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La manera en la que fuimos atendidos por nuestros cuidadores durante nuestra infancia,

determina en gran medida nuestro patrón de comportamiento adulto. Si nuestros padres


estuvieron disponibles para nosotros cuando los necesitábamos o no, si ellos fueron muy sobre
protectores o ausentes es en definitiva la base de la personalidad que formara el niño. También las
experiencias en la infancia temprana o en la adolescencia pueden fomentar la conformación de
estos patrones.

En la vida adulta nuestras relaciones personales o laborales se pueden ver afectadas por nuestra
manera de apego, si somos evitativos, ansiosos o desorganizados tendremos un comportamiento
acorde a estos aprendizajes tempranos en cada uno de los planos de nuestras vidas.

Las situaciones cotidianas que se nos presentan pueden ser un desencadenante de los
mecanismos de nuestros apegos, que una vez activados podrán secuestrar la voluntad de la
persona afectada y esta tener comportamientos que no puede explicar. En ciertos casos la
combinación de estos mecanismos de apego activos conjuntamente con enfermedades mentales
puede significar un gran trastorno para la persona afectada y su entorno, convirtiendo su vida y la
de los demás en una verdadera pesadilla.

La buena noticia es que en la mayoría de los casos estos apegos pueden ser tratados en terapias
conductuales y controlados, en una manera casi académica donde el paciente re aprende a
comportarse ante ciertos estímulos que desencadenan reacciones. La clave es la de la
comprensión del propio apego, el auto conocimiento o la toma de consciencia de cuanto afectan
estos comportamientos no deseados a nuestros seres queridos o relaciones laborales. Una vez que
se toma consciencia se puede pedir ayuda para salir de esos círculos viciosos donde se repiten una
vez tras otra las mismas experiencias de vida: elección de parejas, vínculos amistosos, relaciones
abusivas, laborales, etc. La psicoterapia es el mejor camino para la modificación del
comportamiento ansioso, no siendo tan bueno el pronóstico para los individuos que poseen
patrones de comportamiento evitativos ya que difícilmente recurran a pedir ayuda profesional o
reconozcan su propio apego.

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