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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

LA MOTIVACIÓN DE LAS
SENTENCIAS COMO IMPERATIVO CONSTITUCIONAL

DOCENTE :

Ibáñez Huamán, Nora

CURSO :

Argumentación Jurídica

INTEGRANTES :
 Castro Sandoval, Milagritos de Jesús
 Díaz Hernández, Juan Diego
 León Castillo, Gean
 Machuca Pizarro, Juan Alberto
 Pesantes Díaz, Carlos Miguel
 Sánchez Desposorio, Carlos Félix

TRUJILLO – PERÚ

2020
I. INTRODUCCIÓN

La motivación es la justificación de una decisión tomada, sostenida en una


argumentación convincente indicando que lo actuado por el juez, dentro de todas sus
opciones, fue lo correcto. Motivar, resulta ser obligatorio, porque funciona como un
principio constitucional, una garantía a la tutela procesal efectiva y al control
democrático sobre el ejercicio del poder jurisdiccional, evitándose acciones
injustificadas, imperativas y arbitrarias. De esta manera, se busca el uso de la
racionalidad para resolver conflictos en una sociedad, haciéndolo de manera lógica.

La finalidad de una debida motivación, es garantizar a los recurrentes, que la


decisión que se obtiene, a pesar de no ser favorable en muchas ocasiones a sus intereses,
es producto de un razonamiento correcto, en el que se toma en cuenta, a través del
dialogo, el valor probatorio de ciertos indicios, los principios generales del derecho y
los valores que gobiernan una vida en sociedad. Siendo esto contemplado y respaldado
por pertenecer al espectro de una Constitución.

En el presente informe, se explicará cómo debería justificarse la elaboración de un


razonamiento lógicamente valido; exponiéndose también los aspectos que conllevan que
su fallo se convierta en arbitrario, como, por ejemplo, la insuficiente motivación o las
motivaciones defectuosas, que tienen consecuencias negativas a los justiciables y que
muestran una gestión indigente en las decisiones judiciales; así como también el análisis
la Sentencia del Tribunal Constitucional EXP.N°00728-2008-PHC/TC; y que
criterios fueron relevantes por este tribunal para resolver de acuerdo a ley; en
observancia de los criterios de la debida motivación y razonamiento; entre otros
elementos análogos.

ÍNDICE

2
I. INTRODUCCIÓN...............................................................................................2

II. GENERALIDADES............................................................................................5

2.1. Historia:.......................................................................................................5

2.2. Concepciones:..............................................................................................6

2.3. Principales innovaciones:............................................................................8

2.3.1. Una obligatoriedad universalizada:.........................................................8

2.3.2. Los destinatarios:.....................................................................................8

2.4. La motivación como exigencia de otros preceptos constitucionales:..........9

a. La jurisdicción como aplicación de la ley...................................................9

b. La interdicción de la arbitrariedad.............................................................10

c. La presunción de inocencia.......................................................................10

d. La tutela judicial efectiva..........................................................................10

III. EN QUÉ CONSISTE LA MOTIVACIÓN:....................................................11

3.1. La motivación como mera exteriorización:...............................................12

3.2. La motivación como justificación:............................................................12

3.2.1. Requisitos básicos de la motivación como justificación:......................13

a. Justificación Interna:..............................................................................13

b. Justificación Externa:.............................................................................13

IV. PATOLOGÍAS DE LA MOTIVACIÓN:........................................................14

4.1. Motivación omitida:..................................................................................15

4.1.1. Omisión formal:.....................................................................................16

4.1.2. Omisión sustancial:................................................................................16

a. Motivación Parcial.................................................................................16

b. Motivación implícita:.............................................................................16

c. Motivación per relationem:....................................................................17

4.2. Motivación insuficiente:............................................................................18


3
4.3. Motivación contradictoria:........................................................................18

V. EL DERECHO A LA DEBIDA MOTIVACIÓN Y EL TC:.........................19

5.1. Garantía:....................................................................................................19

5.2. Arbitrariedad:............................................................................................20

5.3. Canon para el control constitucional:........................................................20

VI. ANÁLISIS DE SENTENCIA:..........................................................................21

6.1. Resumen de los hechos:.............................................................................21

6.2. Fundamentos:............................................................................................21

5.3. Análisis de la controversia constitucional:................................................25

5.4. Justificación interna:..................................................................................26

5.5. Justificación externa:.................................................................................27

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:..................................................................35

II. GENERALIDADES

II.1. Historia:

Es menester desarrollar históricamente lo que significa motivar, siendo que,


de forma precisa y sencilla, sin ahondar en el fondo del trabajo, debemos definir

4
que entendemos como tal; pues, según Jorge Pérez (s.f.), “motivar es justificar
la decisión tomada, proporcionando debidamente una argumentación
convincente e indicando una debida fundamentación que el juez ha efectuado”
(p.1); es decir, la motivación debe mostrar que la decisión adoptada está legal y
racionalmente justificada sobre la base de aquellos elementos que la
fundamentan.

Por ello, en el Derecho Romano, no existía para el magistrado el deber de


motivar sus decisiones, por tanto, no estaba en la necesidad de expresar la ratio
decidendi (razón para decidir o razón suficiente), se respetaba la decisión del
juez en virtud a su prestigio social y además porque la decisión de administrar
justicia se encontraba asignada a los medios de la nobleza.

En la edad media, las resoluciones judiciales carecían de motivación, salvo en


algunos casos. Siendo que, la obligatoriedad de motivar, como Principio
constitucional, surge en la Constitución francesa de 1795, como control
democrático del ejercicio del poder jurisdiccional, para evitar las arbitrariedades
de los jueces.

Así mismo, esta obligación de motivar las sentencias es un precepto recogido


en muchas Constituciones, bien expresamente o bien implícito en la noción de
“debido proceso”. De tal manera, en la Constitución Española, aparece en su
artículo 120.3 (“Las sentencias serán siempre motivadas…”); obligatoriedad
extensible a los autos judiciales.

En la actualidad, varias cartas fundamentales establecen la exigencia expresa


de la motivación y fundamentación, es decir, la obligación de los tribunales de
incorporar a sus decisiones los razonamientos legales de acuerdo con los cuales
deciden la controversia. La Constitución Política del Estado, reconoce este
derecho en su artículo 139° “son principios y derechos de la función
jurisdiccional” inciso 5) “la motivación escrita de las resoluciones judiciales en
todas las instancias, excepto los decretos de mero trámite, con mención expresa
de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se sustenta”; siendo

5
también regulada ésta figura además por los artículos 50 inciso 6, 121 y 122
inciso 4 del Código Procesal Civil.

II.2. Concepciones:

Para Aramburo refiriendo a Perelman (2011), quien sostiene, que motivar


hace referencia “a la indicación de los móviles psicológicos de una decisión, y
apuntaba, además, que, si las reflexiones cartesianas se usaran como espejo
para construir un esquema de la motivación judicial, supondrían un paso
injustificado de lo subjetivo a lo objetivo”. (p. 1419)

Del mismo modo, Taruffo (2009), nos manifiesta que la motivación debe
contener la justificación específica de las cuestiones de hecho y de derecho que
constituyen el objeto de la controversia, dado que sólo bajo esta condición, la
motivación es idónea para hacer posible el control sobre las razones que
sustentan la validez y aceptabilidad racional de la decisión; lo expuesto por este
autor, hace referencia a la teoría de la motivación como justificación, referida al
objeto que se persigue, entendiendo así, que motivar es una justificación de la
decisión adoptada en la sentencia.

Consecuentemente, Guillermo Cabanellas (2006), nos explica concretamente


que la motivación es “el fundamento o explicación de lo hecho o resuelto” y
motivar es “fundar, razonar una resolución, plan, fallo o disposición”.

Así mismo, Colomer (2003), establece la teoría de la motivación como


actividad, la cual debe ser entendida como “los razonamientos justificativos que
hace el juez con anterioridad a la redacción de la decisión, es decir, previos a
la construcción del discurso concreto de justificación”. (p. 37)

Aunado a ello, respecto a las concepciones la podemos analizar de la


siguiente manera:

- Es un instrumento técnico procesal y a su vez es una garantía político


institucional. – Porque facilita un adecuado ejercicio del derecho de defensa,
a la vez que constituye un control riguroso de las instancias judiciales
superiores cuando se emplean recursos pertinentes; así mismo, la de ser un
6
factor de racionalidad jurisdiccional, pues garantiza que la solución brindada
a la controversia sea consecuencia de una aplicación racional del
ordenamiento; uno el fruto de la arbitrariedad o capricho en el ejercicio de la
administración de justicia

- El deber de justificar las decisiones judiciales. – Fue considerado


configurado como una garantía dentro del proceso que pretendía informar a
las partes respecto a la justicia o no de una determinada decisión, indicando a
los actores indicando el por qué se acepta o rechaza su planteamiento
procesal.

- La comprensión de la garantía de motivar las resoluciones judiciales. –


Influyen tanto las ideas jurídicas imperantes, el enfoque particular del
investigador como la ideología política y el contexto cultural del que se porta.

- Relación existente entre el tipo de Estado y el deber. – de justificar las


decisiones judiciales. Al Estado autoritario o totalitario no le interesa, ni está
dentro de sus propósitos, que sus decisiones se conozcan, justifiquen, discutan
o critiquen. Muy por el contrario, el Estado Constitucional y a la democracia
constitucional le interesa justificar las decisiones públicas como desarrollar
un ejercicio racional de las funciones legales y constitucionales asignadas a
toda forma, en especial el poder constitucional.

Por lo tanto, según lo propugnado por los autores, podemos establecer que la
motivación se configura como criterio diferenciador entre racionalidad y
arbitrariedad, puesto que, un razonamiento será arbitrario cuando carezca de
todo fundamento o bien sea erróneo; es decir la motivación se trata, en
definitiva, del uso de la racionalidad para dirimir conflictos habidos en una
sociedad que se configura ordenada por la razón y la lógica, entonces, son
aspectos esenciales de este derecho: la racionalidad y la razonabilidad de las
decisiones.

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La finalidad de resguardar una debida motivación, desde el punto de vista
tanto de lo racional como de lo razonable, es garantizar al justiciable que la
decisión que ha obtenido (sea o no favorable a sus intereses), es producto de un
razonamiento correcto, en el que además se han tomado en consideración los
valores y principios que gobiernan la vida en sociedad, y que deben encontrarse
contemplados en la Constitución, dando lugar a una decisión socialmente
aceptable y objetivamente justa; todo lo cual está en aptitud de conocerse al
revisar los fundamentos de lo decidido.

II.3. Principales innovaciones:

II.3.1. Una obligatoriedad universalizada:

En efecto, la generalidad del deber de motivar; nunca puede faltar la “ratio


decidendi” de lo decidido en una sentencia; A ello también se añade, como
razonamiento, juicio o hecho, la indisponibilidad del deber de motivar. Queda
vetado al legislador ordinario dejar la motivación de las sentencias a merced
de la voluntad de las partes.

II.3.2. Los destinatarios:

Los fines que con ello se persiguen se incardinan dentro de una concepción
endoprocesal de la motivación (convencer a las partes sobre la justicia de la
decisión, enseñarles el alcance de la sentencia y facilitarles los recursos; y en
lo que respecta a los tribunales que hayan de examinar los eventuales recursos
presentados –tanto en apelación como en casación–, la motivación de las
sentencias les permite un control más cómodo).

La obligatoriedad de motivar, en tanto que precepto constitucional,


representa un principio jurídico-político de controlabilidad; pero no se trata
sólo de un control institucional (apelación y casación) sino de un control
generalizado y difuso.

Siendo que, ni las partes, ni sus abogados, ni los jueces que examinan los
recursos agotan el universo de los destinatarios de la motivación; ésta va
dirigida también al público.
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En un régimen democrático, la obligación de motivar es un medio
mediante el cual los sujetos u órganos investidos de poder jurisdiccional
rinden cuenta de sus decisiones a la fuente de la que deriva su investidura.

II.4. La motivación como exigencia de otros preceptos constitucionales:

Aunque el artículo 139° de la constitución Política del Perú, en uno de sus


incisos se baste por sí solo para imponer la obligación de motivar las sentencias,
su inserción en una constelación de preceptos constitucionales le dota de una
complementaria racionalidad instrumental.

a. La jurisdicción como aplicación de la ley

Está, en primer término, la idea misma de “administración de justicia”


consiste fundamentalmente en la aplicación de la ley. Por lo dicho antes, la
motivación no es un instrumento de control sobre la aplicación del derecho,
sino elemento constitutivo de la aplicación del derecho.

“Aplicar una norma” significa acudir a una norma como fundamento de


un comportamiento o una decisión (razonamiento). Por tanto, la motivación
de una decisión judicial es una parte esencial de la sentencia.

b. La interdicción de la arbitrariedad

Los jueces gozan de márgenes para su discrecionalidad, directamente


previstos por la ley (p. ej. cuando el legislador delega en el juez la
cuantificación concreta de la pena entre un máximo y un mínimo) o
indirectamente consentidos por ella (p. ej. por los inevitables vacíos
interpretativos que presenta el lenguaje legislativo). Ha habido una
inclinación a concebir la discrecionalidad como una facultad privativa y
personal, pero ya en una sentencia del Tribunal Constitucional se precisó que
la discrecionalidad (consistente en “el uso motivado de las facultades de
arbitrio”) no había de confundirse con la arbitrariedad (caracterizada por “la
no motivación del uso de las facultades discrecionales”). La exigencia de
motivar camina en paralelo a la magnitud de la potestad discrecional; a mayor
discrecionalidad más motivación, puesto que la necesidad de motivar es
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proporcional a las posibilidades de elegir (y de decidir). Si no hay márgenes
de decisión, la motivación está de más.

c. La presunción de inocencia

La presunción, en cuanto “regla de juicio”, sirve fundamentalmente para


fijar el quantum de la prueba (la culpabilidad ha de quedar probada más allá
de toda duda razonable). Y, desde un punto de vista garantista, la presencia o
ausencia de “duda razonable” trasciende la esfera de la convicción individual
del juez para convertirse en asunto universalizable. Y la única manera de
apreciar la universalizabilidad de la proclama “tengo duda “o“no tengo duda”
empieza por exponer las razones que sustentan la duda o la ausencia de duda.

d. La tutela judicial efectiva

El derecho a la tutela judicial efectiva no connota el obtener una decisión


judicial conforme con unas pretensiones hechas valer en el proceso, sino el
derecho a que se dicte una resolución jurídicamente fundada. La resolución
fundada en derecho supone la exigencia constitucional de la motivación, la
cual cumpliría dos funciones: presentar el fallo como acto de racionalidad en
el ejercicio del poder y, al mismo tiempo, facilitar su control mediante los
recursos que procedan, entre ellos los recursos impugnatorios; es decir la
apelación de las sentencias judiciales.

III. EN QUÉ CONSISTE LA MOTIVACIÓN:

Como podemos ver en el artículo 139 del numeral 5 de la Constitución Política


del Perú de 1993 en la cual se nos presenta los principios y derechos de la función
jurisdiccional la cual nos dice: “La motivación escrita de las resoluciones judiciales
en todas las instancias, excepto los decretos de mero trámite, con mención expresa
de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se sustentan.”. Ante esto
Pedro Grández nos dice lo siguiente1:

El derecho a la motivación de las resoluciones judiciales, tal como se recoge en


el texto constitucional (art. 139.5), no es solo un derecho de toda persona (natural o
jurídica) a recibir de los órganos de la jurisdicción una decisión debidamente
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justificada, sino que constituye al mismo tiempo un principio que define a la
función jurisdiccional del Estado y, a su vez, una garantía instrumental para
asegurar el cumplimiento de otros principios y derechos fundamentales en el marco
del Estado Democrático.

Entonces después de haber visto la importancia de la motivación en un estado


democrático y la correcta función de su función jurisdiccional nos adentraremos a
analizar en que consiste la motivación en sí misma, la cual no se tiene una
aceptación única para la misma, pero la cual, en la doctrina se ha desglosado en dos
concepciones. La cual una de ellas es la mera exteriorización de cómo el juez llego
a formular la decisión, es decir, los pasos que siguió para llegar a cierta decisión
(concepción psicologista). La siguiente se basa más en que la motivación no tiene
por qué describir los pasos que siguió el juez para llegar a una decisión en concreto,
sino, que este debe justificar su decisión en argumentos jurídicos y racionalmente
válidos, sin ser esto una simple explicación de una secuencia de pasos (concepción
lógica). Entonces después de haber visto estas dos vertientes pasaremos a explicar
en qué consiste a profundidad cada una de ellas.

III.1. La motivación como mera exteriorización:

En esta concepción el juez simplemente se limita a que describa cuales son


los “motivos” que ha tenido en cuenta para sustentar su decisión, es decir, el
recorrido mental que siguió el juzgador para llegar hasta la decisión en sí.

Como se puede suponer esta concepción trae muchos problemas ya que se


limita a simplemente “describir” el cómo llego hasta tal decisión final. Siendo
este un problema por el hecho de que el juez se estaría acercando más a un
contexto de descubrimiento, el cual no es importante al motivar una resolución
judicial, con el hecho de que el juez se conforme a una mera descripción del
recorrido que hizo para llegar a su decisión. Otro problema que se puede ver
claramente en esta concepción se presentara en los juzgados colegiados, en el
cual, esta se encuentra procedida por una deliberación de cada uno de ellos y
votación de cual sentencia tiene argumentos más sólidos. Vemos como aquí se
desmorona rápidamente esta concepción, ya que, una descripción de los pasos y
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como llego a una decisión no serían suficientes para dar una argumentación
sólida.

III.2. La motivación como justificación:

A diferencia de la anterior concepción vista, en esta, no se le da importancia a


lo que el juzgador ha pensado a la hora de decidir, sino, a los argumentos
jurídico, facticos y racionalmente validos que este ha expresado en la sentencia.
Aquí deja de importar el recorrido que siguió el juez para llegar a una decisión,
Lo que importa aquí, son las razones que este sustenta en su motivación.

En las cuales podemos ver ciertos criterios la cual sería que la motivación no
puede ser un simple duplicado de los pasos que lo hicieron llegar a la decisión
final del juez, sino, que esta debe ser una clase de discurso justificatorio en la
cual se dan las razones valorables que justifican la decisión en sí. También en
esta concepción se tiene que no todas las razones tienen un mismo peso, sino,
que estas tienen mayor o menor peso dependiendo de criterios objetivos o
intersubjetivos. Esto da, por ende, una cierta responsabilidad judicial, ya que, al
no tener todas las razones el mismo peso, se le hace una tarea al juzgador el de
discriminar las razones correctas de las incorrectas. Siendo así, que podemos
llegar a que el juzgador responde con razones, justificándose este en primer
lugar, ante las partes en el proceso, y luego de estos, ante la ciudadanía en
general. Siendo todo esto reflejado en los recursos existentes en el proceso al
momento del control de las sentencias, en la cual solo es controlable lo público o
lo publicado, y en la cual, no se tiene consideración alguna lo que se encuentre
entre los párrafos y la intimidad del juzgador.

III.2.1.Requisitos básicos de la motivación como justificación:

a. Justificación Interna:

Este momento es en el cual el juzgador se vale de premisas, de las cuales


ha llegado, al observar las pruebas, los hechos y las normas que puede ser
aplicadas a estos y con las cuales ha llegado a una decisión valiéndose de
estas premisas en sí. Esto podría quedarse en este estado, sin embargo, las
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cosas no son tan fáciles. Pongámonos a pensar que hay un conflicto entre
normas y cuál de estas debe ser usada o si uno de los hechos ha sido probado
o no, o hasta, cual es la consecuencia jurídica de los mismos. A partir de esto
inferimos entonces que las premisas obtenidas por el juzgador deben tener
una justificación que las respalda. Para esto nos dirigiremos hacia la siguiente
fase que es la Justificación Externa.

b. Justificación Externa:

Claramente cuando las premisas son objeto de controversia, estas tienen


que pasar por una justificación externa. La cual tiene ciertos rasgos propios.

En primer lugar, como claramente está, la motivación debe ser congruente,


es decir esta no debe contradecirse o ser incompatible con ninguno de los
argumentos que componen dicha motivación por razones lógicas. En segundo
lugar esta debe ser completa, esto se refiere, a que todas las opciones del caso
mismo deben haber sido argumentadas en su totalidad y ninguna de estas
quede en un estado opaco. Por último, la motivación ha de ser suficiente, a
diferencia del anterior rasgo el cual es de una manera cuantitativa, en este se
debe ver desde una perspectiva cualitativa, es decir, estas deben estar
justificadas de manera suficiente para el caso. Siendo esto necesario al
momento las premisas de una decisión no son tan obvias como son otras que
simplemente se basan en el propio sentido común o en canones de razón
generalmente aceptados, sino, que estas deben estar justificadas de una
manera razonable y más profunda.

IV. PATOLOGÍAS DE LA MOTIVACIÓN:

A nuestra consideración una patología de la motivación viene a ser el


incumplimiento de parámetros de motivación de resoluciones judiciales
establecidos tanto por la Constitución Política del Perú y la Academia de la
magistratura, que ocasionan una alteración en la argumentación de los hechos
expuestos por las partes judiciales o en la valoración de los medios probatorios, es

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decir, no realizar una adecuada justificación interna y externa de la decisión
adoptada por el juez.

Por su parte la Academia de la Magistratura utiliza el término de patologías de la


motivación para referirse a los “vicios a nivel del razonamiento que subyace al
sentido de una determinada decisión jurídica. En efecto, los errores in cogitando o
patologías de la motivación implican el incumplimiento de las reglas, parámetros y
criterios de la lógica y la argumentación jurídica. Se expresa en la falta de
motivación o en la motivación insuficiente.”

El tema del derecho a la motivación es uno de los que más se invoca en un


proceso judicial, ya sea que se denuncie su vulneración al interior del propio
proceso; es decir, como cuando un tribunal que examina un recurso puede entrar en
el fondo y decidir nuevamente sobre la causa, controlando lo fundado de la decisión
a través de la motivación; el cual vendría ser un medio para controlar la justicia de
la decisión (vía nulidad, apelación con nulidad implícita o casación) o de manera
distinta, en otro proceso, en la que el control no pasa a través de la motivación para
llegar a la decisión sino que versa sólo y precisamente sobre la motivación, siendo
que, el control sobre la motivación se efectúa como un fin en sí mismo, controlando
de ese modo la justificación de la decisión, como en el amparo contra resoluciones
judiciales.

Sin embargo, el ámbito de protección de este derecho no solo rige en un proceso


judicial, sino que se extiende a los procedimientos administrativos y los procesos
arbitrales; de ahí que también suele ser alegado en dichos ámbitos, así como en los
procesos destinados a su control: el proceso contencioso administrativo y el proceso
de nulidad de laudo arbitral, respectivamente. En este último caso se da de manera
muy limitada.

Consideramos que las alteraciones a los parámetros establecidos para la


motivación de resoluciones judiciales, vendrían a ser patologías de la motivación,
pues así lo denomina la Academia de la Magistratura en sus materiales
autoinstructivos dirigidos a jueces y fiscales.

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Por lo expuesto, encontramos los vicios de la motivación respecto a las
resoluciones judiciales, los cuales hemos agrupado como: “omisión”,
“insuficiencia” y “contradictoriedad”.

IV.1. Motivación omitida:

Para entender dicha omisión, es necesario realizar una distinción en lo que


respecta a la motivación formal y la motivación sustancial.

La motivación formal, está compuesta por enunciados colocados topo


gráficamente en la parte que la sentencia dedica a la motivación. A diferencia de
la motivación sustancial, la cual está conformada por enunciados cuyo contenido
asume, directa o indirectamente, una función justificadora de lo que se haya
decidido; es decir, la motivación formal es condición necesaria pero no
suficiente para que también haya una motivación sustancial; sin motivación
formal no hay motivación sustancial, pero ésta supone un plus respecto de
aquélla, puesto que la motivación formal puede ser sólo aparente.

Por tanto, la existencia de la motivación formal exige la presencia de


enunciados presuntamente justificatorios; en tanto que la existencia de la
motivación sustancial se basa en los significados realmente justificatorios de los
enunciados formulados.

Obteniendo así, dos maneras de motivación omitida, las cuales son:

IV.1.1.Omisión formal:

Dicha omisión se produce cuando la sentencia consta sólo de una parte


dispositiva o fallo, sin que en ella haya rastro de prosa supuestamente
motivadora. Es el vicio más clamoroso y, al mismo tiempo, el de mayor
infrecuencia. Por ello, la conjugación de ambos aspectos nos exime de
explayarnos sobre esta flagrante modalidad de omisión.

IV.1.2.Omisión sustancial:

Respecto a la omisión sustancial, encontramos una tipología de


motivaciones que son más recurrentes en la jurisprudencia, las cuales son:
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a. Motivación Parcial

Nos referimos a motivación parcial, cuando no se satisface el requisito


de la completitud; es decir, cuando no se justifica o justifican algunas
decisiones sectoriales que preparan y condicionan la resolución final.

b. Motivación implícita:

Esta motivación consiste sintéticamente en suponer que, cuando no se


enuncian las razones que fundan una decisión, ésas se infieren de alguna
otra decisión tomada por el juez.

Sin embargo, existe un uso de motivación implícita, al cual se recurre y


está incluido en una omisión pura y simple. Tal acaece cuando el
argumento que justifica una opción no faculta derivar en contrario las
razones que fundamentarían la exclusión de otra opción alternativa.

Empero, por desgracia, a menudo se adultera la motivación implícita


hasta el extremo de un manejo tan basto y saturado de desvergüenza como
éste: si el juez acepta los argumentos o pruebas de la acusación, eo ipso
«por este hecho/por sí mismo», debe inferirse que implícitamente está
rechazando los argumentos o pruebas tendentes a una resolución
absolutoria.

c. Motivación per relationem:

Se da, cuando al tomar una decisión respecto de algún punto


controvertido, el juez no elabora una justificación autónoma ad hoc «para
esto», sino remite a las razones contenidas en otra sentencia.

Es cierto que la relatio a veces se presta a algún abuso mareante, como


acontece con la motivación “matrioska”, que viene a ser cuando una
sentencia remite a la motivación de otra sentencia, la cual reenvía al
razonamiento de una tercera sentencia, y así sucesivamente; o a alguna
trapacería retórica, como cuando el objeto de la relatio no es la verdadera
ratio decidendi «razón suficiente» de la sentencia invocada sino una

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afirmación que se deja caer por si acaso y no estrictamente pertinente al
objeto del juicio.

Me refiero a esa práctica difundida de remisión escueta al razonamiento


de la sentencia cuya impugnación constituye precisamente el objeto del
recurso. Pues bien, a despecho de este uso al que se presta la motivación
per relationem, existe una contundente contraindicación que lo deja fuera
de combate. Una sentencia recurrida no puede convertirse en la solución
del recurso porque, al ser ella misma objeto del recurso, es el problema a
resolver. Es decir, el recurrente intenta provocar un novum iudicium «un
nuevo juicio» con vistas a la reforma de la sentencia recurrida; de modo
que negar la obligatoriedad de una motivación explícita ad hoc significaría
pervertir la lógica misma del recurso; pues en éste “no se trata
sencillamente de una reproducción de los planteamientos de la primera
instancia sino de la impugnación de una sentencia. El recurrente no
pretende la modificación del statu quo anterior al litigio sino el de la
sentencia impugnada que ha introducido por sí misma un nuevo statu quo.
Si la sentencia superior nada dice por su parte, ha burlado el derecho del
recurrente a obtener una respuesta fundada”.

IV.2. Motivación insuficiente:

La motivación insuficiente, no debe ser confundida con la motivación


incompleta o parcial, puesto que la motivación completa es la que justifica todas
las decisiones relevantes que predeterminan la decisión final, a diferencia de la
motivación suficiente, que viene a ser la que aporta las razones necesarias para
ofrecer una justificación apropiada. Por lo cual, no son expresiones redundantes.

El Juez incurre en este vicio de motivación insuficiente, cuando:

- No expresa las premisas de sus argumentaciones


- No justifica las premisas que no son aceptadas por las partes
- No indica los criterios de inferencia que ha manejado
- No explicita los criterios de valoración adoptados

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- Al elegir una alternativa en lugar de otra, no explica por qué ésta es
preferible a aquélla, etc.

IV.3. Motivación contradictoria:

Este vicio de motivación se presenta particularmente en algunas situaciones


típicas.

La más evidente aunque muy poco frecuente, es la contradicción entre el fallo


y la motivación de la sentencia. Otra situación típica, que a diferencia de la
anterior es más compleja y más frecuente, es la situación en la que la motivación
misma es contradictoria porque contiene argumentos que chocan entre sí. Dando
lugar también, a las motivaciones denominadas “ilógicas”; que vienen a ser
aquellas que, aun no manejando argumentaciones incompatibles, no respetan la
coherencia contextual.

Finalmente, dentro de las motivaciones contradictorias, encontramos aquellas


que no respetan las reglas de la lógica, de la ciencia o de la experiencia común.

V. EL DERECHO A LA DEBIDA MOTIVACIÓN Y EL TC:

En la STC 00728-2008-PHC, el Tribunal Constitucional (2008) estableció que


“el derecho a la debida motivación de las resoluciones importa que los jueces, al
resolver las causas, expresen las razones o justificaciones objetivas que los llevan a
tomar una determinada decisión”. (p. 2)

V.1. Garantía:

El derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una


garantía del justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las
resoluciones no se encuentren justificadas en el mero capricho de los
magistrados, sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o
los que se derivan del caso.

Sin embargo, no todo ni cualquier error en el que eventualmente incurra una


resolución judicial constituye automáticamente la violación del contenido
constitucionalmente protegido del derecho a la motivación de las resoluciones
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judiciales. Por lo que, a continuación, se mencionarán dichas violaciones a este
contenido constitucional:

Inexistencia de motivación o motivación aparente, está fuera de toda duda


que se viola el derecho a una decisión cuando en el órgano jurisdiccional no da
cuenta de las razones mínimas que sustentan la decisión o de que no responde a
las alegaciones de las partes del proceso, o porque solo intenta dar un
cumplimiento formal al mandato, amparándose en frases sin ningún sustento
fáctico o jurídico.

Falta de motivación interna del razonamiento, que se trata de identificar el


ámbito constitucional de la debida motivación mediante el control de los
argumentos utilizados en la decisión asumida por el Juez o Tribunal; sea desde la
perspectiva de su corrección lógica o desde su coherencia narrativa.

Deficiencias en la motivación externa, es cuando el control de la motivación


también autoriza a la actuación del juez constitucional, que cuando las premisas
de las que parte el Juez no han sido confrontadas respecto de su validez fáctica o
jurídica.

La motivación insuficiente, se refiere, al mínimo de motivación exigible


atendiendo a las razones de hecho o de derecho indispensables para asumir que
la decisión está debidamente motivada.

La motivación sustancialmente incongruente, es obligación de los órganos


judiciales resolver las pretensiones de las partes de manera congruente con los
términos en que vengan planteadas, sin cometer, desviaciones que supongan
modificación o alteración del debate procesal.

Motivaciones cualificadas, conforme lo ha destacado este Tribunal, resulta


indispensable una especial justificación para el caso de decisiones de rechazo de
la demanda, o cuando, como producto de la decisión jurisdiccional, se afectan
derechos fundamentales como el de la libertad.

19
V.2. Arbitrariedad:

El Tribunal Constitucional (2006), señala en el exp. N.° 05601-2006-PA/TC


que el derecho a la motivación debida constituye una garantía fundamental en
los supuestos en que con la decisión emitida se afecta de manera negativa la
esfera o situación jurídica de las personas. Así, toda decisión que carezca de una
motivación adecuada, suficiente y congruente, constituirá una decisión arbitraria
y, en consecuencia, será inconstitucional. (p. 3)

Por tanto, toda sentencia que sea caprichosa; que sea más bien fruto del
decisionismo que de la aplicación del derecho; que esté más próxima a la
voluntad que a la justicia o a la razón; que sus conclusiones sean ajenas a la
lógica, será obviamente una sentencia arbitraria, injusta y, por lo tanto,
inconstitucional.

V.3. Canon para el control constitucional:

En el exp. N.° 03179-2004-AA/TC, se ha precisado que el canon


interpretativo que le permite al Tribunal Constitucional realizar, legítimamente,
el control constitucional de las resoluciones judiciales ordinarias está compuesto,
en primer lugar, por un examen de razonabilidad; en segundo lugar, por el
examen de coherencia; y, finalmente, por el examen de suficiencia. (p. 3)

VI. ANÁLISIS DE SENTENCIA:

Análisis de la Sentencia del Tribunal Constitucional EXP.N°00728-2008-PHC/TC


(Caso Giuliana Flor de María Llamoja Hilares)

VI.1. Resumen de los hechos:

El asunto, es referido al recurso de agravio constitucional interpuesto por


Giuliana Flor de María Llamoja Hilares contra la sentencia expedida por la
primera sala penal para reos en cárcel de la corte superior de justicia de lima.

Antecedentes, la recurrente con fecha 03 de agosto del 2007, interpone


demanda de habeas corpus, contra los vocales integrantes de la tercera sala penal
con reos en cárcel de la corte superior de justica de lima y contra los vocales
20
integrantes de la primera sala penal transitoria de la corte suprema de justicia de
la república, con el objeto que declare la nulidad de la sentencia condenatoria y
su confirmatoria mediante ejecutoria suprema de fecha 22 de enero 2007 y
solicitando que se expida nueva resolución con arreglo a derecho y se ordene su
inmediata liberación.

De igual forma la recurrente alega vulneración de sus derechos


constitucionales como lo son la tutela procesal efectiva, el acceso a la justicia y
el debido proceso, así como los principios de presunción de inocencia e indubio
pro reo, relacionado con la libertad individual.

VI.2. Fundamentos:

1. Respecto de la delimitación del petitorio la recurrente, presentada la


demanda de habeas corpus, tiene como objeto que el alto tribunal declare la
nulidad de la sentencia condenatoria y su confirmatoria en las fechas
mencionadas anteriormente y su libertad, en cuanto aduce que se vulneraron
sus derechos tanto a la tutela procesal efectiva, el acceso a la justicia, el
debido proceso y así como el principio de presunción de inocencia e indubio
pro reo. Razón por la cual se realizara el presente análisis.

2. El habeas corpus contra resoluciones judiciales

Nuestra constitución política establece en su art. 200 inc.1 que el habeas


corpus procede ante el hecho u omisión por parte de cualquier autoridad,
funcionario o persona que vulnera o amenaza la libertad individual o los
derechos de ella, y de igual manera el código procesal constitucional en su
art. 4 refiere lo respecto al habeas corpus. Y como bien lo menciona la
referida sentencia, no todas las resoluciones judiciales pueden ser objeto de
un control constitucional de habeas corpus, ya que solo aquellas resoluciones
judiciales firmes que vulneren en forma expresa la libertad individual o
derechos conexos a ella. En lo que respecta al caso, en el proceso penal
seguido a la actora en el EXP. N- 3651-2006, se establece restricciones al

21
pleno ejercicio de su derecho a la libertad, tras el dictado en forma definitiva
una sentencia condenatoria de privar de su libertad.

3. El derecho a la debida motivación de resoluciones judiciales

En tribunal constitucional – EXP. N – 1480-2006-AA/TC. FJ 2) ha tenido


oportuno precisar que “el derecho a la debida motivación de la resoluciones
importa que los jueces, al resolver las causas, expresen las razones o
justificaciones objetivas que los llevan a tomar una decisión determinada”. En
tal sentido lo que determinada si una resolución judicial se ha violado o no el
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales debe realizarse a
partir de fundamentos que estén expuestos en la resolución cuestionada,
debido a que el juez constitucional no le incumbe el mérito de la causa, sino
por el contrario solo el análisis externo de la resolución.

El derecho a la debida motivación debe entenderse como una garantía del


justiciable frente a la arbitrariedad judicial y que busca garantizar que las
resoluciones no se encuentren justificadas en el mero capricho de los
magistrados, sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento
jurídico para determinado caso.

Así en el EXP. N- 3943-PA/TC y antes en el voto singular de los


magistrados Gonzales Ojeda y Alva Orlandini (EXP. N- 1744-2005-TA/TC),
preciso los siguientes supuestos: a) inexistencia de la motivación o
motivación aparente, en el sentido de que no da cuenta mínima en la
sustentación de la decisión o que no responde a las alegaciones de las partes
del proceso o porque intentan un cumplimiento formal al mandato, amparo
ello en frases sin sustento factico o jurídico como alega la recurrente en el
presente proceso en comentario. b) falta de motivación interna del
razonamiento, presenta una doble dimensión, es decir por una lado, cuando
existe invalidez de una inferencia a partir de premisa que establece
previamente el juez en su decisión y por otro la incoherencia narrativa, que se
presenta como un discurso absolutamente confuso incapaz de trasmitir, de un
modo coherente, las razones en las que se apoya la decisión. c) deficiencias
22
en la motivación externa; justificación de las premisas , y es que la
motivación se presenta en este caso como un garantía para validar las
premisas de las que parte el juez o tribunal para sus decisiones y por otra
parte el control de la justificación externa del razonamiento resulta
fundamental para apreciar la justicia y razonabilidad de la decisión judicial en
el estado democrático, porque obliga a los jueces a ser más exhaustivo en la
fundamentación de sus decisiones y no dejar persuadir por un simple lógica
formal d) la motivación insuficiente, al respecto es el mínimo de motivación
exigible atendiendo las razones de hecho de derecho indispensables para
asumir que la decisión está debidamente motivada e) la motivación
sustancialmente incongruente, y es que el derecho a la debida motivación de
las resoluciones obliga a los órganos judiciales a resolver las pretensiones de
las partes de manera congruente con los términos planteados y sin cometer
desviaciones que supongan una modificación, por esto el principio de
congruencia procesal exige al juez, a que este deba pronunciarse sobre una
causa determina y no omitan, ni altere o exceda en las peticiones ante el
formuladas en el proceso. f) motivaciones cualificadas, al respecto la
motivación de la sentencia opera como un doble mandato, refiero tanto al
propio derecho a la justificación de la decisión como también al derecho de
está siendo objeto de restricción por parte del juez o tribunal.

4. La sentencia arbitraria por indebida motivación y el principio de la


interdicción de la arbitrariedad.

Al respecto, es importante mencionar que toda decisión que carezca de


motivación adecuada, suficiente y congruente, constituirá una decisión
arbitraria y, en consecuencia, será inconstitucional. Por ello si bien el dictado
de una sentencia condenatoria per se no vulnera derechos fundamentales, si lo
hace cuando dicha facultad se ejerce de manera arbitraria, es decir cuando no
se motivan debidamente. Además en el principio de interdicción o
prohibición de la arbitrariedad, es el cual surge del estado democrático de
derecho y que en su sentido clásico, refiero que la arbitrariedad aparece como

23
el reverso de la justicia y el derecho y en un sentido moderno, reza que la
arbitrariedad aparece como lo carente de fundamentación objetiva.

5. Canon para el control constitucional de las resoluciones judiciales

En lo que respecta al canon interpretativo este le permite al tribunal


constitucional realizar un examen de razonabilidad respecto de la revisión del
proceso judicial ordinario y determinar si la resolución que se cuestiona
vulnera un derecho fundamental. Lo que respecta al examen de coherencia
que es otro mecanismo por el cual el tribunal puede realizar un control, este
exige que se precise el acto lesivo del caso en concreto y que si vulnera
directamente con la decisión judicial que se le impugna. Respecto del último
punto, que es el examen de suficiencia, el tribunal debe determinar la
intensidad del control constitucional que sea necesario para llegar al límite de
la revisión a fin de cautelar el derecho fundamental del demandado.

5.3. Análisis de la controversia constitucional:

El alto tribunal en la sentencia impugnada establece que incurre en supuestos


de indebida motivación de las resoluciones judiciales que tiene sobrada
relevancia constitucional. En primer lugar presenta deficiencia en la motivación
interna en su manifestación de falta de corrección lógica, así como una falta de
coherencia narrativa. En segundo lugar presenta una deficiencia en la
justificación externa.

En la falta de corrección lógica, el tribunal penal parte de la premisa de que


en un contexto de forcejeó y de lucha entre madre e hija con el uso de
instrumentos cortantes (cuchillos), ambas partes contendientes necesariamente
deben presentar igual cantidad de heridas en el cuerpo y concluye que quien
presente menos heridas, será sin duda el sujeto activo del delito de parricidio,
mientras que aquel que presente más heridas será el sujeto pasivo de dicho
ilícito.

De esta conclusión, se deriva que el razonamiento del tribunal penal se basa


más en criterios cuantitativos antes que en aspectos cualitativos como seria para
24
el caso, permitiendo calificar de manera indebida los criterios cuantitativos como
supuestos jurídicamente no infalibles, lo que es manifiestamente arbitrario.

La argumentación del Tribunal penal, se observa que las conclusiones que se


extraen a partir de sus propias premisas son arbitrarias y carecen de sustento
lógico y jurídico, a lo cual el Colegiado Constitucional encuentra que existen
suficientes elementos de juicio que invalidan la decisión cuestionada por ser
arbitraria y carente de un mínimo de corrección racional, no ajustada al principio
de interdicción de la arbitrariedad.

La falta de coherencia narrativa, se presenta cuando existe un discurso


confuso, incapaz de trasmitir, de modo coherente, las razones en las que se
apoya la decisión, produciéndose así una manifiesta incoherencia narrativa.

La falta de justificación externa, fundamentos 14. a) y e), no se han expuesto


las razones objetivas que sustentan la vinculación de la acusada con el hecho
atribuido. Es decir, que en el camino a la conclusión no se ha explicitado o
exteriorizado las circunstancias fácticas que permiten llegar a dicha conclusión,
esto es, que no se identifican debidamente las razones o justificaciones en la que
se sustentarían tales premisas y su conclusión pareciendo más bien, que se
trataría de un hecho atribuido en nombre del libre convencimiento y fruto de un
decisionismo inmotivado antes que el producto de un juicio racional y objetivo.

Por lo que el Tribunal Constitucional considera que el hábeas corpus contra


resoluciones judiciales firmes no puede ni debe ser utilizado como un deux ex
machina, esto es, como algo traído desde afuera para resolver una situación,
donde se pretenda replantear una controversia ya resuelta debidamente por los
órganos jurisdiccionales ordinarios, sino que debe ser utilizado, sí y solo sí,
cuando sea estrictamente necesario, con el único propósito de velar por que en el
ejercicio de una función no se menoscaben la vigencia y eficacia de los derechos
fundamentales reconocidos a los justiciables

25
5.4. Justificación interna:

- PREMISA MAYOR: Toda decisión judicial que carezca de una motivación


adecuada, suficiente y congruente; constituirá una decisión arbitraria y, en
consecuencia, inconstitucional.
- PREMISA MENOR: El Tribunal Penal basa su decisión en criterios
cuantitativos y no cualitativos, además de presentar una gruesa incoherencia
en su narración que no permite establecer con claridad la línea de producción
de los hechos e invierte la realidad de los mismos, a su vez que en el camino a
la conclusión no se a exteriorizado las causas fácticas que permitan llegar a
dicha conclusión.

- CONCLUSIÓN: La decisión adoptada por el Tribunal Penal es arbitraria e


inconstitucional.

5.5. Justificación externa:

- PREMISA MAYOR:

Artículo 1° de la Constitución Política del Perú: “La defensa de la


persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y
del Estado.”

Artículo 3° de la Constitución Política del Perú: “La enumeración de los


derechos establecidos en este capítulo no excluye los demás que la
Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga o que se fundan en la
dignidad del hombre, o en los principios de soberanía del pueblo, del Estado
democrático de derecho y de la forma republicana de gobierno.”

Artículo 43° de la Constitución Política del Perú: “La República del Perú
es democrática, social, independiente y soberana.

El Estado es uno e indivisible.

Su gobierno es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza


según el principio de la separación de poderes”

26
Artículo 44° de la Constitución Política del Perú: “Son deberes
primordiales del Estado: defender la soberanía nacional; garantizar la plena
vigencia de los derechos humanos; proteger a la población de las amenazas
contra su seguridad; y promover el bienestar general que se fundamenta en la
justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación.

Asimismo, es deber del Estado establecer y ejecutar la política de fronteras


y promover la integración, particularmente latinoamericana, así como el
desarrollo y la cohesión de las zonas fronterizas, en concordancia con la
política exterior.

Artículo 139° inciso 5° de la Constitución Política del Perú: “Son principios


y derechos de la función jurisdiccional:

(…)

5. La motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las


instancias, excepto los decretos de mero trámite, con mención expresa de la ley
aplicable y de los fundamentos de hecho en que se sustentan.

En el Exp. N. 0 1480-2006-AA/TC. F J 2 el Tribunal Constitucional precisa


lo siguiente respecto a la debida motivación de las resoluciones judiciales “El
derecho a la debida motivación de las resoluciones importa que los jueces, al
resolver las causas, expresen las razones o justificaciones objetivas que los
llevan a tomar una determinada decisión. Esas razones, (...) deben provenir no
sólo del ordenamiento jurídico vigente y aplicable al caso, sino de los propios
hechos debidamente acreditados en el trámite del proceso. Sin embargo, la
tutela del derecho a la motivación de las resoluciones judiciales no debe ni
puede servir de pretexto para someter a un nuevo examen las cuestiones de
fondo ya decididas por los jueces ordinarios.

En tal sentido, (...) el análisis de si en una determinada resolución judicial se


ha violado o no el derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales
debe realizarse a partir de los propios fundamentos expuestos en la resolución
cuestionada, de modo que las demás piezas procesales o medios probatorios del
27
proceso en cuestión sólo pueden ser evaluados para contrastar las razones
expuestas, mas no pueden ser objeto de una nueva evaluación o análisis. Esto,
porque en este tipo de procesos al juez constitucional no le incumbe el mérito
de la causa, sino el análisis externo de la resolución, a efectos de constatar si
ésta es el resultado de un juicio racional y objetivo donde el juez ha puesto en
evidencia su independencia e imparcialidad en la solución de un determinado
conflicto, sin caer ni en arbitrariedad en la interpretación y aplicación del
derecho, ni en subjetividades o inconsistencias en la valoración de los hechos”.

En el Exp. N. 0 3943-2006-PA/TC y antes en el voto singul Gonzales Ojeda


y Alva Orlandini (Exp. N. 0 1744-2005-P 5 éie los magistrados C), el Tribunal
Constitucional precisa el contenido constitucionalmente garantizado del
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales quedando
delimitado, entre otros, en los siguientes supuestos:

a. INEXISTENCIA DE MOTIVACIÓN O MOTIVACIÓN APARENTE:


Está fuera de toda duda que se viola el derecho a una decisión debidamente
motivada cuando la motivación es inexistente o cuando la misma es solo
aparente, en el sentido de que no da cuenta de las razones mínimas que
sustentan la decisión o de que no responde a las alegaciones de las partes del
proceso, o porque solo intenta dar un cumplimiento formal al mandato,
amparándose en frases sin ningún sustento fáctico o jurídico.

b. FALTA DE MOTIVACIÓN INTERNA DEL RAZONAMIENTO: La


falta de motivación interna del razonamiento [defectos internos de la
motivación] se presenta en una doble dimensión; por un lado, cuando existe
invalidez de una inferencia a partir de las premisas que establece
previamente el Juez en su decisión; y, por otro lado, cuando existe
incoherencia narrativa, que a la postre se presenta como un discurso
absolutamente confuso incapaz de transmitir, de modo coherente, las
razones en las que se apoya la decisión. Se trata, en ambos casos, de
identificar el ámbito constitucional de la debida motivación mediante el
control de los argumentos utilizados en la decisión asumida por el Juez o

28
Tribunal; sea desde la perspectiva de su corrección lógica o desde su
coherencia narrativa.

c. DEFICIENCIAS EN LA MOTIVACIÓN EXTERNA: justificación de


las premisas. El control de la motivación también puede autorizar la
actuación del juez constitucional cuando las premisas de las que parte el
Juez no han sido confrontadas o analizadas respecto de su validez fáctica o
jurídica. Esto ocurre por lo general en los casos dificiles, como los identifica
Dworkin, es decir, en aquellos casos donde suele presentarse problemas de
pruebas o de interpretación de disposiciones normativas. La motivación se
presenta en este caso como una garantía para validar las premisas de las que
parte el Juez o Tribunal en sus decisiones. Si un Juez, fundamentar su
decisión: 1) ha establecido la existencia de un daño; 2) luego, ha llegado a la
conclusión de que el daño ha sido causado por "X", pero no ha dado razones
sobre la vinculación del hecho con la participación de "X" en tal supuesto,
entonces estaremos ante una carencia de justificación de la premisa fáctica
y, en consecuencia, la aparente corrección formal del razonamiento y de la
decisión podrán ser enjuiciadas por el juez [constitucional] por una
deficiencia en la justificación externa del razonamiento del juez.

d. LA MOTIVACIÓN INSUFICIENTE: Se refiere, básicamente, al mínimo


de motivación exigible atendiendo a las razones de hecho o de derecho
indispensables para asumir que la decisión está debidamente motivada. Si
bien, como ha establecido este Tribunal en reiterada jurisprudencia, no se
trata de dar respuestas a cada una de las pretensiones planteadas, la
insuficiencia, vista aquí en términos generales, sólo resultará relevante
desde una perspectiva constitucional si es que la ausencia de argumentos o
la "insuficiencia" de fundamentos resulta manifiesta a la luz de lo que en
sustancia se está decidiendo.

e. LA MOTIVACIÓN SUSTANCIALMENTE INCONGRUENTE: El


derecho a la debida motivación de las resoluciones obliga a los órganos
judiciales a resolver las pretensiones de las partes de manera congruente con

29
los términos en que vengan planteadas, sin cometer, por lo tanto,
desviaciones que supongan modificación o alteración del debate procesal
(incongruencia activa). Desde luego, no cualquier nivel en que se produzca
tal incumplimiento genera de inmediato la posibilidad de su control. El
incumplimiento total de dicha obligación, es decir, el dejar incontestadas las
pretensiones, o el desviar la decisión del marco del debate judicial
generando indefensión, constituye vulneración del derecho a la tutela
judicial y también del derecho a la motivación de la sentencia
(incongruencia omisiva). Y es que, partiendo de una concepción
democratizadora del proceso como la q e se expresa en nuestro texto
fundamental (artículo 139°, incisos 3 y 5), resulta un imperativo
constitucional que los justiciables obtengan de los órganos judiciales una
respuesta razonada, motivada y congruente de las pretensiones efectuadas;
pues precisamente el principio de congruencia procesal exige q el juez, al
momento de pronunciarse sobre una causa determinada, no omita, altere o
se exceda en las peticiones ante él formuladas.

f. MOTIVACIONES CUALIFICADAS: Conforme lo ha destacado este


Tribunal, resulta indispensable una especial justificación para el caso de
decisiones de rechazo de la demanda, o cuando, como producto de la
decisión jurisdiccional, se afectan derechos fundamentales como el de la
libertad. En estos casos, la motivación de sentencia opera como un doble
mandato, referido tanto al propio derecho a la justificación de la decisión
como también al derecho que está siendo objeto de restricción por parte del
Juez o Tribunal.

De modo similar, el Tribunal Constitucional (Exp. N. 0 05601-2006-


PA/TC. FJ 3) ha tenido la oportunidad de precisar que "El derecho a la
motivación debida constituye una garantía fundamental en los supuestos en que
con la decisión emitida se afecta de manera negativa la esfera o situación
jurídica de las personas. Así, toda decisión que carezca de una motivación
adecuada, suficiente y congruente, constituirá una decisión arbitraria y, en
consecuencia, será inconstitucional".
30
Por último el Tribunal Constitucional en el Exp. N. 0 03179-2004-
AA/TC. FJ 23, ha precisado que “El canon interpretativo que le permite al
Tribunal Constitucional realizar, legítimamente, el control constitucional de las
resoluciones judiciales ordinarias está compuesto, en primer lugar, por un
examen de razonabilidad; en segundo lugar, por el examen de coherencia; y,
finalmente, por el examen de suficiencia.

a) Examen de razonabilidad.- Por el examen de razonabilidad, el Tribunal


Constitucional debe evaluar si la revisión del ( .. . ) proceso judicial
ordinario es relevante para determinar si la resolución judicial que se
cuestiona vulnera el derecho fundamental que está siendo demandado.
b) Examen de coherencia.- El examen de coherencia exige que el Tribunal
Constitucional precise si el acto lesivo del caso concreto se vincula
directamente con( ... ) la decisión judicial que se impugna( .. . ).

c) Examen de suficiencia.- Mediante el examen de suficiencia, el Tribunal


Constitucional debe determinar la intensidad del control constitucional que
sea necesaria para llegar a precisar el límite de la revisión [de la resolución
judicial], a fin de cautelar el derecho fundamental demandado.

- PREMISA MENOR:

1. Respecto a la falta de corrección lógica, la sentencia emitida por el


Tribunal Constitucional en el numeral 16° establece lo siguiente: Del
fundamento 14. b) y d), se desprende que el Tribunal penal parte de la
sentada premisa de que al existir desproporcionalidad en las heridas, esto es,
supuestamente 4 heridas en la accionante frente a las 60 heridas que
presentó la occisa, la recurrente "es autora del resultado muerte", y más aún
que [estas heridas] fueron ocasionadas "con violencia". Y es que el Tribunal
penal parte de la premisa de que en un contexto de forcejeo y de lucha entre
madre e hija con el uso de instrumentos cortantes (cuchillos), ambas partes
contendientes necesariamente deben presentar igual cantidad de heridas en
el cuerpo; de no ser así, concluye que quien presente menos heridas, será sin

31
duda el sujeto activo del delito de parricidio, mientras que aquel que
presente más heridas será el sujeto pasivo de dicho ilícito.

De esta conclusión, se advierte que el razonamiento del Tribunal penal se


basa más en criterios cuantitativos antes que en aspectos cualitativos como
sería de esperar [más aún, si se trata de una sentencia condenatoria que
incide en la libertad personal], permitiendo calificar de manera indebida los
criterios cuantitativos como supuestos jurídicamente infalibles, lo que es
manifiestamente arbitrario; pues, en efecto, puede ocurrir todo lo contrario,
que quien presente menos heridas sea en realidad el sujeto pasivo del delito
de parricidio (incluso con una sola herida), y que quien presente más heridas
en el cuerpo sea en puridad el autor de dicho ilícito; de lo que se colige q e
estamos ante una inferencia inmediata indeterminada o excesivamente
abierta, que da lugar a más de un resultado posible como conclusión.

2. Respecto a la falta de coherencia narrativa, la sentencia del Tribunal


Constitucional en los numerales 20 y 21 establece lo siguiente: “El
magistrado Roman Santisteban, en su voto dirimente, en un primer
momento señala que,

“la occisa agarró "otro cuchillo [el tercero] con el que la atacó [a la
acusada, ocasionándole un corte en la región palmar de la mano derecha],
dando lugar a que la acusada que portaba u cuchillo de cocina que había
cogido anteriormente, comenzó a atacarla, mientras que la damnificada hacía
lo mismo";

Sin embargo, en líneas posteriores, sin mediar fundamentación ni


explicación alguna, concluye que,

"La occisa privilegió la agresión con un elemento de menor peligrosidad


(objeto contundente duro o inclusive sus propios puños), la encausada utilizó
primordialmente el arma cortante que portaba en las manos"

Se ha dicho que toda sentencia debe ser debidamente motivada, clara,


contundente, sobre todo "no contradictoria"; sin embargo, según se puede
32
apreciar de la propia argumentación efectuada por la Sala Penal, ésta
presenta una gruesa incoherencia en su narración que no permite establecer
con claridad la línea de producción de los hechos, y más arbitrariamente,
invierte la realidad de los mismos, los que, según la propia Sala penal
estuvieron "fehacientemente probados", por lo que este Colegiado
Constitucional encuentra que existen suficientes elementos de juicio que
invalidan la decisión cuestionada por ser arbitraria e incoherente. Una
motivación ilógica e incongruente vulnera el principio de prohibición de la
arbitrariedad (artículos 3°, 43° y 44°, de la Constitución) y la obligación de
la debida motivación establecida por el artículo 139°, inciso 5, de la
Constitución.”

3. Respecto a la falta de justificación externa, la sentencia del Tribunal


Constitucional en el numeral 23 establece lo siguiente: “De otro lado, del
fundamentos 14. a) y e), se desprende que el Tribunal penal ha establecido
que i) se ha producido como resultado la muerte de María del Carmen
Hilares Martínez, y luego ii) ha llegado a la conclusión de que ese resultado
ha sido causado por la accionante Giuliana Flor de María Llamoja Hilares,
al inferirle una herida cortante en la zona de la carótida izquierda; sin
embargo, no se han expuesto las razones objetivas que sustentan la
vinculación de la acusada con el hecho atribuido. Es decir, que en el camino
a la conclusión no se ha explicitado o exteriorizado las circunstancias
fácticas que permiten llegar a dicha conclusión, esto es, que no se
identifican debidamente las razones o justificaciones en la que se
sustentarían tales premisas y su conclusión pareciendo más bien, que se
trataría de un hecho atribuido en nombre del libre convencimiento y fruto de
un decisionismo inmotivado antes que el producto de un juicio racional y
objetivo. Y es que, si no se dan a conocer las razones que sustentan las
premisas fácticas, tal razonamiento efectuado se mantendrá en secreto y en
la conciencia de sus autores, y por consiguiente fallará la motivación en esta
parte. Siendo así, se advierte que la sentencia cuestionada incurre en una

33
falta de justificación externa, y por tanto es pasible de ser sometida a control
y a una consecuente censura de invalidez.”

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

- Cabanellas, G. (2006). Nuevo Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual.


Editorial Heliasta.
- Aramburo, M. (2011). Sobre la relación entre la motivación de las sentencias y el
precedente judicial. Aportaciones a un debate.
https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/5456/LA%20MOTIVACI
%C3%93N%20DE%20LA%20SENTENCIA.pdf?sequence=2
- Bustamante Rúa, M. (2010). Principios del Derecho Procesal. En: Derecho
Procesal Contemporáneo. Edición Universidad de Medellín.
1
- GRÁNDEZ CASTRO, Pedro. El derecho a la motivación de las sentencias y el
control constitucional de la actividad judicial. En: El debido proceso. Estudios sobre
derechos y garantías procesales. Lima: Gaceta Jurídica, S.A., 2010, p. 243.

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