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1.

Definición de Calvinismo

En el ámbito de la Religión, se conoce como Calvinismo a una fe de tipo


monoteísta y protestante, la cual basa sus creencias en la figura de Cristo,
entendiendo que todo designio parte esencialmente de Dios, quien es el que tiene
autoridad sobre todas las cosas. Creada durante el siglo XVI, por el religioso de
origen francés Juan Calvino, a quien se le atribuye también ser el autor de la
Reforma protestante en Suiza, uniéndose así a la corriente que fluía desde Martin
Lutero. No obstante, la importancia de Calvino radica en la conformación de una
“ética protestante” que logró instaurar entre otras cosas la creencia del deber de
entregarse al trabajo y el lucro como forma de rendir tributo a Dios, situación que
conjugó la fe religiosa con los principios que el Capitalismo usó en parte para
desarrollar su sistema productivo, extendiéndose rápidamente a Francia, Escocia,
Holanda e Inglaterra.

¿Quiénes fundaron el Calvinismo?

De acuerdo a lo que señalan las distintas fuentes, el Calvinismo fue desarrollado


por varios teólogos, durante varios debates confesionales y eclesiásticos, llevados
a cabo durante el siglo XVI. Entre ellos destacan algunos nombres como los de
Martin Bucer, Ulrico Zuinglio, Heinrich Bullinger, Teodoro de Beza o Gillaume
Farel.

Características principales del Calvinismo

Por su parte, como toda religión, el Calvinismo se distingue de otras básicamente


por sus creencias, símbolos e interpretaciones de la palabra de Cristo, como fe de
base cristiana que es. Entre las principales características, pueden contarse a
grandes rasgos las siguientes:

1.- El Calvinismo puede definirse como un sistema teológico cristiano protestante.

2.- Entre sus principales diferencias con la Iglesia católica apostólica romana está
la de no considerar el sacerdocio como un sacramento.

3.- Dentro de sus principios está el de declarar una creencia absoluta en Dios y su
soberanía.

4.- Igualmente, a diferencia de la religión católica, para el Calvinismo, la salvación


no es el resultado de la acumulación de obras buenas por parte del hombre, sino
que se consigue simplemente por la fe en la gracia divida de Dios.

5.- Así mismo, el Calvinismo asume que Dios es soberano, omnipotente, y tiene
competencia en todos los ámbitos de la vida humana, es decir en el plano físico,
intelectual, emocional y económico, tanto en la Tierra como en el Cielo. De esta
forma, el plan de Dios se trabaja en todos los aspectos de la vida.

6.- En sintonía con lo anterior, de acuerdo al Calvinismo, el hombre depende


totalmente de Dios, así mismo todo rincón de su vida, al tiempo que se trabaja la
fe y a dios en cada momento, desde las cosas triviales de la vida, hasta el hecho
de comulgar.

7.- Así mismo, el Calvinismo se caracteriza por tener una base teológica, basada
en cinco grandes preceptos, que son conocidos como los “Cinco Puntos del
Calvinismo”. De acuerdo a la Historia de la religión, estos principios son basados
en la respuesta de Sínodo de Dort a la Protesta Arminiana.

2. Ideología

La depravación total del hombre: según esta religión protestante, motivo del
pecado original de Hombre, cada persona sobre la tierra vive esclavizada
por el pecado. Es decir, que naturalmente las personas no están
preparadas o dispuestas a Amar a Dios, prefiriendo el bien egoísta y
personal, y siendo incapaces de escoger por voluntad propia el seguir a
Dios.

Elección incondicional: debido a esto, ninguna persona cuenta con el mérito


suficiente para ser salvada por Dios, sino que éste en ejercicio de su
Señorío y Misericordia escoge quién será salvo.

Expiación limitada: igualmente, el Calvinismo sostiene dentro de sus


preceptos de fe que Dios escogió antes de la creación del mundo a los que
serían salvos, enviando a Cristo para salvar sólo a estos elegidos, por lo
que la expiación de la culpa no fue ni será para todos, de acuerdo a esta fe
protestante.

Gracia irresistible: así mismo, el Calvinismo pregona que la salvación de un


individuo se realiza a través de la Santísima Trinidad, donde cada una de
las tres personas divinas cumple con una misión. De esta forma, Dios
(padre) eligió antes de la fundación del mundo a los salvos; por su parte
Cristo (hijo) vino al mundo a materializar esta salvación, y el Espíritu Santo,
el cual es el encargado de convocar y preservar a los santos, escogidos
desde el principio por el Padre. En este sentido, el Calvinismo dice que el
hecho de la salvación no podrá ser evadida por la persona elegida por Dios
desde el principio de los tiempos, quien en algún momento de su vida será
tocado por la misión salvadora de Jesucristo, lo cual activará su fe, y lo hará
ceñirse al camino de Dios.

Preservación de los Santos: por otra parte, el Calvinismo afirma que si un


elegido ha recibido el llamado del Espíritu Santo, la fe despertará en él, y no
podrá renunciar a ella. Así mismo, esta fe indica que si Dios escogió a un
santo, nada podrá estar contra su voluntad, por lo que esta persona no se
perderá, sino que se mantendrá bajo la sombra de la fe, pues ha sido la
decisión de Dios desde los inicios del mundo. Bajo la lógica de la teología
calvinista, Dios cumplirá su propósito sin que haya lugar a falla.

3. Teorías de Luteranismo

El luteranismo es una religión que deriva del catolicismo fundada el 31 de octubre


del año 1517 en Alemania por Martín Lutero, quien dirigió la reforma protestante
más importante de Europa. El luteranismo se basa en las 95 tesis que publicó
Martín Lutero en el año 1517, frente a la iglesia de Wittenberg, Alemania. Gracias
a la imprenta, este material fue difundido rápidamente por toda Europa y se
convirtió en un gran movimiento religioso. Aunque Martín Lutero no planeó la
reforma como una nueva institución, sino como una nueva denominación católica,
la reforma se separó en varias ramas, siendo el luteranismo la división original
protestante.

El luteranismo fue la consecuencia de los excesos de la iglesia católica en el cobro


de indulgencias, venta de cargos eclesiásticos, impuestos, obtención de bienes a
cambio del perdón, entre otros. Además, esta corriente rechaza la autoridad
universal del papa, la veneración de imágenes, el purgatorio y los mediadores
entre los creyentes y dios. En la actualidad, existen más 70 millones de cristianos
luteranos dispersos por todo el mundo, lo que convierte al luteranismo en una gran
vertiente de la iglesia católica.

Características del luteranismo

Las principales características del luteranismo son:

Reconocen los libros de las sagradas escrituras, los credos de los


apóstoles, Nicea y Atanasio. La fe se basa en Jesucristo y consideran la
biblia como la única fuente de conocimiento espiritual.

Su creencia fundamental es que dios no justifica al ser humano por sus


obras de bondad, sino por su fe.

Niegan completamente los méritos personales a la salvación.


Rechazan la autoridad universal del papa de Roma.

No aceptan la veneración de las imágenes ni el purgatorio.

Los sacerdotes son considerados administradores de la palabra y de los


sacramentos y no como mediadores entre dios y los creyentes.

Aceptan los sacramentos del bautismo y la eucaristía, aunque practican la


confirmación, la unción de los enfermos y el matrimonio pero no como
sacramentos instituidos por Jesucristo.

Los ministros o pastores pueden contraer matrimonio, tener familia y ejercer


actividades con fines de lucro.

Representantes del luteranismo

Los principales representantes y protagonistas del luteranismo a lo largo de la


historia fueron:

 Martín Lutero (1483-1546): fraile y teólogo alemán, impulsor de la doctrina


cultural y religiosa llamada luteranismo.

 Juan Calvino (1509-1564): teólogo francés, seguidor de Lutero y autor de la


reforma protestante llamada calvinismo.

 Enrique VIII (1491-1547): rey de Inglaterra e impulsor del anglicanismo,


luego de su ruptura con la iglesia católica.

 Johann Gerhard (1582-1637): principales teólogos luteranos, escritor y


referente de la iglesia luterana.

 Hunnius Nikolaus (1585-1643): teólogo luterano nacido en Alemania,


planteó varias ideas sobre la iglesia luterana y escribió numerosos textos en
contra de las autoridades eclesiásticas.

 Abraham Calov (1612-1686): teólogo de Prusia, defensor de la ortodoxia


luterana y opositor del catolicismo y el calvinismo.

Postulados
Las ideas básicas de la teología luterana, que suelen concordar en su gran
mayoría con la fe evangélica, se sintetizan en tres fórmulas latinas:

Sola gratia (solo por la Gracia): Cristo es el único que puede justificarnos.
Las obras, incluidos los ritos eclesiales y cualquier otro tipo de esfuerzo
humano, no son la causa de la salvación del hombre. Cristo murió por
nosotros y a través de Él, por medio de la fe, somos salvos, para que nadie
crea que fue salvo por su propio mérito, ni para que se glorifique de sus
propias obras. Por lo tanto, la salvación es obra de la sola gracia de Dios.
(Efesios 2:8-10).

Sola Scriptura (solo por la Escritura): La única fuente de revelación y base


de la doctrina cristiana son las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo
Testamento.

Sola fide (solo por la fe): La fe es lo único que, mediante la gracia de Dios,
nos salva. Ninguna obra puede salvarnos, sino sólo la fe. Dice el apóstol
Pablo: "Porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe,
como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá." (Romanos 1:16-17).

4. Ética de Kant

La ética kantiana es una teoría ética deontológica formulada por el filósofo


Immanuel Kant. Desarrollada como producto del racionalismo ilustrado, está
basada en la postura que la única cosa intrínsecamente buena es una buena
voluntad; por lo tanto una acción solo puede ser buena si su máxima —el principio
subyacente— obedece a la ley moral. Central a la construcción kantiana de la ley
moral es el imperativo categórico, que actúa sobre todas las personas, sin
importar sus intereses o deseos. Kant lo formuló de varias maneras.

Su principio de universalidad requiere que, para que una acción sea permisible,
debe ser posible aplicarla a todas las personas sin resultar contradictoria. Su
formulación de la humanidad como un fin en sí misma exige que los humanos
nunca sean tratados meramente como un medio para un fin, sino también un fin
en sí mismos. La formulación de la autonomía concluye que los agentes
racionales están obligados a la ley moral por su propia voluntad, mientras que el
concepto de Kant del Reino de los fines exige que las personas actúen como si los
principios de sus propias acciones establecieran una ley para un reino hipotético.
Kant también distinguió entre deberes perfectos e imperfectos. Un deber perfecto,
como el deber de no mentir, es siempre verdadero; uno imperfecto, como donar a
la caridad, puede flexibilizarse y aplicarse en un tiempo y espacio particulares.
Aunque Kant desarrolla su teoría ética a través de toda su obra, es definida más
claramente en Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Crítica de la
razón práctica y Metafísica de las costumbres. Como parte de la tradición de la
Ilustración, basó su teoría ética en la creencia de que la razón debería usarse para
determinar cómo debería obrar una persona. No intentó prescribir una acción
específica, sino que enseñó que la razón debe usarse para determinar cómo
comportarse.

Buena voluntad y deber

En el conjunto de sus escritos, Kant construyó las bases para una ley ética a partir
del concepto del deber. Comenzó su teoría ética argumentando que la única virtud
que puede ser incondicionalmente buena es una buena voluntad. Ninguna otra
virtud tiene este estatus debido a que todas las otras virtudes pueden usarse para
lograr fines inmorales (la virtud de la lealtad no es buena si se es leal a una
persona malvada, por ejemplo). La buena voluntad es única en que siempre es
buena y mantiene su valor moral incluso cuando fracasa en el logro de sus
intenciones morales. Consideró la buena voluntad como un principio moral
individual que libremente elige usar a las otras virtudes para fines morales.

Para Kant una buena voluntad es una concepción más amplia que una voluntad
que actúa por deber. Una voluntad que actúa por deber es distinguible como una
voluntad que supera los obstáculos con el fin de cumplir la ley moral. Es por tanto
un caso especial de buena voluntad que se hace visible en condiciones adversas.
Kant sostiene que solo los actos realizados por deber tienen valor moral. Esto no
quiere decir que los actos realizados solamente en conformidad con el deber sean
despreciables (estos todavía merecen aprobación y apoyo), pero las acciones que
se realizan por deber poseen una consideración especial.

La concepción kantiana del deber no implica que las personas realicen sus tareas
de mala gana. Aunque el deber a menudo limita a las personas y las motiva a
actuar en contra de sus inclinaciones, todavía proviene de la voluntad de un
agente: desean mantener la ley moral. Por lo tanto, cuando un agente realiza una
acción por deber es porque los incentivos racionales le importan más que sus
inclinaciones opuestas. Kant deseaba ir más allá de la concepción de la moral
como deberes externamente impuestos y presentar una ética de autonomía,
donde los agentes racionales reconocen libremente las exigencias que la razón les
hace.

Deberes perfectos e imperfectos


Al aplicar el imperativo categórico, surgen deberes debido a que el fracaso de
cumplirlos resultará ya sea en una contradicción en la concepción, ya sea en una
contradicción en la voluntad. Los primeros se clasifican como deberes perfectos,
los últimos como imperfectos. Un deber perfecto es cierto siempre: existe un deber
perfecto de decir la verdad, por lo que nunca debemos mentir. Un deber
imperfecto permite flexibilidad: la caridad es un deber imperfecto porque no
estamos obligados a ser completamente caritativos en todo momento, pero
podemos elegir las ocasiones y lugares en los que lo somos. Kant creía que los
deberes perfectos son más importantes que los deberes imperfectos: si surge un
conflicto entre deberes, debe seguirse el deber perfecto.

Imperativo categórico

La formulación primordial de la ética kantiana es el imperativo categórico, de la


que deriva cuatro formulaciones adicionales. Kant hace una distinción entre
imperativos categóricos e hipotéticos. Un imperativo hipotético es uno que
debemos obedecer si queremos satisfacer nuestros deseos: "ir al médico" es un
imperativo hipotético, porque solo estamos obligados a obedecerlo si queremos
mejorarnos. Un imperativo categórico nos obliga a pesar de nuestros deseos: todo
el mundo tiene el deber de no mentir, independientemente de las circunstancias e
incluso si hacerlo nos beneficia. Estos imperativos son moralmente vinculantes ya
que se basan en la razón, en lugar de hechos contingentes sobre un agente. A
diferencia de los imperativos hipotéticos, que nos obligan en la medida en que
somos parte de un grupo o sociedad con los que tenemos deberes, no podemos
excluirnos del imperativo categórico porque no podemos optar por dejar de ser
agentes racionales. Le debemos obligación a la racionalidad en virtud de ser
agentes racionales; por lo tanto, el principio moral racional se aplica a todos los
agentes racionales en todo momento.

Universalización

La primera formulación de Kant del imperativo categórico es el de la universalidad.


Obra solo según una máxima tal, que puedas querer al mismo tiempo que se torne
en ley universal. Immanuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las
costumbres (1785)1516.

Cuando alguien obra, es de acuerdo a una regla o máxima. Para Kant, una acción
solo está permitida si uno está deseando que la máxima que permite la acción sea
una ley universal conforme todos obrasen.15 Las máximas fallan esta prueba si
producen una contradicción en la concepción o en la voluntad cuando son
universalizadas. La primera ocurre cuando, si una máxima fuese universaliza, deja
de tener sentido ya que la "máxima necesariamente se destruiría a sí misma tan
pronto como se hiciese una ley universal". Por ejemplo, si la máxima "Es
aceptable romper promesas" se universalizara, nadie confiaría en ninguna
promesa, así que la idea de una promesa perdería su sentido; la máxima sería
auto contradictoria, ya que, cuando universalizada, las promesas dejan de tener
significado. La máxima no es moral porque es lógicamente imposible de
universalizar: no podríamos concebir un mundo en el que esta máxima fuese
universalizada. Una máxima también puede ser inmoral si crea una contradicción
en la voluntad cuando se universaliza. Esto no significa que sea lógicamente
contradictoria, sino que la universalización de la máxima conduce a un estado de
cosas que ningún ser racional podría desear. Por ejemplo, Driver argumenta que
la máxima 'No haré caridad' produce una contradicción en la voluntad cuando se
universaliza porque un mundo en el que nadie da a la caridad no sería deseable
para la persona que se comporta bajo esa máxima.

Kant creía que la moralidad es la ley objetiva de la razón: así como las objetivas
leyes físicas exigen acciones físicas (las manzanas caen a causa de la gravedad,
por ejemplo), las objetivas leyes racionales obligan acciones racionales. Por
consiguiente creía que un ser perfectamente racional también debe ser
perfectamente moral, porque un ser perfectamente racional subjetivamente
encuentra necesario hacer lo que es racionalmente necesario. Debido a que los
seres humanos no son perfectamente racionales (obran en parte por instinto),
creía que los seres humanos deben someter su voluntad subjetiva a las leyes
racionales objetivas, lo que llamó la obligación de sometimiento. Argumentó que
la ley objetiva de la razón es a priori, existente externamente del ser racional. Del
mismo modo que las leyes físicas existen antes de los seres físicos, las leyes
racionales (moral) existen antes de los seres racionales. Por lo tanto, según Kant,
la moral racional es universal y no puede cambiar dependiendo de las
circunstancias.

La humanidad como un fin en sí misma

La segunda formulación de Kant del imperativo categórico es tratar a la


humanidad como un fin en sí misma. Obra de tal modo que trates a la humanidad,
tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca
solamente como un medio.

Immanuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785)

Kant sostenía que los seres racionales nunca pueden tratarse simplemente como
un medio para un fin; siempre deben tratarse también como fines en sí mismos, lo
que requiere que sus propios motivos razonados deban ser igualmente
respetados. Esto se deriva de su afirmación de que la razón motiva la moral: exige
que respetemos la razón como un motivo en todos los seres, incluidas otras
personas. Un ser racional no puede racionalmente consentir ser utilizado
simplemente como un medio para un fin, por lo que siempre deben tratarse como
un fin. Kant lo justifica argumentando que la obligación moral es una necesidad
racional: aquello que es deseado racionalmente es moralmente correcto. Debido a
que todos los agentes racionales desean racionalmente ser un fin y nunca solo un
medio, es moralmente obligatorio que se les trate como tales. Esto no significa que
no podamos tratar nunca a un humano como un medio para un fin, sino que
cuando lo hacemos tenemos que tratarlo además como un fin en sí mismo.

Fórmula de autonomía

La fórmula de autonomía kantiana expresa la idea de que un agente está obligado


a seguir el imperativo categórico debido a su voluntad racional, en lugar de
cualquier influencia exterior. Kant creía que toda ley moral motivada por el deseo
de cumplir algún otro interés rechazaría el imperativo categórico, lo que lo llevó a
argumentar que la ley moral solo debe surgir de una voluntad racional. Este
principio requiere que las personas reconozcan el derecho de los demás a actuar
de manera autónoma y significa que las leyes morales deben ser universalizables,
lo que se requiere de una persona, se requiere de todos.

Reino de los fines

Otra formulación del imperativo categórico es el Reino de los fines. Obra como si
por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino
universal de los fines.

Immanuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785)3233

Esta formulación requiere que las acciones se consideren como si su máxima


fuese proporcionar una ley para un hipotético Reino de los fines. En consecuencia,
las personas tienen la obligación de obrar bajo principios que una comunidad de
agentes racionales aceptaría como leyes. En tal comunidad, cada individuo solo
aceptaría máximas que puedan regir a todos los miembros de la comunidad sin
tratar a ningún integrante meramente como un medio para un fin. A pesar de que
el Reino de los fines es un ideal —las acciones de otras personas y los eventos de
la naturaleza aseguran que acciones con buenas intenciones a veces resulten en
daños— todavía se nos exige actuar categóricamente, como legisladores de este
reino ideal.

La Ética de Immanuel Kant (1724 -1804) constituye una notable expresión del
pensamiento ético moderno.

Kant mostró una gran preocupación por los asuntos morales. Kant se dio a la tarea
de salvar el espíritu, el saber, la moral y la religión en un mundo invadido por
sistemas de pensamientos diversos y antagónicos entre sí como el empirismo, el
fideísmo y el escepticismo por mencionar sólo algunos.

Entre su vasta producción mencionaremos dos obras fundamentales de Kant: la


"Crítica de la razón pura" y la "Crítica de la razón práctica". En la primera obra que
mencionamos, Kant aborda el problema del conocimiento elaborando un sistema
teórico sobre el mismo sumamente complejo. En su "Crítica de la razón práctica",
se propone descubrir y exponer el principio fundamental de la moralidad con dos
objetivos en mente:

1. Demostrar la falsedad de toda doctrina moral que pretenda apoyarse en


consideraciones empíricas.

2. Otorgar a la Ética una base exclusivamente racional y apriorística.

La Ética de Kant es formal porque prescinde de elementos empíricos y se funda


de manera exclusiva en la razón; se trata de una ética estrictamente racional.

Kant y el imperativo categórico.

Si la tarea de la Ética consiste en fundamentar la moral; una moral formada por


una serie de normas, costumbres y formas de vida que se presentan como
obligatorias, con Kant encontramos un elaborado intento por fundamentar las
obligaciones morales del hombre, en conceptos de la razón pura, (de aquí la
necesidad de hacer referencia a la primera obra mencionada, cuando se intenta
exponer la ética kantiana).

La razón pura se expresa por medio de juicios analíticos y juicios sintéticos, nos
dice Kant.

a) Los juicios analíticos son explicativos; el predicado está contenido en el sujeto y


por lo tanto no aumentan el conocimiento. El fundamento de validez lo
encontramos en el principio de identidad, es decir, que son tautologías. Ej. "El
triángulo tiene tres ángulos".

b) Los juicios sintéticos, por el contrario, son extensivos y sí aumentan el


conocimiento. El predicado no está contenido en el sujeto y su fundamento de
validez podemos encontrarlo en el mundo empírico. Ej. "Los cuerpos son
pesados". En este ejemplo, un concepto sujeto (los cuerpos), se une a un
concepto predicado (pesados) mediante una cópula (son) que nos dice lo que
ocurre en la experiencia.

El comportamiento moral del hombre no puede encontrar su fundamentación en


alguna forma de conocimiento que tenga que ver con la razón pura, puesto que no
es posible acceder a ello por juicios analíticos o explicativos ni tampoco por medio
de los juicios sintéticos. En esta forma, Kant se vio precisado a buscar otro camino
para fundamentar la moral, elaborando una ética sustentada en la razón práctica
puesto que Kant rechaza radicalmente el fundamentar la obligación moral en la
naturaleza del hombre, o en las circunstancias del universo en el que éste se
encuentra, o bien, subordinándola a fines exteriores (la búsqueda de la felicidad,
por ejemplo).

La razón práctica, no puede expresarse ni por medio de los juicios analíticos o


explicativos ni por medio de los juicios sintéticos, puesto que no dice lo que
acontece en la experiencia, sino lo que debe ocurrir en ella. Ej. "Los hombres
deben ser honestos". Así, la forma de conocimiento práctico, no es un juicio, sino
un imperativo.

Ahora bien, los imperativos pueden ser de dos tipos:

a) Hipotéticos; Ej. "Si quieres aprobar el examen debes estudiar." En el ejemplo se


ordena una acción para conseguir un fin posible, el cual puede o no ser deseado.

b) Categóricos; Ej. "El hombre debe ser veraz". En este último ejemplo, el
imperativo ordena una acción de manera absoluta, es decir que la acción no se
considera como medio, sino como un fin en sí mismo, último e incondicionado.

De acuerdo con Kant, el ideal moral está formado por imperativos categóricos que
se originan en la voluntad moral, una voluntad autónoma que se encuentra libre de
los fines u objetos de deseo.

La fórmula del imperativo categórico, base de la moral kantiana, se expresa así:


"Obra de manera que la máxima de tu voluntad pueda servir siempre como
principio de una legislación universal." Esta fórmula es la ley moral.

Lo que persigue Kant es fundamentar una ética racional universal basada en leyes
que determinan la voluntad y que no puede estar sustentada en la pluralidad de
fines, puesto que éstos varían y son contingentes. Si puede haber una Ética
Racional, ésta descansará sobre principios universales y no sobre relativismos
culturales, históricos, etcétera.

El acto moral.

Para determinar la validez de un acto moral, de acuerdo con la ética Kantiana,


debemos prestar atención a la voluntad del sujeto que lo determina y no a la
acción misma. Los actos, según Kant, no son ni buenos ni malos; bueno o malo es
sólo el sujeto que los realiza.
La disposición del ánimo del agente es la que es moral o inmoral, como nos lo
explica Escobar: "Un acto será moralmente bueno si el sujeto que lo realiza lo
hace porque lo considera como absolutamente debido, como un fin absoluto,
como imperativo categórico; por el contrario un acto es malo si se hace con el
propósito de obtener alguna consecuencia favorable, si se realiza como medio o
imperativo hipotético." Lo bueno, según Kant, está en la buena voluntad que se
rige por la ley moral.

Si un individuo actúa por temor y no por respeto al deber implícito en la ley moral,
sus acciones no serán morales. Tampoco lo serán aquellas que se realizan por
accidente o como medio para obtener beneficios posteriores.

Por ejemplo, la acción de pagar una deuda puede no tener ninguna significación
moral (amoral) si se realiza por temor a las consecuencias.

Una promesa que se cumple por accidente, o porque se desea obtener algo como
resultado de la acción, tampoco tienen significación moral conforme a la ética
kantiana.

Las acciones que se realizan de acuerdo a la buena voluntad, es decir las que se
realizan por deber y conforme al deber (imperativo categórico) son las acciones
valiosas que hacen del individuo una persona genuinamente moral.

5. Tipos de acciones para kant

Kant define el deber como “la necesidad de una acción por respeto a la ley”.

Las acciones pueden ser hechas por inclinación (mediata o inmediata), o por
deber. Son hechas por inclinación cuando las hacemos porque nos parece que
con ellas podemos obtener un bien relacionado con nuestra felicidad: en el caso
de las que se buscan por inclinación inmediata porque la acción misma produce
inmediatamente satisfacción (ver una película, por ejemplo); en el caso de las que
hacemos por inclinación mediata porque con dichas acciones conseguimos una
situación, hecho o circunstancia que produce satisfacción o ausencia de dolor (ir al
dentista, por ejemplo). Sin embargo, las acciones hechas por deber se hacen con
independencia de su relación con nuestra felicidad o desdicha, y con
independencia de la felicidad o desdicha de las personas queridas por nosotros,
se hacen porque la conciencia moral nos dicta que deben ser hechas.

TIPOS DE ACCIONES EN RELACIÓN CON EL DEBER

Vistas por el Fundamento Carácter de la Ejemplos:


sujeto que
las hace de la acción acción
como

Moralmente moralmente
la inclinación ir al cine un fin de semana
indiferentes indiferente

Moralmente
la inclinación mala robar
malas

el buen comerciante: por


buena pero no ejemplo, el comerciante que
la inclinación
perfectamente detesta a los niños pero no les
mediata
buena engaña para que vaya bien el
negocio

la persona que encuentra


Moralmente
buena pero no satisfacción ayudando a los
buenas la inclinación
perfectamente demás y que les ayuda
inmediata
buena precisamente por dicha
satisfacción

el deber perfectamente el comerciante bueno: no


buena engaña porque considera que
su deber es no engañar

6. Ideología de Friedrich Nietzsche

Filósofo alemán, representante del voluntarismo y uno de los fundadores del


irracionalismo moderno. En el lugar de las categorías filosóficas clásicas “materia”
y “espíritu”, Nietzsche pone la “vida” como “voluntad de poder” (de fuerza, de
poderío). Esta última es, según Nietzsche, el criterio de la importancia de los
fenómenos. Al valorar desde este punto de vista el conocimiento, Nietzsche afirma
que el mismo es válido únicamente “como instrumento del poder”. El relativismo
gnoseológico viene acompañado de la “revisión de todos los valores” en ética, que
culmina con la oposición de la “moral esclava” en boga a la “moral de los señores”,
vinculada con la idea del “superhombre”.

Nietzsche niega el ideal socialista, advirtiendo en el mismo la “sublevación de los


esclavos en la moral”. Rechaza el cristianismo por la idea de la igualdad de los
hombres ante Dios y por la subvaloración de sí mismo que mata la “voluntad de
poder”. Nietzsche sustituye la mitología religiosa con los mitos sobre la “muerte de
Dios” y el “retorno eterno” como sustituto de la inmortalidad del alma. Las bases
sociales de la filosofía de Nietzsche están ligadas a la reacción de la burguesía
imperialista, al despliegue del movimiento obrero revolucionario.

Irracionalismo

«La cultura occidental está viciada desde su origen. Su error, el más pertinaz y
peligroso de todos, consiste en instaurar la racionalidad a toda costa».

El ocaso de los ídolos


Uno de los principales fundamentos de la filosofía de Nietzsche es la negación de
que el ser humano es un ser racional. Para él, por el contrario, es la irracionalidad
su característica principal, de ahí que desprecie a casi todos los filósofos
anteriores.

Consecuencias del racionalismo


«La ciencia ha sido hasta ahora un proceso de eliminar la confusión absoluta de
las cosas mediante hipótesis que lo explican todo; un proceso originado en la
repugnancia del intelecto por el caos».

La voluntad de poder
Cuando Nietzsche critica el racionalismo, ataca también sus consecuencias,
como, en este caso, la ciencia. No la idea del conocimiento en sí, sino aquello que
representa: la debilidad. El hombre necesita saber, investigar, conocer, etc. porque
es un ser débil. No es capaz de aceptar el caos de la realidad. No es capaz de
vivir sin certezas. Primero, usó a los dioses para explicar aquello que no conocía,
y después, usó a la ciencia para dar un sentido racional a lo que le rodea. En
ambos casos, se equivoca.

Críticas a los filósofos griegos


«No puede negarse que el error más grave, que jamás fue cometido, ha sido un
error dogmático: la invención del espíritu puro y del bien en sí de Platón».
Nietzsche era contrario a la mayoría de los filósofos anteriores, pero tenía un
punto clave de la historia en el que posar su odio: Sócrates. Desde él en adelante,
se había desarrollado esa idea de que el ser humano es un ser racional,
manteniéndose la misma durante milenios. Una idea que Nietzsche atacará
siempre con saña.

Contra la religión

«Todos los conceptos de la Iglesia se hallan reconocidos como lo que son, como
la más maligna superchería que existe, realizada con la finalidad de desvalorizar la
naturaleza, los valores naturales; el sacerdote mismo se halla reconocido como lo
que es, como la especie más peligrosa de parásito, como la auténtica araña
venenosa de la vida…».

Probablemente uno de los sectores más criticados por Nietzsche es el de la


religión, y fue la cristiana la que más sufrió sus ataques. Nietzsche proclamó que
Dios había muerto y que los dogmas morales del cristianismo (pacifismo,
tolerancia, amor fraterno, etc.) no son más que elementos falsos y manipuladores,
fruto de una filosofía débil que trata, mediante dichos principios, de frenar y
debilitar al fuerte, con quien de otro modo no puede competir.

Esclavitud moral

« ¿Queréis que el hombre bueno, sea modesto, diligente, bienintencionado y


moderado? A mí se me antoja el esclavo ideal».

Inmoralidad de la ética tradicional

«El triunfo de un ideal moral se logra por los mismos medios inmorales que
cualquier triunfo: la violencia, la mentira, la difamación y la injusticia».
El freno moral al hombre

«La religión ha degradado el concepto del hombre; su consecuencia es la noción


de que todo lo bueno, grande y verdadero es de naturaleza supra humana y sólo
se alcanza por obra de la gracia (…) El cristianismo es una doctrina que predica la
obediencia».

Esta cita une ambos conceptos: por un lado, la maldad intrínseca del cristianismo
y su ideal moral; por otro, la negación de lo que esa misma entiende que es
grande y virtuoso (clemencia, caridad, altruismo, pacifismo). El cristianismo y su
código es un freno para el hombre, que le impide llegar a su máximo potencial.

La virtud del egoísmo

«¡Cómo pudo enseñarse a despreciar los instintos primordiales de la vida e


inventarse un alma, un espíritu, para ultrajar el cuerpo! ¡Cómo puede enseñarse a
concebir la premisa de la vida, la sexualidad, como algo impuro! ¡Cómo puede
buscarse en la más profunda necesidad vital, en el egoísmo estricto, el principio
del mal y, a la inversa, exaltarse el síntoma típico de decadencia, de contradicción
de los instintos –el altruismo y el amor al prójimo (alterismo) –, como el valor
superior!».

Egoísmo es una palabra maldita aún hoy. Parece que nada peor puede hacer una
persona que ser egoísta. Nietzsche califica de necio tales pensamientos. El
hombre es naturalmente egoísta, y está bien que lo sea. Es su vida de la que ha
de hacerse responsable, no pedir a los demás que vivan para él. Es él mismo
quien ha de solucionar sus problemas y alcanzar sus sueños, sin lloriquear. Todo
lo que nace de la naturaleza del hombre es bueno, y nada de lo que defiende el
código impuesto podrá cambiar la realidad. Nietzsche odia el altruismo, la
obligación moral de que uno sólo es bueno si renuncia a su propia vida para vivir
para los demás. Un invento de los débiles para poder vivir a costa de los fuertes y
brillantes.
El Superhombre

«El hombre es una cuerda tendida entre la bestia y el superhombre, una cuerda
sobre un abismo».

Según Nietzsche, el hombre actual, con su moral decadente y débil, ha de ser


superado. ¿Cuál es la meta? Convertirse en Superhombre. Un ser con una moral
nueva, poderosa. El Superhombre determinará sus propios valores y vivirá de
acuerdo a la realidad de su naturaleza. El Superhombre tendrá virtudes como la
fortaleza, la determinación, la pasión y la crueldad. No dará cuenta de sus actos a
nada ni a nadie, porque será un líder que decidirá el qué, cómo y cuándo de todo
aquello que ocurra en su vida.

La superación de la religión

«Os diré lo que es el superhombre. Es el sentido de la tierra. ¡Yo os conjuro,


hermanos míos, a que permanezcáis fieles al sentido de la tierra y no prestéis fe a
los que os hablan de esperanzas ultraterrenas! Son destiladores de veneno. Son
despreciadores de la vida; llevan dentro de sí el germen de la muerte y están
envenenados. La Tierra está cansada de ellos; ¡muéranse pues de una vez!».

Para el filósofo alemán, la llegada del Superhombre será la muerte de la religión.


Una vez que la humanidad comprenda que ellos son los que deciden su código de
valores, que no han de responder ante ningún Dios y que no han de respetar el
código moral con que los débiles tratan de dominarlos, todo cambiará. Y no habrá
piedad para ellos. El Superhombre no muestra clemencia, que no es más que un
vicio convertido en virtud por los débiles.

7. Teorías Axiológicas

Epicureísmo

Para el epicureísmo no existía realidad diferente que la materia. Lo que se llama


alma, así como las ideas, no eran más que formas de la materia compuesta de
átomos y organizadas de manera especial dentro del cuerpo humano. Alma y
cuerpo eran una sola naturaleza y no dos diferentes.

Todo valor entonces, estaría plenamente regido por la actividad sensible del
cuerpo. Así lo bueno moralmente no sería otra cosa que aquello que produjera
sensaciones agradables al hombre: el placer. Pero no se entienda aquí la
búsqueda de placer como la simple satisfacción inmediata y amoral de las
necesidades fisiológicas y tendencias psíquicas, sino como la búsqueda del mejor
estado físico. La preservación saludable y satisfactoria del cuerpo humano era
considerada como el fin moral por excelencia.

El utilitarismo cuántico

En el siglo XVIII, y como herederos de epicureísmo, aparece una corriente


igualmente fundamentada en la fisiología de los órganos humanos. Según estos,
los valores se representaban en la mayor cantidad de reacción positiva que se
produjera en el individuo.

Determinaron además que mientas la reacción positiva aumentaba


aritméticamente en el individuo, el medio de producción de aquella reacción debía
aumentar geométricamente. De tal manera que se podía llegar a un punto donde
no hubiera aumento en la satisfacción al resultar imposible duplicar el medio de
producción.

Teoría sociologista de E. Durkheim

Para Durkheim, la sociedad se comporta como una entidad independiente de los


individuos que la componen. Es decir, que la sociedad no es solamente la suma
de los individuos sino que presentan características específicas.

La sociedad para lograr mantener cohesionados a una multitud de individuos crea


en cada uno de ellos ideales que son colectivos en dos sentidos: se presentan en
todos los individuos, y en su consecución solo es posible en la medida en que
estos individuos permanezcan unidos.

Teoría de Scheler

Los valores, para Scheler y su escuela, son objetos captados a priori,


independientemente de la experiencia; se diferencia de los bienes empíricos, en
que son sus depositarios. Como se trata de esencias ideales, pueden ser
captados mediante una intuición emocional y no mediante un razonamiento.

Trasladó el principio de la intuición del campo de la lógica al de los valores


humanos, sensibles, vitales, espirituales y religiosos, los cuales trato de ordenar
de una manera jerárquica.

Clasificación de los Valores

La palabra valor viene del latín valor, valore (fuerza, salud, estar sano, ser fuerte).
Cuando decimos que algo tiene valor afirmamos que es bueno, digno de aprecio y
estimación. En el campo de la ética y la moral, los valores son cualidades que
podemos encontrar en el mundo que nos rodea. En un paisaje (un paisaje
hermoso), en una persona (una persona honesta), en una sociedad (una sociedad
tolerante), en un sistema político (un sistema político justo), en una acción
realizada por alguien (una acción buena), en una empresa (organización
responsable), y así sucesivamente.

Aunque son complejos y de varias clases, todos los valores coinciden en que
tienen como fin último mejorar la calidad de nuestra vida. La clasificación más
extendida es la siguiente:

 Valores biológicos. Traen como consecuencia la salud, y se cultivan


mediante la educación física e higiénica.
 Valores sensibles. Conducen al placer, la alegría, el esparcimiento.
 Valores económicos. Proporcionan todo lo que nos es útil; son valores de
uso y de cambio.
 Valores estéticos. Nos muestran la belleza en todas sus formas.
 Valores intelectuales. Nos hacen apreciar la verdad y el conocimiento.
 Valores religiosos. Nos permiten alcanzar la dimensión de lo sagrado.
 Valores morales. Su práctica nos acerca a la bondad, la justicia, la libertad,
la honestidad, la tolerancia, la responsabilidad, la solidaridad, el
agradecimiento, la lealtad, la amistad y la paz, entre otros.

De la anterior tabla, los más importantes son, sin duda, los valores morales, ya
que estos les dan sentido y mérito a los demás. De poco sirve tener muy buena
salud, ser muy creyente o muy inteligente o vivir rodeado de comodidades y
objetos bellos, si no se es justo, bueno, tolerante u honesto, si se es una mala
persona, un elemento dañino para la sociedad, con quien la convivencia es muy
difícil. La falta de valores morales en los seres humanos es un asunto lamentable
y triste precisamente por eso, porque los hace menos humanos.

Los valores morales son los que orientan nuestra conducta, sobre la base de ellos
decidimos cómo actuar ante las diferentes situaciones que nos plantea la vida.

Se relacionan principalmente con los efectos que tiene lo que hacemos en las
otras personas, en la sociedad, en la empresa o en nuestro ambiente en general.
De esta manera, si deseamos vivir en paz y ser felices, debemos construir entre
todos una escala de valores que facilite nuestro crecimiento individual para que, a
través de él, aportemos lo mejor de nosotros a una comunidad que también tendrá
mucho para darnos. Son, pues, tan humanos los valores, tan necesarios, tan
deseables, que lo más natural es que queramos vivirlos, hacerlos nuestros,
defenderlos cuando estén en peligro o inculcarlos en donde no existan. En este
punto es donde intervienen la moral y la ética.
8. Teorías Analíticas

La filosofía analítica divide a la ética en tres campos, la Meta ética, la ética


normativa y la ética aplicada.

 La Meta ética se dedica a la investigación de la naturaleza de los juicios éticos


así como al estudio de la naturaleza del pensamiento ético y moral. Pretende
responder lo que significa “bien” y “correcto”, además de sí podemos conocer
lo que está bien y lo correcto y cómo lo podemos conocer, así como determinar
si los valores morales son objetivos y cómo las actitudes éticas nos motivan.
Las respuestas que da, se encuentra enfocada en los problemas de las
verdades universales, el ser de dios, el papel de la razón en los juicios éticos y
el significado de los términos éticos en sí mismos. De igual forma discute si la
ética es relativa y si siempre se actúa por interés propio.

 La ética normativa, se interesa por determinar el contenido del comportamiento


moral. Busca proveer guías de acción y procedimientos para responder a la
pregunta práctica “¿Qué debo hacer?”. Conforma el puente entre la meta ética
y la ética aplicada, es el intento por llegar a estándares prácticos morales para
distinguir lo correcto de lo incorrecto, además de decir cómo vivir la vida moral.
Incluye la articulación de los buenos hábitos que se deben adquirir. La teoría
de la conducta y la teoría del valor se encuentran dentro de este campo. La
primera se encarga de estudiar lo correcto y lo incorrecto, las obligaciones y lo
permitido, puede proponer tanto estándares de moralidad, como códigos
morales o también reglas. La segunda investiga que cosas son capaces de ser
valuadas, cuales son intrínsecamente buenas y cuales tienen más valor que
otras, así como la búsqueda de sus posibles implicaciones.

 La ética aplicada, aplica la ética normativa a problemas específicos


controversiales, muchos de los cuales son tratados directamente en las
políticas públicas. Entre los problemas que trata se encuentran aquellos
correspondientes al aborto, la eutanasia, los derechos animales, la bioética, la
ética médica, la ética utilitaria, la ética de la información, etc. En otras palabras,
toma una teoría ética, como el utilitarismo, la teoría del contrato social o la
deontología, y la aplica a un conjunto particular de circunstancias.

 El campo de la ética aplicada se desarrolla entre la década de 1960 y 1970.


Aparece como resultado a los avances en tecnología médica y al crecimiento
en el movimiento de los derechos del paciente. Se encuentran por ejemplo
casos donde se pregunta si mantener vivo a un paciente terminal por medio de
medicamentos es preservar la vida de esa persona o prolongar la muerte de la
misma. Al momento de establecerse el Centro Hastings, en 1969, y el Instituto
de Ética Georgetown´s Kennedy, en 1970, inicia a tratarse por filósofos
profesionales el tema de la ética aplicada y sus problemas, siendo que esta se
centra en áreas de un dominio específico como lo es la medicina, los negocios
o la ingeniería.

9. Ética en el mundo actual

El mundo, tanto el social como el natural, está en continuo cambio. Pero el


segundo parece modificarse de manera más lenta que el primero, que corre más
parejo al ritmo que le dicta la mano del ser humano. Los avances científicos,
tecnológicos, etc., caducan viejos debates éticos, mientras hacen brotar aquí y allá
otros nuevos. La aldea global en el que se ha convertido nuestro mundo conecta
no sólo a los humanos, también sus problemas y cuestionamientos.

El multiculturalismo en el nivel local y global

Las identidades culturales reclaman cada vez más nuestra atención, más allá del
pluralismo que se pueda defender desde postulados liberales y más allá del
multiculturalismo (que como hemos visto en países como en Francia puede llevar
a ghetos), llegando a una ciudadanía intercultural.

Las éticas aplicadas

La bioética, la ética económica y empresarial, en el desarrollo sostenible, etc.,


cada vez hay más campos que nos inclinan a organizarlos de una manera ética,
sobre todo cuando vemos los desastres que se producen cuando nos guiamos por
un laissez faire «dejar de hacer o dejar pasar» extremo.

No hay ciudad sin ciudadanos. La ciudadanía económica

La estructura de la ciudad debe ser planteada teniendo siempre presente a los


ciudadanos, porque éstos son sus fundamentos. Sin ellos, es una verdad de
Perogrullo (Palabra que se utiliza en las expresiones de Perogrullo y verdad de
Perogrullo, que sirven para expresar que una cosa es tan sabida y conocida que
resulta tonto decirla), la ciudad no existe. Pero tampoco existirán ciudadanos sin
libertad política, una de sus características básicas. Y nadie es libre en lo político
«si es un vasallo en lo económico». Tenemos que ser conscientes de que sin
ciudadanía política, tampoco habrá ciudadanía económica.

Ética cívica transnacional como ética global


La interconexión existente entre los lugares más dispares del globo terrestre, no
podemos obviar la necesidad de una ética global, que nos acerque también en
derechos. De esta forma fortaleceremos nuestros lazos y mejoraremos nuestras
relaciones con aquellos que por su distancia geográfica podemos considerar
alejados de nosotros pero que a través de los medios de comunicación, de
mercado o políticos, vemos fácilmente que sus vidas están totalmente
interconectadas con las nuestras.

Para el hombre de hoy y para la sociedad que integra y conforma, se exige la


necesidad de un cambio cualitativo.

Además, la experiencia histórica ha demostrado que la existencia social determina


el comportamiento individual, así mismo la moral tiene algo que decir al respecto:
ella es el conjunto definido de las opiniones, normas y reglas del comportamiento
de los grupos humanos y de las personas en particular, Ideológicamente ella, tiene
que despojarse de su dogmatismo, debe dejar de ser autoritaria dictando
soluciones; así se convertirá en una disciplina de opciones humanamente
satisfactorias con una profunda carga crítica y creadora. Por otro lado, la moral, a
causa de la aceleración del cambio y del progreso, habrá de abandonar su
carácter retrospectivo y lógico-deductivo para asumir la actitud y el método
prospectivo y fenomenológico.

Habiendo analizado brevemente la situación del hombre en el mundo actual y


señalado algunos cambios que hacen más digna su estancia en el mismo,
podemos decir que el porvenir es de suma importancia; la historia del hombre se
convierte en un replanteamiento continuo de su proyecto.

10. Evolución de la ética en la historia

Ética.

El término ética proviene de la palabra griega ethos, que originariamente


significaba “morada”, “lugar donde se vive” y que terminó por señalar el “carácter”
o el “modo de ser” peculiar y adquirido de alguien; la costumbre (mos-moris: la
moral). Se considera una rama de la filosofía relacionada con la naturaleza del
juicio moral, que medita sobre lo que es correcto o incorrecto (lo bueno y lo malo)
en nuestra sociedad y en nuestra conducta diaria.

La ética tiene una íntima relación con la moral, tanto que incluso ambos ámbitos
se confunden con bastante frecuencia. En la actualidad se han ido diversificando
la Ética son el conjunto de normas que vienen del interior y la Moral las normas
que vienen del exterior; es decir, de la sociedad. Además se considera una rama
de la filosofía relacionada con la naturaleza del juicio moral, que medita sobre lo
que es correcto o incorrecto (lo bueno y lo malo) en nuestra sociedad y en nuestra
conducta diaria.

La ética es la obligación efectiva del ser humano que lo debe llevar a su


perfeccionamiento personal, el compromiso que se adquiere con uno mismo de
ser siempre más persona; refiriéndose a una decisión interna y libre que no
represente una simple aceptación de lo que otros piensan, dicen y hacen.

Está establecida como una ciencia normativa, ya que se ocupa de las normas de
la conducta humana, y se distingue de las ciencias formales, como las
matemáticas y la lógica, y de las ciencias empíricas, como la química y la física.
Las ciencias empíricas sociales, sin embargo, chocan en algunos puntos con los
intereses de la ética ya que ambas estudian la conducta social.

El terreno ético ha sido analizado desde tiempos antiguos, Aristóteles consideraba


que el bien solo se obtiene desarrollando la propia esencia; en el caso del hombre,
actualizando sus facultades racionales. Existen dos formas de llevarlo a cabo;
mediante las virtudes morales y por las virtudes teoréticas.

Evolución

Los orígenes de la ética han sido la religión y la filosofía, pero a partir del siglo
XIX, con la aparición de la teoría de la evolución por selección natural, comenzó a
establecerse una ética evolucionista, que se basa en el proceso de la evolución
biológica.

Al interpretarse al proceso de la selección natural como una lucha entre "fuertes y


débiles", o lucha por la supervivencia, aparece el darwinismo social, que sirvió a
algunos para justificar los abusos propios de la época, especialmente durante la
Revolución Industrial. El biólogo Thomas H. Huxley la denomina "teoría gladiatoria
de la existencia". Al aceptarse como válida, surgen, además, éticas filosóficas
favorables y también desfavorables.

Es oportuno decir que el proceso de la selección natural no implica


necesariamente una lucha, y menos aún entre individuos de una misma especie.
Así, habiendo dos variedades de una misma especie, una perdura en el tiempo, a
través de la descendencia (proceso regido por las leyes de la genética), por
adaptarse mejor al medio, sin que deba necesariamente luchar con la que tiende a
desaparecer.

 Ideas imperantes en el siglo XIX


Estaba establecida la teoría de la evolución por selección natural, aunque mal
interpretada

Aparecen las éticas favorables a esa interpretación (Darwinismo social, Nietzsche,


etc).

Existen también éticas que se oponen (cristianismo, Marxismo, etc.)

 Ideas aceptadas en el siglo XXI

Teniendo presente los errores mencionados, podemos hacer un esquema de lo


que sería adecuado establecer en nuestro siglo:

Debemos considerar la existencia del proceso de adaptación del hombre al orden


natural.

Debemos considerar las leyes psicológicas que rigen los comportamientos


individuales

Luego, a partir del conocimiento de cómo el hombre es, se ha de intentar optimizar


su comportamiento para llegar a lo que el hombre "debe ser".

Edad Antigua:

Existía una práctica politeísta que intervenía en las acciones personales y


de los gobernantes.
El pensamiento humano estaba centrado en explicar el origen de todas las
cosas, y el porqué de su existencia, aunque sin desatender las normas y
obediencia a los dioses.
El orden social requirió la existencia de leyes coercitivos, como el código de
Amhurabi (ojo por ojo, diente por diente).

Edad Media (Cristianismo primitivo, Patrística, la escolástica)

Se da una nueva concepción de hombre y de mundo, ya no cosmológico


sino creado por un solo dios.
Se produjo un gran conflicto de poder y de matices religiosos.
La influencia de la doctrina de Cristo marca el inicio de una nueva era,
aunque persistía una brecha entre poderosos y débiles.
Se le conoce como la edad de la madurez.

Edad Moderna:

Se libera el pensamiento humano y rompe con tabúes históricos.


La iglesia se divide y su poder se debilita.
El conocimiento científico toma fuerza.
Surge la propiedad privada, el comercio, etc.

Surgen los Estados Fragmentados

Edad Contemporánea

El pensamiento humano se hace más exigente y trasciende límites.


Hay una lucha constante por la igualdad y la no opresión.
Se promulgan los derechos humanos como culmen de los valores que
existen en cada persona.
Se da mayor participación a la mujer en todas las actividades laborales y
gubernamentales.

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