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1. Antero-posterior.
2. Lateral.
• AGUJEROS ÓPTICOS:
Hematoma subdural
Son más comunes que los epidurales, normalmente de origen venoso, (vena puente)
Tiene forma de semiluna
Puede salir de las suturas
Gente mayor, alcohólicos (más común)
Clínicamente no hay periodo de lucidez, cefalea, bradipsiquia, somnolencia, hemiparesia
Hematoma epidural
Más frecuente por lesión de la arteria meníngea media, tiene forma biconvexa o lenticular,
respeta suturas del cráneo, más común en gente joven, y accidentes.
Clínicamente presentan periodos de lucidez, perdida transitoria de la conciencia.
El diagnóstico es clínico, escala de Glasgow, padecimiento actual, y TAC.
Tratamiento líquidos parenterales, hiperventilación, manitol, diuréticos, barbituricos y
anticonvulsivos en caso necesario, y evaluación quirúrgica.
Los traumatismos de cráneo o craneoencefálicos son las lesiones físicas producidas sobre el
tejido cerebral que alteran de forma temporal o permanente la función cerebral. El
diagnóstico se sospecha por la clínica y se confirma con estudios radiológicos (sobre todo,
TC). El tratamiento inicial consiste en el apoyo respiratorio, la oxigenación y el control de la
presión arterial. A veces, suele ser necesaria la cirugía en pacientes con lesiones más graves
para colocar monitores de seguimiento y tratar la elevación de la presión intracraneana,
descomprimir el cerebro si la presión intracraneana aumenta o eliminar hematomas
intracraneanos. En los primeros días después de la lesión, el mantenimiento de la perfusión
cerebral y la oxigenación adecuada y la prevención de las complicaciones del sensorio son
importantes. Luego, muchos pacientes requieren rehabilitación. en gran parte del mundo,
los traumatismos de cráneo son una causa común de muerte y discapacidad.
Las causas de los traumatismo craneoencefálico incluyen
• Caídas (especialmente en adultos mayores y niños pequeños)
• Accidentes automovilísticos y otras causas relacionadas con los medios de transporte (p.
ej., accidentes de bicicleta, colisiones con peatones)
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ej., accidentes de bicicleta, colisiones con peatones)
• Asaltos
• Actividades deportivas (p. ej., conmociones cerebrales relacionadas con los deportes
Patología del traumatismo craneoencefálico
Los cambios estructurales por una lesión en el cráneo pueden ser macro o microscópicos,
según el mecanismo y las fuerzas implicadas. Los pacientes con lesiones menos graves
pueden no tener alteraciones estructurales macroscópicas. Las manifestaciones clínicas
varían notablemente en gravedad y consecuencias. Las lesiones suelen dividirse en abiertas
o cerradas.
Las lesiones craneales abiertas implican penetración del cuero cabelludo y el cráneo (y, en
general, de las meninges y el tejido cerebral subyacente). En ellas están implicados
típicamente proyectiles u objetos afilados, aunque la fractura de cráneo con una laceración
suprayacente por un golpe romo grave también se considera una lesión abierta.
En general, los traumatismos craneales cerrados se producen cuando se golpea la cabeza,
esta impacta contra un objeto o es agitada de forma violenta, con la consiguiente
aceleración y desaceleración rápida del cerebro. La aceleración o desaceleración pueden
producir lesiones en el tejido en el lugar del impacto (golpe) o en su polo opuesto
(contragolpe) o producir daños difusos; los lóbulos frontales y temporales muestran una
vulnerabilidad especial a este tipo de lesión. Los axones y los vasos sanguíneos pueden
desgarrarse o romperse, lo que provoca una lesión axónica difusa. Los vasos sanguíneos
rotos filtran sangre y producen contusiones, hemorragias intracerebrales o subaracnoideas
y hematomas epidurales o subdurales
1/3 superior: Calota Craneal, senos frontales, sutura interparietal, Surco del
Seno Longitudinal Superior, fositas de Pacchioni, sutura, Parieto Occipital.
1/3 medio: Reborde Orbitario, Ala menor y mayor del esfenoides, línea
oblicua de órbita, hendidura esfenoidal, borde superior del peñasco,
techo de órbita, apófisis malar del frontal, fosa nasal, tabique nasal,
celdillas etmoidales, silla turca, Crista Galli, seno maxilar de mastoides,
apófisis coronoides.
1/3 inferior: Rama horizontal del maxilar inferior, rama vertical, masas
laterales del atlas, apófisis odontoides.
Conmoción
La conmoción (también Conmociones cerebrales relacionadas con los deportes) se define
como una alteración transitoria y reversible del estado mental tras un traumatismo (p. ej.,
pérdida de consciencia o la memoria, confusión) que dura de segundos a minutos pero que
de forma arbitraria se define como < 6 h de duración.
No se producen lesiones estructurales macroscópicas en el encéfalo y no quedan lesiones
residuales neurológicas graves, aunque la discapacidad temporal puede ser el resultado de
síntomas, como náuseas, cefaleas alteraciones de la memoria, y dificultad de concentración
(síndrome posconmoción), que suele resolverse en algunas semanas. Sin embargo, se cree
que las conmociones cerebrales múltiples pueden llevar a encefalopatía traumática crónica,
que resulta en una disfunción cerebral grave.
Contusiones cerebrales
Las contusiones (hematomas cerebrales) pueden asociarse con las lesiones abiertas
(incluidas las penetrantes) o cerradas y pueden alterar muchas funciones cerebrales según
su tamaño y localización. Las contusiones de mayor tamaño producen edema cerebral
difuso con aumento de la presión intracraneal. Las contusiones pueden agrandarse en las
horas y días posteriores a la lesión inicial y causar deterioro neurológico; puede ser
necesaria cirugía.
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necesaria cirugía.
Hematomas
Los hematomas (colecciones de sangre dentro o alrededor del encéfalo) pueden producirse
en las lesiones penetrantes o cerradas y pueden ser
Epidural
Intracerebral (intraparenquimatoso)
Subdural
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lesiones del lóbulo temporal o el cerebelo.
Fracturas de cráneo
Por definición, las lesiones penetrantes implican una fractura. Las lesiones cerradas también
pueden provocar una fractura de cráneo, que puede ser lineal, deprimida o conminuta. La
presencia de una fractura indica que participó una fuerza importante.
La mayoría de los pacientes con fracturas lineales sencillas y sin trastornos neurológicos no
suelen considerarse de alto riesgo, pero los pacientes con cualquier fractura asociada con
deficiencia neurológica se encuentran en mayor riesgo de hematomas intracraneales.
Las fracturas de cráneo que implican riesgos especiales incluyen
Fracturas deprimidas: estas fracturas tienen el máximo riesgo de desgarro de la duramadre
o de lesiones del encéfalo subyacente.
Fracturas de hueso temporal que atraviesan la zona de la arteria meníngea media: en estas
fracturas, un hematoma epidural es un riesgo.
Fracturas que atraviesan uno de los senos durales principales pueden provocar una
hemorragia significativa y un hematoma epidural o subdural venoso. Los senos venosos
lesionados pueden más adelante trombosar y causar infarto cerebral.
Fracturas que involucran el canal carotídeo: estas fracturas pueden determinar una
disección de la arteria carótida.
Fracturas del hueso occipital y la base del cráneo (huesos de la base): estos huesos son
duros y gruesos; por tanto, las fracturas en estas zonas indican un impacto grave.
Las fracturas de la base del cráneo que alcanzan la porción petrosa del hueso temporal
suelen lesionar las estructuras del oído medio e interno y pueden alterar la función de los
nervios facial, acústico y vestibular.
Fracturas en lactantes: las meninges pueden quedar atrapadas en una fractura lineal de
cráneo con el posterior desarrollo de un quiste leptomeníngeo y crecimiento de la fractura
original (fractura en expansión).
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Una serie de deficiencias cognitivas y neuropsiquiátricas pueden persistir tras un
traumatismo craneoencefálico grave, o moderado, o incluso leve, sobre todo en presencia
de lesiones estructurales significativas. Los problemas comunes incluyen
• Amnesia
• Cambios en el comportamiento (p. ej., agitación, impulsividad, desinhibición, falta de
motivación)
• Labilidad emocional
• Trastornos del sueño
• Función intelectual disminuida
En un pequeño porcentaje de pacientes aparecen convulsiones tardías (> 7 días después del
traumatismo), pero incluso pueden ser semanas o años después. A veces también se
producen alteraciones motoras de tipo espástico, los trastornos de la marcha o el equilibrio,
la ataxia y las pérdidas sensitivas.
Tras un traumatismo craneoencefálico que destruye las funciones cognitivas del
prosencéfalo sin afectar el tronco encefálico puede producirse un estado vegetativo
persistente. No hay capacidad de mantener una actividad mental conciente, aunque los
reflejos autónomos y motores y los ciclos normales de vigilia-sueño están conservados.
Pocos pacientes recuperan una función neurológica normal cuando el estado vegetativo
persistente dura más de 3 meses tras la lesión y casi ninguno se recupera pasados los 6
meses.
La función neurológica tiende a mejorar durante al menos 2 años tras un traumatismo
craneoencefálico, y es más rápida en los primeros 6 meses.
Fracturas de cráneo
Las fracturas cerradas y alineadas no precisan un tratamiento específico.
Las fracturas deprimidas a veces requieren cirugía para elevar los fragmentos, abordar los
vasos corticales lacerados, reparar la duramadre y desbridar el tejido encefálico lesionado.
Las fracturas abiertas pueden requerir desbridamiento quirúrgico a menos que no haya
pérdida de líquido cefalorraquídeo y la fractura no está deprimida por el mayor espesor
respecto el del cráneo.
El uso de profilaxis antibiótica es controvertido por los datos limitados sobre su eficacia y la
preocupación de que facilite el desarrollo de cepas resistentes a antibióticos.
Cirugía
Los hematomas intracraneanos pueden obligar a la evacuación quirúrgica de la sangre para
prevenir o tratar el desplazamiento, la compresión y la herniación del encéfalo; por ende, es
obligatorio consultar pronto con un neuocirujano.
Sin embargo, no todos los hematomas requieren extirpación quirúrgica. Los hematomas
intracerebrales pequeños rara vez requieren cirugía. A menudo, los pacientes con pequeños
hematomas subdurales pueden ser tratados sin cirugía.
Los factores que sugieren la necesidad de cirugía de emergencia incluyen
• Desviación cerebral de la línea media de > 5 mm
• Compresión de las cisternas basales
• Empeoramiento de los hallazgos del examen neurológico
Los hematomas subdurales crónicos pueden requerir un drenaje quirúrgico, pero con una
urgencia mucho menor que los agudos. Los hematomas grandes o epidurales de origen
arterial deben tratarse quirúrgicamente, mientras que los epidurales venosos pequeños
pueden controlarse con TC seriadas.
Otros problemas de cuidados críticos en traumatismo craneoencefálico
La anemia y la trombocitopenia son problemas comunes en pacientes que han tenido un
traumatismo encefálico. Sin embargo, las transfusiones de sangre pueden ocasionar
significativamente más complicaciones y una mayor letalidad; por lo tanto, el umbral para la
transfusión en pacientes con traumatismo craneoencefálico debe ser alto, el mismo que
para otros pacientes de cuidados intensivos.
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para otros pacientes de cuidados intensivos.
La hiperglucemia predice un mayor riesgo de aumento de la presión intracraneal, alteración
del metabolismo cerebral, infección urinaria y bacteriemia; por lo tanto, se ha intentado un
control glucémico cuidadoso en pacientes con un traumatismo craneoencefálico. Sin
embargo, en un ensayo controlado aleatorizado que comparó regímenes intensivos (para
mantener la glucosa < 80 a 120 mg/dL [4,4 a 6,7 mmol/L]) con los regímenes tradicionales
(para mantener la glucosa < 220 mg/dL [12,2 mmol/L]), las puntuaciones de la escala de
coma de Glasgow fueron los mismos a los 6 meses, pero la incidencia de episodios de
hipoglucemia fue mayor con el régimen intensivo (7).
Se han recomendado diversos grados de hipotermia para mejorar la recuperación
neurológica mediante la mejora de la neuroprotección y la disminución de la presión
intracraneal en el período agudo después de una traumatismo craneoencefálico. Sin
embargo, múltiples ensayos controlados aleatorizados han demostrado que la hipotermia
profiláctica temprana (dentro de 2,5 h) y corta (48 h después de la lesión) no mejora los
resultados en pacientes con traumatismo craneoencefálico grave en comparación con el
tratamiento médico estándar, y aumenta el riesgo de coagulopatía e inestabilidad (8, 9).
Los bloqueantes de los canales de calcio se han utilizado en un intento de prevenir el
vasoespasmo cerebral después de un traumatismo craneoencefálico para mantener el flujo
de sangre al cerebro y, por lo tanto, para evitar un mayor daño. Sin embargo, una revisión
de ensayos controlados aleatorizados de bloqueantes de los canales de calcio en pacientes
con traumatismo craneoencefálico agudo y hemorragia subaracnoidea traumática concluyó
que su eficacia sigue siendo incierta (10).
Rehabilitación
Cuando persisten las deficiencias neurológicas, se requiere rehabilitación. Es mejor que la
rehabilitación después de una lesión encefálica sea proporcionada a través de un equipo
intermultidisciplinario que combine la fisioterapia, la terapia ocupacional y cognitiva, la
logoterapia, las actividades que desarrollen las habilidades, y el asesorameinto para
satisfacer las necesidades emocionales y sociales del paciente. Grupos de apoyo paraa
lesionados cerebrales pueden proporcionar ayuda a los familiares de estos pacientes.
El 50% de los pacientes cuyo coma excede las 24 h presentan secuelas neurológicas
persistentes graves y suelen requerir un período de rehabilitación prolongado, sobre todo
en aspectos cognitivos y emocionales. Es necesario planificar pronto el servicio de
rehabilitación.
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hipotensión, hipoxia) pueden contribuir también a la isquemia cerebral y suelen
denominarse agresiones cerebrales secundarias.
Una presión intracraneal muy elevada produce inicialmente una disfunción global del
cerebro. Si esta elevación de la presión intracraneal no se resuelve, puede empujar el tejido
cerebral que atraviesa la tienda del cerebelo y el agujero occipital y determinar una
herniación, (con el consiguiente aumento del riesgo de morbilidad y mortalidad). Si la
presión intracranealaumenta hasta igualar la presión arterial media, la presión de perfusión
cerebral se vuelve cero, lo que se traduce en una isquemia cerebral completa, que produce
rápidamente la muerte cerebral; la ausencia de flujo sanguíneo craneal puede emplearse
como criterio objetivo de muerte cerebral. El exceso de presión intracraneal también puede
causar una disfunción autónoma a corto y largo plazo que puede provocar trastornos
hemodinámicos particularmente peligrosos en pacientes con politraumatismos y otras
lesiones de órganos internos, depleción de líquidos, desequilibrio electrolítico, coagulopatía,
hipotensión y anemia por pérdida aguda de sangre.
Las lesiones del hipotálamo, el órgano subfornical y el núcleo del tracto solitario, que
regulan el tono simpático global, la circulación del flujo sanguíneo y la respuesta
barorrefleja, pueden producir cambios profundos en la función cardíaca y renal. La
disfunción hipotalámica afecta el eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal y causa inestabilidad
hemodinámica, hipertensión y taquicardia debido a una "tormenta" simpática que regula la
contractilidad cardíaca e induce la retención de líquido en el riñón. Luego estos cambios
pueden causar una lesión renal aguda que se denomina miocardiograma de estrés
neurogénico o miocardiopatía con miocardio atontado, que se manifiesta con insuficiencia
cardíaca sistólica aguda. Estos cambios sistémicos pueden incrementar en forma
significativa la mortalidad hospitalaria durante las primeras semanas después de la lesión en
pacientes con politraumatismos frágiles y susceptibles si no son reconocidos o no reciben
tratamiento fuera de un entorno de cuidados intensivos.
La hiperemia y el aumento del flujo sanguíneo cerebral pueden ser el resultado de una
lesión por conmoción en adolescentes y niños.
El síndrome del segundo impacto es una entidad rara y debatida definida como el súbito
aumento de la presión intracraneal ya veces la muerte después de un segundo traumatismo
que se prolonga antes de la completa recuperación a partir de una lesión menor de la
cabeza. Se atribuye a la pérdida de autorregulación del flujo sanguíneo cerebral que
conduce a una congestión vascular, aumento de la presión intracraneal y herniación.
Senos paranasales
• Lateral
Maxilar inferior
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• Epilepsia.
• Demencia
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