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HISTORIA DE LA

CONSERVACION DEL AGUA


Y SUELO
MANEJO SUSTENTABLE DEL SUELO Y AGUA
ING. AIDE HERNANDEZ HDZ.
801 ING. EN INNOVACION AGRICOLA SUSTENTABLE

INTEGRANTES:
ACOSTA BALVERDE EDGAR G.
ASTORGA CABANILLAS ESTEBAN
GALVEZ SEPULVEDA JESUS ALFREDO
MEZA LOPEZ DAMIAN ALEJANDRO
SOTELO QUINTERO JESUS ALAN
VEGA CASTRO MARIA JOSE
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INTRODUCCION.

La conservación del suelo asi como el agua es esencial para el cuidado de nuestra
tierra y como legado para las próximas generaciones. Es sustento de vida,
desarrollo y producción. Es nuestro deber cuidarlos, respetando buenas prácticas
agrícolas. Estos recursos sufren una degradación progresiva a causa de la
erosión, desmontes, uso del fuego, sobrepastoreo, labranzas inadecuadas, falta
de rotación de cultivos y expansión de las fronteras agrícolas.

Por lo que durante siglos la afección para la siembra fue mínima, sin producirse
pérdidas de suelo por labores preparatorias por lo que, durante las últimas
décadas, los programas de conservación de suelos han pasado por varias etapas,
síntoma de una evolución del paradigma de la conservación de suelos.

Y de igual manera asi como lo suelos de la nación son de gran importancia, se


entiende que el agua es un elemento trascendental para el desarrollo económico
y social sustentable y, a la vez plantea sus propios desafíos de desarrollo. La
escasez natural o creada del agua demanda tomar decisiones difíciles sobre la
distribución del recurso hídrico entre diferentes usuarios, con demandas que
crecen a diferentes ritmos. La manera en que los países enfrentan dichos desafíos
y satisfacen las necesidades de agua de las personas, industrias y ecosistemas
depende de su situación y de sus propiedades para el desarrollo.
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ANTECEDENTE HISTÓRICO SOBRE LA CONSERVACIÓN DEL SUELO EN


MÉXICO.

El período que abarca desde 1880 hasta 1940 se evalúa como un período de
“descarga ecológica”, caracterizado por el sobreuso y mal uso de
los suelos y el ambiente productivo. En una primera etapa, el elevado contenido
de materia orgánica de los suelos vírgenes, y una agricultura que no había
llegado a su etapa de expansión, permitieron mantener los suelos productivos,
con procesos degradatorios incipientes o localizados.

Durante siglos la afección al suelo para la siembra fue mínima, sin producirse
pérdidas de suelo por labores preparatorias. Ya en el siglo XX, y sobre todo en
Estados Unidos, se comenzó a relacionar la acción del laboreo como causa
principal de la erosión

A partir de 1916, las sequías ambientales periódicas, la fuerte expansión de la


agricultura ocurrida a principios de siglo y el deterioro sufrido por los suelos por
las labranzas excesivas, intensificaron los procesos de degradación de los suelos.

La primera institución de gobierno que contó con un mandato de controlar y


combatir la erosión del suelo fue la Dirección de Conservación de Suelo y Agua,
la cual estaba dentro de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, constituida en
1946. Esta dirección tenía como finalidad fomentar, proteger y conservar el suelo
para la agricultura nacional.

Entre las décadas de los 50 y 60 se inicia un proceso de recuperación del


ambiente productivo a partir de acciones públicas y privadas y la introducción de
tecnologías conservacionistas. En 1957 se publicó un informe que
trazó los lineamientos a nivel nacional sobre utilización y conservación del suelo.

En la década de los 60 se llevó a cabo un sostenido plan de prevención y lucha


contra la erosión del suelo que agrupó organizadamente a las 20 agencias de
extensión de la región. Un hito importante para la conservación del suelo lo
constituyó la firma de un acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para
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el Desarrollo (PNUD) en 1968, para que, con asistencia técnica y económica de


la FAO, desarrollar un Programa de Conservación del Suelo.

Durante las últimas décadas, los programas de conservación de suelos han


pasado por varias etapas, síntoma de una evolución del paradigma de la
conservación de suelos. Adjudicándoles diferentes premisas que han ido
evolucionando, desde una perspectiva centralizada para dar soluciones
ambientales a agricultores, bajo un modelo conservador y paternalista, sin
consideraciones de orientación al mercado, ni enfoque de género con énfasis en
las prácticas mecánicas de conservación de suelos.

En 1976 se fusiona la Secretaría de Agricultura y Ganadería con la Secretaría de


Recursos Hídricos, dando lugar a la Secretaría de Agricultura y Recursos
Hidráulicos, la cual conserva la Dirección General de Conservación de Suelo y
Agua hasta 1983.

Durante los 37 años que estuvo activa esta dirección se beneficiaron alrededor de
3.4 millones de hectáreas (aproximadamente 1.5% del territorio nacional). En el
Ante proyecto del programa nacional de restauración ecológica de áreas
erosionadas, elaborado por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología en
1988, se hace una evaluación sobre el trabajo de la dirección mencionando que
se trabajaba de manera desarticulada con otras instancias de gobierno que
también tenían injerencia en la problemática del suelo, sobre todo en el tema
agrícola, como lo fueron el Programa Integral de Desarrollo Rural, la Comisión
Nacional de Zonas Áridas y la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas
Deprimidas.

En este contexto se desarrolla en 1993 el Plan de acción para combatir la


desertificación en México (PACD-México). La publicación se realizó de manera
conjunta por la Sedesol y la FAO, siendo su principal enfoque la atención en zonas
áridas y semiáridas. Este documento tiene la característica de presentar un
panorama general de los suelos en México, comenzando por los aspectos físicos
y socioeconómicos; explicando los procesos de degradación con énfasis en la
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desertificación y apuntando el marco legal e institucional existente en ese


momento para lograr cambios.

Entre 1995 y 2000, la política en la materia se cristalizó en el Programa forestal y


de suelos, el cual: “establece el fomento a la conservación de suelos como una
acción prioritaria, con lo cual se busca inducir cambios en los sistemas
productivos, que combinen la optimización de ingresos y rendimientos con la
conservación, mediante el establecimiento de líneas estratégicas que
proporcionarán a mediano plazo bases sólidas para instrumentar a nivel nacional
acciones coordinadas de conservación y restauración de suelos” (COTLER, y
otros, 2007). Terminado el sexenio 1995-2000, y con la entrada de la
administración del presidente Vicente Fox, la Semarnap sufre una serie de
cambios estructurales que llevan a la desaparición de la Subsecretaría de
Recursos Naturales y por ende la Dirección General de Restauración y
Conservación del Suelo.

En el sexenio 2001-2006 los programas agrícolas que contribuyeron a la


implementación de acciones de conservación de suelos agrícolas fueron: el
Programa de Manejo Integral del Suelo y Agua de la Alianza para el Campo (APC)
y el Programa de Apoyos Directos al Campo (Procampo) en su modalidad de
ecológica. Destacan también programas como el Programa Integral de Atención
a Zonas con Sequía Recurrente (PIASRE), el Programa Nacional de
Microcuencas de FIRCO y el Programa de Empleo Temporal (PET) entre otros.
Vale la pena mencionar que 2003 marcó un parteaguas en todos estos programas,
pues a partir de la firma del Acuerdo Nacional para el Campo se incorporaron
algunas acciones y se revisaron las reglas de operación en mesas de trabajo entre
funcionarios y representantes del sector productivo. Como resultado de este
proceso, se reestructuraron los énfasis de los programas y con ello los
presupuestos de las acciones.
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ANTECEDENTE HISTÓRICO SOBRE LA CONSERVACIÓN DEL AGUA EN


MÉXICO.

El agua, desde tiempos anteriores es un elemento trascendental para el desarrollo


económico y social sustentable y, a la vez plantea sus propios desafíos de
desarrollo. La manera en que los países enfrentan dichos desafíos y satisfacen
las necesidades de agua de las personas, industrias y ecosistemas depende de
su situación y de sus propiedades para el desarrollo.

En México, el problema de la escasez del recurso hídrico se ha ido agravando en


las décadas recientes, a tal grado que las demandas por el recurso surgen a tasas
crecientes y, en algunos casos, se comienza a manifestar de manera violenta. El
crecimiento poblacional y económico ha ejercido mayor presión sobre las reservas
de agua en México (Landa, 2012).

La situación del agua en México, fue uno de los problemas más urgentes a los
que hizo frente la sociedad. Pues dicho recurso ha desempeñado un papel crucial
en el desarrollo regional y nacional, ya que durante décadas el uso expansivo del
agua en irrigación, ciudades e industria se ha basado en el desarrollo de una
infraestructura hidráulica. Sin embargo, el crecimiento de la población y la
urbanización han incrementado el número en las demandas de agua, por lo que
han surgido conflictos entre los usuarios urbanos y rurales, entre ciudades vecinas
y, de manera más frecuente, entre los estados y las regiones vecinas.

Durante la independencia, la labor hidráulica cobró nuevo auge. En primer lugar,


para subsanar problemas de desabasto a las principales ciudades y después para
el desarrollo de la actividad agrícola de los particulares. Al término de la
Revolución Mexicana, los gobiernos recogieron el pensamiento y la demanda
social de aprovechar en forma benéfica los recursos hídricos nacionales,
especialmente para el fomento de la agricultura y el bienestar del agro mexicano.
Fue así que, a partir de los principios rectores establecidos en la Constitución de
1917, se promulgó la Ley de Aguas de Riego de 1926 y se creó, en ese mismo
año, la Comisión Nacional de Irrigación (CNI).
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La creación de la Secretaría de Recursos Hidráulicos en 1947, marcó el inicio


gubernamental de acciones más amplias para el desarrollo integral de los
recursos hídricos para todos los usos. En ese mismo año se inició el
establecimiento de comisiones para impulsar el desarrollo hidráulico de las
principales cuencas del país.

Entre 1947 y 1976 la obra hidráulica se extendió aportando grandes beneficios al


país. Leyes e instituciones fueron evolucionando conforme a las necesidades
impuestas por la sociedad mexicana, y a partir de 1960 se formularon distintos
planes sectoriales y regionales para ordenar e impulsar el aprovechamiento de los
recursos hídricos.

En 1988 se crea la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente


(LGEEPA), misma que ha funcionado como el instrumento fundamental de
operación de la política ambiental hasta nuestros días. En 1989, en materia de
agua se crea la Comisión Nacional del Agua CONAGUA para convertirse en la
única autoridad federal para el manejo de problemas y conflictos relacionados con
el agua en nuestro país (Ramos, 2005).

En los últimos años México mantuvo una deuda sobre la cantidad de agua que
debía entregar a su vecino del norte. Ambas naciones comparten prácticamente
la mitad de la cuenca del río Bravo. En el año 2003 ambos países pusieron en
marcha un programa conjunto que se conoce como frontera 2012 que aspira a
mejorar los índices de desarrollo en esa zona fronteriza que va desde el Golfo de
México hasta el Océano Pacífico a lo largo de 3,100 kilómetros. Las redes de
organización ciudadana trascienden las fronteras mexicanas ya que se conforman
bloques internacionales en torno a la defensa de acceso al recurso (Landa, 2012).

De acuerdo con el Consejo de Agua Mundial (World Water Council), los retos para
este siglo XXI se identifican 6 grandes retos relacionados con el agua: la escasez,
la falta de acceso, el deterioro de su calidad, la toma de conciencia de los
tomadores de decisiones y del público, la disminución en la asignación de
recursos financieros y la fragmentación en su manejo. Estos retos son muy
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complejos, ya que la disponibilidad de agua en el planeta no está distribuida


homogéneamente.

Actualmente se encuentran en desarrollo proyectos bajo el Programa de


conservación de las aguas mexicanas asi como la Ley de Aguas Nacionales la
cual contempla un capítulo sobre cultura del agua y mandata a la CONAGUA a
promover entre la población, autoridades y medios de comunicación, la cultura del
agua acorde con la realidad del país y sus regiones hidrológicas (Ramos, 2005).
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Referencias
COTLER, H., SOTELO, E., DOMINGUEZ, J., ZORRILA, M., CORTINA, S., &
Quiñones, L. (2007). La Conservacion De Los Suelos, Un Asunto De
Interes Publico. Gaceta Ecológica, 10-44.

Landa, D. A. (17 De Febrero De 2012). Tu Obra. Obtenido De Antecedentes De


La Gestión Hídrica En México: Http://Www.Tuobra.Unam.Mx

Ramos, D. (2005). Agua Y Seguridad Nacional En Mexico. Mexico: Arena


Abierta Random House Mandori.

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