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Para comprender la realidad del área actual es necesario entender las raíces del conflicto
en la tenencia de tierras, pues a este fenómeno es posible asociar una parte importante de
las condiciones sociales y ambientales que actualmente configuran el paisaje socio
económico y ecológico de la región. En este problema recaen la mayoría de las
consecuencias que actualmente configuran el paisaje socioeconómico y ecológico de la
región.
Tradicionalmente en la historia nacional, las sabanas de Bolívar se consolidaron como el
emporio ganadero del país pues la expansión de esta data de la segunda mitad del siglo
XIX y fue allí donde se iniciaron las dinámicas económicas desiguales, pues leyes como la
ley 200 de 1936 dieron cabida al expansionismo ganadero con descendientes del pajuno
andaluz (Borda, 2002;57A). Pues determinó la función social de la tierra y la necesidad de
que la misma fuera destinada para quien la trabajara. (Camargo, 2010) de modo que se
tenía el propósito de convertir las extensiones de tierras improductivas en la despensa de
la nación. Durante este proceso se generan las condiciones para dar inicio al repartimiento
de las guerras de independencia,la heredad de los sistemas agrícolas, una creciente
comercialización del recurso pesquero y una agricultura orientada al algodón, caña de
azúcar, café y banano.(Silva et al, 2013) Sin embargo, una plaga de langostas a finales de
siglo dio apertura al sector pecuario y su crecimiento. La ganadería de esta época está
marcada por ganado angus y red polled. Sin embargo, hacia la primera década del Siglo
XX, es introducido en la región el ganado Cebú y se crea en la colectividad las festividades
de las corralejas, así como se instaura la ganadería como una actividad de prestigio. (Silva
et al, 2013, 59)
La ley de tierras entonces permitió que la próspera actividad ganadera, lograra ganar
importancia a nivel nacional, sin embargo, la relación predial y acceso a tierras presentó
grandes conflictos pues la ganadería extensiva, se definió como actividad privada mientras
que la explotación pesquera y agrícola estaban instauradas en la colectividad campesina.
Este cambio generó una batalla de legitimación predial en la que la violencia se estableció
como agente rector en la propiedad del suelo. El alineamiento en esta época era ambiguo
y las condiciones ecológicas complejizan este tema pues, bien se podían tener unas tierras
con un cuerpo de agua y en tiempo de verano la superficie terrestre se expandía. Los títulos
y acuerdos sobre la tierra se hacen a palabra y en la mayoría de los casos no se
conservaban ni existían documentación oficial que diera titularidad al propietario.
A esto se sumó la ley 135 de 1961, bajo la reforma agraria de la década del 60, en la que
se estipulaba que las tierras sin explotar pueden ser expropiadas por el estado y
reasignadas para aprovechamiento económico, a este proceso de civilizar la tierra se
agrega que el recién creado INCORA, al final de la década del 60 y mediados del 70
adelantó procesos de desecamiento de ciénagas agregando estos nuevos terrenos como
baldíos de la nación, que podían ser prescriptibles y embargables, no obstante las ciénagas
en el código civil de la época figuraban como bienes de uso público.(Camargo, 2010, 24)
Años más tarde la progresiva contaminación de las fuentes hídricas, la falta de acceso a
ellas por la mayor parte de la población y la creciente preocupación ambiental global dieron
como producto la convención RAMSAR de 1997 en la que las ciénagas entraron a ser parte
de áreas para preservación.
Esta es entonces la pauta en los modos de vida de las gentes de la región heredadas desde
la época prehispánica y que fueron degradadas, transformadas y sometidas a la presión de
la colonia, la república y la violencia, llevando a sus habitantes a la miseria y posiblemente
a la desaparición como modos de subsistencia. La vocación del suelo, la disponibilidad de
tierras y los auges económicos marcaron los componentes de la emergencia social,
ambiental y sanitaria que en la actualidad convergen.
Por otro lado, es posible mencionar que en algunos de estos documentos de ordenamiento
reconocen la existencia e importancia de los vestigios hidráulicos prehispánicos presentes
en La Mojana. De esa manera, para el caso de San Marcos. En estos suelos se plantean
como usos la reforestación, recuperación de áreas de reserva, actividades de recreación,
turismo ecológico, se prohíbe la construcción de viviendas y la instalación de procesos
industriales y se tiene un uso restringido comercial y residencial.
El municipio cuenta con 3175 hectáreas, registradas ante el SINAP como áreas de
protección biológica, sin embargo, se resalta que existen otras áreas de humedales a las
que deberían adelantarse el trámite de declaratoria de área protegida. No obstanteel 62%
del territorio está destinado para ganadería concentrada en producción avícola y bovina,
26.21% corresponden a cuerpos de agua, para la agricultura corresponden apenas un
3.37% principalmente arroz y maíz, finalmente forestal apenas cubre el 6.75%. Actividades
como la explotación de canteras, (Cayo de la Cruz, El Llano, Bélen) afectan los biomas y
las fuentes hídricas por contaminación y degradación del suelo. (PMD, San Marcos Avanza,
2020-2023)
La comunidad del municipio está conformada por 57672 habitantes de los cuales se
distinguen comunidades indígenas con 7389 habitantes y afrocolombianos 7389.
Finalmente se resalta la importancia de desarrollar investigaciones arqueológicas en el área
y se establecen como suelos protegidos culturalmente los lugares “donde se han
encontrado vestigios de la cultura Zenú”, no obstante, no se establecen polígonos concretos
(POT San Marcos, 2001, p. 44) entre los programas orientados hacia la identidad cultural
destaca el de San Marcos territorio con identidad planeado para la gestión actual del
municipio.
Entre el año 2012 - 2014 se otorgaron licencias mineras con el fin de explotación de
materiales de construcción a Union Temporal San Marcos y minería de oro y platino, está
bajo la titularidad de un particular con tres títulos. En 2013 - 2016 se dieron otras dos
licencias en explotación de materiales de construcción (ANM, 2012, 2013)
Sitios Arqueológicos reportados en el Atlas arqueológico, municipio de San Marcos