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La expansión imperialista
A fines del siglo XIX, las principales potencias industriales se lanzaron a la conquista
de nuevos territorios construyendo grandes imperios. Esta expansión imperialista puede
explicarse por varios factores:
Los empresarios de las grandes potencias necesitaban el dominio de lugares en
donde obtener materias primas a bajo costo que les permitieran abaratar los
bienes que producían en sus industrias
Estos empresarios necesitaban, además, dominar lugares donde hubiera
mercados, es decir, centros de población donde vender sus productos industriales
La misma competencia entre potencias industriales alentó la conquista de nuevos
territorios y poblaciones, que se produjo en medio de una propaganda
nacionalista agresiva. En su afán por imponerse sobre las otras, cada potencia
trataba de conquistar más y más territorios.
Los gobernantes de esas potencias, preocupados por la difusión de las ideas
socialistas, consideraron que la conquista de territorios coloniales, por las
posibilidades económicas que abría, tranquilizaría las tensiones que surgían en
sus sociedades, como consecuencia de las desigualdades sociales y de las crisis
económicas
Estos dirigentes políticos pensaban, además, que el sentimiento nacionalista –
defender su nación frente a las otras– podría servir para que la mayoría de los
trabajadores de las potencias imperialistas abrazaran los símbolos y banderas
nacionales, y descartaran las ideas socialistas.
Como resultado de esta expansión, así como de los vínculos comerciales y económicos
antes descriptos (división internacional del trabajo), todo el mundo quedó sometido de
algún modo a la dominación de los países industriales. África y parte de Asia fueron
conquistadas por los ejércitos de las grandes potencias. Pasaron a formar parte de sus
imperios coloniales y fueron gobernadas por funcionarios nombrados desde los centros
imperiales o metrópolis. En cambio, casi todos los países de América Central y del Sur
se transformaron en “semi-colonias”. Esto significa que, aunque formalmente, estos
países mantuvieron su independencia política, padecieron la fuerte dominación
económica de los países industriales. La influencia de Gran Bretaña en América Latina
era preponderante. Ese predominio sólo le era disputado por Estados Unidos en el
Caribe y América Central
Actividad.