Está en la página 1de 8

BODAS DE SANGRE, FEDERICO GARCÍA LORCA

1. Introducción: contexto histórico cultural.

Federico García Lorca nación en 1898, año del desastre español, en Fuente Vaqueros, Granada.
La crisis de fin de siglo da lugar a un inconformismo de carácter renovador que se manifiesta
en una nueva forma de entender la vida, el pensamiento y el arte. Fruto de esta nueva
concepción serán dos movimientos: la Generación del 98 y el Modernismo. La primera está
integrado por autores como Baroja, Azorín, Unamuno, Maeztu, Machado o Valle Inclán, que
compartieron su preocupación por España, por la vida del ser humano y por crear un nuevo
estilo literario opuesto al realismo. La segunda, nacida en Hispanoamérica y que llega a España
de la mano de Rubén Darío, tendrá en sus filas a Antonio y Manuel Machado, Valle Inclán o
Juan Ramón Jiménez.

Tras la Primera Guerra Mundial, la recuperación económica en Europa da paso a cierto


bienestar social. En este ambiente de optimismo y libertad, los intelectuales y artistas
comenzaron a experimentar nuevas formas en el arte que conocemos como vanguardias, y
que se caracterizaron por su afán de originalidad, deseo de ruptura con todo lo anterior y
permanente innovación. Algunas de ellas tuvieron una vida efímera, pero otras como el
ultraísmo, el creacionismo o el surrealismo influyeron notablemente en la poesía española.

En 1927 se celebra un homenaje a Góngora con motivo del tercer centenario de la muerte del
autor, que dará nombre (a pesar de las distintas opiniones a este respecto) a la famosa
Generación del 27, en cuya nómina situamos a Lorca junto con otros poetas tales como Alberti,
Guillén, Cernuda, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, José Bergamín, Mauricio Bacarisse o Vicente
Aleixandre, entre otros.

Estos escritores bebieron de la influencia del simbolismo, de Ramón Gómez de la Serna, de


Juan Ramón Jiménez, de Ortega y Gasset y del nuevo arte vanguardista, en especial del
ultraísmo, el creacionismo, pero también de los autores clásicos españoles y de la poesía
popular. Eran un grupo de amigos que participaron conjuntamente en proyectos editoriales y
culturales.

2. Federico García Lorca.

Desde niño tuvo grandes aptitudes para la música (tocaba la guitarra y el piano) y el dibujo, lo
que le llevó a ilustrar muchas de sus obras y a realizar los decorados de algunas
representaciones teatrales. También desde niño mostró una fuerte preocupación por las
injusticias sociales y por el sufrimiento de la gente humilde y marginada. Hombre de ideas
progresistas y republicanas, sentía una gran solidaridad por los pobres y oprimidos. Prueba de
ellos fue su deseo de llevar el teatro clásico español a los pueblos de España y cultivar así las
gentes, empresa que consiguió con la compañía teatral La Barraca.

Otro aspecto de su personalidad es que fue un gran recitador y conferenciante, y tenía la


costumbre de dar a conocer sus obras antes de ser publicadas.

Fue un hombre con gran capacidad para amar y para sufrir: “Amó mucho, cualidad que
algunos superficiales le negaron. Y sufrió por amor, lo que probablemente nadie supo”.
Algunos críticos afirman que sintió un gran temor por la muerte, debido probablemente a las
enfermedades que sufrió en su infancia y a las muertes de seres queridos. Se puede, por ello,
entender el fatalismo que se percibe en algunas de sus obras (como la que nos ocupa).

Lorca murió fusilado cerca del manantial conocido como Fuente Grande el mismo año en que
empezó la Guerra Civil Española.

Como escritor supo fundir como nadie los elementos populares, tomados en su mayoría de la
tradición de oral, y los elementos cultos, tomados de los cancioneros de los siglos XV y XVI y de
los poetas del Siglo de Oro. Pero junto a la tradición, se interesó por el vanguardismo, en
especial el surrealismo. (Poeta en Nueva York, El público, Así que pasen cinco años).

Su poesía, como en ocasiones su teatro, muestran cierto hermetismo, derivado


fundamentalmente del uso de metáforas y símbolos muy personales, con los que nos
introduce en un mundo de imaginación y fantasía que trasciende el mundo real y se inserta en
el universo de lo mítico. La metáfora es, para Lorca, la imagen por antonomasia: elude la
mención directa de la realidad sustituyéndola por otras palabras que la sugieren y que no son
elementos decorativos, sino que se convierten en el lenguaje mismo de la poesía. En cuanto a
los símbolos, muchos de ellos ofrecen interpretaciones distintas (hay que tener en cuenta que
su interpretación es siempre contextual), pero dentro de su universo simbólico, destacan
especialmente los referidos al tema de la muerte, que analizaremos más adelante.

3. Concepción dramática.

Para Lorca el teatro es “la poesía que se levanta del libro y se hace humana. [...] los personajes
han de ser humanos, tan horrorosamente trágicos y ligados a la vida y al día con una fuerza tal
que muestren sus traiciones, que se aprecien sus olores y que salga a los labios toda la valentía
de sus palabras llenas de amor o de ascos.”

Con ello defiende la necesidad de un teatro vivo que refleje las tragedias que constituyen la
vida cotidiana del pueblo. Un teatro que tiene que ser emoción y poesía “en la palabra, en la
acción y en el gesto”. Un teatro totalmente humano pero con una recreación poética que vaya
más allá de la realidad, que la trascienda. Un teatro, además, con una clara y firma voluntad
didáctica, pues está destinado a elevar el nivel cultural de sus destinatarios, el pueblo.

Hay que destacar también que Lorca concibe el teatro como un espectáculo total en el que se
unen poesía, música, baile y coreografía, ya que, en su opinión, la novedad del teatro viene
asociada a la “plástica”. Un buen ejemplo de esta concepción dramática es Bodas de sangre, en
la que mezcla prosa y verso, usando imágenes y símbolos en ambos casos, y en la que
aparecen la música y los coros, y juegan un papel fundamental los decorados y los diferentes
colores, especialmente en el acto III.

Si su poesía se enriquece con elementos dramáticos, su drama alcanza un alto contenido lírico
con el uso del verso, que usa normalmente para realzar los conflictos íntimos de los personajes
mediante soliloquios líricos. Un buen ejemplo es Bodas de sangre: utiliza el verso en los
momentos de máxima tensión dramática: a partir del canto epitalámico del acto II y
principalmente en el acto II. Además, la presencia de las canciones y los fragmentos en verso
sirve en ocasiones para retardar el avance de la acción e intensificar así la tensión dramática
del momento, así como la que vive el espectador en esos instantes.
4. Bodas de sangre

Forma parte de lo que Lorca llamó “trilogía dramática de la tierra española”, que está
compuesta por Bodas de sangre, Yerma y La destrucción de Sodoma. También habría que
añadir la pieza cumbre de su teatro La casa de Bernarda Alba.

Lorca comenzó la redacción de la obra en 1931, aunque sería al año siguiente cuando tomaría
su forma definitiva. Se estrenó en Madrid en 1933 en el teatro Beatriz.

Como el propio autor afirma, la obra es fruto de la realidad. Su proceso de elaboración parte
de una noticia publicada en ABC en 1928 y cuyos hechos quedaron recogidos como “el crimen
de Níjar” (Almería): una novia burla al novio la noche de bodas fugándose con su primo. Parece
ser que el hermano del novio los detuvo y le disparó en la cabeza. De la realidad toma los
elementos fundamentales para la elaboración de la tragedia: relación anterior entre la novia y
el amante, la huida a caballo, el ambiente y el costumbrismo rural, y lo esencial de la trama
argumental. Pero en su proceso de creación recurrió a otros materiales propios y ajenos, con
los que transformó poética, metafórica y simbólicamente la realidad hasta elevarla a un plano
mítico, como en el tercer acto.

Entre las influencias literarias podemos destacar a Shakespeare, Lope de Vega, los autos
sacramentales de Calderón, las danzas de la muerte medievales o Valle Inclán.

Algunos de los elementos que destacaremos forman parte del propio universo poético
lorquiano, como es el caso de El poema del cante jondo o Romancero gitano.

Lorca presenta su obra como “tragedia en tres actos y siete cuadros”. Para Lorca, la tragedia
ha de tener cuatro personajes principales y coros, y a ese esquema responde Bodas de sangre.
Los coros sirven para subrayar la acción de los protagonistas principales.

Los cuatro personajes protagonistas son: la Madre, Leonardo, la Novia y el Novio. La madre es
la que lleva la voz cantante de la obra, sobre todo en calidad de ser la representante y
promotora de la venganza familiar, y la que organiza la vida de su hijo. Leonardo al final
termina haciendo algo muy similar con la Novia.

Estos cuatro personajes son los agonistas de la obra que han de enfrentarse al destino igual
que ocurría en las tragedias griegas; y serán arrastrados por la fuerza irrefrenable del hado
(destino), hasta concluir con el enfrentamiento mortal entre los dos hombres que luchan por el
amor de la Novia, como solía ocurrir en las tragedias griegas.

Los coros cumplen una doble función: comentar el desarrollo de los hechos e intensificar el
dramatismo de los mismos. La distribución de la obra en tres actos correspondería al esquema
presentación, nudo y desenlace, afecta a la distribución de los coros:

—Acto primero: se realiza la presentación de los personajes y del ambiente rural en el que se
desarrolla la acción, y se da la noticia de la boda. Aparece un primer coro formado por la Mujer
y la Suegra de Leonardo que entonan una nana para que el niño se duerma, que está cargada
de premoniciones y presagios funestos sobre el trágico final de la obra (“dentro de los ojos /
un puñal de plata”).
—Acto segundo: corresponde al nudo argumental. En él tiene lugar la boda que aparece
enmarcada por coro que entona el canto epitalámico antes y después de la misa. Un canto de
alegría en el que también hay presagios del trágico final. La fiesta y el baile que tienen lugar
después de la ceremonia aportan el contenido hedonístico y dionisíaco, característicos de la
tragedia griega.

—Acto tercero: desenlace de la obra, que se viene anunciando casi desde el principio
(insistencia de la madre en los cuchillos y en la muerte de su marido y su primogénito). En él
hay tres coros: el de leñadores (cuadro I), el formado por las dos muchacha y la niña (cuadro
último) y el canto fúnebre de la Madre y la Novia al final.

5. Temas

a. El amor

Este tema presenta diversos aspectos. Por un lado tenemos el amor que siente la madre hacia
su hijo, el Novio, en quien tiene depositadas todas sus esperanzas debido a su buena casta, a
su virilidad y a su capacidad para procrear. La única razón de ser este personaje es su familia y
hay una insistencia en el recuerdo del hijo y del marido muerto, como si con su recuerdo
pudiera darles la vida eterna.

La boda entre la Novia y el Novio no es una boda por amor, sino por un “pacto” económico
entre los padres (aquí no todos los críticos están de acuerdo). El amor es el que se profesan
Leonardo y la Novia, pero por orgullo y por despecho ambos se casan con personas a las que
no aman. Y además del amor, esta la fuerte e irresistible pasión y atracción sexual entre los dos
personajes, que les arrastra inevitablemente al trágico destino.

b. La honra

Está íntimamente ligada al matrimonio. La Madre, la Novia y la Mujer de Leonardo manifiestan


sus respectivas visiones de la honra (esto os toca deducirlo a vosotros). Para la Madre el hecho
de que la Novia se fugue con Leonardo supone mancillar la honra de su hijo, por eso se levanta
como la promotora de la venganza: nada le importa que la Novia siga virgen después del
asesinato del Novio; lo único que le preocupa es la honra de su hijo.

c. El destino

El tema del destino se asocia a la fatalidad que arrastra a los personajes y ante la cual ellos no
pueden luchar: ni Leonardo puede controlar a su caballo (símbolo de sexo y muerte) ni la
Novia puede controlar la llamada de la sangre. Ninguno de los dos puede resistirse a esa
pasión y atracción mutua.

Por otro lado, el influjo del destino parece estar vinculado a cierto determinismo biológico, a
una predisposición de tipo familiar: el Novio acaba muerto como su padre y su hermano (algo
que se augura desde el comienzo mismo de la obra), a manos de un hombre de la misma
familia de los matadores: uno de los Félix. A la suegra de la Novia ni le gusta que su madre “no
quería a su marido”, ni le gusta que su primer novio fuera Leonardo, y al final sus temores se
cumplen y ambos se escapan.

d. La muerte

La muerte se convierte en uno de los protagonistas de la obra. La Luna, que se convierte en


personaje dramático, siempre se asocia en Lorca a la muerte, pero además en esta obra vemos
una Luna sedienta que reclama la sangre de sus víctimas y que es presentada como agente de
la muerte de los protagonistas masculinos. La Mendiga representa la Muerte, el diácono de la
Luna. Esta muerte está rodeada de violencia y de sangre derramada, y afecta tanto a los que
mueren como a las familias que sufren estas muertes. A pesar de las súplicas de los leñadores
para que la muerte no ataque a los hombres, la Luna y la Mendiga disponen todo lo necesario
para que ambos pierdan la vida (iluminan el bosque y la Mendiga guía al Novio para que los
encuentre). Todo ello se relaciona con el destino ineludible que afecta a ambos personajes y
con el mito de las Parcas.

e. La Naturaleza

Lorca afirmó que sin el amor por la tierra no podría haber escrito la obra. La naturaleza es
fundamental en esta tragedia, y lo vemos principalmente en la Madre y el padre que están
fuertemente apegados a ella. En las tierras de la Novia, la aridez y el calor también indican que
la fatalidad está ligada a la tierra. Las tierras de la familia del novio son más fértiles (como las
de la madre de la Novia). Contraste entre la alegría de las gentes del mar y la rigidez de los
habitantes del interior.

La naturaleza se puede asociar al destino de algunos personajes. La madre de la Novia era de


tierras más ricas pero el destino la llevó a consumirse donde ahora viven su hija y su marido. La
aridez, además, se relaciona con la infecundidad.

La madre tiene una relación especial con la tierra. No quiere marcharse del lugar en el que vive
porque allí están sus muertos, a los que debe cuidar, de ahí que insista en que su hijo sea
enterrado en la tierra que debería haber cultivado con sus manos (la tierra también queda
sola, como ella).

6. Personajes

a. La Madre

Es la verdadera protagonista de la obra. Siente una angustia constante ante la posibilidad de


que su único hijo vivo pueda morir: ha sufrido el dolor por la pérdida y teme todo aquello que
pueda causar la muerte de un hombre (cuchillo). Pero no sólo teme a la soledad y al dolor que
ésta podría producirle, sino al final de su casta. Y todas sus sospechas y presagios acerca de la
boda, se ven cumplidos y su sueño truncado.

No perdona y no para de maldecir a la familia de los Félix.

Cuando queda sola con sus muertos, actúa con la entereza típica de las heroínas lorquianas.
a. Leonardo

Es el único personaje que tiene nombre (se relaciona con león: el ronda la casa de la Novia
como un león a su presa). Es el antagonista del Novio por el amor de la joven, y el de su madre
porque él frustra todas sus esperanzas. No tiene buen carácter, es violento, no se lleva bien
con la gente y es un hombre de caballo, no de carro.

Respecto a la posible culpabilidad de los personajes en la obra, parece que él es el máximo


responsable pues no deja de acosar a la Novia hasta que huye con él. El caballo como símbolo
es fundamental.

b. La Novia

Es una mujer pasional que lucha interiormente: por un lado desea ser fiel a su marido, aunque
no le ama y se haya casado con él, y desoír la voz de Leonardo; pero por otro, no puedo resistir
la pasión y el instinto que siente por éste. Cuando acepta el matrimonio declara que desearía
ser un hombre porque en realidad no se quiere casar.

c. El Novio

Es un hombre trabajador, tranquilo y pacífico, que cumple ciegamente los deseos de su madre,
pero se torna apasionado y vehemente cuando tiene que defender su honor y se convierte en
el vengador de los muertos de su familia. Tiene el mismo brillo en los ojos que su abuelo: está
destinado a que en él se cumpla inexorablemente el destino de su casta.

d. El Padre.

Se siente muy orgulloso de su hija, por eso se muestra incrédulo cuando escapa con Leonardo.
Es un labrador “ambicioso” que concierta la boda de su hija con fines económicos. (no hay
unanimidad de opiniones).

e. Otros personajes

—La Mujer: ama a su marido y le disculpa ante su madre. Cree que un hombre ha de levantar
la casa, pero Leonardo no lo hace. Siente celos y presiente lo que va a ocurrir.

—La Criada: fidelidad y amor a su ama. Malicia, que se observa en algunos comentario.

—Mendiga: encarnación alegórica de la muerte. Tiene prisa e impaciencia para llevar a cabo su
trabajo y desoye las peticiones de los leñadores.

—Luna

—Leñadores: este coro comenta los hechos que se están produciendo. Piden a la Luna que
deje que los amantes materialicen su amor y a la mendiga que no les mate.
7. Estructura de la obra

Acto primero

—tres cuadros.

—presentación de los hechos.

—escenarios: casa del Novio, casa de Leonardo y casa de la Novia.

—mundo real.

Acto segundo

—dos cuadros.

—se plantea el nudo.

—escenario: casa de la Novia

—comienza con premoniciones que auguran el trágico final: a través de símbolos como el
caballo, el agua negra, el río muerto, el puñal de plata, los montes duros o la sangre.

—mundo real.

Acto tercero

—dos cuadros.

—desenlace de la obra. (aumenta el lirismo)

—escenario: el bosque y la casa de la Madre (al final)

—bosque sobrenatural con un coro de leñadores, que enmarca las canciones de la luna y la
Mendiga y el diálogo de la Novia y Leonardo.

—circularidad de la estructura: termina donde empezó. La casa vuelve a ser el mundo real,
pero teñida de tonos sobrenaturales: la casa parece un panteón funerario.

8. Estilo

En la obra alternan:

—prosa: la mayor parte de los diálogos. Estilo sobrio. El lenguaje carece de coloquialismos o
ruralismos.

—verso: se asocia a las canciones. Usado en los momentos culminantes de la trama.


Polimetría, rima asonante, construcciones paralelísticas y estribillos.
9. Símbolos

Están relacionados con el tema de la muerte. Los más importantes son la Luna y el cuchillo,
actores de la muerte de los hombres, junto a la Mendiga.

Los vegetales y las flores simbolizan las vidas que se van a segar al final de la obra, o las que ya
se han cortado.

También podría gustarte