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Licenciatura en derecho.
Derechos romano.
1.6. consentimiento...........................................................................................................20
1.6.4. la forma.....................................................................................................................22
1.10.9. la muerte.................................................................................................................33
Conclusión………………………………………………………………………………………..37
Introducción.
En el siguiente trabajo hablaremos acerca del origen del concepto de obligación lo
encontramos en Roma. Primitivamente el vínculo era una situación de
encadenamiento, un poder de naturaleza física o cuasi física. Este vínculo surgía
en los primeros tiempos del Derecho romano exclusivamente de dos fuentes: el
delito y el préstamo.
Un dato curioso es que en la antigua roma las fuentes de las obligaciones son los
hechos jurídicos con virtualidad para producirlas de conformidad con el
ordenamiento jurídico. Sin un hecho al cual el derecho confiera consecuencias
jurídicas, es impensable la vida jurídica; consecuentemente, no se puede hablar de
obligación. El hecho jurídico es la causa fuente o eficiente de la obligación.
1.- Concepto, evolución histórica, elementos, clases, fuentes de
las obligaciones y los contratos.
La obligación es una relación jurídica que se establece entre un acreedor y un
deudor que se basa en una causa reconocida por el derecho como fundamento del
deber de cumplimiento de una prestación y que es exigible mediante una acción de
carácter personal.
Sujeto pasivo: Tiene el deber jurídico a cumplir una determinada conducta hacia el
sujeto activo, Cualquiera de los sujetos de la obligación podrá estar integrado por
una o varias personas entre los sujetos activo y pasivo existe el vínculo jurídico que
constituye la obligación y que los une.
Facere: se refiere a toda conducta que consista en un acto positivo, un hacer, y que
no implique la transmisión de dominio de alguna cosa; es decir, que no signifique
un dare. hay un facere en el contrato de prestación de servicios en el que una
persona se obliga a realizar algún trabajo en favor de otra.
non Facere o patio: la conducta negativa del deudor configurada por un non facere
o un pati consiste en un abstenerse de algo; es decir, no hacer o tolerar algo. un
ejemplo sería el contrato de arrendamiento en el cual el arrendador no debe
obstaculizar al arrendatario en el uso de la cosa arrendada. la prestación, objeto de
la obligación, debe reunir ciertos requisitos: ha de ser posible tanto física como
jurídicamente. nos encontramos con la imposibilidad física, por ejemplo, cuando se
vende una cosa que ya no existe; la imposibilidad jurídica surge si se vende algo
que esté fuera del comercio.
Al considerar que los derechos son bienes comerciables, la técnica jurídica romana
usó más tarde diversos mecanismos para poder ceder un crédito o transmitir una
deuda de forma particular.
El derecho real es aquel que gravita directa e inmediatamente sobre una cosa
determinada y que exige de todo un respeto igual puramente pasivo. El derecho de
crédito consiste en una relación especial entre los individuos determinados de los
cuáles puede exigir a la otra determinada presentación que según el derecho común
es debida.
Los derechos reales, al facultar la conducta del titular sobre una cosa, le autorizan
a actuar sobre ella de forma directa, sin que se necesite la intervención o mediación
de otra persona.
Las Cosas
Res mancipi y res nec mancipi: las res mancipi representan las cosas más
valiosas para un pueblo agricultor como lo fue el romano de los primeros tiempos.
Todas las demás son cosas no mancipi; es decir, nec mancipi.
Cosas divisibles e indivisibles: Las cosas divisibles son aquellas que sin
detrimento de su valor pueden fraccionarse en otras de igual naturaleza, como una
pieza de tela, por ejemplo; las cosas indivisibles, por el contrario, no pueden
fraccionarse sin sufrir menoscabo, tal es el caso de una obra de arte.
Cosas fungibles y no fungibles: Son cosas fungibles las que pueden ser
sustituidas por otras del mismo género, como el vino, el trigo o el dinero; para los
romanos estas cosas se individualizaban al contarlas, pesarlas o medirlas. Son
cosas no fungibles las que no pueden sustituirse las unas por las otras, ya que están
dotadas de individualidad propia; un cuadro, por ejemplo.
La posesión.
La posesión de hecho, o sea el que una cosa esté bajo el control de una persona,
no es difícil de entender; constituye un hecho natural que no tiene relevancia para
el derecho, ya que sólo la adquirirá en el momento en que desempeñe determinada
función de naturaleza jurídica
Elementos de la posesión.
Clases de posesión
La propiedad.
Es la más plena pertenencia personal de las cosas (res), pero se identifica con las
cosas mismas y es, por lo tanto, diversa según sea la cualidad jurídica de las cosas
sobre las que recae.
Los derechos reales sobre la cosa ajena, que implican que una persona tenga un
derecho real sobre una cosa que pertenece a otro, se clasifican en derechos reales
de goce y derechos reales de garantía.
La enfiteusis: El origen de este derecho data de la época más remota del derecho
romano, cuando el Estado daba en arrendamiento terrenos agrícolas de su
propiedad a perpetuidad. Esta figura se conoce con el nombre de ius in agro
vectigali.
Contrato: El acuerdo de voluntades entre varias personas que tiene por objeto
producir obligaciones civiles.
Cuasicontrato: Es esta una figura muy parecida a la del contrato en cuanto produce
consecuencias semejantes a él, pero nos encontramos con que carece de uno de
los elementos esenciales de todo contrato; esto es, el consentimiento de los sujetos.
justiniano en sus instituciones nos dice que todas las operaciones se reducen a una
división principal de dos clases y son o civiles o pretorias, la verdad es que ellas
obligaciones son susceptibles de diversas divisiones y así podríamos dividirlas en
tres:
Podemos dar una definición de los contratos diciendo que son el acuerdo de
voluntades entre dos o más personas para crear una o varias obligaciones entre
ellas. En el derecho romano el contrato debía estar sancionado y regulado por la
ley. Para que este tenga validez es necesario que cumpla con ciertos requisitos,
mismos que la ley otorga siendo, que existan sujetos y entre ellos tengan el
consentimiento, objeto causa y forma..
El contrato son unas convenciones destinadas a crear obligaciones, que han sido
sancionadas y nombradas por el derecho civil. En el fondo de todo contrato, como
elemento vital y esencial, se encuentran dos cosas: una convención o pacto, es
decir, el consentimiento de dos o más personas; después, como un fin inmediato de
esta convención, la creación de una o varias obligaciones.
1.- Sujetos: partes que intervienen en un negocio jurídico que por regla general
coinciden con los sujetos de la obligación.
2.- Consentimiento: congruencia existente entre las voluntades declaradas por los
sujetos, teniendo que existir por tanto una clara y lógica relación entre la voluntad
de los sujetos y la declaración expresa de la misma. Dicha declaración expresa
deberá referirse a los efectos más importantes del contrato.
3.- Objeto: realización de determinada conducta por parte de uno de los sujetos,
consistente en un dar, hacer o prestar.
4.- Causa: motivación que tiene toda persona para realizar un negocio jurídico. Esta
motivación debe de ser confesable de acuerdo con la ley, ya que podemos
encontrarnos con negocios jurídicos clara y evidentemente legales en cuanto a su
apariencia, pero que van de manera notoria en contra del espíritu de la ley, o sea lo
que conocemos como un fraude a la ley (fraus legis)
En las convenciones y los contratos se debe buscar cuál ha sido la común intención
o voluntad de las partes contraste más que las palabras por ellos expresada, cuando
las palabras de un contrato son ambiguas eso es más práctico interpretarlas con el
objeto o fin de procurar se consiga resultado del negocio querido por ambas partes
los sujetos de derecho eran las personas, al igual que en la actualidad, pero el uso
que le daban a éste vocablo difiere en algo con el sentido que se toma actualmente:
En Roma, para su derecho y a diferencia del derecho moderno en el que se entiende
persona a todo hombre, individuo de la especie humana, sin distinción de raza,
credo, estirpe o condición, sólo eran consideradas personas, aquellas susceptibles
de adquirir derechos y contraer obligaciones y hay que manifestar que los esclavos
no tenían ésta capacidad en principio.
Lo corriente es que las obligaciones se forman entre solo dos personas un acreedor
y el otro un deudor. El primer elemento de toda obligación son los sujetos: sujeto
activo o acreedor (creditor); que tiene derecho a la conducta del sujeto pasivo o
deudor (debitor), quien tiene el deber jurídico de cumplir con ella. Cualquiera de los
sujetos de la obligación podrá estar integrado por una o varias personas, lo cual en
nada altera su esencia. Entre los sujetos activo y pasivo existe el vínculo jurídico,
que constituye la obligación y que los une.
El contrato debe producir efectos normalmente entre las partes quien interviene de
ahí que derecho clásico pronuncia la nulidad de estos negocios a favor de terceros,
si B estipula a A pagar a C algo, esta estipulación era nula y ni A ni C tenían acción
en contra de B, el contrato valía sólo en la hipótesis en que A estuviera bajo la
potestad de C.
1.6. Consentimiento
El consentimiento debes ser real manifestado por signos exteriores que provengan
de las personas capaces, no existiría si proviene de las personas que no tienen
voluntad como un loco y menor de edad.
1.6.1. Los vicios del Consentimiento
Las dos causas principales y según algunos interpretes las únicas que vician el
consentimiento sin hacer desaparecer son el dolo y la violencia. el dolo induce a
una de las partes al error y la violencia la hace caer en un estado de miedo o de
terror si los cuales no contaría jamás o lo haría pero bajo condiciones más
favorables.
El dolo, son las maquinaciones o manejos fraudulentos empleados por una de las
partes o un tercero, para engañar a la otra parte con el fin de determinarla a dar su
consentimiento en un negocio jurídico.
1.6.2. El Objeto
1.6.3. La Simulación.
Las formas son las solemnidades por las que las partes tienen que pasar, para que
su acuerdo tenga validez jurídica y de nacimiento obligaciones, si no se cumple con
la forma establecida por el antiguo, ius civil, no existirían negocio al que quisieron
dar nacimiento a las partes contratantes.
Son las solemnidades por las que las partes tienen que pasar, para que su acuerdo
tenga validez jurídica y de nacimiento a obligaciones. En el antiguo derecho no
había más que derechos formales, los cuales tenían existencia por sí mismo,
independientemente de las razones que lo hicieron celebrar.
Los elementos accidentales, son aquellos que las partes pueden insertar en el
contrato, son expresión de su voluntad. Los más comunes son: la condición, el
término y el modo. La casuística romana nos presenta una amplia gama de
ejemplos. La teoría sobre dichos elementos se debe, sobre todo, a la pandectística
alemana:
Algunos de los contratos pueden estar más reducidos asu más grande simplicidad,
pueden no contener ningún elemento que no sea esencial para su existencia, es por
lo que se les denomina puros, por oposiciones a los contratos contraídos bajo una
modalidad, esto es, que contienen algún elemento occidental, no necesario para su
validez. Las modalidades son maneras de ser especiales que pueden afectar a la
obligación en su existencia, en su objeto o en su ejecución.
El término “dies” consiste en una fecha o acontecimiento futuro y cierto desde el que
deben comenzar a cesar los efectos de la obligación, es decir que debe llegar
fatalmente; en algunas ocasiones se sabrá con exactitud el día como cuando se
trata de una fecha, pero en otras no se sabrá, pero llegará.
Termino suspensivo: El término se nos presenta bajo dos aspectos muy distintos:
algunas obligaciones se contratan ex die o sub die, otras ad diem, ambas nacen
desde la formación del contrato, esto es inmediatamente cuentan en el activo del
acreedor y en el pasivo del deudor; pero para las primeras hay una época durante
la cual no son exigibles y para las segundas, una época a partir de la cual deben
dejar de existir.
Termino resolutorio: Es aquel por el que las partes han querido limitar la duración
de la obligación, el antiguo derecho civil no había creído poder conciliar el término
extintivo con el principio de la perpetuidad de las obligaciones, debiendo, por tanto,
o ver en la oposición de este término una causa de nulidad de la obligación, o tenerlo
por no puesto y este segundo punto de vista el que se consagró tanto en esta
materia como en las servidumbres pedriales.
Ulpiano está indeciso entre las dos opiniones, pues por un lado escribe: “Cuando
se ha estipulado pura mente la deuda existe y es exigible de inmediato. Cuando se
estipula a término, la deuda existe, pero no es exigible. Cuando se ha estipulado
bajo condición, la deuda no existe ni es exigible, estando aún sin realizarse la
condición”.
Pendiente Conditione: Cuando la condición está sin realizarse, no puede dar lugar
a una acción; si el acreedor obra será rechazado, pero se renovará su acción
cuando la condición se realice, pues como su derecho no tenía antes existencia, no
pudo consumirlo en justicia, solución contraria a aquella dada para el término.
Es aquella que tiene desde el día en que se contrató una existencia cierta pero que,
según la voluntad de las partes debe extinguirse por la realización o no realización
de un acontecimiento futuro e incierto, como por ejemplo; “¿Prometes cien a menos
que tal nave llegue?”, tal condición tiene como acontecimiento extintivo incierto, de
ahí que el derecho civil debía anular la condición resolutoria tal como anulaba el
término resolutorio y consideraba a la obligación como pura y simple, de donde el
pretor interviene y da el mismo remedio que para cuando se contrataba utilizando
el término extintivo o resolutorio.
Los efectos del modo en el Derecho Romano fueron distintos en el Período Clásico
y en tiempos de Justiniano. En el Derecho Clásico, si el gravamen que se imponía
perseguía un fin imposible o ilícito, se estimaba como no impuesto. Cuando no había
ningún obstáculo para que el gravamen fuese cumplido, el problema que había que
resolver era el relativo a si el cumplimiento del modo podía ser exigido, y en caso
de serlo, por que medios.
Prácticamente podemos ceder toda acción que resulte de los derechos de crédito,
cualquiera que sea el origen de la obligación, bien provenga de convenciones, de
delitos, o de otras causas, sin distinguir si se trata de obligaciones civiles o
naturales, unilaterales o sinalagmáticas, pura simple, a término o a condición
etcétera. pero hay que tener presente que el objeto de la cesión es la acción y no el
lazo obligatorio mismo que le sirve de base.
Hay ocasiones en que las cesiones de créditos son necesarias, como cuando las
impone una necesidad jurídica, a virtud de la cual el cedente está obligado a pasar
al cesionario el valor o el derecho que es el objeto del crédito.
El cesionario adquiere por la cesión el crédito del cedente con sus mismas
garantías, pero el deudor le puede oponer las mismas excepciones que hubiera
podido oponer al cedente, salvo las estrictamente personales. En toda cesión
distinguimos a tres personas:
El cesionario hará valer el crédito tal como lo tenía el cedente, con sus accesorios
y demás derechos anexos. En justa reciprocidad, debe sufrir las excepciones que
el deudor hubiera podido oponer al acreedor, en esta forma la condición del deudor
no empeora por la cesión del crédito.
1.8.2 Limitaciones.
En el tema que nos ocupa referente a la transmisión de las obligaciones, debemos
examinar cuales pueden cederse y cuales no son transmisibles.
Los derechos personales no pueden ser ejercidos más que por la persona a quien
le competen, cuyo ejercicio es inseparable de la cualidad del titular del derecho, no
son transmisibles. Tampoco pueden cederse los derechos litigiosos, de ahí la
consecuencia de que una acción no sea cesible desde el momento en que se ha
intentado. En general, la transferencia de una acción supone que la manifestación
del derecho al que ella sirve para hacer valer sea susceptible de ser ejercida por
titular diferente.
Del mismo modo, habrá ocasiones en las cuales el acreedor se constituya en mora
en perjuicio de su deudor, cuando este va a cumplir con lo que ha prometido a su
acreedor y éste último se niega a recibir la prestación válidamente ofrecida. Se verá
lo que el deudor puede hacer para quedar liberado de su obligación.
El acreedor también puede incurrir en mora cuando retrasa por su dolo o culpa por
la ejecución de la obligación, rechazando los ofrecimientos regulares y valederos de
su deudor o ausentándose del lugar de donde debería hacerle el pago sin dejar
representante que reciba.
Esta evaluación pecuniaria la hacía el juez fijándola según la buena o mala fe del
deudor y según la naturaleza de la acción ejercida por el acreedor.
El derecho romano antiguo exigía que para que se pudiera extinguir una deuda, el
deudor debía realizar un acto solemne para que se pudiera dar por cancelada la
relación esta situación era llamada como actus contrarius, el cual tenía una similitud
al que se había llevado a cabo al contraerse la obligación, y de esta manera, si la
obligación había nacidos del cobre y la balanza, de la misma manera debía ser
extinguida. Otra de las formas para la realización de esta es la acceptilatio, mediante
la cual el acreedor reconocía haber pagado.
Los que operan ipso iure podían ser alegados en cualquier momento del juicio y
lograban extinguir las obligaciones de manera automática y de pleno derecho. Y los
que operan por ope exceptionis tenían eficacia si se intercalaban como excepción
en la fórmula. Ahora bien, los modo extintivos que operan ipso iure son: el pago, la
novación, la confusión, la pérdida de la cosa debida, el mutuo disentimiento, el
concurso de causas lucrativas y la muerte o capitis deminutio del deudor.
Para que el pago tuviera validez debía constituir los siguientes elementos: quién lo
hace, a quién lo hace, cómo, dónde y cuándo. El pago debe hacerlo el deudor, pero
también pudiera hacerlo su representante; este debe hacerse al acreedor o a un
representante suyo; el pago debe coincidir con el contenido de la obligación, sin
embargo, el deudor puede cumplir con una prestación distinta siempre y cuando el
acreedor de su aprobación; si el lugar no se pactaba en el momento de nacer la
obligación eran aplicadas las siguientes reglas: de tratarse cosas inciertas o cosas
fungibles se realizaba en el domicilio del deudor, ahora bien, si se tratara de un bien
inmueble o de una cosa cierta, el lugar era exactamente donde se encontraran
dichos bienes; por último, el tiempo de pago si no era previamente establecido
podría aplicarse la regla de que la prestación se debe desde el día en que nace la
obligación, pero teniendo en cuenta la naturaleza de la prestación, el deudor debería
cumplir en un tiempo razonable y que tuviera la manera de hacerlo.
Al consentir una nueva prestación, el acreedor, se logran los tres efectos del pago:
1. Se extingue la obligación.
2. Se libera la obligación del deudor.
3. El acreedor satisfacer su crédito.
1.10.5. La compensación
1.10.6. La novación
Es la sustitución de una obligación por otra; al modificarse uno de los elementos de
la primera, automáticamente la nueva extingue a la antigua. Esto puede afectar a
los sujetos o al objeto. Si nos centramos en el caso en el que afecta a los sujetos
estaríamos frente a una transmisión de crédito o de deuda. En cambio, si nos
centramos en que afecta al objeto la nueva obligación debería contener algo nuevo,
como un cambio de lugar, el tiempo de cumplimiento, etc.
Si el objeto de la obligación fuera una cosa específica y se perdía por alguna causa
no imputable al deudor, la obligación se extinguía.
1.10.9. La muerte
La muerte tal cual su nombre lo expresa se da por la muerte de uno de los sujetos,
lo cual hace que se extinga la obligación.
las ultimas clasificaciones serian el contrato gratuito en el que una de las partes
procura a la otra una ventaja por la que no va a obtener ninguna remuneración y
oneroso cuando cada una de las partes se obliga a dar o hacer alguna cosa para
beneficio de la otra de manera reciproca.
De acuerdo con los efectos que van a producirse sobre las partes, serán unilaterales
los que originan obligaciones para una sola de las partes y bilaterales o
sinalagmáticos cuando ambos contrincantes quedan obligados recíprocamente el
uno al otro, que a su vez se dividen en sinalagmáticos perfectos (aquellos en los
que ambas partes se obligan desde la celebración del contrato) e imperfectos 48
(cuando una de las partes está obligada desde el principio y la obligación de la otra
depende de una circunstancia posterior que puede llegar a existir o no).
Los contratos innominados más frecuentes son: la permuta (el contratante transfiere
al otro la propiedad de una cosa, para que este le transmitiera la propiedad de otra),
Aestimatum o contrato estimatorio (el propietario de una cosas, después de valuarla,
la estrega a alguien más con el fin de que la venda y le entregue un precio, o se la
devolviera si la venta no se realizaba), precario (una persona, a petición de otra, le
concedía el uso de una cosa, para que la devolviera en el momento en que se la
reclamara) y la transacción (las partes haciéndose concesiones recíprocas
terminaban una controversia presente o evitaban una futura)
1.12. Los contratos en forma verbal
Se entiende por fuentes de las obligaciones a los hechos jurídicos que les dan
origen, en otras palabras, los hechos jurídicos en virtud de los cuales dos personas
se encuentran en la situación de deudor y acreedor uno del otro.
Bravo González, Agustín y Beatriz Bravo Valdés, Derecho Romano, Segundo Curso, Ed.
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UNAM. (s. f.-c). La Dación del Pago Del Derecho Romano al Derecho Actual. Archivos
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https://revistascolaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/juridica/article/download/1074
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