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Cómo ha cambiado el ciclo de vida de los aparatos eléctricos y electrónicos en las últimas

décadas
Laura Daniela Santacruz Valencia, 1626957
Universidad del Valle

El avance tecnológico de la información y las comunicaciones ha traído consigo durante las


últimas décadas el aumento en la generación de residuos de aparatos eléctricos y
electrónicos (RAEE) como computadoras, celulares y electrodomésticos, entre otros. Esta
tendencia, se estima, seguirá en aumento dada la evolución de la tecnología y la
obsolescencia programada con la cual son diseñados estos objetos (Akcil, 2016).
El principal problema al que se enfrentan hoy los países sobre este tema, está relacionado
con las prácticas inapropiadas en la gestión de estos residuos, su tratamiento, la exportación
ilegal y la donación inadecuada de los equipos electrónicos, además, del problema
originado en la salud pública, debido a la contaminación tóxica que desencadenan estos
desechos. Es así como la reutilización y el reciclaje de los raee podría ocasionar un uso
cada vez menor de los recursos naturales y podría contribuir a reducir la contaminación
ambiental. La recuperación de los componentes y materiales valiosos, a partir de estos
desechos, puede traer beneficios económicos, incluso de proyectar el reciclaje como un
modelo de negocio ambientalmente sustentable. El objetivo de este artículo es analizar
implicaciones ambientales y presentar dos alternativas, que pueden hacer frente al
metabolismo urbano generado por los raee. Se parte desde el enfoque de la extracción de
materiales usados en la fabricación y consumo de nuevas tecnologías, y luego, las
estrategias de aprovechamiento económico, como la minería urbana y la economía circular.
Estas evidencias, de la emergencia del fenómeno a nivel global y local, sirven de apoyo
para contribuir a que los ciudadanos mejoren sus actitudes, percepciones y conocimiento en
la gestión de este tipo de residuos y que, además, se definan políticas enmarcadas hacia el
desarrollo tecnológico sustentable.
Los aparatos eléctricos y electrónicos son productos que están presentes en prácticamente
toda nuestra vida cotidiana y están conformados por una combinación de piezas o
elementos que para funcionar necesitan corriente eléctrica o campos electromagnéticos y
realizan un sinnúmero de trabajos y funciones determinadas. En el momento en que sus
dueños consideran que no les son útiles y los descartan, se convierten en residuos de
aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). (Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo
Sostenible, 2017)
Su clasificación según Forti et al., (2020) casi todos los productos domésticos o
comerciales utilizan productos como electrodomésticos básicos de cocina, juguetes,
herramientas para escuchar música y elementos de las TIC, como teléfonos móviles,
computadoras portátiles, etc. Además del uso doméstico y comercial diario, los AEE se
utilizan cada vez más en el transporte, la salud, en sistemas de seguridad y generadores de
energía, como la fotovoltaica.
Sin embargo, para fines estadísticos, los AEE se clasifican por función similar,
composición de material comparable, peso promedio y atributos similares al final de su
vida útil. Por lo tanto, las Directrices de estadísticas de desechos electrónicos sobre
informes e indicadores de clasificación - Segunda edición (Forti et al., 2018) dividen los
AEE en 54 categorías diferentes centradas en el producto. Las 54 categorías de productos
AEE se agrupan en seis categorías generales que se muestran en la tabla 1. Estas
corresponden estrechamente con sus características de gestión de residuos.
Tabla 1. Categorías clasificatorias de aparatos eléctricos y electrónicos.
Categoría AEE Considerados en la categoría
1. Aparatos de intercambio de Incluye neveras, congeladores, aires
temperatura acondicionados, equipos de
deshumidificación, aparatos de intercambio
de temperatura que utilicen fluidos
diferentes al agua.
2. Pantallas y monitores Incluye televisores, monitores, marcos
digitales para fotos con tecnología LCD,
portátiles y tablets
3. Lámparas Incluye lámparas fluorescentes, lámparas
LED, lámparas de descarga de alta
intensidad.
4. Aparatos grandes Incluye lavadoras, neveras, secadoras de
ropa, hornos eléctricos, equipos de sonido,
paneles fotovoltaicos, lavavajillas, entre
otros.
5. Equipos pequeños Incluye aspiradoras, máquinas de coser,
microondas, planchas, relojes, tostadoras,
videocámaras, ventiladores, juguetes
eléctricos, aparatos para el cuidado del
cabello y cuerpo, pequeños dispositivos
médicos, entre otros.
6. Equipos de telecomunicaciones Incluye celulares, dispositivos GPS,
calculadoras de bolsillo, routers,
impresoras y teléfonos.
Adaptado de: The Global E-Waste Monitor, 2020

Así mismo The Global E-Waste Monitor 2020 reportó que el año pasado se alcanzó la cifra
récord en la generación mundial de residuos eléctricos y electrónicos, alcanzando 53,6
millones de toneladas. Este dato además refleja que la generación de RAEE ha crecido un
21% en los últimos cinco años, por lo que deja un gran desafío global para abordar esta
problemática.

El nuevo informe también prevé que los residuos electrónicos alcanzarán los 74,7 millones
de toneladas para 2030 sin tener en cuenta los cambios económicos provocados por la
pandemia del COVID-19, pero evidentemente influenciados por una mayor tasa de
consumo y unos ciclos de vida más cortos de los aparatos con limitadas opciones de
reparación.

El ciclo de vida corto de muchos de estos aparatos electrónicos es producto de un


consumismo que tiene su origen, en parte, en lo que se conoce como obsolescencia
percibida, es decir, no real, en donde la reducción de precios y las estrategias de marketing
de las empresas distribuidoras están jugando un importante papel. Otro tipo de
obsolescencia realmente existente es la planificada por los fabricantes de aparatos
electrónicos que en muchos casos introducen componentes destinados a estropearse mucho
antes que el periodo total de vida útil del aparato en su conjunto, dificultando por otra parte
su reemplazo (Bellver, 2013)
En el año 2020, se establecieron estrategias para reactivar la economía como “El día sin
IVA”, que, además, incluyó descuentos adicionales por parte de los grandes centros
comerciales, que se puede ver como un tipo de obsolescencia percibida, que llevo a cientos
de colombianos al consumo extremo, incluso sobrepasando las normas de bioseguridad.
Se estima que una tonelada de RAEE tiene un costo de 600 dólares, es por esto por lo que
la generación de residuos electrónicos podría verse como una oportunidad de negocio, dado
los volúmenes y el contenido de materiales valiosos. La fracción incluyendo hierro, cobre,
aluminio, oro y otros metales en los residuos electrónicos, es más del 60%, mientras que los
contaminantes tóxicos comprenden aproximadamente el 2,70% (Widmer et al., 2005).
Con respecto al reciclaje en 2019, solo se documentó oficialmente que se había recogido y
reciclado el 17,4% de los desechos electrónicos. (Forti et al., 2020) Esto significa que el
hierro, el cobre, el oro y otros materiales valiosos recuperables, valorados
aproximadamente en 57.000 millones de dólares (algo más de 50 millones de euros, suma
superior al producto interior bruto de la mayoría de los países) fueron en su gran mayoría
vertidos o quemados en lugar de ser recogidos para su tratamiento y reutilización. (Bellver,
2013)

Conclusiones

Referencias

https://www.fuhem.es/media/cdv/file/biblioteca/Dossier/Dossier_La-huella-del-
consumismo-tecnologico.pdf

Metodología de la búsqueda de información:

Bases de datos usadas, ecuaciones de búsqueda, análisis de la información (Analytics) 

Ecuaciones de búsqueda
consumerism and industrial ecology and

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