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INSTITUCIÓN EDUCATIVA RURAL LAS PALMERAS

TEMA : LITERATURA CONTEMPORÁNEA.


REALISMO MÁGICO. GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Conceptualización:

El realismo mágico es un movimiento literario y pictórico de mediados del siglo XX y se


define por su preocupación estilística y el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo
cotidiano y común. No es una expresión literaria mágica, su finalidad no es suscitar emociones,
sino, más bien, expresarlas, y es, sobre todas las cosas, una actitud frente a la realidad.

Características del Realismo Mágico:

• Predominio de "narrador impasible". El narrador presenta los hechos generando una


atmósfera de normalidad aunque se trate de sucesos extraordinarios.
• Contenido de elementos mágicos/fantásticos percibidos por los personajes en general como
parte de la "normalidad".
• Elementos mágicos casi nunca explicados.
• Presencia de lo sensorial como parte de la percepción de la realidad.
• Presencia del paisaje y/o climas reforzando las emociones de los personajes.
• Alusión a referencias socio-culturales de los ámbitos más populares y/o pobres de las
comunidades.
• Los hechos son reales pero tienen una connotación fantástica, ya que algunos no tienen
explicación, o es muy improbable que ocurran.
• Lo verídico: ciertos hechos precisos ocurridos en Latinoamérica participan de la irrealidad y
constituyen la base de muchas narraciones.
• Los personajes pueden sufrir ciertos cambios como lo hacen en los cuentos maravillosos.

Representantes de Realismo Mágico :

Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Isabel Allende, Jorge Luis Borges, Juan Rulfo,
Carlos Fuentes, Miguel Ángel Asturias

EJERCICIOS DE APLICACIÓN

1. Consulte y escriba algunos datos biográficos de Gabriel García Márquez.

2. Lea los siguientes poemas. Seleccione el que más le haya gustado, memorícelo y
recítelo (envíe un video donde usted esté diciendo el poema).
NANA EN EL TIEMPO EL NIÑO FRIO -
Las hojas vuelven mi oído hacia los árboles Para un niño que duerme en plena calle
porque me voy deslizando bajo el ala de un sueño Pido un metro de cama, un poquito de
hasta los días de la infancia en mi pueblo, almohada un pedazo de pan y un pedazo de
donde vivir era casi como soñar contigo. madre este niño es la patria con seis años,
Es Colombia chiquita
Te voy a contar algo de mi infancia, por ejemplo, Es un grano de arena de nuestros
de cómo yo vivía comprendiendo el tiempo. montes y de nuestros barrancos
Entonces tenía un calendario distinto: Barro de nuestro barro es este niño
Cántaro boyacense, tristeza de
Junio se llamaba viento Bambuco Trigo que derramó de los
y por el cielo retoñaban las cometas muslos el indio. Debajo de su piel y
como estrellas silvestres; sus harapos debajo de sus sueños hay
abuelos cobrizos y yacimientos
Mayo era las orquídeas porque Madre se volvía milenarios. Pido para este niño lo es
más tierna cuando tomaba una flor entre sus suyo:
pétalos; una cobija roja tejida con la
sangre que ha caído del pecho
Julio era el sol, colombiano. Para este niño frio,
la luz que se dormía en el tacto; cifra de nuestros males, pido
calor de Patria.
Pido que la bandera lo envuelva
en agosto venían las grandes lluvias
En sus Colores Nacionales
y se desbordaba el río
que inundaba las semanas de septiembre;
de noviembre casi no me acuerdo porque la
niebla era tan espesa que no dejaba ver los EL DULCE MILAGRO
días: alguien me dijo que era el mes de los ¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen.
muertos; Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
Mi amante besóme las manos, y en ellas,
Diciembre llegaba con una gran estrella ¡oh gracia! brotaron rosas como estrellas.
donde nacía un niño: en mi pueblo era
llamado el mes de los niños; Y voy por la senda voceando el encanto
y de dicha alterno sonrisa con llanto
allí terminaba el año y comenzaba enero con una y bajo el milagro de mi encantamiento
extraña alegría: a mí me gustaba cómo sonreían las se aroman de rosas las alas del viento.
gentes por enero –en un enero se murió una vaca
que se llamaba Luna–; Y murmura al verme la gente que pasa:
«¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.
Febrero era el mes de las siembras ¡Dice que en las manos le han nacido rosas
porque Padre por ese tiempo olía a trigo y las va agitando como mariposas!»
como si anticipara las espigas;
¡Ah, pobre la gente que nunca comprende
un milagro de éstos y que sólo entiende,
de abril y marzo sólo recuerdo los crepúsculos
que no nacen rosas más que en los rosales y
y yo decía que eran los pájaros del año; mas en
que no hay más trigo que el de los trigales!
octubre íbamos a mirar los cafetales porque
tenían besos como las muchachas grandes
y porque hasta el agua frutecía que requiere líneas y color y forma,
al pasar entre los huertos. y que sólo admite realidad por norma.
Que cuando uno dice: «Voy con la dulzura»,
de inmediato buscan a la criatura.
Entonces era hermoso el año
porque el tiempo no existía.
Que me digan loca, que en celda me
encierren, que con siete llaves la puerta me
Y ahora, cierren, que junto a la puerta pongan un
que me dices tristemente tu tristeza, lebrel, carcelero rudo, carcelero fiel.
te regalo mi infancia
como antes te regalé un diciembre Cantaré lo mismo: «Mis manos florecen.
para que vayas, soñando entre tus Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen».
manos, repitiendo: “no hay meses:
¡Y toda mi celda tendrá la fragancia de
hay trigo, hay frutas, hay
lluvia, hay río, orquídeas, un inmenso ramo de rosas de Francia!
alegría… es una mentira el
tiempo”.
Y te quedes dormida.
Eduardo Cote Lamus

El seminarista de los ojos negros IV


I Cada vez que pasa gallardo y esbelto,
Desde la ventana de un casucho viejo observa la niña que pide aquel cuerpo
abierta en verano, cerrada en invierno marciales arreos.
por vidrios verdosos y plomos espesos, Cuando en ella fija sus ojos abiertos
una salmantina de rubio cabello con vivas y audaces miradas de
y ojos que parecen pedazos de cielo, fuego,
mientas la costura mezcla con el parece decirla: —¡Te quiero!, ¡te quiero!,
rezo, ve todas las tardes pasar en ¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
silencio ¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!
los seminaristas que van de paseo. A la niña entonces se le oprime el
pecho, la labor suspende y olvida los
Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo, rezos, y ya vive sólo en su
marchan en dos filas pausados y austeros, pensamiento el seminarista de los
sin más nota alegre sobre el traje ojos negros.
negro que la beca roja que ciñe su
cuello, y que por la espalda casi V
roza el suelo.
En una lluviosa mañana de
II inverno la niña que alegre saltaba
del lecho,
Un seminarista, entre todos ellos, oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;
marcha siempre erguido, con aire por la angosta calle pasaba un entierro.
resuelto. Un seminarista sin duda era el muerto,
La negra sotana dibuja su cuerpo pues cuatro llevaban en hombros el
gallardo y airoso, flexible y esbelto. féretro, con la beca roja por cima
Él, solo a hurtadillas y con el recelo cubierto,
de que sus miradas observen los y sobre la beca, el bonete negro.
clérigos, Con sus voces roncas cantaban los clérigos,
desde que en la calle vislumbra a lo los seminaristas iban en silencio,
lejos a la salmantina de rubio cabello marchando en dos filas hacia el cementerio
la mira muy fijo, con mirar intenso. como por las tardes al ir de paseo.
Y siempre que pasa le deja el La niña angustiada miraba el cortejo
recuerdo de aquella mirada de sus los conoce a todos a fuerza de
ojos negro verlos… tan sólo, tan sólo faltaba
entre ellos,
el seminarista de los ojos negros.
la mira muy fijo, con mirar intenso.
Y siempre que pasa le deja el VI
recuerdo de aquella mirada de sus
ojos negros. Corrieron los años, pasó mucho
tiempo… Y allá en la ventana del
III casucho viejo, una pobre anciana de
blancos cabellos,
Monótono y tardo va pasando el con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,
tiempo y muere el estío y el otoño mientras la costura mezcla con el rezo,
luego, ve todas las tardes pasar en silencio
y vienen las tardes plomizas de invierno. los seminaristas que van de paseo.
Desde la ventana del casucho viejo La labor suspende, los mira, y al verlos
siempre sola y triste; rezando y sus ojos azules ya tristes y muertos
cosiendo una salmantina de rubio vierten silenciosas lágrimas de hielo.
cabello
ve todas las tardes pasar en silencio Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo
los seminaristas que van de paseo. del seminarista de los ojos negros…
Pero no ve a todos: ve sólo a uno de Miguel Ramos Carrión (español)
ellos, su seminarista de los ojos negros.
DILIGENCIAMIENTO DE FORMATOS

CALIFICACION FINAL (Autoevaluación): ___________________


CALIFICACIÓN FINAL (Autoevaluación): ____________________

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