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El calvinismo es una teología protestante surgida en Suiza durante el siglo XVI. Su creador fue el
teólogo francés Juan Calvino (1509-1564). Desde Suiza, el calvinismo se extendió por gran parte
del norte de Europa, América del Norte y África del Sur.
El calvinismo defiende la autoridad de Dios sobre todas las cosas, la doble predestinación y la
salvación solo por la fe.
En el siglo XX, el calvinismo original fue renovado por la prédica del teólogo suizo Karl Barth (1886-
1968), a quien se lo considera el creador de la teología dialéctica. En la actualidad, las iglesias
reformadas con inspiración calvinista tienen unos 75 millones de seguidores alrededor del mundo.
La irrupción del calvinismo se produjo en la segunda fase de la Reforma, que tuvo lugar luego de la
excomunión de Martín Lutero por el papa León X, en 1521.
Su creador fue Juan Calvino, nacido en Noyon, Francia, en 1509. Durante su paso por las
universidades de París, Orleans y Bourges, fue influenciado por las ideas de Lutero.
Su conversión al protestantismo tuvo lugar en 1533, cuando aceptó los puntos de vista de Lutero
acerca de la negación de la autoridad de la Iglesia de Roma por derecho divino, la importancia de
la Biblia como fuente de fe y la doctrina de la justificación de los seres humanos por medio de la
gracia divina.
Calvino pasó gran parte de su vida en Ginebra, donde mantuvo varias disputas teológicas. La más
famosa fue la que lo enfrentó al español Miguel Servet, quien rechazaba el dogma de la Santísima
Trinidad. Esta disputa finalizó con el arresto de Servet, que en 1553 fue quemado en la hoguera
junto con todos sus libros.
En el siglo XVII el calvinismo llegó a América del Norte y África del Sur, debido a la emigración de
puritanos ingleses, hugonotes franceses y calvinistas alemanes y holandeses.
Luteranismo y calvinismo
Las diferencias entre el calvinismo y el luteranismo son mínimas, siendo mucho mayores las
coincidencias que los desacuerdos. Ambos grupos coinciden, entre otras cuestiones, en que:
La naturaleza del ser humano está corrompida por el pecado original, por lo que la intervención
directa de Dios es indispensable para asegurar su salvación.
- Los calvinistas afirman que la muerte de Cristo en la cruz fue para beneficio exclusivo de los
elegidos por Dios, mientras que los luteranos sostienen que el sacrificio de Cristo fue para
beneficio de toda la humanidad, aunque solo obtienen ese beneficio los que tiene fe.
- El luteranismo sostiene que un hijo de Dios, regenerado por el bautismo, puede llegar a
perder su salvación por confiar en sus obras y no en Cristo. El calvinismo, en cambio, no
cree en la regeneración bautismal. Para los calvinistas, un verdadero hijo de Dios, justificado
y santificado por su sangre, no puede terminar en el infierno.