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Obligaciones
Introducción
“Obligatio est Iuris vinculum quo necessitate adstringimur alicuius solvendae rei,
secundum nostrae civitatis iura” (“Obligación es el vínculo de derecho que nos constriñe
en la necesidad de pagar alguna cosa, según el derecho de nuestra ciudad”) (Justiniano, 3,
13); es la definición que dio el emperador Justiniano sobre la parte del derecho romano
que ha de ocuparnos en este curso.
Aquel vínculo de derecho del que nos hablara el autor del Digesto es precisamente la
palabra que en plural da nombre a nuestra unidad, a saber: Obligaciones.
Las obligaciones son la parte más dinámica del Derecho, en tanto que gracias a dicha
ficción jurídica se logra el despliegue de una específica conducta (alicuius solvendae rei) en
el extremo relacional denominado debitor (deudor) y que beneficia al
opuesto: creditor (acreedor).
Esta institución jurídica ha sido de tanta importancia para el Derecho en general, que en
nuestra actualidad pervive prácticamente inalterada como esencialísimo sustrato del
Derecho Civil. Es justamente con base en el ius in personam de los antiguos jurisconsultos
del Lacio que hoy podemos hablar de Derechos Personales o de crédito.
La comprensión del concepto de obligatio se hará asequible a partir de los que han sido
legados a nosotros por los antiguos jurisconsultos, la confrontación de los iura in
personam (derechos personales) con los iura in rem (derechos reales) y la exploración de
su sustancialidad con su adjetividad, es decir, de su consistencia (obligatio) con su
operancia (actio).
Finalmente se conocerán los elementos que tiene propios la obligatio mediante una
incursión en la conceptuación del objeto, el sujeto y su clasificación.
Objetivo particular
Temario
Unidad 1. Obligaciones
Una de las formas más antiguas de producir la obligación fue el nexum. Consistía
en el contrato que tenía como causa un préstamo de dinero. Se llevaba a cabo
mediante acto solemne, tradicionalmente referido con las palabras latinas: per aes
et libram que se traducen como: “por medio de bronce y la balanza”. En
el nexum la persona del deudor daba su propio cuerpo (corpus) como garantía de
la deuda contraída.
Este acto data de aquella época donde la incipiente civilización romana aún no
poseía moneda y en lugar de ésta, empleaban segmentos de bronce que
intercambiaban por mercancías. El préstamo de lo que en aquel tiempo era dinero
(aes: bronce) se realizaba ante un libripens (de quien pende la balanza) quien con
presencia de cinco testigos ciudadanos romanos pesaba la cantidad de metal
entregada.
El gramático Varrón, en su libro: De lingua latina, VII, 105, define el nexum como:
“omne quod per libram et aes geritur…” (“todo aquello que se hace por medio de
la balanza y el bronce”).
La Lex Poetelia Papiria según el testimonio de Tito Livio (VIII; 28, 8) dotó al corpus
debitoris (persona del deudor) de una cierta respetabilidad que no tenía en el
derecho arcaico y transitó desde la ejecución personal (corpus obnoxium) hasta la
ejecución patrimonial (bona debitoris), esta última, según refiere el jurista Gayo
(Institutiones 4, 36) fue introducida por Publio Rutilo en el siglo II a. C.; hay quien
sostiene en cambio que la ejecución patrimonial data del siglo IV.
Por ejemplo…
El deudor insolvente no quedaba expuesto a los acreedores primarios (es decir a aquellos con
quienes en principio se obligó) ya que ellos, ante la insolvencia del deudor principal, exigían el pago
a los fiadores y que tampoco se daba la ejecución contra quien estaba carente de bienes, sino
contra el carente de dinero, razón que permitió la introducción de la distinción entre la ejecución
del insolvente ordinario (quien realmente era insolvente) y el insolvente doloso (que simulaba ser
insolvente para no pagar). El insolvente ordinario sufría una ejecución sobre sus bienes (venditio
bonorum: venta de los bienes); mientras que el insolvente doloso era en la época aludida, el único
que podía temer una ejecución personal.
Favor debitoris
La obligatio
Concepto
Habiendo pasado esta somera revista de los antecedentes de la obligación, es
posible tratar ya específicamente sobre ella.
La obligación es un vínculo jurídico voluntario que se da entre un acreedor y un
deudor para que el primero pueda exigir judicialmente del segundo
el cumplimiento de una prestación. El incumplimiento de la prestación objeto de
la obligación tiene por resultado la existencia de una actio in personam (acción
personal).
En el derecho romano la relación obligacional era en sus dos extremos (activo:
acreedor o creditor y; pasivo: deudor o debitor) transmisible por herencia.
Desde la primera época clásica (130-30 a. C.) fue empleada la
palabra obligatio (obligación) para referir a la deuda misma adquirida según bajo el
orden del derecho civil (ius civile).
La palabra obligatio se encuentra compuesta por la partícula de ablativo: ob (por, a
causa de) y el sustantivo ligatio (acción de atar) vocablo este último que, puesto
también en ablativo, nos da una aproximación fonética más notoria para el
español: obligatione. La reunión de estas palabras puede traducirse como: “a causa
de estar atado”.
Definamos…
Obligación
“Es el vínculo jurídico que nos constriñe en la necesidad de pagar una cosa, según
el derecho de nuestra ciudad” (Justiniano, III, 13).
Son perceptibles las ulteriores diferencias entre ambos derechos:
La correlación entre obligación (obligatio) y acción procesal (actio)
Ya hemos referido con anterioridad que la obligación (obligatio) consiste en el
vínculo que se da entre dos personas por cuya virtud una puede exigir de la otra el
cumplimiento judicial de una conducta o prestación.
Si la obligación está dotada de los mecanismos propios para garantizar su
cumplimiento se trata de una obligación civil y es entonces cuando se presenta la
correlación entre la sustantividad del concepto y su adjetividad. Estas ideas
resultan diáfanas al meditar sobre la definición de acción: “Nihil aliud est actio
quam ius quod sibi debeatur, iudicio persequendi” (La acción no es otra cosa que
el derecho de exigir en juicio lo que nos es debido) (Celso, XLIV, 7, 51).
La correlación de la obligación con la acción se halla en su mutua necesidad. No
podemos hablar en estricto sentido de obligación si esta no se encuentra dotada
de la facultad de exigir judicialmente su objeto; mientras que por otra parte, es
imposible referirse a una acción si no viene ella precedida de una obligación que
aporte el debitum exigible.
Para la concepción de una obligación, siempre deberá existir un sujeto y un objeto, pues
sin ambos elementos, no podría constituirse ésta.
Para que pueda configurarse una obligación, será necesario contar con dos sujetos, uno
denominado sujeto activo o persona acreedora y otro llamado sujeto pasivo o persona
deudora.
Persona acreedora
Persona que posee el título de un derecho personal o de un crédito, que lo faculta
a exigir el cumplimiento de cierta obligación contraída.
Persona deudora
Sujeto que se encuentra obligado a satisfacer una obligación contraída.
Así entonces, ambos constituyen una relación con base en la obligación que los vincula.
Por ejemplo…
En una relación de compraventa, Juan (deudor) está obligado a realizar un pago cierto y
en dinero por el bien que le será otorgado; mientras que Helena (acreedora) está obligada
a entregar el bien en el tiempo, lugar y modo establecidos.
Objeto: la prestación
Aunque en la figura del contrato a favor de tercero se encuentra presente en casi todos
los modernos ordenamientos de derecho civil, en el derecho romano, por regla general,
no tuvieron existencia las estipulaciones a favor de tercero. Al intelecto jurídico romano,
parecía evidente dicha imposibilidad y no era expresada al tratar de las estipulaciones,
sino únicamente como uno de aquellos supuestos en que este adquiriría el carácter de
nulo. Así, Ulpiano en el libro Ad Sabinum (texto que conocemos por haber sido recogido
en el Digesto) señalaba: “Alteri stipulari nemo potest”, es decir: “Nadie puede estipular
para otro” (Justiniano, 45.1, 38, 17). Este principio adquiere su justificación teórica en el
llamado “principio del interés”, el cual se encuentra expresado por el texto del libro
cuadragésimo quinto del Digesto que sostiene: “inventae sunt enim huiusmodi
obligationes ad hoc, ut uniusquisque sibi adquirat quod sua interest…”, lo cual en lengua
española significa: “Las obligaciones han sido creadas de esta forma a propósito de que
cada quién adquiera para sí aquello que le convenga” (Justiniano, 45).
Las estipulaciones a cargo de tercero son una especie de estipulación que tomó por
nombre adpromissio. Esta se clasifica a su vez, dentro de las formas de garantía personal.
En su obra Institutiones, el jurisconsulto romano del siglo II, Gayo, propuso una
clasificación bipartita de las obligaciones haciéndolas derivar de los contratos (ex
contractu) o de los delitos (ex delictu).
Para Gayo, un contrato consistía en un convenio para producir una obligación, el cual
podía realizarse en alguna de las siguientes formas: re, verbis, litteris y solo consensu.
Los contratos re (expresión que podríamos traducir textualmente como: “con la cosa”) se
perfeccionan según el estudioso por la sola entrega del bien, como es el caso del mutuo. A
diferencia estos contratos, los de la especie verbis (textualmente: “por medio de las
palabras”) requieren del uso de palabras formales, por ejemplo: el contrato de promesa
(stipulatio). Por otro lado, los contratos denominados litteris (que significa: “por las
letras”) requieren de constancia escrita, como fue por ejemplo la transcriptio
nominum (transcripción de nombres). Finalmente, se encontraban los contratos: solo
consensu que, como su nombre lo indica, se perfeccionaban por medio del solo
consentimiento.
Contrato Se trata de un acuerdo, donde dos o más sujetos se obligan mutuamente y se producen
consecuencias jurídicas. En Roma, los contratos más utilizados eran la compraventa, el comodato, la
aparcería, el mandato y la permuta.
Delito Se consideran delitos a los hechos contrarios a la Ley; se clasifican en delitos públicos (crimina)
y delitosprivados (delicta).
-Públicos Irrumpen el orden público, la seguridad del Estado o a alguna organización política. Ejemplos: el
homicidio, parricidio, adulterio, el secuestro, las conspiraciones contra el emperador o la República.
- Privados Son perseguidos mediante un juicio ordinario, únicamente mediante la petición del agraviado,
tales como: furtum o robo, damnum iniuria datum o daño en propiedad ajena, iniuria o lesiones, dolo,
intimidación o violencia, vi bonorum raptorum o rapiña y fraude a acreedores.
Cuasicontrato Actos lícitos en los que media una obligación, pero no se concibe un acuerdo de voluntades,
es decir, no hay consentimiento. Según las instituciones de Justiniano, los principales cuasicontratos eran: la
gestión de negocios, el enriquecimiento ilegítimo y la lex Rhodia de iactu.
Cuasidelito Hecho ilícito que no puede encuadrar dentro de las características de un delito.
Torpeza o deshonestidad judicial: Tenía lugar cuando un juez dictaba una sentencia injusta, ya sea por falta
o dolo, quedando obligado a reparar el daño mediante el pago de una indemnización.
Effusum et deiectum Surgía cuando era arrojado al exterior de un inmueble un objeto o líquido que causara
cierto perjuicio a terceras personas, quedando obligada la persona dueña del inmueble a cubrir el daño.
Positum et suspensum Tenía lugar cuando era colocado un objeto en vía pública y éste era susceptible de
ocasionar daño, de modo que cualquier persona podía denunciar el acto y, a cambio, recibía una
recompensa, mientras que la persona responsable recibía una multa.
Robos y daños sufridos en naves, hoteles y establos: La víctima podía escoger entre la persecución de la
persona culpable, si la conocía, o bien, que se ejecutara una acción en contra de la persona dueñadel hotel,
nave o establo.
Hasta aquí hemos visto los elementos, los tipos de sujetos, el objeto y la interpretación de
los contratos, que constituyen una de las fuentes principales de las obligaciones, puesto
que se trata de un acuerdo de voluntades cuyo fin es la creación de éstas, sancionadas por
una acción judicial. Con estos conocimientos, ya podemos acceder al tema primordial de
nuestra siguiente unidad: la clasificación de los contratos.
Adame Goddard, Jorge, Cuatrocientos casos y respuestas de los juristas romanos, México, UNAM/
Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2013.
¿Qué otros caminos puedo explorar?
Para consolidar su aprendizaje respecto de los contenidos de esta unidad le
sugerimos que procure vincular lo aprendido con las temáticas de otras
asignaturas, en especial con Derecho Romano I.
Bibliografía
Adame Goddard, Jorge, Curso de derecho romano clásico, México, Porrúa, 2014.
Bravo González, Agustín y Bravo Valdés, Beatriz, Derecho Romano. Segundo curso, 28.ª ed., México,
Porrúa, 2013.
D’Ors, Álvaro, Derecho privado romano, Navarra, EUNSA, 2004.
Justiniano, Instituciones, México, Coyoacán, 2011.
________, Digesto, México, Laguna, 2009.
Laines Ledesma, Mauricio y Sagaón Infante, Raquel, Derecho romano. Segundo curso, México,
Porrúa, 2010.
Livio, Tito, Ab urbe condita, México, UNAM/ Departamento de Humanidades, 1995, libro II.
Morineau Iduarte, Marta e Iglesias González, Román, Derecho romano, México, Oxford, 2010.
Murguía Serano, Alma Lorena, Derecho romano II, México, Iure, 2008.
Padilla Sahagún, Gumesindo, Derecho romano, México, McGraw–Hill, 2008.
Ventura Silva, Sabino, Derecho romano, México, Porrúa, 2002.
Schulz, Fritz, Derecho romano clásico, Barcelona, Bosch, 1980.
Adame Goddard, Jorge, Cuatrocientos casos y respuestas de los juristas romanos, México, UNAM/
Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2013, disponible en https://bit.ly/2QjQkQf, consulta:
15/05/2019.