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 Textos 

= mensajes completos de un mismo tema y relacionados entre sí.


 Párrafo = son muy fáciles de identificar, están separados por puntos y aparte.
 Oración = Están dentro de los parrafos y se componen de sujeto, verbo y predicado.
 Palabras = son unidades que tienen sentido al juntarse con otras palabras fromando
oraciones.
Del "saco" de las palabras, sacamos unas y otras las juntamos y hacemos oraciones. Con
las oracioneshacemos párrafos... y con parrafos y párrafos podemos excribir textos que
pueden ser larguísimos...
 Ejemplo de Texto y sus componentes:
Se puso el sol. Tras el breve crepúsculo vino tranquila y oscura la noche, en cuyo negro seno
murieron poco a poco los últimos rumores de la tierra soñolienta, y el viajero siguió adelante en su
camino, apresurando su paso a medida que avanzaba la noche. Iba por angosta vereda, de esas
que sobre el césped traza el constante pisar de hombres y brutos, y subía sin cansancio por un
cerro en cuyas vertientes se alzaban pintorescos grupos de guinderos, hayas y robles. (Ya se ve
que estamos en el Norte de España).

Era un hombre de mediana edad, de complexión recia, buena talla, ancho de espaldas, resuelto
de ademanes, firme de andadura, basto de facciones, de mirar osado y vivo, ligero a pesar de su
regular obesidad, y (dígase de una vez aunque sea prematuro) excelente persona por doquiera
que se le mirara. Vestía el traje propio de los señores acomodados que viajan en verano, con el
redondo sombrerete, que debe a su fealdad el nombre de hongo, gemelos de campo pendientes
de una correa, y grueso bastón que, entre paso y paso, le servía para apalear las zarzas cuando
extendían sus ramasllenas de afiladas uñas para atraparle la ropa.

 l hablar, emitimos sonidos que, en general carecen de significado. Sin embargo, si los
combinamos entre sí obtendremos una palabra. Por ejemplo, los sonidos /a/ /m/ /s/ /e/ no
significan nada de manera independiente. No obstante, si los unimos unos con otros
obtendremos la palabra mesa, que sí tiene un significado claro en nuestra lengua. Por ello,
definimos la palabra como un conjunto de sonidos que articulados entre sí expresan una
idea.
 

 Si combinamos distintas palabras seremos capaces de transmitir una idea más compleja.
Por ejemplo, si combinamos la palabra mesa con otras como la, está y rota, obtendremos
la oración la mesa está rota. A este conjunto de palabras que tienen un sentido completo lo
llamamos oración.
 

 Si unimos mediante puntos y seguido la oración la mesa está rota con otras que giren en
torno al mismo tema obtendremos un párrafo.

Ejemplo:
- La mesa está rota. Se nota que hace mucho tiempo que la casa fue abandonada. Las
persianas no cierran bien y la humedad del mar cercano ha penetrado hasta el último
rincón.
- El salón entero huele a podrido.
 

 Finalmente, al conjunto de varias oraciones que transmite un mensaje completo se le


denomina texto. Los textos suelen estar compuestos de varios párrafos, separados por
puntos y aparte.

Ejemplo:
- La mesa está rota. Se nota que hace mucho tiempo que la casa fue abandonada. Las
persianas no cierran bien y la humedad del mar cercano ha penetrado hasta el último
rincón. - El salón entero huele a podrido.
- Estoy a punto de salir corriendo de aquel sitio desolado e incómodo pero recuerdo por
qué estoy aquí. Lo hago por ella, por su sonrisa, por su compañía.

Introducción
Definitivamente, la mayor dificultad a la que se enfrenta una persona cuando se dispone a
escribir es romper el silencio de la página en blanco. A pesar de haber construido un plan de
redacción previamente, es muy común que, al intentar verter todas las ideas generadas en
esta etapa previa, se termine con la sensación de no haber expresado, de la manera más
exacta, lo que se había pensado. Esta insatisfacción no siempre debería representar un
problema; si se presenta, significa que existe la oportunidad de perfeccionar la redacción y
que estás pensando en facilitarle la comprensión a un eventual lector.
Serna, J. M. (2014).  Las propiedades textuales [ilustración]. Tomada de

https://gonzalezserna.wordpress.com/2014/12/20/las-propiedades-textuales/

 Reconocer cómo se escribe un texto, a través de la división de las partes que lo


constituyen, para elaborar trabajos escritos de manera apropiada.

Del plan a la redacción

La redacción siempre debe tender a la claridad, puesto que nuestra finalidad es


comunicar cierto mensaje a las personas que lean nuestro texto. En ese sentido,
se puede aprovechar un carácter propio de la comunicación: ésta difiere en el
tiempo; quien escribe lo hace desde un tiempo de reflexión, mientras que quien lo
lee, lo hace desde otro, con circunstancias muy diferentes.
La diferencia en el tiempo de la transmisión del mensaje ofrece a quien se le
destina la valiosa oportunidad de rectificar la precisión de sus palabras, tratando
de englobar en cada una de ellas la mayor cantidad de información, de eliminar
toda suerte de confusiones y de poder cambiar la forma de su discurso cuantas
veces le sea posible; en otras palabras, se escribe mucho más con la goma, de lo
que se hace con el lápiz.
Para lograr la efectiva construcción de un texto es muy recomendable dividirlo en
partes; de tal forma, se garantiza que, comenzando por la parte más pequeña de
su composición, haya cohesión en todos sus componentes. Por tanto, vamos a
revisar el proceso para escribir un texto, partiendo de una idea inicial, para
después convertirla en un párrafo y llegar al nivel textual.

La oración
La unidad más pequeña en que vamos a dividir el texto es la  oración, puesto que la palabra
ya tuvo su propio tratamiento en la elaboración de un bosquejo. Partamos desde el supuesto
de que ya lo hemos hecho; en él, ya tenemos designados todos los apartados que queremos
tratar, junto con sus subtemas. Todo eso que se imagina, se piensa o se reflexiona todavía
es una imagen mental que no se ha materializado más que en pequeñas oraciones, frases o,
incluso, sólo en palabras clave.
¿Cómo se concreta una idea en una oración tangible? A partir de la estructura, que sirve
como base para la formación de oraciones en la lengua en que nos expresamos; en el caso
particular del español, su estructura siempre sigue el mismo patrón: sujeto, verbo y
complementos (SVC).

Algunas veces se usan formas sencillas, en otras, unas más elaboradas, dependiendo de
qué tan complejo sea el asunto que queremos comunicar. Siempre será preferible que todas
las oraciones sigan la estructura más simple, en la medida de lo posible; cuando se
practique lo suficiente este ejercicio, se hallará un estilo propio para poder encontrar otra
forma de ordenar los elementos de la oración.
Así, una vez que se haya esclarecido la idea central, se determinará si su núcleo es un
sustantivo o un verbo. Cuando se identifica la categoría gramatical de éste, se buscará la
información que nos ayude a complementar una oración; si la palabra clave fuera un
sustantivo, se preguntará qué acción realiza o cuál es su atributo; por ejemplo, supongamos
que la palabra clave es “contaminación”:

Por otro lado, si la palabra clave fuera un verbo, lo más lógico es preguntar sobre quién
realiza la acción. Este elemento se coloca al principio de la oración; si hubiera otro
complemento que fuera la respuesta a otras preguntas —qué hizo el sujeto, para o a quién,
cómo, cuándo—, se coloca posterior al verbo. Cuando se sigue esta estructura para formar
oraciones, se asegura que el mensaje se transmita de manera adecuada.
Generalmente, las imprecisiones suceden cuando las palabras elegidas tienen un significado
muy amplio y, por lo mismo, representan uno vacío, igualmente, cuando se tiende a las
generalizaciones o a una estructura diferente a la SVC, como la voz pasiva; por ejemplo, en
la oración:

Se puede notar el error de la generalización, pues no se puede afirmar tajantemente que


todos los estudiantes de matemáticas son inteligentes o no; lo mismo ocurre con palabras
de significado absoluto, como siempre, nunca, ninguno, nadie, etc. Una solución posible
para redactar esta oración sería la siguiente:
De esta manera, se evita que la afirmación se generalice; al mismo tiempo, se ofrecen
mayores datos que ayudan a precisar la información vertida, con un significado mucho más
específico y efectivo. Sucede lo mismo con palabras cuyo significado se ha extendido tanto,
que han perdido sus propiedades expresivas, debido a su significado indefinido, como  eso,
esto, algo, cosa, hacer, área (por ejemplo, cuando nos referimos al Área de Recursos
Humanos, tendremos dificultades para determinar si se trata de una oficina, una disciplina o
un grupo de personas), en las que se reduce el significado de la expresión; por ejemplo:

Mi cuñado hace edificios

En esta oración, si bien es correcta gramaticalmente, la riqueza del vocabulario se pierde,


pues el verbo hacer engloba una serie casi infinita de significados que se pueden matizar
con palabras como edificar, planear, diseñar, construir, etc., que evocan con mayor fidelidad
la ocupación aludida.
La misión de construir una oración inicial radica en la precisión; se trata de una elaboración
no sólo escrita, sino también mental, en la que se piensa cuál es la manera más específica,
se sopesa el significado de las palabras y se determina si son realmente eficaces. Cassany
proporciona ocho consejos para escribir frases eficientes:

1. Ten cuidado con las frases largas. Vigila las que tengan más de 30 palabras. Comprueba que se lean
fácilmente.
2. Elimina las palabras y los incisos irrelevantes. Quédate sólo con lo esencial.
3. Sitúa los incisos en la posición más oportuna, que no separen las palabras que están relacionadas.
4. Busca el orden más sencillo de las palabras: sujeto, verbo y complementos. Evita las combinaciones
rebuscadas.
5. Coloca la información relevante en el sitio más importante de la frase: al principio.
6. No abuses de las construcciones pasivas, de las negaciones ni del estilo nominal, que oscurecen la prosa.
7. Deja actuar a los actores: que los protagonistas de la frase suban al escenario, que actúen de sujeto y
objeto gramaticales.
8. No tengas pereza de revisar las frases. Tienes que elaborar la prosa, si quieres que sea enérgica y que se
entienda (2016, p. 120).

Sigue en todo momento estas recomendaciones que te ayudarán a resolver el punto más
importante de la redacción: el arranque.

El párrafo
El párrafo es el siguiente nivel que se crea a partir de la unión de oraciones. Cada uno de
los párrafos debe tener una estructura definida y coherente, por lo que es necesario seguir
un método que nos ayude a escribir un buen párrafo.
Lo más esencial es iniciar por determinar la proposición inicial; ésta puede ser la oración
que formamos en el apartado anterior, siempre y cuando resuma con toda claridad el punto
medular, el problema central que convertiremos en un párrafo; es decir, que pueda fungir
como una idea principal.
Una vez escrita la oración definitiva que funcionará como proposición inicial, hay que buscar
otros apoyos que logren expandir o desarrollar esta idea; entre estos elementos, se puede
recabar una cita, un ejemplo, una explicación o un argumento.

 Proposición inicial
 Cita
 Argumento
 Explicación

Los estudiantes que han obtenido mejores notas en matemáticas mostraron un desempeño
favorable en otras materias relacionadas.

Cuando se determina, por escrito, cuáles son los elementos que ayudan a expandir nuestra
idea en un párrafo, se tendrá que buscar el orden en que podrá hilarse, discriminando la
información que nos sirve y la que no, a la hora de la escritura:

Los estudiantes que han obtenido mejores notas en matemáticas mostraron un desempeño favorable en otras

materias relacionadas; incluso, la directora de la Escuela Nacional Preparatoria 5, María Dolores Valle Martínez,

expresó: “Los alumnos del turno matutino que se inscribieron a las clases extracurriculares de matemáticas

demostraron una mayor capacidad de resolución de problemas en el concurso de habilidades cognitivas”. Lo

anterior se debió gracias a que, en la clase de matemáticas, se enseñó a los alumnos un método de resolución de

problemas que se puede aplicar en otras situaciones, fuera del ámbito matemático.

El ejercicio de este método te puede ayudar a reconocer y a acostumbrarte a una forma fija
para elaborar un párrafo, con una estructura sólida para que, por la repetición, puedas

realizarlo de manera más libre y con mayor estilo. El texto


El último nivel lo podemos alcanzar cuando podemos hilar más de dos párrafos con el orden
adecuado. La estructura básica para constituir un texto es que contenga una introducción,
un desarrollo y una conclusión. En tal supuesto, cada párrafo debe representar la naturaleza
textual más adecuada para comunicar el objetivo de cada una de estas partes.
Así, para garantizar que nuestro texto sea lo suficientemente lógico, se deben elegir los
elementos de transición más adecuados para hilar un párrafo con el siguiente; por lo
general, estos elementos son una frase o una palabra que se colocan al principio de la
primera oración, o bien, muy cerca del principio.

Con el seguimiento de este método, al mismo tiempo que obtienes un escrito mucho más
efectivo, también aseguras tener las tres cualidades de la redacción moderna: la claridad,
que se encontrará en la precisión del léxico y en la adecuada escritura de cada oración, la
coherencia, que veremos en la estructura de los párrafos, y el orden lógico, con que se
construye el texto.

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