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estando prohibida la reproducción total o parcial del mismo.
MÓDULO 2
DERECHOS REALES Y PERSONALES
Dicho sea de paso, a diferencia de los inmuebles, el régimen de compraventa de los bienes
muebles no impone ninguna formalidad, bastando con la entrega de la cosa por parte del
vendedor al comprador contra la entrega del precio por parte del comprador, al vendedor.
Para los bienes muebles, entonces, la sola posesión vale título.
En otro nivel inferior de derechos está la tenencia de las cosas. Quien sólo es "tenedor" de
una cosa, la tiene bajo su poder, la goza y la aprovecha pero reconociendo en otro la
propiedad. Ejemplo típico es la locación. El inquilino goza de la cosa pero sabe que sólo
puede disponer de ella dentro de los límites fijados en el respectivo contrato de alquiler. De
estos temas tratan los arts. 2351 y 2352 del Código Civil y los arts 1909 y 1910 del nuevo
Código Civil y Comercial (ley 26994) como ya hemos señalado en el módulo anterior.
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Conocer, si bien a grandes rasgos, la distinción entre propiedad, posesión y tenencia de una
unidad funcional es importante para un Administrador, porque a veces hay departamentos
que de pronto se quedan sin dueño porque éste fallece, no existen herederos y surgen
dudas en el consorcio sobre qué temperamento adoptar. Hay personas que, en
conocimiento de un inmueble en esas condiciones, lo ocupan sin más ni más, se hacen
cargo del pago de los impuestos y esperan tranquilamente que transcurra el plazo de veinte
años, pasado el cual la ley les permite transformarse en propietarios. Es lo que se llama
"prescripción veinteañal". Pueden ocuparlo o alquilarlo a un tercero libremente y muchas
veces los vecinos creen que están en presencia de un acto delictivo, pero ello no es así. La
ley no lo prohíbe. Sólo ampara a quien tiene un título mejor. Dichas personas han hecho
actos de posesión, que mientras no aparezca alguien con un mejor derecho sobre ese
inmueble, serán válidos. Nadie está obligado a probar el derecho que tiene a la posesión pacífica
de una cosa. Salvo que aparezca alguien con un derecho mejor. Dice el 2363 del viejo y derogado
CC que el poseedor no tiene obligación de exhibir su título a la posesión. Él "posee porque
posee". Esta última frase define también la índole de la posesión. La esencia de la posesión
es una situación de disfrute.
El nuevo Código Civil y Comercial establece al respecto:
“ARTICULO 1917.- Innecesariedad de título. El sujeto de la relación de poder sobre una cosa
no tiene obligación de producir su título a la posesión o a la tenencia, sino en el caso que
deba exhibirlo como obligación inherente a su relación de poder”.
Esta solución aparentemente extraña que adopta nuestra ley civil ha sido inspirada por la
necesidad que siempre ha tenido nuestro país de ocupar plenamente su territorio.
Recordemos que Juan Bautista Alberdi llegó a decir "gobernar es poblar". En un país como
el nuestro, de grandes extensiones deshabitadas, es lógico que Vélez Sarsfield, el autor del
Código Civil se haya inclinado a validar el simple hecho de la ocupación. Pensemos el año
en que fue redactado este cuerpo legal, 1872, bastante cercano a las expediciones al
desierto.
CONDOMINIO
"Es el Derecho real de propiedad que pertenece a varias personas, por una parte indivisa, sobre una
cosa mueble o inmueble". Así define el (Art. 2673) del viejo Código Civil a este derecho que
tanta relación tiene con la Propiedad Horizontal. Y decimos esto porque, como veremos
más adelante, quien compra un inmueble en propiedad horizontal, simultáneamente pasa
a comprar una parte indivisa de un conjunto de bienes en condominio con todos los demás
propietarios del inmueble (terreno, paredes, pasillos, escaleras, ascensores, instalaciones
de servicios de agua, electricidad y gas., etc, etc).
El condominio está definido en el nuevo Código Civil y Comercial (ley 26994): “ARTICULO
1983.- Condominio. Condominio es el derecho real de propiedad sobre una cosa que
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pertenece en común a varias personas y que corresponde a cada una por una parte indivisa.
Las partes de los condóminos se presumen iguales, excepto que la ley o el título dispongan
otra proporción.”
El condominio es nada mas que un estado particular del dominio, caracterizado por la
existencia de varios sujetos que lo ejercen conjuntamente sobre una cosa determinada, que
en principio es indivisible. Por esa indivisibilidad de la cosa en condominio, las respectivas
partes de los condóminos están representadas en porcentuales. Para que haya condominio, es
esencial que exista la imposibilidad de diferenciar materialmente la parte de cada
condómino, ya que ello haría cesar la indivisión.
La distinción entre las partes del edificio de propiedad exclusiva de cada propietario,
llamadas unidades funcionales (departamentos o locales) y las partes sobre las cuales recae
el condominio de todos, suele ser una de las principales fuentes de conflictos en los
consorcios. Sobre todo respecto a las instalaciones. Determinar a quién le toca arreglar una
cañería o un sector de la instalación eléctrica, si al propietario o al consorcio, suele generar
muchos juicios.
Otras veces suelen suscitarse conflictos en relación a ciertos espacios guardacoches que si
bien están señalizados como integrados por cocheras determinadas, en realidad, en el
Reglamento de Copropiedad y Administración del edificio figuran como una sola unidad
complementaria. En estos casos, sus co-propietarios no son consorcistas entre sí, sino
condóminos. Muchos administradores confunden el porcentual de cada cochera con el
porcentual de cada unidad y lo unifican. Pero esto, salvo en el supuesto caso de que todos
los propietarios de departamentos o locales de todo el edificio sean, además, condóminos
del espacio guardacoches, suele traer problemas a la hora de atribuir gastos y liquidar
expensas. Esta es una circunstancia que el administrador deberá tener bien en cuenta al
momento de calcular los respectivos porcentuales y confeccionar las liquidaciones
mensuales.
En cambio, respecto a la totalidad del condominio, dice el art. 2680 del viejo Código Civil que
ninguno de los condóminos sin el consentimiento de todos, puede ejercer actos materiales o
jurídicos que importen el derecho de propiedad.
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El nuevo Código Civil y Comercial (ley 26994) establece que los actos de disposición de la
cosa común se resuelve por unanimidad y los de administración por mayoría: “ARTICULO
1990.- Disposición y mejoras con relación a la cosa. La disposición jurídica o material de la
cosa, o de alguna parte determinada de ella, sólo puede hacerse con la conformidad de
todos los condóminos. No se requiere acuerdo para realizar mejoras necesarias. Dentro de
los límites de uso y goce de la cosa común, cada condómino puede también, a su costa,
hacer en la cosa mejoras útiles que sirvan a su mejor aprovechamiento.”
“ARTICULO 1993.- Imposibilidad de uso y goce en común. Si no es posible el uso y goce en
común por razones atinentes a la propia cosa o por la oposición de alguno de los
condóminos, éstos reunidos en asamblea deben decidir sobre su administración.”.
“ARTICULO 1994.- Asamblea. Todos los condóminos deben ser informados de la finalidad
de la convocatoria y citados a la asamblea en forma fehaciente y con anticipación
razonable. La resolución de la mayoría absoluta de los condóminos computada según el
valor de las partes indivisas aunque corresponda a uno solo, obliga a todos. En caso de
empate, debe decidir la suerte.”
La verdad de transfondo de estas normas es que Vélez Sarsfield consideraba que no era
conveniente la propiedad compartida, por ser fuente generadora de discordias y pleitos,
por ello hace al condominio sumamente frágil: exige unanimidad para las decisiones en
general y da derecho, como veremos en párrafos siguientes, a cualquiera de ellos a pedir la
división del condominio en cualquier tiempo y por cualquiera razón, salvo que se trate de
cosas sometidas a indivisión forzosa.
Siguiendo con la exposición, podríamos decir que el condominio puede ser de dos clases:
con indivisión forzosa o sin ella. Ejemplos de indivisión forzosa (viejo art. 2710) son el
condominio sobre muros, cercas y fosos, el bien de familia y precisamente la Propiedad
Horizontal. En el nuevo Código Civil y Comercial (ley 26994) el condominio está legislado
en el Libro Cuarto, Título Cuarto artículos 1983 a 2036.-
USUFRUCTO
El usufructo es definido por el art. 2807 del viejo Código Civil como el derecho real de usar
y gozar de una cosa cuya propiedad pertenece a otro. Se constituye por contrato oneroso o
gratuito y cuando no se establece término se presume que es vitalicio.
En el nuevo Código Civil y Comercial (ley 26994) se lo define así : “ARTICULO 2129.-
Concepto. Usufructo es el derecho real de usar, gozar y disponer jurídicamente de un bien
ajeno, sin alterar su sustancia.
Hay alteración de la sustancia, si es una cosa, cuando se modifica su materia, forma o
destino, y si se trata de un derecho, cuando se lo menoscaba.”
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Aún a riesgo de parecer repetitivos, digamos una vez más que si tenemos un derecho real,
nuestro derecho se ejerce directamente sobre una cosa; por ejemplo, la vendemos, la
entregamos en locación, la donamos, etc. En cambio, si tenemos un derecho personal, lo
tenemos respecto de una persona. En la locación, el derecho real lo tiene el propietario y en
uso de su derecho real entrega la cosa. Pero el inquilino tiene un derecho personal, que
quiere decir que puede exigirle al locador que le proporcione el uso y goce de la cosa dada en
locación. Pero no tiene ningún derecho sobre esa cosa.
Con mucha frecuencia se da el caso de que propietarios de cierta edad, por diversas razones
donan o venden su departamento a un tercero, familiar o no, con una cláusula por la cual
se reservan para sí el usufructo. Una disposición que no diga nada más que eso se entiende
gratuita y vitalicia. Por muchas razones hay personas que piensan que más vale vender o
donar su propiedad en vida a sus seres queridos y ahorrarles la molestia de tramitar su
sucesión una vez que mueran. Pero como nadie puede estar seguro de nada, y mucho
menos de las vueltas de la vida y sus avatares, en el mismo instrumento de venta o
donación se reservan para sí el derecho real de usufructo gratuito, que estará vigente
mientras vivan. Esto quiere decir que si por acaso los beneficiarios quisieran vender dicho
inmueble, el futuro comprador estará obligado a respetar esa reserva de usufructo. Vale
decir que hagan lo que hagan con el inmueble, el beneficiario no podrá ser desalojado,
estando exento de las cargas del propietario. Aunque esto no quiere decir que el inmueble no
pueda ser rematado desocupado por deudas de impuestos y/o expensas comunes.
SERVIDUMBRE
El Art. 2970 del viejo Código Civil define la servidumbre como "el derecho real, perpetuo o
temporario sobre un inmueble ajeno, en virtud del cual se puede usar de él, o ejercer ciertos
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derechos de disposición, o bien impedir que el propietario ejerza alguno de sus derechos de
propiedad".
El nuevo Código Civil y Comercial (ley 26994) la define así: “ARTICULO 2162.- Definición.
La servidumbre es el derecho real que se establece entre dos inmuebles y que concede al
titular del inmueble dominante determinada utilidad sobre el inmueble sirviente ajeno. La
utilidad puede ser de mero recreo.”
Esta es una institución que en su origen era típicamente rural, aplicable a campos linderos
en relación a ríos y arroyos, pero con la aparición de la propiedad horizontal, se aplica a
muchos edificios urbanos. Existen edificios linderos que por su estructura o por las
particularidades del terreno en el que están construidos se relacionan física o
funcionalmente entre sí. El traspaso de la propiedad a un tercero del inmueble afectado, no
influye sobre el derecho de servidumbre constituido, el cual se mantiene intacto y debe ser
respetado.
También muchas veces nos encontramos con una unidad que debe alojar una caja de
servicios eléctricos o una instalación de cualquier otra naturaleza correspondiente al
consorcio o a otra propiedad. Por supuesto que en estos casos, tratándose de propiedad
horizontal, ese derecho de servidumbre deberá figurar en los planos correspondientes y en
el respectivo reglamento de copropiedad y administración del edificio.
Las servidumbres son derechos que se ejercen sobre un predio ajeno; no se concibe una
servidumbre sobre un bien propio, porque el dominio ya incluye la totalidad de los poderes
y ventajas que se pueden obtener de un inmueble; además, son de naturaleza excepcional,
porque importan una restricción al derecho de propiedad, el cual en principio se presume
ilimitado. Por ello mismo, toda duda sobre la existencia de una servidumbre, sobre su
extensión o sobre el modo de ejercerla, se interpreta a favor de la no existencia o la menor
extensión.
HIPOTECA
Es el "derecho real constituido en seguridad de un crédito en dinero sobre los bienes inmuebles que
continúan en poder del deudor", dice el Art. 3108 del viejo CC. Este derecho real otorga al
acreedor el derecho de ejecutar judicialmente el bien afectado, en caso de mora, en
cualquier mano que se encuentre. También otorga al acreedor el derecho a cobrar primero
en caso de que el bien salga a remate y existan otros acreedores (Art. 3934 viejo CC).
El nuevo Código Civil y Comercial (ley 26994) define así a la hipoteca: “ARTICULO 2205.-
Concepto. La hipoteca es el derecho real de garantía que recae sobre uno o más inmuebles
individualizados que continúan en poder del constituyente y que otorga al acreedor, ante el
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incumplimiento del deudor, las facultades de persecución y preferencia para cobrar sobre
su producido el crédito garantizado.”
Por este enorme privilegio que posee la hipoteca se aconseja a cualquier comprador de un
inmueble, sea o no en propiedad horizontal, que previo a efectuar cualquier pago de precio
averigüe en el Registro de la Propiedad Inmueble si acaso el inmueble que va a comprar
registra alguna hipoteca. Porque en caso de insolvencia o incumplimiento del vendedor,
será el acreedor hipotecario quien cobre primero, siempre.
PERSONA
Persona, dice el Art. 30 del viejo Código Civil, es "todo ente susceptible de adquirir derechos o
contraer obligaciones". Es decir que debe ser capaz de actuar como titular activo o pasivo de
relaciones jurídicas. Por eso también se dice que son sujetos de derecho.
Las personas pueden ser: físicas o jurídicas. Demás está decir que las personas físicas son las
de carne y hueso y las jurídicas son las constituidas por grupos de personas.
Pero no todas las agrupaciones u organizaciones son personas. Vale decir, no todas las
organizaciones pueden adquirir derechos y contraer obligaciones independientemente de
los derechos y obligaciones de sus integrantes. Ello dependerá de que esa cualidad le sea
reconocida por la ley. Lo que acontece es que poder ser, un grupo de personas, titular de
derechos y obligaciones independientemente de los miembros que las componen, es un
atributo de indudable interés para la comunidad. Por eso el Estado se reserva el derecho de
reconocerlo como persona jurídica.
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Del texto de la hoy derogada ley de Propiedad Horizontal 13512 no surge expresamente que el
Consorcio de Propietarios posea una personalidad jurídica independiente del grupo de propietarios
de las unidades que conforman el edificio. Es en ese sentido, ambigua, pero esa laguna ha sido
cubierta por la Jurisprudencia, es decir, por fallos reiterados de los tribunales que desde
hace bastante tiempo han establecido que el Consorcio sí tiene personalidad jurídica.
El hecho de que esa ley no la haya otorgado en forma expresa y sólo sea admitida por los
jueces implica que esa personalidad jurídica será limitada a los fines específicos de la ley
13.512 que instaura la Propiedad Horizontal, y no podrá ir más allá. Por ejemplo: el
consorcio podrá presentarse en juicio como actor o demandado, podrá contratar personal,
insumos, servicios, etc. Pero no podrá adquirir el terreno lindero para hacer una canchita
de fútbol. No podrá prestar dinero ni alquilar muebles o inmuebles, salvo por expresa
decisión de la asamblea y para los fines de mantenimiento del edificio y la preservación de
la tranquilidad de los vecinos.
Las posibilidades de la persona jurídica consorcio a partir del l-8-2015 han cambiado. El
Código Civil y Comercial incluye al consorcio de propiedad horizontal como persona
jurídica privada:
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El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación (ley 26994) define a la persona humana y a
la persona jurídica de esta forma: “ARTICULO 19.- Comienzo de la existencia. La
existencia de la persona humana comienza con la concepción.”
“ARTICULO 141.- Definición. Son personas jurídicas todos los entes a los cuales el
ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones
para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación.”
OBLIGACIÓN
Toda obligación, que es un deber pasivo de dar, hacer o no hacer, supone la existencia de otro
costado activo: un derecho, que es el poder o facultad de exigir ese dar, ese hacer o ese no hacer.
Derecho y obligación son el anverso y reverso de una misma medalla, pues no se puede
concebir un crédito sin deuda y viceversa.
Estos son dos elementos fundamentales en virtud de los cuales se articula la convivencia
en paz de las personas. Discernir en todo momento hasta dónde se extiende cada uno es
virtud principal de un buen administrador. Pero también es importante comprender que
derechos y obligaciones deben encontrarse siempre equilibrados, como los platillos de una
balanza, así en la convivencia diaria como en un contrato escrito.
CONTRATO
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Por ser el modo más común de vincularse las personas entre sí, el contrato debiera ser la
institución de Derecho más conocida. En efecto, desde que nos levantamos por la mañana
hasta que nos acostamos por las noches concertamos diversos contratos, sobre todo de
compraventa, cuando vamos al supermercado o cargamos el coche de combustible. Pero
también de locación de cosas, cuando guardamos nuestro vehículo en una playa de
estacionamiento, o de locación de servicios cuando nos hacemos cortar el pelo o lustrar los
zapatos. También contratamos un mandato cuando confiamos un recado a alguien, etc.,
etc.
La ley argentina define el contrato de la siguiente manera: "hay contrato cuando varias
personas se ponen de acuerdo sobre una declaración de voluntad común, destinada a reglar sus
derechos"(art. 1137). Pero a los efectos didácticos, podríamos ensayar la siguiente: "todo
acuerdo de voluntades que crea, modifica o extingue derechos y obligaciones".
El nuevo Código Civil y Comercial (ley 26994) define así al contrato: “ARTICULO 957.-
Definición. Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su
consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas
patrimoniales.”
Todo contrato tiene, pues, un número de "partes", que son las personas que deciden
concertarlo y un "objeto", que debe ser determinado y lícito. Finalmente, puede prever qué
debe pasar si una o varias de las partes contratantes no cumple con lo acordado. Vale decir,
debe establecer qué penalidad se determina para aquella parte que eventualmente viole el
acuerdo, que puede ser el pago de intereses, el cumplimiento de una cláusula penal, la
resolución del contrato, o lo que las partes prefieran, sin contrariar la moral y las buenas
costumbres, desde luego. El concepto buenas costumbres ha desaparecido del nuevo Código
Civil y Comercial de la Nación en materia de Propiedad Horizontal.
El art. 1197 del viejo Código Civil dice lo más sustancioso del contrato: que lo que convienen
las partes entre sí las obliga "como la ley misma". Esto debiera hacernos meditar, porque es
importante saber que lo que convenimos con otras personas tiene una fuerza imperativa
similar a la de la ley. Convencernos de ello, indudablemente hace a nuestra dignidad como
personas, a la vez que un factor de movilización de la conducta que en definitiva, construye
la riqueza de un pueblo.
Demás está decir que el consentimiento en la contratación debe ser dado libremente
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y no por efecto de error, dolo o violencia. Estos tres elementos se llaman vicios de la
voluntad.
Los contratos pueden ser también nominados e innominados. Se llaman nominados a aquellos
que figuran reglamentados por la ley en los códigos Civil, Comercial y algunas leyes
específicas. Como lo veremos en el próximo módulo, son la compraventa, la locación, el
mutuo o préstamo de consumo, el comodato o préstamo de uso, etc. Pero existen también los
contratos innominados, que son todas aquellas convenciones que pueden hacer libremente
las personas entre sí sin ceñirse a las figuras jurídicas predeterminadas. Por ejemplo, dos
personas pueden hacer un contrato que incluya elementos de varias figuras jurídicas
conocidas pero sin una forma predeterminada. Un contrato generado sólo por sus intereses
y conveniencias recíprocas y circunstanciales, con total libertad. Ese contrato será válido y
deberá ser tenido en cuenta por las partes contratantes como la ley misma siempre y
cuando no contraríe ley alguna. Aquí es oportuno recordar que para el Derecho Occidental,
todo lo que no está prohibido, está permitido.
Las personas en general no son informadas ni educadas para ejercer esta libertad amplia de
contratar en forma novedosa y libre. Por eso es necesario distinguir entre los derechos y las
libertades de que gozamos. Lamentablemente, en ninguna Facultad de Derecho se habla lo
suficiente de tan preciosa distinción. Porque los derechos son sólo los pocos que nos reconoce el
Estado mediante las leyes escritas, pero las libertades son los derechos que traemos las personas al
nacer, así les guste a los legisladores o no. Es buen ciudadano quien trata de conocer las leyes y
las cumple. Pero también quien ejerce aquella libertad, llamada genéricamente "Derecho
Natural". Es necesario decir que todos tenemos la libertad de contratar como nos plazca sin
contrariar las leyes sancionadas por el legislador y además, de juzgar de acuerdo a nuestro
buen saber y entender si esas leyes son o no justas y de pedir eventualmente su reforma.
Afortunadamente, la última reforma constitucional argentina, ha incluido el
reconocimiento de este derecho de proponer la sanción y reforma de las leyes que tiene
todo ciudadano (art. 39).
CONTRATO DE ADHESIÓN
Hay una categoría de contratos llamados "de adhesión", que tiene especial relevancia para
comprender a la propiedad horizontal. Tienen la particularidad de que son redactados por
una sola de las partes contratantes y se encuentran abiertos para que otras personas se
adhieran, o no. Ya lo hemos mencionado antes fugazmente, pero es el caso típico del
contrato de transporte como servicio público. Quien desee viajar en ferrocarril, en ómnibus
o en subterráneo, tiene dos opciones: o acepta las cláusulas de ese contrato de transporte
impuestas por el transportador, o no viaja. En una categoría semejante se ubica el
Reglamento de Copropiedad y Administración de los edificios de Propiedad Horizontal,
(hoy Reglamento de Propiedad Horizontal)que luego veremos: Quien compra una unidad
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sometida a dicho régimen legal no tiene oportunidad de discutir sus cláusulas porque el
decreto reglamentario nacional de la ley 13.512 exigìa que las redacte el vendedor. El Còdigo
Civil y Comercial ley 26994 mantuvo lo mismo. Esta es una buena oportunidad para
distinguir, además, dos formas diferentes de la libertad, ciertamente semejantes pero no
iguales: se trata de la elección y la opción.
Elegir no es sinónimo de optar. Quien elige, determina con total libertad el objeto de su elección.
Quien opta, con toda libertad escoge una de varias alternativas predeterminadas.
CONTRATO DE HONORARIOS
En lo que al administrador respecta, el primer contrato que debe aprender a concertar es,
naturalmente, el de honorarios. La ley 13512 establecía que el Reglamento de Copropiedad y
Administración deberá fijar las bases de su remuneración (Art. 9 inc. b) pero luego del
primer recambio de administradores, eso lo decide la asamblea. El contrato de honorarios
es un simple acuerdo que se concierta entre el Consorcio por un lado y el Administrador
por el otro y debe figurar en el acta de designación.
PAGO
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LUGAR DE PAGO
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Igual opción corresponde al deudor, cuando el lugar de pago sea el domicilio del acreedor.
a) de dar cosa cierta; en este caso, el lugar de pago es donde la cosa se encuentra
habitualmente;
ARTICULO 895.- Medios de prueba.El pago puede ser probado por cualquier medio
excepto que de la estipulación o de la ley resulte previsto el empleo de uno determinado, o
revestido de ciertas formalidades.
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a) si se otorga un recibo por saldo, quedan canceladas todas las deudas correspondientes a
la obligación por la cual fue otorgado;
c) si se extiende recibo por el pago de la prestación principal, sin los accesorios del
crédito, y no se hace reserva, éstos quedan extinguidos;
ARTICULO 903.- Pago a cuenta de capital e intereses. Si el pago se hace a cuenta de capital
e intereses y no se precisa su orden, se imputa en primer término a intereses, a no ser que
el acreedor dé recibo por cuenta de capital.
El pago por consignación es un pago efectuado con intervención judicial hasta la vigencia
del viejo Código Civil. Mucha gente cree que puede consignar lo que debe depositándolo en
una Escribanía o por otros medios, pero en nuestro Derecho (hasta el 31-7-2015) no eran
esas las vías indicadas. Quien por una razón u otra no sabe o no puede pagar lo que debe, está
obligado a consignarlo a la orden del juez competente. Esto implica hacer una demanda judicial
con ese objeto específico, aunque en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires y de varias
otras localidades del interior se impone una instancia de mediación previa.
Algunas veces, por algunas razones, el pago directo no es posible. Puede ser que el
acreedor no quiera recibirlo, tal vez por considerar que no es completo o apropiado en
cuanto al objeto, modo y tiempo de satisfacerlo; o bien que él no puede recibir ese pago por
ser incapaz, estar ausente o ser incierta su calidad de acreedor. O bien porque aparecen
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varios otros acreedores de ese mismo pago, como por ejemplo cuando en un Consorcio se
establecen dos administradores paralelos que litigan entre sí a fin de lograr ser declarados
legítimos. O también cuando un inquilino se encuentra con que ha fallecido su locador y los
hijos de éste pretenden todos cobrar los alquileres, etc., etc.
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LA CONSIGNACIÓN DE COSAS
La consignación no sólo puede ser de dinero. También se pueden consignar a la orden del
juez toda suerte de cosas sobre las cuales pese la obligación de entregar, como ser llaves o
documentación de cualquier índole. De hecho, cuando el administrador termina su
mandato o renuncia, debe reintegrar al Consorcio los fondos, libros, documentación y
llaves de acceso a lugares comunes que pueda tener en su poder. Esta entrega debe hacerla
en la persona del nuevo administrador, que será el nuevo representante legal del
Consorcio. Pero a veces el alejamiento puede haber sido precipitado por algún conflicto y
puede ocurrir por una razón u otra que los propietarios demoren la designación de un
sucesor. En este caso, el administrador renunciante no tendrá otro camino, para
desvincularse del Consorcio, que acudir al juez -o al escribano de registro- consignando
aquello que debiera entregar a su sucesor legítimo.
MORA
Mora es una palabra que indica el retardo o retraso de todo deudor en el cumplimiento de
su obligación. El cumplimiento defectuoso queda asimilado al incumplimiento total en
cuanto uno y otro generan la responsabilidad del deudor.
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“ARTICULO 886.- Mora del deudor. Principio. Mora automática. Mora del acreedor. La
mora del deudor se produce por el solo transcurso del tiempo fijado para el cumplimiento
de la obligación.
El acreedor incurre en mora si el deudor le efectúa una oferta de pago de conformidad con
el artículo 867 y se rehúsa injustificadamente a recibirlo.
ARTICULO 887.- Excepciones al principio de la mora automática. La regla de la mora
automática no rige respecto de las obligaciones:
Es una relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene el derecho a exigir del deudor
una prestación destinada a satisfacer un interés lícito y, ante el incumplimiento, a obtener
forzadamente la satisfacción de dicho interés.
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Es aquella que su cumplimiento total puede exigirse a cualquiera de los deudores, por
cualquiera de los acreedores.
Si no se designa el lugar de pago debe ser el domicilio del deudor al tiempo del nacimiento
de la obligación. Si el deudor se muda, el acreedor tiene derecho a exigir el pago en el
domicilio actual o en el anterior. Igual opción corresponde al deudor, cuando el lugar de
pago sea el domicilio del acreedor. Entonces, si no se designó lugar (pago fácil/rapi
pago/cuenta bancaria que es obligatoria en CABA) para pagar, el administrador debe
concurrir al edificio a cobrar.
La mora del deudor de expensas se produce por el solo transcurso del tiempo fijado para el
cumplimiento de la obligación. La mora del consorcio acreedor se produce cuando el
administrador se rehúsa a recibir un pago que sea íntegro y puntual.
El deudor tiene derecho a exigir el recibo. El administrador también puede exigir un recibo
que pruebe la recepción.
Se presume, excepto prueba en contrario que: si se otorga un recibo por saldo, quedan
canceladas todas las deudas correspondientes a la obligación por la cual fue otorgado; si se
recibe el pago correspondiente a uno de los periodos, están cancelados los anteriores, si se
extiende recibo por el pago de la prestación principal, sin los accesorios del crédito, y no se
hace reserva, éstos quedan extinguidos
Primer Curso On Line de Administración de Consorcios de Propiedad Horizontal 21
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estando prohibida la reproducción total o parcial del mismo.
Debe ser hecha de modo descriptivo y documentado; incluir las referencias y explicaciones
razonablemente necesarias para su comprensión; acompañar los comprobantes de los
ingresos y de los egresos; concordar con los libros que lleve quien las rinda.
Sin embargo, puede ser observada por errores de cálculo o de registración dentro del plazo
de caducidad de un año de recibida.
Una vez aprobadas las cuentas: su saldo debe ser pagado en el plazo convenido o dispuesto
por la ley o, en su defecto, en el de diez días; el obligado a rendirlas debe devolver al
interesado los títulos y documentos que le hayan sido entregados.
Autor
Dr. Osvaldo Loisi