Está en la página 1de 3

2.1.2.

TRAUMATISMO DEL PARTO


Escribir en forma de valoración cefalocaudal los traumatismos del parto que afectan en el
recién nacido
Lesión a tejido blandos
Estas agresiones son las más frecuentes y benignas; consisten en eritema, abrasiones,
edema, equimosis y petequias, hematomas, laceraciones en la cabeza, cuello, tórax,
espalda, glúteos; también pueden producirse hemorragias subconjuntivales.
Generalmente son secundarias a trabajo de parto prolongado, retención de cabeza, circular
apretada de cordón o aplicación de fórceps. También puede encontrarse laceración de la
piel con bisturí con tijeras o con los separadores en caso de cesárea.
Caput succedaneum y cefalohematoma
El caput succedaneum es una lesión frecuente en el RN, principalmente de primigesta o
secundigesta, que consiste en la acumulación de suero entre el periostio y la piel cabelluda,
en el sitio del cráneo que estuvo en mayor contacto con el canal cervical durante el trabajo
de parto.
El cefalohematoma, en cambio, es secundario a la ruptura de vasos en los huesos
craneanos, generalmente el parietal, principalmente el parietal derecho, con acúmulo de
sangre subperióstica, que deforma la región correspondiente, sin rebasar las líneas de
sutura del hueso.
Hematoma subgleal
Es el sangrado entre el periostio y la aponeurosis de los huesos del cráneo, se localiza
principalmente a nivel del occipucio; en el 90% de los casos se presenta con aplicación de
vacuum, aunque también puede presentarse en extracciones por fórceps, o por tomas
fallidas del mismo.
Hematoma del esternocleidomastoideo
Denominado también como tortícolis muscular o tortícolis congénita. Se encuentra sobre
todo en partos podálicos o en aquellos en que existe hiperextensión del cuello; aparece
dentro de la primera semana de vida del neonato como una masa que se palpa sobre la
superficie del músculo
Fracturas
Son lesiones cuyos mecanismos de producción son las maniobras efectuadas durante la
extracción del producto con alguna distocia.
Fractura de cráneo.
La mayoría son lineales y de buen pronóstico, aunque debe realizarse vigilancia radiológica
2 o 3 meses después para descartar la formación de quiste leptomeníngeo. En algunos casos
puede presentarse hundimiento en cuyo caso requiere la intervención del neurocirujano.
En casos muy raros puede haber fractura de la base del cráneo, con hemorragia severa y
choque por ruptura de arteria basilar; en este caso se puede encontrar el signo de Battle,
que es la presencia de equimosis a nivel de mastoides; esta lesión es muy grave y los niños
que sobreviven pueden cursar con alteraciones neurológicas.
Fractura de clavícula
Es la más frecuente, se presenta en el 1.8 y 2% de los recién nacidos vivos. Las maniobras
bruscas y las distocias, en especial la de hombros, así como la presentación pélvica
compuesta con extensión del brazo, son las responsables de la mayor parte de los casos.
Fractura de huesos largos.
La de húmero es la más frecuente, casi siempre en su tercio medio, a veces se asocia a la de
clavícula; también se puede encontrar fractura de fémur. La mayoría son en tallo verde y el
diagnóstico igual que en la fractura de clavícula, se sospecha al formarse el callo óseo.
Cuando la fractura es completa se observa deformidad de la extremidad afectada con
angulación o cabalgamiento, disminución en la movilidad, reflejo de Moro asimétrico; es
difícil que se encuentre crepitación; de esta forma se puede sospechar el diagnóstico por la
exploración, pero debe confirmarse por radiografía

Traumatismo de nervios periféricos


Estas lesiones son debidas a la práctica de maniobras que producen elongación,
compresión o ruptura de los plexos nerviosos correspondientes
Parálisis del nervio facial.
Se debe a la compresión del nervio a la salida del agujero estilo-mastoideo por aplicación
de fórceps o por el promontorio sacro materno durante la rotación de la cabeza (descenso
de la cabeza a nivel del sacro).
Lesión al plexo braquial
Se presenta en niños hipertóficos, con distocia de hombros o en presentación pélvica con
dificultad para la extracción de la cabeza; se asocia a fractura de clavícula, de húmero,
parálisis facial, paresia del nervio frénico
Parálisis diafragmática.
lesión a nivel de C3, C4 y C5, con compromiso del nervio frénico. Con frecuencia asociada
a lesión del plexo braquial. Clínicamente se observan en el periodo inmediato al
nacimiento datos de dificultad respiratoria, taquipnea, cianosis, disminución del ruido
respiratorio del lado afectado, respiración paradójica.
Traumatismos medulares.
La lesión medular es factible en los partos pélvicos con retención de cabeza última, en la
que se ejerce tracción fuerte en sentido lateral y una hiperextensión del raquis; se pueden
producir fracturas de vértebras y lesión medular de diverso grado, desde edema hasta
hemorragia e incluso sección medular total

Lesiones intraabdominales.
Son poco frecuentes, los factores predisponentes incluyen prematurez, postmadurez,
trastornos de la coagulación, partos muy traumáticos, especialmente podálicos, maniobras
violentas de reanimación neonatal, especialmente cardiaca; neonatos con hepatomegalia
previa como en eritroblastosis fetal, en el síndrome de Beckwith-Wiedemann, etc., o
esplenomegalia antenatal, también en eritroblastosis, leucemia congénita, etc. Puede
presentarse perforación gástrica por la introducción brusca de una sonda rígida.
Se puede afectar al hígado, por la compresión abdominal extrema como sucede en las
maniobras de extracción en parto pélvico, inicialmente con hematoma subcapsular y
posteriormente con ruptura de la víscera. Los síntomas incluyen datos de choque
hipovolémico: palidez, taquicardia, taquipnea; distensión abdominal, hepato y/o
esplenomegalia, presencia de una masa en el sitio del órgano afectado.
La hemorragia de suprarrenales se puede presentar en neonatos de pretérmino y en RN
hipertróficos, en presentación pélvica y de partos distócicos. Las manifestaciones clínicas
incluyen choque o letargia, rechazo a la vía oral, ictericia, respiración irregular, distermia,
hipoglucemia; se palpa una masa en el flanco y puede encontrarse coloración azulada en la
zona de piel correspondiente
Referencias bibliográficas

1. Martínez y Martínez R. Salud y enfermedad del niño y del adolescente. 8th ed. Cuidad de
México: El Manual Moderno; 2017.

También podría gustarte