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Ejemplo de informe de lectura:

Texto fuente: Benítez Larghi, S y Welschinger. N (2020). Once desafíos para el futuro del
Conectar Igualdad. Revista Anfibia (digital). UNSAM.
Nicolás Welschinger y Sebastián Benítez Larghi son dos investigadores del Conicet que
publican un artículo de opinión en la revista Anfibia de la Universidad Nacional de San
Martín. Lo escriben en oportunidad de anunciar el gobierno actual que se retomaría el
Programa Conectar Igualdad.
Los autores plantean las posiciones encontradas que generó hace diez años la puesta en
marcha de Conectar Igualdad, se consideró éxito o fracaso, se lo celebraba o
condenaba, según grupos de pertenencia laboral, política, ideológica.
Ambos autores desarrollan en su artículo cómo enfocar en la actualidad la segunda etapa
del programa. Parten del planteo de preguntas que intentan superar esa simplificación de
éxito o fracaso, analizan cómo debe ser esta segunda oleada y qué podemos aprender de
los programas anteriores, tanto Conectar Igualdad como Aprender Conectados, el primero
en el gobierno de Cristina Fernández Kirchner y el segundo durante el de Mauricio Macri.
Proponen entonces once desafíos para el futuro del programa Conectar Igualdad e intentan
pasar del análisis a la transformación, en ese pasaje propuesto aparece una crítica hacia el
rol del estado durante el gobierno de Macri y de las políticas neoliberales en general.
Los desafíos abordados son los siguientes: la alfabetización digital como derecho, nuevos
objetivos, el debate de los dispositivos, garantizar la conectividad, apostar a la soberanía
digital, agenciar la renovación del rol docente, la jerarquización de los saberes, trascender
el tecnologismo, el rol mediador de la familia y el hogar, la evaluación no binaria y construir
una retórica legitimante.
Los científicos desarrollan su postura en cada uno de los desafíos retomando qué ocurrió
con ellos en la primera etapa de implementación del programa y cuál es su propuesta para
lo que llaman “segunda oleada” del mismo. Su mirada no es totalmente complaciente con
lo realizado, pero se valora en todos los casos lo positivo y se propone cuáles podrían ser
las mejoras en la nueva implementación. Al referirse a “Apostar a la soberanía digital” los
autores se refieren a la primera parte del programa Conectar Igualdad afirmando que
contribuyó a la soberanía informática y digital de nuestro país. Mencionan algunas de las
medidas que influyeron: la distribución de equipos fabricados o ensamblados en el país, la
utilización de un softward libre y abierto, Huayra; el desarrollo de contenidos educativos
originales teniendo en cuenta a sus usuarios y el diseño de modelos de seguimiento y
evaluación con el aporte de universidades nacionales. Todo esto no significa que no haya
aspectos a revisar. La propuesta que consideran para esta segunda ola consiste en retomar
y profundizar estos lineamientos.
Si bien los desafíos son once, hay una conexión permanente entre ellos, por ejemplo, el
considerar que la perspectiva debe ser la de la alfabetización como un derecho, por ejemplo
en el primer desafío “La alfabetización digital como derecho” los científicos toman una
afirmación de Juan Carlos Tedesco quien sostuvo que la alfabetización digital es tan básica
como la alfabetización inicial en lectura y escritura, ya que a través de ambas se construye
ciudadanía y se amplían derechos. Para los autores la alfabetización digital crítica es
necesaria y para lograrla hay que ampliar la concepción: “incorporando desde programación
y pensamiento computacional en las clases de tecnología hasta formación en ciudadanía
digital (derechos, deberes, riesgos en un mundo donde lo digital es una dimensión más de
lo social).” En la misma línea al abordar el desafío “Garantizar la conectividad” mencionan
que hace diez años cuando se lanzó el programa Conectar la mayoría de las escuelas no
contaba con acceso a Internet. Señalan que sin embargo la llegada de las netbooks a las
escuelas movilizó el interés de estudiantes y docentes, por lo que la situación hoy ha
cambiado: son muchas menos las que no cuentan con conectividad. El desafío que refieren
se puede sintetizar así: garantizar el acceso público a Internet.
Otros desafíos se refieren específicamente a la escuela, los docentes, los contenidos. En
el caso de “Agenciar la renovación del rol docente” afirman que las investigaciones
realizadas mostraron que, a partir de la implementación de Conectar, los estudiantes fueron
impulsados a adquirir saberes que no necesariamente tenían que ver con lo escolar y se
en autodidactas. Los docentes también se vieron interpelados por esta realidad
y se abocaron a la reflexión de figuras como la del curador de contenidos.
El desafío en esta nueva etapa del programa es buscar los canales para que el docente
pueda reflexionar acerca de cómo experimentar en el aula teniendo en cuenta los cambios
operados. La capacitación docente es algo para tener en cuenta, pero también que el punto
de partida tiene que ser el docente en su aula, construir a partir de la primera experiencia,
recorrer el camino desde abajo, desde la práctica situada. Con respecto a “La jerarquización
de los saberes”, expresan que la alfabetización digital no es un mero tema, es un eje
transversal a toda la formación. Está presente en la vida cotidiana, por lo tanto, los docentes
deben estar preparados para dialogar con una modalidad de aprendizaje distinta, nueva. El
desafío que consideran es que el programa Conectar coloque en un rol central al docente
en la generación de prosumidores críticos.
Por otro lado, plantean como el arribo del Plan Conectar impactó a la familia y al hogar:
"La introducción de las computadoras habilitó usos compartidos y procesos de intercambio de
saberes pero también despertó disputas en torno al control de los horarios, de los espacios y de los
contactos"* (Benítez Larghi S. y Welschinger N. 2020) . Con la llegada de las netbooks crecieron las
expectativas pero a su vez también creció el miedo por parte de los padres , miedo a la mala
administración de este nuevo campo desconocido que es la tecnología digital. Las finalidades
pedagógicas y prácticas que se buscan obtener a través del PCI pueden lograrse si se recupera el rol
mediador de la familia: "Para mejorar la enseñanza-aprendizaje hay que poner el lente en la familia
como agente productor de sentido y orientador de las prácticas de acceso, socialización y apropiación
de las tecnologías digitales"* (Benítez Larghi S. y Welschinger N. 2020).
Los autores también hacen referencia a los dispositivos como en “Trascender el
tecnologicismo”, allí analizan que la tecnología en sí misma no produce cambios, las
prácticas sociales y representaciones son más ricas y complejas. La llegada de las
netbooks a las escuelas forma parte de un marco de sentidos, por lo tanto, en esta segunda
etapa del programa otro desafío es el planteo de qué habilita un dispositivo y qué hacen
con ellos los usuarios. En “El debate de los dispositivos”, con respecto a qué dispositivo es
más conveniente, dejan planteadas las preguntas, ya que no es posible definir si la política
debe seguir las novedades del mercado o sólo considerar los objetivos pedagógicos del
programa con el riesgo de quedar desactualizados en breve. Porque la cuestión es que los
cambios en lo digital son tan rápidos que tomar una postura definitiva sobre estos temas
trae como consecuencia que en cualquier momento queda obsoleta.
Luego de desarrollar cada uno de los once desafíos, concluyen su artículo con una
afirmación que de alguna manera reúne los once desafíos desarrollados en el texto: la
inclusión digital permitirá luchar contra la desigualdad, ya que ésta es el principal obstáculo
para el crecimiento del país.
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Benítez Larghi S. y Welschinger N. (2020). Once desafíos para el futuro del Conectar
Igualdad. Revista Anfibia (digital). UNSAM

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