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Director:
Antonio Millán Garrido
LA CONFIGURACIÓN
JURÍDICA DEL DEPORTE
EN EL MEDIO NATURAL
(Relaciones con el turismo, el desarrollo
sostenible y la ordenación del territorio)
Prólogo de
José Bermejo Vera
Catedrático de Derecho administrativo de la Universidad de Zaragoza
Madrid 2015
El presente trabajo se enmarca dentro del Grupo de Investigación
SEJ-459 «Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Energía» (MOE),
que dirige el Dr. Estanislao Arana García Catedrático de Derecho Admi-
nistrativo de la Universidad de Granada.
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NOTA DEL AUTOR
DE BOLONIA A CASABLANCA PASANDO
POR EL ALBAICÍN EN GRANADA
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CAPÍTULO I
CONSIDERACIONES PREVIAS ANTE
LA EVOLUCIÓN DEL ESTADO DEL
BIENESTAR Y LA CUESTIÓN DE
UBICACIÓN CONCEPTUAL: DEPORTE,
TURISMO DEPORTIVO, TURISMO
ACTIVO Y MEDIO AMBIENTE
I. L
A EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE ESTADO DEL BIE-
NESTAR
1
Esta concepción del Estado será muy importante para nuestro estudio
ya que supone una ruptura con los modelos tradicionales del deporte, sobre
todo competición, alto rendimiento, espectáculo, etc., al originarse un concepto
en un ámbito más amplio como es la calidad de vida de los ciudadanos. Véase
J. M.ª Cagigal, El deporte en la sociedad actual, Prensa Española, Madrid, 1975.
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Véase J. Esteve Pardo La nueva relación entre Estado y sociedad. Apro-
ximación al trasfondo de la crisis, Marcial Pons, Madrid, 2013. Donde el autor
considera que el Estado social es el resultado de la pretendida fusión entre
Estado y sociedad, que se acaba materializando en la Europa occidental pasada
la primera mitad del siglo XX, como se puede ver en los objetivos que enuncian
los textos constitucionales: el acceso gratuito a la educación básica (también
en condiciones muy accesibles a la educación universitaria), a la asistencia
sanitaria, a la cultura, al trabajo o a la cobertura en caso de desempleo, a un
sistema de transporte público con una tarifas sensibles a la realidad social, el
suministro generalizado y regular de agua y energía, es todo un logro de la
cultura occidental europea, pp. 73-74.
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Una visión muy completa de todo lo que ha supuesto la constitucionali-
zación del deporte, y no sólo desde el punto de vista de la intervención adminis-
trativa del fomento, se puede apreciar en, lo que supone ya un trabajo clásico
de obligada lectura para todos los estudiosos, J. Bermejo Vera, Constitución y
Deporte, Tecnos, Madrid, 1998.
4
Al respecto se puede ver en L. M.ª Cazorla Prieto (Director), Derecho
del Deporte, Tecnos, Madrid, 1992, pp. 35-36; A. Laubadere, Traité de Droit
Administratrif, Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence, Paris, 1984;
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II. L
A PRÁCTICA DEPORTIVA COMO ACTIVIDAD OBJETO DE
ATENCIÓN POR PARTE DE LOS PODERES PÚBLICOS
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Una visión más detenida la podemos encontrar P. Martos Fernández,
«Derecho Deportivo y Sociología», en Derecho Deportivo en España 1975-2005,
I. Jiménez Soto y E. Arana García, (directores), Consejería de Turismo, Comer-
cio y Deporte, Junta de Andalucía, Sevilla, 2005, pp. 23-50.
9
Véase M. Latiesa Rodríguez, P. Martos Fernández, «Interconexión entre
Deporte y Turismo», en J. L. Martínez del Castillo, Deporte y calidad de vida,
Colección Investigación Social y Deporte, núm. 4, Librería Deportivas Esteban
Sanz, Madrid, 1998.
10
Al respecto, véase E. de la Iglesia Prados, Derecho privado y deporte.
Relaciones jurídico-personales, Reus, Madrid, 2014.
11
Véase M. Bassols Coma, «Administración deportiva: evolución y posible
configuración», en Revista de Administración Pública, núm. 85 (1978).
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Véase I. Aguirreazkuenaga Zigorraga, «Público y privado en el Orde-
namiento jurídico Deportivo», en Sosa Wagner, Derecho Administrativo en el
umbral del siglo XXI. Homenaje al profesor Dr. D. Ramón Martín Mateo, Tirant
lo Blanch, Valencia, 2000; J. C. Tejedor Bielsa, Público y privado en el deporte,
Bosch, Barcelona, 2003; E. Blanco Pereira, «Criterios e integración de la ges-
tión pública y de la privada en el deporte municipal», en V Jornadas Unisport
sobre Deporte Municipal, Unisport, Málaga, 1991; y, si se quiere una visión
panorámica de lo que ha supuesto esta relación en una Comunidad Autónoma,
se puede ver el trabajo de J. de la C. Vázquez Pérez (Coordinador) 30 años de
Deporte en Andalucía (1982-2012), Wanceulen, Agesport-Andalucía.
13
Véase J. de la C. Vázquez Pérez, La Política deportiva pública basada en
la sociedad, Diputación de Málaga, 2015.
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Este documento dio lugar a la actual Carta Europea del Deporte en la
Recomendación R(92) 13 del Comité de Ministros del Consejo de Europa a los
Estados Miembros adoptada el 24 de septiembre de 1992 y revisada el 16 de
mayo de 2001.
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Incluso algunos autores llegan a hablar de la existencia de servicios
deportivos como podemos ver en el trabajo de N. de la Plata Caballero, El ser-
vicio público deportivo, tesis doctoral, Universidad de Granada, 1996, dirigida
por el profesor Gabriel Real Ferrer.
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Es importante apuntar que con ocasión de la actual Constitución espa-
ñola de 1978, el Estado elaboró y promulgo dos leyes ordinarias en materia
del deporte: la primera en 1980 (Ley 13/80 General de la Cultura Física y el
Deporte), es decir de las primeras leyes constitucionales una estuvo dedicada
al Deporte; y posteriormente diez años más tarde una nueva Ley en 1990 (ley
10/1990 del Deporte), como consecuencia de la entrada en vigor de los diferen-
tes Estatutos de Autonomía que asumieron competencias exclusivas en materia
de deporte, y por lo tanto había que rediseñar un nuevo sistema deportivo
en el Estado. Ahora bien, este interés en el Estado por en tampoco tiempo
disponer con dos leyes para el deporte, no encontró la misma sinergia en las
Comunidades Autónomas; pues mientras algunas se avezaron rápidamente
en disponer de tal instrumento normativo (a título de ejemplo: Ley de 5 de
junio de 1986, de la Cultura Física y el Deporte de la Comunidad de Madrid;
Ley de 7 de abril de 1988 del deporte de Cataluña; Ley de 19 de febrero de 1988
de la Cultura Física y del Deporte del País Vasco; Ley de 22 de junio de 1990,
de Educación Física y Deportes de Castilla y León); otras Comunidades como
Andalucía tardaron muchos años más, en concreto, hasta 1998 que es cuando
se promulga la Ley 6/1998 del Deporte, donde podemos ver en su artículo 6.º las
competencias de la Administración de la Junta de Andalucía y en el artículo 7.º
las Competencias de las entidades locales. Por lo que en el caso concreto de
Andalucía se tardaron veinte años desde la Constitución en disponer de una
ley del deporte, mientras tanto y el deporte al no ser una materia de reserva de
ley, las normas públicas en materia deportiva fueron de carácter reglamentario
(Decreto y Ordenes de la Junta de Andalucía).
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L. M.ª Cazorla Prieto «Comentario al artículo 43.3 de la Constitución»,
en F. Garrido Falla, Comentarios a la Constitución, Civitas, Madrid, 1985; sin
olvidar su obra Deporte y Estado, Labor, Barcelona, 1979, si se me permite, un
auténtico incunable para los estudiosos de la materia.
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Recordemos que la inclusión de partidas para el deporte en los Presu-
puestos Públicos, es una consecuencia del sistema democrático a través de la
incardinación del deporte en la Administración Pública, cuyo primer paso se
produce con la creación del Consejo Superior de Deportes por Real Decreto
de 27 de agosto de 1977, por el que se adscribe al Ministerio de Cultura, y por
Real Decreto 2690/1978 de 3 de noviembre se regula su estructura orgánica.
19
Para la mejor comprensión de este recorrido, véase la obra colectiva
dirigida por E. Gamero Casado, Fundamentos de Derecho Deportivo, Tecnos,
Madrid, 2012, pp. 55-122, que se corresponden con «tema 2: Bases Estructura-
les del Sistema Deportivo», a cargo de E. Gamero Casado, y «tema Organización
Deportiva del Sector Público», a cargo de N. de la Plata Caballero.
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Buena parte de este trabajo lo encontramos en la 8.ª edición de la Legis-
lación Deportiva de A. Millán Garrido, Reus, Madrid, 2012.
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A título de ejemplo: Real Decreto 1423/1992, de 27 de noviembre, sobre
incorporación a la Universidad de las enseñanzas de Educación Física; Real
Decreto 1670/1993, de 24 de septiembre, por el que se establece el título oficial
de Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte; Real Decreto
2049/1995, de 22 de diciembre, por el que se establece el título y las enseñan-
zas mínimas de Técnico en Conducción de Actividades Físico-Deportivas en
el Medio Natural; Real Decreto 2048/1995, de 22 de diciembre por el que se
establece el título de Técnico Superior en Animación en Actividades Físicas y
Deportivas; Real Decreto 1363/2007, de 24 de octubre, por el que se establece
la ordenación general de las enseñanzas deportivas de régimen especial, etc.,
y en general puede consultarse I. Jiménez Soto, «Tema 11: Las titulaciones del
deporte y su ejercicio profesional», en Fundamentos de Derecho del Deporte,
cit., pp. 297-320.
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Véase M. Sánchez Morón, Derecho Administrativo. Parte General, Tecnos,
Madrid, pp. 262-264.
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III. D
E LAS ACTIVIDADES DEPORTIVAS EN LA NATURALEZA
A LA IRRUPCIÓN DEL TURISMO ACTIVO
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C. Fernández Rodríguez, Derecho Administrativo del Turismo, Marcial
Pons, Madrid, 2001, pp. 23-29. En este trabajo la autora a la hora de abordar
una definición doctrinal del turismo, y tras un exhaustivo análisis histórico
que se inicia en la Ley de 8 de julio de 1963, pasando por el Decreto 231/1965,
de 14 de enero, por el que se aprobó el Estatuto ordenador de las empresas y
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Baste un dato como muestra de estos planteamientos, en el año 2010
la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) con-
taba con 87.147 deportistas federados y 1759 clubes, pues bien, a pesar del
importante papel que pueden desarrollar, su integración en las juntas Rectoras
de los Parques Naturales, y en los Consejos de Participación de los Parques
Nacionales, en número es muy pequeña, dos o cuatro representantes a lo sumo.
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J. Bermejo Vera, «El uso deportivo de las instalaciones de carácter natu-
ral», en Deporte y Medio Ambiente. V Jornadas Nacionales de Derecho Deportivo,
Universidade da Coruña, 2000, p. 25.
27
Como ya sucedió ante cierto tipo de prohibiciones de actividades físico-
recreativas en el medio natural, a través de la Declaración de Cáceres de 14
de mayo de 1995, llevado a cabo desde la Asamblea General de la Federación
Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) en la que se reclama
la libertad de acceso a las zonas de montaña, ante la prohibición de acceder a
ciertos espacios o la necesidad de obtener rigurosos permisos para ello.
Igualmente, un buen ejemplo, por supuesto muy protestado, lo encontra-
mos en el Decreto 15/2011, de 1 de febrero de la Consejería de Medio Ambiente
de la Junta de Andalucía, por el que se establece el régimen general de pla-
nificación de los usos y actividades en los parques naturales (art. 8.4), y en
particular el Decreto 238/2011, de 12 de julio por el que se regula la ordenación
y gestión de Sierra Nevada, donde podemos encontrar la siguiente prohibición
(art. 5.4.5.7): «en particular no se podrán realizar las siguientes actividades de
uso público, turismo activo y ecoturismo: a) En el Parque Natural, el ciclotu-
rismo campo a través y en senderos de uso público exclusivamente peatonal.
En todo el Parque Nacional, salvo por pistas forestales abiertas al público y
carreteras», con esta redacción se prohíbe el uso de bicicleta de montaña en
veredas y senderos, o sea, en todos los carriles inferiores a tres metros. Véanse,
a título de ejemplo, entre otros portales web, las protestas al respecto en: www.
nevasport.com; www.andalbike.com; www.granabike.com.
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IV. D
EPORTE EN LA NATURALEZA, TURISMO ACTIVO,
TURISMO DEPORTIVO Y TURISMO DEL DEPORTE
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A título de síntesis: bicicleta de montaña, buceo o actividades subacuá-
ticas, descenso de barrancos, descenso en bote, escalada, esquí de río, esquí
acuático, esquí alpino, espeleología, globo aerostático, helieski, heliexcursión,
hidrobob, hidrotrineo, hidropedales, mushing, montañismo, motos de nieve,
motos acuáticas, navegación a vela, paracaidismo, piragüismo, quads, turismo
ecuestre, salto desde el puente, salto con elástico, senderismo, surf y windsurf,
todoterreno con motor, travesía, vuelo libre, vuelo con ultraligero, vuelo sin
motor.
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F. Porras Lima, «Las actividades de turismo activo en Andalucía: una
modalidad de turismo deportivo en constante desarrollo», en Anuario Andaluz
de Derecho Deportivo, núm. 4 (2005), pp. 177-197; a este respecto y del mismo
autor, véase «Derecho deportivo y Derecho turístico: surgimiento, desarrollo
y consolidación del turismo activo en España», en I. Jiménez Soto y E. Arana
García (Directores), El Derecho deportivo en España 1975-2005, Consejería de
Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía, Sevilla, 2005, pp. 330-335. Así
como su tesis doctoral en Derecho por la Universidades de Granada y Bolonia,
La Intervención pública en el turismo activo. Los casos concretos de las Estacio-
nes de Esquí y Montaña, 2007, pp. 55-109.
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Véase, por supuesto sin ánimo de exhaustividad, B. Casanova Domingo,
«La aparición de los nuevos deportes y sus repercusiones», en Apunts, Educa-
ción Física y Deportes, núm. 26, (1991), p. 71; J. Miranda, E. Lacasa e I. Muro,
«Actividades físicas en la naturaleza: un objeto a investigar. Dimensiones cien-
tíficas», en Apunts. Educación Física y Deportes, núm. 41 (1995), pp, 53-69; F.
Lagardera Otero y J. R. Martínez Morales, «Deporte y Ecología: la emergencia
de un conflicto», en M. García Ferrando, N. Puig Barata y F. Lagardera Otero
(comps.), Sociología del Deporte, Ciencias Sociales, Alianza Editorial, Madrid,
1998; E. Laraña, «Deporte y cultura en la sociedad contemporánea», en Apunts.
Educación Física y Deportes, núm. 15 (1989), p. 20; A, Olivera Beltran y J. Oli-
vera Beltran, «Propuesta de una clasificación taxonómica de las actividades
físicas de aventura en la naturaleza. Marco conceptual y análisis de los criterios
elegidos», en Apunts. Educación Física y Deportes, 1995; M. Latiesa Rodríguez,
«Evolución y tendencias de la conexión entre turismo y deporte», en VV.AA.,
Deporte y cambio social en el umbral del siglo XXI, Vol. I, Investigación Social y
Deporte, Librerías deportivas Esteban Sanz, Madrid, 1998; A. Acuña Delgado,
«Los deportes de aventura en la naturaleza. ¿una aproximación a la práctica
ecológica», en Ocio y Deporte en España, M. García Ferrando y J. R. Martínez
(coord.), Tirant lo Blanch, Valencia, 1996; S. Rebollo Rico y M. D. Simoes Brasi-
leiro (Comps), Nuevas Tendencias de Práctica Físico-Deportiva en el Medio Natu-
ral, Digital Granada, 2002; J. M. Aspas Aspas, «Régimen jurídico de los deportes
de aventura. Consideraciones sobre el turismo activo», en Régimen Jurídico de
los recurso turísticos, Monografías de la Revista Aragonesa de Administración
Pública III, Zaragoza, 1999; J. M. Nasarre Sarmiento, «Las actividades turístico-
deportivas en espacios naturales: disfunciones e incoherencias en el marco
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Algo verdaderamente increíble, si tenemos en cuenta que buena parte
de estas actividades deportivas, surgen con la vitola de «deportes alternativos»;
es decir, otra forma de practicar deporte al margen del convencional estructu-
rado en los entes asociativos deportivos. Por lo que resulta difícil entender que,
incluso algunos de estos deportes, hayan llegado a la categoría de olímpicos,
como la bicicleta de montaña o el windsurf, sino es de la mano del carácter ago-
nístico que estos mismos deportes van a ir generando. Es decir, deportes que en
su día están en el ámbito de la recreación, se pasan al bando de la competición,
para algunos deportistas, porque surge el afán de la confrontación, y por qué
no, del rendimiento económico en ciertos casos que producen estas actividades:
las carreras por montaña, las pruebas de resistencia, pruebas extremas, etc.
Por ejemplo en el caso de las carreras por montaña, que aparecen en la
década de los 2000, son muchísimas las que podemos destacar por ejemplo: la
XXIII Travesía Núria-Queralt; III Media Maratón Calar Alto; XV Volta a peu a la
Serra D en Galceran; Kilometro vertical de Sierra Nevada; Carrera por montaña
Sierra Nevada; UTPE – Ultra Picos de Europa (130 km), Vuelta al Aneto, etc. Se
trata según el Reglamento de la FEDME de una prueba que ha de cumplir los
siguientes requisitos: un recorrido mínimo de 21 kilómetros; el desnivel mínimo
para competiciones inferiores a 34 kilómetros será de 1.000 metros; el desnivel
mínimo para competiciones superiores a 34 kilómetros será de 1.500 metros;
el itinerario sólo podrá tener un 10% de su recorrido por asfalto, pavimento o
cemento y el itinerario sólo podrá tener un 50% de su recorrido por pista ancha
(transitable con vehículo). Véase Incidencia Socioeconómica y Ambiental de las
Carreras por Montaña en el Medio Rural y Natural en España, Consejo Asesor
Científico de las Montañas, Áreas de Acceso y Naturaleza, FEDME, 2012.
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ÍNDICE
PRÓLOGO............................................................................................... 7
371
Ignacio Jiménez Soto
372
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BIBLIOGRAFÍA..................................................................................... 353
373