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Practica Forense I.
Tema:
Análisis de una demanda sobre litigio laboral, sobre daños y perjuicios y
nulidad de acto de venta. Los plazos procesales.
Docente:
Dr. JUAN APOSTOL MUÑOZ PUELLO
Sustentado por:
Milcíades Rojas Camilo. 2018-0891.
Kendria de la Cruz Severino. 2014-2258.
Fecha:
28-diciembre-2021. DN. Santo Domingo, República Dominicana.
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Índice
Introducción……………………………………………………………………….3
Desarrollo………………………………………………………………………….4
Capítulo I; Como interponer una demanda laboral……………………………4
Reclamar indemnización incumplimiento de contrato………………………...4
Capitulo II; Los plazos……………………………………………………………18
Conclusiones………………………………………………………………………21
Bibliografías……………………………………………………………………….22
Anexos……………………………………………………………………………..23
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Introducción
Para dar inicio a mi investigación me place dar una primicia investigativa sobre
lo que son las La demanda laboral es el mecanismo más usado para solucionar
problemas o conflictos entre empleador (empresa) y trabajador. No obstante,
esta debe cumplir a cabalidad con los requisitos estipulados, con el fin de que no
se la devuelvan a la persona que la interpone. Y los plazos procesales estos son
los que se computarán con arreglo a lo dispuesto en el Código Civil. En los
señalados por días quedarán excluidos los inhábiles. Si el último día del plazo
fuera inhábil, se entenderá prorrogado al primer día hábil siguiente (art. 185 de
la L.O.P.J.).
Para el proceso civil, los plazos comenzarán a correr desde el día siguiente a
aquel en que se hubiere efectuado el acto de comunicación del que la Ley haga
depender el inicio del plazo, y se contará en ellos el día del vencimiento, que
expirará a las veinticuatro horas. No obstante, cuando la Ley señale un plazo
que comience a correr desde la finalización de otro, aquél se computará,
sin necesidad de nueva notificación, desde el día siguiente al del vencimiento de
éste. En el cómputo de los plazos señalados por días se excluirán los inhábiles.
Para los plazos que se hubiesen señalado en las actuaciones urgentes a que se
refiere el apartado 2 del artículo 131 no se considerarán inhábiles los días del
mes de agosto y sólo se excluirán del cómputo los domingos y festivos.
Los plazos señalados por meses o por años se computarán de fecha a fecha.
Cuando en el mes del vencimiento no hubiera día equivalente al inicial
del cómputo, se entenderá que el plazo expira el último del mes. Los plazos que
concluyan en domingo u otro día inhábil se entenderán prorrogados hasta el
siguiente hábil. Los plazos establecidos en esta Ley son improrrogables. Podrán,
no obstante, interrumpirse los plazos y demorarse los términos en caso
de fuerza mayor que impida cumplirlos, reanudándose su cómputo en el
momento en que hubiera cesado la causa determinante de la interrupción o
demora. La concurrencia de fuerza mayor habrá de ser apreciada por
el tribunal, de oficio o a instancia de la parte que la sufrió, con audiencia de las
demás (arts. 133 y 134 de la L.E.C. de 2000).
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Desarrollo
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Normativa y regulación del incumplimiento de contrato
El incumplimiento de contrato tiene su basamento legal en las siguientes
normativas:
El Código Civil publicado por Real Decreto del 24 de julio de 1889, cuenta con
un título únicamente para los contratos. Entre lo que establece esta lo siguiente:
Primer paso
El primer paso consiste en exigir de forma extrajudicial el cumplimiento del
contrato. Para ello se debe hablar con la parte que no ha cumplido con el contrato
y exigirle que lo cumpla, se le da un plazo que varía entre los 7 y 30 días, de
acuerdo con la voluntad del afectado.
Lo más recomendable es que para la reclamación se utilice un medio por el que
se puede probar que ha realizado esta exigencia.
Segundo paso
El segundo paso es la mediación que consiste en pedirle a un tercero que servirá
de mediador que intervenga entre las partes. Esto se hacer cuando la parte que
no cumple omite las reclamaciones, pero no se le quiere demandar.
Este es un trámite completamente voluntario y solo se necesita que ambas
partes decidan acudir a la mediación. Los resultados de esta pueden ser un
nuevo pacto que obligue a las partes o que no se alcance ningún tipo de acuerdo.
Tercer paso
El tercer paso es la presentación de la demanda, a la cual se llega después de
todos los intentos de reclamación extrajudicial o amistosa. Esta puede ser de
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forma verbal u ordinaria, de acuerdo con la cantidad a reclamar o con el objeto
del contrato.
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Daños y perjuicios por incumplimiento contractual
La ley establece una serie de acciones qué hacer ante un incumplimiento de
contrato. Entre las acciones se encuentran las siguientes:
Cumplimiento forzoso
El cumplimiento forzoso, para solicitarlo es necesario que se incumpla el
contrato. Para ello el afectado debe reclamar que la otra parte cumpla con lo
establecido en el contrato.
Cláusula penal
La cláusula penal tiene lugar cuando se firma un contrato en el que se establece
una determinada sanción penal ante la posibilidad del incumplimiento de
contrato.
El procedimiento verbal
El procedimiento ordinario
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El procedimiento ordinario es un poco más largo y se utiliza solamente cuando
la cantidad o el valor de los reclamamos es mayor a los 6.000 euros o cuando
no pueden ser cuantificados porque son muy complejos.
Este tipo de procedimiento siempre requiere de la asistencia de un procurador y
un abogado.
En el juico las partes se revisan las pruebas que se solicitaron, se interrogan las
partes y se realizan los demás trámites judiciales.
En esta ocasión, hemos querido dar nuestra opinión acerca de este tema, y en
especial, sobre determinados aspectos que hay que tener en cuenta y que deben
de evitarse para no estar incumpliendo los acuerdos a los que hayas podido
llegar, y que pueden dar lugar a indemnizaciones por daños y perjuicios.
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El Código Civil ofrece una definición perfecta acerca de qué es un contrato, y lo
define como la acción en que una o varias personas(partes) consienten en
obligarse, respecto de otra u otras, a dar alguna cosa o prestar algún servicio.
La forma de expresar este ánimo de obligarse respecto del otro es mediante la
celebración del oportuno contrato, donde debe de aparecer quienes se obligan,
el objeto y la causa.
Ésta suele ser la parte idílica, pero ¿qué ocurre cuando alguna de las partes
incumple en todo o en parte de lo que obliga el contrato? Lo vemos a
continuación.
Obviamente esta vía no tiene mucho éxito, dado que difícilmente una de las
partes te reconoce de motu propio el incumplimiento, por lo que es una vía más
enfocada a dejar constancia de la intención de llegar a un acuerdo en vistas a la
futura tramitación judicial que para resolver el incumplimiento contractual.
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PASO 3.- Presentar una demanda.
Si ninguno de estos intentos de reclamación amistosa o extrajudicial ha tenido
éxito tendremos que acudir a la vía judicial.
Tipos de Incumplimiento.
Algunos tipos de incumplimiento que más vemos en nuestro despacho de
abogados en Madrid son:
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Por supuesto que sí. El único problema que tenemos que indicar es que para
poder valorar los daños y perjuicios por incumplimiento, los mismos tienen que
acreditarse por cualquier medio válido.
Por ejemplo, los que las partes acuerden en el contrato, o lo que puedan
derivarse como consecuencia, pero recuerda, siempre hay que documentarlo y/o
acreditarlo, especialmente si hay intenciones de acudir a un procedimiento
judicial.
De cara a litigar por lo que se conoce como lucro cesante, tenemos que adelantar
que son acciones muy complicadas de que prosperen, por lo que
recomendamos, que el contrato determine, a ser posible, una cláusula penal por
los posibles perjuicios que se puedan derivar de un incumplimiento contractual.
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Casación, de fecha 29 de diciembre de 1953, modificada por la Ley núm. 491-
08, de fecha 19 de diciembre de 2008;
La CORTE, en audiencia pública del 1 de febrero de 2012, estando presentes
los magistrados J.C.C.G., presidente; V.J.C.E., M.O.G.S., J.A.C.A. y F.A.J.M.,
asistidos de la secretaria;
Visto el auto dictado el 19 de noviembre de 2018, por el magistrado F.A.J.M.,
presidente de la Sala Civil y Comercial de la Suprema Corte de Justicia, por
medio del cual llama al magistrado M.A.R.O., juez de esta sala, para integrarse
a esta en la deliberación y fallo del recurso de casación de que se trata, de
conformidad con la Ley núm. 926-35, de fecha 21 de julio de 1935, reformada
por el artículo 2 de la Ley núm. 294-40, de fecha 20 de mayo de 1940, y después
de haber deliberado los jueces signatarios de este fallo;
Considerando, que en la sentencia impugnada y en los documentos a que ella
se refiere, consta: a) con motivo de una demanda en nulidad de contrato de
arrendamiento y reparación de daños y perjuicios incoada por G.A.S.G., J.S.G.
y A.I.S.G., contra J.L.S.E. y J.R.H., la Primera Sala de la Cámara Civil y
Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de Duarte, dictó
la sentencia civil núm. 472, de fecha 31 de mayo de 2007, cuyo dispositivo
copiado textualmente es el siguiente: “PRIMERO: Se declara buena y válida en
cuento (sic) a la forma la demanda en NULIDAD DE CONTRATO DE
ARRENDAMIENTO Y REPARACIÓN DE DANOS Y PERJUICIOS, intentada por
G.S.G., J.S.G.Y.A.I.S.G., en contra de J.L.S.E.Y.J.R.H., por haber sido hecha de
conformidad con las normas que rigen la materia; SEGUNDO: En cuanto al
fondo, declara la nulidad de contrato de arrendamiento de fecha 27 de diciembre
del dos mil cuatro (2004), suscrito por los señores J.L.S.E. y J.R.H. en virtud de
los motivos expuestos; TERCERO: Ordena la desocupación o desalojo del señor
J.R.H. de los inmuebles siguientes: 1) Una porción de terreno con un (sic)
extensión superficial de quinientas (500) tareas cultivadas de cacao, ubicada en
la sección Monte Negro, del municipio de San Francisco de Macorís, con los
siguientes colindantes: por un lado, ramón G.; por otro lado, T.P., por otro lado,
carretera San Francisco Nagua y por el otro lado, camino vecinal la Peña- Monte
Negro; 2) Una porción de terreno con una extensión superficial de ciento setenta
y ocho (178) tareas cultivadas de cacao, ubicada en la sección Monte Negro, del
municipio de San Francisco de Macorís, con los siguientes colindantes; por un
lado, carretera San Francisco-Nagua; por el otro lado, camino vecinal Monte
Negro; por otro lado, propiedad que perteneció a sucesión B.; y por el otro lado,
propiedad que perteneció a la familia M.; 3) Una porción de terreno con un (sic)
extensión superficial de seiscientos ochenta y cinco (685) tareas cultivadas de
cacao, ubicada en la sección Monte Negro, del municipio de San Francisco de
Macorís, con los siguientes colindantes: por un lado, H.N.: por el otro lado, familia
C.; por otro lado, carretera San Francisco-Nagua; y por el otro lado,
S.P.; CUARTO: Rechaza la demanda en reparación de daños y perjuicios
intentada por GALO SALADIN HARCIA (sic), J.S.G.Y.A.I.S.G., en contra de
J.L.S.E.Y.J.R.H.; QUINTO: Rechaza la solicitud de ejecución provisional de la
presente decisión; SEXTO: Se condena a los demandados señores
J.L.S.E.Y.J.R.H. al pago de las costas del procedimiento ordenando su
distracción a favor y provecho de la LICDA. O.R. DELGADO quien afirma
haberlas avanzando (sic) en su mayor parte”; b) no conformes con dicha
decisión, interpusieron formales recursos de apelación, de manera principal,
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J.R.H. y J.L.S.E., mediante acto núm. 630, de fecha 7 de septiembre de 2007,
instrumentado por el ministerial M.F.S., alguacil de estrados de la Segunda
Cámara Penal de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, y de manera
incidental, G.A.S.G., J.S.G. y A.I.S.G., mediante acto núm. 487, de fecha 10 de
octubre de 2007, instrumentado por el ministerial J.A.G., alguacil ordinario de la
Corte de Trabajo del Departamento Judicial de San Francisco de Macorís, ambos
contra la decisión precedentemente descrita, los cuales fueron resueltos por la
sentencia civil núm. 002-08, de fecha 9 de enero de 2008, dictada por la Cámara
Civil y Comercial de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de San
Francisco de Macorís, ahora impugnada, cuyo dispositivo copiado textualmente
es el siguiente: “PRIMERO: Declara regulares y válidos en cuanto a la forma, los
recursos de apelación principal e incidental, en cuanto a la forma; SEGUNDO:
Rechaza el recurso de apelación principal incoado por los señores
J.L.S.E.Y.J.R.H., por improcedente e infundado; TERCERO: Acoge la apelación
incidental hecha por los señores GALO A.S.G., J.S.G.Y.A.I.S.G., por los motivos
expuestos; CUARTO: Confirma la sentencia No. 472 de fecha 31 de mayo del
2007, dictada por la Primera Cámara Civil y Comercial del Juzgado de
Primera Instancia del Distrito Judicial de Duarte, en sus ordinales PRIMERO,
SEGUNDO, TERCERO, Y SEXTO; QUINTO: Revoca el ordinal CUARTO y en
consecuencia condena a J.L.S.E. al pago de una indemnización que será
liquidada por estado, a favor de los señores GALO A.S.G., J.S.G.Y.A.I.S.G., por
los daños causados con la contratación realizada por él; SEXTO: Condena a los
señores J.L.S.E.Y.J.R.H., al pago de las costas, distrayendo las mismas en
provecho de la LIC. O.M.R., quien afirma haberlas avanzando (sic) en su
totalidad”;
Considerando, que la parte recurrente en su memorial, propone contra la
sentencia impugnada los siguientes medios de casación:
“Primer: Medio: Violación por falsa aplicación del artículo 1108 del Código Civil,
artículo 47, párrafo I de la Ley 108-05; Segundo Medio: Falta de base legal”;
Considerando, que en un primer aspecto de sus dos medios de casación,
analizados conjuntamente por estar estrechamente vinculados, la parte
recurrente sostiene, en síntesis, que la corte reconoce en su sentencia que
J.L.S.E. venía manejando la finca objeto del contrato de arrendamiento, sin
embargo, establece que esto no le daba el derecho de arrendarla en su totalidad
y disponer de la propiedad ajena, ya que pertenece a la sucesión S.; que
planteado así el problema se debe analizar que el contrato de arrendamiento es
un acto de administración que permite a los administradores de bienes de
terceros arrendar sin necesidad de autorización; que la corte a qua obvió el
hecho establecido de que las partes en litis son parte de una sucesión y que
cada uno de ellos está en el goce y usufructo de diferentes bienes de la sucesión,
olvidando, además, que el hoy recurrente manejaba la finca antes de morir su
padre y que sus tíos demandantes nunca han poseído la administración de la
propiedad de que se trata; que la corte a qua no ponderó en su justa dimensión
los contratos de venta de cacao, confundiendo el hecho de manejo de la finca
con un acto de disposición de la misma; que en definitiva, son vagos e
insuficientes los motivos dados por la corte para anular el contrato;
Considerando, que para una mejor comprensión del caso que nos ocupa, es
oportuno describir los siguientes elementos fácticos y jurídicos de tipo procesal
que se derivan del fallo impugnado, a saber: a) según el certificado de título núm.
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69-301, de fecha 9 de junio de 1987, J.L.S.G., G.A.S.G., J.S.G., F.I.F.S.G. y
A.I.P. son copropietarios de la parcela núm. 122 del Distrito Catastral núm. 15
del municipio de San Francisco de Macorís, con una extensión superficial de 45
Hs, 45 as, 13 cas;
b) según certificado de título núm. 25, del mes de junio de 1987, dichos señores
también poseen en copropiedad la parcela núm. 43 del Distrito Catastral núm.
15 del municipio de San Francisco de Macorís, con una extensión superficial de
94 as, 33 as, y sus mejoras; c) J.L.S.E., luego de la muerte de su padre J.L.S.G.,
pasó a administrar las fincas de cacao ubicadas en las indicadas parcelas; d) el
27 de diciembre de 2004, J.L.S.E., arrendó a J.R.H., tres porciones de terreno
con extensiones superficiales de 500, 178 y 685 tareas cultivadas de cacao,
ubicadas en la sección Monte Negro del municipio de San Francisco de Macorís,
por la suma de RD$1,000,000.00, por un período de cuatro años; e) G.A.S.G.,
J.S.G. y A.I.S.G., demandaron en nulidad de contrato de arrendamiento a
J.L.S.E. y J.R.H.; f) dicha acción fue acogida parcialmente por el juez de primer
grado, mediante sentencia núm. 472, antes descrita, que declaró la nulidad del
contrato de arrendamiento, ordenó el desalojo del arrendatario, J.R.H. de los
inmuebles arrendados, y rechazó la indemnización que de forma accesoria se
perseguía; g) no conformes con dicha decisión, J.R.H. y J.L.S.E. interpusieron
recurso de apelación principal y G.A.S.G., J.S.G. y A.I.S.G. dedujeron apelación
incidental; h) a propósito de estos recursos la corte a qua dictó la sentencia ahora
impugnada en casación, mediante la cual rechazó el recurso de apelación
principal y en cambio acogió parcialmente el recurso de apelación incidental, y
en ese sentido confirmó la sentencia de primer grado en sus ordinales primero,
segundo, tercero y sexto, revocó el ordinal cuarto de la sentencia recurrida y
condenó a J.L.S.E. y J.R.H. al pago de una indemnización que sería liquidada
por estado;
Considerando, que la alzada para formar su convicción en la forma en que lo
hizo estableció en la sentencia impugnada lo siguiente: “que evidentemente las
partes en litis son copropietarios de las parcelas dadas en arrendamiento por
J.L.S.E. a J.R.H., tal y como se ha demostrado por las fotocopias de los títulos y
la admisión de los mismos; que, J.L.S.E. argumenta en su favor que los
demandantes desconocen la naturaleza y efectos del contrato de arrendamiento,
ya que no es necesario ser propietario para poder arrendar y el arrendatario tiene
derecho a sub-arrendar y ceder el arrendamiento a otro de acuerdo al artículo
1717 del Código Civil, salvo que se le haya prohibido expresamente; que, para
contratar, la ley exige condiciones esenciales para que la convención sea válida,
estas son: el consentimiento de la parte que se obliga, su capacidad para
contratar, un objeto cierto que forme la materia del compromiso y una causa
lícita; que, aunque, J.L.S.E. dio consentimiento para contratar; los demás
copropietarios no consintieron para la realización de dicho contrato de
arrendamiento habiendo afirmado por ante la corte que se oponían a tal
contratación; que, el demandado no puede justificarse en base al artículo
1717 del Código Civil, ya que él no es inquilino que tenga derecho a subarrendar
y ceder el arrendamiento a otro sino copropietario en sustitución de su padre, es
decir, que sólo podía arrendar su parte y no la generalidad de los inmuebles cuya
mayor parte es propiedad de los recurridos y recurrentes incidentales; que,
tampoco puede afirmar que es un administrador porque no existe en el
expediente ningún documento que lo demuestre, ni que los copropietarios le
autorizaran para realizar el contrato de arrendamiento; además, fue negado por
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los comparecientes de que se comportara como administrador, porque nunca
rindió cuentas; que, los documentos consistentes en recibos de pago del
encargado, así como los contratos de venta de cacao que hacía a la comercial
Roig C. por A., solo demuestran que el demandado manejaba la finca, pero no
el derecho de disponer de la propiedad ajena; que por todo lo expresado es
evidente que J.L.S.E. contrató con J.R.H. en calidad de propietario, por lo que
dicho contrato no reúne las condiciones legales en el aspecto del consentimiento
por lo que procede declarar su nulidad y rechazar su recurso de apelación; que,
en cuanto a las conclusiones alusivas a J.R.H., referente al artículo 1743 el cual
establece que no podrá el adquiriente expulsar al colono o al inquilino que tenga
un arrendamiento auténtico o de fecha cierta, a menos que se hubiere reservado
este derecho en el contrato de arrendamiento, procede rechazarlas, ya que el
citado artículo no es el aplicable, porque los demandantes no son adquirientes
sino propietarios”;
Considerando, que cabe precisar, que la falta de base legal, como causal de
casación, se produce cuando los motivos dados por los jueces no permiten
reconocer si los elementos de hecho necesarios para justificar la aplicación de
la ley, se hallan presentes en la sentencia, ya que este vicio no puede provenir
sino de una exposición incompleta de un hecho decisivo;
Considerando, que en esencia, impugna la parte recurrente el razonamiento
decisorio de la corte en el sentido de que J.L.S.E., necesitaba el consentimiento
de los demás copropietarios, hoy recurridos, para arrendar a J.R.H., las
porciones de terrenos pertenecientes a la sucesión S.; que en ese sentido, el
estudio de la sentencia impugnada pone de relieve que la corte a qua, en
ejercicio de su facultad soberana de apreciación de las piezas probatorias
aportadas por las partes para la sustanciación de la causa, determinó que
J.L.S.E., ahora recurrente, y G.A.S.G., J.S.G. y A.I.S.G., hoy recurridos, son
copropietarios indivisos de los terrenos que fueron cedidos en arrendamiento por
el primero a J.R.H., también recurrente, así como la falta de consentimiento de
los últimos en la indicada calidad para la celebración del contrato y la ausencia
de prueba de que el arrendador ostentara la administración de los terrenos de
que se trata;
Considerando, que esta Sala Civil y Comercial de la Suprema Corte de Justicia
es del entendido, tal como sostuvo la corte a qua, que al tratarse de terrenos
indivisos cuya propiedad recae de manera conjunta entre los demandantes
originales, ahora recurridos, y J.L.S.E., recurrente, para que la operación jurídica
realizada a favor de J.R.H., fuese válida se ameritaba el consentimiento de todos
los copropietarios, en razón de que aunque con el arrendamiento no se transfiere
la propiedad de la cosa, sino que se cede de manera precaria por un tiempo
estipulado en el contrato, lo cierto es que se trata de un verdadero acto de
propiedad y de disposición, ya que permite que otra persona la use y goce por
un período, lo cual es un desmembramiento de la titularidad; que en ausencia de
intervención directa de todos los copropietarios debió procurarse un poder por
parte de ellos para arrendar los terceros, lo cual tampoco hizo, según plasma el
fallo impugnado;
Considerando, que en esa misma línea de ideas, tampoco puede el recurrente
ampararse para alegar la validez del contrato de arrendamiento en que él
además ostentaba la condición de administrador de esos terrenos desde antes
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de la muerte de su padre, ya que no fue demostrado en el curso del proceso ni
las partes lo reconocen como tal, según consta en la sentencia impugnada; que
de todos modos, si hubiese existido el poder general para administrar los
terrenos este no se hace extensivo para suscribir actos como el de la especie,
toda vez que el artículo 1988 del Código Civil, requiere para los actos de
propiedad, como se trata del arrendamiento conforme fue establecido
previamente, de un poder expreso a ese fin, al indicar: “El mandato concebido
en términos generales, no comprende sino los actos de administración. Si se
tratase de enajenar o hipotecar, o de cualquier otro acto de propiedad, el
mandato debe ser expreso”;
Considerando, que en virtud de lo anteriormente expuesto, la corte a qua al
confirmar la sentencia de primer grado que declaró la nulidad del contrato de
arrendamiento suscrito entre los recurrentes lejos de incurrir en violación
al artículo 1108 del Código Civil, efectuó una correcta aplicación de dicho texto
legal y de las condiciones esenciales que establece para la validez de una
convención, razón por la cual se desestiman los aspectos analizados de los
medios de casación propuestos;
Considerando, que en un segundo aspecto desarrollado en sus medios de
casación la parte recurrente alega que, en la especie, el desalojo ordenado
contra J.R.H. implicaba, forzosamente, el desalojo de J.L.S.E., este último
copropietario de los terrenos conjuntamente con los recurridos, lo cual es
violatorio a las disposiciones del artículo 47, párrafo I de la Ley núm. 108-05;
Considerando, que en ese sentido, el artículo 47, párrafo I de la Ley núm. 108-
05, que dispone: “No procede el desalojo de un copropietario del mismo inmueble
contra otro en virtud de una Constancia Anotada”, no tiene aplicación en la
presente litis, ya que la prohibición que establece es evitar el desalojo en sede
administrativa para el caso en que dos personas posean cartas constancias en
una misma parcela, que no es lo perseguido en este caso; que por contrario,
como se trata de una demanda civil en nulidad de un contrato de arrendamiento
en la cual los jueces de fondo advirtieron una irregularidad en su formación,
podían estos, como válidamente lo hicieron, ordenar el desalojo del arrendatario
J.R.H. como efecto consecuente de la nulidad declarada, sin que ello implique
violación alguna a la ley; que en definitiva no se dispuso el desalojo de un
copropietario sino de aquella persona a cuyo favor se cedieron en arrendamiento
unos terrenos indivisos sin la autorización de todos los copropietarios; por
consiguiente, procede desestimar el segundo aspecto analizado;
Considerando, que en su tercer y último aspecto de los medios de casación
planteados, indica la parte recurrente, que la corte a qua no respondió el alegato
formulado en el sentido de que para que un copropietario-administrador no
pueda arrendar es necesario que los demás copropietarios se lo hayan prohibido
expresamente, ya que la simple tolerancia de la administración implicaba
asentimiento a los actos de administración; que tampoco respondió el criterio
expuesto por los hermanos M., invocando en el escrito ampliatorio de motivos,
en el sentido de que por no crear el arriendo sino derechos personales y por no
implicar la transmisibilidad de derecho real, se ha concluido que es válido el
arrendamiento de la cosa ajena;
Considerando, que en ese sentido, ha sido juzgado por esta Sala Civil y
Comercial de la Suprema Corte de Justicia, que si bien es de derecho que los
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jueces del fondo se refieran a las conclusiones formales que han sido formuladas
por las partes, habida cuenta de que son dichos pedimentos los que regulan y
circunscriben la facultad dirimente de los jueces, esta obligación no se extiende
a dar motivos específicos de todos y cada uno de los argumentos esgrimidos por
las partes, sobre todo si lo que ha sido fallado y correctamente motivado decide
por vía de consecuencia los pedimentos planteados por las partes, como ocurre
en la especie; que en ese tenor, procede desestimar el tercer aspecto
desarrollado por la parte recurrente por improcedente;
Considerando, que finalmente, contrario a lo alegado por la parte recurrente, el
análisis de la sentencia impugnada pone de relieve que esta contiene una
relación completa de los hechos de la causa, así como motivos suficientes y
pertinentes que justifican su dispositivo, lo que ha permitido a esta Sala Civil y
Comercial de la Suprema Corte de Justicia, actuando como Corte de Casación,
comprobar que en la especie, se ha hecho una correcta aplicación de la ley,
razón por la cual procede desestimar los medios de casación planteados en el
memorial de casación y con esto rechazar el presente recurso de casación.
Por tales motivos, Primero: Rechaza el recurso de casación interpuesto por
J.R.H. y J.L.S.E. contra la sentencia civil núm. 002-08, dictada en fecha 9 de
enero de 2008, por la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación del
Departamento Judicial de San Francisco de Macorís; Segundo: Condena a la
parte recurrente, J.R.H. y J.L.S.E., al pago de las costas procesales, con
distracción a favor y provecho de la Lcda. O.M.R.D., abogada de la parte
recurrida, quien afirma haberlas avanzado en su mayor parte.
Así ha sido hecho y juzgado por la Sala Civil y Comercial de la Suprema Corte
de Justicia, como Corte de Casación, y la sentencia pronunciada por la misma
en la ciudad de Santo Domingo de G., en su audiencia pública del 30 de
noviembre de 2018, años 175º de la Independencia y 156º de la
Restauración. (Firmados) F.A.J.M..- M.A.R.O..- J.A.C.A.
La presente sentencia ha sido dada, firmada y pronunciada por los jueces que
figuran al pie, en la audiencia pública del día, mes y año en ella expresados, y
fue firmada, leída y publicada por mí, secretaria general, que certifico.
La presente copia se expide en Santo Domingo, Distrito Nacional, hoy día 04 de
febrero del 2018, para los fines correspondientes. Exonerada de pagos de
impuestos internos y sellos de impuestos internos.
Clases De Plazos Procesales. Son: Plazo Legal, Plazo Convencional, Plazo
Judicial, Común, Particular, Prorrogable, Improrrogable, Fatal, Perentorio O
Preclusivo y No Perentorio.
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Capitulo II; Los plazos.
POR EL ORIGEN
Plazo Legal
Aquel que está en la ley ritual. Por ejemplo, plazo de contestación es de 15 días,
desde el día siguiente de la citación personal o por cédula (CPC, 140, 345, 120,
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Plazo Convencional
Aquel establecido por las partes en algún contrato o en el proceso, pero sin ser
mayor a los establecidos por ley. (CPC, 147, 148, 90).
Plazo Judicial
Aquel que ha dado el juez. Por ejemplo, plazo de prueba de 30 días. El juez por
la facultad discrecional puede establecerlo entre 10 y 50 días en un Proceso
Ordinario de Hecho. Aunque nunca debe ser mayor a 60 días. (CPC, 353, 370).
Plazo Común
Aquel que corre para las dos partes procesales, desde alguna resolución judicial.
Por ejemplo, prueba corre desde el auto de apertura de plazo de prueba. (CPC,
353). El plazo para tachar testigos también es común y es de 3 días desde el día
siguiente de la notificación con la proposición de testigos (CPC, 472, II).
Plazo Particular
Aquel que corre para una sola de las partes. Por ejemplo, el plazo de apelación
sólo corre para una de las partes, para quien se siente agraviado con el fallo.
(CPC, 220). Los alegatos también son plazos particulares, porque alegan una
parte tras la otra en 8 días cada una (CPC, 394).
Plazo Prorrogable
Aquel que tiene la posibilidad de ampliarse a un número mayor de días del
señalado por la ley o por el juez. Estos plazos se dan más en los procesos
ordinarios. Por ejemplo, la contestación en 15 días (CPC, 345) puede
prorrogarse por razón de la distancia de un día cada 200 Km. o, de 1 día cada
60 Km. dependiendo si hay medios de transporte o no (CPC, 146).
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Plazo Improrrogable
Aquel que no puede ampliarse a no ser que medie alguna circunstancia
insalvable.
Plazo Fatal
El que no permite ampliación por ley ni por el juez y por ninguna circunstancia.
Por ejemplo, el plazo de 10 días en la apelación de sentencia de los procesos
ordinarios se amplía jamás (CPC, 220, I).
Plazo No Perentorio
Aquel que, vencido, necesita un acto de parte contraria para producir la
caducidad del derecho. Por ejemplo, la contestación tiene 15 días de plazo (CPC,
345), la no-contestación en ese plazo no hace caducar el derecho de
contestación.
Para hacer perder el derecho, es necesario que la otra parte pida al juez que lo
declare rebelde a la ley (siempre y cuando se conozca su domicilio y no conteste
en plazo. Porque si no se conoce su domicilio nunca se le declara rebelde, el
juez le nombra un representante judicial - defensor de oficio -). En los plazos no
perentorios para que se pierda la oportunidad de realizar el acto la otra parte,
además, debe realizar otro acto.
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Los plazos de días se computan de día a día completo, contándose como un día
las veinticuatro horas que comienzan y terminan a la media noche.
Los plazos de horas, se computan de hora a hora, o sea tomando como punto
de partida la hora indicada en el acto o la hora del hecho con que se inicia el
plazo, terminando en la última de las horas del plazo impartido.
En el cálculo de los plazos que se componen de días de semanas, de meses o
de años no se toma en cuenta a-quo, o sea el día en que ocurre el acto o hecho
que hace correr el plazo porque ese día no contiene nunca veinticuatro horas
completas.
Los plazos francos de meses, de días son aquellos en cuyo cálculo se excluyen
los días términos el a-quo o el día en que se inicia, el día a-quen o el día en que
termina el plazo.
El tipo de los plazos francos es el de la octava que el artículo 72 del Código de
Procedimiento Civil impone para comparecer al demandado en materia civil. Las
personas a las que se les notifica el acto de emplazamiento el día primero del
mes tiene para comparecer hasta el día diez, puesto que no se toma en cuenta
el día primero que es el día de la notificación (día a-quo), ni el día nueve que es
el octavo a partir del día dos que sigue a la notificación (día a-quen).
La Ley considera como francos todos los plazos que se inician con una
notificación hecha a la persona o en el domicilio.
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Conclusiones
Para concluir con nuestra investigación presentar que la principal reacción de los
empresarios cuando reciben demandas laborales es de sorpresa. Les cuesta
creer que un trabajador tuvo el atrevimiento de demandarlos, porque lo ven como
algo totalmente injusto.
Lo interesante es que, el trabajador precisamente está demandando porque
sintió que fue tratado de forma injusta, y mediante la demanda busca compensar
el daño que se le causó.
Obviamente existen miles de panoramas y siempre hay excepciones a la regla,
por ejemplo, es bien sabido dentro del medio laboral, que algunos empleados
ven a las demandas laborales como un negocio, y cada oportunidad que se
presenta buscan iniciar un litigio para obtener un beneficio, sin embargo, este
tipo de situaciones son las menos.
Finalmente, creemos que la mejor estrategia es ser claros y transparentes con
los empleados y buscar siempre una estrategia donde ambas partes se vean
beneficiadas, ya que, si el trabajador presiente que ha sido tratado de forma
injusta, sin duda alguna buscará un abogado para demandar.
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Bibliografías
Código laboral dominicano.
Código civil dominicano.
Código procesal civil dominicano.
Constitución dominicana 2015.
https://www.rodrigueztrialfirm.com/abogado/litigios-laborales/
https://www.gruposervilegal.com/reclamar-indemnizacion-incumplimiento-de-
contrato/
https://do.vlex.com/vid/762073589
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Anexos
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