Está en la página 1de 181

Objetivos y ámbito de aplicación de la ley

ARTÍCULO 1.— Normativa aplicable y objetivos de la Ley


sobre Riesgos del Trabajo (LRT).
1. La prevención de los riesgos y la reparación de
los daños derivados del trabajo se regirán por esta LRT y
sus normas reglamentarias.
2. Son objetivos de la Ley sobre Riesgos del Trabajo
(LRT):
a) Reducir la siniestralidad laboral a través de la
prevención de los riesgos derivados del trabajo;
b) Reparar los daños derivados de accidentes de
trabajo y enfermedades profesionales, incluyendo la
rehabilitación del trabajador damnificado;
c) Promover la recalificación y la recolocación de los
trabajadores damnificados;
d) Promover la negociación colectiva laboral para la
mejora de las medidas de prevención y de las
prestaciones reparadoras.

PRINCIPIO GENERAL

El objetivo primario de la Ley de Riesgos del Trabajo (LRT) es la


prevención.
Solamente el cumplimiento efectivo de las normas de higiene y
seguridad, entre las que se contemplan la utilización de los elementos
de protección personal obligatoria, el estudio de los métodos seguros de
trabajo, la capacitación de los operarios, el cumplimiento de normas
ambientales, la evaluación del microclima laboral, la evaluación de
riesgos potenciales de accidentes a los que puedan estar sometidos
clientes, proveedores, visitantes, estudios de ergonomía, etcétera,
permitirán disminuirla siniestralidad en una empresa. Es aquí donde nos
imaginamos que, frente a la situación anterior y teniendo en cuenta que
el contrato celebrado en la ART es un contrato entre partes, los
empresarios pueden responder que ellos han invertido en seguridad,
capacitación, planes de emergencia, con el fin de disminuir el número
de accidentes, lo cual beneficia a la ART, que tendrá menos gastos y,
por lo tanto, se adecúan los valores a la situación de la empresa o se es
libre para cambiar de ART.

ÁMBITO DE APLICACIÓN DE LA LEY

La LRT desplegará su radio de acción en dos campos:

a) Prevención de riesgos
Creemos, y así lo hemos expuesto en múltiples investigaciones, que
es en este ámbito donde más se debe incidir en materia de
infortunística laboral;

b) Reparación de los daños en ocasión del trabajo


Usando una pulida técnica jurídica, la norma apunta a «reparar los
daños» derivados de trabajo.
Si nosotros nos ajustamos a la terminología moderna y ubicamos el
tema dentro de la teoría del derecho de daños, desde ab initio la norma
avizora una reparación lo más abarcativa posible.

CREACIÓN DE UN SISTEMA PREVISIONAL ESPECIAL (LEY 26.377)

Convenios de Corresponsabilidad Gremial. La Ley de


Corresponsabilidad Gremial (ley 26.377, S.O., 12/6/08) le da a la
Secretaría de Seguridad Social la facultad de establecer plazos y demás
condiciones que regirán la contratación entre el empleador y la ART en
el marco de los convenios firmados por los gremios y las cámaras
empresarias.

Tarifa sustitutiva de las cuotas sociales. La tarifa sustitutiva de


las cuotas sociales, que incluye la de la ART, debe ser retenida por
algún eslabón de la cadena de comercialización de la producción, el que
será establecido por los convenios. La misma se deberá expresar como
un valor nominal o como un porcentaje del valor del producto sujeto a
retención.
Así, la cuota sindical quedó afuera y las condiciones para su
percepción deberán ser acordadas en el convenio.

Conclusiones. La reforma del régimen de riesgos del trabajo, vía esta


nueva ley, que crea un nuevo sistema previsional especial, quita el
poder a cualquier gremio, para aprobar la tarifa y los convenios, lo que
quedó en manos de la Secretaría de Seguridad Social.
La diputada Fadel explicó que «el objeto perseguido es muy amplio y
tiende a garantizar el efectivo ingreso de los aportes y contribuciones a
fin de que el trabajador tenga acceso a las prestaciones médico -
asistenciales y de naturaleza previsional en aquellas actividades que por
la rotación de mano de obra dificulta el ingreso de las cotizaciones».

REGLA PARA LA INTERPRETACIÓN DE LAS LEYES

La Corte Suprema de Justicia de Mendoza se ha expedido en el


sentido que «... es regla en la interpretación de las leyes dar pleno
efecto a la ratio legis computando la totalidad de sus principios de
manera que se compadezcan con el resto del ordenamiento jurídico y
con los principios y garantías de la Constitución Nacional. Este propósito
no debe ser olvidado por los jueces con motivo de las posibles
imperfecciones técnicas de su instrumentación legal. La exégesis de la
ley requiere la máxima prudencia cuidando que la inteligencia que se le
asigne no lleve a la pérdida de un derecho ni que el apego a la letra
desnaturalice la finalidad que ha inspirado su sanción...» (LS, 331-090).
«... La aplicabilidad directa de la Constitución, con todo su sistema de
principios y de valores, lleva a que la interpretación y el proceso
aplicativo del derecho, lejos de poder entenderse como una operación
mecánica, pase a ser algo necesario y rigurosamente axiológico...» (LS,
308-116).
«En nuestra provincia, este argumento se refuerza con lo dispuesto
por los arts. 48 y 148 de la Constitución Provincial que consagra la
operatividad inmediata de los derechos y garantías constitucionales y
esta doctrina es ya pacífica en la jurisprudencia local».
«En este orden de ideas, la razonable inteligencia del decr.
1278/2000 impone la necesidad de armonizar el texto legal con su
sentido y finalidad práctica, teniendo en cuenta que un excesivo rigor
formal en la aplicación normativa puede conducir a conclusiones
antitéticas, lo que revertirá en un inadecuado servicio de justicia ínsito
en el debido proceso legal. El juez no debe ceñirse a las palabras de la
ley, sino elevarse e interpretarla a la luz de los principios
constitucionales y los emergentes de los tratados internacionales
incorporados a la Ley Fundamental; y esa interpretación debe realizarse
en forma sistemática, pues el Derecho positivo no es un conjunto de
normas desarticuladas sino un sistema».
«Además, no podemos olvidar que la tramitación dispuesta por el
decr. 1278/ 2000 es de carácter procesal o de forma, por lo que no
puede contradecir la sustancia del derecho que se pretende realizar. La
norma adjetiva es el medio para hacer efectivo el derecho sustancial
que se discute y no puede constituirse en un obstáculo o impedimento
para su realización. Y es principio de hermenéutica jurídica fundamental
buscar la armonización y correcta articulación de las normas procesales
con las sustanciales».
«Por ello, en mi opinión, carece de sustento la exigencia de la previa
declaración de inconstitucionalidad del procedimiento establecido en el
decr. 1278/ 2000 requerida por el recurrente. Esa pretensión lleva a un
exceso de rigor manifiesto que lesiona los derechos y garantías
constitucionales en juego».
«A mayor abundamiento, cabe recordar que la declaración de
inconstitucionalidad de una ley es la ultima ratio a la que debe recurrir
el juzgador...» (LS, 359-152) «... por lo que el control de
constitucionalidad debe ser ejercido con sobriedad y prudencia, de
forma tal que únicamente cuando la repugnancia de la norma con la
cláusula constitucional sea manifiesta, clara e indudable, procederá la
declaración de inconstitucionalidad pretendida por el recurrente,
situación que no se concreta en el supuesto de autos» .

CONDICIONES MÍNIMAS DE SALUBRIDAD PARA HACER EL TELETRABAJO.

RESOLUCIÓN 1528/2012

La Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) publicó en el


Boletín Oficial la resolución 1552/2012 donde define que se entiende
por teletrabajo y las condiciones de seguridad e higiene en que deberá
desarrollarse.
En febrero de 2012, el Ministerio de Trabajo creó la Coordinación de
Teletrabajo, que junto con la mencionada SRT y la Red de Teletrabajo
desarrollaron el «Manual de Buenas Prácticas de Salud y
Seguridad» en dicha modalidad.

Definición de teletrabajo. De acuerdo a la flamante resolución, se


entiende por teletrabajo a la realización de actos, ejecución de
obras o prestación de servicios realizado total o parcialmente en
el domicilio del trabajador o en lugares distintos del establecimiento
o los establecimientos del empleador, mediante la utilización de todo
tipo de Tecnología de la Información y de las Comunicaciones (TICs).

Condiciones. En ese sentido, se establece además que la empresa


deberá notificar a la Aseguradora de Riesgos del Trabajo (ART)
la localización de los teletrabajadores, y deberá informarle la lista
de los mismos (nombre, apellido y CUIL), lugar y frecuencia de
teletrabajo (cantidad de días a la semana) y la posición o tareas
asignadas (administrativas, ventas, otras).
Por otro lado, se indica que la compañía deberá proveerles a los
teletrabajadores de una silla ergonómica, un extintor portátil contra
incendio (matafuego de 1 kg. a base de HCFC 123), un botiquín de
primeros auxilios, una almohadilla para el mouse y un Manual de
Buenas Prácticas de Salud y Seguridad en Teletrabajo.

Los contenidos mínimos de dicho manual se encuentran disponibles


en la siguiente página web:
http://www.trabajo.gob.ar/difusion/teletrabajo/100924_manual-
buenas-practicas.pdf

El empleador, previo consentimiento del trabajador y notificando


fecha y hora cierta de visita, podrá verificarlas condiciones del lugar
determinado por el empleado para la ejecución de su tarea, a través de
un profesional del área de Higiene y Seguridad de la Empresa, quien
puede ser acompañado por un técnico de la ART o un representante de
la entidad gremial.
Vigencia. La resolución 1552/2012 entró en vigencia de manera
inmediata.

Conclusión. La nueva resolución 1552/2012, que oficializa las


condiciones mínimas de salud en el teletrabajo, se enmarca en los
temas de gran actualidad en el derecho laboral, como ser: el
teletrabajo, el trabajo virtual y el tecno-trabajo; además de los desafíos
que provocan las nuevas formas de organizar el trabajo y el impacto
que generan las nuevas tecnologías.

ARTÍCULO 2.— Ámbito de aplicación.


1. Están obligatoriamente incluidos en el ámbito de
la LRT:
a) Los funcionarios y empleados del sector público
nacional, de las provincias y sus municipios y de la
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires;
b) Los trabajadores en relación de dependencia del
sector privado;
c) Las personas obligadas a prestar un servicio de
carga pública.
2. El Poder Ejecutivo nacional podrá incluir en el
ámbito de la LRT a:
a) Los trabajadores domésticos;
b) Los trabajadores autónomos;
c) Los trabajadores vinculados por relaciones no
laborales; y
d) Los bomberos voluntarios.

ÁMBITO PERSONAL DE COBERTURA


La Ley de Riesgos del Trabajo es aplicable a todos los trabajadores en
relación de dependencia, sean del sector público o del privado (art. 2,
ap. 1, incs. a y b).
No obstante la ley faculta el autoseguro para los organismos
estatales, nacionales, provinciales o municipales, éstos -en su mayoría-
han elegido contratar una ART.

INCLUSIÓN DEL PERSONAL DOMÉSTICO

El personal de servicio doméstico se incorpora al Sistema de Riesgos


del Trabajo al regir la Ley 26.844 que extiende la cobertura de ART para
quienes se desempeñan como Personal de Casas Particulares, en
diferentes tareas, con y sin retiro.
El Decreto Nº 467/2014, entre otros, reglamentó en su Artículo 74
estableciendo que el empleador de personal de casas particulares
deberá tomar cobertura con la Aseguradora de Riesgos del Trabajo
(A.R.T.) que libremente elija, en tanto ésta se halle autorizada a brindar
cobertura en la jurisdicción que corresponda al domicilio de aquél.

INCORPORACIÓN DE LOS TRABAJADORES AUTÓNOMOS

El art. 2 del decr. 491/97 (reglamentario del art. 2, ap. 2, inc. b)


incorporó a los trabajadores autónomos al sistema creado por la ley
24.557 sobre Riesgos del Trabajo. Se espera una normativa especial de
la SRT para que tal directiva surta todos sus efectos.

INCORPORACIÓN DE LOS TRABAJADORES VINCULADOS POR RELACIONES NO

LABORALES
Los trabajadores vinculados por relaciones no laborales fueron
incorporados obligatoriamente en el ámbito de la ley 24.557.No
obstante la Ley de Riesgos del Trabajo faculta al Poder Ejecutivo a
incluir en el ámbito de la ley a los bomberos voluntarios, todavía ello no
ha ocurrido.

CASO DE LOS CONTRATOS DE PASANTÍAS, APRENDIZAJE Y BECAS

La Ley de Riesgos del Trabajo es aplicable a los contratos de


pasantía, aprendizaje y becas (art. 3, 491/97).

Trabajo de menores. Ley 26.390

La ley 26.390 (B.O., 25/6/08) subió a 16 años la edad de los menores


para poder celebrar contratos de trabajo, además de ponerlos bajo el
paraguas del Código Civil en materia de accidentes laborales.
Ahora bien, esta prohibición de emplear a los menores de 16 años no
se aplica a los contratos vigentes, y hasta el 25 de mayo de 2010 ese
mínimo es de quince años.
En los casos de accidente o enfermedad de un menor, si se
comprueba que su causa es alguna de las tareas prohibidas, o en
condiciones que signifiquen una infracción, el siniestro se considerará
resultante de acción u omisión del empleador en los términos del Código
Civil y no de la Ley de Riesgos del Trabajo (24.557).

Otras consideraciones. Esta norma modificó todo el título


respectivo de la Ley de Contrato de Trabajo y las normas sobre trabajo
agrario (ley 22.248) y trabajo doméstico para elevar la edad de
prohibición de emplearlos de catorce a dieciséis años.
Con respecto a la Ley de Empleo 24.013, sobre contrato de
aprendizaje, sólo se eleva la edad mínima de 15 a 16 años, pero sin
afectar el resto de sus condiciones.
En caso de empresas de familia, se hace una excepción para que los
mayores de 14 años y los menores de 16 puedan ser ocupados en
empresas cuyo titular sea el padre, la madre o el tutor en jornadas que
no podrán superar las tres horas diarias y las quince semanales,
siempre que no se trate de tareas penosas, peligrosas o insalubres, y
que cumplan con la asistencia escolar.

LEY 26.816: INCLUSIÓN DEL EMPLEO PROTEGIDO PARA PERSONAS CON

DISCAPACIDAD (B.O. 9/1/2013)

La ley 26.816, sancionada el 28/11/2012 y publicada en el Boletín


Oficial el día 9/1/2013, en su artículo 19, inciso d) dispone que: «Los
trabajadores encuadrados en el régimen creado por la presente ley
tendrán derecho a (...) Las prestaciones dinerarias y en especie
previstas en los Capítulos IV y V respectivamente, de la ley
24.557 y sus modificatorias.»
Además, dicha norma determina en su artículo 22 que el
financiamiento de «las erogaciones que demande el cumplimiento de la
ley 24.557 y sus modificatorias y el inciso d) del artículo 19 de la
presente ley, se imputarán anualmente al presupuesto correspondiente
a la Jurisdicción 75 - Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.»
Finalmente, el artículo 25 de la ley 26.816 expresa que las
disposiciones de la ley 24.557 y sus respectivas modificatorias serán de
aplicación supletoria, en cuanto no se opongan al régimen del empleo
protegido para personas con discapacidad.
JURISPRUDENCIA

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO NACIONAL. FALLECIMIENTO DE AGENTE DE LA

POLICÍA FEDERAL. OTORGAMIENTO A LOS BENEFICIARIOS DE LAS PRESTACIONES DE LA


LEY 24.557 DE RIESGOS DEL TRABAJO. DETERMINACIÓN DEL MONTO NOMINAL DE

CONDENA

«El art. 2 de la ley 24.557 comprende un extenso campo en lo que


respecta a su aplicación personal y no hace distinción entre empleados
públicos o privados, ni se señala como excepción al Personal de la
Policía Federal. Ver, entre otros, el voto del Dr. Morando como
integrante de la Sala VI, Núñez, Luis c. Estado Nacional’ (sent. definitiva
n° 38.781 del 8/7/93). Tampoco el precedente ‘Valenzuela’ que agita la
demandada es de aplicación en la especie, ya que si bien el personal de
las Fuerzas Armadas no puede reclamar la indemnización de daños
sufridos por actos de servicio por la vía del Derecho Civil, tampoco de
manera alguna se le veda la vía del derecho del trabajo». (Del voto en
mayoría del Dr. Catardo).
(«Soto, Ana María y otro c/ Estado Nacional - Ministerio del Interior -
Policía Federal Argentina s/ indemnización por fallecimiento». CNTrab.,
Sala VIII, 20/7/ 07, elDial, AA3FAD).«La parte demandada se queja por
cuanto se resolvió la aplicación de la ley común, cuando el personal
policial se hallaba amparado por una ley específica (ley 21.965 y decr.
1866/83). Plantea que la ley 24.557 no sería aplicable a su parte, dado
las particularidades de la relación. Sin embargo, la recurrente no
cuestiona el amplio espectro del art. 2 de la ley 24.557 en lo que
respecta a su ámbito personal de aplicación, donde no obra distinción
entre empleados públicos o privados, ni se señala como excepción al
personal de Policía Federal».
«Más allá de que la recurrente no menciona la disposición de la ley
21.965 que pudiera colisionar con la ley general (24.557), considero
que la misma no contempla prima facie un régimen resarcitorio del daño
sufrido por el trabajador (conf. art. 1, ley 24.557, y art. 98, ley 21.965
y concs.)».
(«Niere, Carlos Raúl c/ Estado Nacional - Secretaría de Seguridad
Interior- Policía Federal Argentina s/ accidente ley 9688». CNTrab., Sala
VII, 24/10/06, elDial, AA3A31).

FALLECIMIENTO DE AGENTE DE LA POLICÍA FEDERAL ARGENTINA.


INDEMNIZACIONES. APLICACIÓN DE LA LEY DE RIESGOS DELTRABAJO. REPARACIÓN
INTEGRAL. PROCEDENCIA

«El art. 2, inc. 1, ap. a) de la ley 24.557 incluye obligatoriamente en


el régimen de la Ley de Riesgos del Trabajo a los funcionarios y
empleados del sector público nacional y a todos los que contraten a
trabajadores incluidos en su ámbito de aplicación (art. 3, LRT), y que en
el caso del Estado Nacional podrá autoasegurar los riesgos del trabajo
definidos en el régimen. La clara inteligencia de esta norma permite
concluir que el Estado Nacional y la Policía Federal Argentina, como
parte de éste, están sujetos a las disposiciones de esta ley».
«La circunstancia de que la ley 21.965 prevea un haber de retiro para
los casos de accidentes acaecidos por actos de servicio no es óbice para
acordar los beneficios previstos por la ley 24.557 ya que, conforme el
art. 11 de esta ley, establece el carácter irrenunciable de las
prestaciones dinerarias previstas por ese régimen; por otro lado,
tampoco excluyen que previa declaración de inconstitucionalidad del art.
39 de la ley 24.557 se acceda a una reparación integral en los términos
del Código Civil, puesto que el Haber de Retiro Policial reviste
naturaleza provisional y carece de naturaleza resarcitoria por lo que su
percepción no es incompatible con éstas».
«Como la ley 21.965 no prevé indemnización alguna, está clara la
discriminación negativa que se produciría por la mera circunstancia de
que el trabajadorfallecido revistiera la condición de policía. Esto repugna
el art. 19 de la CN, que no admite que quien genera la posibilidad que
un daño se produzca quede indemne y el art. 16, que impide las
discriminaciones arbitrarias».
«Las sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (causas
Azzetti y Sánchez) resultan inaplicables al caso porque modulan sobre
situaciones tácticas distintas (un acto bélico); en la primera de estas
causas, la misma Corte afirma que en el fallo 'Menguar -sobre el que se
apoya el juez de primera instancia-, como en otros, los oficiales o
suboficiales de carrera sufrieron daños personales en actos de servicio
cumplidos en tiempo de paz, o aun -en guerra pero en circunstancias
ajenas al combate, como consecuencia dehecho accidental que podía
ser imputado jurídicamente al Estado Nacional en consecuencia -a falta
de régimen indemnizatorio federal de carácter específico-, no existía
óbice al resarcimiento de los daños por las normas del derecho común
que rigen analógicamente a los restantes agentes de la administración».
(«Fernández Somoza, Mónica María p/ sí y en repr. de su hijo
menor S. D. C cJ Estado Nacional - Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos - Policía Federal Argentina s/ indemnización por
fallecimiento». CNTrab., Sala VI, 28/9/ 05. elDial, AA2E9D).

ARTÍCULO 3.— Seguro obligatorio y autoseguro.


1. Esta LRT rige para todos aquellos que contraten a
trabajadores incluidos en su ámbito de aplicación.
2. Los empleadores podrán autoasegurar los riesgos
del trabajo definidos en esta ley, siempre y cuando
acrediten con la periodicidad que fije la reglamentación:
a) Solvencia económico-financiera para afrontar las
prestaciones de esta ley; y
b) Garanticen los servicios necesarios para otorgar
las prestaciones de asistencia médica y las demás
previstas en el artículo 20 de la presente ley.
3. Quienes no acrediten ambos extremos deberán
asegurarse obligatoriamente en una «Aseguradora de
Riesgos del Trabajo (ART)» de su libre elección.
4. El Estado nacional, las provincias y sus
municipios y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos
Aires podrán igualmente autoasegurarse.

OBLIGATORIEDAD

La norma es taxativa: para todos los trabajadores en relación de


dependencia que están dentro de su ámbito de aplicación regirá la ley
24.557. Sólo se excluirán aquellos trabajadores cuyas empresas hayan
optado por autoasegurarse.

AUTOSEGURO

Si una empresa opta por no estar incursa en la tutela de la ley


24.557, bajo ciertas condiciones que le impone la ley podrá elegir la
contratación de un autoseguro.
Esta opción está abierta también para el Estado nacional, las
provincias y sus municipios y la Ciudad de Buenos Aires.

Reglamentación del régimen de autoseguro. Decreto 585/96


El decr. 585/96 (B.O., 11/6/96) reglamentó el régimen de autoseguro
para empresas privadas. A continuación reproducimos su texto
completo.

DECRETO 585/96

Capítulo I: SOLVENCIA FINANCIERA

Artículo 10 — Requisitos generales. Para acreditar la solvencia


económico-financiera que hace referencia la Ley sobre Riesgos del
Trabajo en el artículo apartado 2 punto a, los empleadores privados
deberán acreditar.
a) Encontrarse excluidos de la definición de Pequeña y Mediana
Empresa y la Resolución N° 401/89 del Ministerio de Economía y Obras
y Servicios Públicos y sus modificatorias.
b) La celebración de un contrato de fideicomiso en las condiciones
que se especifican en este decreto.
c) La constitución de reservas especiales en las condiciones que se
especifican en este decreto.

Art. 2o — Contrato de fideicomiso. 1. El contrato de fideicomiso se


celebrará a los fines de respaldar el otorgamiento de las prestaciones
derivadas de la Ley sobre Riesgos del Trabajo, y se ajustará a las
siguientes condiciones:
a) Se suscribirá con una entidad bancaria habilitada para recibir
inversiones de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y
Pensiones (AFJP).
b) Su monto será del diez y seis por ciento (16%) del valor que
surja de aplicar los porcentajes a que hace referencia el artículo 3 o
sobre las remuneraciones sujetas a cotización de los últimos doce (12)
meses. En ningún caso ese monto será inferior a un millón de pesos ($
1.000.000.-). Deberá integrarse conforme los bienes -excepto
inmuebles- y porcentajes autorizados para integrar el capital mínimo
exigido a las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART).
c) Serán beneficiarios del fideicomiso los trabajadores del fiduciante
con derecho a las prestaciones de la Ley sobre Riesgos del Trabajo,
cuando el empleador sea declarado en concurso preventivo, quiebra o
liquidación.
d) El fiduciario informará mensualmente a la Superintendencia de
Seguros je la Nación la valoración y composición de los bienes recibidos
en fideicomiso Estará también obligado a denunciar la finalización del
fideicomiso por cualquier motivo.
e) Los fondos que integran el fideicomiso sólo podrán ser invertidos
en los bienes—excepto inmuebles—y porcentajes autorizados para
integrar el capital mínimo exigido a las Aseguradoras de Riesgos del
Trabajo (ART). El producido de las inversiones podrá ser retirado
trimestralmente por el fiduciante, manteniendo incólume el monto
previsto en el apartado b.
f) Al cumplimiento del plazo máximo del fideicomiso, el mismo se
renovará en forma automática.
g) Si el empleador autoasegurado resultara excluido del régimen de
autoseguro, los bienes fideicomitidos serán reintegrados al fiduciante,
en los porcentajes y con la modalidad que determinarán en forma
conjunta la Superintendencia de Riesgos del trabajo y la
Superintendencia de Seguros de la Nación hasta un máximo del quince
por ciento (15%) de ellos por año.
La Superintendencia de Seguros de la Nación fijará las condiciones
del contrato de fideicomiso, en todos aquellos aspectos no
contemplados en este decreto.
2. La Superintendencia de Riesgos del trabajo certificará el
cumplimiento de las condiciones que habiliten a los beneficiarios al
cobro de las prestaciones con cargo al patrimonio del fideicomiso,
remitiendo al fiduciario la nómina de ellos, y los montos a que cada uno
resulta acreedor.
También determinará el orden de prelación, en los supuestos de
insuficiencia del fideicomiso.
El Fondo de Garantía de la Ley sobre Riesgos del Trabajo sólo se hará
cargo del pago de las prestaciones, una vez agotado el fideicomiso.

Art. 3o — Reservas especiales. 1. El empleador autoasegurado deberá


constituir un depósito en una entidad bancaría habilitada para recibir
inversiones de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y
Pensiones (AFJP), cuyo fin único será el de respaldar las prestaciones en
forma oportuna de la Ley sobre Riesgos del Trabajo. Las características
y condiciones para la utilización y constitución de este depósito serán
determinadas por la Superintendencia de Seguros de la Nación.
Este depósito deberá constituirse al acreditar los requisitos para
acceder a la condición de empleador autoasegurado. Mientras dure tal
condición, el empleador deberá mantener en la cuenta respectiva un
importe equivalente a los porcentajes que a continuación se indican
calculado sobre la remuneración del trimestre anterior sujeta a
cotización.
2. El porcentaje a que hace referencia el párrafo anterior será
el siguiente, de acuerdo a la actividad principal del empleador:
Agricultura, caza, silvicultura y pesca, tres con nueve décimos por
ciento (3,9%); Explotación de minas y canteras, once con seis décimos
por ciento (11,6%); Industrias manufactureras, tres con nueve décimos
por ciento (3,9%); Electricidad, gas y agua, dos con dos décimos por
ciento (2,2%); Construcción, nueve con un décimo por ciento (9,1%);
Comercio al por mayor y al por menor, restaurantes y hoteles, uno con
dos décimos por ciento (1,2%); Transporte, almacenamiento y
comunicaciones, tres con un décimo por ciento (3,1%); Servicios
financieros, inmobiliarios y profesionales, cero con siete décimos por
ciento (0,7%) y Servicios comunitarios, sociales y personales, uno con
ocho décimos por ciento (1,8%).3. El Ministro de Trabajo y Seguridad
Social podrá modificar los valores precedentes, previo dictamen de la
Superintendencia de Seguros de la Nación y de la Superintendencia de
Riesgos del trabajo, y previa intervención del Comité Consultivo
Permanente.
Art. 4o — Conjunto de empresas. 1. La acreditación de los requisitos
de solvencia estipulados por el presente decreto también se tendrá por
satisfecha por aquellos empleadores que aún no reuniéndolos en forma
individual, por encontrarse controlados o vinculados, en los términos del
artículo 33 de la Ley N° 19.550 (t.o.), sí los reúna.
2. Asimismo se deberá presentar una declaración jurada con
indicación del grado de vinculación de todos los empleadores del
conjunto.
3. El conjunto deberá celebrar un contrato de colaboración
empresaria, en los términos del artículo 367 y siguientes de la Ley N°
19.550, debidamente inscripto ante el Registro Público de Comercio,
con el objeto de dar cumplimiento a las prestaciones que estipula la Ley
sobre Riesgos del Trabajo.
4. Serán siempre solidaria e ilimitadamente responsables por el
cumplimento de las prestaciones de todo el conjunto.
5. A los efectos de la integración de los requisitos establecidos en
los artículos 1o, 2o, y 3o del presente decreto reglamentario, se único
empleador.
6. Se identificará la actividad principal de cada empleador que forma
parte :el conjunto económico y aquella que se corresponda con el
mayor porcentaje de acuerdo a lo estipulado en el apartado 2, del
artículo 3o del presente decreto, será la actividad principal
correspondiente al conjunto.

Art. 5o — Controles. Los empleadores autoasegurados están obligados


a renunciar de inmediato los hechos o circunstancias que alteren de
forma significativa el estado de alguno de los requisitos que le
permitieron acceder al régimen de autoseguro. Sin perjuicio de ello la
Superintendencia de Seguros de a Nación y la Superintendencia de
Riesgos del trabajo auditarán el cumplimento de los requisitos cuya
acreditación faculta al empleadora autoasegurar- se En caso de detectar
incumplimientos de los requisitos estipulados en el presente decreto el
empleador será considerado como sujeto obligado en los términos del
apartado 3, del artículo 3o de la Ley que se reglamenta, desde el
momento en que se produjera el incumplimiento.

PRESTACIONES EN ESPECIE

Art. 6o — Garantía. El empleador autoasegurado deberá cumplir los


requisitos que la Ley sobre Riesgos del Trabajo y su reglamentación
imponen a las -seguradoras de Riesgos del Trabajo (ART) en materia de
prestaciones, a fin :e garantizar el otorgamiento de las prestaciones en
especie, en función de la cantidad de trabajadores
involucrados.HABILITACIÓN Y REVOCACIÓN

Art. 7o — Habilitación. 1. La Superintendencia de Seguros de la


Nación controlará la acreditación de los requisitos estipulados en el
artículo 1o, apartados a, b y c, del presente decreto. La
Superintendencia de Riesgos del trabajo controlará la acreditación de
los requisitos estipulados en el artículo 6 del presente decreto
reglamentario. Ambas Superintendencias podrán requerir información
ampliatoria al empleador que solicite su inclusión en el régimen de
autoseguro.
2. Presentada la totalidad de la documentación exigida, ambas
Superintendencias tendrán un plazo de veinte (20) días, para dictar una
Resolución conjunta aceptando o rechazando la solicitud. La falta de
Resolución dentro de aquel plazo se entenderá como aprobación
provisoria de tal solicitud.
El rechazo de la solicitud de habilitación será apelable ante la Cámara
Federal de la Seguridad Social dentro del plazo de cinco (5) días.

Art. 8o — Revocación. Será revocada la autorización para permanecer


en el régimen de autoseguro en el caso de aquellos empleadores que,
habiendo sido oportunamente habilitados, registren alguna de las
siguientes situaciones:
a) Registren en sus establecimientos un desvío considerable de
siniestralidad por encima de los valores medios de la población
asegurada, calculados en función de la actividad principal del
empleador.
b) Omitan el otorgamiento íntegro y oportuno de las prestaciones de
la Ley sobre Riesgos del Trabajo.

FONDO DE GARANTÍA

Art. 9o — Contribución. La contribución de los empleadores privados


autoa- segurados con destino al Fondo de Garantía de la Ley sobre
Riesgos del Traba- jo y al financiamiento de la Superintendencia de
Riesgos del trabajo será anual y equivaldrá al dos por ciento (2%) de
los porcentajes a que hace referencia el artículo 3 o del presente,
multiplicando por doce (12) y aplicado a las remuneraciones mensuales
sujetas a cotización. Estas se calcularán como el promedio mensual de
las remuneraciones sujetas a cotización de los últimos seis (6) meses
anteriores al pago de dicha contribución. La integración de la primera
contribución se efectivizará al momento de la presentación de la
solicitud y acreditación de requisitos para acceder al régimen de
autoseguro.
Si dentro de UN (1) año la dotación técnica de este fondo resultara
insuficiente, el Gobierno podrá elevar la contribución estipulada en el
párrafo anterior.

DISPOSICIONES ADICIONALES

Art. 10. — Tratamiento impositivo. Los empleadores autoasegurados


tendrán análogo tratamiento impositivo que las Aseguradoras de
Riesgos del Trabajo (ART), respecto de las reservas que respaldan las
prestaciones derivadas de la Ley que se reglamenta.

Art. 11. — Cláusula especial. En caso de que el promedio de las


alícuotas de un sector supere el valor que surja aplicando el criterio de
racionalidad económica, ambas Superintendencias podrán autorizar a
pedido del Comité Consultivo Permanente, el autoaseguramiento de
grupos de empresas que libremente se agrupen para la gestión de los
riesgos del trabajo, asumiendo en forma solidaria las obligaciones que
se derivan de la aplicación de la Ley que se reglamenta.

Art. 12. — [De forma].

JURISPRUDENCIA

RESPONSABILIDAD. CONTINGENCIA CUBIERTA. PRESTACIONES A CARGO DE LA ASE-


GURADORA DE RIESGOS DEL TRABAJO. CONDENA AL EMPLEADOR. IMPROCEDENCIA
«Ante un accidente de trabajo y tratándose de una contingencia
cubierta conforme las pautas de la Ley de Riesgos del Trabajo, y
encontrándose vigente el contrato de afiliación celebrado entre el
empleador y la aseguradora de riesgos del trabajo, es ésta la única
obligada a brindar las prestaciones previstas en dicha normativa. En
este supuesto, el empleador debe ser excluido de la condena».
«Conforme el sistema diseñado por la ley 24.557 (arts. 3, 26 y 28 ib.
y art. 1, decr. regl. 334/96), la única obligada al pago de las
prestaciones de la LRT es la aseguradora de riesgos del trabajo. En la
causa está firme que la empleadora se encontraba afiliada a ‘Prevención
ART S.A.’, a la que denunció oportunamente el siniestro y luego trajo a
juicio. El pronunciamiento admite la pretensión de acuerdo al régimen
de la LRT y condena a la mencionada aseguradora al pago de las
prestaciones previstas en el art. 14, ap. 2, inc. b) ib., quien, a su vez,
no discutió el contrato de afiliación respectivo. En tales condiciones, el
sistema de seguro obligatorio instaurado por la ley exime de toda
responsabilidad al empleador por las prestaciones que se ordenan
abonar por cuanto, se reitera, se ha puesto en cabeza de las
aseguradoras de riesgos del trabajo la responsabilidad por la reparación
de los daños derivados de contingencias allí previstas, como es el caso
de autos. Por tanto, el empleador debe ser excluido de la
condena».(«Peres, Juan P. c/ Nueva Obra Construcciones S.R.L. -
Incapacidad - Rec. de casación», TSJ de Córdoba, Sala Laboral,
6/11/07, eIDial, AA4614).

RESPONSABILIDAD. ASEGURADORA DE RIESGOS DEL TRABAJO CITADA EN

GARANTÍA. TERCERO. PARTICIPACIÓN AMPLIA EN EL PROCESO. EFECTOS DE LA

SENTENCIA. CONDENA. PROCEDENCIA. DEFENSA EN JUICIO. DEBIDO PROCESO


«1a. Ante un accidente de trabajo -tratándose de una contingencia
cubierta por la LRT (ley 24.557)-, es procedente la condena a la ART,
aunque ésta haya sido incorporada al proceso como tercera citada por
la empleadora demandada y no como demandada en forma directa por
el actor».
«2a. La condena de la ART que fuera citada como tercero al proceso
por la empleadora no agravia las garantías constitucionales del debido
proceso y defensa en juicio pues, al contestar demanda, ofrecer y
producir prueba, presentar su alegato y contestar los agravios de la
actora, sin invocar restricción alguna derivada de la calidad en que fue
incorporada al proceso y sin articular defensas con ese fundamento, su
posición resulta equiparada a la de la parte principal».
«1. La Ley de Riesgos del Trabajo 24.557 estableció un nuevo
sistema en el que impuso a los empleadores la obligación de afiliarse a
una ART’ de su libre elección (art. 3, inc. 3). Por su parte, el art. 26,
inc. 3 establece que las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo tendrán
como único objeto el otorgamiento de las prestaciones que establece
esta ley...’, las que se encuentran especificadas en los arts. 11 a 20 ib.,
para las contingencias y situaciones por ella cubiertas -art. 6-, En
consecuencia, reclamada la prestación del art. 14, ap. 2), inc. a) de
dicha ley, calificado el accidente acaecido dentro del ámbito del trabajo
como contingencia amparada -art. 6, inc. 1- y a cargo de la ART, ésta
debió ser condenada. Ello así pues aún no demandada en forma directa
por [el actor] y traída al proceso por la accionada como tercero pero con
amplia participación en el debate, contestó demanda, oportunidad en la
que reconoció que suscribió contrato de afiliación con la empleadora, en
virtud de que las partes se sometían a lo normado por la LRT,
agregando que sólo podía ser responsable por las prestaciones
dinerarias y en especie previstas en el régimen, con los alcances,
formas, modalidades, consecuencias, derechos y obligaciones allí
dispuestos».
«2. Si el tercero citado contestó demanda, ofreció y produjo prueba,
presentó su alegato y contestó los agravios de la actora, sin invocar
restricción alguna derivada de la calidad en que fue incorporado al
proceso y sin articular defensas con ese fundamento, su posición resultó
equiparada a la de la parte principal, en uso de todas las prerrogativas,
derechos y deberes que legalmente le competen, por lo que la condena
no agravia las garantías constitucionales del debido proceso y defensa
en juicio».Tabares, Ornar Eduardo c/ Neumáticos de Avanzada S.A. -
Incapacidad - =r-rs de casación e inconstitucionalidad», TSJ de Córdoba,
Sala Laboral, 21 07. e/D/'a/, AA4515).

De la prevención de los riesgos del trabajo

ARTÍCULO 4.— Obligaciones de las partes.


1. Los empleadores y los trabajadores comprendidos en el
ámbito de la LRT, así como las ART están obligados a adoptar las
medidas legalmente previstas para prevenir eficazmente los
riesgos del trabajo.
A tal fin y sin perjuicio de otras actuaciones establecidas
legalmente, dichas partes deberán asumir compromisos
concretos de cumplir con las normas sobre higiene y seguridad
en el trabajo. Estos compromisos podrán adoptarse en forma
unilateral, formar parte de la negociación colectiva, o incluirse
dentro del contrato entre la ART y el empleador.
2. Las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo deberán
establecer exclusivamente para cada una de las empresas o
establecimientos considerados críticos, de conformidad a lo que
determine la autoridad de aplicación, un plan de acción que
contemple el cumplimiento de las siguientes medidas:
a) La evaluación periódica de los riesgos existentes y su
evolución;
b) Visitas periódicas de control de cumplimiento de las
normas de prevención de riesgos del trabajo y del plan de acción
elaborado en cumplimiento de este artículo;
c) Definición de las medidas correctivas que deberán ejecutar
las empresas para reducir los riesgos identificados y la
siniestralidad registrada;
d) Una propuesta de capacitación para el empleador y los
trabajadores en materia de prevención de riesgos del trabajo.
Las ART y los empleadores estarán obligados a informar a la
Superintendencia de Riesgos del Trabajo o a las
Administraciones de Trabajo provinciales, según corresponda, la
formulación y el desarrollo del plan de acción establecidoen el
presente artículo, conforme lo disponga la reglamentación.
3. A los efectos de la determinación del concepto de
empresa crítica, la autoridad de aplicación deberá considerar
especialmente, entre otros parámetros, el grado de
cumplimiento de la normativa de higiene y seguridad en el
trabajo, así como el índice de siniestralidad de la empresa.
4. La ART controlará la ejecución del plan de acción y
estará obligada a denunciar los incumplimientos a la
Superintendencia de Riesgos del Trabajo.
5. Las discrepancias acerca de la ejecución del plan de
acción serán resueltas por la Superintendencia de Riesgos del
Trabajo.
[Texto según decr. 1278/2000, B.O., 3/1/01].

PREVENCIÓN DE LOS RIESGOS DEL TRABAJO

En forma reiterativa, el corpus juris de la LRT sostiene que tanto los


empleadores como los trabajadores y las Aseguradoras de Riesgos de
Trabajo deben tomar -y agotar- todas las medidas que estén a su
alcance para prevenir con eficacia la producción de los riesgos de
trabajo.
La directiva estaría dada al eficaz cumplimiento de lo estipulado en la
ley marco sobre higiene y seguridad en el trabajo 19.587 y normas
reglamentarias (decr. 351/79 y decr. 1338/96).
Es de público conocimiento que frente a un accidente grave, la
empresa puede ser demandada y debe demostrar de qué manera se
efectuaban las tareas, cuáles eran las medidas de prevención aplicadas
a éstas, cuál era el estado de salud del trabajador, cuáles eran las
condiciones habituales en las que se desarrollaban dichas tareas, si se
hallaba capacitado para desempeñar la función, si sabía cómo trabajar
en forma segura, entre otras cosas.
De más está decir que, salvo que se compruebe que el trabajador
tuvo intención de dañarse a sí mismo, es la empresa la que debe
reparar la disminución re la capacidad laboral del afectado; los montos
son proporcionales a las tareas de seguridad y de prevención
desarrolladas y debidamente documentadas por la empresa.

RESPONSABILIDAD SOLIDARIA
Cuando se incumplen las medidas de seguridad (cfr. art. 1074, Cód.
Civil y art. 4, ley 24.557) tanto la empresa como las Aseguradoras de
Riesgos del Trabajo serán responsables solidariamente.

ÚLTIMAS DISPOSICIONES QUE APUNTAN A LA PREVENCIÓN

Las resoluciones del MTEySS 473/2008 y de la SRT 534/2008 y 535/


2008 apuntan, de una u otra forma, a la prevención de los infortunios
derivados de los riesgos de trabajo.

Reglamentación del procedimiento de impugnación ante el


Consejo Federal del Trabajo. La ley 19.587 estableció las normas de
higiene y seguridad en el trabajo y la ley 24.557 constituyó el régimen
legal de prevención y reparación de los infortunios derivados de los
riegos del trabajo. Por res. 434 se establece que la declaración de
insalubridad del lugar, la tarea o el ambiente resulta competencia
exclusiva de la Administración Laboral Provincial o de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires correspondiente al domicilio fiscal del
establecimiento laboral. El art. 4 define que las actuaciones que sean
cuestionadas por el empleador del acto declarativo de insalubridad
deberán ser impugnadas ante el Consejo Federal del Trabajo. A tal
efecto, se dicta esta resolución aprobando la reglamentación del
procedimiento de impugnación citado, el cual se incorpora como Anexo
a esta disposición.

Promoción de investigaciones y divulgación de riesgos de


trabajo.
En el marco de su tarea de prevención de accidentes laborales y
enfermedades profesionales, la Superintendencia aprobó el Plan de
Acción del Programa de Promoción de la Investigación, Formación y
Divulgación sobre Riesgos del Trabajo, a ejecutarse en el período 2008-
2009. Atales efectos, reguló los requisitos y las formalidades a cumplir
para acceder al llamado.

Nuevos controles de seguridad. La res. 559/2009-SRT (B.O.,


29/5/2009) establece los nuevos controles en materia de higiene y
seguridad en el trabajo.

Plan de acción del programa de promoción de la investigación,


formación y divulgación sobre riesgos del trabajo. Por medio de
las resoluciones 534 y 535 de la Superintendencia de Riesgos del
Trabajo se aprobaron los planes de acción destinados a los Programas
de promoción de la investigación, formación y divulgación sobre Riesgos
del Trabajo tendientes a la prevención de los infortunios laborales.

Creación del Programa de Rehabilitación para Empresas con


Estar-i-: Tiientos que registren Alta Siniestralidad. Por medio de la
res. SRT 559/2009 se creó el enunciado Programa de Rehabilitación
para Empresas con Establecimientos que registren Alta Siniestralidad,
con el «objetivo de dirigir acciones específicas de prevención de los
riesgos derivados del trabajo, tendientes a disminuir eficazmente la
siniestralidad laboral y mejorar las condiciones e salud y seguridad en el
medio ambiente».
La citada resolución contiene la documentación (Formularios) a
cumplimentar para lograr arribar al objetivo que se propone.
La Res. 46/2009 (B.O., 16/9/2009) establece la forma y
procedimiento para que las ART remitan la información requerida.
La res. 1642/2009-SRT (B.O., 17/11/2009) creó la Comisión de
Trabajo para Empresas con Establecimientos que registren Alta
Siniestralidad en la Actividad de la Construcción. Esto en procura de
implementar de forma eficaz un Programa de Reducción de la
Accidentabilidad en la Construcción.

SINOPSIS DE LA NORMATIVA INTERNACIONAL

EN MATERIA DE PREVENCIÓN DE INFORTUNIOS DEL TRABAJO

• Convenio N° 155 y Recomendación N° 164, sobre seguridad y


salud de los trabajadores 1981;
• Convenio N° 161 y Recomendación N° 171, sobre los servicios de
salud en el trabajo, 1985, y
• Convenio N° 174 y Recomendación N° 181, sobre prevención de
accidentes industriales mayores, 1993.
• Convenio N° 127 y Recomendación N° 128, sobre el peso
máximo, 1967.
• Convenio N° 136 y Recomendación N° 144, sobre el benceno,
1971.
• Convenio N° 139 y Recomendación N° 147, sobre cáncer
profesional, 1974
• Convenio N° 148 y Recomendación N° 156, sobre medio
ambiente de trabajo (contaminación del aire, ruido y vibraciones),
1977.
• Convenio N° 162 y Recomendación N° 172, sobre el asbesto,
1986.
• Convenio N° 170, sobre los productos químicos, 1990.
Por ejemplo:
• Convenio N° 62 y Recomendación N° 53, sobre prescripciones de
seguridad (edificación), 1937.
• Convenio N°120 y Recomendación N° 120, sobre la higiene
(comercio y oficinas), 1937.
• Convenio N° 152 y Recomendación N° 160, sobre seguridad e
higiene (trabajos portuarios), 1979.
• Convenio N° 164, sobre protección de la salud y la asistencia
médica (gente de mar), 1987.
• Convenio N° 167 y Recomendación N° 175, sobre seguridad y
salud en la construcción, 1988.
• Convenio N° 176 y Recomendación N° 183, sobre seguridad y
salud en las minas, 1995.
• Convenio N° 184 y Recomendación N° 192, sobre seguridad y
salud en la agricultura, 2001.
En particular, consúltese el reciente Convenio N° 187 -y la
Recomendación N° 194- sobre el marco promocional para la seguridad y
salud en el trabajo, 2006.

Sinopsis de la normativa argentina


SOBRE LA PREVENCIÓN DE LOS RIESGOS DEL TRABAJO

a) Convenios de la OIT ratificados por el derecho positivo argentino.


• Convenio N° 13, sobre la cerusa (pintura), 1921;
• Convenio N° 45, sobre el trabajo subterráneo (mujeres), 1935;
• Convenio N° 115, sobre la protección contra las radiaciones,
1960;
• Convenio N° 139, sobre cáncer profesional, 1974, y
• Convenio N° 184, sobre seguridad y salud en la agricultura, 2001.

b) Normativa argentina

• Ley 19.587 y su reglamentación. Decrs. 351/79 y 1338/96.


• Ley 24.557 y sus normas reglamentarias y complementarias.
• Higiene y seguridad en el trabajo para la industria de la
construcción. Decr. 911/96.• Higiene y seguridad para la seguridad
agraria. Decr. 617/97.
• Higiene y seguridad para la actividad minera. Decr. 249/2007.
• Higiene y seguridad para el sector de televisión. Res. SRT
311/2003.

Además, diversas normas del ordenamiento jurídico se refieren


directa o tangencialmente al tema de la prevención de los riesgos del
trabajo. Citamos las principales: con respecto a los daños causados al
trabajador por el incumplimiento del deber de prevención (art. 1074,
Código Civil); en lo atinente a la obligación de seguridad (art. 75, LCT);
referido a las nuevas enfermedades: Hantavirus y mal de Chagas-
Mazza (decr. 1197/2003), entre otras.

LA LEY 26.773 Y LA PREVENCIÓN DE LOS RIESGOS DE TRABAJO

a) Introducción

La ley 26.773, dictada el día 24 de octubre de 2012 y publicada en el


Boletín Oficial el 26 de octubre, nada dice sobre la prevención de los
accidentes de trabajo.
La nueva norma tiene una manifiesta naturaleza por disminuir la
litigiosidad pero no ha hecho hincapié en un tema fundamental como lo
es la prevención.
El sistema de riesgos del trabajo mejoró la seguridad del mercado
laboral, pero todavía queda esta gran deuda. En suma, se trata de un
tema ausente en el texto de la nueva ley.
b) Necesidad de prevenir los infortunios laborales

Sin duda, la ley 26.773 sólo se ocupa de los aspectos económicos,


mientras la palabra prevención no figura en todo el texto.
Muy bien anota Carlos Aníbal Rodríguez -Ministro de Trabajo de Santa
Fe- zue «no hay salud sin un buen trabajo. Es así como las condiciones
de trabajo pueden ser promotores de salud. Sin embargo, suelen
también ser causa de mutilación, enfermedad y muerte».
Actualmente hay dos normas que se ocupan del tema de la
prevención: la Ley de Higiene y Seguridad n° 19.587 y su decreto
reglamentario 351/79.
Se debe tomar conciencia que el incumplimiento en materia de
Seguridad e Higiene y Medicina Laboral, con actividades correctamente
programadas, permiten por jurisprudencia acceder al Código Civil, y no
tomar las medidas destinadas a la prevención generan reclamos
indemnizatorios por montos importantes, generando muchas veces la
pérdida del bien más preciado de una empresa, que es el prestigio de su
marca.
c) Posición de la OIT

En el año 2011 Argentina ratificó los convenios de la OIT 1 5 5 , sobre


seguridad y salud de los trabajadores y el 187 sobre el marco
promocional para la seguridad y salud de los trabajadores.
Esta ratificación permitía augurar la sanción de una ley que protegiera
la indemnidad de los trabajadores y promoviera su salud. Pero no fue
así.
No olvidemos que la prevención y reparación son dos caras de una
misma moneda, esto lo postula, inclusive, los diversos tratados
internacionales suscriptos por la Argentina.
JURISPRUDENCIA

INDUSTRIA DE LA CONSTRUCCIÓN. TRABAJO DE ALTURA. CAÍDA DESDE UN

ANDAMIO. AUSENCIA DE CINTURÓN DE SEGURIDAD. SOLIDARIDAD DE

LAASEGURADORA DE RIESGOS DEL TRABAJO. INCUMPLIMIENTO DE SUS

OBLIGACIONES DE PREVENCIÓN DE RIESGOS DE TRABAJO. REPARACIÓN PLENA

E INTEGRAL. ART. 1078 DEL CÓDIGO CIVIL. EFECTOS DE LA CONDENA.

EXTENSIÓN «IN TOTUM» A LAASEGURADORA DE RIESGOS DELTRABAJO.

DISIDENCIA: OMISIÓN DE LAASEGURADORA DE RIESGOS DELTRABAJO


DE ACONSEJAR A LA EMPLEADORA QUE PROPORCIONE CINTURONES
DE SEGURIDAD PARA LA REALIZACIÓN DE TRABAJOS DE ALTURA.
OMISIÓN QUE NO CONSTITUYÓ UNA DE LAS CAUSAS O CONDICIONES
DE OCURRENCIA DEL SINIESTRO. AUSENCIA DE RESPONSABILIDAD DE

LAASEGURADORA DE RIESGOS DELTRABAJO EN EL MARCO DEL ART. 1074 DEL

CÓDIGO CIVIL

«Llega firme a la Alzada la secuencia de los hechos que rodearon el


accidente: que el actor se cayó de un andamio ubicado
aproximadamente de 6 a 7metros de altura, que se encontraba armado
en condiciones precarias y que se hallaba trabajando sin los elementos
indispensables para el trabajo en altura, como el cinturón de
seguridad». (Del voto de la mayoría).
«Si la aseguradora hubiera controlado el cumplimiento de las normas
de prevención de riesgos del trabajo y del plan de acción elaborado y
denunciado oportunamente a la SRT sobre las omisiones o deficiencias
verificadas, como ordenan los arts. 4 y 31 de la LRT y su preceptiva
reglamentaria sobre los que se abundara en los antecedentes ya
citados, el hecho dañoso se podría haber evitado (en igual sentido se
pronunció recientemente la Corte Suprema de Justicia de la Nación en
autos «Soria, Jorge Luis v. RA y CES S.A. y otro» del 10/4/07 y en
«Galván, Renée v. Electroquímica Argentina S.A. y otro» del
30/10/07)». (Del voto de la mayoría).
«En tanto que la Aseguradora tiene a su cargo un mayor deber de
previsión y cuidado en el ejercicio de su función ‘cuasi-estatal’ in
vigilando como sujeto obligado en materia de prevención de riesgos de
trabajo, estaba razonablemente a su alcance, y entre sus obligaciones,
prever los riesgos del trabajo en altura sobre un andamio, donde es
fácilmente representable una caída. Si, como ocurrió en el caso, no se le
exige al trabajador el uso del cinturón de seguridad ni tampoco se
controlaba el correcto armado del andamio, cuyas piezas podían no
coincidir con el mismo, obviamente, su omisión de asesorar y controlar
debidamente obró como condición relevante o adecuada al daño, del
cual la ART resultó un partícipe necesario en su producción (art. 1074,
Cód. Civil)». (Del voto de la mayoría).
«En cuanto a la extensión de su responsabilidad cobra relevancia el
criterio de la previsibilidad teniendo en cuenta las condiciones que el
agente, en el caso, la aseguradora codemandada, conocía o debía
conocer. Como ya expliqué, dado su incumbencia en materia de
asesoramiento, seguridad y prevención, mayor es el nivel de exigencia
en su obrar conforme la pauta del art. 902 del Cód. Civil en cuanto
establece que ‘... cuanto mayor sea ei deber de obrar con prudencia y
pleno conocimiento de las cosas, mayor será la obligación que resulte
de las consecuencias posibles de los h e c h o s . ( D e l voto de la
mayoría).
«En virtud de los varios incumplimientos cometidos a deberes que le
eran propios de su competencia, mayor es el grado de imputación de
responsabilidad y de intensidad en el reproche del daño causado. Por
esta razón, Provincia ART deberá responder no sólo por las
consecuencias inmediatas sino también por las mediatas previsibles
(arts. 901, 903 y 904, Cód. Civil). En ese contexto, entiendo que la
extensión de la responsabilidad de la ART comprende, al igual que la
condena contra los restantes codemandados, la reparación plena e
integral (art. 1078, Cód. Civil)». (Del voto de la mayoría).
«Como la causalidad es conjunta, es decir, varias fueron las personas
que cooperaron al mismo resultado, legalmente se imputa el hecho a
todos losintervinientes, como en el caso del delito civil, en el cual
quedan comprometidos ‘solidariamente’ a ‘todos los que han participado
en él como autores, consejeros o cómplices’, según lo establece el art.
1081 del Cód. Civil, regulación que resulta aplicable también a los
cuasidelitos (conf. Alterini, Atilio, Responsabilidad civil, Abeledo-Perrot,
1992, N°211 a), p. 164; Alterini, Atilio; Ameal, Oscar; López Cabana,
Roberto, Derecho de las obligaciones civiles y comerciales, Abeledo-
Perrot, 1993, N° 512, p. 227; Pérez, Marcelo Claudio, ‘La res-
ponsabilidad extracontractual de las ART, LL, 2000-132)». (Del voto de
la mayoría).
«Los efectos de la condena se han extendido in totum a la apelante y
en forma solidaria ya que el fundamento de la responsabilidad de la
ART, como vimos, no se ubica en la relación aseguradora - empleador
por lo que la cobertura que hayan pactado entre aquéllos no le es
oponible al trabajador. Ello no obsta a que, si paga, pueda ejercer
eventualmente la acción de reintegro contra la parte vinculada por el
contrato de seguro (art. 1109, segundo párrafo, Cód. Civil)». (Del voto
de la mayoría).
«El accidente de trabajo cuyas consecuencias indemnizatorias son
objeto de juzgamiento ocurrió por causas estrictamente físicas, no
porque una aseguradora de riesgo de trabajo omitió recordar a uno de
sus afiliados la vigencia de normas, que por su actividad, no podría
desconocer y que, aun cuando las desconociera y pudiera excusarse su
ignorancia, contra la regla del art. 20 del Cód. Civil, debió inferir de lo
que aconsejan ‘la experiencia y la técnica’, en su calidad de empresario
de la industria de la construcción. Esto no significa desconocer que la
aseguradora pudo, extremando su diligencia, aconsejar el uso del
cinturón de seguridad. Sólo, que su omisión no incidió casualmente en
el siniestro, pues su sola actividad no lo hubiera evitado. Sostener que
la omisión reprochada ha generado responsabilidad en los términos del
art. 1074 del Cód. Civil equivale a afirmar que la empleadora del
causante no le entregó el cinturón de seguridad porque la ART no le
informó que debía hacerlo» (Del voto en disidencia del Dr. Morando).
(«Roa Mira, Felipe Neri c/Basigalup, Oscar y otros s/ ley 22.250».
CNTrab., Sala VIII, 14/3/08, eIDial, AA4776).

INDEMNIZACIÓN INTEGRAL POR DAÑOS Y PERJUICIOS. RESPONSABILIDAD CIVIL DE

LA EMPLEADORA. SOLIDARIDAD DE LA ASEGURADORA DE RIESGOS


DEL TRABAJO.
OMISIONES E INCUMPLIMIENTOS DE SUS OBLIGACIONES LEGALES DE PREVENCIÓN.

OBLIGACIONES EMANADAS DE LA LEY 24.557 Y DEL DECR. 170/96. CARGA


DE LA PRUEBA. RELACIÓN CAUSAL. ADECUADA RELACIÓN DE CAUSALIDAD MATERIAL
ENTRE LOS INCUMPLIMIENTOS DE LA ASEGURADORA DE RIESGOS DEL TRABAJO Y LA

VERIFICACIÓN

DE LA CONTINGENCIA GENERADORA DEL DAÑO A RESARCIR.


RESPONSABILIDAD CONCURRENTE CON LA DE LA EMPLEADORA. ART.
1074 DEL CÓDIGO CIVIL
«Frente a la afirmación vertida en el escrito de inicio de que la ART no
cumplió sus obligaciones legales y reglamentarias, quedó a cargo de la
aseguradora demostrar el cumplimiento de los deberes de prevención y
seguridad que la ley 24.557 y el decr. 170/96 han establecido como
propios de estas agencias especiales del sistema de prevención de los
riesgos del trabajo a las que la ley 24.557 confió la gestión del régimen
(conf. art. 377, CPCCN)».
«La aseguradora se encuentra en mejor situación material y procesal
a fin de acreditar que ha tomado las medidas legales y reglamentarias a
su cargo y tiene los medios técnicos apropiados para arrimar al
conocimiento del juzgador los elementos de juicio necesarios para el
esclarecimiento de los hechos y la determinación y deslinde de las
responsabilidades».
«El art. 4, ap. 1 de la ley 24.557 impone a las aseguradoras de
riesgos del trabajo la obligación de adoptar las medidas legalmente
previstas para prevenir con eficacia los riesgos del trabajo y la
existencia del infortunio de autos permite colegir que no se adoptaron
tales medidas y/o que tal prevención no fue eficaz. Si bien es cierto que
tal obligación pesa también sobre el empleador y los trabajadores, no
puede desconocerse la especial aptitud profesional de las aseguradoras
de riesgos del trabajo como agentes profesionales de este sistema,
creadas y autorizadas a funcionar por su específico objeto y como
agentes naturales del sistema creado por la ley 24.557. La regla nacida
del art. 902 del Cód. Civil habilita a exigir de estas entidades
profesionales un más estricto cumplimiento de sus deberes
profesionales y técnicos en materia de prevención y seguridad que a los
otros dos sujetos mencionados en el art. 4 de la LRT».
«En este contexto de falta de acreditación del cumplimiento de los
deberes de prevención que la ley y la reglamentación exigen de parte
de las aseguradoras de riesgos del trabajo, y con las particularidades
del caso, no tengo la menor duda de que, tal como se resolvió en
primera instancia, la apelante ha incumplido su deber de prevención
eficaz nacido del art. 4 de la LRT con lo que advierto la existencia de
omisiones justificantes de la responsabilidad civil concurrente en los
términos del art. 1074 del Cód. Civil».
«Si la aseguradora de riesgos a la que la accionada confió la gestión
de sus riesgos laborales hubiese cumplido sus obligaciones de
prevención, casi seguramente el accidente con la máquina no hubiese
acontecido. Ciertamente, estoy convencido de que si la hoy recurrente
hubiera dado cabal cumplimiento a sus obligaciones formales de
inspección, control y denuncia, y hubiera efectivizado su deber personal
de dar capacitación al personal de la empleadora asegurada, la
accionante no hubiera padecido el infortunio que le generó el daño que
dio lugar a este reclamo judicial».
«Es que, con un mínimo de sentido común, resulta sencillo colegir
que si a la demandante se le hubiera enseñado que cuando realizaba
sus tareas a través de planchas de presión neumática y temperatura
corría el peligro de que, según determinados movimientos, se accione
un mecanismo que podría aprisionar sus manos; si se le hubiesen
provisto guantes de seguridad de acuerdo a la cantidad del personal
afectado a dicha tarea para evitar quemaduras y resistir el calor (ya que
de los testimonios evaluados surgió que no era normal tal provisión); y
se le hubiese capacitado en el uso peligroso de dichas máquinas para
estar advertida de sus peligros y a fin de aprender a conjurarlos, así
como si se hubiese supervisado el cumplimiento de esta regla,
difícilmente Ávalos hubiera sufrido el infortunio que la incapacitó, al
menos a tenor del curso normal de las cosas».
«Si la aseguradora del empleador de la accionante le hubiera dado la
instrucción correspondiente para identificar los peligros de la máquina;
si la hubiese entrenado para poder superar tales riesgos; y si hubiese
cumplido con eficacia sus deberes de controlar el establecimiento e
instalaciones de la empresa asegurada, efectuándole los señalamientos,
indicaciones y reproches de seguridad correspondientes, casi
seguramente el infortunio no se habría producido. También estoy
convencido de que si la trabajadora hubiese estado provista de guantes
de seguridad eficaces, el daño sería menor al padecido».
«En tanto se trata del olvido de obligaciones de alcance legal y opino
que hay una suficiente y eficiente relación de causalidad entre las
omisiones de la ART y el suceso dañoso, entiendo activada la
responsabilidad -concurrente con la del causador directo del daño- del
art. 1074 del Cód. Civil. En otras palabras, la aseguradora de riesgos ha
concurrido con el empleadora la causación del daño con la omisión de
conductas impuestas legal y reglamentariamente y cuyo cumplimiento
seguramente hubiera evitado que el siniestro se verificara y/o que el
daño se produjera. Por lo que en este aspecto propicio desestimar el
recurso interpuesto».
(«Ávalos, Aurora Antonia c/ Talyden S.A. y otro s/ accidente - acción
civil». CNTrab., Sala II, 5/3/08).

RESPONSABILIDAD DE LA ASEGURADORA DE RIESGOS DEL TRABAJO.


RESPONSABILIDAD PATRONAL. HIGIENE Y SEGURIDAD DEL TRABAJO.

INCUMPLIMIENTO. EFECTOS

«El grave incumplimiento a las medidas de seguridad impuestas por


el art. 4 de la LRT, art. 75 de la LCT, ley 19.587 y decr. regí, torna
civilmente responsable a la empleadora como dueña o guardián de la
cosa productora del daño sufrido por la víctima, de la que se sirve y
tiene a su cuidado (art. 1113, párrafo 2), así como también al haber
incurrido en culpa o negligencia al no adoptar las medidas de seguridad
que preservaran la integridad psicofísica del trabajador menor de edad
(arts. 512,1074,1109, Cód. Civil y art. 195, LCT). La responsabilidad del
empleador no debe considerarse como solidaria sino como sucesiva y
excluyente, de modo tal que la aseguradora tendrá a su cargo las
prestado- nes de la ley 24.557 y el empleador responderá por la
responsabilidad del dolo eventual de conformidad al art. 39 de la LRT y
1072 del Cód. Civil. En consecuencia, coexisten dos sistemas de
reparación: uno atribuible a la ART y dentro de los límites establecidos
en la ley especial (contractual) y otro atribuible sólo al empleador
(extracontractual), en el supuesto de dolo (directo o eventual) que
corresponde a los principios de reparación integral. Ambas
responsabilidades actúan en forma complementaria, una para la faz
tarifada y genérica del sistema y la otra para el caso de reparación
integral por burdo incumplimiento a las normas de higiene y
seguridad».
(«Tapia González, David H. c/ Tupungato S.A.C.I.F.I.A. y otr. s/
accidente», Sexta Cámara Laboral de Mendoza, Circunscripción 1a,
1/6/05, eIDial, MC36F9).

MUERTE DEL TRABAJADOR. AMBIENTE DE TRABAJO RIESGOSO, INEXISTENCIA DE


EXTINTORES U OTROS MEDIOS DE PROTECCIÓN O ALARMA.
INFRACCIÓN AL PRECEPTO CONSTITUCIONAL «CONDICIONES DIGNAS
DE LABOR» (ART. 14 BIS, CN). ART. 1113 DEL CÓDIGO CIVIL.
RESPONSABILIDAD DE LA EMPLEADORA. SOLIDARIDAD. INDEMNIZACIONES.
BENEFICIARIOS. PADRES DE LA VÍCTIMA. DAÑO MATERIAL. PÉRDIDA DE LA ASIS-

TENCIA DEL CAUSANTE A SUS PROGENITORES. VALORACIÓN DEL HECHO


DEL INMINENTE MATRIMONIO DE LA VÍCTIMA Y DE LA REPARACIÓN QUE
LOS BENEFICIARIOS PERCIBIERON EN BASE A LA LEY 24.557. DAÑO
PSÍQUICO. INCLUSIÓN EN EL DAÑO MORAL
«Frente a las características de lo sucedido (principalmente tratarse
de un incendio con cierre de las puertas de salida e inexistencia de
extintores al alcance u otros medios de protección o alarma), que el
lugar de trabajo en las condiciones del caso presentó claras notas que
autorizan su encuadramiento en el art. 1113 del Cód. Civil. Se trata, por
un lado, de un indudable daño al trabajador causado valiéndose de
cosas (tanto la edificación cuanto su ambientación y condiciones de
ingreso y salida) que circundaban el desarrollo de la labor y, por otro
lado, de un hecho producto en un ámbito con claros signos de riesgos,
tal como fue descripto y por carecer de medios susceptibles de con-
trarrestar una situación de emergencia».
«La norma antes citada dispone, a la vez, que frente a los daños
causados en las condiciones allí previstas, el dueño o guardián, para
eximirse de responsabilidad, deberá demostrar que de su parte no hubo
culpa (primer supuesto) o acreditando la culpa de la víctima o de un
tercero por quien no debe responder (segundo supuesto). Mas no
encuentro que estas circunstancias puedan configurase en el caso. Lo
primero porque quedó demostrado que el riesgo atribuible al lugar se
relaciona razonablemente con carencias que se encuentran dentro del
marco obligacional del empleador y su asegurador. En tal sentido, no
sólo cabe aludir a las normas sobre higiene y seguridad en el trabajo,
sino al énfasis con que corresponde asumir en esa materia, además de
los deberes expresos, los deberes implícitos derivados del mandato
constitucional sobre ‘condiciones dignas’ de labor (art. 14 bis, CN)
enriquecido por la reforma de 1994 (art. 75, inc. 22, y los textos
supranacionales respectivos). Y lo segundo (es decir, la culpa de un
tercero por quien el dueño o guardián no deben responder) queda
también descartado -al menos, en las condiciones en que el caso llega a
esta instancia- porque: a) no se probó en autos que la empresa haya
tomado recaudos de seguridad razonablemente adecuados a las
características de su predio para prevenir o impedir hechos como el
sucedido, o proteger a sus trabajadores en tales casos; b) tampoco hay
indicios serios que indiquen que el hecho que provocó la muerte de
Torrillo esté desvinculado de la actividad empresaria (la apreciación
íntegra de la causa penal y la prueba producida en sede laboral no
permiten llegar a esa conclusión); c) a los fines de la eximente, estimo
que el concepto de tercero requiere un escrutinio estricto, partiendo de
la circunstancia de que se trata de desvirtuar el nexo de causalidad que
en principio aparece configurado en la norma civil; y así, la
demostración de la ajenidad del hecho -apreciable en cada caso, según
sus circunstancias- debe exigirse a quien la invoca, y juzgo que no ha
logrado cumplirla. En definitiva, con los elementos probatorios de la
causa, no se ha demostrado que el tercero causante del incendio que
provocó la muerte de Fernando Torrillo sea alguien por quien la
empleadora no deba responder».
«En cuanto a la acción entablada contra La Caja ART S.A., los
recurrentes apuntan con razón a establecer la responsabilidad solidaria
que le cabe con fundamento en incumplimientos a su cargo en relación
con los temas de seguridad (cf. art. 1074, Cód. Civil, y art. 4, ley
24.557). Tal responsabilidad es el correlato de lo reprochado a la
empleadora acerca de la ausencia de elementos que hubiesen podido
evitar o atemperar las trágicas consecuencias del incendio, pues resulta
indudable -dentro del especial rol que la ley 24.557 ha atribuido a las
aseguradoras, y aún lejos de un poder de policía como el aludido por la
ART al contestar la demanda- que los incumplimientos del empleador en
ese sentido pudieron ser eficazmente evitados por el adecuado ejercicio
del deber de control del asegurador».
«Cabe considerar reparable la pérdida derivada de la muerte de un
hijo, en cuanto importa para sus padres la frustración de una legítima
esperanza de ayuda, una chance cierta de ser apoyados en el futuro,
que encuentra sustento en el art. 277 del Cód. Civil, que impone a los
hijos el deber de prestar servicios y alimentos a sus padres, ello sin
dejar de tener presente la probabilidad de que esté supeditada y
limitada por la atención de la propia persona y la de constituir la propia
familia».
«En las presentes actuaciones, se trata de cuantificar una reparación
que se relativiza por dos razones. La primera es la percepción por parte
de los derechohabientes de una reparación por vía de la ley especial
24.557. Y la segunda es que, a partir de los elementos de prueba, se
advierte que FernandoTorrillo tenía proyectos inminentes de
matrimonio. Todo ello me lleva, con criterio prudencial y evaluando las
vicisitudes que cabe considerar propias del contexto social y cultural
para las distintas épocas de las relaciones filiales, a basarme en un
hipotético aporte del causante a sus progenitores del 25% de sus
ingresos».
«El daño psíquico, que puede detectarse en ambos progenitores (ver
pericia psicológica de fs. 640/657 y aclaraciones), autoriza en el caso a
tratarlo como componente del daño moral, manifestado a través del
dolor, la angustia, y la tristeza especialmente, en el caso de la muerte
de un hijo. En línea con lo sostenido recientemente por esta Sala in re
‘Saldívar’ (S.D. 59.676,13/7/07), propongo que la reparación de las
secuelas psíquicas sean analizadas en el marco de la reparación más
abarcativa del daño moral».
(«Torrillo, Atilio Amadeo y otro c/ Gulf Oil Argentina S.A. y otro s/
daños y perjuicios». CNTrab., Sala VI, 5/3/08, eIDial, AA46DA).

CONTRATACIÓN Y SUBCONTRATACIÓN. ART. 30 DE LA LEY 20.744. OPERADORA


TELEFÓNICA. PRESTACIÓN DE TAREAS EN UN «CALL CENTER».
COORDINACIÓN DE TURNOS Y TRASLADOS DE PACIENTES DE UNA
ASEGURADORA DE RIESGOS DEL TRABAJO.
RESOLUCIÓN 310/2002 DE LA SUPERINTENDENCIA DE RIESGOS DELTRABAJO. SOLI-
DARIDAD. EXTENSIÓN DE LA CONDENA A LA ASEGURADORA DE RIESGOS DELTRABAJO.
PROCEDENCIA

«Resulta procedente la responsabilidad solidaria prevista en el art. 30


de la LCT entre ambas codemandadas. No se discute en el sub lite que
la actora fue contratada como ‘operadora telefónica’ por la empresa
SIAMEC S.R.L., que funcionaba como cali center para coordinar los
turnos y traslados de los pacientes que LUZ ART S.A. asistía en su
carácter de prestataria de los servicios previstos en la Ley de Riesgos de
Trabajo (ley 24.557). No es posible escindir la actividad de ambas
empresas ya que la res. 310 del 10/9/02 de la Superintendencia de
Riesgos de Trabajo dispuso como carácter obligatorio que las
aseguradoras de riesgos de trabajo-en el caso, LUZ ART S.A -debían dar
una credencial a cada afiliado con los datos que identifiquen a los
trabajadores cubiertos, consignando como datos mínimos el nombre de
la ART, su dirección y ‘un teléfono de acceso gratuito a fin de que
puedan realizar las denuncias de siniestros o solicitar asistencia’.
Asimismo, dicha norma dispuso como obligación que las aseguradoras
de riesgos de trabajo cuenten ‘con un Centro Coordinador de Atención
Permanente (CeCAP) para los afiliados’. La función de este centro era la
ejecutada por la actora ‘asistencia telefónica de pacientes en situaciones
de gravedad, asignación de prestadores adecuados’ (verfs. 5/9, arts. 1,
2, 3 y ss. de dicha resolución). Como dicha función fue delegada por
LUZ ART S.A. a la codemandada SIAMEC S.R.L., quien contrató a la
actorapara efectuar funciones de incumbencia de la primera, concurren
en la especie los recaudos del citado art. 30".
(«Rodríguez, Lorena Gabriela c/SiamecS.R.L. y otros/ despido».
CNTrab., Sala VIII, 25/3/08, eIDial, AA4772).

ACCIDENTE DE TRABAJO. PERSONAL DE SEGURIDAD. MANEJO DE ARMAS DE FUEGO.

ACTIVIDAD RIESGOSA. MEDIDAS DE SEGURIDAD. CONDUCTA OMISIVA DE LA

EMPLEADORA. RESPONSABILIDAD SOLIDARIA. ART. PROCEDENCIA. INCUMPLIMIENTO


DE LOS DEBERES A SU CARGO. NEXO DE CAUSALIDAD ENTRE DICHO INCUMPLIMIENTO Y

EL

INFORTUNIO PADECIDO POR EL TRABAJADOR


«Coincido con la judicante en que el lugar destinado por la
empleadora para manipulación de armas no reunía todos los requisitos
de seguridad necesarios a los fines de prevenir un accidente como el
ocurrido, más aún teniendo en lenta que la actividad desplegada por el
actor por orden de su empleadora ¡be considerarse sumamente
peligrosa.» (Del voto de la mayoría)
«Tampoco es suficiente para deslindar la responsabilidad de la
empleadora le le hubiera brindado instrucción al trabajador acerca de
cómo manejar el arma y cómo cargarla, porque lo relevante es que de
la prueba testimonial surge que la empleadora los apuraba para que
cargaran rápido sus armas y salieran a trabajar, lo que generaba que
tuvieran que compartir los probadores debido a la escasez de los
mismos.» (Del voto de la mayoría)
«En estas condiciones estimo que, en la especie... el daño sufrido por
el demandante en ocasión del infortunio de marras responde al riesgo
propio de la ¡tividad impuesta por la empleadora al aquí reclamante.»
(Del voto de la mana)
«La persona jurídica responsable de llevar adelante una actividad
empresaria específicamente peligrosa, debe brindar una razonable
protección acorde al riesgo impuesto a los dependientes que concretan
el trabajo, por lo que la mducta omisiva de la codemandada en este
aspecto acentúa aún más el proche de que es pasible.» (Del voto de la
mayoría)
«En el caso de autos, si bien el perito ingeniero constató que la ART
efectuó sitas al establecimiento de la empleadora, lo relevante es que
no se constataninguna recomendación con relación a los ‘probadores’ ni
al cumplimiento de las medidas de seguridad en dicho habitáculo...
Sumado a ello, la ART no demostró que hubiera denunciado los
incumplimientos mencionados ante la Superintendencia de Riesgos del
Trabajo, a pesar de ser ello una obligación legal a su cargo. En estas
condiciones, no tengo dudas que los incumplimientos por parte de la
aseguradora sobre los deberes legales a su cargo guardan nexo de
causalidad adecuada con el accidente sufrido por el actor, (cfr. arts.
901, 902, 904,1074 y ccds., C. Civ.).» (Del voto de la mayoría)
«En lo que respecta a la responsabilidad solidaria de la aseguradora
de riesgos del trabajo, sin perjuicio de mi opinión personal al respecto,
considero que es insoslayable tomar en cuenta la doctrina sentada por
la Corte Suprema de Justicia en el caso ‘Torrillo, Afilio Amadeo y otro c/
Gulf Oil Argentina S.A.’ (sentencia del 31/3/2009), donde la mayoría de
los miembros del Alto Tribunal estableció que no existe razón alguna
para poner a una ART al margen del régimen de responsabilidad
previsto por el Código Civil, por los daños a la persona del trabajador
derivados de un accidente o enfermedad laboral, en el caso en que se
demuestren los presupuestos de aquel, que incluyen tanto el acto ilícito
y la imputación, cuanto el nexo causal adecuado (excluyente o no)
entre dichos daños y la omisión o el incumplimiento deficiente por parte
de la primera de sus deberes legales...» (Dra. García Margalejo, según
su voto)
(«Fitz Maurice, Jorge Roberto el Maco Transportadora de
Caudales S.A. y otro s/ accidente-acción civil». CNTrab., Sala V,
30/11/2009, elDial- AA5B38)

ARTÍCULO 5.— Recargo por incumplimientos.


1. Si el accidente de trabajo o la enfermedad
profesional se hubiere producido como consecuencia de
incumplimientos por parte del empleador de la
normativa de higiene y seguridad en el trabajo, éste
deberá pagar al Fondo de Garantía, instituido por el
artículo 33 de la presente ley, una suma de dinero cuya
cuantía se graduará en función de la gravedad del
incumplimiento y cuyo tope máximo será de treinta mil
pesos ($ 30.000).
2. La SRT es el órgano encargado de constatar y
determinar la gravedad de los incumplimientos, fijar el
monto del recargo y gestionar el pago de la cantidad
resultante.

LA CONSIGNA: PREVENIR ACCIDENTES

La ley 24.557 -a diferencia de sus predecesoras- instala en el


escenario de los infortunios laborales un tema de vital importancia: el
de la prevención. Por nuestra parte, en más de una oportunidad hemos
afirmado que con el cumplimiento de las normas de seguridad e higiene
tendríamos una bajísima siniestralídad, amén de la rebaja de los costos
en materia de infortunística laboral.
Es por ello que la nueva normativa, en caso de que el infortunio
tuviere como causa -por parte del empleador- el incumplimiento de las
medidas de seguridad e higiene en el trabajo, hace pender en cabeza de
aquél una sanción por incumplimiento.

SANCIONES POR INCUMPLIMIENTO DE LA LEGISLACIÓN EN MATERIA DE

HIGIENE Y SEGURIDAD INDUSTRIAL


La nueva norma incorpora una sanción de carácter pecuniario por el
incumplimiento reseñado. En el proyecto original elevado por el Poder
Ejecutivo Na-cional al Congreso, se preveía que el empleador
incumplidor de las normas de - igiene y seguridad industrial pagaría al
fondo de garantía, instituido por el art. 23 de la ley, un cantidad igual al
50% de lo que resultara de aplicar el mecanismo contemplado en el art.
14.2, inc. a) de la ley. Posteriormente, en la ley aprobada en particular
se modifica esta tesitura, convirtiendo la sanción económica «... una
suma de dinero cuya cuantía se graduará en función de la gravedad del
incumplimiento y cuyo tope máximo será de treinta mil pesos
$30.000)».
Como se observa, se eligió una fórmula más precisa para el recargo
por incumplimientos por parte del empleador. Sin duda, con la fórmula
elegida, el principal conocerá ab initio el máximum de la sanción por
omisiones a la normativa de higiene y seguridad en el trabajo.
En ambos casos, el fondo de garantía obtendrá la mitad de la
cantidad -resultante para financiar sus funciones, entregando el saldo a
la víctima del infortunio o, en caso de fallecimiento, a sus
derechohabientes.

ROL DE LA SUPERINTENDENCIA DE RIESGOS DEL TRABAJO

Es el organismo que administrará el fondo de garantía de la ley, con


cuyos recursos se abonarán las prestaciones en caso de insuficiencia
patrimonial del empleador. Además, administrará el fondo de reserva
de la ley, con cuyos recursos se abonarán o contratarán las
prestaciones a cargo de las ART (arg. art. 36, incs. a, c y e, LRT).
A este organismo le cabe, además, «... constatar y determinar la
gravedad de los incumplimientos, fijar el monto del recargo y gestionar
el pago de la cantidad resultante» (último párrafo, art. 5 de la ley).

Contingencias y situaciones cubiertas

ARTÍCULO 6.— Contingencias.


1. Se considera accidente de trabajo a todo acontecimiento
súbito y violento ocurrido por el hecho o en ocasión del trabajo,
o en el trayecto entre el domicilio del trabajador y el lugar de
trabajo, siempre y cuando el damnificado no hubiere
interrumpido o alterado dicho trayecto por causas ajenas al
trabajo. El trabajador podrá declarar por escrito ante el
empleador, y éste dentro de las setenta y dos (72) horas ante el
asegurador, que el itinere se modifica por razones de estudio,
concurrencia a otro empleo o atención de familiar directo
enfermo y no conviviente, debiendo presentar el pertinente
certificado a requerimiento del empleador dentro de los tres (3)
días hábiles de requerido.
2. a) Se consideran enfermedades profesionales aquellas que
se encuentran incluidas en el listado que elaborará y revisará el
Poder Ejecutivo, conforme al procedimiento del artículo 40,
apartado 3 de esta ley. El listado identificará agente de riesgo,
cuadros clínicos, exposición y actividades en capacidad de
determinar la enfermedad profesional.
Las enfermedades no incluidas en el listado, como sus
consecuencias, no serán consideradas resarcibles, con la única
excepción de lo dispuesto en los incisos siguientes:
2. b) Serán igualmente consideradas enfermedades
profesionales aquellas otras que, en cada caso concreto, la
Comisión Médica Central determine como provocadas por causa
directa e inmediata de la ejecución del trabajo, excluyendo la
influencia de los factores atribuibles al trabajador o ajenos al
trabajo.
A los efectos de la determinación de la existencia de estas
contingencias, deberán cumplirse las siguientes condiciones:
i) El trabajador o sus derechohabientes deberán iniciar
el trámite mediante una petición fundada, presentada ante la
Comisión Médica Jurisdiccional, orientada a demostrarla
concurrencia de los agentes de riesgos, exposición, cuadros
clínicos y actividades con eficiencia causal directa respecto de su
dolencia.
ii) La Comisión Médica Jurisdiccional sustanciará la petición
con la audiencia del o de los interesados así como del empleador
y la ART; garantizando el debido proceso, producirá las medidas
de prueba necesarias y emitirá resolución debidamente fundada
en peritajes de rigor científico.
En ningún caso se reconocerá el carácter de enfermedad
profesional a la que sea consecuencia inmediata, o mediata
previsible, de factores ajenos al trabajo o atribuibles al
trabajador, tales como la predisposición o labilidad a contraer
determinada dolencia.
2. c) Cuando se invoque la existencia de una enfermedad
profesional y la ART considere que la misma no se encuentra
prevista en el listado de enfermedades profesionales, deberá
sustanciarse el procedimiento del inciso 2. b). Si la Comisión
Médica Jurisdiccional entendiese que la enfermedad encuadra en
los presupuestos definidos en dicho inciso, lo comunicará a la
ART, la que, desde esa oportunidad y hasta tanto se resuelva en
definitiva la situación del trabajador, estará obligada a brindar
todas las prestaciones contempladas en la presente ley. En tal
caso, la Comisión Médica Jurisdiccional deberá requerir de
inmediato la intervención de la Comisión Médica Central para
que convalide o rectifique dicha opinión. Si el pronunciamiento
de la Comisión Médica Central no convalidase la opinión de la
Comisión Médica Jurisdiccional, la ART cesará en el otorgamien-
to de las prestaciones a su cargo. Si la Comisión Médica Central
convalidara el pronunciamiento deberá, en su caso, establecer
simultáneamente el porcentaje de incapacidad del trabajador
damnificado, a los efectos del pago de las prestaciones
dinerarias que correspondieren. Tal decisión, de alcance
circunscripto al caso individual resuelto, no importará la
modificación del listado de enfermedades profesionales vigente.
La Comisión Médica Central deberá expedirse dentro de los 30
dias de recibido el requerimiento de la Comisión Médica
Jurisdiccional.
2. d) Una vez que se hubiera pronunciado la Comisión Médica
Central quedarán expeditas las posibles acciones de repetición a
favor de quienes hubieran afrontado prestaciones de cualquier
naturaleza, contra quienes resultarenen definitiva responsables
de haberlas asumido. [Texto según decr. 1278/2000, B.O., 3/1/01],
3. Están excluidos de esta ley:
a) Los accidentes de trabajo y las enfermedades
profesionales causados por dolo del trabajador o por
fuerza mayor extraña al trabajo;
b) Las incapacidades del trabajador preexistentes a
la iniciación de la relación laboral y acreditadas en el
examen preocupacional efectuado según las pautas
establecidas por la autoridad de aplicación.

COBERTURA

Las contingencias cubiertas por la LRT son los infortunios laborales,


concepto que tiene un sentido más amplio que el de accidentes de
trabajo.
Es de esta manera que la LRT cubre tanto los infortunios provocados
por los hechos súbitos y traumáticos (accidentes propiamente dichos)
como las enfermedades profesionales.
Estas últimas han sido enunciadas en una lista específica. El listado
de enfermedades profesionales fue aprobado por el Comité Consultivo
Permanente el día 8/2/96 (ver Laudo MTySS 156/96, ratificado por el
decr. 658/96 [B.O., 27/6/96]). Tal corpus juris es complementado por
la Tabla de evaluación de incapacidades laborales, aprobada por el
Comité Consultivo Permanente el 20/2/96, y puesta en vigencia por el
decr. 659/96 (B.O., 27/6/96); y por el Manual de procedimiento para el
diagnóstico de las enfermedades profesionales (Laudo 405/96, B.O.,
14/6/96).
Hasta la fecha de la publicación de la presente edición, el Listado de
enfermedades profesionales (1996) sólo fue revisado en una
oportunidad por decreto 1167/2003. Por dicho dispositivo se incorporó
el Mal de Chagas y el Hantavirus.
En una reciente reunión del Comité Consultivo Permanente se aprobó
la incorporación al listado de las enfermedades: várices, hernias
inguinales y lumbalgias.
Pero, según respuesta de la propia Superintendencia de Riesgos del
Trabajo, «aun no hay reglamentación que incorpore dichas
enfermedades al listado de enfermedades profesionales, sino que este
tema fue tratado en el Comité Consultivo Permanente y aun resta su
implementación»Por ahora entonces, tales enfermedades extra
sistémicas, serán pedidas para su reparación vía acción civil, previo
pedido de inconstitucionalidad del artículo 6 de la ley 24.557

Definición legal de accidente de trabajo

Del primer párrafo de la norma transcripta emerge una definición


genérica de lo que es un accidente de trabajo. La relación de imputación
causal reconoce como puntos de conexión el acontecimiento súbito y
violento del trabajo o la ocasión por él generada.
En este aspecto, el nuevo texto no introduce innovaciones respecto
de sus predecesoras, las leyes 9688 (S.O., 21/10/1915), 23.643 (S.O.,
7/11/88) y 24.028 (S.O., 17/12/91).

ANÁLISIS DEL CONCEPTO DE INFORTUNIO LABORAL

Acontecimiento súbito y violento. El infortunio debe provenir de la


acción violenta y súbita de una causa externa. En este caso, debemos
considerar los siguientes aspectos:
- Causa violenta: es el acontecimiento susceptible de producir una
lesión corporal, ya sea por caída, actinismo, calor, frío o cualquier causa
externa individualizada en el espacio, lugar y tiempo, que en contacto
con el cuerpo humano determine sobre él su energía lesiva, cuya
eficacia es producto de una disminución orgánica en la perturbación de
la salud del trabajador.
- Causa externa: es la que actúa sobre su organismo y constitución
generando un daño. Con mayor técnica jurídica, el régimen anterior se
refería a los «... daños psicofísicos» sufridos por los trabajadores por el
hecho o en ocasión del trabajo.
-Acción súbita: consta de una duración muy limitada, no existiendo
una diferenciación entre capacidad e incapacidad, entre salud y
enfermedad.

Ocurrido por el hecho. Elemento en el que se considera la propia


actividad.

O en ocasión del trabajo. La relación laboral es suficiente para que


sea considerado un accidente de trabajo. Para ser tipificado como tal,
debe existiruna vía del tipo señalado. Es decir que debe haber una
prestación laboral de alguien -el trabajador- para que otro -el
empleador- la dirija y remunere.
ACCIDENTE IN ITINERE

a) Introducción
Es el accidente que le ocurre a un trabajador en su recorrido habitual
de su trabajo a su domicilio o viceversa, siempre y cuando aquél no
hubiere interrumpido o alterado dicho trayecto por causas ajenas a la
labor. Es decir, antes de comenzar sus tareas o luego de finalizadas.
Para su configuración se requieren tres elementos:

Recorrido habitual. Debe ser el mismo recorrido (contacto


topográfico)

Horario habitual. Debe ser el mismo horario en el recorrido


habitual. Este elemento junto con el anterior determinan el nombre
initinere.

El recorrido no se debe interrumpir por razones personales. El


recorrido habitual no se debe haber interrumpido o cambiado por un
motivo o interés particular, personal e independiente del trabajo.
Se excluyen los casos en que, por causas que no le atañen, el
trabajador deba utilizar forzosamente un medio distinto al habitual por
falta del mismo ese día. Resulta interesante la segunda parte del primer
apartado del artículo que comentamos. Por primera vez, en normas de
esta naturaleza, nos apartamos del concepto clásico de accidente in
itinere, pues ahí se contempla una excepción: es el caso en que se
faculta al trabajador-previa declaración por escrito ante el empleador, y
éste, dentro de las 72 horas antes, al asegurador- a modificar el itinere
por las siguientes razones:
- Por estudio;
- Por concurrencia a otro empleo;
- Por atención de familiar directo enfermo y no conviviente.
En este caso, el trabajador deberá presentar el certificado a
requerimiento del empleador dentro de los tres días hábiles de
solicitado.
Algunos autores homologan este tipo de infortunio con el accidente in
misión y el vial.
Se tipifica al accidente in misión como el que le ocurre a un
trabajador cuando debe realizar un encargo del empleador o de una
autoridad encargada del mismo.

b) Reforma de ley 26.773: discriminación de los


accidentes in itinere (negación del 20% adicional de pago único)

Con respecto a los accidentes ¡n itinere hay un retroceso respecto de


lo normado por la ley 24.557, ya que se los excluye del adicional de
pago único del 20% que se otorga a los demás infortunios en concepto
de reparación integral, aplicándoseles sólo la fórmula básica. Creemos
que esta discriminación podrá dar lugar a planteos de
inconstitucionalidad.

CONCEPTO LEGAL DE ENFERMEDADES DEL TRABAJO

En función de la exposición de motivos de la nueva ley, las


enfermedades del trabajo se definen como aquellas que «... originadas
por las tareas cumplidas por el trabajador o por la condiciones
medioambientales de trabajo, figuran incluidas en el listado de
enfermedades laborales que confeccionará y revisará anualmente el
Poder Ejecutivo nacional».
La norma excluye de su ámbito de cobertura toda patología no
incorporada en la lista que ha de confeccionar y revisar anualmente el
Poder Ejecutivo. El enunciado mencionado se hará sobre la base de los
informes técnicos preparados por la Superintendencia del SIPRIT, con
fundamento en la experiencia nacional e internacional.
Según los expertos, el listado tendrá como fuentes el convenio 121 de
la OIT o, tal vez, la lista europea de enfermedades profesionales que
dictó la Comunidad Europea el 22 de mayo de 1990.
En resumen, desaparecería la distinción entre enfermedades del
trabajo y enfermedades profesionales y quedarían todas las afecciones
encuadradas en el concepto de enfermedades profesionales, las que
figurarán en un listado que será elaborado y revisado anualmente por el
Poder Ejecutivo Nacional.
La norma comentada remite al art. 40, ap. 3, respecto del
procedimiento a seguir en la elaboración y revisión del listado de
enfermedades. Éste deberá identificar el agente de riesgo, los cuadros
clínicos y las actividades, en capacidad de determinar por sí la
enfermedad profesional.
Sin querer adelantar el comentario del art. 40 de la LRT, observamos
una particularidad sui generis. En el texto original decía que, en caso de
que el Comité Consultivo Permanente de la LRT -órgano tripartito- no
alcanzara unanimidad con respecto a las modificaciones a la normativa
sobre riesgos deltrabajo y al régimen de higiene y seguridad en el
trabajo, «... la materia en consulta será sometida al arbitraje del
Presidente de la Nación, quien laudará entre las propuestas elevadas
por los sectores representados». En el texto aprobado quedó: «... será
sometido al arbitraje del presidente del Comité Consultivo Permanente
de la LRT previsto en el inciso 1, quien laudará...».
El listado original de las enfermedades profesionales fue suprimido
por la ley 18.913/71. El decr.-ley 4389/73 vuelve a enumerar las
enfermedades profesionales. La tendencia jurisprudencial, hasta ese
entonces, era que todos los casos que se encontraran enumerados en el
art. 149 del decr.-regl. 9688, o bien en el decr. 4389/73, serían
considerados enfermedades profesionales, sin discusión; en otros casos
-no contemplados en los listados- eran los trabajadores quienes debían
demostrar que padecían una enfermedad profesional.
Posteriormente, la ley 23.643 fue más amplia y completa en relación
con las enfermedades profesionales (arg. art. 22, ley 23.643).
La posterior ley 24.028 no hace mención expresa de las
enfermedades profesionales.

- Agentes causantes potenciales de enfermedades profesionales


Antimonio y sus compuestos Arsénico y sus compuestos minerales
Berilio y sus compuestos Cadmio y sus compuestos Cromo y sus
compuestos Flúor y sus compuestos Fósforo y sus compuestos
Manganeso y sus compuestos Mercurio y sus compuestos Níquel y sus
compuestos Plomo y sus compuestos Compuestos alquílicos del plomo
Selenio y sus compuestos Alcoholes y cetonas Benceno Tolueno y
xileno
Derivados halogenados de los hidrocarburos alifáticos Derivados
halogenados de los hidrocarburos aromáticos (monoclorobence- no,
monoclorobromobenceno, hexaclorobenceno, hexacloronaftaleno,
bifenilos policlorados)Derivados nitrados y aminados del benceno
N-Hexano
Sulfuro de carbono
Derivados del fenol, pentaclonofenol, hidroxibenzonitrilo Aminas
aromáticas y sus derivados Clorometil metil éter
Nitroglicerina y otros ésteres del ácido nítrico Isocianatos orgánicos
Resinas epóxicas
Acrilatos (acrilonitrilo, metacrilatos, diacrilatos)
Cloruro de vinilo
Furfural y alcohol furfurílico
Aldehido fórmico (formol) y sus polímeros
Ruido
Presión superior a la presión atmosférica estándar Presión inferiora
la presión atmosférica estándar Calor
Radiaciones ionizantes Radiaciones infrarrojas Radiaciones
ultravioletas Rayos láser
Vibraciones transmitidas a la extremidad superior por maquinarias y
herramientas
Vibraciones de cuerpo entero
Posiciones forzadas y gestos repetitivos en el trabajo 1 (extremidad
superior)
Posiciones forzadas y gestos repetitivos en el trabajo 2 (extremidad
inferior)
Sobrecarga del uso de la voz
Monóxido de carbono
Ácido cianhídrico y cianuros
Hidrógeno sulfurado
Sílice
Silicatos (talco, caolín, mica)
Carbón mineral Asbesto
Carburos de metales duros (cobalto, titanio, tungsteno)
Algodón y otras fibras vegetales (lino, cáñamo, sisal)
Humos y polvos de óxido de hierro Estireno (vinilbenceno)
Óxido de etileno
Gases crudos de fábricas de coque EstrógenosSustancias
irritantes de las vías respiratorias Sustancias sensibilizantes
de las vías respiratorias Sustancias sensibilizantes del pulmón
Cemento (aluminio silicato de calcio)
Sustancias sensibilizantes de la piel, agentes químicos
Hipopigmentantes de la piel
Sustancias nocivas para el esmalte y la estructura de los dientes
Penicilina y sus sales y las cefalosporinas
Enzimas de origen animal, vegetal o bacteriano
Aceites o grasas de origen mineral o sintético
Derivados del petróleo
Plaguicidas organofosforados y carbamatos Bromuro de
metilo Bru celia
Virus de la hepatitis Virus de la hepatitis B y C Bacillus
Anthracis (carbunclo)
Mycobacterium tuberculosis Leptospira (Leptospirosis)
Clamydia Psittaci (Psitacosis)
Histoplasma Capsulatum (Histoplasmosis)
Cestodes: Equinococus Granulosus Equinococus Multiloculares
(Hidatidosis)
Plasmodium (Paludismo)
Leishmania Donovani Chagasi (Leishmaniasis)
Virus amarílicos (Fiebre amarilla)
Arbovirus - avenovirus - virus Junín (fiebre hemorrágica
argentina) Citomegalovirus
Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)
Virus del herpes simple Candida Albicans

EXCLUSIÓN DE RESPONSABILIDAD PATRONAL


Se excluirán los accidentes de trabajo y las enfermedades
profesionales causadas por dolo del trabajador y por fuerza extraña al
trabajo.
Obviamente, también se excluirán las incapacidades del trabajador
preexistentes u originadas en accidentes de trabajo o enfermedades
del trabajo contraídas con anterioridad a la iniciación del contrato de
trabajo.

Casos de exclusión
a) Eliminación de la culpa grave como causal de
exclusión de responsabilidad

La culpa grave se configura cuando el trabajador viola un reglamento


interno o cuando el infortunio se debe a una causa que, por elemental,
pudo o debió evitar. Las leyes anteriores al nuevo régimen no definían
la culpa grave, sólo se limitaban a enunciarla como causal liberatoria de
responsabilidad patronal.
Para Sachet, la culpa grave existe cuando el hecho -o la omisión- que
origina el accidente es peligroso y ha sido ejecutado por la víctima sin
orden ni autorización, como también sin necesidad ni utilidad.
El art. 6 del proyecto de elevación de la LRT al Congreso contenía la
culpa grave como exclusión de responsabilidad. La norma aprobada
borró como causal exculpatoria la culpa grave. Quedó, en consecuencia,
encuadrado en dicha categoría el dolo del trabajador o la fuerza mayor
extraña a la labor.

b) Dolo del trabajador

En casos en que el hecho dañoso provocado por un accidente laboral


y enfermedad profesional ha ocurrido como consecuencia del dolo del
trabajador, el empleador está exento de responsabilidad. En aquellos
casos en que se produce esta situación, la prueba corre por cuenta de
quien alega.

c) Fuerza mayor extraña al trabajo

Esta causal de exclusión de responsabilidad ya estaba contemplada en


el art. 4, inc. 6 de la originaria ley 9688.
Aparece nuevamente como causal de exclusión de indemnización
patronal. Se pueden citar como ejemplos:
- Hechos naturales:
• Temblores, terremotos;
• Tempestades (lluvias e inundaciones extraordinarias);
• Pestes o enfermedades infecciosas;
• Incendios;
• Rayos.
- Hechos del hombre:
• Órdenes o prohibiciones de las autoridades;
• Guerra, hecchos por terceros, huelga, riña.

ENFERMEDADES LABORALES NO ENUMERADAS EN EL LISTADO


a) Introducción
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha cuestionado el carácter
«cerrado» del listado de enfermedades. Y es así que en el caso «Silva»,
manifestó «que si una enfermedad está vinculada causalmente a un
hecho antijurídico la acción procede con independencia del listado que
prevea la Ley de Riesgos del Trabajo».
En suma, según la doctrina de la Corte Suprema, se reconoce la
reparación de las enfermedades extrasistémicas.
b) Régimen legal

«Se consideran enfermedades profesionales aquellas que se


encuentran incluidas en el listado que elaborará y revisará el Poder
Ejecutivo, conforme al procedimiento del artículo 40, apartado 3 de esta
ley. El listado identificará agente de riesgo, cuadros clínicos, exposición
y actividades en capacidad de determinarla enfermedad profesional».
La modificación introducida por el decr. 1278/2000 es la siguiente:
«... Las enfermedades no incluidas en el listado, como sus
consecuencias, no serán consideradas resarcibles, con la única
excepción de lo dispuesto en los incisos siguientes:
2. b) Serán igualmente consideradas enfermedades
profesionales aquellas otras que, en cada caso concreto, la Comisión
Médica Central determine como provocadas por causa directa e
inmediata de la ejecución del trabajo, excluyendo la influencia de los
factores atribuibles al trabajador o ajenos al trabajo.
A los efectos de la determinación de la existencia de estas
contingencias, deberán cumplirse las siguientes condiciones:
i) El trabajador o sus derechohabientes deberán iniciar el
trámite mediante una petición fundada, presentada ante la Comisión
Médica Jurisdiccional, orientada a demostrar la concurrencia de los
agentes de riesgos, exposición, cuadros clínicos y actividades con
eficiencia causal directa respecto de su dolencia.

.ii) La Comisión Médica Jurisdiccional sustanciará la petición con


la audiencia del o de los interesados así como del empleador y la ART;
garantizando el debido proceso, producirá las medidas de prueba
necesarias y emitirá resolución debidamente fundada en peritajes de
rigor científico.
En ningún caso se reconocerá el carácter de enfermedad profesional a
la que sea consecuencia inmediata, o mediata previsible, de factores
ajenos al trabajo o atribuibles al trabajador, tales como la
predisposición o labilidad a contraer determinada dolencia....

c) Caso puntual del estrés

La determinación de enfermedad profesional causada por estrés


plantea una serie de inconvenientes por la multicausalidad de factores
que pueden actuar en cada individuo independientemente del trabajo;
ese hecho exige mayor puntillosidad a la hora de tener que valorar «la
tarea» y evitar un error conceptual al atribuir a ésta el estrés que
producen otros factores, como los ligados a las relaciones
interpersonales en el trabajo y fuera de éste o los trastornos de la
afectividad consecuencia de las continencias no laborales que la vida
produce en su devenir.
«Sin duda, en todas las profesiones se puede generar alguna
situación estresante de vez en cuando; pero a excepción de que sea
muy grave y cause un daño agudo, no es una ‘situación cotidiana y
persistente' presente durante los años que dura el vínculo laboral.
En cambio, en algunas profesiones, el trabajador está sujeto a
experiencias angustiantes reiteradas ya sea porque tiene que intervenir
en situaciones de peligro para la vida propia o ajena, como es el caso de
policías, bomberos, maquinistas de trenes en los descarrilamientos o
bien porque se encuentra bajo tensión permanente, como ocurre en los
operadores de tráfico aéreo y en los maquinistas de trenes, entre otras.
Esas profesiones, por lo común, requieren una formación técnica
específica en el puesto de trabajo y están sujetas a un régimen
especial. Algunas exigen en el puesto de trabajo una concentración
máxima que las diferencia de las tareas comunes, con el agravante de
que la desconcentración expone a la producción de accidentes.
La urgencia y los riesgos de vida ajenos y propios son compañeros
habituales, como ocurre con los conductores de ambulancia y médicos
externos durante las emergencias médicas, en las que no pocas veces
se producen siniestros graves.
En algunas profesiones, la interrupción de la tarea exige
indefectiblemente la presencia de otro agente reemplazante en el
puesto (controladores de tráfico aéreo, maquinistas de trenes) y, dada
la frecuencia de accidentes fatales, deben responder ante las
autoridades y ante la justicia reiteradamente (entre otras, los
maquinistas de trenes)».
«Consecuencia directa de las exigencias del ejercicio de la función,
como ocurre con los conductores de máquinas ferroviarias, entre otros,
el estrés producido durante años (injertado en la meiopragia
constitucional) determinó que los trabajadores cuadros psicofísicos que
requirieron atención médica, internaciones y/o licencias.
Un elemento significativo a considerar dentro de las enfermedades
profesionales es que la situación planteada en el punto anterior se haya
presentado en forma comprobada en un alto porcentaje de trabajadores
que han desempeñado la misma función o puesto de trabajo, producto
de la sobrecarga emocional y/o de la gran responsabilidad que los
riesgos de éste generan».
«Es fundamental el diagnóstico de situación y determinar si el estrés
es el resultado de circunstancias constantes de peligro para la
integridad, la seguridad de la propia vida o ajena, difícilmente evitables
o imposibles de evitar, provocadas por el desempeño laboral habitual,
las que por acción acumulativa durante años minan el equilibrio de los
mecanismos de defensa; no correspondiendo atribuir su origen a un
mero defecto de la personalidad o a razones de índole extralaboral».
MODELO DE INFORME AMBIENTAL PARA LOS CASOS DE ENFERMEDAD PSÍQUICA

PROFESIONAL NO LISTADA

-Apellido y nombre:
-Tarea:
-Describir la tarea:
1. ¿Qué régimen horario debe cumplir?
2. Es considerado un régimen especial? Sí / No
3. El cumplimiento de esta tarea ¿exige que el trabajador tenga una
formación técnica específica en su puesto de trabajo? Sí / No
4. El cumplimiento de esta tarea en su puesto de trabajo ¿exige una
concentración máxima que la diferencia de las tareas comunes? Sí / No
5. La desconcentración ¿puede generar potencialmente accidentes o
problemas graves para sí o para terceros? Sí / No6. El ejercicio habitual
de la actividad ¿está condicionado por situaciones de urgencia
permanente y/o riesgo para la vida de terceros? Sí / No
7. El ejercicio habitual de la actividad ¿condiciona situaciones de
urgencia permanente, con riesgo para la seguridad o la propia vida? Sí /
No
8. El ejercicio habitual de la actividad ¿condiciona elevadas
exigencias ligadas a la producción? Sí / No
9. La interrupción transitoria y/o eventual de la tarea ¿puede
realizarse sin problemas o exige indefectiblemente la presencia de otro
agente reemplazante en el puesto de trabajo? Sí / No
10. En la función que desempeña ¿tiene personal a cargo? Sí / No
11. El personal a cargo ejerce tareas de cuyo cumplimiento depende
la seguridad psicofísica de terceros? Sí / No
12. Como consecuencia directa de la función ¿tiene que responder a
exigencias de las autoridades habitualmente? Sí / No. Detalle.
13. Las exigencias del ejercicio de la función ¿han determinado
cuadros psicofísicos que requirieran atención médica, internaciones y/o
licencias? Sí / No
14. La situación planteada en la pregunta anterior ¿se ha presentado
en otras personas que han desempeñado la misma función o puesto de
trabajo, como consecuencia directa de la sobrecarga emocional y/o de
responsabilidad que genera la misma tarea o el mismo puesto de
trabajo? Sí / No
15. ¿Qué hace los fines de semana?
- Comentario sobre el entorno familiar:
- Comentario sobre siniestralidad previa en relación al puesto de
trabajo
habitual:
- Comentario sobre siniestralidad previa fuera del trabajo habitual:

Firma del Trabajador FirmadelProfesional

FALLO «PALERMO FLEITAS, TERESA c/ PROVINCIA ART: EL ESTRÉS NO ES

ENFERMEDAD LABORAL

Negando la tendencia que se venía imponiendo en la jurisprudencia


laboral, el fallo «Palermo Fleitas, Teresa c/ Provincia ART SA s/
Accidente - Acción civil» de la Cámara de Apelaciones del Trabajo, Sala
III, del 28 de febrero de 2008, consideró que el estrés es normal en la
vida laboral y la ART no debe cubrirlo.
Es así que, para esta tendencia, el estrés no es una enfermedad y es
parte lógica del trabajo, tanto como del paso forzoso y de la vida
urbana. Se encolumnan tras de esta tesis dos camaristas: Roberto Eiras
y Elsa Porta, quienes sostienen que «... el estrés no es en sí mismo una
enfermedad».

Detalles del caso. El trabajador Wilson Ramírez Duque falleció de un


accidente cerebrovascular derivado de una afección hipertensiva.
Su esposa interpuso demanda a Provincia ART debido a que ésta no
realizó ninguna actividad tendiente a prevenir dicho infortunio.
Para los camaristas Eiras y Porta, los testigos aportados por Palermo
Fleitas no lograron acreditar que el tipo de tareas cumplidas por su
esposo ni las condiciones en que se desempeñaba pudieran ser causa
de un estrés mayor.
Para Haus Selye, un descubridor de esta patología, el estrés «es un
síndrome general de adaptación que es manifestado por el organismo
cuando responde a las variaciones del entorno». Receptando este
concepto, los camaristas añaden que el estrés está presente en
cualquiera de los actos que componen la vida y sólo se detiene con la
muerte.
Para esta tesitura, si bien es cierto que hay tareas que son propicias
al agravamiento de patologías, el trabajo, genéricamente considerado
como un factor de esfuerzo, responsabilidad y ansiedad, forma parte de
las vicisitudes normales de la vida (como el ajetreo del tránsito urbano,
los problemas familiares, las dificultades económicas). «¿Acaso no
genera un estrés mayor la desocupación o el ocio forzoso?», se
preguntan Eiras y Porta.
Dichos magistrados concluyen: «Por esta razón no resulta equitativo
apreciar el trabajo como concausa de ciertas afecciones sólo por su
incidencia en el estrés, a menos que se pruebe que el tipo de tareas o
las condiciones de su presentación configuren una causa de estrés
apreciablemente mayor que la que pueda suponerse normal en la vida
de una persona sometida al ambiente en que se mueve».
Una de las razones fundamentales que esgrimieron Eiras y Porta para
llegar a su decidendum es que el perito médico designado de oficio y el
cuerpo médico forense coincidieron en que el accidente cerebrovascular
que padeció el camionero no guarda relación causal ni concausal con las
labores cumplidas para la empresa Mirtrans S.A. como conductor de un
camión acoplado, y aseguraron que en el caso estamos frente a una
patología de carácter inculpable.

FALLO POLÉMICO SOBRE EL RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO: POR FUMAR,

EL TRABAJADOR COBRARÁ MENOS INDEMNIZACIÓN

Caso de hipoacusia y una dolencia pulmonar. La Cámara


Nacional de Apelaciones del Trabajo condenó a una empresa a
indemnizara un trabajador por las malas condiciones laborales a las que
debió someterse para cumplir con sus tareas y que le provocaron
graves secuelas.
En una decisión polémica, los camaristas disminuyeron el monto de la
indemnización que debe cobrar el hombre con el argumento de que fue
fumador durante quince años.
Se desprende de la sentencia que las malas condiciones laborales le
provocaron al trabajador hipoacusia y una dolencia pulmonar.

Disminución de la indemnización. La Sala I de la Cámara Nacional


de Apelaciones del Trabajo fijó en 84.000 pesos el resarcimiento que
deberá cobrar el trabajador, ex empleado de una fábrica de ladrillos.
Al desempeñar sus tareas respiraba metales pesados y polvillo y
debía soportar ruidos superiores al límite legal.
Según el camarista Julio Vilela: «La pericia médica revela que (el
trabajador) padece una seria afección respiratoria: carcinoma
epidermoide de pulmón. Según explica el experto, para el desarrollo de
esta patología es necesaria la conjunción de dos factores: labilidad
individual y exposición de los bronquios y pulmones a sustancias
cancerígenas».
Para el magistrado Vilela: «El humo del tabaco es el cancerígeno
inhalado más importante, y el empleado fue fumador desde los veinte
hasta los treinta y cinco años...; además, estuvo expuesto al polvo de
ladrillo y aserrín por el cual existiría una relación concausal entre el
carcinoma de pulmón y las tareas desarrolladas en su trabajo».
Respecto de la hipoacusia, el fallo indica que fue inducida por el ruido
ambiente que existía en el lugar de trabajo del demandante.

REPARACIÓN DE LAS ENFERMEDADES EXTRASISTÉMICAS. CASO «FRONCEDA»

Para el ilustre Maestro Josserand, el Derecho moderno pretende la


protección del débil jurídico. «El derecho es social. Por lo menos en
teoría, es una disciplina que recoge la problemática de la sociedad, la
evalúa y que diseña mecanismos que tienden a proteger a quienes se
encuentran en una posición de debilidad». Y más actualidad cobran
estas afirmaciones cuando se trata de reparar daños sufridos por los
trabajadores en ocasión de su labor.
Precisamente en ese sentido se viene abriendo paso la tendencia, vía
jurisprudencia -labor creadora de los jueces-, de brindar cobertura de
algunas enfermedades denominadas extra sistémicas por no estar
contempladas en el listado oficial.

El caso «Fronceda». La Corte Suprema de Justicia de Mendoza en


la causa «Fronceda»45, destaca que la ley 24.557 de Riesgos del Trabajo
adopta un diseño de responsabilidad causal conforme el cual el trabajo,
desplegado en cierto modo y bajo determinadas circunstancias, opera
como factor eficiente en el conjunto de condiciones determinantes del
daño también predatado.
En la causa citada ut supra, el actor reclamaba al Instituto Provincial
de Juegos y Casinos y a Provincia ART S.A. más de cien mil pesos en
concepto de indemnización por la minusvalía que denuncia padecer.
Denuncia que ingresó a trabajar sano pero que las tareas cumplidas y el
ambiente laboral fueron deteriorando su salud hasta incapacitarlo en
forma absoluta.
«Puntualiza las múltiples funciones a su cargo, el exceso de tensión
que las mismas demandaban y el estrés que le generan, todo lo que
unido al ambiente malsano por el exceso de humo del público fumador
que concurre, el intenso ruido y la falta de aireación, fueron las causas
directas de las dolencias padecidas: hipertensión arterial, trastornos
venosos, taquicardia sinusal, angiopatia escierohipertensiva grado I,
discopatía, espóndilartrosis, etc.».
«Estas dolencias fueron reconocidas por la Comisión Médica Central,
quien dictaminó en fecha 2/3/02, a los fines provisionales, que el actor
sufría una incapacidad del 66,90% de su capacidad laborativa total».
«La ART demandada rechaza el reclamo indemnizatorio y
especialmente la inconstitucionalidad de los arts. 14, 15, 21 y 22 de la
LRT, planteados por el actor. Alega que la LRT no indemniza
enfermedades accidentes sino las enfermedades profesionales
descriptas en el listado aprobado por el decr. 658/96. Destaca que este
listado exige la existencia de un agente en el ambiente laboral que
resulte idóneo para producir el daño y la relación de causalidad entre
ellos como determinante de la dolencia padecida por el trabajador».
«Agrega que es indiferente la causal de la incapacidad para acceder al
beneficio provisional, razón por la cual en este caso el dictamen de la
Comisión Médica no le puede ser opuesto».
«Argumenta, además, que su responsabilidad tiene un límite
temporal porque las patologías sufridas por el actor son de evolución
prolongada, por loque la ART sólo debe responder respecto de aquellas
que se manifiestan durante la vigencia del contrato de afiliación, el que
se celebró en el mes de enero de 1999».Presentados así los hechos, en
la sentencia se hizo lugar a la demanda interpuesta, condenando a la
ART a pagar la suma de $ 108.843,35, con más sus intereses y costas,
en concepto de indemnización por la incapacidad total ocasionada por el
trabajo al actor.
A tal efecto declara la inconstitucionalidad del art. 15, inc. 2 de la ley
24.557.
En su apelación, la ART cuestiona la validez del fallo y destaca que
«el a quo manda a indemnizar las consecuencias dañosas de una
dolencia no incluida en el sistema de la LRT y no declara la
inconstitucionalidad del art. 6 de la LRTy su decr. regí. 658/96 y
1278/2000, sólo lo hace respecto del art. 15, inc. 2 de la ley 24.557».
«Sostiene que el Tribunal de origen, siguiendo lo informado en las
periciales médicas, describe las distintas dolencias que padece el actor
(cardiopatía, hipertensión arterial, lumbalgia, etc.) y establece que las
mismas tienen relación con la actividad desempeñada durante su
relación de trabajo y, por lo tanto, las trata como enfermedades
profesionales a pesar de no estar incluidas y especificadas en el listado
de la Ley de Riesgos del Trabajo».
«Afirma que el Tribunal no puede efectuar una condena en los
términos establecidos si no se declara previamente la
inconstitucionalidad del listado de enfermedades profesionales de la ley
24.557».
En este sentido, cabe aclarar que en otros fallos que han dictado la
procedencia de la reparación de enfermedades extra sistémicas no se
ha tenido necesariamente que decretar la inconstitucionalidad del art. 6
de la ley 24.557.
En la causa «Fronceda», el Procurador General de la Corte Suprema
de Justicia de Mendoza, al aconsejar el rechazo de los recursos
intentados, afirma que «la Ley de Riesgos del Trabajo, juntamente con
su decreto reglamentario, estableció un sistema cerrado con una
enumeración taxativa de las enfermedades profesionales, excluyendo
algunas que siempre habían sido así consideradas. Pero el decr.
1278/2000 mejoró el sistema, permitiendo incorporar aquellas
enfermedades en las que se comprobara la relación causal entre la labor
realizada y el daño sufrido. Por lo tanto, la sentencia cuestionada se
encuentra suficientemente fundada en las pruebas rendidas en la causa
y el Tribunal de sentencia ha realizado una correcta interpretación y
aplicación de la normativa legal vigente».

La solución del caso. La solución del caso «Fronceda» se basa en el


sesudo y brillante voto del doctor Pedro I. Llórente. Dicho voto estuvo
de acuerdo con el dictamen del Procurador de la CSJ de Mendoza (Sala
2) y fue compartido portodos los jueces que integran dicho tribunal.
El doctor Llórente confirmó que las tareas y las condiciones en que
fueron realizadas por el actor de por sí desencadenaron el daño sufrido
por éste. Así, vía prueba testimonial y pericial médica se comprobó la
existencia de la relación de causalidad entre las dolencias y las tareas
desempeñadas por el actor.Dice Llórente: «La evaluación de la
sentencia cuestionada y los argumentos expuestos por el censurante
me permiten concluir que no le asiste derecho porque no logra
demostrar que el fallo se aparte de los hechos acreditados en la causa
ni del derecho que le resulta aplicable».
«En el sub lite no observo la existencia de vicios graves en el
pronunciamiento judicial que pongan en evidencia un apartamiento
palmario de las circunstancias tácticas y legales del proceso que
justifique la revocatoria del acto sentencial intentado».
«La resolución cuestionada responde al criterio sustentado por esta
Sala en el precedente ‘Chirino’ (LS, 387-112) donde se afirmó que: ‘...
la Ley de Riesgos del Trabajo adopta un diseño de responsabilidad
causal conforme el cual el trabajo, cumplido en cierto modo y bajo
determinadas propiedades, opera como factor eficiente en el conjunto
de condiciones determinantes del daño también predatado (conf. Corte,
Néstor; Machado, José, Siniestralidad laboral, Santa Fe, 1996, p. 274)’.
Por ello, para poder determinar si una patología o un evento dañoso cae
en el ámbito de cobertura establecido por la LRT es necesario indagar
en la ejecución concreta de débito laboral para comprobar la existencia
del nexo funcional en el que se sitúa a partir de una red de causalidad u
ocasionalidad suficientemente perceptible como para calificarlos como
accidente de trabajo o enfermedad profesional».
«En esta tarea se debe emplear una interpretación amplia para darle
el mayor alcance de cobertura de situaciones posibles y soslayar
soluciones que consagren la pérdida del derecho y que lleve
inexorablemente a que los daños sufridos sean asumidos por las
víctimas».
«Y ello es así porque la ley 24.557 forma parte del sistema más
amplio de la seguridad social; por eso la solución de las enfermedades
profesionales excluidas debe construirse a partir de la aplicación de los
principios de la seguridad social que apunta al reconocimiento y
cobertura de los riesgos de subsistencia (conf. Ramírez, Luis E., Riesgos
del trabajo, 2007, p. 80 y ss., y CSJN, Fallos: 311:903 —‘Silva’—,
317:70; 323:2235 y reciente fallo ‘Pizarra’, 26/2/08)».
«En este marco se sitúa el decr. 1278/2000, superadordel texto
originario de la ley 24.557 que era en extremo rígido al seguir la técnica
del listado cerrado y de triple columna; y permitió ampliar, en el caso
concreto, el listado del art. 6 de la LRT respecto de aquellas patologías
donde se identifique como causa directa al trabajo a los fines de su
cobertura y consiguiente reparación. Expresamente el citado decreto
reconoce en sus considerandos que ‘... con la sanción de la ley 24.557,
nuestro país ha adoptado un nuevo régimen en materia de prevención y
reparación de los riesgos del trabajo inscripto en el concepto amplio de
la seguridad social...’. Se disponen soluciones para el caso de
enfermedades no previstas en el listado que receptan la aplicación de
elementales principios de justicia social...’».«Entre las correcciones al
sistema de reparación que produjo el decr. 1278/ 00, se mencionan: la
incorporación de un cuarto factor a considerar en el listado, que es la
'exposición’ y se eliminó la fórmula ‘en capacidad de determinar por sí la
enfermedad’ que el texto originario consignaba al final del primer
párrafo. Esta supresión podría ser interpretada como de cancelación de
la exigencia de causalidad exclusiva y la consecuente cobertura de las
enfermedades incluidas en el listado en las que el ámbito laboral haya
operado tan sólo como un factor concausal (conf. Ackerman, Mario E. y
Tosca, Diego M., Tratado de derecho del trabajo, t. VI, p. 141; Maza,
Miguel, Manual básico sóbrela Ley de Riesgos del Trabajo, Universidad,
Buenos Aires, 2001, pp. 66 y 69)».
«A tal efecto el Preámbulo del Anexo I del Laudo 156, aprobado por
decr. 658/96 establece las pautas para discernir si a una enfermedad
puede atribuírsele el carácter profesional portratarse de nuevas
patologías no contempladas originariamente en el listado o de
evidencias científicas que permitan establecer el carácter profesional de
otras patologías. Y estructura el concepto a partir del nombre de la
patología, el agente de riesgo y el factor de exposición o actividad
susceptible de generar manifestación y relación de causalidad...».

Conclusión. Sin duda que estamos frente a un nuevo caso de


reparación integral de las enfermedades del trabajo extrasistémicas. La
sentencia analizada da una solución auspiciada por la doctrina y
jurisprudencia de mayor enjundia con respecto a la indemnización de
aquellas enfermedades excluidas del listado oficial de patologías del
trabajo.
El Alto Tribunal de Mendoza, además de ponderar el decr. 1278/2000
como superador del texto originario de la Ley de Riesgos del Trabajo,
les da gran importancia a las medidas de prueba necesarias y
conducentes (testimonial y pericial), fundamentalmente, a los
dictámenes periciales que se ajustaron a los criterios y pautas
adecuados. Esto permitió calificar la patología del trabajador como
resarcible en el sistema de la ley.

PROCEDENCIA DEL ESTRÉS: CASO «P. L. I. R. el CARREFOUR»

Se trata de la procedencia de la indemnización de una enfermedad no


incorporada en el listado de enfermedades profesionales (decr. 658/96,
conf. art. 6, ley 24.557) ni denunciada como reconocida como tal por la
Comisión Médica Central (cfr. decr. 1278/2000).Los magistrados dieron
por probadas las condiciones estresantes de la labor. La asignación de
responsabilidades que excedían las propias de la trabajadora y que le
demandaban el cumplimiento de una jornada de trabajo superior a la
legal le hacen pasible a ésta la procedencia de una reparación integral
del daño. En este caso, la indemnización por estrés laboral.

Aplicación del art. 1113 del Código Civil. En el caso en análisis,


se atribuyó responsabilidad a la demandada en los términos del art.
1113 del Cód. Civil. Su procedencia radica en que, nuevamente, se
declaró la inconstitucionalidad del art. 39, inc. 1 de la ley 24.557 y, por
ende, se ordena el pago del resarcimiento emergente de la ley civil.
Para los magistrados de la CNTrab., Sala II, «... el régimen de
reparación previsto por la Ley de Riesgos del Trabajo resulta insuficiente
para resarcir en forma íntegra el perjuicio sufrido por la trabajadora,
como consecuencia de su desempeño laboral para su empleador».

Procedencia de la indemnización integral. La reparación integral


del perjuicio padecida por la víctima cubre tanto el daño material
derivado de la disminución laborativa como el de índole
extrapatrimonial. Sobre este último, el daño moral, no requiere una
prueba especial y, en tal sentido, los jueces gozan de un amplio criterio
para su determinación, teniendo en consideración los padecimientos
presuntamente sufridos.

NUEVO RÉGIMEN DE LOS EXÁMENES MÉDICOS DE SALUD INCLUIDOS EN EL

SISTEMA DE RIESGOS DEL TRABAJO. RES. 37/2010-SRT

Derechos y obligaciones del trabajador. Los empleadores deben


exigir a los trabajadores declaraciones juradas informando acerca de
enfermedades o dolencias de su conocimiento.
Además, deben realizar exámenes de salud periódicos a su personal
cuando existan agentes de riesgo.
Declaración de enfermedades. Res. 37/2010, SRT.
La resolución 37/10 de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo
determinó la realización de exámenes médicos en atención a las
distintas etapas de la prestación laboral de los trabajadores y sus
eventuales modificaciones.
El objetivo es la prevención de accidentes laborales y enfermedades
profesionales, a los fines de un correcto cumplimiento de los objetivos
del sistema de riesgos laborales.
Mediante la resolución, se exigen los siguientes exámenes médicos de
salud obligatorios:
—Preocupacionales o de ingreso.
—Periódicos cuando haya agentes de riesgo.
—Previos a una transferencia de actividad.
Con carácter optativos, la resolución también incluye estudios:
—Posteriores a una ausencia prolongada.
—Previos a la terminación de la relación laboral o de egreso.

Los exámenes preocupacionales o de ingreso tienen como propósito


determinar la aptitud del postulante conforme sus condiciones
psicofísicas para el desempeño de las actividades que se le requerirán.
En ningún caso pueden ser utilizados como elemento discriminatorio
para el empleo. La realización de los exámenes preocupacionales es
obligatoria, debiendo efectuarse de manera previa al inicio de la relación
laboral y es responsabilidad del empleador que los mismos se realicen.
Los exámenes periódicos tienen por objetivo la detección precoz de
afecciones producidas por agentes de riesgo a los cuales el trabajador
se encuentra expuesto con motivo de sus tareas. La realización de estos
exámenes es obligatoria en todos los casos en que exista exposición a
los agentes de riesgo antes mencionados.
Los exámenes previos a la transferencia de actividad apuntan a
determinar la aptitud del postulante conforme sus condiciones
psicofísicas para el desempeño de su nueva tarea. Es obligatoria la
realización de exámenes previos a la transferencia de actividad toda vez
que dicho cambio implique el comienzo de una eventual exposición a
uno o más agentes de riesgo determinados.
Los exámenes posteriores a ausencias prolongadas tienen como
propósito detectar las patologías eventualmente sobrevenidas durante
la ausencia, y son optativos.

POSICIÓN DE LA SUPREMA CORTE DE BUENOS AIRES.


INCONSTITUCIONALIDAD DEL ART. 6. CASO «B, C. A. C/DUPONT ARGENTINA
S.A. S/DAÑOS Y PERJUICIOS» (17/12/2008)

a) Procedencia de la acción civil

Se declara procedente el reclamo con fundamentos en las normas del


Código Civil, el pago integral de los daños y perjuicios provocados por la
incapacidad laboral que el trabajador denuncia padecer.

b) Prueba

Probada la relación causa a efecto entre la prueba producida el daño


probado procede la indemnización integral.
Probadas las enfermedades padecidas por el actor y su relación
causal con el trabajo deberá encuadrarse la situación de hecho en los
arts. 1105 y 1115 del Código Civil.

c) Resarcimiento de las enfermedades extrasistémicas

En primer lugar, se decreta la inconstitucionalidad del párrafo final del


art. 6.2 de la ley de riesgos del trabajo 24.557, porque se estaría
privando a un damnificado del derecho de la reparación del daño
sufrido, sin proveerle siquiera, una reparación limitada en su monto.
Siendo esto así, se ordena el pago de indemnización en casos de
daños laborales provocados por enfermedades no reconocidas en el
régimen legal.
Frente al detrimento indebido a la capacidad laborativa del trabajador-
configurativa de su patrimonio- una exclusión como la contenida en el
art. 6.2 de la ley 24.557, colisiona con el principio de no dañar a otro
contenido en el art. 19 de la Constitución Nacional, lo que deriva
entonces en la inconstitucionalidad el referido precepto legal, al
provocar una restricción irrazonable de los derechos y garantías
consagrados en la Carta Magna nacional y en Pactos Internacionales.

NUEVA NORMATIVA SOBRE EL ESTRÉS POST TRAUMÁTICO. RESOLUCIÓN SRT


558/2009

Mediante resolución 558/2009 la Superintendencia de Riesgos del


Trabajo aprobó el procedimiento de prevención y tratamiento del estrés
post traumático suscitado a raíz de accidentes por arrollamiento de
vehículos y/o personas, descarrilamiento y/o colisión de formaciones en
el ámbito de ferrocarriles, subterráneos y premetro cuyo resultado fuera
la muerte o lesiones de la o las víctimas y/o donde se hubiere puesto en
riesgo la vida del conductor, conductor especializado, ayudante de
conductor o aspirante a preconductor o jefe de tren.
En su artículo 2 establece que «el empleador deberá denunciar a la
Aseguradora de Riesgos del Trabajo todos los casos en que se produzca
un accidente de las características indicadas en el artículo 1».
REFORMAS AL «REGISTRO DE ENFERMEDADES PROFESIONALES»

Con el fin de mejorar identificar a las enfermedades profesionales la


Instrucción N° 2/2010 modifica los procedimientos y el contenido de los
formularios que hacen al «Registro de Enfermedades Profesionales».
En dichos formularios aparecen datos y se introducen cambios en el
formato, medio y plazos de envío de la información correspondiente al
Registro aludido.

ACUERDO PARA LOS EMPLEADOS DE COMERCIO. LICENCIA POR ACCIDENTE

LABORAL O ENFERMEDADES PROFESIONALES

Durante este período de tiempo el empleador deberá liquidar todas


las sumas que deban abonarse conforme el nuevo acuerdo salarial, en
forma paralela al pago que realiza la ART al trabajador.
Las sumas no remunerativas recién se incorporarán a los salarios
básicos convencionales a partir del mes de julio de 2011, en cinco
cuotas iguales, mensuales y consecutivas, operándose la definitiva
incorporación en el mes de noviembre de 2011.

APROBACIÓN DE LA OIT DE UNA NUEVA LISTA DE ENFERMEDADES

PROFESIONALES. REUNIÓN DEL 25 DE MAYO DE 2010

1. Enfermedades profesionales causadas por la exposición a


agentes que resulte de las actividades laborales

1.1. Enfermedades causadas por agentes químicos


1.1.1. Enfermedades causadas por berilio o sus compuestos
1.1.2. Enfermedades causadas por cadmio o sus compuestos
1.1.3. Enfermedades causadas por fósforo o sus compuestos
1.1.4. Enfermedades causadas por cromo o sus compuestos
1.1.5. Enfermedades causadas por manganeso o sus compuestos
1.1.6. Enfermedades causadas por arsénico o sus compuestos
1.1.7. Enfermedades causadas por mercurio o sus compuestos
1.1.8. Enfermedades causadas por plomo o sus compuestos
1.1.9. Enfermedades causadas por flúor o sus compuestos
1.1.10. Enfermedades causadas por disulfuro de carbono
1.1.11. Enfermedades causadas por los derivados halogenados de
los hidrocarburos alifáticos o aromáticos
1.1.12. Enfermedades causadas por benceno o sus homólogos
1.1.13. Enfermedades causadas por los derivados nitrados y
amínicosdel benceno o de sus homólogos
1.1.14. Enfermedades causadas por nitroglicerina u otros ésteresdel
ácido nítrico
1.1.15. Enfermedades causadas por alcoholes, glicoles o cetonas
1.1.16. Enfermedades causadas por sustancias asfixiantes como
monóxido de carbono, sulfuro de hidrógeno, cianuro de
hidrógeno o sus derivados
1.1.17. Enfermedades causadas por acrilonitrilo
1.1.18. Enfermedades causadas por óxidos de nitrógeno
1.1.19. Enfermedades causadas por vanadio o sus compuestos
1.1.20. Enfermedades causadas por antimonio o sus compuestos
1.1.21. Enfermedades causadas por hexano.1.1.22.
Enfermedades causadas por ácidos minerales
1.1.23. Enfermedades causadas por agentes farmacéuticos
1.1.24. Enfermedades causadas por níquel o sus compuestos
1.1.25. Enfermedades causadas portalio o sus compuestos
1.1.26. Enfermedades causadas por osmio o sus compuestos
1.1.27. Enfermedades causadas por selenio o sus compuestos
1.1.28. Enfermedades causadas por cobre o sus compuestos
1.1.29. Enfermedades causadas por platino o sus compuestos
1.1.30. Enfermedades causadas por estaño o sus compuestos
1.1.31. Enfermedades causadas por zinc o sus compuestos
1.1.32. Enfermedades causadas por fosgeno
1.1.33. Enfermedades causadas por sustancias irritantes de la
córnea como benzoquinona
1.1.34. Enfermedades causadas por amoniaco
1.1.35. Enfermedades causadas por isocianatos
1.1.36. Enfermedades causadas por plaguicidas
1.1.37. Enfermedades causadas por óxidos de azufre
1.1.38. Enfermedades causadas por disolventes orgánicos
1.1.39. Enfermedades causadas por látex o productos que
contienen látex
1.1.40. Enfermedades causadas por cloro
1.1.41. Enfermedades causadas por otros agentes químicos en el
trabajo no mencionados en los puntos anteriores cuando se haya
establecido, científicamente o por métodos adecuados a las
condiciones y la práctica nacionales, un vínculo directo entre la
exposición a dichos agentes químicos que resulte de las
actividades laborales y la(s) enfermedad(es) contraída(s) por el
trabajador

1.2. Enfermedades causadas por agentes físicos


1.2.1. Deterioro de la audición causada por ruido
1.2.2. Enfermedades causadas por vibraciones (trastornos de
músculos, tendones, huesos, articulaciones, vasos sanguíneos
periféricos o nervios periféricos)
1.2.3. Enfermedades causadas por aire comprimido o
descomprimido
1.2.4. Enfermedades causadas por radiaciones ionizantes
1.2.5. Enfermedades causadas por radiaciones ópticas
(ultravioleta, de luz visible, infrarroja), incluido el láser
1.2.6. Enfermedades causadas por exposición a temperaturas
extremas
1.2.7. Enfermedades causadas por otros agentes físicos en el
trabajo no mencionados en los puntos anteriores cuando se haya
establecido, científicamente o por métodos adecuados a las
condiciones y la práctica nacionales, un vínculo directo entre la
exposición a dichos agentes físicos que resulte de las actividades
laborales y la(s) enfermedad(es) contraída(s) por el trabajador1.3.
Agentes biológicos y enfermedades infecciosas o parasitarias
1.3.1. Brucelosis
1.3.2. Virus de la hepatitis
1.3.3. Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)
1.3.4. Tétanos
1.3.5. Tuberculosis
1.3.6. Síndromes tóxicos o inflamatorios asociados con
contaminantes bacterianos o fúngicos
1.3.7. Ántrax
1.3.8. Leptospirosis
1.3.9. Enfermedades causadas por otros agentes biológicos en el
trabajo no mencionados en los puntos anteriores cuando se haya
establecido, científicamente o por métodos adecuados a las
condiciones y la práctica nacionales, un vínculo directo entre la
exposición a dichos agentes biológicos que resulte de las
actividades laborales y la(s) enfermedad(es) contraída(s) por el
trabajador
2. Enfermedades profesionales según el órgano o sistema afectado

2.1. Enfermedades del sistema respiratorio


2.1.1. Neumoconiosis causadas por polvo mineral fibrogénico
(silicosis, antracosilicosis, asbestosis)
2.1.2. Silicotuberculosis
2.1.3. Neumoconiosis causadas por polvo mineral no fibrogénico
2.1.4. Siderosis
2.1.5. Enfermedades broncopulmonares causadas por polvo de
metales duros
2.1.6. Enfermedades broncopulmonares causadas por polvo de
algodón (bisinosis), de lino, de cáñamo, de sisal o de caña de
azúcar (bagazosis)
2.1.7. Asma causada por agentes sensibilizantes o irritantes
reconocidos e inherentes al proceso de trabajo
2.1.8. Alveolitis alérgica extrínseca causada por inhalación de
polvos orgánicos o de aerosoles contaminados por microbios que
resulte de las actividades laborales
2.1.9. Enfermedades pulmonares obstructivas crónicas causadas
por inhalación de polvo de carbón, polvo de canteras de piedra,
polvo de madera, polvo de cereales y del trabajo agrícola, polvo
de locales para animales, polvo de textiles, y polvo de papel que
resulte de las actividades laborales
2.1.10. Enfermedades pulmonares causadas por aluminio
2.1.11. Trastornos de las vías respiratorias superiores causados por
agentes sensibilizantes o irritantes reconocidos e inherentes al
proceso de trabajo

2.1.12. Otras enfermedades del sistema respiratorio no


mencionadas en los puntos anteriores cuando se haya establecido,
científicamente o por métodos adecuados a las condiciones y la
práctica nacionales, un vínculo directo entre la exposición a
factores de riesgo que resulte de las actividades laborales y la(s)
enfermedad(es) contraída(s) por el trabajador

2.2. Enfermedades de la piel


2.2.1. Dermatosis alérgica de contacto y urticaria de contacto
causadas por otros alergenos reconocidos, no mencionados en los
puntos anteriores, que resulten de las actividades laborales
2.2.2. Dermatosis irritante de contacto causada por otros agentes
irritantes reconocidos, no mencionados en los puntos anteriores,
que resulten de las actividades laborales
2.2.3. VitÍligo causado por otros agentes reconocidos, no
mencionados en los puntos anteriores, que resulten de las
actividades laborales
2.2.4. Otras enfermedades de la piel causadas por agentes físicos,
químicos o biológicos en el trabajo no incluidos en otros puntos
cuando se haya establecido, científicamente o por métodos
adecuados a las condiciones y la práctica nacionales, un vínculo
directo entre la exposición a factores de riesgo que resulte de las
actividades laborales y la(s) enfermedad(es) de la piel contraída(s)
por el trabajador
2.3. Enfermedades del sistema osteomuscular
2.3.1. Tenosinovitis de la estiloides radial debida a movimientos
repetitivos, esfuerzos intensos y posturas extremas de la muñeca
2.3.2. Tenosinovitis crónica de la mano y la muñeca debida a
movimientos repetitivos, esfuerzos intensos y posturas extremas
de la muñeca
2.3.3. Bursitis del olécranon debida a presión prolongada en la
región del codo
2.3.4. Bursitis prerrotuliana debida a estancia prolongada en
posición de rodillas
2.3.5. Epicondilitis debida a trabajo intenso y repetitivo
2.3.6. Lesiones de menisco consecutivas a períodos prolongados
de trabajo en posición de rodillas o en cuclillas
2.3.7. Síndrome del túnel carpiano debido a períodos prolongados
de trabajo intenso y repetitivo, trabajo que entrañe vibraciones,
posturas extremas de la muñeca, o una combinación de estos tres
factores
2.3.8. Otros trastornos del sistema osteomuscular no mencionados
en los puntos anteriores cuando se haya establecido,
científicamente o por métodos adecuados a las condiciones y la
práctica nacionales, un vínculo directo entre la exposición a
factores de riesgo que resulte de las actividades laborales y lo(s)
trastornos(s) del sistema os- teomuscular contraído(s) por el
trabajador
2.4. Trastornos mentales y del comportamiento
2.4.1. Trastorno de estrés postraumático
2.4.2. Otros trastornos mentales o del comportamiento no
mencionados en el punto anterior cuando se haya establecido,
científicamente o por métodos adecuados a las condiciones y la
práctica nacionales, un vínculo directo entre la exposición a
factores de riesgo que resulte de las actividades laborales y lo(s)
trastornos(s) mentales o del comportamiento contraído(s) por el
trabajador
3. Cáncer profesional

3.1. Cáncer causado por los agentes siguientes


3.1.1. Amianto o asbesto
3.1.2. Bencidina y sus sales
3.1.3. Éterbis-clorometílico
3.1.4. Compuestos de cromo VI
3.1.5. Alquitranes de hulla, brea de carbón u hollín
3.1.6. Beta-naftilamina
3.1.7. Cloruro de vinílo
3.1.8. Benceno
3.1.9. Derivados nitrados y amínicos tóxicos del benceno o de sus
homólogos
3.1.10. Radiaciones ionizantes
3.1.11. Alquitrán, brea, betún, aceite mineral, antraceno, o los
compuestos, productos o residuos de estas sustancias
3.1.12. Emisiones de hornos de coque
3.1.13. Compuestos de níquel
3.1.14. Polvo de madera
3.1.15. Arsénico y sus compuestos
3.1.16. Berilio y sus compuestos
3.1.17. Cadmio y sus compuestos
3.1.18. Erionita
3.1.19. Óxido de etileno
3.1.20. Virus de la hepatitis B (VHB) y virus de la hepatitis C (VHC)
3.1.21. Cáncer causado por otros agentes en el trabajo no
mencionados en los puntos anteriores cuando se haya establecido,
científicamente o por métodos adecuados a las condiciones y la práctica
nacionales, un vínculo directo entre la exposición a dichos agentes que
resulte de las actividades laborales y el cáncer contraído por el
trabajador

4. Otras enfermedades

4.1. Nistagmo de los mineros

4.2. Otras enfermedades específicas causadas por ocupaciones o


procesos no mencionados en esta lista cuando se haya establecido,
científicamente o por métodos adecuados a las condiciones y la práctica
nacionales, un vínculo directo entre la exposición que resulte de las
actividades laborales y la(s) enfermedad(es) contraída(s) por el
trabajador

JURISPRUDENCIA

A) PROCEDENCIA DE LA REPARACIÓN INTEGRAL DE HERNIAS, LUMBALGIAS Y

VÁRICES

ENFERMEDAD LABORAL. CHOFER. AFECCIÓN COLUMNARIA AGRAVADA POR EL

TRABAJO. AUSENCIA DE EXAMEN PREOCUPACIONAL QUE EVIDENCIE LA PREEXISTENCIA

DE LA PATOLOGÍA. LABORES DESARROLLADAS EN UN ÓMNIBUS EN MOVIMIENTO,

DURANTE EXTENSAS JORNADAS. MINUSVALÍA DERIVADA DEL RIESGO DE LA ACTIVIDAD

DESARROLLADA. ART. 1113 DEL CÓDIGO CIVIL. RESPONSABILIDAD CIVIL DE LA

EMPLEADORA. PROCEDENCIA. REPARACIÓN DE PERJUICIOS. INDEMNIZACIÓN DEL DAÑO


MATERIAL Y DEL DAÑO MORAL. PROCEDENCIA. EXTENSIÓN DE LA CONDENA SOLIDARIA

A LA ART

-ART. 1074 DEL CÓDIGO CIVIL-, INCUMPLIMIENTO DE SUS


OBLIGACIONES DE SEGURIDAD Y CONTROL. RIESGOS ERGONÓMICOS DE LA

ACTIVIDAD. INFORME PERICIAL. OBRAR NEGLIGENTE. FALTA DE ADOPCIÓN


DE MEDIDAS PREVENTIVAS
«No existen en el caso pruebas que indique que el actor fuera
portador al inicio del vínculo contractual de signos que revelen la
patología que presenta, al no encontrarse con el examen preocupacional
que pudiere sostener aquella posibilidad.»
«Las tareas desarrolladas en un ómnibus en movimiento el cual debió
ser conducido por el trabajador de manera habitual durante largas
jornadas y por un extenso período, demuestran que la minusvalía que
presenta el actor se debe al riesgo de la actividad desarrollada que fue
creada por la cosa en cuestión, del que la demandada es dueña o
guardiana, lo que hace que el caso quede subsumido en las previsiones
del artículo 1.113 del Código Civil, no habiéndose probado ningún
eximente de responsabilidad. Por ello, y teniendo en cuenta que no se
trata de un accidente sino de una afección agravada por el trabajo,
considero que la conjunción de las circunstancias mencionadas convirtió
al trabajo que estaba cumpliendo el actor, en la cosa riesgosa o viciosa
prevista en elCódigo Civil pues, si bien la tarea de «conductor» no
puede ser considerada en forma genérica como una cosa riesgosa, no
hay cosa peligrosa en función de su naturaleza sino de las
circunstancias, y el damnificado no está obligado a comprobar el
carácter peligroso de la cosa que lo ha dañado, sino que le basta
establecer la relación de causalidad entre la cosa y el daño, quedando a
cargo de la demandada -en carácter de dueña o guardiana- acreditar la
culpa de la víctima o de un tercero por quien no deba responder.»
«En el caso, el conjunto operativo, es decir el modo en que se
cumplió el trabajo, creaba una situación de peligro inminente y las
lesiones que presenta el actor constituyeron la desgraciada
actualización de esa situación de peligro derivada del riesgo o vicio de la
cosa, por lo que corresponde responder por ellas en los términos del
art.1.113. En este contexto, corresponde destacar que en el escrito de
inicio el actor demandó a su empleador imputándole responsabilidad
con fundamento en las normas del Código Civil y, a tal fin, solicitó se
declarara la inconstitucionalidad de varias disposiciones de la ley de
riesgos del trabajo.»
«...la magnitud de los daños causados encuentran objetivación inicial
en el dictamen del Cuerpo Médico Forense en el cual se afirma que el
trabajador de 40 años de edad, padece hernia discal a nivel cervical
como consecuencia de la misma presenta limitaciones en la movilidad
de la misma que le generan un incapacidad, total y permanente, del 5%
T.O. (cfr.fs.387/388); su ocupación como conductor de colectivo, y la
remuneración percibida en los últimos meses de trabajo, y las
implicancias que puedan tener las limitaciones del trabajador en el
contexto social y económico actual, estimo prudente fijar la suma en
concepto de daño material en $ 50.000 y en $ 10.000 en concepto de
daño moral.»
«Del informe pericial técnico surge que la ART no acreditó haber
adoptado medidas de control de Administración e Ingeniería en cuanto a
los Riesgos Ergonómicos del rubro, siendo que -en el caso- la principal
obligación a su cargo consistía en mantener y conservar los asientos de
las unidades en buenas condiciones, para que una persona pueda estar
sentada en ellos una jornada de trabajo; situación que no fue
acreditada en la causa. Desde dicha perspectiva, resulta evidente que la
conducta negligente de la aseguradora consistente en la falta de
adopción de medidas preventivas adecuadas y concretas para el caso
del actor, constituyó el obrar antijurídico que culminó con las secuelas
incapacitantes que presenta el trabajador. Por ello, considero que la
afección que presenta pudo eficazmente haber sido evitada si, en lo que
respecta a la aseguradora, ésta hubiera cumplido con sus deberes a
cargo en materia de seguridad y control, activando procedimientos
preventivos tendientes a disminuir el riesgo de las tareas en tales
condiciones.»
«Se encuentra acreditada la responsabilidad de la ART en los
términos del art.1.074 del Código Civil, por las omisiones en cumplir sus
obligaciones de contralora su asegurada en materia de prevención de
los riesgos. Desde dicha perspectiva, y en atención a la doctrina que
asentó la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo «Torrillo»,
sugiero extender la condena solidariamente a la misma en los términos
del art.1.074 del Código Civil.»
(«H. D. R. c/Linea 544 S.A. y otro s/accidente - acción civil».
CNTrab,, Sala VI, 26/04/2012, elDial.com -AA7710)

ENFERMEDAD LABORAL. AFECCIÓN COLUMNARIA. TAREAS DE ESFUERZO.

TRANSPORTE DE CONTENEDORES CARGADOS CON BASURA -DE GRAN


PESO-, LABORES QUE INFLUYERON NEGATIVAMENTE EN LA SALUD DEL
TRABAJADOR. ART. 1113 DEL CÓDIGO
CIVIL. NEXO DE CAUSALIDAD ENTRE LAS TAREAS DESARROLLADAS Y LA INCAPACIDAD.

RESPONSABILIDAD CIVIL DE LA EMPLEADORA. PROCEDENCIA. EXTENSIÓN DE LA

CONDENA SOLIDARIA A LA ART. LEY 24557. INCUMPLIMIENTO DE SUS DEBERES DE

PREVENCIÓN Y DE CONTROL

«Propicio confirmar lo decidido con relación a la mecánica de trabajo


y en lo concerniente a que la tarea del actor, que demandaba esfuerzos
físicos consistentes en tener que empujar los contenedores,
principalmente, los que se encontraban cargados -con basura- que
pesaban entre 40 y 60 kilos. El argumento relativo a que el trayecto no
era de prolongadas distancias resulta insuficiente para revertir las
consideraciones del sentenciante, por cuanto esta condición no es apta
para modificar el peso que debía trasladar, a lo sumo podría incidir en la
cantidad de tiempo que le era demandado tal esfuerzo al actor. En
consecuencia corresponde confirmar lo decidido con relación a que
quedó acreditada la mecánica de labor denunciada en el inicio, y que
ésta implicaba realizar esfuerzos físicos al actor.»
«No tengo dudas de que las tareas y condiciones en que las cumplió
han influido negativamente en la salud del actor, máxime como tal
como informa el perito médico el examen preocupacional surge que se
encontraba clínicamente sano. Existió riesgo, daño, ausencia de culpa
de la víctima o de un tercero, con lo que quedan configurados todos los
presupuestos para la responsabilidad del dueño o guardián, en los
términos del art. 1113 del Cogido Civil. Dicha norma habla de riesgo o
vicio de la cosa. Debe entenderse, en tal sentido, que «cosa» no es una
determinada maquinaria o aparato, ni un objeto concreto susceptible de
ocasionar un daño. Puede ser todo un establecimiento, explotación o
empresa o actividad -como en el presente- en el que se da la posibilidad
de que un operario por la posición física que debe adoptar para realizar
su actividad, y la modalidad y las condiciones en la que se prestaba la
tarea lleguen a provocarle o agravarle una enfermedad determinada.»
«En el presente caso, no se ha aportado prueba documental alguna
que de cuenta de la ejecución de algún plan de mejoramiento de las
condiciones de higiene y seguridad en el trabajo, y del cumplimiento de
las obligaciones de contralor y capacitación que la L.R.T. pone a su
cargo, en materia de prevención de riesgos del trabajo.»
«...la Aseguradora de Riesgos del Trabajo debe responder plena e
integralmente, en forma solidaria e ilimitada con la empresa
demandada, por las obligaciones pecuniarias reconocidas en este pleito
(v. en igual sentido; esta Sala en autos: «Montiel Miñarro, Félix c/ Alto
Paraná S.A. y otro si Accidente - civil»; S.D. 38612 del 06.07.05).»
(«Peralta Juan Marcelo c/ Contenedores Hugo S.A. y otro s/ accidente
acción civil». CNTrab., Sala VII, 20/09/2012, elDial.com -AA7A81)

RIESGOS DEL TRABAJO Y ELEMENTOS DE PROTECCIÓN. CHOFER DEAUTOELEVADOR


—CLARKISTA—. AFECCIÓN COLUMNARIA Y AUDITIVA. ENFERMEDAD
LABORAL. ELEMENTOS DE PROTECCIÓN QUE DEBIERON SER
REPUESTOS-TAPONES SILICONADOS-, PUES SE DESGASTAN CON
FACILIDAD. RELACIÓN DE CAUSALIDAD ADECUADA. ART. 1113 DEL
CÓDIGO CIVIL. RESPONSABILIDAD CIVIL DE LA EMPLEADORA. PROCEDENCIA. EXTEN-
SIÓN DE LA CONDENA SOLIDARIA A LA ART. INCUMPLIMIENTO DE SUS
OBLIGACIONES DE CONTROL E INSPECCIÓN. CUANTIFICACIÓN DE
PERJUICIOS SUFRIDOS POR EL TRABAJADOR. INDEMNIZACIÓN DEL DAÑO

MATERIAL Y DEL DAÑO MORAL. PROCEDENCIA

«Si bien la recurrente argumenta que le otorgaba protección para el


nivel sonoro elevado, tapones auditivos y otros elementos de seguridad
como fajas para la cintura; de los testimonios...se desprende que se
trataba de tapones siliconados, que se desgastaban con el tiempo, que
no eran repuestos en forma inmediata por parte de la codemandada y
que; aún utilizándolos, el nivel sonoro se percibía con similar
intensidad; y que, la faja en cuestión resultaba inocua frente al estado
de mala conservación de los clarks, y a las irregularidades del piso
donde se trasladaban los autoelevadores.»
«...si la aseguradora hubiera dado cabal cumplimiento a sus
obligaciones formales de inspección, control y denuncia, y hubiera
cumplido con su deber personal de dar capacitación al personal de la
empleadora asegurada, la configuración y entidad del daño aquí
verificado pudo haberse evitado.»
«...la aseguradora de riesgos ha concurrido con la empleadora en la
causación del daño con la omisión de conductas impuestas legalmente.
Tal como la C.S.J.N., resolviera en la causa «Soria, Jorge Luis c/ Ra y
Ces S.A. y otro», del 10-4-07, la determinación de la existencia y
verificación del nexo causal adecuado entre el incumplimiento de los
deberes de una ART y el infortunio constituye una cuestión de hecho
que deben evaluar los jueces en cada caso, sin prescindir del rol que la
ley ha asignado a la ART en la prevención de los riesgos.»
(«C. O. R. c/ BCA Bebidas de Calidad para Argentina S.A. s/ accidente
- acción civil». CNTrab., Sala II, 11/04/2012, elDial.com -
AA77AB)ACCIDENTE DE TRABAJO. ACCIÓN CIVIL. REPARACIÓN INTEGRAL. VARICES.
ART. 1113, 2DO. PÁRRAFO DEL CÓDIGO CIVIL. DAÑO CAUSADO POR EL ESFUERZO

DESPLEGADO POR EL TRABAJADOR PARA DESPLAZAR UNA COSA INERTE.


RESPONSABILIDAD CIVIL DEL EMPLEADOR. PROCEDENCIA. CONDENA A LA ART.

APLICACIÓN DEL PLENARIO


«PÉREZ MARTÍN C/MAPRICO SA». DISIDENCIA: VARICES.
ENFERMEDAD QUE NO ADMITE SER ATRIBUIDA AL RIESGO O VICIO DE
COSA, NI A HECHOS ILÍCITOS DEL EMPLEADOR. INAPLICABILIDAD DE
LOS ARTS. 1109 Y 1113 DEL CÓDIGO CIVIL.

«No puede controvertirse que opera el factor de atribución objetivo


según el artículo 1113 del Código Civil segundo párrafo. Efectivamente,
en los límites de la responsabilidad establecida por esa norma, puede
imputarse a riesgos de la cosa el daño causado por el esfuerzo
desplegado por el trabajador para desplazar una cosa inerte (CNTrab.,
en pleno, 27.12.1988, «Pérez Martín I. c/Maprico S.A.», LA LEY 1989-A,
561; DT 1989-B, 2059; DJ 1989-1, 709). De esta forma se ha
pronunciado mi distinguida colega la Dra. Gabriela A. Vázquez, vocal de
esta Sala, en autos «Pucheta Patricio c/ Disco S.A. s/Acc. Ac.Civil»
sentencia definitiva 34886 del 28.03.08, opinión a la cual adherí.» (Del
voto de la mayoría)
«Sí bien el seguro contratado por la empleadora con Liberty ART S.A.
no cubre las indemnizaciones derivadas del derecho común, sino
únicamente aquellas previstas en la Ley 24557, es cierto también que el
infortunio sufrido por el actor se encuentra dentro de aquellos que
ampara el seguro de riesgos del trabajo, y que la inclusión de los
montos que la ART debió liquidar en los términos del seguro celebrado,
como parte de la reparación plena que se reconoce en autos, no
conculca los términos y parámetros económicos considerados por ella,
en el momento en que se obligó a garantizar los infortunios laborales
por los que tuviera que responder la demandada. De tal modo propongo
se confirme la condena a Liberty Aseguradora de Riesgos del Trabajo
S.A., en los términos y con los alcances fijados en grado.» (Del voto de
la mayoría)
«Es sabido que las várices derivan de una insuficiencia de las válvulas
que regulan la circulación de retorno, válvulas que, al debilitarse
progresivamente, van dejando de cumplir su función de cierre del canal
venoso, lo que provoca la estasis de la sangre que, en su función
aspirante, el corazón bombea, desde las extremidades hacia el centro
del sistema. Por definición, esta enfermedad no admite ser atribuida al
riesgo o vicio de cosa alguna, ni a hechos ilícitos del empleador, por lo
que no encuadran en los artículos 1109 ni 1113 del Código Civil. La
aparición de las espondiloartrosis -el perito dio cuenta de la inexistencia
de consenso acerca de su origen, genético o degenerativo- puede ser
estimulada por sobrecargas articulares, en un proceso de tipo concausal
semejante al de las várices, y valen para ella las mismas
consideraciones excluyentes de la pertinencia de su encuadramiento en
los subsistemas de responsabilidad civil citados. Por excepción, doctrina
legal de esta Cámara admitió la posibilidad de atribuir al riesgo de una
cosa inerte el daño derivado del esfuerzo desplegado para desplazarla,
situación que no es la planteada en el caso, en el que se alude a
microtraumatismos repetidos durante décadas de trabajo.» (Dr.
Morando, en disidencia)
(«Sawkojc Ricardo c/Unilever de Argentina S.A. otro s/Accidente
Acción Civil». CNTrab., Sala VIII, 20/10/2008, elDial.com -AA4DFF)

B) OTROS CASOS

ACCIDENTE O ENFERMEDAD LABORAL. EMPLEADO DEL PODER JUDICIAL DE LA NA-


CIÓN. PROSECRETARIO ADMINISTRATIVO. ESTRÉS LABORAL: CARGA DE LA PRUEBA.

FALTA DE PRUEBA DEL NEXO DE CAUSALIDAD ENTRE EL TRABAJO Y LAS DOLENCIAS.

RECHAZO DE LA DEMANDA
«O. A., que se desempeñó en diversos cargos en el fuero penal del
Poder Judicial de la Nación (el último fue el de Prosecretario
Administrativo), desde el 25/10/63 hasta el 1/4/2001 -fecha en la que
se le otorgó la jubilación ordinaria- demanda al Ministerio de Justicia de
la Nación y/o al organismo idóneo para representar al Poder Judicial de
la Nación y/o a quien en definitiva resulte responsable, con sustento en
las disposiciones del derecho común (art. 1113 y concs., Cód. Civil), por
indemnización de los daños que le habría ocasionado su actividad
laboral, afirmando que los padecimientos físicos y psíquicos que hoy
sufre y cuyo resarcimiento procura son consecuencia directa de las
tareas que cumplía en el Poder Judicial de la Nación». (Del voto de la
Dra. Mariani de Vidal al que adhirió el Dr. Lezana).
«La acción de derecho común ejercitada por el trabajador accidentado
o afectado por una enfermedad profesional es de naturaleza contractual
y corresponde a la infracción del deber de seguridad inherente al
contrato de trabajo - sea laboral o de empleo público- que vincula a las
partes (conf. causas 6134 del 7/10/88; 7206 del 24/4/90 y otras;
Llambías, J. J., Tratado de Derecho Civil. Obligaciones, 1980, t. IV-B, n°
2857; Trigo Represas, F., ‘La responsabilidad civil en el hecho de las
cosas y los accidentes de trabajo’, Derecho del Trabajo, t. XXXII, p.
765; Vázquez Vialard, A., ‘Efectos laborales de los infortunios y su
reparación según las normas del derecho común y del trabajo’, Revista
del Colegio de Abogados de Córdoba, año 1979, n° 1, pp. 59/60;
Alterini, A. A., Ameal, O.; López Cabana, R., Curso de obligaciones,
Buenos Aires, 1976, t. II, n° 1832)». (Del voto de la Dra. Mariani de
Vidal al que adhirió el Dr. Lezana).
«La solución en la hipótesis de autos habrá de venir, por
consiguiente, del alcance que se asigne a la prueba aportada por el
actor, a quien incumbía demostrar la relación causal existente entre las
condiciones laborales y las dolencias que lo afectan (arg. art. 377, Cód.
Procesal; conf. esta Sala, causas 8083 del 5/6/79; 4686/91 del
29/11/98; 8302/92 del 21/12/99; 26.073/94 del 13/ 7/00 y sus citas;
5331/01 del 22/12/04, etc.). Advierto que la relación causal también
debe ser acreditada por quien pretende ser indemnizado dentro del
régimen del art. 1113 del Cód. Civil (conf. Llambías, J. J., op. cit., 1.1,
n°281 y t. IV-A, n° 2578; Trigo Represas, F.; López Mesa, M., Tratado
de la responsabilidad civil, Buenos Aires, 2004, t. III, p. 357 y doctrina
que citan)». (Del voto de la Dra. Mariani de Vidal al que adhirió el Dr.
Lezana).
«En la especie, lo decisivo para denegar la petición del actor no es la
norma del art. 39, inc. 1, de la ley 24.557, sino que falla el nexo de
causalidad entre el trabajo y las dolencias, indispensable para generar
el derecho del dependiente a la reparación integral del infortunio». (Del
voto de la Dra. Mariani de Vidal al que adhirió el Dr. Lezana).
«Si bien el perito pone de manifiesto que el stress es un factor de
riesgo vascular, también dice que lo son el tabaquismo moderado (el
actor consumía 20 cigarrillos por día cuando se presentó el evento
cerebrovascular en diciembre de 1995) y el sedentarísmo y que debe
ser considerado el factor hereditario (el señor A. relató al perito médico
psiquiatra que su padre y su madre fallecieron ambos de infarto a los 68
y 65 años, respectivamente; conf. fs. 219). Añadió el experto que ‘el
trabajo, cualquiera que el mismo fuera, puede actuar como factor de
stress y agravamiento de enfermedad. Si bien la actividad
desempeñada por el actor es un factor a considerar en su enfermedad y
agravamiento, no necesariamente guarda una directa relación,
debiéndose considerar el factor individual de cada paciente’». (Del voto
de la Dra. Mariani de Vidal al que adhirió el Dr. Lezana).
«En cuanto a los testigos, declaran que ‘había mucho trabajo, más
que nada en dictado de sentencias, porque era un juzgado residual, por
ende no entraban causas... el actor era prosecretario, tenía a cargo la
confección de las estadísticas y el despacho en general de las causas’ y
que ‘había exceso de trabajo porque era un juzgado residual, entonces
no recuerda cuántas causas había para resolver y dictar sentencia y que
eso lo hacen los secretarios y los jueces... eran cientos de causas... que
no recuerda si el actor tenía asignadas causas...’».
«Con lo que va dicho que la testimonial tampoco es contundente
sobre el punto que aquí interesa, porque pareciera que el recargo de
tareas -por la clase de juzgado de que se trataba- pesaba
fundamentalmente sobre los secretarios y los jueces y no sobre el actor,
que se desempeñaba como prosecretario administrativo. En síntesis,
que la situación que involucra al nexo causal no resulta para nada clara,
circunstancia que es demostrativa de que el pretendiente no cumplió
con la carga que le incumbía como imperativo de su propio interés».
(Del voto de la Dra. Mariani de Vidal a que adhirió el Dr. Lezana).
«El estrés no es en sí mismo una enfermedad. Tal como lo describe
su descubridor Hans Selye, se trata de un síndrome general de
adaptación que es manifestado por el organismo cuando responde a las
variaciones del entorno. La vida es un proceso de adaptación
permanente del hombre al medio donde se desarrolla y, por tanto, no
ajeno al trabajo. De tal manera, el estrés se halla presente en
cualquiera de los actos que componen la vida y sólo se detiene con la
muerte. Genéricamente considerado como un factor de esfuerzo,
responsabilidad y ansiedad, forma parte de las vicisitudes normales de
la vida de hombre».
«Grandes cambios o hechos extraordinarios pueden ocasionar que el
estrés laboral como concausa desencadene el agravamiento de ciertas
afecciones y puedan originar una enfermedad-accidente, indemnizable.
La predisposición -los factores de riesgo indicados ut supra- pertenece a
la categoría de la potencia y la enfermedad, a la categoría del acto. El
tránsito desde la potencia al acto es lo que marca el comienzo de la
enfermedad. Por lo tanto, una enfermedad debe tenerse por causada
por ‘el factor que ha desencadenado esa moción’ desde la situación
potencial al estado actual, en el cual -precisamente- consiste la
enfermedad. En el caso sería menester acreditar que el tipo de tareas o
las condiciones de su prestación configuraron una causa de estrés
apreciablemente mayor que el habitual o normal, en torno a las labores
del accionante». (Del voto del Dr. Kiernan).
«Las condiciones en que prestaba tareas A., según las declaraciones
testimoníales rendidas en la causa, son las propias del cargo que
ostentaba en el juzgado teniendo que ocuparse de ‘la confección de las
estadística y el despacho en general de las causas’. Sostiene también el
testigo L. que había mucho trabajo pero que la mayor parte se
concentraba en el dictado de las sentencias, lo que es tarea propia de
un juez». (Del voto del Dr. Kiernan).
«No se encuentra acreditado que se le negaran a A. los descansos
anuales obligatorios ni que estuviera sometido a presiones especiales
y/o se lo sobrecargara de tareas, teniendo en cuenta la función que
ostentaba, ni que trabajara en exceso del horario fijado o jornada legal.
En tales condiciones, no resulta posible imputar a la demandada culpa o
negligencia en sus actos -arts. 1109, Cód. Civil y 75, ley 20.477- que
pueda haber sido causa de la afección que padece pues, insisto: del
expediente no surge que se le impusieran condiciones de labor
especialmente estresantes -teniendo en cuenta cuál era su función-, por
lo que procede confirmar lo resuelto en la anterior instancia». (Del voto
del Dr. Kiernan).
(«A., O. c/ Ministerio de Justicia y otro s/ accidente de trabajo, art.
1113, Cód. Civil», CNCiv. y Com. Fed., Sala II, 4/2/05).

«STRESS LABORAL». CARACTERES


«El stress no es en sí mismo una enfermedad. Según Hans Selye, su
descubridor, se trata de un síndrome general de adaptación que es
manifestado por el organismo cuando responde a las variaciones del
entorno. En la medida en que la vida es un proceso de adaptación
permanente con el objeto de mantener el equilibrio dinámico dentro de
un marco que permita la continuidad funcional del sistema viviente, el
stress se halla presente en cualquiera de los actos que componen la
vida y sólo se detiene con la muerte. La necesidad de adaptarse a
cambios drásticos o de superar dificultades graves provoca una mayor
tensión y un desgaste más rápido capaces de desencadenar o agravar
diversas patologías. Algunas tareas son propicias al agravamiento del
desgaste. Pero el trabajo genéricamente considerado como un factor de
esfuerzo, responsabilidad y ansiedad, forma parte de las vicisitudes
normales de la vida (como el ajetreo del tránsito urbano, los problemas
familiares, las dificultades económicas) y acaso no genera un stress
mayor que la desocupación o el ocio forzoso. Por esta razón, no resulta
equitativo apreciar el trabajo como concausa de ciertas afecciones por
su incidencia en el stress, a menos que se pruebe que el tipo de tareas
o las condiciones de su prestación configuren una causa de stress
apreciablemente mayor de la que puede suponerse normal en la vida de
una persona sometida al ambiente en que se mueve».
«No basta que el informe médico concluya que el stress ha actuado
como concausa de la enfermedad del trabajador sino que, además,
debe acreditarse que la tarea realizada configuraba una causa de stress
apreciablemente mayor que la que puede suponerse normal».
(«Barberis, Jorge Mario c/ E.F.A. Empresa Ferrocarriles Argentinos».
CN- Trab., Sala III, 28/4/92, Carpetas DT, 3661).

«STRESS» LABORAL. NATURALEZA. AMBIENTE DE TRABAJO


«1. El stress no es una enfermedad sino un síndrome general de
adaptación que se exterioriza cuando los estímulos recibidos superan la
capacidad de respuesta específica de organismo del trabajador».
«2. Cuando el ritmo o frecuencia del estímulo es intenso y/o repetido
o prolongado largamente en el tiempo, el organismo no se recupera,
perdiendo el equilibrio e integridad de los tejidos del órgano o sistema
comprometido en las reacciones de acuerdo con la personalidad de cada
individuo».
«3. Cuando un sujeto afectado por distress llega a niveles máximos
de agotamiento, revela, emerge, fluye la lesión orgánica del aparato
que ha fallado, pero esta patología no tiene como único origen este mal,
por lo que para afirmar que son consecuencia del distress de haber todo
un cuadro de situación que rodea a esta consecuencia patológica».
«4. Si bien hay tareas específicas para saturar la capacidad física de
adaptación, no es menos cierto que hay cargas extralaborales que
contribuyen a esa respuesta, como temas familiares, ciudadanos, de
transporte, económicos, de acoso de horario, más la indiferencia de la
concausa pone la cosa en su físico».
«5. Hoy se puede determinar cuándo una patología obedece a causa
ambiental y si dentro de esto el ambiente laboral ha jugado o no un
probado rol, en cuyo caso la injerencia de la ley de accidentes del
trabajo resulta fundamental».
«6. Si se prueba que el ambiente laboral es un stressor hay relación
causal o concausal probada».
(«Gentili, Lino el Empresa Ferrocarriles Argentinos», CFed. Bahía
Blanca, Sala II, 5/3/93, Salud Ocupacional, año XI, n° 52, julio -
septiembre de 1993, p. 48).

ACCIDENTE «IN ITINERE». IMPROCEDENCIA DE LA VÍA CIVIL PARA OBTENER EL

RESARCIMIENTO DEL DAÑO


«Una acción civil planteada para obtener el resarcimiento de daños,
que se fundara en un accidente in itinere, carecería de base normativa
dentro del Código Civil para imputar responsabilidad al empleador. No
se trata de un accidente ocurrido en el lugar de trabajo, con motivo y
en ocasión de las tareas realizadas y como consecuencia de un daño
producido por una cosa cuyo dueño o guardián es el empleador. En el
caso, la ‘cosa productora’ del daño ha sido el acto imprudente del chofer
del colectivo, lo que no tiene vinculación alguna con el empleador».
(«Isa Naifi c/ Instituto Universitario Nacional del Arte IUNA s/
accidente - acción civil» (F. - R. B.), expte. n° 12.641/2007, Sala VII,
S.D. 40.547, 30/10/07).

HIPOACUSIA. RESPONSABILIDAD OBJETIVA DEL EMPLEADOR. ART. 1113 DEL CÓDI-


GO CIVIL. VICIO O RIESGO DE LA COSA. AMBIENTE RUIDOSO

«Cuando el ambiente de trabajo es susceptible de producir daños en


la salud del trabajador ocasionando una efectiva incapacidad, ese
ambiente (ruidoso, como en el caso de marras) debe ser considerado
como el riesgo o vicio de la cosa al que se refiere el art. 1113 del Cód.
Civil. (En este sentido: CNTrab., Sala I, 24/10/80, TSS 1980-863; Sala
II, 29/3/77, ‘Domínguez, Miguel c/ Ford Motors Argentina S.A.’, DT,
1987-331; y esta Sala, S.D. 8104, en autos ‘Chiaffitelli, Juan Vicente c/
E.F.A. Empresa Ferrocarriles Argentinos s/ accidente - acción civil’,
24/5/2000). El ambiente sonoro que causa algún perjuicio en el
organismo de un determinado obrero configura la cosa riesgosa,
encuadrable en el art. 1113, segundo párrafo, del Cód. Civil, sin
importar si se han transgredido o no normas de seguridad industrial. La
cosa a que hace referencia dicho artículo tiene un sentido amplio y no se
limita a la definición del art. 2311 del mismo cuerpo legal; es toda
explotación empresaria y el riesgo que crea la empresa con dicha
explotación (Trib. Trab. N° 1 La Matanza, 27/4/77, ‘Céliz, José c/
Monofort S.A.I.C., Derecho del Trabajo, 1978-838)’».«Por todo lo
expuesto y encontrándose debidamente acreditada la relación directa
entre la incapacidad y el nivel sonoro del ambiente laboral en que el
actor desarrollaba sus tareas, de acuerdo con la responsabilidad
objetiva consagrada en el art. 1113 del Cód. Civil, segunda parte, in
fine, opino que la demandada es responsable por la disminución auditiva
que padece el Sr. Bustamante dado que no se ha acreditado extremo
alguno que la exima total o parcialmente de la responsabilidad, esto es:
culpa de la víctima o de un tercero por el cual no deba responder».
(«Bustamante, Juan Miguel c/ Eternit Argentina S.A. s/ accidente -
acción civil». CNTrab., Sala X, 5/6/07).

ACCIDENTES DEL TRABAJO. ENFERMEDADES Y ACCIDENTES INDEMNIZABLES.

ARTROSIS. PLENARIO DEL CUERPO MÉDICO FORENSE. VALOR


PROBATORIO. OPINIÓN MÉDICA RESPETABLE MAS NO POSTULADO
IRREBATIBLE

«El Cuerpo Médico Forense, luego de admitir que hay pocos trabajos
en humanos en los que se llegue a conclusiones categóricas acerca de
los factores causales de la artrosis, sostiene que en la actualidad las
teorías más aceptadas son las que atribuyen un origen genético a la
referida dolencia. En este marco, en tanto el Cuerpo Médico Forense
parte de la premisa de que sólo hay ‘opiniones médicas’ y que no
existen conclusiones categóricas fundadas en trabajos efectuados en
seres humanos, la teoría a la cual adhiere no deja de ser una opinión
médica más -muy respetable, por cierto-, pero que no adquiere -al
menos en el actual desarrollo de la ciencia médica al cual alude el
referido organismo- el carácter de postulado irrebatible. Así, en la
actualidad, todos los autores coinciden en que existe lo que se ha dado
en llamar la ‘teoría mecánica’. Esta teoría considera que el microtrauma
iterativo o factor profesional existe y no puede ser considerado
disvalioso. Es decir, toda tarea que requiera sobrecarga estática
columnaria, adopción de posiciones antifisiológicas, actuará en forma
indudable, como factor concausal, en el desencadenamiento,
exteriorización, mantenimiento, complicación o agravamiento del cuadro
artrósico columnario».
(«Utge Aguilar, Mariana c/ Internacional Health Services Argentina
S.A. y otro si accidente - acción civil» (X. - S.). CNTrab., Sala V,
24/9/07).

INFARTO DE MIOCARDIO

«Es procedente la acción deducida contra una compañía aseguradora


para que abone a un agente de Gendarmería Nacional una
indemnización adicional contractualmente estipulada por el accidente de
trabajo ocurrido a causa de un infarto de miocardio, pues se acreditó
que no registraba antecedentes cardíacos y que el hecho se produjo por
el ejercicio físico que debió realizar en cumplimiento de las órdenes
impartidas por su empleador- en el caso, realizaba un curso de
actualización para ascender de grado-, circunstancias que permiten
calificar el suceso como accidente de trabajo».
(«Palacio, Carlos Albaras c/Caja de seguros S.A.», CNCom., Sala B,
14/3/ 07, IMP 11/6/07, p. 1156, DJ, 18/7/07, p. 857, fallo 25.076).

LESIÓN COLUMNARIA

«Cabe rechazar la acción fundada en el derecho común deducida por


el trabajador que, prestando tareas en la sala de máquinas de un
buque, sufrió una agravación de la lesión columnaria que padecía, ya
que la afección era cronológicamente anterior al accidente, la
aseguradora de riesgos del trabajo efectuó las prestaciones dinerarias
correspondientes sin que el actor demostrara que las percibió bajo
protesta o efectuando reserva de reclamar montos mayores y, además,
consintió las altas médicas y continuó trabajando». (Del voto en
disidencia parcial del doctor Puppo).
«Corresponde hacer lugar a la acción fundada en el derecho común
incoada por el trabajador que, prestando tareas en la sala de máquinas
de un buque, sufrió una agravación de la lesión columnaria que padecía,
pues sí bien la zona lesionada ya se encontraba resentida, teniendo en
cuenta que el accidente tuvo lugar mientras el barco se hallaba
navegando, y por ende en constante movimiento, sumado a las
características de las tareas que se desarrollan en dicho sector, es
posible concluir que el daño se produjo por el riesgo o vicio de la cosa
que obligó al dependiente a realizar un esfuerzo que su columna verte-
bral no pudo soportar».
«La circunstancia de que el trabajador, mientras prestaba tareas en la
sala de máquinas de un buque sufrió una agravación de la lesión
columnaria que padecía, se hubiera reincorporado a su trabajo en la
demandada, no implica que no haya sufrido un daño resarcible, en la
medida en que como consecuencia del infortunio ha perdido parte de su
potencial de ganancia y nadie le asegura su empleo en esa empresa o
en otra de por vida».
(«Benítez, Luis O. c/ Explotación Pesquera de la Patagonia S.A.». CN-
Trab., Sala I, 20/4/07, LL, 18/7/07, p. 19, fallo 111.640).

AFECCIÓN AUDITIVA Y RESPIRATORIA. CARCINOMA DE PULMÓN. ACCIÓN CIVIL. ART.


1113 DEL CÓDIGO CIVIL. INCAPACIDAD. AFECCIÓN AUDITIVA Y RESPIRATORIA.

POLUCIÓN. CONTAMINACIÓN EN EL AMBIENTE DE TRABAJO. EMANACIONES DE HUMO

PROVOCADAS POR LOS PROCESOS PRODUCTIVOS Y SUSTANCIAS UTILIZADAS.


RESPONSABILIDAD POR LAS CONSECUENCIAS DAÑOSAS INMEDIATAS O MEDIATAS

PREVISIBLES. INDEMNIZACIÓN. PONDERACIÓN DE LOS FACTORES


PROPIOS DEL TRABAJADOR (TABAQUISMO Y LABILIDAD A CONTRAER
LA DOLENCIA RESPIRATORIA)

«De la prueba testimonial surge que para realizar las tareas tenían
que ingresar al horno, para cargar y descargar ladrillos, que el horno
estaba encendido, no les daban máscaras de protección -sí les
entregaban botines y guantes-, que aspiraban polvillo proveniente del
ladrillo y del aserrín quemado, que para encender el horno utilizaban
gas en el último tiempo, pero antes lo hacían con fueloil, y otras veces
con leña, había elevada temperatura. Con referencia al nivel sonoro
imperante, expresaron que no les daban protectores auditivos, que
había ruidos provenientes de los motores de las máquinas que
elaboraban el ladrillo crudo, de la cinta transportadora y de los
quemadores».
«El examen y valoración de estos testimonios, conforme a la sana
crítica, revela la polución existente en el ambiente de trabajo,
proveniente tanto del combustible con el que se mantenía encendido el
homo (fuel oil) durante la mayor parte de la relación laboral que
mantuviera el actor (desde 1983) como de los materiales utilizados para
el secado de los ladrillos que fabricaba la empleadora (quema de
aserrín), que provocaban emanaciones de partículas y humo,
contaminación frente a la cual no se adoptaron medidas de seguridad ni
prevención, ya que los trabajadores no recibían elemento alguno».
«El ambiente de trabajo, contaminado tanto por las emanaciones de
humo provocadas por los procesos productivos y las sustancias en ellos
utilizadas como por el ruido allí imperante, son producto de la ‘cosa
utilizada’ (maquinarias, hornos, combustible, ladrillos), de la cual el
empleador es dueño o guardián (art. 1113, Cód. Civil; en igual sentido,
ver mi voto ¡n re «Perazzo, Tomás c/ Mercedes Benz SACIFI», del
24/10/80 en TySS, 1980-683). Además, con respecto al nivel sonoro,
cabe recordar que la influencia de los ruidos en el ser humano no es
susceptible de valoración rígida, ya que lo que para algunos es
soportable para otros no lo es (cfr. esta Sala, in re «Gadeo, Marcelo c/
Cerámica San Lorenzo S.A.», S.D. 72.354 del 29/6/98), y que la Corte
Suprema ha establecido que resulta inadmisible erigir en regla definitiva
lo dispuesto por el decreto 351/79 reglamentario de la ley 19.587, a
efectos de determinar con carácter necesario lo riesgoso de la
maquinaria productora del ruido, por cuanto de otro modo se otorgaría
a esa reglamentación un contenido y trascendencia de los que carece,
habida cuenta de sus términos y de la especialidad, tanto de su objeto
cuanto de sus fines, conduciendo al cercenamiento de las facultades de
los magistrados para juzgar en concreto (cfr. «Alcatraz, Claro c/
Neumáticos Good Year S.A.», 5/12/83, del Registro del Alto Tribunal, A
426, Libro XIX, folio 4154)».
«Acreditada la vinculación causal del factor trabajo con la incapacidad
que padece González como consecuencia de las dolencias que lo
aquejan, resta determinar el porcentaje de aquélla, en relación al
carcinoma de pulmón, que resulta resarcible por la vía normativa
elegida. El damnificado puede así pretender la reparación del daño que
sea una consecuencia inmediata (cfr. arts. 901 y 903, Cód. Civil) del
hecho dañoso caracterizado por el vicio de la cosa, como también del
que sea consecuencia mediata previsible de aquél, cuando empleando
(el dueño o g u a r d i á n ) l a debida atención y conocimiento de la cosa,
haya podido preverlas...’ (art. 904). Esto último implica que el dueño o
guardián de la cosa cuyo vicio ha derivado en un perjuicio ajeno no se
comportó con suficiente atención, puesto que de lo contrario habría
advertido la existencia de ese vicio con aptitud para causar el mal
ajeno. En suma, responde por las consecuencias dañosas inmediatas o
mediatas previsibles, de la eficiencia causal de aquel vicio, y no
responde, en cambio, por las consecuencias imprevisibles o causales
(cfr. arts. 901, ¡n fine, y 905), ni tampoco por las remotas (cfr. art.
906; ver Llambías, Jorge J., Tratado de Derecho Civil. Obligaciones, T.
IV-A, pp. 615/616). El perito médico otorgó una incapacidad del 70%
en relación concausal, por lo que, atendiendo al desarrollo efectuado,
deben ponderarse los factores propios del trabajador-el tabaquismo y su
labilidad a contraer esta dolencia respiratoria-, ajenos al resarcimiento
pretendido. En consecuencia, estimo prudente determinar la vinculación
causal y directa de su minusvalía con el factor laboral en el 50% del
porcentaje aludido, esto es, que resulta indemnizable una incapacidad
del 35% de la total obrera por el carcinoma de pulmón. A este
porcentaje debe adicionarse el 2,59%, y en aplicación de la fórmula de
Balthazard o método de la capacidad restante, indicada por el perito
médico, no cuestionada por las partes, la minusvalía total indemnizable
alcanza el 35,58% de la total obrera (fs. 295)».
(«González, Filiberto Luis c/ Cerámica Argital S.A. s/ accidente -
acción civil». CNTrab., Sala I, 26/5/08, eIDial, AA495C).

MUERTE DEL TRABAJADOR EN HORARIO LABORAL. ACCIDENTE CEREBROVASCULAR.

«STRESS»: NO CONFIGURA ENFERMEDAD. NEXO CAUSAL. PRUEBA. FALTA DE

DEMOSTRACIÓN DE QUE LAS TAREAS CUMPLIDAS POR EL CAUSANTE PUDIERAN SER

CAUSA DE UN «STRESS» MAYOR

«Esta Sala ha sostenido en reiteradas oportunidades que el stress no


es en sí mismo una enfermedad. Según Hans Selye, su descubridor, se
trata de un síndrome general de adaptación que es manifestado por el
organismo cuando responde a las variaciones del entorno. En la medida
en que la vida es un proceso de adaptación permanente con el objeto
de mantener el equilibrio dinámico dentro de un marco que permita la
continuidad funcional del sistema viviente, el stress se halla presente en
cualquiera de los actos que componen la vida y sólo se detiene con la
muerte. La necesidad de adaptarse a cambios drásticos o de superar
dificultades graves provoca una mayor tensión y un desgaste más
rápido, capaces de desencadenar o agravar diversas patologías. Algunas
tareas son propicias a este agravamiento o desgaste. Pero el trabajo,
genéricamente considerado como un factor de esfuerzo, responsabilidad
y ansiedad, forma parte de las vicisitudes normales de la vida (como el
ajetreo del tránsito urbano, los problemas familiares, las dificultades
económicas) y acaso no genera un stress mayor que la desocupación o
el ocio forzoso. Por esta razón no resulta equitativo apreciar el trabajo
como concausa de ciertas afecciones sólo por su incidencia en el stress,
a menos que se pruebe que el tipo de tareas o las condiciones de su
prestación configuran una causa de stress apreciablemente mayor que
la que puede suponerse normal en la vida de una persona sometida al
ambiente en que se mueve (conf. S.D. 83.799 del 5/7/02, en autos
«Giovannini, Juan A. c/YPF s/ 9688»; S.D. 84.340 del 29/11/02, en
autos «Ruiz, Héctor Antonio c/Cogrin S.A. s / 9688»; S.D. 88.403 del
26/12/06, «Merlo, Jorge Raúl c/ Bank Boston NA s/ accidente - ley
9688», todas del registro de esta Sala, entre otras)».
«En mi criterio los testimonios aportados por la actora no logran
acreditar que el tipo de tareas cumplidas por el causante ni las
condiciones en que se desempeñaba pudieran ser causa de un stress
mayor (fs. 279 a 281 vta., arts. 386 y 456, CPCCN)».
«Propongo que las costas de ambas instancias se declaren por su
orden, atento que la actora pudo considerarse asistida de razón al
litigar, dado que el fallecido sufrió la crisis hipertensiva mientras se
encontraba trabajando».
(«Palermo Fleitas, Teresa el Provincia ART S.A. s/ accidente - acción
civil». CNTrab., Sala III, 28/2/08, eIDial, AA45EA).
PRESTACIÓN DE TAREAS DE VIGILANCIA Y CONTROL DE PISTA EN EL AEROPARQUE
METROPOLITANO JORGE NEWBERY. HlPOACUSIA. INCAPACIDAD.
INDEMNIZACIÓN. PROCEDENCIA. ACCIÓN DE DERECHO COMÚN.
RESPONSABILIDAD DE LA EMPLEADORA. RESPONSABILIDAD
CONTRACTUAL. OBLIGACIÓN DE TUTELA DE LA INTEGRIDAD
PSICOFÍSICA lEL EMPLEADO. OBLIGACIÓN DE SEGURIDAD.
INCUMPLIMIENTO. QUIEBRA DE LA EMPRESA EMPLEADORA.
VERIFICACIÓN DE CRÉDITOS. PRIVILEGIO ESPECIAL Y GENERAL.
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL. ACCIÓN DIRIGIDA CONTRA
EL PROPIETARIO O GUARDIAN DE LAS AERONAVES GENERADORAS DE
RUIDO. INAPLICABILIDAD DEL ART. 1113
CÓDIGO CIVIL. APLICACIÓN DEL DERECHO AERONÁUTICO. LEY 17.285.
PRESCRIPCIÓN. ART. 228, INC. 2, DEL CÓDIGO AERONÁUTICO

«En el caso sub lite, el reclamo contra la empleadora del actor no


podría jamás fundarse en el art. 1113 del Cód. Civil, por la sencilla
razón de que Copinco Investigaciones S.A. no es, en los términos de
esta última norma, ni dueña o guardiana de la cosa que se dice
causante del daño, esto es, no es dueña ni guardiana de las aeronaves
cuyo ruido habría provocado la hipoacusia denunciada por el actor, lo
que entonces hace necesariamente inaplicable a su respecto la doctrina
sentada por la CNTrab., en pleno, 26/10/71, ‘Alegre, Cornelio' (LL, 144-
380)».
«La acción de derecho común entablada contra la codemandada
empleadora -en ejercicio de la opción prevista por el art. 16 de la ley
24.028- no pudo tener otra naturaleza que no fuera ‘contractual’, y de
ahí que el régimen indemnizatorio se encuentre regulado en los arts.
512, 519, 520 y concs. del Cód Civil».
«En el lugar de desempeño del actor, sea que fuese en las
instalaciones cerradas del aeropuerto o en la pista de aterrizaje, la
codemandada Copinco Investigaciones S.A. claramente no podía ejercer
ningún control inmediato y directo sobre su empleado ya que la tarea
laboral de aquél no tenía lugar en su propia sede sino en sitio ajeno.
Ello significa, entonces, que incumbía al demandante la prueba de la
culpa del empleador, lo que entiendo se ha logrado en autos».
«La demandada Copinco Investigaciones S.A. no produjo prueba
directa alguna demostrativa de haber suministrado al señor Samaniego
protectores auditivos aptos».
«Se encuentra acreditado que Copinco Investigaciones S.A. no
cumplió con aquella otra obligación de efectuar audiometrías
semestrales a los empleados que estuvieran expuestos a alto nivel
sonoro».
«Las responsabilidades imputadas en la demanda a Aerolíneas
Argentinas
S.A. y a Austral Líneas Aéreas S.A. (Cielos del Sur S.A.) no pueden ser
examinadas sino desde la perspectiva extracontractual y de ninguna
manera a la luz de las reglas que presiden el régimen de la
responsabilidad contractual, ya que ninguna relación convencional
tuvieron aquéllas con el actor. Dicho con otras palabras, la acción
ejercida contra tales codemandadas no es la que deriva de la opción
prevista por el art. 16 de la ley 24.028».
«Los daños producidos por aeronaves no quedan aprehendidos, como
regla, por las normas del Código Civil (conf. Kemelmajer de Carlucci, A.
en Belluscio, A. y Zannoni, E., op. cit., t. 5, p. 481; Bueres, A. y
Highton, E., Código Civil y normas complementarias. Análisis doctrinal y
jurisprudencial, Buenos Aires, 2005, t. 3-A, pp. 619/620, n° 16), sino
que son gobernados por las disposiciones especiales del Derecho
Aeronáutico que tienen prioridad sobre aquéllas (art. 2, Cód.
Aeronáutico, ley 17.285)».
«La prescripción aplicable en el sub examine es la que establece el
art. 228, inc. 2 del Cód. Aeronáutico, no la del art. 4037 del Cód. Civil,
y menos la del art. 12 de la ley 24.028».
«El plazo de un año establecido por el art. 228, inc. 2, del Cód.
Aeronáutico debe ser computado desde que se produjo el hecho o desde
que se ‘pudo tener conocimiento del daño’. Es decir, la norma no exige
una determinación objetiva del daño -como lo hacen las normas
laborales que rigen en materia de infortunios de los empleados- sino
que basta con que se haya podido tener un conocimiento razonable de
aquél, sin que obste a ello que la incapacidad se encuentre en evolución
o no se haya especificado, en forma concreta, su porcentaje (cit. causa
‘Rossi Sarubi’, consid. 15)».
(«Samaniego, Nicolás c/ Copinco Invest S.A. si ordinario», CNCom.,
Sala D, 9/11/07, eIDial, AA44E5).

CHOFER DE AMBULANCIA. HERIDA PUNZANTE CON UNA AGUJA POTENCIALMENTE

INFECTADA. COSA RIESGOSA. EXPOSICIÓN A ENFERMEDADES


TRANSMISIBLES COMO EL H.I.V. (SIDA). ACCIÓN CIVIL. RESPONSABILIDAD DE

LA EMPRESA EMPLEADORA. ART. 1113 DEL CÓDIGO CIVIL. INCAPACIDAD.


INDEMNIZACIONES. DAÑO PSÍQUICO. DAÑO MORAL. GASTOS DE TRATAMIENTO

PSICOLÓGICO

«Si bien el actor puede estar preparado para las contingencias del
propio trabajo, lo cierto es que psicológicamente nadie puede estar
‘preparado’ de antemano sobre una contingencia que pueda ocasionar
un daño a su propia persona. El hecho acontecido (herida punzante en
el pulgar derecho con una jeringa luego de aplicarse una intramuscular
y los posteriores estudios efectuados para determinar la existencia o no
de HIV) fue producto de un factor externo, no buscado ni ocasionado
por el actor, que despertó la incapacidad otorgada por el experto
psicólogo que, en mi criterio, luce convictivo, en razón del estudio
practicado al actor, y los argumentos científicos y técnicos que lo
ilustran, sin que logren conmover las impugnaciones formuladas por las
partes, ni en la oportunidad de expresar agravios, se hayan apuntado
elementos de convicción de entidad suficiente que permitan desvirtuar
las conclusiones a las que arriba el experto. Por todo lo expuesto, y de
prosperar mi voto, propongo que se confirme la sentencia de grado en
cuanto hizo lugar a la indemnización fundada en el art. 1113 del Cód.
Civil».
«El acaecimiento del infortunio se produjo mediante la utilización de
un elemento -aguja, cuya propiedad era de la demandada- que podría
encontrarse infectado. Por lo que interpreto que la ‘cosa’ utilizada por el
dependiente es riesgosa en los términos del art. 1113 del Cód. Civil».
(«M. C. E. c/ Socorro Médico Privado S.A. s/ accidente - acción civil».
CNTrab., SalaX, 20/2/08).

TRABAJADOR QUE DESEMPEÑA TAREAS DE LIMPIEZA EN UN QUIRÓFANO. HERIDA


PUNZANTE PROVENIENTE DE UNA JERINGA DESCARTADA. ANGUSTIA VIVENCIADA POR

EL ACTOR EN TORNO A LA IDEA DE HABERSE CONTAGIADO DE SIDA. DAÑO MORAL

«El caso se trata de un accidente sufrido por Fabián David Rolón en


circunstancias que realizaba limpieza de quirófanos en el
establecimiento demandado cuando el día 22 de marzo de 1999 sufrió
una herida punzante en el meñique de la mano izquierda con una
jeringa descartada. Cabe destacar que Rolón a posteriori del suceso
comenzó a vivenciar la idea que se había contagiado de sida. Afs. 128
obra el informe de AMSA que -entre otros datos- confirma que el
primer análisis se le efectuó el 13 de abril 1999 y el segundo y último
prácticamente diez meses después, período en el cual el accionante
denunció haber padecido mental y físicamente. Por lo demás, estuvo
afectado de un síndrome depresivo, asociado a un trastorno de
ansiedad y síntomas obsesivos y que, con el transcurso del tiempo,
padeció un síndrome depresivo mayor. Tuvo riesgos de vida y de
suicido. La perito psicóloga que examinó al actor sostuvo que éste
padecía una personalidad vulnerable pero que, no obstante ello, existía
concausalidad entre el accidente denunciado y la dolencia psíquica
desarrollada. Esto es la depresión mayor, con pronóstico reservado por
riesgo suicida, para la que sugirió tratamiento. Describió conductas
tales como agresión pasiva, aislamiento, conductas impulsivas,
desplazamientos, represión, entre otras».
«En ese orden de ideas, y a partir del carácter resarcitorio que le
asiste al daño moral -criterio netamente dominante hoy en día- pues
desempeña la función de satisfacer perjuicios que no sean mensurables
con exactitud, y en vista de la gravedad objetiva del perjuicio traducida
en el grado de sufrimiento físico e inquietud espiritual padecidos,
considero que es justo y equitativo aumentar la cantidad fijada por el a
quo para enjugar este detrimento. En consecuencia, propicio que el
parcial se eleve a $ 5.000».
(«Rolón, Fabián David c/ Asistencia Media Social Argentina S.A. s/
daños y perjuicios», CNCiv., Sala D, 28/6/07, eIDial, AA3EE2).
VIOLENCIA PSÍQUICA Y MORAL EN EL ÁMBITO DEL TRABAJO. OPERADOR DE «CALL
CENTER». ATAQUE DE PÁNICO. MALTRATO DE PARTE DE COMPAÑEROS Y SUPERIORES

JERÁRQUICOS. INEXISTENCIA DE «MOBBING». AUSENCIA DE INTENCIÓN DE SOMETER,

DEGRADAR Y/O LOGRAR EL EGRESO DE LA ACTORA DE LA EMPRESA.


AMBIENTE DE TRABAJO HOSTIL Y DAÑINO: RESPONSABILIDAD DEL
EMPLEADOR EN LOS TÉRMINOS DEL ART.
1109 DEL CÓDIGO CIVIL. DEBER DE GARANTIZAR CONDICIONES DE TRABAJO DIGNAS

(ART. 14, CN). OBLIGACIÓN DE SEGURIDAD E HIGIENE EN EL EMPLEO (ART. 75, LEY

20.744; ART. 4, AP. 1, LEY 24.557 DE RIESGOS DEL TRABAJO). DEBER DEVELAR

POR LA INTEGRIDAD PSICOFÍSICA DE LOS DEPENDIENTES MIENTRAS


SE ENCUENTREN DENTRO DEL ESTABLECIMIENTO Y/O CUMPLIENDO
SUS TAREAS. INCUMPLIMIENTO. DAÑO MORAL.
REMUNERACIONES. TRABAJO EXTRAORDINARIO. REALIZACIÓN DE TAREAS DE DISEÑO

GRÁFICO AJENAS A LA CATEGORÍA LABORAL DEL DEPENDIENTE


(OPERADOR TELEFÓNICO)

«Si bien de la prueba testimonial surge que las tareas de diseño


gráfico fueron asignadas a la actora con el fin de beneficiarla, lo cierto
es que esos trabajos no sólo demandaban un esfuerzo intelectual
importante sino que incluso los realizó en su domicilio particular, todo lo
cual lejos está de conformar simples tareas administrativas acordes a
su categoría laboral (operadora telefónica), sino más bien un trabajo
extraordinario».«Es irrelevante sopesar cuál fue la motivación de la
empresa para otorgarle esas labores técnicas extraordinarias y
adicionales a la pretensora pues, aun si lo hubiese hecho para atender
su situación emocional, lo cierto es que se trató de una ocupación
nueva y adicional a la originalmente pactada y no una sustitución en el
marco del art. 212 de la LCT».
«Veo suficientemente acreditada la nocividad del ambiente de
trabajo, lo que activa la responsabilidad del empleador en los términos
del art. 1109 del Cód. Civil. Pongo el acento en los testimonios que dan
cuenta de que en el CEAC se indicaba a los gritos a los operadores de
trabajo la cola de llamadas; que el grito era un medio de comunicación
de pautas de trabajo y era algo habitual, implementado principalmente
por la jefa del sector. También, que estando o no presente la actora, se
referían a ella con motes despectivos tales como la loca’, ‘la chapi’, ‘la
multiuso’, ‘la 22’; que la llamaron mentirosa delante de otros
operadores y que, incluso, la catalogaban de desequilibrada
psíquicamente por los ataques de pánico que sufrió, razón por la que,
encima, la aislaron».
«No encuentro elementos de juicio que me lleven a barruntar siquiera
que las circunstancias descriptas hubieran sido generadas por los
superiores ni por los pares de la demandante con el fin intencional de
destruirla psicológicamente, someterla, degradarla, y/o lograr su egreso
de la empresa, aun cuando hayan mediado comportamientos
antisociales habituales en los grupos ante lo distinto y frente a quien,
por ello, genera temor. Es decir que no encuentro probado el
componente subjetivo perverso e intencional que permite definir lo que
jurisprudencia, medicina y sociología del trabajo han identificado bajo la
conceptualización de mobbing».
«Del cúmulo de hechos descriptos se desprende, por un lado, la
nocividad reí ambiente laboral y, por otro, que la accionada permitió y
toleró semejante clima de trabajo y de relaciones jerárquicas y
horizontales, ya que no se ha invocado ni acreditado que hubiese
tomado medida preventiva o sancionatoria alguna al respecto así como
tampoco que haya prestado atención a los signos síntomas que la
propia demandante presentaba, indicadores bastante elocuentes de
patologías vinculadas al entorno laboral».
«Inevitable resulta, entonces, concluir que Cablevisión S.A. no
cumplió siquiera básicamente su deber constitucional de garantizar
condiciones de trabajo dignas ni la obligación legal de seguridad e
higiene en el empleo, conforme exigen los arts. 14 bis de la CN, 75 de
la LCT y 4, ap. 1 de la ley 24.557; es decir que no garantizó la
indemnidad psicológica de su dependiente, con lo que al permitir
condiciones y un ambiente de labor nocivos, actuó culposamente habida
cuenta que se ha comprobado la responsabilidad personal de los
superiores jerárquicos y de otros trabajadores, compañeros de la
demandante, que implementaron un clima general y personal hostil por
el que el principal debe responder no sólo por pesar sobre sus hombros
dichas obligaciones sino también por resultar titular del pleno poder de
organización y dirección de la empresa (¿arts. 1113, Cód. Civil y 64 y
65, LCT)».«El empleador debe velar irrestrictamente por la integridad
psicofísica de sus dependientes mientras se encuentren dentro del
establecimiento y/o cumpliendo sus tareas, obligaciones que dimanan
del deber genérico de seguridad y del principio de indemnidad (arts. 75,
LCT y 4, ap. 1, LRT), de la misma forma que debe preservar también la
dignidad del trabajador cuyo fundamento no es otro que el dispositivo
constitucional que le garantiza ‘condiciones dignas y equitativas de
labor’ (art. 14 bis, CN)».
«No veo configurado en su tipicidad el mobbing aducido al demandar,
pero sí un entorno laboral general y particular hostil, nocivo y dañoso».
«Tanto el ambiente de trabajo hostil en que prestó servicios la
reclamante como el maltrato personal que padeció de sus compañeros y
superiores jerárquicos han podido razonable y presumiblemente generar
dolor moral, sufrimiento emocional y padecimientos que -a mi juicio-
deben ser reparados».
«En el presente caso, la regla del art. 75, párrafo 2, de la LCT no
tiene virtualidad al remitir al sistema de prestaciones tarifadas de la ley
24.557 en tanto la contingencia y el daño sufrido por la demandante no
encuentran en esta norma cobertura ni prestaciones. Como corolario de
ello, corresponde fijar una reparación con las reglas generales que
emanan del derecho común según los arts. 1068,1069 y 1078 del Cód.
Civil».
(«Reinhold, Fabiana c/ Cablevisión S.A. s/ despido». CNTrab., Sala II,
12/10/07, eIDial, AA435D).

AFECCIÓN RESPIRATORIA CRÓNICA COMPATIBLE CON ASMA BRONQUIAL.

ENFERMEDAD PROFESIONAL NO RECONOCIDA POR LA LEY 24.557.


SENTENCIA ARBITRARIA. ACCIÓN FUNDADA EN EL DERECHO ClVIL
«La Sala VIII de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, al
revocar la sentencia de primera instancia, rechazó el reclamo
indemnizatorio por afección respiratoria crónica compatible con asma
bronquial que no se halla incluida en listado de enfermedades
profesionales al que remite la ley 24.557. La sentencia es arbitraria,
toda vez que lo resuelto no constituye una derivación razonada del
derecho vigente con arreglo a las constancias de la causa. La Cámara
rechazó la demanda por aplicación de la Ley de Riesgos del Trabajo sin
advertir que la acción se fundó en el Derecho Civil. En virtud de esta
falsa premisa, resolvió que debía aplicarse el sistema de numerus
clausus en cuanto a las enfermedades resarcibles, en el que no estaba
contemplada la situación del actor». (Del voto de la mayoría).
«Para la procedencia de la acción de derecho común debe probarse la
existencia de los presupuestos de la responsabilidad civil. Por lo tanto,
si se demuestra que una enfermedad está vinculada causalmente a un
hecho antijurídico, la acción procede con independencia del listado que
prevea la Ley de Riesgos del Trabajo, que obedece a un régimen
especial, diferente del derecho común». (Del voto de la mayoría).
«Lo resuelto guarda nexo directo e inmediato con las garantías
constitucionales que se invocan como vulneradas (art. 15, ley 48), por
lo que corresponde su descalificación como acto jurisdiccional en los
términos de conocida doctrina de esta Corte sobre arbitrariedad». (Del
voto de la mayoría).
«La Ley de Riesgos del Trabajo, de 1995, es incompatible con el
orden constitucional y supralegal enunciado, puesto que ha negado todo
tipo de reparación al trabajador víctima de una enfermedad que guarda
relación de causalidad adecuada con el trabajo, por el solo hecho de que
aquélla no resulta calificada de enfermedad profesional en los términos
de dicha norma». (Dr. Fayt y Dr. Petracchi, según su voto).
«Al ser inescindible el nexo entre el derecho a la salud y el derecho a
la vida (v. gr. ‘Campodónico de Beviacqua el Ministerio de Salud y
Acción Social’, Fallos: 323:3229, 3239, consid. 10), se torna evidente
que la desprotección del primero violenta al segundo, esto es, violenta
al primer derecho natural de la persona humana preexistente a toda
legislación positiva que resulta garantizado por la Constitución Nacional
(«Floreancig, Andrea Cristina y otro por sí y en representación de su
hijo menor H., L. E. el Estado Nacional s/ amparo», sentencia del
11/7/06, Fallos: 329:2552), el cual comprende no sólo el derecho de
aquélla a no ser privada de la vida arbitrariamente, sino también el
derecho a que no se le impida el acceso a las condiciones que le
garanticen una ‘existencia digna’ (Corte Interamericana de Derechos
Humanos, caso de los «Niños de la Calle»), («Villagrán Morales y otros
c/Guatemala», sentencia del 19/11/99, Serie C, N° 63, párr. 144, y
voto concurrente conjunto de los jueces A. A. Candado Trindade y A.
Abreu Burelli, párr. 4)». (Dr. Fayt y Dr. Petracchi, según su voto).
«Nada sería válidamente sostenible para enervar cuanto ha sido dicho
precedentemente, con base en las necesidades que pueda plantear el
desarrollo o progreso económico». (Dr. Fayt y Dr. Petracchi, según su
voto).
«La presente sentencia, dados los ya recordados casos ‘Aquino’, ‘Díaz’
y Milone’, se erige como la tercera censura constitucional dirigida por
esta Corte al régimen indemnizatorio sustancial de la Ley de Riesgos del
Trabajo». (Dr. Fayt y Dr. Petracchi, según su voto).
«Cabe hoy proclamar o, mejor, reiterar una proclama más que
sabida: la dignidad, justicia y protección del trabajador, que deben regir
las relaciones laborales según lo ordena la norma jurídica de la cual esta
Corte es su garante final, vale decir, la Constitución Nacional, exigen
que la medida de los derechos humanos no esté dada ni por las
llamadas leyes del mercado (Vizzoti, cit., pp. 3691/3692, consid. 11) ni
por intereses crematísticos, siempre secundarios: ‘el trabajo humano
tiene características que imponen su consideración con criterios propios
que obviamente exceden el marco del mero mercado económico y que
se apoyan en principios de cooperación, solidaridad y justicia
normativamente comprendidos en la Constitución Nacional’ (Mansilla,
cit., p. 421, consid. 7 y su cita)». (Dr. Fayt y Dr. Petracchi, según su
voto).
«La Ley de Riesgos del Trabajo, bajo la exégesis que le han dado los
jueces de la causa, Sala VIII de la Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo, resulta inconstitucional, de manera que corresponde revocar la
sentencia apelada a fin que, por quien corresponda, sea dictada una
nueva con arreglo a la presente». (Dr. Fayt y Dr. Petracchi, según su
voto).
«La sentencia dictada por el Tribunal apelado, al decidir que la ley
24.557 era constitucionalmente válida in totum y agotaba las
posibilidades de resarcimiento por daños sufridos en el ámbito laboral,
convalidó su art. 39.1 y prescindió de todo examen de la demanda
instaurada en términos del art. 1113 del Cód. Civil. En tales
condiciones, la cuestión así planteada presenta sustancial analogía con
la debatida y resuelta en el precedente de Fallos: 329:473 (voto de la
jueza Carmen M. Argibay), a cuyas consideraciones y conclusiones se
remite por razón de brevedad». (Dra. Argibay, según su voto).
(«Silva, Facundo Jesús c/ Unilever de Argentina S.A.». CSJN,
18/12/07).

ENFERMEDAD LABORAL. TAREAS DE TELEMARKETING. EXISTENCIA DE UN FACTOR


DE AGRESIÓN SONORO. INCAPACIDAD PARCIAL Y PERMANENTE DE LA
DEPENDIENTE. Hl POACUSIA. RELACIÓN DE CAUSALIDAD ADECUADA CON EL

TRABAJO. Uso DE VINCHA CON AURICULAR. COSA RIESGOSA CONFORME


AL ART. 1113 DEL CÓD. CIVIL. IRRELEVANCIA DE LA BREVE CANTIDAD
DE TIEMPO DE PRESTACIÓN DE TAREAS. ART. RESPONSABILIDAD
SOLIDARIA HASTA LOS LÍMITES DE LA PÓLIZA
«Considero que los elementos probatorios reseñados permiten colegir
tanto la existencia del factor de agresión sonoro como el nexo de
causalidad del mismo con la incapacidad que padece la accionante... Si
bien arriba firme a esta Alzada que la actora efectivamente prestó
servicios de telemarketer por aproximadamente seis meses y medio,
pues el resto del tiempo gozó de licencia médica, lo cierto es que al
poner en evidencia dicha circunstancia en la impugnación efectuada por
la demandada, la perito médica ratificó lo anteriormente expuesto...
Además, cabe señalar que la labilidad del ser humano no puede ser
analizada por el tiempo de exposición a los factores de riesgo
comprobado, por cuanto tal aspecto resulta ser particular de cada
individuo».
«Ha quedado acreditado mediante las testimoniales que la actora
realizaba su trabajo utilizando una vincha con auricular susceptible de
ser calificada como ‘cosa riesgosa en los términos del art. 1113 del
Código Civil, que ingresaba un sonido fuerte y alto anunciando una
llamada entrante, que las llamadas ingresaban constantemente, que el
ruido ambiente era alto, la determinación del nivel de presión sonora
por parte del perito ingeniero traducida a campo libre, y la inexistencia
de patologías preexistentes en la trabajadora, cabe concluir que la
actora padece una incapacidad parcial y permanente del 1,9% de la t.o.
en nexo causal con el trabajo que desempeñara para la codemandada».
«Cabe señalar que la contingencia analizada está entre las
enfermedades reguladas por la normativa aplicable, en tanto el decreto
658/56 prevé, como enfermedad posible emanada del agente ‘ruido’, a
la hipoacusia perceptiva, y dentro de la enumeración de actividades
donde se puede producir la exposición, incluye a ‘todo trabajo que
importe exposición a una intensidad de presión sonora superior a 85
decibeles de nivel sonoro continuo equivalente’».
(«Graham Judge, Tamara Dense c/ Italcred S.A. y otro s/ despido».
CN- Trab., Sala II, 31/5/2010, eIDial- AA600C)

ENFERMEDAD INCULPABLE. TRABAJADOR INFECTADO POR HIV. INCAPACIDAD


LABORAL. AUSENCIA DE RELACIÓN DE CAUSALIDAD CON LAS TAREAS DESEMPEÑADAS

EN EL TRABAJO. REQUERIMIENTO DE TAREAS LIVIANAS. ART. 212 DE LA LEY 20.744.


NEGATIVA DE DACIÓN DE LA EMPLEADORA. DEMOSTRACIÓN DE QUE LA
EMPRESA CONTABA CON LA POSIBILIDAD DE OTORGAR TAREAS DE
MENOR EXIGENCIA. DESPIDO INDIRECTO.
JUSTIFICACIÓN DEL DESPIDO DECIDIDO POR EL TRABAJADOR. INDEMNIZACIÓN POR

DAÑO PSICOLÓGICO. IMPROCEDENCIA

«Llega firme a la Alzada la consideración del Sr. Juez a quo, en orden


a que la accionada no alegó carecer de tareas livianas para otorgarle al
actor y, asimismo, se advierte que, tampoco la demandada objetó en su
apelación la valoración efectuada en la instancia de grado, respecto de
la prueba testimonial colectada en la causa que, demuestra que la
empresa contaba con sectores donde el actor podía realizar labores de
menor exigencia. Portodo lo expuesto, cabe concluir que el despido
dispuesto por el trabajador resultó ajustado a derecho y, por ello, se
propicia confirmar las indemnizaciones legales reconocidas, con tal
fundamento».
«Examinada la pericial médica surge que, ‘el actor presenta un
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida con antecedente de una
tuberculosis generalizada, con tuberculosa cerebral y una reacción
vivencial anormal neurótica con manifestación depresiva’... ‘que no
existe relación de causalidad con las tareas desempeñadas para la
demandada’...‘que la incapacidad que presenta el actor es debida a su
infección por HIV y las enfermedades padecidas’, lo que no permitiría
inferir que el daño psicológico padecido por el actor sea consecuencia de
su despido sino que, parecería prima facie encontrarse vinculado a sus
padecimientos físicos».
(«R. J. L. c/Finexcor S.A. s/despido». CNTrab., Sala II, 17/5/2010,
elDial - AA5FEC)

ACCIDENTE IN ITINERE. SINIESTRO PADECIDO POR EL TRABAJADOR. ROBO Y

AGRESIÓN FÍSICA PROPINADA POR TERCEROS EN LA VÍA PÚBLICA.


RESPONSABILIDAD CIVIL DE LA EMPLEADORA. IMPROCEDENCIA.
RELACIÓN DE CAUSALIDAD. INEXISTENCIA. COSA
RIESGOSA. RIESGO INTRÍNSECO PRESENTE EN LAS CALLES URBANAS.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. HECHOS DE TERCEROS POR LOS QUE EL EMPLEADOR

NO DEBE RESPONDER. PRESTACIONES DERIVADAS DE LA APLICACIÓN DE LA LEY DE

RIESGOS DEL TRABAJO. CONDENA AL PAGO. IMPROCEDENCIA. RECHAZO DE LA

DEMANDA

«El reclamo fundado en el art. 1113 del Código Civil no tiene asidero,
por cuanto no se acreditó que los atacantes fueran dependientes de los
demandados ni la intervención en el (siniestro) de una cosa riesgosa o
viciosa, ni la propiedad o guarda de la misma a cargo de las
demandadas. Tampoco resulta procedente el reclamo analizado bajo la
égida del art. 1109 del Código Civil, dado que el infortunio no tuvo
como causa la ejecución de un hecho del principal lo que obsta a
evaluar una potencial culpa o negligencia de su parte, conclusiones que
me llevan a compartir el criterio del apelante, en el sentido de que no se
configuraron los presupuestos que habilitan la procedencia de la acción
de conformidad con lo previsto en las normas citadas, dado que no ha
mediado un acto antijurídico por parte de la demandada ni existe
relación de causalidad entre el perjuicio y la conducta a ella imputada».
«Al accionante le correspondía acreditar que el accidente se produjo
en vinculación con la participación de una cosa de la demandada (de su
propiedad o guarda o por sus dependientes) y que tal cosa podía
calificarse de viciosa o riesgosa. También estaba a su cargo, ante su
alegación accesoria, demostrar que su empleador incurrió en culpa al
hacerlo transitar por zonas riesgosas para su integridad psicofísíca, en
el trayecto que une su domicilio con el del establecimiento a sabiendas
de la alta factibilidad del acaecimiento de un suceso dañoso, y que con
ello omitió cumplir con el deber de seguridad e indemnidad (art. 75,
LCT), encontrándose obligado al resarcimiento de los daños
ocasionados...»
«Teniendo en cuenta la dinámica y demás circunstancias que
rodearon el accidente in itinere sufrido por el actor (robo y agresión
física por terceros en la vía pública), se advierte que la demandada no
tenía en modo alguno la propiedad de la supuesta cosa riesgosa
productora del daño que en el particular, se infiere según los términos
de la demanda, estaría constituida por el riesgo intrínseco que encierran
en sí mismas las calles de esta ciudad. Ello me lleva a concluir que, en
definitiva, al accionante lo atacó un riesgo inherente a quienes transitan
por la vía pública, y del control y seguridad de las personas que
transitan es responsable el Estado. En este sentido resulta patente y
clara la ajenidad de la cosa productora del daño en lo atinente a su
propiedad, y ningún reproche subjetivo relativo al deber de seguridad
puede hacerse al empleador, dado que mediaron hechos de terceros por
los que el empleador no debe responder.»
«El accionante no ha invocado ni acreditado que la demandada
estuviera obligada a ejercer algún tipo de control o cuidado -a título
precario o provisorio- sobre el trayecto que debía recorrer el accionante,
dado que no invocó que con motivo de los traslados entre su domicilio y
el establecimiento debiera transitar por zonas especialmente peligrosas
o desoladas y que, en función de ello, hubiera pactado con su
empleador un deber de protección cuyo radio de acción se extendiera
más allá de lo que por ley estaba obligado a cubrir y asegurar.»
«La pretensión de que se repare el daño moral resulta absolutamente
inadmisible, ya que, sin responsabilidad civil, ello no corresponde y,
obviamente, en el marco de la ley 24.557 no caben indemnizaciones
extratarifarias.»
«No puedo soslayar que el propio actor no sólo no funda su reclamo
en la ley 24.557, sino que articula a su respecto una serie de planteos
de inconstitu- cionalidad, al tiempo que reconoce expresamente que la
Aseguradora ha cumplido con los pagos parciales mensuales, y ninguna
otra prestación denuncia como incumplida a la fecha de interposición de
la demandada, por lo que nada reclama en virtud de la LRT... Por lo
expuesto, propicio revocar también el fallo en lo que respecta a la
condena al pago de las prestaciones derivadas de la aplicación de la
LRT, toda vez que no formaron parte del objeto del litigio.»
(«Gómez, Diego Roberto el Federación Patronal A.R.T. y otro s/
accidente - ley especial». CNTrab., Sala II, 3/2/2010, eIDial- AA5DC1)

ENFERMEDAD INCULPABLE. AFECCIÓN PSÍQUICA. INCAPACIDAD LABORAL. RELACIÓN


DE CAUSALIDAD ADECUADA CON EL TRABAJO. INEXISTENCIA.
REQUERIMIENTO DE TAREAS LIVIANAS. NEGATIVA DE DACIÓN DE LA

EMPLEADORA. DESPIDO INDIRECTO. JUSTIFICACIÓN DEL DESPIDO DECIDIDO


POR EL DEPENDIENTE. MOBBING. FALTA DE ACREDITACIÓN
«En efecto, aun cuando la afección psíquica no tenga relación alguna
con el trabajo (lo cual así fue considerado por la a quo), es evidente que
la empleadora no estaba eximida de reubicar al dependiente en tareas
compatibles con su estado de salud (arg. arts. 10, 62, 63 y 212, LCT),
por lo que propicio desestimar el recurso deducido por la demandada y
confirmar de sentencia de grado anterior en cuanto hizo lugar al
reclamo del accionante.»
«Aun colocándonos en la hipótesis de que los trastornos psíquicos que
el actor invocó en el escrito inicial pudieran tener algún grado de
relación con un ambiente laboral hostil (lo cual, reitero, no encuentro
debidamente probado y sólo considero en forma conjetural), entiendo
que tampoco se encuentran acreditados los presupuestos de hecho que
permitirían establecer la existencia de relación causal adecuada entre la
hipotética minusvalía y un factor objetivo o subjetivo de responsabilidad
atribuible a la demandada. Por lo pronto, observo que no ha sido
probado un hecho doloso o culpable del gerente de la accionada, ni el
vicio o el riesgo de las ‘cosas’ que guarde relación causal adecuada con
el desencadenamiento de la hipotética incapacidad permanente, como
para que pudiera atribuirse responsabilidad a la ex empleadora.»
«Sin dejar de recordar que una ‘actividad’ no es una ‘cosa’ en los
términos del art. 2311 del Código Civil, lo cierto es que, de las
declaraciones testimoniales, no se desprende evidencia de que el actor
haya tenido a su cargo responsabilidades excesivas, ni que debiera
trabajar en un clima de persecución y hostigamiento, ni que se haya
descargado sobre él una cantidad excesiva de labores o de funciones.»
«La circunstancia de que el ambiente donde se desplegaba la
actividad del accionante pudiera llegar a influir desfavorablemente sobre
una patología psíquica como la invocada en la demanda (lo cual sólo
considero en grado de hipótesis), no evidencia en modo alguno que ello
derive del riesgo o vicio producido por cosa alguna, ni del hecho de otro
dependiente por el cual la demandada deba responder. Tampoco se ha
acreditado que la empleadora haya omitido la adopción de medidas que
pudieran relacionarse con un padecimiento psíquico como el alegado; ni
está demostrado un obrar doloso o culpable de la empleadora que
guarde relación causal adecuada con el padecimiento del accionante,
como para entender que resulta subjetivamente responsable por
incumplimiento de lo establecido por el art. 75 de la LCT.»
«La circunstancia de que el actor manifieste haber contraído o
agravado sus afecciones psíquicas mientras trabajaba para la
accionada, no evidencia que tales padecimientos deriven del riesgo o
vicio de las cosas a su cargo, del hecho culpable de un dependiente por
el que deba responder, ni de su propio dolo o culpa. En el caso de
autos, frente a la terminante negativa de la accionada, nada hay que
demuestre en forma fehaciente que el accionante padezca incapacidad
psicológica de carácter definitivo, que guarde relación causal adecuada
con los hechos relatados como para establecer la responsabilidad de la
demandada sobre la base del derecho común.»
(«M. S. I. c/Casino Buenos Aires S.A. s/despido». CNTrab., Sala II,
25/3/ 2010, eIDial-AA5E81)

ENFERMEDAD LABORAL. ESTACIÓN DE SERVICIO. OPERARÍA DE PLAYA. AFECCIÓN


COLUMNARIA. ARTROSIS. ESFUERZO FÍSICO DE CONSIDERACIÓN.
ADOPCIÓN DE POSICIONES ANTIERGONÓMICAS. EXPOSICIÓN A FACTORES

CLIMÁTICOS ADVERSOS. INCAPACIDAD LABORAL. VINCULACIÓN CAUSAL ADECUADA

CON EL TRABAJO. DAÑO MATERIAL Y DAÑO MORAL. PROCEDENCIA


«El análisis de los elementos probatorios arrimados a la causa permite
vislumbrar la estrecha relación entre las tareas prestadas para la
accionada y la afección columnaria que presenta la actora. En efecto,
los testimonios dan cuenta en forma precisa y concordante de la índole
y naturaleza de las tareas que como operaría de playa realizaba en la
estación de expendio de combustible de la accionada. La magistrada de
grado efectuó un pormenorizado relato de las mismas, así como de las
posiciones antiergonómicas que la actora debía adoptar y la prestación
de dichas tareas expuesta, muchas veces, a factores climáticos
adversos, todos extremos debidamente ponderados y sobre los que la
recurrente guarda absoluto silencio.»
«Esas labores que requerían un esfuerzo físico de consideración,
además del expendio de combustible, tareas de limpieza de los
surtidores y de la propia playa, inflado de neumáticos, manipulación de
tachos de lubricantes de 20 litros, etc., fueron cumplidas por una
persona como la actora, de 1,47 metro de altura y 48 kilos de peso,
extremos que también fueran debidamente evaluados por la señora
juez que me precede y que la recurrente no intenta siquiera
controvertir. En tales condiciones, entiendo que la vinculación causal
adecuada entre las tareas cumplidas por la actora y la afección
artrósica que presenta, circunscripta a su columna lumbar y cuya
manifestación física tuvo lugar a los 25 años de edad -quien además
cabe presumir que ingresó a laborar para la accionada en óptimas
condiciones de salud, atento la inexistencia de prueba en contrario, y la
manifestación de la administradora de la accionada que señaló que se
hacían exámenes preocupacionales- aparece nítidamente acreditada,
por lo que corresponde confirmar lo decidido en el fallo de grado al
respecto (arts. 901/906 Cód. Civil).»
(«G., S. G. c/ Deheza S.A. s/ accidente - acción civil». CNTrab., Sala
X, 18/3/2010, eIDial-AA5DE7)

FUERZAS DE SEGURIDAD. ENFERMEDAD PROFESIONAL. PLAZO DE PRESCRIPCIÓN.

INCAPACIDAD LABORAL. TRABAJADOR SOMETIDO A UN TRATAMIENTO PSICOLÓGICO.

PREDISPOSICIÓN EN LA PERSONALIDAD. CAMBIO DE TAREAS Y DE


DESTINO. PASE DEL SECTOR DE INTELIGENCIA AL SECTOR MECÁNICO.
DAÑO PSÍQUICO. EFECTO SECUELAR. IMPACTO EMOCIONAL. FOBIA
LABORAL ESPECÍFICA. RELACIÓN DE CAUSALIDAD CON EL TRABAJO:

20% DE LA MINUSVALÍA DEL DEPENDIENTE. RIESGOS DEL TRABAJO. LEY 24.557.


INCONSTITUCIONALIDAD.ART. 1113 DEL CÓD. CIVIL. APLICACIÓN
«En efecto, reiteradamente se ha dicho que: ‘El plazo para la
prescripción de las acciones provenientes de la responsabilidad civil por
enfermedades profesionales, debe comenzar a contarse desde que la
víctima tomó conocimiento de la certeza del daño en su verdadera
dimensión’ (Sala IX, sent. 12769 del 16/9/05, in re: ‘Pérez, Francisco el
Estado Nacional Armada Argentina y otro s/ accidente’) y la
circunstancia de que el reclamante hubiera comenzado un tratamiento
psiquiátrico, no implica que en esa fecha hubiera tomado cabal
conocimiento del daño que lo aqueja y, menos aún, del grado de
incapacidad.»
«Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha dicho
que: ‘En materia de accidentes de trabajo, lo correcto para el cálculo
del plazo de prescripción es arrancar desde aquel hecho que
precisamente determina la incapacidad en forma fehaciente (Fallos
306:337), lo que requiere una apreciación objetiva del grado de
incapacidad que ponga de manifiesto el cabal conocimiento de su
invalidez por parte del accidentado, sin que pueda suplirse esta
exigencia sobre bases inciertas que no demuestran de manera
concluyente que el recurrente dejó transcurrir los plazos legales
consciente de las afecciones que lo aquejaban' (Fallos 308:2077).»
«El señor juez de grado no dijo que la ley 24.557 no resultara
aplicable al caso de autos sino que, basado en las particularidades de la
pretensión, concluyó que resultaba inconstitucional el art. 39 de dicha
normativa y aplicó al caso lo dispuesto en el art. 1113 del Código Civil.»
«Es posible observar en el caso en estudio la presencia de un efecto
secuelar -impacto emocional- acorde con lo inesperado e insólito de la
aparición de elementos que el actor no había tenido en cuenta. El
examinado presenta un cuadro de daño psíquico -efecto secuelar- que
condiciona la aparición de una incapacidad psíquica parcial y
permanente...»
«Por lo demás, los testigos que declararon en autos, fueron
coincidentes en señalar que el cambio de tareas y destino asignados al
accionante le provocaron cambios de ánimo, o que ‘cayó enfermo de los
nervios’... Estos testimonios resultan convictivos porque tuvieron un
conocimiento directo de los hechos sobre los cuales deponen, y dan
suficiente razón de sus dichos (cfr. art. 90 L.O.).»
«Por otra parte, del certificado -que no fue desconocido por la
demandada- se desprende que el médico tratante diagnosticó que el
actor padecía ‘fobia laboral específica’ y que el motivo era ‘conflicto en
el área laboral’... En base a lo dicho, coincido con el sentenciante
anterior en que se encuentra probado que efectivamente la incapacidad
que ostenta el actor guarda relación con las situaciones vividas en la
demandada así como consecuencia de las tareas asignadas, aunque en
parte es admisible el agravio pues específicamente se hace notar que el
demandante tiene una predisposición por su personalidad de base... Por
ende... considero que respecto a la relación de causalidad corresponde
asignar un 20% de minusvalía de conformidad con el dictamen médico
de autos, que no fue observado por ninguna de las partes.»
(«R., R. A. c/Estado Nacional Ministerio del Interior Gendarmería
Nacional Argentina s/ accidente - acción civil». CNTrab., Sala V,
26/2/2010, eIDial - AA5D12)

Accidente de trabajo. Lluvia. Caída en la vereda del establecimiento.


Responsabilidad civil. Improcedencia. Accidente en ocasión del trabajo.
Incapacidad laboral. Incapacidad psíquica. ART. Condena. Art. 6, de la
ley 24.557

«Hallándose acreditado que la actora resbaló en la vereda del


establecimiento y que aquélla se encontraba mojada debido a un factor
climático, aun cuando pudiéramos concluir hipotéticamente que caminar
sobre una vereda mojada entraña el riesgo de sufrir una caída, lo cierto
es que ello mal puede serle imputable a la empleadora, bajo el título
que pretende el recurrente, ni tampoco a la aseguradora codemandada,
quien no se advierte tuviera obligación alguna -o hubiera incurrido en
una omisión de los deberes a su cargo, art. 1074, Código Civil- con
relación al revestimiento utilizado en la vereda del establecimiento.
Estimo, en consecuencia, que no encuadra el caso de autos en la
normativa civil.»
«...se verificó un accidente en ocasión del trabajo, advierto que -tal
como fuera también peticionado en la demanda-, estamos en presencia
de un acontecimiento súbito y violento ocurrido por el hecho o en
ocasión del trabajo, en los términos del art. 6 de la ley 24.557,
indemnizable al amparo de esta normativa, resarcimiento del cual
resulta responsable la aseguradora.»
«En cuanto a la incapacidad psíquica que le asigna (10%, t.o.), el
análisis del informe practicado por la psicóloga revela que el hecho
traumático sufrido por la trabajadora, quien en su desempeño laboral se
relaciona estrechamente con cuestiones estéticas y le resulta
imprescindible, además, la plena movilidad de su mano -la que se vio
seriamente afectada-, le generaron un trastorno adaptativo manifestado
a través de una reacción vivencial neurótica con manifestación
depresiva moderada, que la incapacita en el orden del 10% de la t.o....
la trabajadora se encuentra incapacitada en el 30% de la t.o.,
minusvalía que guarda relación causal y directa con el accidente que
sufriera en ocasión del trabajo.»
(«F. R. C. c/ Alta Capacitación Profesional S.A. y otro s/ accidente-
acción civil». CNTrab., Sala 1,17/12/2009, eIDial-AA5BC2)

ACCIDENTE DE TRABAJO. ACCIDENTE IN ITINERE. INFORTUNIO ACAECIDO EN LA VÍA


PÚBLICA CUANDO LA TRABAJADORA REGRESABA A SU DOMICILIO.
RESPONSABILIDAD CIVIL DE LA EMPLEADORA Y DE LA ART.
IMPROCEDENCIA.

«La acción que persigue la condena del empleador y de la ART por la


reparación de daños y perjuicios en el marco del derecho civil, no
resulta procedente por tratarse de un accidente in itinere que se
produjo en la vía pública cuando la actora volvía a su hogar, y del que
no emana responsabilidad en los términos de la normativa civil para los
aquí demandados... Ello así, pues la ART sólo responde con sustento en
el derecho civil en el supuesto de omisión de las obligaciones de control
a su cargo y, en el caso, no se vislumbra cómo podría haber evitado el
acaecimiento del infortunio que no puede atribuirse al riesgo o vicio de
una cosa propiedad del empleador, ni al deficiente cumplimiento de las
normas sobre higiene y seguridad en el trabajo.»
«En síntesis, toda vez que el hecho dañoso se produjo en la vía
pública una vez finalizada la jornada laboral y cuando la actora se
dirigía a su domicilio, no corresponde atribuirle responsabilidad en los
términos del derecho común ni a la empleadora ni a la aseguradora de
riesgos del trabajo.»(«Gualtieri, Silvia Olga c/ Socorro Médico Privado
S.A. y otro s/ accidente- acción civil». CNTrab., Sala V, 27/11/2009,
eIDial- AA5B78)

Accidente in itinere. Contrato de seguro de riesgos del trabajo.


Repetición. Responsabilidad civil extracontractual. Tercero responsable.
Subrogación EN LOS DERECHOS DEL ASEGURADO. PLAZO DE
PRESCRIPCIÓN. ART. 44, LRT. Rechazo. Aplicación del plazo previsto
por el art. 4037 del Código Civil. Se ESTABLECE EL PLAZO DE
PRESCRIPCIÓN DE DOS AÑOS A CONTAR DESDE LA FECHA EN QUE
CADA PAGO -CUYA REPETICIÓN SE PRETENDE- FUE EFECTUADO POR
LA ART
«... en el caso, no existe vínculo contractual alguno entre el tercero
contra quien se acciona y la compañía de seguros. Es que en el proceso,
la Aseguradora deberá acreditar que el tercero es responsable de los
daños sufridos por su asegurado, a quien debió abonar las prestaciones
a las que se había obligado con motivo del contrato de seguro de
riesgos del trabajo.»
«La ART demanda con fundamento en la responsabilidad civil
extracontractual del tercero responsable de la contingencia que generó
el pago de las prestaciones de la ley 24.557 cuyo reembolso pretende.
De tal manera se subroga en los derechos de la víctima hasta el límite
de lo pagado.»
«No asiste entonces razón a la accionante cuando plantea que resulta
de aplicación lo previsto por el inc. 2 del art. 44 de la ley 24.557.
Dispone esta norma que ‘prescriben a los diez años a contar desde la
fecha en que debió efectuarse el pago, las acciones de los entes
gestores y de los de la regulación y supervisión de esta ley, para
reclamar el pago de sus acreencias’.»
«Si se tiene en cuenta que el inciso establece que el plazo de
prescripción comienza a correr ‘desde que debió efectuarse el pago’ se
advierte claramente que no corresponde al supuesto de repetición por
responsabilidad civil extra- contractual que aquí se demanda. Es que no
puede hablarse de la existencia de acreencia alguna de la aseguradora
en contra del tercero responsable, hasta que el pago por aquélla
efectivamente se realiza, de manera tal que la prescripción en este
supuesto no podría computarse ‘desde que debió efectuarse el pago’. Es
así que, a mi entender y en concordancia con el autor citado, la norma
estipula el supuesto de acciones derivadas del incumplimiento en el
pago de los aportes a las ART, y los entes de regulación y supervisión.»
«Así como el inc. 1 del art. 44 de la ley 24.557 se refiere a la
prescripción de las acciones de los beneficiarios del sistema derivados
del incumplimiento de las prestaciones de la LRT, el inc. 2 se refiere a la
prescripción de las acciones de las ART por el cobro de sus acreencias
derivado del incumplimiento de las obligaciones emergentes de la LRT
de neto corte contractual. La responsabilidad civil del tercero escapa a
esta normativa y se rige por las normas que le son propias. Remarco, el
asegurador que pretende repetirlo pagado con fundamento en la
responsabilidad civil, se subroga en los derechos de su asegurado, de
manera tal que rige a su respecto el plazo de prescripción que le
corresponde a este último en relación con su deudor, que en el caso, es
el previsto por el art. 4037 del Código Civil.»
«En síntesis, y por los fundamentos expuestos, propongo que se
confirme la sentencia en cuanto establece el plazo de prescripción de
dos años a contar desde la fecha en que cada pago -cuya repetición se
pretende- fue efectuado por la Aseguradora de Riesgos del Trabajo.»
(«CNA Aseguradora de Riesgos del Trabajo SAc/Finno. Carolina
Marcela y otro s/daños y perjuicios», CNCiv., Sala H, 16/11/2009,
elDial- AA5AB3)

ACCIDENTE DE TRABAJO. ESTRÉS LABORAL. SUPERMERCADOS. REDUCCIÓN DE PER-

SONAL. CAJERA. PERSECUCIÓN Y MALTRATO. DAÑO MORAL. TRASTORNO PSIQUIÁTRI-

CO. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL. AFECCIÓN A LA INTEGRIDAD, HONOR Y

DIGNIDAD DE LA TRABAJADORA
«...acreditado el daño moral sufrido por el trabajador como
consecuencia del actuar reprochable producto de una conducta ilícita
por parte de la demandada (persecución y maltrato), el juez laboral
debe fijar la indemnización pertinente.»
«Repugnaría a las normas y principios más elementales del Derecho
del Trabajo que agravios que afecten la integridad, honor y dignidad del
trabajador puedan quedar sin reparar sólo porque el juez no lo
considera equitativo o conveniente.»
«Es obvio destacar el evidente menoscabo que tal conducta
empresaria produjo en la esfera extrapatrimonial de la actora al afectar
seriamente su dignidad.»
«Si no se considerara encuadrable la situación en el sistema de
responsabilidad contractual, la demandada igualmente estaría obligada
a resarcir el daño moral en el marco de la responsabilidad
extracontractual.»
«...cuando el empleador incurre en conductas que causan un perjuicio
al trabajador desde el punto de vista extracontractual -es decir, cuando
le causa un daño resarcible aun en ausencia de una relación laboral- tal
responsabilidad no puede ser eximida. De otro modo, el Derecho del
Trabajo, concebido para proteger al trabajador como parte más débil
del contrato, privaría a sus protegidos de ciertos derechos y garantías
que les competen como simples ciudadanos y no ya como trabajadores
(conf. art. 1078 Código Civil).»
(«C., R. S. c/ Jumbo Retail Argentina SA s/ despido». CNTrab., Sala
V, eIDial- AA5AE4)Acción civil. Empleado bancario. Corralito financiero.
Incumplimiento del EMPLEADOR DEL DEBER DE SEGURIDAD. ART. 75
DE LA LEY 20.744. ENFERMEDAD PSIQUIÁTRICA. SÍNDROME DE
FATIGA PSICOFÍSICA CON DISTRES Y DESADAPTACIÓN. INCAPACIDAD
CONFORME AL BAREMO DE DAÑO NEUROLÓGICO Y PSÍQUICO DE LOS
DOCTORES Mariano Castex y Silva. Daños. Relación de causalidad.
Previsibilidad. Factor de atribución subjetivo de responsabilidad. Culpa.
Omisión. Indemnizaciones. Daño patrimonial. Daño moral.
Compensación. Responsabilidad DE LA ART EN LOS LÍMITES DE LA
COBERTURA. PROCEDENCIA. PATOLOGÍA NO INTEGRANTE DEL
LISTADO DE ENFERMEDADES A QUE ALUDE EL ART. 6, INC. 2,
APARTADO «A» DE LA LEY 24.557. DISIDENCIA: NO FUE LA ENTIDAD
BANCARIA DEMANDADA QUIEN PUSO LAS CONDICIONES RELEVANTES
PARA EL DAÑO. DAÑO PSÍQUICO. INIMPUTABILIDAD A LA ACCIÓN U
OMISIÓN, DOLOSA O CULPOSA, DEL EMPLEADOR

«No me parece discutible que las alteraciones en la salud mental dei


demandante tuvieron su causa fundamental en la modalidad con que
debió desarrollar las labores dependientes y de responsabilidad que
cumplió en beneficio Bank Boston NA, Sucursal Avellaneda (Provincia de
Buenos Aires) durante el tiempo en que se desató la crisis económica y
financiera y el ulterior desmadre social que sobrevino a tal etapa; esto
es, entre las postrimerías del año 2001 y los años inmediatos
posteriores que se sucedieron, al menos durante 2002 y 2003. Digo
esto porque si bien puede aceptarse lo que afirma el señor juez a quo,
que el stress puede entrañar una reacción interna del organismo frente
al ambiente que lo rodea, de ello no se deriva que la causa
desencadenante del desequilibrio psíquico del actor no haya sido el
entorno de presión salvaje a que estuvo sometido como empleado
bancario frente al caos notorio desatado en esa actividad a partir de las
medidas dictadas desde el poder público para regular la actividad
financiera (indisponibilidad de depósitos y pesificación de las
imposiciones en dólares a la vista y a plazo, como en general el resto de
las inversiones). Es un hecho conocido que las normas de emergencia
provocaron, en un importante número de afectados, fuertes reacciones
de violencia con impacto inicial en aquellas personas que como el actor,
debido a sus labores diarias, eran virtualmente la cara visible de las
instituciones bancarias a quienes la masa de perjudicados imputaban el
desmedro a sus patrimonios y a la tranquilidad y seguridad de sus
vidas.» (Del voto de la mayoría)
«Los episodios de desesperación, gritos y agresión desenfrenados
eran moneda corriente en la actividad bancaria que, por un tiempo
bastante dilatado, se enmarcó en un verdadero desbarajuste con
ofuscado desorden y aptitud para sacar del eje hasta al más entero y
psicoanalizado sujeto. Luego, en ese contexto de situación que fue
notorio y que por lo tanto no ha menester de comprobación enjuicio, no
pudo sensatamente ser imprevisible para la patronal que el organismo
de alguno de sus trabajadores dependientes reaccionase de un modo
nocivo, gestando una afección o patología en la psiquis como la
que aquejó al demandante. Sólo personas dotadas de un desapego
intenso con la realidad circundante, sin discernimiento o con
características de equilibrio monacal, pudieron permanecer inmunes a
las alternativas nefastas que acontecimientos de tamaña violencia,
individual y masificada, provocaron en el común de los mortales,
especialmente en el ambiente laboral de la actividad bancaria.» (Del
voto de la mayoría)
«La ley 24.557, tan mal llamada de Riesgos del Trabajo -porque no
incluye solamente la responsabilidad objetiva por riesgo sino también la
derivada de la culpa-, no ha liberado al empleador del deber de
seguridad para con los dependientes, a pesar de la reforma del art. 75
de la ley 20.744 que continúa siendo intitulada como ‘Deber de
seguridad’. Así, constituye un obrar antijurídico tanto la omisión de
medidas tendientes a la tutela psicofísica del trabajador cuanto la
inobservancia de las normas de higiene y seguridad.» (Del voto de la
mayoría) «Como surge del dictamen no impugnado, emitido por el
señor perito ingeniero laboral, no existe ninguna constancia indicativa
de que la demandada hubiese implementado plan o sistema alguno de
contingencia desde el año 2001 en el que se abordase la cuestión de la
masa anormal de público (en número y disposición de ánimo) que se
presentara en las sucursales; como tampoco que se realizasen
exámenes médicos periódicos ni psicodiagnósticos o asistencia de salud
mental a los dependientes expuestos a la atención a ese público
alterado durante el 2001 y durante el inmediato posterior que le
sucedió.» (Del voto de la mayoría)
«El factor de atribución de responsabilidad es subjetivo. Hubo culpa
(arts. 512, 902 y 1109 del Código Civil; 75, LCT y ley 19.587 -arts. 4,
5, 8, 9 y concordantes-) omisiva.» (Del voto de la mayoría)
«La aseguradora de riesgos del trabajo Liberty, quien fue citada a
juicio por la demandada, debe ser condenada en los límites de la
cobertura del contrato de afiliación celebrado según la ley 24.557 (art.
96, CPCCN, según texto de la ley 25.488). Es que la dolencia que
padece el demandante tiene, como ya se dijo, relación causal con la
tarea que desplegara para la empleadora asegurada y el hecho que la
patología no figure dentro de las enfermedades del listado a que alude
el art. 6, inc. 2, apartado a de la ley 24.557 no obsta a la responsa-
bilidad en el marco de dicha preceptiva, porque conforme la ratio del
art. 6, inc. 2, apartado b de ese cuerpo legal, deben considerarse
enfermedades profesionales aquellas otras que, en cada caso concreto,
hayan sido provocadas por causa directa e inmediata de la ejecución del
trabajo, como aconteció en la especie.» (Del voto de la mayoría)
«El hecho de que el perito médico haya acudido al Baremo de Daño
Neurológico y Psíquico de los doctores Mariano Castex y Silva para
fundamentar la estimación de incapacidad del demandante, no priva de
solidez a la evaluación del daño porque, si se repara en el Baremo
aprobado por el decreto 659/96, el porcentual acordado a la dolencia
con base en el primero (30%), coincide con la que computa el
baremode la ley 24.557 para idénticas dolencias (Ver su sección
‘Siquiatría’, apartado 2 - Reacciones vivenciales anormales neuróticas -
neurosis, Grado IV, con manifestaciones depresivas).» (Del voto de la
mayoría)
«No es dudoso que la crisis financiera de 2001/2002 -una de las que
los especialistas utilizan como paradigmáticas en investigaciones
empíricas y trabajos doctrinarios- debe haber incidido negativamente
sobre las condiciones en las que los empleados bancarios
desempeñaban sus tareas. Toda la sociedad vivía en un estado de
desasosiego y parte de ella, la más directamente afectada por
situaciones concretas, como, en el caso, las restricciones al derecho de
propiedad, con ira, que muchas veces se expresó en daños a los
edificios de los bancos. Ciertamente, ello debe haber sido vivido con
temor y angustia por los empleados de esas instituciones, aunque no
existen registros de agresiones directas a ellos. De allí que no sea
admisible dudar de la sinceridad del pretensor cuando describe su
reacción vivencial subjetiva a la extraordinaria situación. Pero ninguna
evidencia existe de que el Bankboston haya puesto alguna de las
condiciones relevantes de tan desdichado contexto, ni resulta serio
afirmar que pudo, en aplicación de ignotas previsiones de la ley 19.587
-que se limita a enunciar los propósitos y líneas generales de una
política en materia de higiene y seguridad- y sus reglamentaciones,
modificar la situación de crisis -que, útil es recordarlo, determinó la
renuncia de dos presidentes-, acallar el descontento de los
depositantes, o generar, en medio de un desorden social sin
precedentes, un mejor ambiente de trabajo. La reacción orgánica del
actor a las sensaciones displacenteras que, presumiblemente,
experimentó, no es imputable a la acción u omisión, dolosa o culposa,
de su empleador, ni a la renuencia de la ART contratada por éste a
elaborar un programa de prevención en salvaguarda de la salud mental
de los trabajadores.» (Dr. Morando, en disidencia)
(«G. D. H. c/Bankboston NA s. Accidente-Acción civil». CNTrab., Sala
VIII, 6/5/2009, el Dial -AA543D)

ACCIDENTE DE TRABAJO. ACCIÓN CIVIL. INCAPACIDAD. DAÑO PSICOLÓGICO.

INEXISTENCIA DE SECUELAS INCAPACITANTES EN EL ASPECTO FÍSICO.


TRASTORNO POR STRESS POSTRAUMÁTICO. INDEMNIZACIÓN.
PROCEDENCIA. DAÑO MORAL. GASTOS FARMACÉUTICOS Y
PSICOTERAPÉUTICOS. PROCEDENCIA. DISIDENCIA! ACCIDENTE DE
TRABAJO. GENERACIÓN DE COMPLICACIONES TEMPORALES DE ÍNDOLE EMOCIONAL.

CONSECUENCIA INHERENTE A LA VIDA COTIDIANA DE UN SUJETO QUE


INTEGRA UNA SOCIEDAD MODERNA.
INEXISTENCIA DE SECUELAS PSÍQUICAS. DAÑO RESARCIBLE. RECHAZO.
CONTINUACIÓN DE LA PRESTACIÓN DE SERVICIOS PARA LA DEMANDADA
EN TAREAS SIMILARES A LAS REALIZADAS ANTES DEL ACCIDENTE.
REALIZACIÓN DE CARRERAS TERCIARIAS
«Fueron acreditados en el sub lite los extremos que invocó la actora en
orden a la existencia del accidente y su mecánica, así como la
responsabilidad objetiva que se le imputa a la demandada con
fundamento en la normativa civil, al existir nexo de causalidad
adecuada entre el hecho donde intervino un montacarga, cosa viciosa o
riesgosa (con efectos jurídicos similares, ya que siendo el vicio un
defecto de la cosa la torna impropia para su destino, y la presencia de
ese vicio implica de por sí un riesgo, conf. doc. art. 1113, 2 o párrafo,
del Código Civil) y el daño, es decir, la secuela psicológica
postraumática moderada que presenta la actora que, a mi entender, no
puede ser interpretada como una consecuencia más inherente a la vida
cotidiana de un sujeto que integra una sociedad moderna, porque ello
implicaría para esta trabajadora, inocente, tolerar que en el ámbito
laboral se lesione su salud y que recaiga sobre ella no sólo la
consecuencia dañosa del accidente sino el costo de su recuperación
(conf. pericia médica a fojas 270/280 y arts. 377, 386 y 477 del
C.P.C.C.N. y 90 de la L.O.).» (Del voto de la mayoría)
«El hallazgo de daño psicológico constituye una secuela
postraumática que debe ser reparada, aun cuando, afortunadamente,
no afectó el área intelectual de la actora, quien pudo continuar sus
estudios terciarios. El accidente afectó la esfera emocional y vida de
relación de la trabajadora, conforme se desprende de la evaluación
científica realizada a fojas 270/273. Y, en nada incide sobre este daño,
la falta de secuelas incapacitantes en el aspecto físico, como aclara el
perito médico a fojas 287/vuelta, pues ello no conlleva la inexistencia
de daño psicológico.» (Del voto de la mayoría)
«Técnicamente, el trastorno por estrés postraumático consiste en el
desarrollo de ciertos síntomas -agudos y crónicos- caracterizados por la
ansiedad; alteraciones del sueño, la memoria y/o concentración;
irritabilidad; hipervigilancia; entre otros, producto de la exposición a un
suceso de gravedad. El cuadro agudo se presenta, comúnmente, a los
pocos días de sufrir un acontecimiento traumático y los casos crónicos
se desarrollan lentamente, meses después del infortunio, en personas
con problemas previos de personalidad. Los estudios científicos iniciales
se realizaron sobre casos de veteranos de guerra, víctimas de desastres
naturales e individuos violados; luego, se incorporaron sujetos
sometidos a violencia criminal y desastres inducidos por el hombre
Chernobil, Bhopal, armas químicas, etc.). Ello da cuenta de la
naturaleza y dimensión de la patología en cuestión.» (Dr. Morando, en
disidencia)
«En la especie, el siniestro denunciado por la actora pudo,
probablemente, Haberle ocasionado complicaciones temporales de
índole emocional, propias ae la desagradable experiencia vivida
(‘indicadores de angustia’, ‘sentimientos ce inseguridad’, etc.; tal como
quedó asentado en el informe psicodiagnóstico que integró la pericia
médica -fs. 270/273-). Difícilmente, sino imposible, haya repercutido en
los aspectos de su vida y en la medida denunciados. Tanto no fue así,
que, con posterioridad al siniestro (septiembre de 2004) continuó
trabajando para la sociedad demandada, realizando tareas similares a
las que realizaba antes del accidente; en 2006 finalizó una carrera
terciaria (psicopedagogía) y, contemporáneamente, comenzó a cursar
una de grado (licenciatura). Ello despeja la posibilidad de una secuela
psíquica de la dimensión alegada, que es, en definitiva, lo que la ley
resarce, no los accidentes o episodios ingratos, inherentes, en mayor o
menor medida, a la vida cotidiana de la mayoría de los sujetos
integrantes de una civilización moderna.» (Dr. Morando, en disidencia)
(«M., M. A. c/Coto C.IC.S.A. y Otro s. Accidente - Acción Civil».
CNTrab., Sala VIII, 29/5/2009, eIDial- AA543C)

Acción civil. Estrés laboral. Ambiente hostil y agresivo de trabajo.


Prueba. Pericial médica. Testigo único. Cajera de supermercado.
Enfermedad preexistente. Epilepsia. Agravamiento de la enfermedad.
Incapacidad psicofIsica. Responsabilidad de la empleadora. Art. 1113
del Código Civil. Daño material. Daño moral. Daño psíquico. Pérdida de
chance. Procedencia. Daño irreversible a la salud. Dificultad para
reinsertarse en el mercado productivo. Responsabilidad de la ART.
Solidaridad. Procedencia. Precedente de CSJN «Torrillo»

«...El informe pericial médico concluye que existe nexo causal entre
la dolencia de la actora y el factor trabajo dado el estrés permanente al
que se vio sometida laboralmente. Acepto estas conclusiones por
considerar que están fundadas sólidamente (art. 386, CPCCN). A mayor
abundamiento, deseo destacar que la demandada en ningún momento
puso a disposición de este experto el examen preocupacional de la
actora, por lo que dicha omisión ha de ser tomada como una presunción
en su contra, cobrando más fuerza lo manifestado por la accionante en
su demanda al señalar que ‘nunca tuvo antecedente psiquiátrico alguno
con anterioridad a su ingreso en la demandada’.»
«De la prueba testimonial surge que... ‘la actora era cajera y que sus
funciones consistían en escanear la mercadería, embolsarla y cobrar a
los clientes, que a los cajeros se los obligaba a revisar los bolsos y
carteras de los clientes antes de que se fueran, por más que dicha
función no era específicamente propia a su categoría, si tenían que ir al
baño, debían pedir permiso al ‘auxiliar de caja’ y podían ir sólo si había
un cajero libre que pudiera cubrirlas ya que de lo contrario, debían
esperar, si bien existía la posibilidad de bloquear la caja, ello no les
estaba permitido. La actora laboraba de pie por más que tenían sillas
dado que les tenían prohibido sentarse. Quienes controlaban a la actora
(auxiliares de caja) tenían una planilla de caja en la que anotaban todos
los errores que se cometían, hecho éste que hacía que las cajeras
sintieran gran presión’.»
«Luego del análisis de la prueba testifical obrante en la causa, sobre
todo de aquella aportada por la parte actora -parte sobre la que recaía
la carga probatoria- concluyo que tal relato resulta veraz y corrobora la
existencia de un ambiente agresivo de trabajo; coincidiendo con las
conclusiones a las que se ha arribado en la pericial médica; por lo tanto
merece plena fe y constituye prueba idónea de los extremos invocados
por la actora (arts. 90 de la ley 18.345 y 386 y 456, CPCCN).»
«En virtud de todo lo manifestado precedentemente, no tengo dudas
de que las tareas desempeñadas por la actora y las condiciones de
presión en que las cumplió, como así también la descompensación
sufrida el 14/8/04-crisis convulsiva epiléptica- han influido
negativamente en la salud de la Sra. M.»
«Estimo que existió riesgo, daño y ausencia de culpa de la víctima o
de un tercero, con lo que quedan configurados todos los presupuestos
para la responsabilidad del dueño o guardián, en los términos del art.
1113 del Código Civil. Dicha norma habla de riesgo o vicio de la cosa.
Debe entenderse, en tal sentido, que ‘cosa’ no es una determinada
maquinaria o aparato, ni un objeto concreto susceptible de ocasionar un
daño. Puede sertodo un establecimiento, explotación, empresa,
actividad o tarea -como en el presente caso- en el que se da la
posibilidad de que una trabajadora realice esfuerzos físicos y
psicológicos de tal naturaleza que lleguen a provocarle o agravarle -
como en el caso de análisis- una enfermedad determinada.»
«El estrés es la condición en la que un acontecimiento o una serie de
experiencias en la vida de una persona pueden acarrearle consecuencias
negativas, fisiológicas y psicológicas específicas y duraderas. Los
cambios fisiológicos, si persisten en el tiempo, porque la situación
amenazante se prolonga o porque es muy intensa, provocan un
transtorno del equilibrio del organismo y, si este equilibrio no se
restablece, la condición de estrés se vuelve crónica y el organismo
puede llegar a enfermar o incluso hasta morir.»
«Por ende, si ese equilibrio no se recupera o persiste el trastorno que
lleva a la aparición o agravamiento de la enfermedad psicosomática -tal
como en el caso de autos- se llega al estrés, y si la situación
amenazante o causa se produjo con motivo o en ocasión del trabajo -tal
como acontece en el caso en examen-, estamos en presencia de una
enfermedad laboral.»
«Es innegable que cada día se persigue una mayor productividad por
puesto de trabajo, lo que finalmente se convierte en una sobrecarga
que el dependiente a veces, no puede soslayar ni cuestionar, habida
cuenta la alta tasa de desempleo, conduciéndolo a efectuar esfuerzos
desmedidos que pueden afectar su salud. (El estrés laboral, Estela
Milagros Ferreirós, Doctrina Laboral, Editorial Errepar N° 238 del mes de
junio de 2005, t. XIX.).»
«En virtud de todo lo expuesto hasta el momento, concluyo que si
bien la actora podría haber padecido de una enfermedad al momento de
ingresar a trabajar en la empresa, epilepsia, la misma se agravó como
consecuencia del hostil ambiente de trabajo al cual estaba sometida,
produciéndole la grave incapacidad psicofísica permanente que tiene.
Por lo que resulta suficiente, que el trabajo hubiera servido para
desencadenar o agravar una afección preexistente, para que la
empleadora, en esa medida, resulte responsabilizada.»
«Debe haber protección indemnizatoria psíquica, física y moral frente
a supuestos regidos por el alterum non laedere, como consideración
plena de la persona humana y teniendo en cuenta los imperativos de la
justicia de la reparación seguidos por nuestra Constitución Nacional.»
«A la Sra. M., además del resarcimiento por daño material y daño
moral; le corresponde una indemnización por la pérdida de chance,
dado que conforme ha quedado acreditado en autos (v. pericial médica
de fs. 216/219) el grado de incapacidad parcial y permanente que
padece la actora, le produjo una disminución en su capacidad de
ganancia, proyectada impidiéndole obtener un ascenso o una mejor
ocupación para el resto de su vida útil.»
«La accionante ha perdido en forma definitiva, la chance de obtener
un trabajo mejoro un nuevo trabajo de cualquiertipo, ello toda vez que
para hacerlo se requiere una salud plena tanto física como psíquica y los
daños causados a la actora en su salud son irreversibles, provocándole
una indudable dificultad al momento de pretender reinsertarse en el
mercado productivo.»
«...En el ámbito laboral, se debe tratar de una incapacidad para el
desempeño de sus tareas habituales -como en el caso en examen- o
para ganar dinero o relacionarse. El daño psíquico en este caso importa
un daño patrimonial indirecto en tanto produce deterioros orgánicos que
impide el ejercicio habitual de la actividad laborativa de la Sra M., e
inflinge un daño patrimonial directo al disminuir o afectar su integridad
personal.»
«El empleador directo es responsable por el daño causado y la ART ha
incurrido en una omisión culposa que conlleva la aplicación del
mencionado art. 1074 por lo que debe responder no acotado al valor de
la póliza sino plena e integralmente, en forma solidaria por el crédito
reconocido al trabajador. Esta Sala, viene sosteniendo este criterio de
antigua data, y tengo para mí que ahora se convalida por parte de la
CSJN en autos: ‘Torrillo, Atilio Armando y otros el GulfOil Argentina S.A.
y otro’ (T. 205-XLIV). Ello así, en las presentes actuaciones, propongo
se condene a la aseguradora de riesgos del trabajo Responsabilidad
Patronal S.A. en forma solidaria por el crédito que fuera reconocido a la
actora.»
(«M. L. V. c/Coto C.I.C. S.A. y otro si accidente - acción civil».
CNTrab., Sala VII - 30/4/2009, elDial - AA5329)

Enfermedades. Stress laboral. Acción de derecho común. Reparación


integral. Empleada de institución bancaria. Corralito financiero.
Incumplimiento del empleador del deber de seguridad. Art. 75 de la ley
20.744. Exigencia LABORAL DESMEDIDA A PARTIR DE LA FIJACIÓN DE
OBJETIVOS DE DIFICULTOSO ACCESO. EXCESO DE HORAS EXTRAS.

INCAPACIDAD. CUADRO DE ASMA BRONQUIAL. INDEMNIZACIONES. LIMITACIÓN DEL

PORCENTAJE DE INCAPACIDAD ATRIBUIBLE A LAS EXIGENCIAS LABORALES EN


RAZÓN DEL TABAQUISMO INTENSO DE LA TRABAJADORA.
«La situación de ‘stress laboral’ que se denunció en la demanda como
factor generador del daño resulta fehacientemente acreditada a través
de las declaraciones de la referida testigo Oyarzun, quien preguntada
por el denominado plan de contingencias’ relató que ‘...surgió a fines
del 2001, esto fue por el famoso corralito, había que abrir cuentas a lo
loco, se trabajaba doce horas, con gente que nos insultaban, nos
trataba de estafadores, fue una locura. Que este plan se extendió todo
diciembre de 2001, y del 2002 hasta mayo fue caótico...’, en relación a
los problemas de salud de la actora, afirmó que ‘...tuvo varios, yo tuve
que llamar a la ambulancia, se ahogaba, como un ataque de asma, no
podía respirar, inclusive vinieron y la medicaron, y le dijeron que fuera
a un médico para un tratamiento, que esto ocurrió varias veces, esto
antes nunca le había pasado cuando era vendedora, que esto lo sabe
porque la dicente llamaba a la ambulancia y yo era la que tenía que
firmar... teníamos que cumplir todos los objetivos, que eran bastante
altos, que si no se cumplían esos objetivos la sucursal bajaba de
categoría, nosotros teníamos una calificación anual individual, donde
eso también influía, que la presión era terrible por eso había que ir a la
calle a buscar clientes, rastrillar, llamar, que la calificación era
importante porque, si bien en ese momento se habían suspendido los
créditos hipotecarios, todos los créditos si uno tenía buena calificación
se lo otorgan, además la gratificación anual iba sobre la calificación
anual, si uno tenía calificación cuatro, estaba al pie del despido...’.
Coincide en lo principal y agrega Calvo en cuanto al rol específico de la
actora en el marco de la crisis del ‘corralito’, que durante la misma
recibían ‘...visitas de abogados escribanos, de clientes mucho más
nerviosos que en condiciones normales, la actora hacía la contención
como primera barrera...’, y en cuanto a sus consecuencias sobre la
salud de la demandante, dice el deponente que ‘...al igual que nosotros
hemos tenido ataques o malestares, algunos de pánico, otros de
bronca, otros de asma, descompensaciones, ese contexto era normal y
habitual, creo que todos teníamos algún tranquilizante al alcance de la
mano...’.»
«Comprobados dichos extremos específicos del caso, referentes a un
tema que justifica su examen caso por caso para determinar la posible
influencia dañosa de las tareas, resulta determinante el informe médico
en cuanto sustenta que el cuadro de asma bronquial que padece la
actora y la incapacita en forma permanente por el 15% de la t.o. se
puede desencadenar por el stress y, en caso de estar instalado el
cuadro asmático, el stress lo puede agravar. Agrega el experto que los
fenómenos psicológicos condicionan el stress y desencadenan el cuadro
asmático, resultando factores que intervienen en su etiología la
exigencia laboral y el exceso de horas trabajadas.»

«Acreditada una exigencia laboral desmedida a partir de la fijación de


objetivos de dificultoso acceso, como así también el exceso de horas
extras queprecedentemente fueran objeto de examen específico, se
verifican los extremos necesarios para el progreso de la acción.»
«Al mismo tiempo, el experto señala en su informe primigenio otros
factores concausales ajenos a la prestación laboral que inciden de
manera relevante en la aparición y desarrollo de la afección, y
principalmente un tabaquismo intenso -30 cigarrillos diarios-, por lo que
apreciado el cuadro descripto en el marco de la sana crítica, habrá de
limitarse el porcentaje de la minusvalía atribuible a las exigencias
laborales por el que deberá responder la accionada al 8% de la t.o.
(conf. art. 386 del CPCCN).»
(«D’. A. M. F. c/H.S.B.C. Bank Argentina S.A. s/despido». CNTrab.,
Sala IX, 31/3/2009, eIDial-AA5235)

ENFERMEDAD PSÍQUICA. TRASTORNO DEPRESIVO. PRESTACIÓN DE SERVICIOS COMO


GUARDAVIDAS. MUERTE DE UN BAÑISTA. PROCESAMIENTO PENAL DEL
TRABAJADOR POR HOMICIDIO CULPOSO. CONDICIONES ÁMBITO
LABORATIVAS DESFAVORABLES. ASIGNACIÓN AL TRABAJADOR DE
MÚLTIPLES TAREAS. IMPOSIBILIDAD DE DESEMPEÑARSE EN FORMA
EXCLUSIVA Y EXCLUYENTE SEGÚN SU CALIFICACIÓN PROFESIONAL
(GUARDAVIDAS). INCUMPLIMIENTO DE LA EMPLEADORA DE LAS NORMAS DE

PREVISIÓN Y SEGURIDAD PARA LA EXPLOTACIÓN DE UN NATATORIO. FALTA


DE HABILITACIÓN AL MOMENTO DE LOS HECHOS. CONTRATACIÓN DE UN

NÚMERO INFERIOR DE GUARDAVIDAS A LOS REQUERIDOS POR LA


REGLAMENTACIÓN. OBRAR CULPOSO DE LA EMPLEADORA.
RESPONSABILIDAD CIVIL. REPARACIÓN INTEGRAL. PROCEDENCIA.
RESPONSABILIDAD DE LA ART EN LOS LÍMITES DE LA COBERTURA. RECHAZO.
ENFERMEDAD EXTRA SISTÉMICA. ENFERMEDAD NO INCLUIDA EN EL
LISTADO DE ENFERMEDADES PROFESIONALES PREVISTO EN EL ART. 6,
APARTADO 2 B) DE LA LEY 24.557.
«...El Cuerpo Médico Forense concluyó, con sustento en los exámenes
efectuados a la actora, que ‘evidencia síntomas y signos compatibles
con afección psíquica en evolución, vinculantes a su causa. Presenta un
cuadro psico- patológico caracterizado como trastorno Depresivo
reactivo. Dicho estado clínico psiquiátrico es homologable a una
discapacitación valorada en 10% compatible con reacción vivencial
anormal: depresión neurótica Grado II diagnóstico establecido por el
Baremo Nacional de 1998’.»
«De la interrelación de la prueba producida en autos (testimonial,
informativa y peritaje contable) surgen probadas las condiciones ámbito
laborativas desfavorables que culminaron con el deceso de una pasajera
en la pileta del Fitness Center y el posterior procesamiento penal de la
trabajadora por homicidio culposo. La prueba testimonial rendida
demuestra que, pese a la calificación profesional de la accionante como
guardavidas, ella debió realizar todo tipo de tareas dentro del Fitness
Center sin contar con ayuda de ningún tipo, lo que le impidió
desempeñarse en forma exclusiva y excluyente según su calificación
profesional.»
«La demandada no cumplió con las normas de previsión y seguridad
para la explotación de un natatorio, en tanto ni siquiera estaba
habilitado para funcionar al momento del suceso de marras, sólo
contrató a un guardavidas por turno y, sumado ello, le asignó a E. una
multiplicidad de tareas que le impedían cumplir con las específicas de
guardavidas.»
«Resultan claras las omisiones incurridas por la empleadora en
materia de medidas de seguridad, así como el incumplimiento de las
disposiciones para la explotación de natatorios que le eran claramente
exigibles. Por lo demás, la circunstancia de que la única guardavidas
contratada debiera efectuar tareas fuera del natatorio, por orden directa
y expresa de la empleadora, tornaban perfectamente previsible el
acaecimiento de un accidente en la pileta, así como los potenciales
efectos judiciales y sobre la salud de la dependiente, reitero
categorizada como guardavidas. Todo ello pone de manifiesto un claro
obrar culposo del empleador. Repárese que es quien tiene la facultad de
organizar el trabajo y quien tiene adjudicado el poder de dirección y, en
el caso, ordenó la realización de tareas incompatibles con la categoría
asignada a la actora y, esa exigencia indebida, actuó como causa del
daño.»
«Cabe tener por acreditado el nexo de causalidad adecuado entre las
condiciones ámbito laborativas impuestas por la accionada y los
incumplimientos de las obligaciones a su cargo con las consecuencias
dañosas que sufre la Sra. E. sin que obste a lo expuesto la circunstancia
de que la enfermedad se hubiera manifestado en forma aguda con
posterioridad al deceso de la pasajera en la piscina del hotel porque lo
cierto es que el procesamiento en sede penal resulta directa e
inexorablemente vinculado con que no hubiera estado presente en el
natatorio en su carácter de guardavidas al momento del incidente y ello
obedeció, como se explicó precedentemente, a que el empleador le
ordenó cumplir tareas distintas de las específicas de guardavidas y que
no había contratado a dos guardavidas por turno como exige la
normativa de aplicación.»
«En el caso, el daño final (enfermedad psíquica) debe considerarse
una consecuencia mediata previsible imputable a la empleadora (cfr.
art. 904 del Código Civil) debido a la falta de cumplimiento de la
demandada de las normas vigentes ya sea en cuanto a los materiales
para salvataje y a la cantidad de guardavidas que deben estar en la
pileta, así como también por las órdenes impartidas a la trabajadora
que produjeron su ausencia del natatorio. Por todo lo expuesto,
teniendo en cuenta que no se han desvirtuado los incumplimientos
endilgados en la anterior instancia y las consecuencias dañosas que le
produjeron a la actora las circunstancias vividas a raíz de la
multiplicidad de tareas encomendadas que no respetaron su categoría
de guardavidas, no cabe sino ratificar la responsabilidad civil de la
empresa codemandada.»
«En el presente caso, encuentro un obstáculo para condenar a la ART
en los límites de la cobertura pues no se encuentra controvertido que,
efectivamente, la enfermedad que padece E. no se encuentra incluida
en el Listado de Enfermedades Profesionales previsto en el art. 6,
apartado 2 b) de la ley 24.557.»(«E., A. M. c/Caesar Park Argentina
S.A. S/ accidente acción civil». CN- Trab., Sala V, 12/3/2009, elDial-
AA51C9)

Enfermedad laboral. Ambiente laboral caluroso. Exposición del


trabajador a altas temperaturas. Afección cardiovascular.
Reincorporación al empleo luego de una descompensación. Extinción del
contrato de trabajo. Fallecimiento del trabajador. Patología de origen
«extralaboral». Incidencia concausal. Factor laboral. Empleadora.
Incumplimiento del deber de seguridad. Reparación del daño. Art. 39,
apartado 1, de la ley 24.557. Inconstitucionalidad

«Lo cierto es que no hay certeza en el caso bajo examen de que,


efectivamente, la contingencia analizada no pudiese ser considerada
una enfermedad profesional listada porque el decreto 658/96, Listado
de Enfermedades Profesionales, en el acápite dedicado -con su muy
peculiar método- al agente ‘calor’ prevé el caso de la pérdida de
electrolitos en ambientes con temperaturas efectivas superiores a 28° y
que se manifiestan por calambres musculares y sudoración profusa,
oliguria y menos de 5g/l de cloruros urinarios; reconociendo como
actividades que pueden generar exposición a ese agente nocivo: Todos
los trabajos efectuados en ambientes donde la temperatura sobrepasa
28° C y la humedad del aire el 90% y que demandan actividad física’».
«Encuentro acreditada la afirmación inicial de que el pretensor, luego
de reponerse de su primer descompensación cardiovascular, se
reincorporó al empleo en igual puesto de trabajo. En cambio, ninguna
prueba se produjo para demostrar que el actor haya exhibido a la
demandada alguna indicación médica al respecto.»
«Encuentro probado que el actor trabajaba diariamente en un
ambiente caluroso de entre 25 y 28 grados; así como que durante su
jornada laboral soportaba, en forma intermitente pero constante y
frecuente, temperaturas mucho más elevadas (de entre 75 y 78 grados)
cada vez que se acercaba a las bocas de los hornos para controlar,
introducir o sacar las piezas de cocción. En medicina legal está
reconocido el papel concausal del calor en las enfermedades
cardiovasculares. Así, el maestro Kaplan, al tratar las ‘Enfermedades
producidas por temperatura o humedad anormales’, indicaba que la
acción de las altas temperaturas es más frecuente que la del frío y
también se manifiesta en mayor número de tareas (J. Kaplan, Medicina
del Trabajo, Editorial Ateneo, Buenos Aires, 1976, págs. 158/60).»
«Estamos en presencia de una patología de origen extralaboral cuya
génesis y desarrollo se deben primariamente a los citados factores
personales. Claro que no tengo la menor duda de que si la demandada
hubiese efectuado los exámenes médicos periódicos y,
consecuentemente, cumplido su deber de prevenir la incidencia del
empleo sobre ese organismo predispuesto a la enfermedad
cardiovascular, no habría dejado que el actor continuase laborando bajo
carga térmica.»
«No abrigo la menor duda de que si el principal hubiera controlado
periódicamente la salud del dependiente, en cumplimiento del deber de
seguridad que a su cargo estaba por imposición legal y reglamentaria,
habría podido modificar las condiciones de trabajo del actor y, en tal
caso, se habría cambiado positivamente la evolución de la patología
que, pasando por dos episodios graves, culminó con su muerte luego de
extinguido el contrato. Por ende, veo evidente e indiscutible, desde la
objetiva racionalidad, que el empleo ha incidido persistentemente
durante más de dos décadas sobre la salud del trabajador y, peor aún,
que esa incidencia nociva pudo y debió haber sido interrumpida si la
empresa demandada hubiera cumplido sus deberes de higiene,
prevención y seguridad.»
«Es que, aunque la patología haya tenido su causa y origen -y aun
una dosis de agravamiento- en factores extralaborales, quedo
convencido de que el empleo desarrollado durante más de dos décadas
bajo carga positiva térmica, y el reintegro a ese ambiente laboral nocivo
luego de la isquemia padecida en el miocardio, ha tenido un grado de
incidencia equivalente. Por eso, sugiero que se condene a la demandada
a hacerse cargo de la reparación patrimonial del daño sufrido en el
50%.»
«Ninguna razón hay que justifique que la víctima de un daño
injustamente causado, o concausado como en el supuesto bajo examen,
deba admitir una reparación menguada, tarifada o que se haga cargo
integralmente del daño causado o, en el caso, de la porción proporcional
de daño atribuible al actuar injusto. Por ende, sería inconstitucional el
apartado 1 del art. 39 de la ley 24.557 en cuento pretenda impedir al
trabajador que ha sido dañado en su salud de modo injusto obtener la
reparación justa, es decir completa, cuando, de acuerdo a las reglas
generales del derecho, tiene que ser integralmente resarcido por los
daños causados o en la proporción concausada por el factor laboral.»
(«Moreno, José Ramón, el Pizzería Centro SA, s/ accidente - acción
civil». CNTrab., Sala II, 3/2/2010, eIDial-AA5D61)

ENFERMEDAD LABORAL. REALIZACIÓN DE TAREAS DE ESFUERZO PARA LA EMPLEA-

DORA. AGRAVAMIENTO DE UNA PATOLOGÍA QUE PADECÍA LA DEPENDIENTE.


PRETENSIÓN DIRIGIDA EXCLUSIVAMENTE CONTRA LA ASEGURADORA.
RESPONSABILIDAD CIVIL DE LA ART. PROCEDENCIA. APLICACIÓN DE LA

DOCTRINA DEL PRECEDENTE «TORRILLO» DE LA CSJN. INCUMPLIMIENTO DE LAS

NORMAS DE HIGIENE Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO. CONDUCTA OMISIVA DE LA

ASEGURADORA. INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MATERIAL Y DAÑO MORAL. PROCEDENCIA.


«Resulta claro del informe médico mencionado que, de acreditarse las
tareas de esfuerzos que denunció la demandante en el escrito inicial,
éstas actuaron como desencadenantes y/o agravantes de esa patología,
en tanto el porcentaje de incapacidad fijado en el 12% de la t.o. tiene
en cuenta exclusivamente la incidencia del trabajo en la enfermedad
que ostenta la actora.»
«En concreto, se encuentra probado que la actora debía realizar
tareas de esfuerzo para el cumplimiento de las funciones asignadas por
la empleadora, y que no se le brindó ninguna capacitación acerca de
cómo debía realizar esa tarea, ni se le proveyeron elementos de
seguridad personal. En este contexto y en las circunstancias de este
caso concreto, considero que el porcentaje de incapacidad determinado
por la perito médica en el 12% de la t.o guarda relación de causalidad
adecuada con las tareas de esfuerzo realizadas para la empleadora.»
«En el caso la pretensión se dirigió exclusivamente contra la ART y se
fundó en el art. 1074 del Código Civil, por lo que resulta innecesario
referirse a los supuestos de atribución de responsabilidad previstos en
los arts. 1109 y 1113 del Código Civil, ni es del caso expedirse acerca
de la supuesta responsabilidad de la empleadora no demandada, dada
la forma en que fue trabada la litis, ello sin perjuicio de su intervención
en el proceso en calidad de tercero ante la forma en que se solicitó la
citación...»
«Considero que es insoslayable tomar en cuenta la doctrina sentada
por la Corte Suprema de Justicia en el caso ‘Torrillo, Atilio Amadeo y
otro c/ Gulf Oil Argentina S.A. y otro’ (sentencia del 31/3/2009), donde
la mayoría de los miembros del Alto Tribunal estableció que no existe
razón alguna para poner a una ART al margen del régimen de
responsabilidad previsto por el Código Civil, por los daños a la persona
del trabajador derivados de un accidente o enfermedad laboral, en el
caso en que se demuestren los presupuestos de aquel, que incluyen
tanto el acto ilícito y la imputación, cuanto el nexo causal adecuado
(excluyente o no) entre dichos daños y la omisión o el incumplimiento
deficiente por parte de la primera de sus deberes legales (considerando
8o); previamente dicho fallo había dejado constancia de las obligaciones
impuestas por la ley 24.557 a las ART que incluyen adoptar las medidas
necesarias para prevenir eficazmente los riesgos (art. 4.1), incorporaren
los contratos un plan de mejoramiento de las condiciones de higiene y
seguridad (art. 4.2), así como controlar la ejecución de dicho plan y
denunciartodo incumplimiento (y de las normas de higiene y seguridad)
a la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (art. 4.4) entre otros
deberes -considerando 5o voto de la mayoría-.»
«Puesto que, en forma reiterada he indicado que como principio
general corresponde acatar las doctrinas emanadas del Máximo
Tribunal, y dado que en este caso en base a ello se torna procedente la
responsabilidad -en los términos de la ley civil- de la ART, es mi criterio
que debería admitirse el reclamo. En efecto, la ART no probó en el sub
lite haber efectuado denuncia alguna ante la Superintendencia de
Riesgos del Trabajo por incumplimiento por parte del empleador a las
normas sobre higiene y seguridad en el trabajo. Tampoco demostró
haber efectuado visita alguna al lugar de labor, ni que hubiera realizado
una propuesta de capacitación al personal.»
«En concreto, dadas las características de las tareas realizadas por la
aquí reclamante -sin la provisión de ningún elemento de protección
personal y sin que se le hubiera brindado capacitación acerca de cómo
movilizar los bultos pesados en forma adecuada, todo lo cual revela el
incumplimiento de las normas sobre higiene y seguridad en el trabajo- y
en virtud de la doctrina de la C.S.J.N. ya referida ('Tonillo, Atilio
Amadeo y otro c/ Gulf Oil Argentina S.A. y otro’), debe admitirse la
condena de la aseguradora de riesgos del trabajo en el caso.»
(«Silva, Zunilda Itatí, c/Provincia ART s/accidente-acción civil».
CNTrab., Sala V, 15/4/2010, eIDial- AA6054)

ACCIDENTE DE TRABAJO. ENFERMEDAD LABORAL. SUPERMERCADOS. TAREAS DE

ESFUERZO. MOVILIZACIÓN DE ARTÍCULOS DE GRAN PESO. AFECCIÓN COLUMNARIA.

DAÑO EN LA INTEGRIDAD PSICOFÍSICA DEL TRABAJADOR. RELACIÓN


DE CAUSALIDAD ADECUADA CON EL FACTOR LABORAL. COSA
RIESGOSA. HIGIENE Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO.
AUSENCIA DE ELEMENTOS DE PROTECCIÓN APROPIADOS. INDEMNIZACIÓN DEL DAÑO

MATERIAL Y DEL DAÑO MORAL. PROCEDENCIA

«Las tareas de esfuerzo lucen acreditadas a través de los testimonios


de los compañeros, quienes coinciden en manifestar que el actor era su
jefe en el sector bazar, que les daba órdenes, que trabajaban mucho
corriendo estanterías, que se hacen ‘estacionales’, que son productos
que se van rotando en cierto lugar del salón dependiendo de la
estación, y que en oportunidad de hacer un estacional de coches al
mover un palet de baterías el actor tuvo un tirón, luego del cual estuvo
un tiempo sin trabajar... Por lo demás, también coinciden al señalar que
no les daban fajas de seguridad, loque luce corroborado por la pericia
técnica, donde se informa que como el actor ocupaba un cargo de jefe-
tareas de supervisión-, no recibía material de protección alguno, mas
como surge de las declaraciones examinadas, además de dar órdenes y
repartir tareas, el actor trabajaba a la par de los testigos. El perito
técnico informó también que no se observan carteles instructivos
relacionados con la higiene y seguridad en el trabajo.»
«El examen y valoración de los elementos apuntados, conforme a la
sana crítica (art. 386, CPCCN), revela que no obstante el cargo de
supervisión ostentado por el actor, éste debía realizar tareas que
implicaban movimientos y esfuerzos, para exhibir los artículos que
comercializaba la demandada, y que en el ejercicio de estas últimas
funciones -a la par de los restantes operarios- sufrió un tirón mientras
movilizaba un palet de baterías para automotor, a raíz de lo cual debió
ser atendido... Lo expuesto revela la existencia de causalidad adecuada
entre las tareas que habitualmente cumplía el actor y la dolencia que lo
incapacita.»
«El daño en la integridad psicofísica comprobada guarda evidente
nexo de causalidad adecuado con el riesgo que generan las cosas bajo
la guarda jurídica de la empleadora, cuya movilización a través del mero
esfuerzo humano provoca el constante peligro de ocasionar lesiones
microtraumáticas en su árbol columnario a tenor de lo resuelto en el
fallo Plenario N° 266 de esta Cámara (in re: ‘Pérez Martín c/ Maprico
SA’) puede imputarse a riesgo de la cosa. Opino que existe suficiente
prueba de que el actor sufrió un accidente al movilizar un palet de
productos comercializados por la demandada, y a la vez estaba dentro
de la materia de la litis la posibilidad de que también hubiera sido una
enfermedad producida por los constantes esfuerzos realizados en sus
tareas.»
(«Carrica, Rubén Darío c/ Carrefour Argentina S.A. y otro, s/
accidente- acción civil». CNTrab., Sala 1,11/6/2010, eIDial-AA6128)

ACCIDENTE DE TRABAJO. LABORES DE LAMINACIÓN Y PINTURA. INHALACIÓN DE

ELEMENTOS TÓXICOS. INCAPACIDAD PARCIAL Y PERMANENTE. DOLENCIA NO

CONTEMPLADA POR EL SISTEMA de LA LEY 24.557 Y NORMAS


COMPLEMENTARIAS. INDEMNIZACIÓN CONFORME AL DERECHO
COMÚN. PROCEDENCIA. RESPONSABILIDAD CIVIL OBJETIVA.
DAÑO INDEMNIZABLE. CONDUCTA CULPOSA DE LA EMPLEADORA

«Las declaraciones de los testigos acreditan que el actor trabajaba


con elementos químicos (en particular, acetona y diluyente), que la
única protección que proveía el empleador era un barbijo, y se descarta
la posibilidad de que la afección sea inculpable, ya que resulta del
informe del médico legista que, como consecuencia de los elementos
tóxicos con los que laboraba, el accionante padece una hepatopatía
acompañada por una políneuropatía de etiología fundamentalmente
axónica de grado moderado, por la que presenta una incapacidad
parcial y permanente de 26,20%.»
«Esta sala comparte el criterio que sostiene que ‘si la dolencia que
afectaba al actor no se hallaba abarcada por el sistema de la ley 24.557
y normas complementarias, en los específicos términos de su art. 6...
se concluye que este es un supuesto extraño al sistema de la Ley de
Riesgos del Trabajo. En consecuencia, al producirse un vacío legal, el
daño ha de ser indemnizado de conformidad con el derecho común
teniendo en cuenta el principio general de no dañar a otro («alterum
non laedere»), que está insertado a nivel constitucional de acuerdo a lo
señalado reiteradamente por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
En consecuencia se torna innecesario declarar la inconstitucio- nalidad
del art. 39 de la ley 24.557, que está dirigido a las prestaciones que
dicho régimen contempla (CNTrab., Sala V, SD N° 66.904 del 24.2.04,
en autos «Argañaraz, Ramón c/ Establecimiento Modelo Terrabusi S.A.
s/ accidente)» (v. SD N° 88.248 del 26.10.06, expte. N° 5.181/2002,
«Cano, Rubén Ernesto el SKF Argentina SA S/ accidente ley 9688», del
registro de este Tribunal).»
«En estas condiciones, y de acuerdo a las constancias demostradas
en la causa, considero que el daño causado por los materiales tóxicos
con los que trabajaba el actor es indemnizable; esa obligación de
reparar proviene de una responsabilidad civil objetiva (en sentido
análogo, sentencia N° 72.469 del 30.9.96, en autos Barbieri, Darío
Guillermo c/ Vandenfil S.A. s/Accidente-Acción Civil», del registro de
esta sala), circunstancia por la que la codemandada Astilleros del Norte
SA debe responder por los daños y perjuicios sufridos por el actor en los
términos del art. 1113 del C. Civil.»
«Poner al trabajador a prestar labores de laminación de barcos y
pintura con materiales tóxicos y sólo con la protección de un barbijo
constituye una conducta culposa, con desidia respecto de lo que pudiera
pasar a la salud del dependiente (art. 512 del C. Civil y 63 de la LCT),
especialmente cuando está negado por la empleadora en la causa que
los materiales de trabajo fueran tóxicos, mientras nada dice acerca de
qué elementos de prevención tomó en materia de higiene y seguridad
laboral para cumplir con las directivas de los arts. 14 bis de la CN y 75
LCT; así puede configurarse, adicionalmente a la responsabilidad del
art. 1113 del Código Civil, la culpa del art. 1109 de ese cuerpo legal.»
(«A., N. O. c/Astilleros del Norte S.A. s/despido». CNTrab., Sala
III, 20/5/ 2010, elDial -AA60D4)

Artículo 7 — Incapacidad Laboral Temporaria.


1. Existe situación de Incapacidad Laboral
Temporaria (ILT) cuando el daño sufrido por el
trabajador le impida temporariamente la realización de
sus tareas habituales.
2. La situación de Incapacidad Laboral Temporaria
(ILT) cesa por:
a) Alta médica;
b) Declaración de Incapacidad Laboral Permanente
(ILP);
c) Transcurso de un año desde la primera
manifestación invalidante;
d) Muerte del damnificado.

INCAPACIDAD LABORAL TEMPORARIA (ILT)


a) Tipos de incapacidad
Las incapacidades laborales tienen tipo, grado y carácter, que son:
— El tipo de la incapacidad: temporaria o permanente;
— Grado de la incapacidad: parcial o total;
— Carácter de la incapacidad: definitiva o provisoria.

Como reglas generales, podemos decir:


— Las incapacidades laborales iguales o inferiores a 50% siempre
son definitivas (dec. 1278/2000).
— Las incapacidades superiores a 50% e inferiores a 66% pueden
ser provisorias o definitivas (dec. 1278/2000).
— Las incapacidades iguales o superiores a 66% siempre son
provisorias por treinta y seis meses con la posibilidad de
extender la provisoriedad por veinticuatro meses más (dec.
1278/2000 y LRT).b)

Incapacidad Laboral Temporaria. Definición

Se la define como el daño sufrido por el trabajador que le impide


temporariamente realizar las tareas habituales para las que fue
contratado.
Respecto del régimen de la ley 9688, semejante en este tema al
actual, Altamira Gigena conviene en que «...lo que ha querido amparar
la ley es la etapa de tratamiento, de convalecencia que se extiende
desde la producción del evento -o exteriorización de la enfermedad-
hasta que es dado de ‘alta’, con una duración máxima de un año,
finalizado el cual se considera que la incapacidad es permanente».

c) Cese de la Incapacidad Laboral Temporaria

La situación de Incapacidad Laboral Temporaria cesa por las


siguientes causales:
1. Alta médica: la declaración de que la lesión se ha consolidado se
determina a través de un alta médica que constata ese hecho. El alta
médica certifica que ha finalizado el tratamiento para lograr la curación,
aunque la víctima puede quedar con secuelas importantes que le
provoquen una incapacidad total o parcial. La constatación,
normalmente, la efectúa el facultativo que ha intervenido en el
tratamiento. El alta médica, por los efectos que produce, debe ser
aceptada por el trabajador.
2. Declaración de Incapacidad Laboral Permanente: es la
disminución definitiva de la capacidad laboral del trabajador (cfr. art. 8,
LRT).
3. Transcurso de un año desde la primera manifestación invalidante:
según el régimen anterior, pasado el término de un año, la incapacidad
se considerará como permanente.
4. Muerte del damnificado: es el caso más claro del cese de la tutela
de la incapacidad temporaria del damnificado que con su muerte hace
desaparecer el presupuesto de hecho que lo justifica.

JURISPRUDENCIA

INCAPACIDAD LABORAL. REDUCCIÓN DE LA INDEMNIZACIÓN. SENTENCIA DE

CÁMARA QUE APLICA UN LÍMITE TARIFARIO QUE NO HABÍA SIDO


UTILIZADO POR EL JUEZ DE MÉRITO NI ARGÜIDO POR NINGUNA DE
LAS PARTES. ARBITRARIEDAD. «REFORMATIO IN PEJUS»
«En el supuesto, la Alzada, luego de expresar que los agravios del
actor se circunscribían a la tasa de interés y al cálculo del monto de
condena al 31/11/ 99 y los de ENCOTEL a la no verificación del
supuesto de accidente o enfermedad indemnizable y falta de
ponderación de prueba que acreditaba la continuidad de la prestación
de los servicios, lo que implicaba que el grado de minusvalía era inferior
al fijado, calculó -lo reitero- la indemnización resultante aplicando un
límite tarifario que no había sido utilizado por el juez de mérito ni
argüido por ninguna de las partes, y que, por lo tanto, no había sido
objeto de controversia ante la Cámara». (Del dictamen de la
Procuradora Fiscal subrogante, compartido por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación).
«Es descalificable el pronunciamiento que, en suma, vino a resolver
una cuestión ajena a la competencia apelada, aplicando un parámetro
último de cómputo del que resulta una indemnización sensiblemente
inferior a la que hubiera correspondido en el supuesto de no aplicación
del tope. Es del caso recordar que, en un precedente donde la Alzada
modificó el mecanismo de cálculo del crédito, V.E. estimó que se había
incurrido en una reformatio in pejus al colocar a los apelantes en peor
situación que la resultante del fallo recurrido (Fallos: 319:1135) y que
la facultad de suplir el derecho, que autoriza a los jueces a calificar
autónomamente los hechos del caso y subsumirlos en las normas
jurídicas que lo rijan (iura novit curia), reconoce excepción respecto de
los Tribunales de Alzada, en el ámbito de los puntos resueltos con
carácter firme en primera instancia, pues no pueden exceder, en
materia civil, la jurisdicción devuelta por los recursos deducidos ante
ellos (Fallos: 313:983 y sus citas)». (Del dictamen de la Procuradora
Fiscal subrogante, compartido por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación).
(«Abrego, Jorge Edgardo c/ Encotel si demanda laboral [accidente de
trabajo]»). CSJN, 27/11/07, eIDial- AA4403).

CONSERVACIÓN DEL EMPLEO. VENCIMIENTO DEL PLAZO. INCAPACIDAD LABORAL


TEMPORARIA

«Conforme autorizada doctrina, el plazo de conservación de empleo


de un año determinado por el art. 211 de la LCT comenzará en la fecha
en que deba extinguirse el plazo remunerado en la extensión que le
corresponda (conf. Ackerman, Mario E., op. cit., p. 93). En el caso, al
momento del vencimiento del período de Incapacidad Laboral
Temporaria de la Ley de Riesgos del Trabajo». (Voto del Dr. Balladini).
(«F., S. del C. c/ Kleppe S.A. si ordinario s/ inaplicabilidad de ley»,
STJ de Río Negro, 28/4/06, elDial, AX2504).
INCAPACIDAD TEMPORARIA. INDEMNIZACIÓN POR INCAPACIDAD. DAÑOS Y

PERJUICIOS

«El a quo ha establecido sumas mensuales en carácter de


prestaciones dinerarias estimando que, siendo la Aseguradora de
Riesgos del Trabajo responsable por no haber instado en término o en
un tiempo razonable la conformación de la junta médica que habría de
determinar el carácter y grado de la incapacidad y, habiendo finalizado
el plazo que estatuye el art. 7, inc. c) de la Ley de Riesgos del Trabajo -
Incapacidad Laboral Temporaria-, existe un vacío legal que debe ser
reparado. Si bien se puede compartir el criterio del a quo en lo referente
a la particular responsabilidad de las ART, en la instrumentación y
organización de los medios necesarios para que con la mayor celeridad
se forme junta médica para el dictamen definitivo, ello no puede
implicar tomar decisiones supuestamente reparatorias de los daños que
tal demora pueda causar al trabajador, fijando sumas de pago mensual.
Habiéndose agotado la etapa de Incapacidad Laboral Temporaria por el
cumplimiento del plazo de un año y tratándose de una inhabilidad
laboral inferior al 20%, se debe pagar una indemnización de pago único
(art. 14, punto 2, inc. a], ley 24.557)» (Del voto del Dr. Bugnone).
«Se equivoca el actor al demandar el pago de prestaciones dineradas
previstas en el art. 13 de la ley 24.557 luego de transcurrido el año a
contar desde la primera manifestación invalidante y que le impidiera
realizar sus tareas habituales. La ley es clara al disponer que aquéllas
deban abonarse mientras dure el período de incapacidad temporaria el
que, en el caso, cesó al transcurrir dicho período anual -art. 7, inc. c)-.
Ante el carácter definitivo de la minusvalía -o antes-, el actor tenía a su
alcance el derecho a solicitar la intervención de la respectiva comisión
médica -art. 10, decr. 717/96- para que determinara el grado y carácter
de la misma -art. 8, inc. 3, ley citada- y, así, acceder a la prestación
que según la ley se corresponda con tal eventual pronunciamiento».
(Del voto del Dr. Pirovani).
(«Onetto, Hugo Roberto c/ Victorio Américo Gualtieri S.A. y/u otros s/
cobro de prestaciones dineradas en especie y daño moral», Cám.
Concepción del Uruguay, Sala Laboral, 9/5/01).

SUPERINTENDENCIA DE RIESGOS DEL TRABAJO. DEBERES Y FACULTADES.

SANCIONES. MULTA. PROCEDENCIA. MÚLTIPLES INFRACCIONES

«Procede la sanción de multa impuesta por la Superintendencia de


Riesgos del Trabajo a una compañía aseguradora que celebró acuerdos
con trabajadores que sufrieron ‘incapacidades laborales permanentes
parciales definitivas’, cometiendo múltiples infracciones respecto de las
normas de la ley 24.557: 21, 7, 20, arts. 10, inc. 3; decr. 717/1996:
19; res. 208/1996; toda vez que -en la especie- las infracciones
referenciadas son graves, puesto que la compañía ha impedido ejercer
control de superintendencia allí donde era menester ejercerlo, en
cumplimiento del objetivo de velar por la reparación de los daños
derivados de accidentes de trabajo, por la rehabilitación de los
trabajadores damnificados (ley 24.557: 2 y normas legales y
reglamentarias ya citadas que se orientan al cumplimiento de ese
objetivo)».
(«En el caso, cabe acotar que la suma que se aplicó como sanción es
equivalente a $ 48.000; las infracciones cometidas son: a) no llevó los
acuerdos para su homologación a las comisiones médicas u otros
organismos habilitados; b) no aplicó las reglas de evaluación y cálculo
de capacidad y minusvalía (previstos en el decr. 659/1996); c) no
mantuvo, en varios casos, la situación de Incapacidad Laboral
Temporaria de cierto trabajador; d) pidió homologación de los acuerdos
y la obtuvo -según dijo la compañía- en la Dirección Nacional de
Inspección y Relaciones Individuales del Trabajo, existiendo en los
acuerdos incompatibilidad con las tablas y listados; e) no observó al
pedir la homologación la competencia territorial de los organismos
habilitados por la Superintendencia y f) no dio, en uno de los varios
casos, las prestaciones en especie debidas)». (Del dictamen del fiscal de
Cámara 80.816).
(«Superintendencia de Riesgos del Trabajo el España y Río de La
Plata Cía. Arg. de Seg. S.A. s/ acuerdo de actas de incapacidades»,
CNCiv., Sala A, 23/4/99, eIDial-AG1E1).

SUPERINTENDENCIA DE RIESGOS DEL TRABAJO. DEBERES Y


FACULTADES. SANCIONES. MULTA. PROCEDENCIA. FUNDAMENTO.
PRESTACIONES EN ESPECIE. OMISIÓN DE SU PRESTACIÓN
«Procede imponer la sanción de multa a una ART cuando -como en el
caso- surge que no brindó a un trabajador accidentado las prestaciones
de asistencia médica y farmacéutica, rehabilitación y recalificación
profesional, no otorgándolas hasta su curación completa o mientras
subsistían los síntomas incapacitantes, y a más incumplió con un
dictamen emitido por la comisión médica. No empece a lo expuesto que
la sancionada alegue que apeló cierto dictamen de la comisión médica,
como si ello lo hubiera eximido de la obligación de emitir la citada
recalificación, con base en que la aplicación de los tratamientos y las
prácticas médicas sobre los pacientes serían un punto de discrecional
apreciación por parte de los prestadores médicos. Ello, pues, ése no es
el sistema que la ley prevé sino que son las comisiones médicas y la
comisión central creadas por la ley 24.241: 51 las encargadas de
determinar el contenido y alcances de las tales prestaciones en especie
(ley 24.557: 21). En tal sentido, es de ponderar que el alta médica no
implica, en medida alguna, habilitación o permiso para dejar de otorgar
las prestaciones en especie. Dicha alta médica (en los términos del art.
7 de la ley 24.557, ap. 2, inc. a) sólo hace cesar la Incapacidad Laboral
Temporaria. Las prestaciones en especie deben otorgarse a los
damnificados hasta su curación completa o mientras subsistan los
síntomas incapacitantes (conf. ley 24.557: 20), no sólo hasta el alta. En
la especie, se redujo de 500 a 400 Mopres la multa impuesta». (Del
dictamen fiscal 82.764).
(«Superintendencia de Riesgos del Trabajo el La Construcción - Liberty
ART si prestaciones en especie. Denunciante Sr. Waiser, Dante Silvio»,
CNCiv., Sala D, 28/12/1999, elDial-AG2EE).

ARTÍCULO 8.— Incapacidad Laboral Permanente.


1. Existe situación de Incapacidad Laboral
Permanente (ILP) cuando el daño sufrido por el
trabajador le ocasione una disminución permanente de
su capacidad laborativa.
2. La Incapacidad Laboral Permanente (ILP) será
total, cuando la disminución de la capacidad laborativa
permanente fuere igual o superior al 66%, y parcial,
cuando fuere inferior a este porcentaje.
3. El grado de Incapacidad Laboral Permanente será
determinado por las comisiones médicas de esta ley, en
base a la tabla de evaluación de las incapacidades
laborales, que elaborará el Poder Ejecutivo nacional y,
ponderará entre otros factores, la edad del trabajador,
el tipo de actividad y las posibilidades de reubicación
laboral.
4. El Poder Ejecutivo nacional garantizará, en los
supuestos que correspondiese, la aplicación de criterios
homogéneos en la evaluación de las incapacidades
dentro del Sistema Integrado de Jubilaciones y
Pensiones (SIJP) y de la LRT.

INCAPACIDAD LABORAL PERMANENTE. DEFINICIÓN

A diferencia de la incapacidad laboral temporaria, la incapacidad


laboral permanente implica «no un impedimento para desarrollar tareas
habituales sino la pérdida de la capacidad laborativa que se graduará de
acuerdo a las Tablas de Evaluación de Incapacidades laborales (decreto
659/96) y los factores de ponderación que permiten incrementar los
porcentajes de incapacidad permanente».
La norma hace una distinción entre:
1. Incapacidad permanente total: es aquella en la que la disminución
laboral permanente fuere igual o superior al 66%;
2. Incapacidad permanente parcial: es la que provoca un menoscabo
laborativo permanente menor al 66%.

Generalidades. El grado de este tipo de incapacidad estará


determinado por las comisiones médicas sobre la base de la tabla de
evaluación de las incapacidades laborales (baremo) que fue elaborada
por el Poder Ejecutivo nacional y contenida en el decr. 659/96, B.O.,
27/6/96 y laudo 179/96. Dicho documento fue elaborado con el
asesoramiento de una comisión del más alto "ivel en la medicina
general y la medicina legal del trabajo. Tal baremo pondera, entre otros
factores:
- La edad del trabajador;
- El tipo de actividad;
- Las posibilidades de reubicación laboral.
Queremos destacar este último elemento, el cual permitiría al
discapacitado un medio de manutención acorde con el grado de su
incapacidad. Ninguna de las leyes anteriores sobre la materia contempló
el caso.

Evaluación, calificación y cuantificación de las incapacidades,


la normativa previo, desde su sanción, un sistema de fijación de
incapacidades sobre la base de un baremo nacional que estaría
vinculado con el régimen previsional.
Al respecto, cabe recordar que por medio del decr. 1290/94 (S.O.,
17/8/94), se habían aprobado las Normas para la evaluación,
calificación y cuantificación del grado de invalidez de los trabajadores
afiliados al sistema integrado de jubilaciones y pensiones (baremo).
«Este tipo de instrumento persigue como objetivos apoyar los
fundamentos de los dictámenes médicos y tender a la homogeneidad en
la cuantificación del daño. A través de su compatibilización con el
baremo previsto en el SIJP, la meta es disponer, en el ámbito de la
seguridad social, de un único conjunto de normas técnicas que
racionalicen la evaluación de las incapacidades». (Ver Mensaje de
elevación).
Posteriormente, en concordancia con la ley 24.241 y sus
modificaciones, se dictó el decr. 478/98, que aprobó el Nuevo Baremo
del régimen de jubilaciones y pensiones.

COMPATIBILIZACIÓN DEL RÉGIMEN DE EVALUACIÓN DE LAS


INCAPACIDADES DEL SISTEMA INTEGRAL DE JUBILACIONES Y PENSIONES
(SIJP) CON EL DE LA LRT
En un inicio, se previo una garantía por parte del Poder Ejecutivo
nacional en los casos en que correspondiere la aplicación de criterios
homogéneos en laevaluación, la calificación y la cuantificación de las
incapacidades dentro del sistema de jubilaciones y pensiones (SIJP) y
de la nueva Ley de Accidentes de Trabajo.
Es decir que el baremo de accidentes y enfermedades profesionales
no debería tener puntos de discordancia con el baremo previsional
aprobado por el decr. 1290/94 (hoy derogado por el decr. 478/98) que
lo reemplazó por otro baremo.
Y así que, actualmente, tanto el baremo de la ART como el previsional
de las AFJP, en sus líneas generales, no guardan diferencias.

Dictado de la tabla de evaluación de incapacidades. Baremo


(decr. 659/96)

El decreto 659/96 detalla la tabla de evaluación de incapacidades


baremo, que, manteniendo un criterio homogéneo con el Sistema
Integrado de Jubilaciones y Pensiones (art. 8, ap. 4, LRT), cuantifica la
incapacidad del trabajador accidentado.
En esta normativa, es importante analizar los criterios de
cuantificación funcional para cada aparato, órgano o sistema del cuerpo
humano, los que están expresados en las conclusiones finales cuando
señala:
1. La incapacidad que surgiere de una enfermedad profesional o de
un accidente de trabajo se medirá en porcentaje de la capacidad
funcional total del individuo. Las limitaciones anátomo-funcionales que
se constaten en los exámenes de ingreso a los trabajadores deberán ser
asentadas en su legajo personal, siendo el 100% de la capacidad
funcional del trabajador, su capacidad restante. Para la evaluación de
un trabajador afectado por siniestros sucesivos o producto de un único
accidente se empleará el criterio de capacidad restante, utilizando
aquella de mayor magnitud para comenzar con la evaluación y
continuando de mayor a menor con el resto de las incapacidades
medibles.
2. La evaluación de incapacidades permanentes por accidentes de
trabajo y enfermedades profesionales exige la concurrencia de:
- La presencia de una disminución anatómica o funcional definitiva,
irreversible y medible que debe ser consecuencia del siniestro laboral
(accidente de trabajo o enfermedad profesional).
- El daño deberá ser medido de acuerdo a lo establecido en las
tablas de incapacidades laborales que contempla el art. 8 de la LRT.
- El grado de incapacidad laboral permanente debe ser el resultado
de la aplicación de las tablas mencionadas y de los factores de
ponderación que permitan establecer diferencias caso a caso.
- Los criterios de ponderación deben ser especificados para que su
uso sea uniforme por parte de todas las comisiones médicas
evaluadoras y situarse en una escala que permita flexibilizar su
aplicación.
3. De la transcripción parcial efectuada de los decrs. 658/96 y
659/96, se pueden apreciar los criterios médico legales que deben
respetar los especialistas integrantes de las comisiones médicas locales,
de la Comisión Médica Central, así como también los peritos médicos
oficíales que actúen como auxiliares de la Justicia Federal, para que el
dictamen o informe, en su caso, cumpla con las condiciones de
legalidad.

JURISPRUDENCIA
INCAPACIDAD PREEXISTENTE. EXAMEN PREOCUPACIONAL. DEBER DEL EMPLEADOR

«No constituye un exceso de rigor formal que las comisiones médicas


hayan descartado la preexistencia de una incapacidad, toda vez que a
estar a lo dispuesto por el art. 6, ap. 3, punto b) de la ley 24.557, la
acreditación mediante examen preocupacional efectuado según las
pautas establecidas por la Autoridad de Aplicación deviene en condición
ineludible para que las incapacidades preexistentes a la iniciación de la
relación laboral queden excluidas de los alcances de la misma ley. No
empece a lo expuesto que el trabajador hubiere suscripto un acuerdo
para determinar la incapacidad laboral permanente, puesto que
disposiciones como la aludida anteriormente -de orden público y, como
tal. indisponible por las partes-han sido establecidas para resguardar
los derechos de los infortunados, al impedir que sin el adecuado
conocimiento del alcance de sus actos -no ha de olvidarse que el
trabajador concurre a las comisiones médicas sin asesoramiento jurídico
ni médico, del que sí se valen las aseguradoras-, renuncien total o
parcialmente a sus derechos». (Del voto de la mayoría -argumento del
Dr. Fasciolo- El Dr. Laclau votó en disidencia).
(«Strozzi, Hugo José c/Asociad ART» [L.F.Ch.], Cámara Federal de la
Seguridad Social, Sala III, 5/11/99, elDial-ACC7F).

DAÑOS Y PERJUICIOS. INDEMNIZACIÓN. INCAPACIDAD LABORAL PERMANENTE

«Teniendo en cuenta el grado de incapacidad permanente de la


víctima y el oficio que desempeñaba (gomero), la edad y tiempo de vida
laboral, resulta equitativo fijar la indemnización en una suma
equivalente al treinta por ciento de los salarios vigentes a la época de
interposición de la demanda, actualizados a a fecha de sentencia de la
primera instancia, para un oficial gomero, multiplicando por los treinta y
nueve años de vida útil que restan al accionante y teniendo en cuenta
que la demandada resulta responsable en un ochenta por ciento. En
este sentido, se modifica la sentencia».
(«Mendoza, Víctor c/ Salvador Mobilia Nuzzio y otr. s/ sumario».
Primera Cámara Civil de Mendoza, Circunsc. 1 a, 23/10/87, elDial -
MC98).

Planteo de inconstitucionalidad de los arts. 8, 21, 22 Y 46 de la LRT.


Improcedencia

«Las disposiciones contenidas en los arts. 8, 21, 22 y 46 de la LRT no


soslayan directiva constitucional alguna. En este sentido, es compatible
con el marco constitucional la creación de órganos, procedimientos y
jurisdicciones especiales de índole administrativa, si los
pronunciamientos de tales órganos quedan sujetos a control judicial
suficiente, a fin de impedir que aquéllos ejerzan un poder discrecional
sustraído a toda especie de revisión ulterior. La Corte Suprema de
Justicia de la Nación ha admitido en forma reiterada la validez
constitucional de instancias administrativas previas a la intervención del
Poder Judicial cuando éste tiene facultad de revisión plena, salvo que,
por las particularidades que presente el caso, el diseño conlleve una
privación de justicia (Fallos: 244:258; 247:646). Por ello y toda vez que
la ley 24.557 establece un canal jurisdiccional que prevé la intervención
de las Comisiones Médicas locales, la Comisión Médica Central y la vía
recursiva ante la Cámara Federal de la Seguridad Social, no cabe hacer
lugar al planteo de inconstitucionalidad en cuestión».
(«Rojas, Daniel Mauricio c/ Provincia ART S.A. s/ accidente - ley
9688». CNTrab., Sala II, 16/7/07, elDial - AL2582).
ACCIDENTE DE TRABAJO. DEPENDIENTE QUE CAYÓ DESDE UNA ALTURA

CONSIDERABLE. INCAPACIDAD PERMANENTE DE GRAN CUANTÍA. FRUSTRACIÓN DEL

DESARROLLO PLENO DE LA VIDA. NECESIDAD DE QUE LA


INDEMNIZACIÓN SATISFAGA LA PÉRDIDA DE INGRESOS O DE
CAPACIDAD DE GANANCIA DE LA VÍCTIMA. PRINCIPIOS DE
COOPERACIÓN, SOLIDARIDAD Y JUSTICIA CONTENIDOS EN LA
CONSTITUCIÓN NACIONAL. PRINCIPIO PROtectorio, Art. 14 bis de la
CN. Tope previsto en el art. 8, inc. a, segundo párrafo de la ley 9688
(según ley 23.643). Tope máximo a las indemnizaciones por accidentes
o enfermedades laborales. Inconstitucionalidad
«La prevención en la protección de la salud y de la integridad física
del trabajador, en síntesis, es el presupuesto legítimo de la prestación
de servicios, que no puede ya concebirse sin la adecuada preservación
de la dignidad inherente a la persona humana (Aquino’, Fallos:
327:3753, voto de la jueza Highton de Nolasco, p. 3799 - 2004). Por
otra parte, la seguridad resulta, naturalmente, un continuo que se
despliega desde la regulación del anteriormente aludido régimen de
prevención de accidentes y enfermedades laborales, hasta el
establecimiento de una normativa protectoría de los trabajadores
dañados por esos infortunios.» (Del voto de la mayoría)
«En la presente causa, ante el carácter de las aludidas referencias
normativas, es necesario concluir que la modalidad indemnizatoria que
escoja el legislador para cumplir con la protección constitucional del
empleado, frente a los daños derivados de accidentes o enfermedades
laborales bajo un régimen tarifado -al cual apuntan los textos
transcriptos-, no puede válidamente dejar de satisfacer, al menos, la
pérdida de ingresos o de capacidad de ganancia de la víctima. Luego,
resulta evidente que si bien el art. 8 de la ley 9688 (según ley 23.643)
atendió, como principio, a la mentada pérdida por medio del cómputo
de la reducción del salario de la víctima, impidió, a la postre, que esta
finalidad fuese lograda en los supuestos en los cuales, como el de esta
controversia, resultó aplicable el importe indemnizatorio máximo que
preveía. Este último arbitrio, en breve, no se adecuó a los fines que la
norma debía -y pretendió, aunque sólo como principio- consagrar (‘Azar’
Fallos: 299:428, 430, y sus citas).» (Del voto de la mayoría)
«El trabajo humano exhibe características que imponen su
consideración con criterios propios que obviamente exceden el marco
del mercado económico y que se apoyan en principios de cooperación,
solidaridad y justicia, también normativamente comprendidos en la
Constitución Nacional (‘Mansilla’, Fallos: 304:415, 421 y su cita). Más
todavía; dicha justicia no es otra que la justicia social, vale decir,
aquella por la que se consigue o se tiende a alcanzar el ‘bienestar’, esto
es, ‘las condiciones de vida mediante las cuales es posible a la persona
humana desarrollarse conforme con su excelsa dignidad’ (‘Bergai- tz’,
Fallos: 289:430, 436 -1974-; v., entre otros, además del ya citado caso
Aquino’: ‘Prattico c. Basso y Cía.', Fallos: 246:345, 349; ‘Roldán c/
Borrás’, Fallos: 250:46, 48/50 y sus citas, y ‘Pérez c. Disco SA’, Fallos:
332:2043, 2057/2058 y sus citas - 2009).» (Del voto de la mayoría)
«Tampoco puede ser pasada por alto otra advertencia formulada por
el Tribunal en cuanto a que una discapacidad de carácter permanente,
como lo es la sub examine, repercutirá no sólo en la esfera económica
de la víctima, sino también en diversos aspectos de su personalidad que
hacen al ámbito doméstico, cultural y social, con la consiguiente
frustración del desarrollo pleno de la vida. Un trance de tamaña
gravedad, por ende, llevará seguramente al trabajador-y, en su caso, a
la familia de éste- a una reformulación de su proyecto de vida, para lo
cual la indemnización a la que tenga derecho se presentará como un
dato de importancia inocultable por mayúsculo. Es precisamente por ello
que el medio reparador, de ser inadecuado o insuficiente, puede añadir
a la mentada frustración una nueva (‘Milone’, cit., p. 4619). Tal es el
caso del régimen en estudio dado que, circunscripto legalmente el
objeto de la indemnización dineraria a la sola pérdida de la capacidad de
ganancia, ni siquiera posibilita, como le era debido, que ésta sea
evaluada satisfactoriamente por imponerle un tope a su cuantía. No
cabe olvidar, además, que dicha pérdida atañe nada menos que a un
elemento central de la subsistencia digna del grueso de la población: el
salario, esto es, el medio por el cual el trabajador se ‘gana la vida’
(‘Pérez c. Disco SA’, cit., p. 2055).» (Del voto de la mayoría)
«De lo que se trata, cabe reiterarlo, es de declarar no la invalidez de
esa última limitación (tipo de daño), tema ajeno a la litis, sino la del
tope que opera sobre la cuantía de ésta anteriormente objetado, por ser
ello incompatible con el corpus iuris del que se ha hecho mérito,
plenamente aplicable a las modalidades tarifarias en la materia.» (Del
voto de la mayoría)
«En consecuencia, cabe decidir que el tope legal de la reparación aquí
impugnado (art. 8, inc. a, segundo párrafo, de la ley 9688, según ley
23.643) resulta inconstitucional y, por ende, inaplicable para resolver la
presente contienda.» (Del voto de la mayoría)
«En el caso, precisamente, como consecuencia de los criterios fijados
en la decisión citada (‘Aquino’), es necesario concluir que la modalidad
indemnizatoria que escoja el legislador para cumplir con la protección
constitucional del empleado, frente a los daños derivados de accidente o
enfermedades laborales bajo un régimen tarifado, no puede
válidamente dejar de satisfacer, al menos, la pérdida de ingresos o de
capacidad de ganancia de la víctima. En esas condiciones, resulta
evidente que si bien el art. 8 de la ley 9688 (según ley 23.643) atendió,
como principio, a la mentada pérdida por medio del cómputo de la
reducción del salario de la víctima, impidió, a la postre que esta
finalidad fuese lograda en los supuestos en los cuales, como el de esta
controversia, resultó aplicable el importe indemnizatorio máximo que
preveía. Este último arbitrio no se adecuó a los fines que la norma debía
-y pretendió, aunque sólo como principio- consagrar.» (Dra. Highton de
Nolasco, según su voto)
«Circunscripto legalmente el objeto de la indemnización dineraria a la
sola pérdida de la capacidad de ganancia, ni siquiera posibilita, como le
era debido, que ésta sea evaluada satisfactoriamente por imponerle un
tope a su cuantía. Admitir la pretensión del actor no implica trasladar al
ámbito de la ley 9688 elementos impropios de un régimen tarifado que
tendió a equilibrar, v.gr., la responsabilidad del empleador mediante la
limitación a un solo tipo de daño reparable económicamente: capacidad
de ganancia o pérdida de ingresos del empleado accidentado. De lo que
se trata, cabe reiterarlo, es de declarar -según lo solicitado- no la
invalidez de esta última limitación (tipo de daño), sino la del tope que
opera sobre la cuantía de ésta.» (Dra. Highton de Nolasco, según su
voto)
(«Ascua, Luis Ricardo, c/ Somisa, s/ cobro de pesos». CSJN,
10/8/2010, elDial -AA61AC)

Artículo 9.— Carácter provisorio y definitivo de la ILP.


1. La situación de Incapacidad Laboral Permanente
(ILP) que diese derecho al damnificado a percibir una
prestación de pago mensual, tendrá carácter provisorio
durante los 36 meses siguientes a su declaración.
Este plazo podrá ser extendido por las comisiones
médicas, por un máximo de 24 meses más, cuando no
exista certeza acerca del carácter definitivo del
porcentaje de disminución de la capacidad laborativa.
En los casos de Incapacidad Laboral Permanente
parcial el plazo de provisionalidad podrá ser reducido si
existiera certeza acerca del carácter definitivo del
porcentaje de disminución de la capacidad laborativa.
Vencidos los plazos anteriores, la Incapacidad Laboral
Permanente tendrá carácter definitivo.
2. La situación de Incapacidad Laboral Permanente
(ILP) que diese derecho al damnificado a percibir una
suma de pago único tendrá carácter definitivo a la fecha
del cese del periodo de incapacidad temporaria.

CARÁCTER PROVISORIO Y DEFINITIVO DE LA INCAPACIDAD LABORAL

PERMANENTE

Regla general, la incapacidad laboral permanente tendrá carácter


provisorio durante los treinta y seis meses posteriores a su declaración.

Excepción, en el caso de no existir certeza en torno al carácter


definitivo del porcentaje de disminución de la capacidad laboral, el plazo
de treinta y seis meses podrá ser extendido por las comisiones médicas,
por un máximo de veinticuatro meses.
En el caso de Incapacidad Laboral Permanente parcial, de existir
certeza en torno al carácter definitivo del porcentaje de disminución de
la capacidad laboral, el plazo de provisionalidad podrá ser reducido.

Vencimiento de los plazos. Una vez vencidos los plazos


expresados, la incapacidad laboral adquirirá carácter definitivo.
La incapacidad provisoria no es definitiva, es variable y puede sufrir
cambios durante los treinta y seis meses y, eventualmente, con la
extensión a veinticuatro meses más totalizando sesenta meses. Los
cambios de los porcentuales de incapacidad laboral permanente pueden
ser en más o en menos, modificando el monto y la forma de pago de las
prestaciones dinerarias.
Desde la sanción del dec. 1694/2009, existe una modificación de la
forma de liquidación de las prestaciones dinerarias mensuales,
temporarias y provisorias, que deberá ser consultada en la SRT en
aquellos siniestros posteriores a la fecha de la publicación en el Boletín
Oficial:

Artículo 16, dec. 1694/2009.— «Las disposiciones del


presente decreto entrarán en vigencia a partir de su
publicación en el Boletín Oficial y se aplicarán a las
contingencias previstas en la Ley N° 24.557 y sus
modificaciones cuya primera manifestación invalidante se
produzca a partir de esa fecha».

Nos encontramos, de esta forma, con dos escenarios diferentes en las


incapacidades provisorias. Recién a partir del 6/11/2009 (Boletín Oficial
n°31.775) corren las modificaciones de este decreto, por lo cual
después del 6/11/2010 (un año desde la primera manifestación
invalidante), podremos encontrarnos con incapacidades provisorias que
deban recibir las prestaciones dinerarias con la nueva modalidad. Los
accidentes y las enfermedades profesionales anteriores al 6/11/2009
seguirán ajustándose al dec. 1278/2000.

ARTÍCULO 10.— Gran invalidez.


Existe situación de gran invalidez cuando el trabajador
en situación de Incapacidad Laboral Permanente total
necesite la asistencia continua de otra persona para
realizar los actos elementales de su vida.
GRAN INVALIDEZ

Concepto. Éste es un concepto incorporado por la ley 24.557. Es la


categoría más grave de incapacidad laborativa.
Según la normativa, el trabajador está en situación de gran invalidez
cuando su incapacidad permanente total no le permite realizar
plenamente los actos elementales de la vida.
Es decir que para su normal funcionamiento de relación requiere la
asistenta continua de otra persona.

Tratamiento excepcional al «gran inválido». Sin duda, el


sistema es coherente con las prestaciones dinerarias y en especie que
otorga al trabajador que sufre una gran invalidez.
Declarada la incapacidad total provisoria o definitiva, la Comisión
Médica determinará en el dictamen el carácter de gran inválido en caso
de existir los supuestos previstos en el art. 10 de la LRT.

JURISPRUDENCIA

PRESCRIPCIÓN. GRAN INVALIDEZ. OMISIÓN DEL PAGO DE ASIGNACIONES

FAMILIARES

«El plazo bienal al que alude el art. 256 de la LCT se ha aplicado a las
asignaciones familiares en cuanto a las obligaciones de los empleadores
frente a los dependientes; pero en el caso de un trabajador afectado
por ‘gran invalidez’ al que la ART no le abonó las asignaciones familiares
correspondientes debe ser resuelto evitando rigideces en materia de
prescripción. En este caso concreto, la propia ART reconoció tal omisión
y, para más, corresponde tener en cuenta la situación del trabajador
que padece incapacidad absoluta y no sería coherente con las
disposiciones tutelares del Derecho Laboral y con la protección integral
de la familia (art. 14 CN) exigir diligencias del que padece las
consecuencias de un desdichado suceso. (del dictamen del fiscal
General ante la CNTRAB N°36.314 del 3/7/03, al que adhiere la sala)
(Savacki Alejandro c/ CNA ART SA s/ Amparo CNTRAB, Sala II,
16/7/03, elDial-AL8F0).-

También podría gustarte