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4 MARCO TEÓRICO
Para que la igualdad sea una realidad es importante tener presente que no
basta con la acción de los gobiernos. Los ciudadanos y las ciudadanas también
pobre
desigualdad en cuanto al acceso a la educación, a los recursos productivos y al
control de bienes, así como, en ocasiones, a la desigualdad de derechos en el
seno de la familia y de la s
más bajas de las mujeres en muchas partes del mundo, como un descarnado
aspecto muy visible de la desigualdad sexual, con datos inquietantes de
infanticidio femenino, despreocupación por la salud y la nutrición de las
mujeres, en especial durante la niñez, etc. Cabe recordar a ese respecto, que
en India las niñas tienen cuatro veces más posibilidades de estar desnutridas
que los niños. El 25% de los hombres en los países en desarrollo padecen
anemia a causa de la deficiencia del hierro, mientras que la tasa es del 45%
para las mujeres y más del 60% para las embarazadas. Y todas estas
discriminaciones, desigualdades por razones de sexo, se deben a los prejuicios
culturales en las familias y en las sociedades en general. Esto también se
manifiesta en la educación. Las injustas oportunidades de instrucción para las
chicas conducen a su inseguridad económica: las mujeres representan los dos
tercios de las personas analfabetas y los tres quintos de los pobres del planeta.
Con menos oportunidades educativas y económicas que los hombres,
lógicamente las mujeres tienden a padecer hambre y mayores deficiencias en
lema del Informe del Estado de la Población Mundial de 2013 de UN, en el que
se subraya que todos los días, 20.000 niñas menores de 18 años dan a luz en
países en desarrollo.
El embarazo en la adolescencia
(http://www.unfpa.or.cr/estado-de-la-poblacion-mundial-2013).
eso
encuentran entre los grupos más vulnerables a las crisis de todo tipo,
ecial de la Asamblea
General de Naciones Unidas. Se trataba de evaluar el cumplimiento de los
compromisos adoptados en Pekín y establecer medidas para seguir avanzando
en los derechos humanos de las mujeres. Esa evaluación se concentró en
frenar una marcha atrás y tratar de mantener lo consensuado en China, ya que
se detectó un incumplimiento de derechos básicos como el derecho a la salud
plena, a la educación, a una vida sin violencia, al libre disfrute de la sexualidad
y a una maternidad responsable, no impuesta, a la participación en la toma de
Derechos Humanos).
(http://www.un.org/es/women/endviolence/).
Porque las cosas no avanzan como deberían. En ese sentido han sido
relevantes acciones como la lanzada en febrero de 2008, por el Secretario
General de las Naciones Unidas Ban Ki- Únete para poner fin a la
una iniciativa multianual encaminada a prevenir y
eliminar la violencia contra mujeres y niñas en todas las partes del mundo. La
campaña reúne a una serie de organismos y oficinas de las Naciones Unidas
para impulsar la acción en todo el sistema a fin de prevenir y sancionar la
violencia contra las mujeres. A través de la campaña, la ONU aúna esfuerzos
con los individuos, la sociedad civil y los gobiernos para poner fin a la violencia
contra la mujer en todas sus formas. También se ha abierto el Centro Virtual de
Conocimientos para poner fin a la Violencia contra las Mujeres y Niñas de
Naciones Unidas, http://www.endvawnow.org/es/, una iniciativa de NU-Mujeres
que reúne contribuciones de organizaciones y personas especializadas,
gobiernos y organismos del sistema de las Naciones Unidas. En el centro se
cuenta con múltiples iniciativas, entre otras una base de datos que recoge las
medidas adoptadas por los Estados Miembros sobre las formas de violencia
contra la mujer, así como campañas, fondos, iniciativas como los llamamientos
mundiales a la acción, indicadores, medidas, estudios, proyectos, etc. Bajo el
objetivos que constituyen un auténtico reto frente al que aún queda mucho por
hacer, como se puede ver en los informes sobre los Índices de Equidad de
Género (Social Watch, 2012) o los de UNICEF (2007), pero que ya están
encontrando respuestas en algunos países por lo que se refiere a la promoción
de políticas de igualdad y estrategias y prácticas educativas para la promoción
de la igualdad de derechos y oportunidades entre los géneros y la erradicación
de la violencia (Novo, 2007; Pérez Sedeño, 2007; Aznar y Cánovas, 2008).
Para medir las discriminaciones y, sobre todo, los avances hacia la igualdad, se
han introducido una serie de índices como el IPG (Índice de Paridad de
Género) para el caso de la educación, que se obtiene dividiendo la cantidad de
niñas entre la cantidad de niños matriculados en un mismo nivel, o el IEG
(Índice de Equidad de Género), al que ya hemos hecho referencia, que mide la
brecha entre hombres y mujeres tomando en consideración, conjuntamente, la
educación, la actividad económica y el empoderamiento político (Social Watch,
2012).
Nada tiene de particular, por consiguiente, que en esta nueva situación las
mujeres intentaran organizarse planteando unas reivindicaciones que, en
buena medida, se orientaban hacia la consecución del derecho al sufragio, si
bien la lucha iba mucho más allá y se planteaba en términos de alcanzar la
igualdad en todos los terrenos en un intento de universalizar realmente los
valores democráticos y liberales.