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La concepción bíblica de la Creación

 La fe cristiana no se funda en un suceso al comienzo de la humanidad, sino en un evento


dado "en medio del tiempo", como algo que determina toda la historia, y que debe
relacionarse necesariamente con los comienzos de un todo.
 La misma fe yahvista y la sacerdotal se fundan en el evento del Éxodo. Pero este momento
fundante debe volver la mirada al comienzo de todo.
 Como el NT hace referencia al AT, el AT se abre a la tradición pre-israelita que narra los
comienzos, para relacionarlos con el Éxodo.

LOS MITOS DE LA CREACIÓN


Sentido positivo del mito: más que una respuesta a las preguntas humanas, son un acto sagrado que
responde a las grandes angustias humanas. El rito no es sino la recitación del mito para asegurar la
estabilidad del mundo.
. Hay dos tipos básicos de creación: los que relatan la creación del Todo (del mundo y de la
humanidad), y los relatos de la creación de un Uno (una cosa particular). Estos últimos son por lo
general los mas antiguos.
. Los relatos que describen los orígenes de las cosas como una creación agregan una perspectiva
nueva: la posibilidad de una relación personal con el creador y con la creación misma, pensada
como querida por el creador.
. Podemos distinguir distintos tipos de relatos de creación en el mundo circundante a Israel:

- POR NACIMIENTO O SUCESIÓN DE NACIMIENTOS: cosmogonías egipcias y


mesopotámicas.
- COMO RESULTADO DE UN COMBATE CÓSMICO: Enuma Elish, etc.
- PRODUCTO DE UNA ACCIÓN O ACTIVIDAD: Las principales son dos: la separación, y la
creación del género humano por modelación de la arcilla. El verbo hebreo BR`, utilizado como
verbo de creación, en su sentido originario significa "dividir", "separar", "cortar".
Junto a la modelación del hombre desde la arcilla es característico unir el tema de la creación del
hombre como fruto de la decisión de los dioses. Otra característica es la creación del hombre a
imagen de Dios. En Gilgamésh, se crea una copia del dios Anu.
- POR MEDIO DE LA PALABRA: Está presente ya en las culturas primitivas, como una llamada a
"salir fuera a los seres primordiales. En las oraciones del dios creador de Egipto y la Mesopotamia,
se habla de una creación "de palabra".
- DESCANSO DEL CREADOR: Es un motivo recurrente en las antiguas creaciones. En el sudeste
australiano, el creador desaparece luego de completar su trabajo. Los mitos sumerios y babilónicos
presentan al dios-creador como un anciano. En el Enuma Elish, los dioses primordiales Apsu y
Tiamat deben morir. El ocio del dios creador pertenecería a la esencia de la creación. Indicaría que
el acto creador terminó. Toda otra intervención sería superflua, o podría provocar el retorno al caos.
Con el descanso del dios se asegura la estabilidad de la realidad (uno del os objetivos
fundamentales de los relatos de creación).
- LA FÓRMULA "CUANDO TODAVÍA NO": Tomando el presente del mundo como un estado
aparentemente permanente, este tipo de relato se remonta al evento originario, llegando hasta el
momento en que el presente actual comenzaba. Así, se delimita el tiempo de la creación sin
describirlo. El acto creador produce algo nuevo. El "antes" del acto de creación es descrito con
términos negativos.

Enuma Elish – mito sumerio de la creación 8c. 1200 a.C.)


Cuando en lo alto el cielo no había sido nombrado, no había sido llamada con un nombre abajo la
tierra firme… a diosa del agua salada Tiamat y su esposo Apsu, el dios del agua dulce, engendraron
una familia de dioses. Los dioses primigenios se disgustaron con estos nuevos dioses, con sus gritos
y sus danzas, y Apsu decidió matarlos. Enterados de estos planes, uno de ellos, Ea hizo dormir a
Apsu mediante un encanto y lo mató. Tiamat toma como esposo a uno de sus hijos, Kingu, y hace la
guerra al resto, pero es vencida por Marduk, hijo de Ea, que la mata y con su cadáver crea el
mundo:
“El Señor (Marduk) descansó, analizando el cadáver para ver cómo lo iba a desmembrar de un
modo adecuado” (IV:135). Ante todo, lo separó en dos partes como una concha (IV:137), y puso
una de las mitades en el cielo, como un techo que no dejara que se escaparan las aguas que había
encima (IV:138-140). Luego fijó las moradas de algunos de los dioses en el cielo (IV:141-146).
Estableció las estaciones creando las estrellas y las constelaciones (V:1-11), los meses creando la
luna (Nannar) e indicándole con precisión sus ciclos (V:12-36); asimismo creó el sol, las nubes a
partir de cierta espuma procedente de Tiamat (V:47-49). Marduk creó también los vientos y las
tormentas, pero se reservó para sí mismo disponer de ellos su discreción (V:50-52). Al abrir a
Tiamat, había agua salda (los océanos), y de los ojos de la diosa muerta brotaron los ríos Tigris y
Éufrates (V:54-55). Y así, con el cuerpo inerte de Tiamat Marduk siguió formando las montañas, los
ríos y el resto del mundo (V:56-67). Terminado todo y habiendo establecido las leyes y decretos que
regirían el ordenado funcionamiento del cielo y de la tierra, entregó las riendas de todo a su padre
Ea (V.67-68). (...)
Marduk, entonces, comunicó a su padre Ea un nuevo plan:
Amasaré la sangre y haré que haya huesos. Crearé una criatura amable, 'hombre' se
llamará.
Tendrá que estar al servicio de los demás, para que ellos vivan con cuidado.

Un dios habría de ser sacrificado para utilizar su sangre en la creación del hombre. Así, Marduk, a
sugerencia de Ea, reunió a los dioses y les preguntó: “Quién instigó el conflicto? ¿Quién hizo
rebelde a Tiamat y puso en marcha la guerra? Que sea entregado quien instigó el conflicto” (VI:23-
25). Los dioses trajeron al antiguo consejero y esposo de Tiamat, Kingu, ante Ea y allí le dieron
muerte (VI:31-32), y “de su sangre él (Ea) creó al hombre” (VI:33). Y a los hombres les fue
asignado el servicio de los dioses para que ellos pudieran descansar (VI:34-38).

Gen. 1, 1 – 2 ,4a
Frases de ORDEN repetidas a lo largo del relato
. "y dijo Dios" (3.6.9.11.14.20.24.26)
."sea..." (3.6.9.11.20.24.26)
."y fue así" (3.7.9.11.15.24.30)
."y vio Dios que era bueno" (4.10.12.18.25.31)
."y fue tarde y mañana" (5.8.13.19.23.31)
El esquema resulta así: INTRODUCCIÓN-ORDEN-CUMPLIMIENTO-JUICIO-SECUENCIA
TEMPORAL. P está preocupado por ordenar el trabajo creativo, dentro de una estructura de
oraciones que sigue el modelo del cumplimiento de una orden (el "mandato" tiene un peso especial
en la teología de P). El sacerdotal describe la creación de una manera nueva, pero deja oír otras
voces. Describe diferentes acciones de Dios: Dios divide (4.7.9), nombra (5.8.10), hace (7.16.25),
pone (17), crea (21.27), bendice(22.28).
Estos verbos se distribuyen a lo largo de las ocho obras de la creación:
-LUZ (3-5): divide-nombra.
-FIRMAMENTO (6-8): hace-divide-nombra.
-MAR-TIERRA (9-10): divide-nombra.
-PLANTAS (11-13): la tierra trae fuera...
-CUERPOS CELESTES (14-19): hace-pone.
-BESTIAS DEL MAR Y AIRE (20-23): crea-bendice.
-BESTIAS DE LA TIERRA (24-25): hace.
-SERES HUMANOS (26-31): hagamos-crea-bendice.
Verbos → acciones de Dios:
 "DIOS SEPARÓ", testimonia los restos de un relato de creación como un todo, de
antiquísima data. El proceso creativo es de separación y ordenamiento.
 "DIOS LLAMÓ", está unido con la acción de separar. Solo se da nombre a los elementos
básicos del espacio y del tiempo. En Sumer y Babilonia "dar nombre" es el término de la
acción creadora.
 "DIOS HIZO", usado desde la quinta a la octava obra. A cada cosa que Dios hace o crea se
le da un destino. Dios crea los seres vivientes según su especie. Esto último responde al
interés científico de P, y no pertenece a ninguna tradición religiosa o teológica. Es un
esfuerzo por hacer accesible el relato a sus contemporáneos.
 "DIOS BENDIJO", solo las criaturas animadas son bendecidas por Dios

Desmitologización: la luz, el cielo, los astros son creación de Dios. El sol y la luna, adorados por los
pueblos vecinos, ni siquiera son designados por su nombre (la misma palabra hebrea para el sol,
semes, era nombre divino). Los cielos son algo creado, y ni siquiera como habitación de Dios.

Creación del hombre: es resaltada de modo especial, precedida por una decisión de Dios (que
aparece rodeado de la corte celeste). “A nuestra imagen”, “como semejanza”. Misión del hombre:
“para que domine”. Diferencia sexual: es de orden creatural; el concepto total de humanidad (adam)
y su semjanza a Dios se contiene en el binomio varón-mujer.
La creación del ser humano corona la creación.

“Dios cesó el día séptimo de toda labor” → apoyar la institución del Sabbat. Ecos del tema mítico
del descanso de Dios.

Conclusiones teológicas del relato bíblico de la creación:


A- La identidad entre el Dios salvador de Israel y el Dios Creador del universo da origen a una perfecta
síntesis Dios-hombre-cosmos. El Dios de Israel es un Dios universalista. Su benevolencia se extiende a todo
el mundo. Ninguna otra cosmogonía es tan abarcadora como esta. Es una protología que reclama una
escatología.
B- El relato está armado desde un monoteísmo sin concesiones. Un único Dios, con poderes ilimitados,
principio exclusivo del que procede el mundo, no por emanación, ni a través de una lucha primordial, sino
por la sola palabra y en virtud de su libérrimo designio. El amor, y no el poder se revela como la genuina
urdimbre de lo real. La realidad procede de una voluntad de donación gratuita. El autor de Gn 1 ha
emprendido una formidable desmitologización del relato primordial. Es un rotundo proceso de
desencantamiento. Pretende garantizar la profanidad del mundo. Es una repulsa al carácter divino o
demoníaco del mundo.

C- La fe en la creación manifiesta unas virtualidades liberadoras aprovechadas sobre todo por el


segundo Isaías. Es un relato que ha sido formulado por primera vez en el seno de un pueblo
esclavizado, con vistas a suscitar de él esperanzas de rescate. Desdemonizando el mundo y
profanizando la naturaleza, emancipa al hombre de todo vasallaje. Y vio Dios que era bueno, es la
fórmula de un optimismo auténtico, que va sellando la obra de la creación, contraria a cualquier
visión de la realidad como contaminada o viciada.
D- La descripción de la creación está estilizada, reducida a lo esencial, siguiendo las pautas de las
cosmovisiones de época. Pretender servirse de ella como criterio cosmológico, geológico o
biológico es una extrapolación ilegítima.
E- La tesis de la creatio ex nihilo es fruto de un pensamiento metafísico. Luego de un largo proceso
de reflexión, el término aparecerá en la Biblia, gracias al contacto con la mentalidad y el lenguaje
helenistas. Exigir esa tesis aquí es un anacronismo. Pero no hay duda que con el uso del BR`, a su
modo, el autor ha querido decir algo conceptualmente muy cercano a la creatio ez nihilo.
F- El esquema de la semana creadora le sirve a P para poner de manifiesto la valoración positiva
que merece el tiempo. Éste ya no es como en otras filosofías, la medida de la degradación, sino el
eje del desarrollo de la actividad creadora. La fe bíblica en la creación se opone al mito del eterno
retorno. Solo asi tiene sentido hablar de historia. Gn 1 no conoce mas que una historia. Lo profano
y lo sagrado discurren para él po un cauce unitario, sin confundirse ni separarse. El mundo queda
asumido en esa historia, una que tiene por coprotagonista al hombre, y por protagonista a Dios, y
que por tanto es historia de salvación.

Una mirada a la trayectoria bíblica permite concluir en primer lugar que la fe no impone una
determinada imagen física del mundo. El marco bíblico del discurso sobre el origen es la
soteriología, y no la cosmología o la ontología. La fe cristiana en la creación no es identificable sin
mas con la fe judía en la creación: a esta le falta el elemento decisivo, el hecho-CRISTO. El
documento base de la doctrina creacionista es Jn 1, no Gn 1. Si la exegesis y la teología hubieran
guardado siempre este orden de prelación, se habrían ahorrado muchos conflictos entre fe,ciencia,
cristianismo y cultura.
Uno de los rasgos invariables de la fe en la creación es el optimismo inalterable en la compensión
del mundo que de ella se desprende. Irradia un hálito de confianza en la realidad decididamente
opuesto a las lecturas trágicas, fatalistas o agónicas tan frecuentes en otras cosmovisiones.
Precisamente por esto es que el problema del mal es una de las dificultades mas serias con las que
tiene que vérselas estas doctrina. Ante esta instancia crítica debe consolidarse la fe en un Dios que
es amor, del que todo procede. El problema es esclarecido en última instancia por la soteriología y
la escatología. Dado que el discurso sobre la creación está abierta a estos dos disursos, no puede ser
acusado de ignorar el problema o de ser capaz de afrontarlo. Por muy grandes que sean las
dimensiones del problema del mal, no llega a eclipsar la bondad radical de una realidad que tiene a
Dios por autor. Para la fe en la creación, el mal no puede ser el núcleo central no puede distorisionar
la visión del mundo hasta llegar a relegar el bien a la periferia.
La convicción del NT según la cual Cristo es el fin de la creación y no solo el principio, es una
convicción en la promesa de la victoria definitiva e irrevocable sobre el mal, físico, moral,
estructural. Si Cristo es el fin único de todo lo creado, todo es redimible y salvable. La Escritura
deja ver que el orden de la naturaleza está llamado a desembocar en el orden de la gracia, en la vida
plena de Cristo resucitado, aunque sin identificarlas sin mas. LA FE EN LA CREACIÓN ES
OPTIMISTA PORQUE EN SU LÓGICA SE INCLUYE LA ESPERANZA EN LA
CONSUMACIÓN. A la luz del acontecimiento-Cristo, la protología deviene escatología en germen.
La unidad en Cristo de los dos órdenes no es una tesis puramente especulativa, es éticamente
operativa. La relevancia cósmica de Cristo, su función creadora y finalizadora de todo lo creado,
constituyen en suma el mas sólido fundamento de una teología de la historia y del progreso
humano, a la vez que orienta el sentido de la praxis histórica, social y política de los cristianos.
Cristo ha hecho efectivo el sueño de la reconciliación de todas las cosas.
*RELACIÓN CON CRISTO 5: "El Verbo encarnado es el fin de todo el universo, la Cabeza de la
Iglesia y el Señor de la Historia".
1.La fe en la creación es cristiforme y cristocéntrica: El NT tiene clara conciencia de ello. "Todo fue
creado por Él y para Él" (Col 1). La novedad cristiana pone una distancia insuperable con la fe
veterotestamentaria. La imagen desde la que Dios hace surgir la creación no es un principio
abstracto (la sabiduría, la palabra), sino una persona concreta, histórica: el Verbo Encarnado. En
Cristo, icono de Dios éste ha hecho el proyecto del mundo. El horizonte de referencia del cosmos es
un ser personal, concreto. El mundo tiene en Cristo no solo unidad de origen, sino de destino. El
universo adquiere su sentido último y definitivo con su integración en Jesucristo. La fe en la
creación es eminentemente soteriológica.
2. La capitalidad de Cristo sobre el universo es ejercida eclesiológicamente. El papel cohesivo de
Cristo hace de Él la Cabeza. El cuerpo del que Cristo es la cabeza es la comunidad eclesial. Por la
resurrección, Dios ha conferido a Cristo una capitalidad ordenada a la colación de los bienes
salvíficos.
3.La fe en la creación está abierta a la fe en el eschatón. Dios tiene un designio eterno sobre la
creación, previo a ésta. Este proyecto se va a realizar eclesiológicamente, Dios ha previsto hacer
confluir en Cristo todo lo creado. La plenitud de Cristo beneficia a todo el universo. La unidad
eclesiológica es el sacramento de la unidad cósmica. Con Cristo, la creación ha entrado en el
eschatón. Cristo es el destino de toda la realidad creada porque es la imagen de la que todo fue
hecho, todo fue hecho por el Vervo, sin él nada fue hecho (Jn 1).
Estas tres realidades, aunque se hayan expuesto por separado, están intrínsecamente unidas. No se
puede considerar una sin la otra. Lo que nuestra también los íntimos vínculos que unen la fe en la
creación con la fe en la Iglesia y la escatología. Estas tres realidades del dogma cristiano están
unidas por el misterio de Cristo, origen y destino de todo.

5. Acción divina en el mundo: el paracaidista pragmático y el párroco


piadoso.
Pero acaso el punto de mayor trascendencia teológica, por sus decisivas y múltiples consecuencias,
resida hoy en la cuestión de la acción divina en el mundo. Tomar en serio —como pidió lo Concilio
— la autonomía de las leyes que rigen el funcionamiento del mundo, llama a un re-pensamiento
radical, pues de una justa comprensión en este punto depende en gran medida el destino de la fe en
nuestra cultura.
El carácter técnico de la palabra autonomía no debe engañar. Puede no ser entendida por muchos,
pero desde que se abre un libro en la escuela hasta que se ve la previsión del tiempo o la explicación
de un tsunami en la televisión, su significación entra por todos los poros de la cultura actual. En
terminología de Ortega, constituye una creencia, es decir, algo que se da por supuesto y que
condiciona —en este caso legítimamente— el modo de entender las cosas: nadie piensa en un
demonio ante una peste y hoy resulta muy extraño oír hablar de rogativas por la lluvia. Esto es tan
operante, que una comprensión de la fe que no lo tenga en cuenta acaba por hacerla anacrónica,
minando su credibilidad.
Para verlo, tal vez nada mejor que ejemplificarlo mediante dos chistes bien conocidos. Y espero
que el recurso no se interprete como irreverencia superficial 19 . Como se sabe, en los chistes suelen
operar dos lógicas: una obvia, en la superficie; y otra, más bien oculta, que emerge por contraste.
Es lo que sucede, por ejemplo, cuando al optimista que dice: “este es el mejor de los mundos
posibles”, le contesta el pesimista: “tienes razón”. Aun siendo relativamente sutil, se ve bien aquí el
mecanismo del humor. En el primer caso, está la lógica más evidente: ante tantos males en el
mundo , resulta demasiado extraña la primera afirmación; de ahí el éxito del Cándido de Voltaire,
burlándose de la teoría de Leibniz. Pero, cuando se mira más a fondo y se advierte que este habla de
los mundos posibles (¿cómo serían los otros?), se invierte la perspectiva; e incluso puede extrañar la
superficial ligereza de Voltaire frente a la profunda seriedad de Leibniz. Pues bien, obsérvense ahora
los dos casos a que alude el título del apartado.
5.1. El primero habla del paracaidista pragmático que cae sobre un barranco hondo y queda colgado
de una rama. Grita: “¿Hay alguien por ahí?”. Escucha una voz celestial: “Tranquilo, hijo mío, ten
confianza: yo estoy contigo”. Contesta él: “Muchas gracias. ¿Hay alguien más?”.
El caso puede tener una interpretación atea, o incluso cínica. Pero también la persona de fe ríe con
gana la salida. No niega que hay verdad en la respuesta (“Muchas gracias”). Con todo, algo no le
cuadra, porque, en su literalidad, la lógica de la fe resulta cuestionada por la más evidente y
pragmática de la experiencia cotidiana. Las palabras finales —“¿Hay alguien más?”— destapan esa
tensión y hacen saltar el humor, acaso un poco nervioso … y que obliga a la reflexión. Porque ahí se
hace patente un problema que existió siempre, como lo muestran las preguntas sobre el problema
del mal: ¿por qué Dios no interviene poniendo remedio? Lo grave es que hoy se agravó, por la
evidencia de la autonomía y no —sin relación con ella— por la libertad en criticar la religión. De
hecho, culturalmente, la primera respuesta fue para muchos el deísmo (Dios creó el mundo, pero
ahora permanece pasivo en el cielo) y para otros se convirtió en fuente de ateísmo.
Lo importante es que en el trasfondo del chiste se anuncia un problema muy radical. Tan radical,
que, como vengo sosteniendo hace tiempo, la teología está aún lejos de encontrarle plena claridad.
Porque las respuestas corrientes, resistiéndose a un re-pensamiento radical, se mueven en una
especie de deísmo intervencionista o intermitente: Dios interviene realmente ; pero sólo en
determinados casos, como en los milagros; o, de manera más discreta, se intenta que lo haga en
respuesta a nuestras peticiones, curando un enfermo o dando fuerzas en una dificultad. Pero esa
visión, general y predominante, más que una solución verdadera representa una fuente de problemas
insolubles.
5.2. Lo curioso es que el segundo caso, el segundo chiste, muestra como, a pesar de eso, de algún
modo la conciencia religiosa intuyó siempre la verdadera solución, marcándole el camino a la
teología.
Se trata de un párroco piadoso ante una grave inundación. Empieza a subir el nivel del agua y,
mientras todos se ponen a salvo, él queda en la iglesia afirmando que Dios, siempre providente, lo
salvará. Sigue subiendo el nivel y cuando está ya encima de unos bancos, un grupo de vecinos
acude con una barca; pero se niega a embarcar: “Dios tiene que salvarme”. Finalmente, cuando
el agua lo obliga a subir al campanario, acuden todavía con un helicóptero; pero él sigue esperando
en la providencia ... y muere ahogado. Ya en el cielo, con los ojos bajos y cara enfurruñada, se le
queja a Dios, preguntando por qué lo abandonó a pesar de su fe y confianza en la providencia.
“¿Cómo que te abandoné?”, es la respuesta. “¡Te mandé una comisión de vecinos, busqué una barca
e incluso llegué a alquilar un helicóptero, y aún te quejas!”.
También aquí resulta transparente la doble lógica. Según la lógica superficial, parece que Dios no
hizo nada, y el párroco tiene derecho a la queja. Pero la segunda lógica descubre la verdad, y
también aquí lo significativo es que todos la comprendemos: Dios estaba actuando. Pero no actuaba
de la manera normal, milagrosa (o milagrera), como una causa entre las demás causas del mundo,
sino en y a través de ellas, como el fundamento creador que les da el ser, que hace posible y
promueve su actuación. Rahner lo expresó en una frase certera: “Dios obra el mundo y no
propiamente en el mundo”.

Grandes extinciones:

2.400-2.000 Ma: la gran oxidación


443 Ma: ordovíviva-silúrica-
372 Ma: extinción devónica
252 Ma extinción pérmica-triásica
201 Ma: extinción triásica-jurásica
66 Ma: extinción cretácica-terciaria
15 ka-hoy: extinción holocénica o antropocénica

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