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LITIO: EL FUTURO LLEGÓ

Mineral estratégico (Li)

El Litio (Li) -considerado el mineral del futuro- es el metal más liviano de la tabla periódica.
Un conjunto de atributos le otorgan, no obstante, “densidad estratégica” la cual orienta y
condiciona su proceso de valorización, apropiación e industrialización.

El carácter estratégico del litio no deviene de una localización restringida sino de su rol
central en la llamada “transición energética mundial”. El litio constituye un mineral clave para
el pasaje de una matriz energética basada en la utilización de combustibles fósiles a otro
con base en energías limpias y sustentables a partir del cambio de patrón tecnológico por el
uso intensivo de nuevas tecnologías. Al tiempo que dicho pasaje permite mitigar
fuertemente los efectos negativos del cambio climático.

Las nuevas tecnologías y el aumento de la demanda

El aumento exponencial de la demanda por el consumo de litio tiene estrecha vinculación


con el cambio tecnológico en pleno curso. El mineral es clave para la elaboración de
baterías recargables de dispositivos móviles, principalmente teléfonos inteligentes,
computadoras portátiles y tablets. También en los recientes -y en aumento- desarrollos de
vehículos eléctricos (ómnibus y autos) en Europa y China, entre otros usos en la industria
aeronáutica, espacial, medicinal y nuclear además de aplicaciones en cerámica, vidrio y en
grasas lubricantes.
Entre el año 2000 y el 2017 el aumento de la demanda de litio supera el 600 % y el uso en
baterías recargables pasa del 7 % al 46 % desplazando a otros usos tradicionales como la
producción de cerámicas, vidrios, baterías primarias, polímeros y usos medicinales entre
otros.

En comparación con las baterías tradicionales, las baterías de iones de litio se cargan más
rápido, duran más y tienen una densidad de potencia más alta, lo que hace que la batería
sea más ligera y tenga una mayor duración.

El paulatino -pero cada vez más perentorio- reemplazo del parque automotor mundial, que
funciona en la actualidad con base en la combustión a petróleo, por vehículos movidos por
baterías ion-litio contribuirá drásticamente a la disminución de los gases con efecto
invernadero, principales causantes del calentamiento global.

Otro nicho de aplicación clave lo constituye el mercado del almacenaje y distribución de


energías limpias y renovables, dentro y fuera de la red eléctrica, a través de los llamados
acumuladores con base en litio.

Estos dispositivos de almacenaje pueden proveer energía limpia a ciudades que se


encuentran fuera del sistema interconectado nacional tanto como a viviendas aisladas en
áreas rurales. Además, permiten abastecer a unidades productivas mediante la
autogeneración o bien mediante la segmentación de costos recurriendo al consumo
alternado de la red convencional solo en períodos de menores costos tarifarios.

La transición energética en ciernes -proceso ya iniciado en los países desarrollados


emergentes y tradicionales-, a diferencia de transiciones anteriores como el pasaje del
petróleo al gas, requiere del desarrollo de paquetes tecnológicos e infraestructuras para
garantizar el almacenamiento continuo y seguro del suministro energético no renovable a
gran escala.

La posibilidad de acumulación de energía aparece como umbral de un nuevo horizonte


tecnológico asociado a la sustentabilidad que supera la revolución microelectrónica de los
setenta, la cual implicó un ahorro de energía pero sin reducción de los impactos negativos
sobre el ambiente.

De esta manera, tanto el control de los reservorios de energía como la disponibilidad y


acceso a tecnología de punta son requisitos fundamentales para el aprovechamiento
estratégico de un potencial paradigma tecno-económico con base en el litio.

Extracción, apropiación e industrialización: la disputa por el litio

En la actualidad, los costos de las baterías ion-litio son muy elevados. Por otro lado, se ha
producido un aumento del precio internacional del recurso consecuencia del crecimiento de
la demanda y de las políticas empresariales de quienes controlan la producción y el
mercado. En 2015 el precio internacional era de us$ 6000/tn y alcanzó en 2016 los us$
20.000/tn.

Quien controle, por un lado, el precio del recurso en bruto y, por otro, el umbral de
innovaciones tecnológicas requerido para la fabricación de baterías de ion litio, de vehículos
eléctricos y acumuladores de energía a valores comercializables -rompiendo el “techo de
cristal” del mercado y desplomar los costos de equipos de generación renovable- tendrá
acceso a un mercado planetario de dimensiones inconmensurables.

Aquellos países que dominen la innovación tecnológica necesaria -como en el pasado los
Estados Unidos o Inglaterra en los anteriores paradigmas energéticos- adquirirán ventajas
estratégicas que redundarán en un mejor posicionamiento en el mercado energético
mundial y en su gravitación geopolítica. De aquí la importancia para las potencias centrales
y emergentes de lograr el control del proceso de extracción, apropiación e industrialización
del mineral -cuya mayor disponibilidad se encuentra afuera de sus fronteras - en el marco
de aumento de las disputas por la reconfiguración del orden mundial.

El Triángulo del Litio: su importancia geoestratégica

Los recursos totales mundiales de litio se estiman en la actualidad en más de 50.000.000


toneladas y las reservas mundiales en 15.000.000 toneladas.
Las reservas representan la fracción del recurso medido e indicado que resulta
económicamente extraíble de acuerdo con el escenario productivo y tecnológico vigente.

Si bien se trata de un recurso ubicuo y abundante, el llamado Triángulo del Litio -área
andina conformada principalmente por el salar de Uyuni en Bolivia, el de Atacama en Chile
y el Salar de Hombre Muerto en la Argentina- concentra el 51% de los recursos totales del
mineral y casi el 85 % de las reservas probadas de litio del mundo disponibles en salmuera,
es decir, en salares, cuya extracción es más fácil debido a su escasa profundidad y, por
tanto, mucho más rentable.

Las reservas de litio en la región se distribuyen estimativamente del siguiente modo: la


Argentina dispone del 12%; Bolivia, el 50% y Chile el 23%.

El Triángulo del Litio situado en el corazón de América del sur cuenta con la mayor cantidad
de reservas probadas y económicamente rentables del mundo. Los costos de extracción de
litio de salmuera allí son de los más bajos del mundo, entre los U$D 2000/tn y U$D 3000/tn.
De aquí su importancia geoestratégica decisiva.

¿Reprimarización o industrialización?

La disponibilidad de recursos estratégicos en los países periféricos no es “buena o mala” en


sí misma. Si representa una “bendición o una condena” dependerá del control soberano por
parte de los Estados que dispongan dentro de sus respectivos los territorios y de la
capacidad política para concretar un modelo de desarrollo autonómico que implique el
agregado de valor, el manejo eficiente de los impactos ambientales y socio-territoriales y la
captación nacional de la renta generada.

La potencialidad del recurso no se encuentra solo en la extracción del Litio sino en la


posibilidad de producir baterías de ion-litio y colocarlas en el mercado. Para lo cual es
condición generar economías de escala acordes que permitan su fabricación. La diferencia
de precio entre la materia prima en carbonato de litio (separación primera del litio en estado
bruto) y la batería, es sumamente significativa. Una tonelada de carbonato de litio cuesta
alrededor de U$D 6.000 en tanto que 10 kg de batería de auto, entre U$D 10.000 y U$D
20.000.

Así, en el marco de la creciente demanda de Litio desde inicios del siglo XXI, por causa de
la industria de vehículos eléctricos liderada por China y el uso creciente de baterías para
dispositivos móviles, el aumento por el interés de los yacimientos suramericanos reabre
-una vez más- en nuestros países el conflicto fundante de América Latina. La alternativa de
explotar el recurso únicamente desde la lógica extractivista como mineral en bruto al
servicio de empresas transnacionales o de avanzar en su procesamiento industrial de
carácter soberano y autonómico.

Situación en tres países

El caso de Argentina
En Argentina el entorno científico e industrial es relativamente importante. En la provincia de
Jujuy donde se encuentran los principales salares el litio fue declarado “recurso natural
estratégico”. A su vez se conformó la empresa pública provincial JENSE que percibe el
8,5% producción del litio en la provincia.

La Argentina está tercera en la carrera mundial de producción de Litio. El 40% del litio del
mundo lo produce Australia (desde la roca), el 33% Chile y le sigue la Argentina con el 16
por ciento. La producción mundial de litio es de 192.000 toneladas anuales. Hay dos minas
en marcha: Sales de Jujuy, en Olaroz y Fénix (provincia de Jujuy) y en Salar del Hombre
Muerto (provincia de Catamarca). Ambas explotaciones están en manos extranjeras con
mínima participación de los estados provinciales en los que se encuentra el mineral (a raíz
de la reforma constitucional de 1994 el estado nacional cede a las provincias la propiedad
de los recursos minerales en sus respectivas jurisdicciones).

Si bien algunos funcionarios han expresado la intención de producir baterías, e incluso se


han firmado convenios con empresas italianas para fabricarlas, la intervención
principalmente está centrada en la exportación del recurso con bajo valor agregado.

El caso de Chile

Chile tampoco ha desarrollado proyectos significativos para la industrialización del Litio. Su


mayor interés radica en la exportación de la materia prima en su estado primario (esto es,
como carbonato de litio) buscando controlar el precio y el mercado dado que es el principal
exportador del mundo de carbonato de litio seguidos por Argentina. En la actualidad no
dispone de capacidades técnicas ni tampoco el tamaño reducido de su mercado doméstico
ofrece condiciones adecuadas para la fabricación de baterías. Sin embargo, existen dos
iniciativas públicas de producción que impulsan la gestación de una intensa red académica
vinculada a técnicas extractivas. Esta red constituye una masa crítica necesaria para la
profundización del debate público en torno a una potencial nueva política de
industrialización del Litio.

El caso de Bolivia

En Bolivia, el gobierno de Evo Morales había tomado la decisión de aplicar un férreo control
sobre el litio con el propósito de alcanzar la industrialización del recurso mediante la
fabricación de baterías, acumuladores y autos eléctricos. Para ello había establecido
numerosos acuerdos con empresas holandesas, chinas y alemanas que incluyeron la
cuestión crucial de transferencia de tecnología.

El objetivo a cumplir apuntaba a superar la ausencia de capacidad técnico-científico local, la


falta de capital suficiente y ausencia de mercado para la comercialización de baterías
exorcizando el fantasma de un “nuevo Potosí”.

Bolivia posee las mayores reservas de litio en salmueras en el mundo en el Salar de Uyuni
y, a diferencia de lo ocurrido en Argentina y Chile donde el recurso se encuentra en manos
de multinacionales que responden a un modelo extractivista, en Bolivia era el Estado
Plurinacional el que controlaba de forma soberana el recurso y lo explotaba de acuerdo a
los intereses nacionales.
Para llevar adelante el proceso de industrialización se diseñó la Estrategia Nacional de
Industrialización de los Recursos Evaporíticos mediante la creación de la empresa YLB
(Yacimientos de Litio Bolivianos) que contemplaba tres fases a través de las cuales el
Estado boliviano comenzaría a controlar toda la cadena de valor de producción del litio.

El gobierno de Evo Morales nacionalizó las reservas de Litio de Bolivia y creó empresas
mixtas con Alemania y China tanto para la provisión del mineral y la fabricación de baterías
en el propio territorio, vía transferencia de tecnología, con el fin de promocionar la
industrialización del país. En este contexto se produce en Bolivia el golpe de Estado contra
el gobierno de Evo Morales. Resta esperar si el gobierno recientemente asumido de Luis
Arce retoma esta política.

A tal punto resulta crucial la cuestión del Litio desde el punto de vista estratégico, que
algunos analistas han denominado el reciente golpe de estado en Bolivia como “litio-golpe”
(Jalife Rhame, 2019). Como una manera de obturar el proceso de industrialización
desplegada por el gobierno de Evo Morales en alianza estratégica con empresas chinas en
el marco de la disputa con intereses norteamericanos en la región.

Litio e integración latinoamericana

La apropiación y valorización social de este mineral estratégico resulta requisito necesario


para el despliegue de un potencial modelo de desarrollo de carácter autonómico a escala
regional. De aquí la importancia del control soberano de los recursos estratégicos que
permita doblegar la histórica primarización y dependencia de las estructuras económicas de
nuestros países a través de las tendencias -cada vez más acuciantes- de privatización de la
extracción y la imposición de marcos normativos en sintonía con la lógica transnacional de
reproducción del orden globalista.

Nuestra región cuenta con las condiciones para la implementación de un modelo de


desarrollo soberano que no implique “exportación de la naturaleza” y permita orientar en
beneficio de la mayorías la ganancia diferencial provenientes no solo de la “generosidad
natural” sino además de las potenciales rentas de innovación tecnológica.

Para ello, las prácticas de valorización y apropiaciones de recursos devienen campo crítico
de la acción mancomunada integracionista. Un, cada vez más urgente, “giro territorialista”
de la integración regional que trascienda el horizonte comercialista e institucionalista de los
intentos integradores desarrollados hasta el momento.

Existe la posibilidad histórica de defender nuestras riquezas incidiendo en las dos puntas
extremas de la cadena industrial del Litio. Los eslabones intermedios también son
fundamentales.

La importancia estratégica de la apropiación pública de los salares y su explotación e


incluso la innovación tecnológica regional no resulta suficiente, no obstante, sin el
despliegue de capacidades técnico- industriales y economías de escala que exceden a
Argentina, Chile y Bolivia. Resulta necesario implementar un estrategia que involucre a todo
el continente, con pivote en México y Brasil -dadas sus capacidades industriales y enormes
mercados- con el fin de generar opciones que permitan completar el ciclo desde la
extracción hasta la puesta en mercado del Litio dominado por las economías más dinámicas
y su mayor proyección de estrategias de poder de EEUU y China.

¿Debe nuestra región restringirse -una vez más- al papel de mera proveedora de materias
primas -ahora llamadas commodities- para el gran capital transnacional sea anglosajón o
chino?

Dicho proyecto autonómico requiere el concurso de decididos impulsos estatales y


societales amplios, capaces de articular al conjunto de actores de la cadena e interviniendo
u orientando los impactos ambientales y socio territoriales, en una vasta estrategia
continental que articule los intereses de los estados nacionales incluidas las comunidades y
gobiernos locales directamente involucrados.

Desde este marco de ideas, cuando se habla de Litio en Suramérica implica no solo mirar el
paisaje altiplánico del triángulo del litio, sino el horizonte continental que requiere el
concurso de Argentina, Chile y Bolivia sumados Brasil y México (con toda su capacidad
técnico-industrial y su enorme mercado) y el resto de los países de la región. El “Triángulo
del litio” no encuentra su destino si permanece únicamente ligado a la extracción en una
lógica fundada en los intereses del capital transnacional que circunscribe su accionar en
cada uno de los países -cuando no a los propios gobiernos provinciales o locales-
fragmentando y despotenciando los poderes públicos. Su apropiación soberana a escala
regional constituye en un objetivo en sí mismo para el relanzamiento de los proyectos de
integración latinoamericana en clave autonomista.

Fuente:
http://centrougarte.unla.edu.ar/geopolitica-de-recursos-estrategicos/litio

Actividades:

PRIMER MOMENTO

1. Observe el mapa y señale:

a. Donde se encuentran las mayores reservas mundiales


b. Países que más producen

2. ¿Cuál es la relación entre el "aumento de la demanda del litio" y el "cambio


tecnológico" ?

3. ¿Qué implica a futuro el manejo y control del litio ?

4. ¿Cuál de estas dos posturas en relación al Litio conviene más a los Países de la
región y por qué?:

A. " La alternativa de explotar el recurso (Litio) únicamente desde la lógica extractivista


como mineral en bruto al servicio de empresas transnacionales
B. “..avanzar en su procesamiento industrial de carácter soberano y autonómico"

SEGUNDO MOMENTO

5. Organice la información de Argentina, Bolivia y Chile en un cuadro comparativo,


teniendo en cuenta los aspectos que se encuentran debajo

a. Ubicación del litio

b. Actores que intervienen


en la explotación del litio

c. Forma de comercialización del recurso

6. Según el autor del texto, ¿De qué manera se puede proteger el litio frente a las
potencias ya sea China o EEUU?

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