Siguiendo la tendencia extractivita que tanto ha preocupado en
Bolivia, uno de los materiales más valiosos en los últimos años se ha sumado a las muchas riquezas del suelo boliviano. El litio, conocido como el metal más liviano forma uno de los componentes más importantes del Salar de Uyuni, en la región de Potosí. Utilizado en diferentes industrias, su utilidad para las nuevas baterías de celulares, tabletas y distintos dispositivos electrónicos han hecho crecer los precios internacionales de este material al alza. La basta región del Salar de Uyuni que cuenta con alrededor de unos 10.500 km2 con una profundidad promedio de 10 a 12 metros, es el mayor deposito evaporítico de Sudamérica. La profundidad del salar está compuesta de capas de salmueras superpuestas y barro lacustre. Esta salmuera se compone de: litio, boro, potasio, magnesio, carbonatos y sulfatos de sodio. Esta mezcla de minerales hace la extracción del litio más costosa que en países vecinos como Chile o Argentina. A pesar de todo, la gran extensión del salar hace del litio una oportunidad increíble para Bolivia de explotar este recurso con unas grandes tasas de beneficio. Pese a ello, se ha convertido en arma de doble filo. La extracción directa del litio choca frontalmente con las políticas iniciales del presidente Evo Morales, férreo defensor de la Naturaleza. La extracción de litio además de ser muy dañina para los alrededores del salar, requiere de grandes cantidades de agua, recurso poco abundante en la árida región de Potosí. A todos estos problemas se suma la falta de una base de saneamiento básico, y la poca infraestructura en la zona, que cuenta con una de las menores densidades poblacionales del país (0,8 hab/km cuadrado). Además, muchos expertos aseguran que la empresa minera nacional (CONMIBOL) no cuenta con las capacidades técnicas necesarias para llevar a cabo una empresa de tal calibre. Hasta ahora, se tienen ciertas limitaciones en la investigación y no ha logrado una administración, ejecución y comercialización eficientes, incluidas las insuficiencias para crear baterías nacionales, producto final que añadiría cierto valor añadido al proceso entero, por lo que parece que de momento se va a tener que recurrir a inversiones extranjeras si se quiere continuar con el proyecto. El presidente Evo Morales, añadía en su plan gubernamental además de la extracción del material, proyectos de producción de vehículos eléctricos en el país, para ello se han llevado varias negociaciones con empresas privadas de Japón, China y Corea del Sur. Desafortunadamente, el fuerte desarraigo a este tipo de inversiones por parte del Gobierno ha congelado ambas fases del plan, tanto extracción como producción de baterías de litio, y la previsión de la extracción de unas 30.000 toneladas de litio proyectada para el año 2016 ha quedado sobre papel mojado. Pese a todo, la inminente caída del petróleo que se proyecta en años venideros dará al litio un papel fundamental en la economía boliviana, que intentará buscar otros métodos extractivistas para seguir el nivel de crecimiento de la economía que ha sido positivo en los últimos años.
¿Para qué sirve el litio de Bolivia?
El litio es el metal más liviano existente en la Tierra y se produce sobre todo a
partir de salmueras. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), se encuentran reservas de litio en 17 países. Las reservas estimadas de Bolivia están entre las más grandes del mundo, con 9 millones de toneladas métricas2; si bien según datos del gobierno boliviano, estas ascenderían a 100 millones, el cálculo carece de base científica.El litio tiene múltiples usos. Según datos de 20083, este metal se utiliza principalmente en la industria del vidrio y la cerámica (37%); la producción de baterías ocupa el segundo lugar (20%), y se divide en baterías para celulares, iPods y computadoras personales –un mercado que está creciendo a una velocidad vertiginosa– y baterías para vehículos eléctricos –el mercado que promete el mejor futuro a este recurso–. El tercer lugar lo ocupan las grasas lubricantes (11%), seguidas por aleaciones de aluminio (7%), aire acondicionado (5%), colada continua (5%), goma y termoplásticos (3%), industria farmacéutica (2%), procesos industriales y procesamientos químicos, y otros productos. Se estima que entre los años 2000 y 2008 el uso de litio se incrementó en 6%.
Los yacimientos de litio boliviano más grandes se encuentran en el salar de
Uyuni, perteneciente al departamento de Potosí. El salar, situado a una altura de 3.670 m, es uno de los más grandes del mundo y su costra de sal cubre una superficie de 10.000 km² (180 km de largo y 80 km de ancho). Aunque las reservas son enormes, la explotación no está libre de dificultades: los costos de extracción hacen que la producción de litio en Bolivia sea más cara que en Chile y Argentina porque, en el salar de Uyuni, está mezclado con otros varios minerales, especialmente con potasio, boro y magnesio. La transformación a clorato requiere, además, el desarrollo de una nueva tecnología de evaporación, ya que en esta región boliviana –en contraste con los dos países vecinos mencionados– hay una temporada de lluvias de tres meses de duración.