas para lograr una verdadera
reactivación del empleo en el país. 

El Ministerio de Trabajo y las Direcciones Regionales de Trabajo, no logran articular,


coordinar, promover planes, programas y proyectos adecuados, ambas instituciones
son burocráticas y hasta egoístas. Esto sucede porque no hay un plan directriz, ni
metas claras y además, los descomunales cambios a nivel ministerial. Cada gestión
viene con una forma distinta de trabajo, lo cual no brinda estabilidad.

A partir de las políticas laborales que se propicien en el Gobierno Central, los


Gobiernos regionales y locales tienen una ventaja estratégica para coordinar esfuerzos
con la sociedad civil. Trabajar no solo en la difusión, sino en la aplicación de
programas de fomento del empleo con partidas presupuestarias tanto del Gobierno
central como propias. Se debe trabajar en superar el “antagonismo” que podría surgir
en programas que se generan en el Gobierno central o el Ministerio de Trabajo y más
bien aunar esfuerzos para la aplicación de una política concertada de fomento del
empleo, que transmita un mensaje claro a las empresas y los trabajadores.
Paralelamente, se debe trabajar en la capacitación de los trabajadores de los
Gobiernos regionales y municipales, desde el nivel gerencial, para así tratar de revertir
los bajos niveles de eficiencia en el gasto presupuestario.

No es posible formular políticas públicas en la “mesa”, existen muchos profesionales


en el nivel central que probablemente desconocen la realidad concreta de cada una de
las regiones de nuestro país. Se deberían desarrollar políticas públicas por regiones ya
que al ser un país heterogéneo las necesidades son distintas. Para que los esfuerzos
del Gobierno central se implementen y concrete, es necesario formular lineamientos
diferenciados para cada departamento, tomando en cuenta los potenciales productivos
y las necesidades de las regiones individualmente.

Los problemas mencionados se intensificaron debido a la pandemia por la COVID-19,


el Perú es uno de los países más golpeados económicamente aunado a la actual crisis
política y social que venimos padeciendo. Sin embargo, en lugar de aprender la
lección de esta crisis se sigue sin aplicar otras políticas. El empleo en el sector público
se está reduciendo, se congelan los salarios y se empuja a millones de trabajadores
adicionales a empleos precarios, temporarios y eventuales. La ofensiva contra el
trabajo precario exige una respuesta integral que incluya políticas económicas, fiscales
y sociales que propongan el pleno empleo y la igualdad de ingresos, así como un
marco regulatorio que reduzca y erradique finalmente el trabajo precario. Para poner
límite a empleos y condiciones de vida precarias y hasta indignas, es imprescindible
establecer un piso nacional de protección social y salarios mínimos a nivel nacional;
también han de ponerse en práctica políticas para combatir el desgaste de las
relaciones laborales; estos factores deben ser considerados en cualquier plan de
acción.

CONCLUSIONES:

El rol del estado está en plena discusión y desarrollo teórico, en estos momentos no se
cuenta con una teoría económica del estado acabada tal que indique la manera en que
la acción estatal pueda contribuir a la maximización del bienestar social. Sin embargo,
la teoría económica que se dispone otorga algunos elementos que pueden ser
tomados en cuenta y así formular y especificar el rol del estado con fundamento
científico y no como una simple suma incoherente de buenos deseos normativos. En
este sentido, el rol del estado puede darse a un nivel macroeconómico,
microeconómico e institucional.

En el plano macroeconómico, el estado debe coadyuvar al crecimiento económico con


justicia social mediante políticas agresivas en el campo de la educación y la salud y
también mediante políticas monetarias y fiscales relativamente equilibradas evitando
procesos de atraso cambiario y políticas comerciales que frenen el desarrollo de la
competitividad necesaria de nuestro país. En el plano microeconómico, el estado debe
intervenir activamente en el mercado mediante sistemas óptimos de: regulación,
impuestos y subsidios, fijación de derechos, prestación de los bienes públicos
(defensa, justicia, salud, educación, investigación básica). En el campo institucional, el
estado debe encargarse de crear el marco institucional y las instituciones necesarias,
promoviendo la vigencia un sistema de derechos de propiedad claras, estables y
respetables; ello será posible mediante la prestación de servicios institucionales
(servicio legislativo, ejecutivo, judicial, defensa, seguridad, información) eficientes y
eficaces.

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