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Tras una completa aspiración del contenido gástrico, se introduce una sonda de doble luz
hasta el duodeno. Se estimula la secreción pancreática mediante la administración
intravenosa de secretina y colecistoquinina (o ceruleína) y posteriormente se obtienen las
muestras de líquido duodenal. La presencia de una disminución en la
concentración de bicarbonato, o en la producción de enzimas, indica la existencia de
insuficiencia pancreática exocrina. La concentración de bicarbonato es el criterio que
mejor discrimina entre pacientes con y sin enfermedad pancreática. En función de los
resultados se puede realizar una estadificación por grados de la insuficiencia
pancreática exocrina.
Es difícil determinar con precisión la sensibilidad de esta prueba por ser de referencia. La
sensibilidad para el diagnóstico de pancreatitis crónica es de aproximadamente el 90%,
pero no del 100%. Un 5% de los pacientes con pancreatitis crónica calcificante tiene una
prueba de función normal. Si se realiza adecuadamente, la prueba de
secretina tiene una especificidad del 90% al 100%, evitando los falsos positivos que
pueden darse en pacientes con esteatorrea no pancreática, hecho frecuente en las
pruebas no invasivas. Es importante la comparación con la pancreatografía
endoscópica, ya que la colangio-pancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) y
la PSC son las pruebas disponibles en la actualidad más sensibles y específicas
para el diagnóstico de pancreatitis crónica, especialmente en estadios precoces. En
estadios avanzados, la concordancia entre ambas pruebas es alta y se acerca al 100%.
Sin embargo, algunos pacientes presentan insuficiencia pancreática exocrina
con ductos normales y viceversa. La discordancia en formas leves y moderadas está
entre el 15 y el 25% y la mayoría presentan una pancreatografía alterada con una función
secretora normal, lo que indica que la CPRE tiene mayor sensibilidad o más falsos
positivos. Los pacientes con un sistema ductal alterado y una función
pancreática normal sólo desarrollan pancreatitis crónica clínica tras un largo
periodo de tiempo. La mayoría de estos pacientes han presentado previamente
una pancreatitis aguda, por lo que las alteraciones ductales son realmente
cicatrices y no auténticos signos de enfermedad crónica. En los pacientes ancianos
también pueden existir alteraciones en la pancreatografía sin significado patológico.
Por el contrario, pacientes con pruebas defunción alteradas y un sistema ductal
inicialmente normal, desarrollan posteriormente cambios ductales y, por tanto, pancreatitis
crónica. La prueba de secretina es superior a la pancreatografía en dos áreas
problemáticas: pacientes ancianos y tras un episodio de pancreatitis aguda; en
ambos casos existen pequeñas alteraciones en la pancreatografía con una función
secretora bien preservada. En cualquier caso, ambas pruebas deben ser usadas de
forma complementaria para el diagnóstico de pancreatitis crónica. Para reducir
costes y tiempo se han introducido las pruebas invasivas realizadas con la ayuda
del endoscopio. En la llamada prueba de secretina intraductal, tras la administración de
secretina se miden durante sólo 10 minutos las concentraciones de bicarbonato y la
producción de enzimas pancreáticas en la secreción duodenal obtenida mediante
canulación del conducto pancreático principal. Comparada con la prueba de secretina,
existe una correlación significativa de todos los parámetros excepto en la producción de
lipasa.
PRUEBA DE LUNDH
4. Los resultados presentan poca variabilidad entre muestras, incluso menor que la
quimotripsina fecal.
Por tanto, presenta los mismos problemas que otras pruebas de función pancreática no
invasivas por la baja sensibilidad diagnóstica en formas precoces, con la ventaja de su
mayor sencillez
GRASA EN HECES
Esta prueba se basa en la hidrólisis del dilaurato de fluoresceína, administrado por vía
oral junto un desayuno estándar, por la colesterolesterasa pancreática, liberándose
fluoresceína, que se absorbe en intestino, se conjuga en hígado, se libera a la sangre y se
excreta por orina. Para su realización debe suspenderse, desde cinco días antes, el
tratamiento con enzimas pancreáticas, así como con vitamina B12 y preparados con
sulfapiridina para no provocar interferencias. Según normas del fabricante, se
administran fluoresceína esterificada (fluoresceína dilaurato) y dos días después,
como control, fluoresceína no esterificada. La administración de la fluoresceína de
control permite corregir los resultados anormales por alteración de la
absorción intestinal, distribución o excreción de fluoresceína. Durante las 10 horas
siguientes a la administración de fluoresceína se recoge la orina y se mide la fluoresceína
en orina, calculándose el porcentaje relativo de la excreción urinaria de
fluoresceína. Se consideran anormales valores menores del 20% y normales por encima
del 30%. Entre20 y 30% el resultado no es concluyente. Tanto en la prueba del
pancreolauryl como en la prueba de la bentiromida los resultados se pueden determinar
en suero o en orina, pero la determinación en suero es más sencilla de realizar y se
eliminan errores derivados de la recogida de orina. La prueba de pancreolauryl es
probablemente la mejor prueba de función pancreática exocrina no invasiva por su mayor
sensibilidad en grados moderados de disfunción pancreática. En la insuficiencia
pancreática grave, la sensibilidad se acerca al 100% y, al menos en un estudio, al
93% en grados moderados. En otros estudios, la sensibilidad en grados leves o
moderados de insuficiencia pancreática es tan baja como el 40%. Puede haber
falsos positivos en pacientes con gastrectomía, enfermedad hepatobiliar o
enfermedad de la mucosa del intestino delgado como enfermedad celíaca o
enfermedad inflamatoria intestinal, obteniéndose una especificidad entre el 46 y
el 97%, dependiendo de las características del grupo control. En la llamada
prueba del pancreolauryl modificada, se mejoran los resultados mediante la
administración intravenosa de secretina inmediatamente antes y de
metoclopramida inmediatamente después del desayuno estándar, midiendo los niveles
séricos de fluoresceína cada 30 minutos durante 4 horas. Esta modificación produce un
pico sérico de fluoresceína más precoz y mejora la discriminación entre sujetos normales
y pacientes con pancreatitis crónica con deterioro moderado de la función renal. Se ha
analizado la eficacia clínica en el diagnóstico de pancreatitis crónica de la prueba de
pancreolauryl modificada comparando con CPRE como estándar de referencia,
obteniendo una sensibilidad del 82% y una especificidad del 91%, usando un valor de
corte de 4,5 mg/ml; en pacientes con pancreatitis crónica leve o moderada (según
criterios de Cambridge) la sensibilidad fue del 52%. La sensibilidad de la prueba
puede ser aún mayor si se optimiza el cálculo de la concentración de
fluoresceína aplicando un factor de calibración específico de la muestra, alcanzando una
sensibilidad del 75 y 100% en pacientes con pancreatitis crónica leve y moderada,
respectivamente
PRUEBA DE LA BENTIROMIDA
Existen varias pruebas del aliento para determinar la función pancreática de forma
indirecta, en las cuales trioleína, trioctanoína, tripalmitina y colesterol-octanoato se usan
como sustancias marcadas con C13 o C14. En 1989, G. Vantrappen y su grupo
desarrollaron una prueba del aliento en la cual se usaba una nueva sustancia, un
triglicérido sintético "mezclado" (1,3 distearil, 2[carboxilC13] octanoil glicerol). La
prueba del aliento con triglicérido mezclado tiene una excelente correlación con la
producción máxima de lipasa tras la estimulación hormonal, indicando que es una prueba
excelente de determinar de forma indirecta la actividad de lipasa en el
duodeno. Sin embargo, en el diagnóstico de la insuficiencia pancreática exocrina,
tiene una sensibilidad baja en casos leves y la elastasa fecal es una prueba más sencilla,
más barata y con mayor sensibilidad y especificidad. Por este motivo, no es
una prueba útil en la práctica clínica diaria y su principal utilidad es monitorizar el
efecto del tratamiento sustitutivo con enzimas pancreáticas en pacientes con
insuficiencia pancreática exocrina. Aunque la evaluación del régimen óptimo de
tratamiento con enzimas pancreáticas se realiza mediante parámetros clínicos (ganancia
de peso, características de las heces, etc.), la prueba del aliento con triglicérido marcado
puede ser útil para determinar la dosis en algunos casos difíciles. Por otro lado, esta
prueba se debe estandarizar, ya que existen determinadas circunstancias externas como
el ejercicio, que pueden influir en los resultados.
PRUEBAS DE FUNCIONAMIENTO PANCREÁTICO
Pruebas para evaluar daño pancreático:
AMILASA:
MALA-ABSORCIÓN MALA-DIGESTIÓN
o Se caracteriza por esteatorrea con o Se caracteriza por esteatorrea con
grasa desdoblada grasa no desdoblada
o Las heces contienen acidos grasos o Las heces contienen triglicéridos
AMILORREA
o Presencia de gránulos de almidón en heces
o La prueba evalúa la acción de la amilasa pancreática
o Mezclar las heces con Iodo
o Resultado: Tinción de negro a azul-verdoso
o La prueba positiva implica mala-digestión
CREATORREA
o Presencia de fibras de músculo esquelético en heces
o Las muestras positivas son raras aun en IPE
o Pocos alimentos de la dieta de los perros contienen carne
o Observar las estrías cruzadas de las fibras
o Una prueba positiva, nos indica una pérdida de proteasas y en
consecuencia mala digestión