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Ética a Nicomaco

Competencia profesional
Artículo teórico competencia

https://campus.uvic.cat/aules/pluginfile.php/1316057/mod_resource/content/2/5.%20Article%20teòric
%20competència.pdf

Bioética

El término “bioética” utilizado por primera vez por V.R. Potter (1970). Con este término se hacía
referencia a los problemas que el asombroso desarrollo de la tecnología plantea a un mundo en plena
crisis de valores. Había, pues, que superar la actual ruptura entre la Ciencia y la Tecnología por un lado y
las Humanidades por el otro. Esta fisura tiene sus raíces en la asimetría existente entre el enorme
desarrollo tecnológico actual que otorga al hombre el poder de manipular la intimidad del ser humano y
alterar el medio, y la ausencia de un aumento correlativo en su sentido de responsabilidad que debería
obligarle a sí mismo a orientar este nuevo poder en beneficio del propio ser humano y de su entorno
natural.

La bioética surge, pues, como un intento por establecer un puente entre ciencia experimental y
humanidades. Se espera de ésta una formulación de principios que permita afrontar con
responsabilidad – también a nivel global – las enormes posibilidades, impensables hace sólo unos años,
que hoy nos ofrece la tecnología.

Bioética y ética médica


¿Sustituye esta disciplina la que hasta hace poco ha estado guiando al profesional de la salud? No. La
ética médica permanece como matriz rectora y parte principal de la bioética.

La definición de bioética de la Encyclopaedia of Bioethics es un claro reflejo: Estudio sistemático de la


conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y de la salud, analizada a la luz de los valores y
principios morales (Reich, 1978 ).

La ética médica goza de una relevancia y un valor por su rica tradición científica y humana que no puede
ser ignorada en el conjunto de la disciplina. La bioética (con la ética médica) afronta hoy problemas
nuevos, pero con los medios de siempre para resolverlos: el uso sensato de la razón y la luz de los
valores y principios coherentes con la específica forma de ser de hombre. No puede ser de otra forma.

Por el contrario, resulta novedoso el talante dialogante, tolerante y respetuoso que preside el ejercicio
bioético. Así lo exige la diversidad cultural e ideológica del mundo actual. Sin embargo, ser tolerante no
significa rebajar las exigencias de la realidad, ni el reconocimiento de sus auténticas implicaciones éticas.
Lo que sí quiere es concienciar de que sólo una actitud de diálogo abierto y honesto, respetuoso con la
legítima libertad de las conciencias, puede permitirnos avanzar juntos hacia el reconocimiento de los
valores y principios auténticos.

Formación en bioética

Motivos: Muchos profesionales sanitarios desean encontrar una solución adecuada a los frecuentes
dilemas éticos que se plantean en la práctica clínica. Estos dilemas se plantean también a otros niveles:
docencia, derecho, política, investigación con seres humanos, etc.

Se plantea así la necesidad de adquirir una sólida formación bioética. Sólo una formación
pluridisciplinar, teórica y práctica, permitirá adentrarse en esta disciplina y darle la seriedad y prestigio
que un diálogo como éste merece.

Por la importancia de sus fines, es necesario que quien pretenda formarse opiniones sólidas en este
campo profundice en el conocimiento del ser humano y de los dilemas científicos y tecnológicos
actuales.

La bioética tiene pretensiones de globalidad, desea ayudar a resolver un conflicto que existe dentro de
cualquier cultura moderna: el conflicto entre las posibilidades que ofrece el desarrollo tecnológico y las
exigencias de una vida auténticamente humana. Dado que el problema es universal, se requiere que los
protagonistas de la bioética se encuentren abiertos al diálogo intercultural para fijar valores y principios
de actuación universalmente válidos.

Tecnología es el conjunto de conocimiento técnicos, científicos, científicamente ordenados, que


permiten diseñar y crear bienes y servicios que facilitan la adaptación al medio ambiente y satisfacer
tanto las necesidades esenciales como los deseos de la humanidad.

División de la bioética

Parte general o fundamental y parte especial o aplicada.

La bioética general: se ocupa de los fundamentos éticos, de los valores y principios que deben dirigir el
juicio ético y de las fuentes documentales de la bioética (códigos médicos, derechos nacional e
internacional, normas deontológicas y otras fuentes que enriquecen e iluminan discusión, como las
biográficas, literarias o religiosas).

La bioética especial: se ocupa de dilemas específicos, tanto del terreno médico y biomédico como
referentes al ámbito político y social: modelos de asistencia sanitaria y distribución de recursos, la
relación entre el profesional de la salud y el enfermo, prácticas de medicina prenatal, el aborto, la
ingeniería genética, eugenesia, eutanasia, trasplantes, experimentos con seres humanos, etc.
El enfoque que se dé a la cimentación (bioética general) condicionará las posibles soluciones que se
ofrezcan a los dilemas (bioética especial). Así sucede con el tema de la eutanasia:
-Rechazo de la eutanasia en un modelo bioético basado en la búsqueda de la verdad sobre el
hombre y en el reconocimiento y respeto de su especial dignidad
-La entusiasta aceptación de la eutanasia en los modelos relativistas basados en la absoluta
autonomía de la libertad individual.

La eugenesia: Es una filosofía social que defiende la mejora de los derechos hereditarios humanos
mediante diversas formas de intervención manipulada y métodos selectivos de humanos. El
“eugenismo” pretendería el aumento de personas más fuertes, sanas, inteligentes o de una
determinada étnica o grupo social, hecho por el cual promueve directa o indirectamente la no
procreación de aquellos que no posean estas cualidades, llegando a considera su aplicación como una
ventaja en el ahorro de recursos económicos para los países.

Principios fundamentales de la bioética


En 1979, los bioeticistas Beauchamp, T.L y Childress, J.F, establecieron los cuatro principios de la
Bioética: autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia.
Inicialmente, definieron estos principios como prima facie, que significa que vinculan siempre que no
colisionen entre ellos; en tal caso será necesario dar prioridad a uno u otro dependiendo del caso.

En 2003 Beauchamp considera que los principios deben ser especificados para aplicarlos a los análisis de
los casos concretos, o sea, deben ser discutidos y determinados por el caso concreto a nivel casuístico.

Los cuatro principios definidos por Beauchamp y Childress son:

Principio de autonomía

Principio de respeto a las personas que impone la obligación de asegurar las condiciones necesarias para
que actúen de forma autónoma. La autonomía implica responsabilidad y es un derecho irrenunciable
incluso para una persona enferma. Una persona autónoma tiene capacidad para obrar, facultad de
enjuiciar razonablemente el alcance y significado de sus actuaciones y responder por sus consecuencias.

Este principio tiene carácter imperativo y debe respetarse como norma, excepto cuando se dan
situaciones en que las personas puedan ser no autónomas o presenten una autonomía disminuida
(menores de edad, personas en estado vegetativo o con daño cerebral,. .) siendo necesario en tal caso
justificar porque no existe autonomía o porque ésta se encuentra disminuida. En el ámbito de salud, el
consentimiento informado es la máxima expresión de este principio de autonomía, constituyendo un
derecho del paciente y un deber del médico.

Principio de beneficiencia

Obligación de actuar en beneficio de otros, promoviendo sus legítimos intereses y evitando perjuicios.
En salud, promueve el mejor interés del paciente, pero sin tener en cuenta la opinión de éste. Supone
que el médico posee una formación y conocimientos de los que el paciente carece, por lo que aquél
sabe (y por tanto, decide) lo más conveniente para éste. Dicho en otras palabras "todo para el paciente,
pero sin contar con el paciente".

Este principio desestima y prescinde de la opinión del paciente, primero involucrado y afectado por la
situación, a causa de su falta de conocimientos. Este hecho suele suceder cuando las preferencias
individuales de profesionales y de pacientes discrepan respecto a qué es perjuicio y qué es beneficio. En
este contexto es difícil defender la primacía de este principio, dado que, si se toman decisiones
profesionales desde éste, se dejan de lado otros principios válidos como la autonomía o la justicia.
Principio de no maleficencia

Abstenerse intencionadamente de realizar acciones que puedan causar daño o perjudicar a otros. Es un
imperativo ético válido para todos, no sólo en el ámbito biomédico, sino en todos los sectores de la vida
humana. En salud, este principio debe encontrar una interpretación adecuada, pues, en ocasiones las
actuaciones profesionales dañan para obtener un bien. Entonces, de lo que se trata es de no perjudicar
innecesariamente. El análisis de este principio va de la mano con el de beneficencia, para que prime el
beneficio sobre el perjuicio.

Las implicaciones profesionales del principio de no maleficencia son varias: es necesario tener una
formación teórica y práctica rigurosa y actualizada permanentemente para dedicarse al ejercicio
profesional, investigar sobre tratamientos, procedimientos o terapias nuevas, etc.

Principio de justicia
Tratar a cada uno como corresponda con el fin de disminuir las situaciones de desigualdad (biológica,
social, cultural, económica, ...) En nuestra sociedad, se pretende que todos sean menos desiguales, por
lo que se impone la obligación de tratar igual a los iguales y de manera desigual a los desiguales para
disminuir las situaciones de desigualdad.

Lo podemos diferenciar en: un principio formal (tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales) y un
principio material (determinar las características relevantes para la distribución de los recursos).

Para excluir cualquier tipo de arbitrariedad es necesario determinar las condiciones del principio formal,
es decir, las igualdades o desigualdades a tener en cuenta para determinar el tratamiento que se le dé a
cada uno.

Las políticas públicas se diseñan de acuerdo a ciertos principios materiales de justicia. En España, la
asistencia sanitaria es teóricamente universal y gratuita, por tanto basada en el principio de necesidad.

La relación profesional-paciente se basa fundamentalmente en los principios de beneficencia y


autonomía, pero cuando éstos entran en conflicto (por falta de recursos), es el principio de justicia el
que entra en juego

Conflicto entre principios


La existencia de conflicto entre los distintos principios es evidente.
¿Obligan en la misma medida los cuatro principios? Esto dependerá de si el comportamiento al que
afectan es público o privado.
El principio de justicia (social) obliga al psicólogo a velar por que las personas tengan acceso a
mejoras en su salud, educación y trabajo.
Desde una perspectiva individual, los principios éticos a considerar prioritariamente son el de
beneficencia y el de autonomía.
Desde una perspectiva social, los principios éticos a considerar prioritariamente son el de no
maleficencia y el de justicia.
Ejemplos: hijo con adicción, marido con ludopatía, padre con deterioro, etc.
Posición:
-Hijo, marido o padre: principio autonomía
-Familiares o amigos: principio beneficencia
-Institución: principio justicia y no maleficencia

Principales regulaciones y documentos

Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948)


Código de Nuremberg (1947)
Declaración de Helsinki (1964)
Declaración de Tokio (1975)
Informe Belmont (1979)
Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del Ser Humano en lo que se refiere
a las aplicaciones de la Biología y la Medicina (Convenio sobre Derechos Humanos y Biomedicina o
Convenio de Oviedo), Consejo de Europa (1997)
Declaración Universal sobre el Genoma y los Derechos Humanos, UNESCO (1997)
http://portal.unesco.org/es/ev.php-URL_ID=13177&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html
Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos, UNESCO (2003)
Declaración Internacional sobre Bioética y Derechos Humanos, UNESCO (2005)
Códigos deontológicos profesionales

Cuestiones frecuentemente tratadas en bioética:

Aborto
Clonación
Desarrollo sostenible
Donación de órganos
Derechos de los animales
Drogas
Eutanasia
Ética medioambiental
Genética
Investigación con células madre
Investigación y ensayos clínicos
Métodos anticonceptivos
Calidad de vida
Reproducción asistida
Sanidad
Sexualidad
Suicidio
Trasplante de tejidos
Tratamiento del dolor
Tecnoética

Informe Belmont (solo el texto en amarillo) (¿entra todo el artículo en el examen?)

B. Principios éticos básicos.

La expresión "principios éticos básicos" se refiere a aquellos criterios generales que sirven
como base para justificar muchos de los preceptos éticos y valoraciones particulares de las
acciones humanas. Entre los principios que se aceptan de manera general en nuestra
tradición cultural, tres de ellos son particularmente relevantes para la ática de la
experimentación con seres humanos: Los principios de respeto a las personas, de
beneficencia y de justicia.

1. Respeto a las personas

El respeto a las personas incluye por lo menos dos convicciones éticas. La primera es que
todos los individuos deben ser tratados como agentes autónomos, y la segunda, que todas
las personas cuya autonomía está disminuida tienen derecho a ser protegidas.
Consiguientemente el principio de respeto a las personas se divide en dos prerrequisitos
morales distintos: el prerrequisito que reconoce la autonomía, y el prerrequisito que requiere
la protección de aquellos cuya autonomía está de algún modo disminuida.
Una persona autónoma es un individuo que tiene la capacidad de deliberar sobre sus fines
personales, y de obrar bajo la dirección de esta deliberación. Respetar la autonomía significa
dar valor a las consideraciones y opciones de las personas autónomas, y abstenerse a la vez
de poner obstáculos a sus acciones a no ser que éstas sean claramente perjudiciales para los
demás. Mostrar falta de respeto a un agente autónomo es repudiar los criterios de aquella
persona, negar a un individuo la libertad de obrar de acuerdo con tales criterios razonados, o
privarle de la información que se requiere para formar un juicio meditado, cuando no hay
razones que obliguen a obrar de este modo.

Sin embargo, no todo ser humano es capaz de autodeterminación. El poder de


autodeterminación madura a la largo de la vida del individuo, y algunos de estos pierden
este poder completamente o en parte, a causa de enfermedad, de disminución mental, o de
circunstancias que restringen severamente su libertad. El respeto por los que no han llegado
a la madurez y por los incapacitados puede requerir que se les proteja hasta su madurez o
mientras dure la incapacidad.

Algunas personas necesitan protección extensiva, hasta tal punto, que es necesario excluirles
del ejercicio de actividades que pueden serles perjudiciales; otras personas necesitarán
protección en menor grado, no más allá de asegurarse de que pueden ejercer actividades
con libertad y de que pueden darse cuenta de sus posibles consecuencias adversas. El grado
de protección que se les ofrece debería depender del riesgo que corren de sufrir daño y de la
probabilidad de obtener un beneficio. El juicio con el que se decide si un individuo carece de
autonomía debería ser reevaluado periódicamente y variará según la diversidad de las
situaciones.

2. Beneficencia

Se trata a las personas de manera ética no sólo respetando sus decisiones y protegiéndolas
de daño, sino también esforzándose en asegurar su bienestar. Esta forma de proceder cae
dentro del ámbito del principio de beneficencia. El término "beneficencia" se entiende
frecuentemente como aquellos actos de bondad y de caridad que van más allá de la
obligación estricta. En este documento, beneficencia se entiende en sentido más radical,
como una obligación. Dos reglas generales han sido formuladas como expresiones
complementarias de los actos de beneficencia entendidos en este sentido: (1) No causar
ningún daño, y (2) maximizar los beneficios posibles y disminuir los posibles daños.

La máxima hipocrática "no causar ningún daño" ha sido durante mucho tiempo un principio
fundamental de la ética médica. Claude Bernard la aplicó al campo de la investigación,
diciendo que no se puede lesionar a una persona a costa del beneficio que se podría obtener
para otros. Sin embargo, incluso evitar daño requiere aprender lo que es perjudicial; y en el
proceso para la obtención de esta información, algunas personas pueden estar expuestas al
riesgo de sufrirlo. Más aún, el juramento hipocrático exige de los médicos que busquen el
beneficio de sus pacientes "según su mejor juicio". Aprender lo que producirá un beneficio
puede de hecho requerir exponer personas a algún riesgo. El problema planteado por estos
imperativos es decidir cuándo buscar ciertos beneficios puede estar justificado, a pesar de
los riesgos que pueda conllevar, y cuándo los beneficios deben ser abandonados debido a los
riesgos que conllevan.

3. Justicia

¿Quién debe ser el beneficiario de la investigación y quién debería sufrir sus cargas? Este es
un problema que afecta a la justicia, en el sentido de "equidad en la distribución", o "lo que
es merecido". Se da una injusticia cuando se niega un beneficio a una persona que tiene
derecho al mismo, sin ningún motivo razonable, o cuando se impone indebidamente una
carga. Otra manera de concebir el principio de justicia es afirmar que los iguales deben ser
tratados con igualdad. Sin embargo, esta afirmación necesita una explicación ¿Quién es igual
y quién es desigual?
¿Qué motivos pueden justificar el desvío en la distribución por igual? Casi todos los
comentaristas están de acuerdo en que la distribución basada en experiencia, edad,
necesidad, competencia, mérito y posición constituye a veces criterios que justifican las
diferencies en el trato por ciertos fines. Es, pues, necesario, explicar bajo qué
consideraciones la gente debería ser tratada con igualdad. Existen varias formulaciones
ampliamente aceptadas sobre la justa distribución de cargas y beneficios. Cada una de ellas
menciona una cualidad importante que establece la base para la distribución de cargas y
beneficios. Estas formulaciones son: (1) a cada persona una parte igual, (2) a cada persona
según su necesidad individual, (3) a cada persona según su propio esfuerzo, (4) a cada
persona según su contribución a la sociedad, y (5) a cada persona según su mérito.

Articulo toerico bioético 2

https://campus.uvic.cat/aules/pluginfile.php/1316065/mod_resource/content/
1/10.%20article%20teòric%20bioètica%202.pdf

Artículo teórico bioética (¿sale todo en el examen?)

https://campus.uvic.cat/aules/pluginfile.php/1316063/mod_resource/content/1/9.%20article%20teòric
%20bioètica%201.pdf

Propuesta europea de principios bioéticos (Examen)

https://campus.uvic.cat/aules/pluginfile.php/1316066/mod_resource/content/2/11.%20Gramàtica
%20alternativa%20als%20principis%20de%20bioètica.%20Principis%20europeus.pdf

La tecnología avanza y hay que hacerse estudios, y en base atentaba con los principios humanos. Tiene
que haber pues un reglamento que regule los experimentos.
Se necesita regular que pasa son las personas, los ensayos clínicos (de medicamentos) tiene que pasar
por un comité de ética, que tiene que aprobar antes el ensayo.

La diapositiva 2 no entra

Se da una solución si hay dilemas éticos. Un dilema ético puede ser que un paciente se enamore del
terapeuta, tendría que derivarse a otro psicólogo.

Existe bioética general o fundamental y especial o aplicada

La bioética general se encarga de la estructura

La bioética especial o aplicada se encarga de los dilemas más específicos en muchas especializadas

Beauchamp, T.L y Childress, J.F establecieron cuatro principios de la bioética: autonomía, no


maleficencia, beneficencia y justicia.

Prima facie, vincualn siempre

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