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PRINCIPIO GENERAL
a) Prevención de riesgos
Creemos, y así lo hemos expuesto en múltiples investigaciones, que
es en este ámbito donde más se debe incidir en materia de
infortunística laboral;
RESOLUCIÓN 1528/2012
LABORALES
Los trabajadores vinculados por relaciones no laborales fueron
incorporados obligatoriamente en el ámbito de la ley 24.557.No
obstante la Ley de Riesgos del Trabajo faculta al Poder Ejecutivo a
incluir en el ámbito de la ley a los bomberos voluntarios, todavía ello no
ha ocurrido.
CONDENA
OBLIGATORIEDAD
AUTOSEGURO
DECRETO 585/96
PRESTACIONES EN ESPECIE
FONDO DE GARANTÍA
DISPOSICIONES ADICIONALES
JURISPRUDENCIA
RESPONSABILIDAD SOLIDARIA
Cuando se incumplen las medidas de seguridad (cfr. art. 1074, Cód.
Civil y art. 4, ley 24.557) tanto la empresa como las Aseguradoras de
Riesgos del Trabajo serán responsables solidariamente.
b) Normativa argentina
a) Introducción
CÓDIGO CIVIL
VERIFICACIÓN
INCUMPLIMIENTO. EFECTOS
EL
COBERTURA
a) Introducción
Es el accidente que le ocurre a un trabajador en su recorrido habitual
de su trabajo a su domicilio o viceversa, siempre y cuando aquél no
hubiere interrumpido o alterado dicho trayecto por causas ajenas a la
labor. Es decir, antes de comenzar sus tareas o luego de finalizadas.
Para su configuración se requieren tres elementos:
Casos de exclusión
a) Eliminación de la culpa grave como causal de
exclusión de responsabilidad
PROFESIONAL NO LISTADA
-Apellido y nombre:
-Tarea:
-Describir la tarea:
1. ¿Qué régimen horario debe cumplir?
2. Es considerado un régimen especial? Sí / No
3. El cumplimiento de esta tarea ¿exige que el trabajador tenga una
formación técnica específica en su puesto de trabajo? Sí / No
4. El cumplimiento de esta tarea en su puesto de trabajo ¿exige una
concentración máxima que la diferencia de las tareas comunes? Sí / No
5. La desconcentración ¿puede generar potencialmente accidentes o
problemas graves para sí o para terceros? Sí / No6. El ejercicio habitual
de la actividad ¿está condicionado por situaciones de urgencia
permanente y/o riesgo para la vida de terceros? Sí / No
7. El ejercicio habitual de la actividad ¿condiciona situaciones de
urgencia permanente, con riesgo para la seguridad o la propia vida? Sí /
No
8. El ejercicio habitual de la actividad ¿condiciona elevadas
exigencias ligadas a la producción? Sí / No
9. La interrupción transitoria y/o eventual de la tarea ¿puede
realizarse sin problemas o exige indefectiblemente la presencia de otro
agente reemplazante en el puesto de trabajo? Sí / No
10. En la función que desempeña ¿tiene personal a cargo? Sí / No
11. El personal a cargo ejerce tareas de cuyo cumplimiento depende
la seguridad psicofísica de terceros? Sí / No
12. Como consecuencia directa de la función ¿tiene que responder a
exigencias de las autoridades habitualmente? Sí / No. Detalle.
13. Las exigencias del ejercicio de la función ¿han determinado
cuadros psicofísicos que requirieran atención médica, internaciones y/o
licencias? Sí / No
14. La situación planteada en la pregunta anterior ¿se ha presentado
en otras personas que han desempeñado la misma función o puesto de
trabajo, como consecuencia directa de la sobrecarga emocional y/o de
responsabilidad que genera la misma tarea o el mismo puesto de
trabajo? Sí / No
15. ¿Qué hace los fines de semana?
- Comentario sobre el entorno familiar:
- Comentario sobre siniestralidad previa en relación al puesto de
trabajo
habitual:
- Comentario sobre siniestralidad previa fuera del trabajo habitual:
ENFERMEDAD LABORAL
b) Prueba
4. Otras enfermedades
JURISPRUDENCIA
VÁRICES
A LA ART
PREVENCIÓN Y DE CONTROL
B) OTROS CASOS
RECHAZO DE LA DEMANDA
«O. A., que se desempeñó en diversos cargos en el fuero penal del
Poder Judicial de la Nación (el último fue el de Prosecretario
Administrativo), desde el 25/10/63 hasta el 1/4/2001 -fecha en la que
se le otorgó la jubilación ordinaria- demanda al Ministerio de Justicia de
la Nación y/o al organismo idóneo para representar al Poder Judicial de
la Nación y/o a quien en definitiva resulte responsable, con sustento en
las disposiciones del derecho común (art. 1113 y concs., Cód. Civil), por
indemnización de los daños que le habría ocasionado su actividad
laboral, afirmando que los padecimientos físicos y psíquicos que hoy
sufre y cuyo resarcimiento procura son consecuencia directa de las
tareas que cumplía en el Poder Judicial de la Nación». (Del voto de la
Dra. Mariani de Vidal al que adhirió el Dr. Lezana).
«La acción de derecho común ejercitada por el trabajador accidentado
o afectado por una enfermedad profesional es de naturaleza contractual
y corresponde a la infracción del deber de seguridad inherente al
contrato de trabajo - sea laboral o de empleo público- que vincula a las
partes (conf. causas 6134 del 7/10/88; 7206 del 24/4/90 y otras;
Llambías, J. J., Tratado de Derecho Civil. Obligaciones, 1980, t. IV-B, n°
2857; Trigo Represas, F., ‘La responsabilidad civil en el hecho de las
cosas y los accidentes de trabajo’, Derecho del Trabajo, t. XXXII, p.
765; Vázquez Vialard, A., ‘Efectos laborales de los infortunios y su
reparación según las normas del derecho común y del trabajo’, Revista
del Colegio de Abogados de Córdoba, año 1979, n° 1, pp. 59/60;
Alterini, A. A., Ameal, O.; López Cabana, R., Curso de obligaciones,
Buenos Aires, 1976, t. II, n° 1832)». (Del voto de la Dra. Mariani de
Vidal al que adhirió el Dr. Lezana).
«La solución en la hipótesis de autos habrá de venir, por
consiguiente, del alcance que se asigne a la prueba aportada por el
actor, a quien incumbía demostrar la relación causal existente entre las
condiciones laborales y las dolencias que lo afectan (arg. art. 377, Cód.
Procesal; conf. esta Sala, causas 8083 del 5/6/79; 4686/91 del
29/11/98; 8302/92 del 21/12/99; 26.073/94 del 13/ 7/00 y sus citas;
5331/01 del 22/12/04, etc.). Advierto que la relación causal también
debe ser acreditada por quien pretende ser indemnizado dentro del
régimen del art. 1113 del Cód. Civil (conf. Llambías, J. J., op. cit., 1.1,
n°281 y t. IV-A, n° 2578; Trigo Represas, F.; López Mesa, M., Tratado
de la responsabilidad civil, Buenos Aires, 2004, t. III, p. 357 y doctrina
que citan)». (Del voto de la Dra. Mariani de Vidal al que adhirió el Dr.
Lezana).
«En la especie, lo decisivo para denegar la petición del actor no es la
norma del art. 39, inc. 1, de la ley 24.557, sino que falla el nexo de
causalidad entre el trabajo y las dolencias, indispensable para generar
el derecho del dependiente a la reparación integral del infortunio». (Del
voto de la Dra. Mariani de Vidal al que adhirió el Dr. Lezana).
«Si bien el perito pone de manifiesto que el stress es un factor de
riesgo vascular, también dice que lo son el tabaquismo moderado (el
actor consumía 20 cigarrillos por día cuando se presentó el evento
cerebrovascular en diciembre de 1995) y el sedentarísmo y que debe
ser considerado el factor hereditario (el señor A. relató al perito médico
psiquiatra que su padre y su madre fallecieron ambos de infarto a los 68
y 65 años, respectivamente; conf. fs. 219). Añadió el experto que ‘el
trabajo, cualquiera que el mismo fuera, puede actuar como factor de
stress y agravamiento de enfermedad. Si bien la actividad
desempeñada por el actor es un factor a considerar en su enfermedad y
agravamiento, no necesariamente guarda una directa relación,
debiéndose considerar el factor individual de cada paciente’». (Del voto
de la Dra. Mariani de Vidal al que adhirió el Dr. Lezana).
«En cuanto a los testigos, declaran que ‘había mucho trabajo, más
que nada en dictado de sentencias, porque era un juzgado residual, por
ende no entraban causas... el actor era prosecretario, tenía a cargo la
confección de las estadísticas y el despacho en general de las causas’ y
que ‘había exceso de trabajo porque era un juzgado residual, entonces
no recuerda cuántas causas había para resolver y dictar sentencia y que
eso lo hacen los secretarios y los jueces... eran cientos de causas... que
no recuerda si el actor tenía asignadas causas...’».
«Con lo que va dicho que la testimonial tampoco es contundente
sobre el punto que aquí interesa, porque pareciera que el recargo de
tareas -por la clase de juzgado de que se trataba- pesaba
fundamentalmente sobre los secretarios y los jueces y no sobre el actor,
que se desempeñaba como prosecretario administrativo. En síntesis,
que la situación que involucra al nexo causal no resulta para nada clara,
circunstancia que es demostrativa de que el pretendiente no cumplió
con la carga que le incumbía como imperativo de su propio interés».
(Del voto de la Dra. Mariani de Vidal a que adhirió el Dr. Lezana).
«El estrés no es en sí mismo una enfermedad. Tal como lo describe
su descubridor Hans Selye, se trata de un síndrome general de
adaptación que es manifestado por el organismo cuando responde a las
variaciones del entorno. La vida es un proceso de adaptación
permanente del hombre al medio donde se desarrolla y, por tanto, no
ajeno al trabajo. De tal manera, el estrés se halla presente en
cualquiera de los actos que componen la vida y sólo se detiene con la
muerte. Genéricamente considerado como un factor de esfuerzo,
responsabilidad y ansiedad, forma parte de las vicisitudes normales de
la vida de hombre».
«Grandes cambios o hechos extraordinarios pueden ocasionar que el
estrés laboral como concausa desencadene el agravamiento de ciertas
afecciones y puedan originar una enfermedad-accidente, indemnizable.
La predisposición -los factores de riesgo indicados ut supra- pertenece a
la categoría de la potencia y la enfermedad, a la categoría del acto. El
tránsito desde la potencia al acto es lo que marca el comienzo de la
enfermedad. Por lo tanto, una enfermedad debe tenerse por causada
por ‘el factor que ha desencadenado esa moción’ desde la situación
potencial al estado actual, en el cual -precisamente- consiste la
enfermedad. En el caso sería menester acreditar que el tipo de tareas o
las condiciones de su prestación configuraron una causa de estrés
apreciablemente mayor que el habitual o normal, en torno a las labores
del accionante». (Del voto del Dr. Kiernan).
«Las condiciones en que prestaba tareas A., según las declaraciones
testimoníales rendidas en la causa, son las propias del cargo que
ostentaba en el juzgado teniendo que ocuparse de ‘la confección de las
estadística y el despacho en general de las causas’. Sostiene también el
testigo L. que había mucho trabajo pero que la mayor parte se
concentraba en el dictado de las sentencias, lo que es tarea propia de
un juez». (Del voto del Dr. Kiernan).
«No se encuentra acreditado que se le negaran a A. los descansos
anuales obligatorios ni que estuviera sometido a presiones especiales
y/o se lo sobrecargara de tareas, teniendo en cuenta la función que
ostentaba, ni que trabajara en exceso del horario fijado o jornada legal.
En tales condiciones, no resulta posible imputar a la demandada culpa o
negligencia en sus actos -arts. 1109, Cód. Civil y 75, ley 20.477- que
pueda haber sido causa de la afección que padece pues, insisto: del
expediente no surge que se le impusieran condiciones de labor
especialmente estresantes -teniendo en cuenta cuál era su función-, por
lo que procede confirmar lo resuelto en la anterior instancia». (Del voto
del Dr. Kiernan).
(«A., O. c/ Ministerio de Justicia y otro s/ accidente de trabajo, art.
1113, Cód. Civil», CNCiv. y Com. Fed., Sala II, 4/2/05).
«El Cuerpo Médico Forense, luego de admitir que hay pocos trabajos
en humanos en los que se llegue a conclusiones categóricas acerca de
los factores causales de la artrosis, sostiene que en la actualidad las
teorías más aceptadas son las que atribuyen un origen genético a la
referida dolencia. En este marco, en tanto el Cuerpo Médico Forense
parte de la premisa de que sólo hay ‘opiniones médicas’ y que no
existen conclusiones categóricas fundadas en trabajos efectuados en
seres humanos, la teoría a la cual adhiere no deja de ser una opinión
médica más -muy respetable, por cierto-, pero que no adquiere -al
menos en el actual desarrollo de la ciencia médica al cual alude el
referido organismo- el carácter de postulado irrebatible. Así, en la
actualidad, todos los autores coinciden en que existe lo que se ha dado
en llamar la ‘teoría mecánica’. Esta teoría considera que el microtrauma
iterativo o factor profesional existe y no puede ser considerado
disvalioso. Es decir, toda tarea que requiera sobrecarga estática
columnaria, adopción de posiciones antifisiológicas, actuará en forma
indudable, como factor concausal, en el desencadenamiento,
exteriorización, mantenimiento, complicación o agravamiento del cuadro
artrósico columnario».
(«Utge Aguilar, Mariana c/ Internacional Health Services Argentina
S.A. y otro si accidente - acción civil» (X. - S.). CNTrab., Sala V,
24/9/07).
INFARTO DE MIOCARDIO
LESIÓN COLUMNARIA
«De la prueba testimonial surge que para realizar las tareas tenían
que ingresar al horno, para cargar y descargar ladrillos, que el horno
estaba encendido, no les daban máscaras de protección -sí les
entregaban botines y guantes-, que aspiraban polvillo proveniente del
ladrillo y del aserrín quemado, que para encender el horno utilizaban
gas en el último tiempo, pero antes lo hacían con fueloil, y otras veces
con leña, había elevada temperatura. Con referencia al nivel sonoro
imperante, expresaron que no les daban protectores auditivos, que
había ruidos provenientes de los motores de las máquinas que
elaboraban el ladrillo crudo, de la cinta transportadora y de los
quemadores».
«El examen y valoración de estos testimonios, conforme a la sana
crítica, revela la polución existente en el ambiente de trabajo,
proveniente tanto del combustible con el que se mantenía encendido el
homo (fuel oil) durante la mayor parte de la relación laboral que
mantuviera el actor (desde 1983) como de los materiales utilizados para
el secado de los ladrillos que fabricaba la empleadora (quema de
aserrín), que provocaban emanaciones de partículas y humo,
contaminación frente a la cual no se adoptaron medidas de seguridad ni
prevención, ya que los trabajadores no recibían elemento alguno».
«El ambiente de trabajo, contaminado tanto por las emanaciones de
humo provocadas por los procesos productivos y las sustancias en ellos
utilizadas como por el ruido allí imperante, son producto de la ‘cosa
utilizada’ (maquinarias, hornos, combustible, ladrillos), de la cual el
empleador es dueño o guardián (art. 1113, Cód. Civil; en igual sentido,
ver mi voto ¡n re «Perazzo, Tomás c/ Mercedes Benz SACIFI», del
24/10/80 en TySS, 1980-683). Además, con respecto al nivel sonoro,
cabe recordar que la influencia de los ruidos en el ser humano no es
susceptible de valoración rígida, ya que lo que para algunos es
soportable para otros no lo es (cfr. esta Sala, in re «Gadeo, Marcelo c/
Cerámica San Lorenzo S.A.», S.D. 72.354 del 29/6/98), y que la Corte
Suprema ha establecido que resulta inadmisible erigir en regla definitiva
lo dispuesto por el decreto 351/79 reglamentario de la ley 19.587, a
efectos de determinar con carácter necesario lo riesgoso de la
maquinaria productora del ruido, por cuanto de otro modo se otorgaría
a esa reglamentación un contenido y trascendencia de los que carece,
habida cuenta de sus términos y de la especialidad, tanto de su objeto
cuanto de sus fines, conduciendo al cercenamiento de las facultades de
los magistrados para juzgar en concreto (cfr. «Alcatraz, Claro c/
Neumáticos Good Year S.A.», 5/12/83, del Registro del Alto Tribunal, A
426, Libro XIX, folio 4154)».
«Acreditada la vinculación causal del factor trabajo con la incapacidad
que padece González como consecuencia de las dolencias que lo
aquejan, resta determinar el porcentaje de aquélla, en relación al
carcinoma de pulmón, que resulta resarcible por la vía normativa
elegida. El damnificado puede así pretender la reparación del daño que
sea una consecuencia inmediata (cfr. arts. 901 y 903, Cód. Civil) del
hecho dañoso caracterizado por el vicio de la cosa, como también del
que sea consecuencia mediata previsible de aquél, cuando empleando
(el dueño o g u a r d i á n ) l a debida atención y conocimiento de la cosa,
haya podido preverlas...’ (art. 904). Esto último implica que el dueño o
guardián de la cosa cuyo vicio ha derivado en un perjuicio ajeno no se
comportó con suficiente atención, puesto que de lo contrario habría
advertido la existencia de ese vicio con aptitud para causar el mal
ajeno. En suma, responde por las consecuencias dañosas inmediatas o
mediatas previsibles, de la eficiencia causal de aquel vicio, y no
responde, en cambio, por las consecuencias imprevisibles o causales
(cfr. arts. 901, ¡n fine, y 905), ni tampoco por las remotas (cfr. art.
906; ver Llambías, Jorge J., Tratado de Derecho Civil. Obligaciones, T.
IV-A, pp. 615/616). El perito médico otorgó una incapacidad del 70%
en relación concausal, por lo que, atendiendo al desarrollo efectuado,
deben ponderarse los factores propios del trabajador-el tabaquismo y su
labilidad a contraer esta dolencia respiratoria-, ajenos al resarcimiento
pretendido. En consecuencia, estimo prudente determinar la vinculación
causal y directa de su minusvalía con el factor laboral en el 50% del
porcentaje aludido, esto es, que resulta indemnizable una incapacidad
del 35% de la total obrera por el carcinoma de pulmón. A este
porcentaje debe adicionarse el 2,59%, y en aplicación de la fórmula de
Balthazard o método de la capacidad restante, indicada por el perito
médico, no cuestionada por las partes, la minusvalía total indemnizable
alcanza el 35,58% de la total obrera (fs. 295)».
(«González, Filiberto Luis c/ Cerámica Argital S.A. s/ accidente -
acción civil». CNTrab., Sala I, 26/5/08, eIDial, AA495C).
PSICOLÓGICO
«Si bien el actor puede estar preparado para las contingencias del
propio trabajo, lo cierto es que psicológicamente nadie puede estar
‘preparado’ de antemano sobre una contingencia que pueda ocasionar
un daño a su propia persona. El hecho acontecido (herida punzante en
el pulgar derecho con una jeringa luego de aplicarse una intramuscular
y los posteriores estudios efectuados para determinar la existencia o no
de HIV) fue producto de un factor externo, no buscado ni ocasionado
por el actor, que despertó la incapacidad otorgada por el experto
psicólogo que, en mi criterio, luce convictivo, en razón del estudio
practicado al actor, y los argumentos científicos y técnicos que lo
ilustran, sin que logren conmover las impugnaciones formuladas por las
partes, ni en la oportunidad de expresar agravios, se hayan apuntado
elementos de convicción de entidad suficiente que permitan desvirtuar
las conclusiones a las que arriba el experto. Por todo lo expuesto, y de
prosperar mi voto, propongo que se confirme la sentencia de grado en
cuanto hizo lugar a la indemnización fundada en el art. 1113 del Cód.
Civil».
«El acaecimiento del infortunio se produjo mediante la utilización de
un elemento -aguja, cuya propiedad era de la demandada- que podría
encontrarse infectado. Por lo que interpreto que la ‘cosa’ utilizada por el
dependiente es riesgosa en los términos del art. 1113 del Cód. Civil».
(«M. C. E. c/ Socorro Médico Privado S.A. s/ accidente - acción civil».
CNTrab., SalaX, 20/2/08).
(ART. 14, CN). OBLIGACIÓN DE SEGURIDAD E HIGIENE EN EL EMPLEO (ART. 75, LEY
20.744; ART. 4, AP. 1, LEY 24.557 DE RIESGOS DEL TRABAJO). DEBER DEVELAR
DEMANDA
«El reclamo fundado en el art. 1113 del Código Civil no tiene asidero,
por cuanto no se acreditó que los atacantes fueran dependientes de los
demandados ni la intervención en el (siniestro) de una cosa riesgosa o
viciosa, ni la propiedad o guarda de la misma a cargo de las
demandadas. Tampoco resulta procedente el reclamo analizado bajo la
égida del art. 1109 del Código Civil, dado que el infortunio no tuvo
como causa la ejecución de un hecho del principal lo que obsta a
evaluar una potencial culpa o negligencia de su parte, conclusiones que
me llevan a compartir el criterio del apelante, en el sentido de que no se
configuraron los presupuestos que habilitan la procedencia de la acción
de conformidad con lo previsto en las normas citadas, dado que no ha
mediado un acto antijurídico por parte de la demandada ni existe
relación de causalidad entre el perjuicio y la conducta a ella imputada».
«Al accionante le correspondía acreditar que el accidente se produjo
en vinculación con la participación de una cosa de la demandada (de su
propiedad o guarda o por sus dependientes) y que tal cosa podía
calificarse de viciosa o riesgosa. También estaba a su cargo, ante su
alegación accesoria, demostrar que su empleador incurrió en culpa al
hacerlo transitar por zonas riesgosas para su integridad psicofísíca, en
el trayecto que une su domicilio con el del establecimiento a sabiendas
de la alta factibilidad del acaecimiento de un suceso dañoso, y que con
ello omitió cumplir con el deber de seguridad e indemnidad (art. 75,
LCT), encontrándose obligado al resarcimiento de los daños
ocasionados...»
«Teniendo en cuenta la dinámica y demás circunstancias que
rodearon el accidente in itinere sufrido por el actor (robo y agresión
física por terceros en la vía pública), se advierte que la demandada no
tenía en modo alguno la propiedad de la supuesta cosa riesgosa
productora del daño que en el particular, se infiere según los términos
de la demanda, estaría constituida por el riesgo intrínseco que encierran
en sí mismas las calles de esta ciudad. Ello me lleva a concluir que, en
definitiva, al accionante lo atacó un riesgo inherente a quienes transitan
por la vía pública, y del control y seguridad de las personas que
transitan es responsable el Estado. En este sentido resulta patente y
clara la ajenidad de la cosa productora del daño en lo atinente a su
propiedad, y ningún reproche subjetivo relativo al deber de seguridad
puede hacerse al empleador, dado que mediaron hechos de terceros por
los que el empleador no debe responder.»
«El accionante no ha invocado ni acreditado que la demandada
estuviera obligada a ejercer algún tipo de control o cuidado -a título
precario o provisorio- sobre el trayecto que debía recorrer el accionante,
dado que no invocó que con motivo de los traslados entre su domicilio y
el establecimiento debiera transitar por zonas especialmente peligrosas
o desoladas y que, en función de ello, hubiera pactado con su
empleador un deber de protección cuyo radio de acción se extendiera
más allá de lo que por ley estaba obligado a cubrir y asegurar.»
«La pretensión de que se repare el daño moral resulta absolutamente
inadmisible, ya que, sin responsabilidad civil, ello no corresponde y,
obviamente, en el marco de la ley 24.557 no caben indemnizaciones
extratarifarias.»
«No puedo soslayar que el propio actor no sólo no funda su reclamo
en la ley 24.557, sino que articula a su respecto una serie de planteos
de inconstitu- cionalidad, al tiempo que reconoce expresamente que la
Aseguradora ha cumplido con los pagos parciales mensuales, y ninguna
otra prestación denuncia como incumplida a la fecha de interposición de
la demandada, por lo que nada reclama en virtud de la LRT... Por lo
expuesto, propicio revocar también el fallo en lo que respecta a la
condena al pago de las prestaciones derivadas de la aplicación de la
LRT, toda vez que no formaron parte del objeto del litigio.»
(«Gómez, Diego Roberto el Federación Patronal A.R.T. y otro s/
accidente - ley especial». CNTrab., Sala II, 3/2/2010, eIDial- AA5DC1)
DIGNIDAD DE LA TRABAJADORA
«...acreditado el daño moral sufrido por el trabajador como
consecuencia del actuar reprochable producto de una conducta ilícita
por parte de la demandada (persecución y maltrato), el juez laboral
debe fijar la indemnización pertinente.»
«Repugnaría a las normas y principios más elementales del Derecho
del Trabajo que agravios que afecten la integridad, honor y dignidad del
trabajador puedan quedar sin reparar sólo porque el juez no lo
considera equitativo o conveniente.»
«Es obvio destacar el evidente menoscabo que tal conducta
empresaria produjo en la esfera extrapatrimonial de la actora al afectar
seriamente su dignidad.»
«Si no se considerara encuadrable la situación en el sistema de
responsabilidad contractual, la demandada igualmente estaría obligada
a resarcir el daño moral en el marco de la responsabilidad
extracontractual.»
«...cuando el empleador incurre en conductas que causan un perjuicio
al trabajador desde el punto de vista extracontractual -es decir, cuando
le causa un daño resarcible aun en ausencia de una relación laboral- tal
responsabilidad no puede ser eximida. De otro modo, el Derecho del
Trabajo, concebido para proteger al trabajador como parte más débil
del contrato, privaría a sus protegidos de ciertos derechos y garantías
que les competen como simples ciudadanos y no ya como trabajadores
(conf. art. 1078 Código Civil).»
(«C., R. S. c/ Jumbo Retail Argentina SA s/ despido». CNTrab., Sala
V, eIDial- AA5AE4)Acción civil. Empleado bancario. Corralito financiero.
Incumplimiento del EMPLEADOR DEL DEBER DE SEGURIDAD. ART. 75
DE LA LEY 20.744. ENFERMEDAD PSIQUIÁTRICA. SÍNDROME DE
FATIGA PSICOFÍSICA CON DISTRES Y DESADAPTACIÓN. INCAPACIDAD
CONFORME AL BAREMO DE DAÑO NEUROLÓGICO Y PSÍQUICO DE LOS
DOCTORES Mariano Castex y Silva. Daños. Relación de causalidad.
Previsibilidad. Factor de atribución subjetivo de responsabilidad. Culpa.
Omisión. Indemnizaciones. Daño patrimonial. Daño moral.
Compensación. Responsabilidad DE LA ART EN LOS LÍMITES DE LA
COBERTURA. PROCEDENCIA. PATOLOGÍA NO INTEGRANTE DEL
LISTADO DE ENFERMEDADES A QUE ALUDE EL ART. 6, INC. 2,
APARTADO «A» DE LA LEY 24.557. DISIDENCIA: NO FUE LA ENTIDAD
BANCARIA DEMANDADA QUIEN PUSO LAS CONDICIONES RELEVANTES
PARA EL DAÑO. DAÑO PSÍQUICO. INIMPUTABILIDAD A LA ACCIÓN U
OMISIÓN, DOLOSA O CULPOSA, DEL EMPLEADOR
«...El informe pericial médico concluye que existe nexo causal entre
la dolencia de la actora y el factor trabajo dado el estrés permanente al
que se vio sometida laboralmente. Acepto estas conclusiones por
considerar que están fundadas sólidamente (art. 386, CPCCN). A mayor
abundamiento, deseo destacar que la demandada en ningún momento
puso a disposición de este experto el examen preocupacional de la
actora, por lo que dicha omisión ha de ser tomada como una presunción
en su contra, cobrando más fuerza lo manifestado por la accionante en
su demanda al señalar que ‘nunca tuvo antecedente psiquiátrico alguno
con anterioridad a su ingreso en la demandada’.»
«De la prueba testimonial surge que... ‘la actora era cajera y que sus
funciones consistían en escanear la mercadería, embolsarla y cobrar a
los clientes, que a los cajeros se los obligaba a revisar los bolsos y
carteras de los clientes antes de que se fueran, por más que dicha
función no era específicamente propia a su categoría, si tenían que ir al
baño, debían pedir permiso al ‘auxiliar de caja’ y podían ir sólo si había
un cajero libre que pudiera cubrirlas ya que de lo contrario, debían
esperar, si bien existía la posibilidad de bloquear la caja, ello no les
estaba permitido. La actora laboraba de pie por más que tenían sillas
dado que les tenían prohibido sentarse. Quienes controlaban a la actora
(auxiliares de caja) tenían una planilla de caja en la que anotaban todos
los errores que se cometían, hecho éste que hacía que las cajeras
sintieran gran presión’.»
«Luego del análisis de la prueba testifical obrante en la causa, sobre
todo de aquella aportada por la parte actora -parte sobre la que recaía
la carga probatoria- concluyo que tal relato resulta veraz y corrobora la
existencia de un ambiente agresivo de trabajo; coincidiendo con las
conclusiones a las que se ha arribado en la pericial médica; por lo tanto
merece plena fe y constituye prueba idónea de los extremos invocados
por la actora (arts. 90 de la ley 18.345 y 386 y 456, CPCCN).»
«En virtud de todo lo manifestado precedentemente, no tengo dudas
de que las tareas desempeñadas por la actora y las condiciones de
presión en que las cumplió, como así también la descompensación
sufrida el 14/8/04-crisis convulsiva epiléptica- han influido
negativamente en la salud de la Sra. M.»
«Estimo que existió riesgo, daño y ausencia de culpa de la víctima o
de un tercero, con lo que quedan configurados todos los presupuestos
para la responsabilidad del dueño o guardián, en los términos del art.
1113 del Código Civil. Dicha norma habla de riesgo o vicio de la cosa.
Debe entenderse, en tal sentido, que ‘cosa’ no es una determinada
maquinaria o aparato, ni un objeto concreto susceptible de ocasionar un
daño. Puede sertodo un establecimiento, explotación, empresa,
actividad o tarea -como en el presente caso- en el que se da la
posibilidad de que una trabajadora realice esfuerzos físicos y
psicológicos de tal naturaleza que lleguen a provocarle o agravarle -
como en el caso de análisis- una enfermedad determinada.»
«El estrés es la condición en la que un acontecimiento o una serie de
experiencias en la vida de una persona pueden acarrearle consecuencias
negativas, fisiológicas y psicológicas específicas y duraderas. Los
cambios fisiológicos, si persisten en el tiempo, porque la situación
amenazante se prolonga o porque es muy intensa, provocan un
transtorno del equilibrio del organismo y, si este equilibrio no se
restablece, la condición de estrés se vuelve crónica y el organismo
puede llegar a enfermar o incluso hasta morir.»
«Por ende, si ese equilibrio no se recupera o persiste el trastorno que
lleva a la aparición o agravamiento de la enfermedad psicosomática -tal
como en el caso de autos- se llega al estrés, y si la situación
amenazante o causa se produjo con motivo o en ocasión del trabajo -tal
como acontece en el caso en examen-, estamos en presencia de una
enfermedad laboral.»
«Es innegable que cada día se persigue una mayor productividad por
puesto de trabajo, lo que finalmente se convierte en una sobrecarga
que el dependiente a veces, no puede soslayar ni cuestionar, habida
cuenta la alta tasa de desempleo, conduciéndolo a efectuar esfuerzos
desmedidos que pueden afectar su salud. (El estrés laboral, Estela
Milagros Ferreirós, Doctrina Laboral, Editorial Errepar N° 238 del mes de
junio de 2005, t. XIX.).»
«En virtud de todo lo expuesto hasta el momento, concluyo que si
bien la actora podría haber padecido de una enfermedad al momento de
ingresar a trabajar en la empresa, epilepsia, la misma se agravó como
consecuencia del hostil ambiente de trabajo al cual estaba sometida,
produciéndole la grave incapacidad psicofísica permanente que tiene.
Por lo que resulta suficiente, que el trabajo hubiera servido para
desencadenar o agravar una afección preexistente, para que la
empleadora, en esa medida, resulte responsabilizada.»
«Debe haber protección indemnizatoria psíquica, física y moral frente
a supuestos regidos por el alterum non laedere, como consideración
plena de la persona humana y teniendo en cuenta los imperativos de la
justicia de la reparación seguidos por nuestra Constitución Nacional.»
«A la Sra. M., además del resarcimiento por daño material y daño
moral; le corresponde una indemnización por la pérdida de chance,
dado que conforme ha quedado acreditado en autos (v. pericial médica
de fs. 216/219) el grado de incapacidad parcial y permanente que
padece la actora, le produjo una disminución en su capacidad de
ganancia, proyectada impidiéndole obtener un ascenso o una mejor
ocupación para el resto de su vida útil.»
«La accionante ha perdido en forma definitiva, la chance de obtener
un trabajo mejoro un nuevo trabajo de cualquiertipo, ello toda vez que
para hacerlo se requiere una salud plena tanto física como psíquica y los
daños causados a la actora en su salud son irreversibles, provocándole
una indudable dificultad al momento de pretender reinsertarse en el
mercado productivo.»
«...En el ámbito laboral, se debe tratar de una incapacidad para el
desempeño de sus tareas habituales -como en el caso en examen- o
para ganar dinero o relacionarse. El daño psíquico en este caso importa
un daño patrimonial indirecto en tanto produce deterioros orgánicos que
impide el ejercicio habitual de la actividad laborativa de la Sra M., e
inflinge un daño patrimonial directo al disminuir o afectar su integridad
personal.»
«El empleador directo es responsable por el daño causado y la ART ha
incurrido en una omisión culposa que conlleva la aplicación del
mencionado art. 1074 por lo que debe responder no acotado al valor de
la póliza sino plena e integralmente, en forma solidaria por el crédito
reconocido al trabajador. Esta Sala, viene sosteniendo este criterio de
antigua data, y tengo para mí que ahora se convalida por parte de la
CSJN en autos: ‘Torrillo, Atilio Armando y otros el GulfOil Argentina S.A.
y otro’ (T. 205-XLIV). Ello así, en las presentes actuaciones, propongo
se condene a la aseguradora de riesgos del trabajo Responsabilidad
Patronal S.A. en forma solidaria por el crédito que fuera reconocido a la
actora.»
(«M. L. V. c/Coto C.I.C. S.A. y otro si accidente - acción civil».
CNTrab., Sala VII - 30/4/2009, elDial - AA5329)
JURISPRUDENCIA
PERJUICIOS
JURISPRUDENCIA
INCAPACIDAD PREEXISTENTE. EXAMEN PREOCUPACIONAL. DEBER DEL EMPLEADOR
PERMANENTE
JURISPRUDENCIA
FAMILIARES
«El plazo bienal al que alude el art. 256 de la LCT se ha aplicado a las
asignaciones familiares en cuanto a las obligaciones de los empleadores
frente a los dependientes; pero en el caso de un trabajador afectado
por ‘gran invalidez’ al que la ART no le abonó las asignaciones familiares
correspondientes debe ser resuelto evitando rigideces en materia de
prescripción. En este caso concreto, la propia ART reconoció tal omisión
y, para más, corresponde tener en cuenta la situación del trabajador
que padece incapacidad absoluta y no sería coherente con las
disposiciones tutelares del Derecho Laboral y con la protección integral
de la familia (art. 14 CN) exigir diligencias del que padece las
consecuencias de un desdichado suceso. (del dictamen del fiscal
General ante la CNTRAB N°36.314 del 3/7/03, al que adhiere la sala)
(Savacki Alejandro c/ CNA ART SA s/ Amparo CNTRAB, Sala II,
16/7/03, elDial-AL8F0).-