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1. Notas al tema 4
2. Textos
3. Preguntas
4. Recursos
1. Notas al tema 5
La imagen de esta guía proviene del Libro de los juegos de Alfonso X que fue compilado
aproximadamente a mediados del siglo XIII. En la escena observamos tres personajes que
representan a un laico al que le sigue un fraile, tonsurado, y, por último, con la cabeza
cubierta y barbado, alguien que podríamos identificar con la cultura árabe, bien porque
poseía el dominio de la lengua, como la mayoría de los judíos que vivieron en el Al-
andaluz, o un traductor musulmán que vuelca a la lengua vulgar alguno de los textos que
el proyecto científico de Alfonso X compilo bajo su gobierno. Alfonso X, llamado el
Sabio, porque en su época el derecho, la astronomía, las matemáticas, la historia, entre
otras diciplinas fueron sistematizadas, alcanzando una gran difusión e impacto en la
península. Por esto la escena que encabeza esta guía marca el trayecto de la filosofía
árabe, de procedencia oriental, hacia la cuna del pensamiento andalusí. Los textos
reunidos en esta guía atestiguan la importancia de la conservación y difusión de la
filosofía antigua, así como el empeño de enseñar la transmisión de los problemas cruciales
de la especulación filosófica, practica y teórica.
C.1) Avicena por su parte afirma que el alma es la perfección del ser humano, y
con esto se refiere a que es susceptible se ser un accidente, al contrario, implica el
proceso de actualización del conocimiento y la percepción de los objetos. Por
ejemplo, el alma identifica por los sentidos un objeto, una mesa que tiene ciertas
características: materia, color, medidas, posición, tiempo, etc., también identifica
sus propiedades, el uso que tiene y los efectos que implica su duración. Nuestra
alma racional posee de modo potencial las facultades necesarias para conocer
todos estos aspectos, denominadas por Avicena y Averroes “Intenciones”. La
“perfección” implica actualizar todo este conocimiento acerca de un objeto como
la mesa. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a el conocimiento de entidades
inmateriales, por ejemplo, ideas no-materiales como las causas y principios de la
naturaleza entablamos una relación diferente en la que la actualización de nuestro
conocimiento se realiza gracias al llamado “intelecto agente”. Avicena usa la
metáfora solar, semejante al símil platónico, para demostrar que las ideas no
materiales existen de manera potencial en este “intelecto agente” el cual expande
este conocimiento por la naturaleza, por la “emanación” de los “rayos solares”.
De este modo cuando el alma racional actualiza con sus facultades el
conocimiento de estas ideas inmateriales es debido a la actividad permanente de
este intelecto. Aristóteles postulo la existencia de este intelecto como una manera
de explicar el proceso de actualización de ideas que están más allá de lo material,
pero fue Avicena quien aporto la metáfora solar, de origen platónico, para explicar
nuestra relación con este intelecto. La cuestión que suscita esta metáfora solar es
si Avicena se refiere a que este intelecto existe realmente fuera de nuestras mentes,
es único e igual para todas las almas racionales individuales, y en el caso de la
escolástica cristiana ¿qué tiene que ver este intelecto con la “mente divina”?
Intentaremos resolver estas cuestiones cuando estudiemos a los autores de este
periodo, aunque desde ahora es importante tenerlas en cuenta. Observen, sin
embargo, que Avicena intenta hacer lo que Al-Farabi sugiere en su texto: la
concordia entre Aristóteles y Platón.
Consultar
Para obtener más información sobre Ibn Jaldun, Al Kindi, Al-Farabi, Ibn Sina/Avicena y
Averroes/Ibn Rushd:
En:
https://drive.google.com/drive/folders/1cOdTNLB6G12f-
LPjQIsThhE7wbIJefTs?usp=sharing
https://www.youtube.com/watch?v=Ify9F-ZqT9s
2. Textos
IBN JALDUN, Muqaddima, p. 1035 [traducciones del árabe elaboradas por el Prof.
Rafael Ramón Guerrero]: La Ciencia del Kalam es una ciencia que proporciona las
pruebas de las creencias de la fe por medio de argumentos racionales, y la refutación de
las innovaciones que, en las creencias, se apartan de las doctrinas de los antiguos
musulmanes y de los Sunnitas (musulmanes que consideran que Abu Bakr es el heredero
del profeta, frente a los Chiitas defienden que es el esposo de Fátima, hija de Mohamed,
Alí). El fondo de estas creencias propias de la fe es la unicidad de Dios; pp. 1044-1046:
Al multiplicarse las ciencias y las artes, los hombres se dedicaron a hacer compilaciones
y a investigar sobre el resto de los temas. Los teólogos escribieron sobre la carencia en
Dios de atributos humanos. Apareció una nueva doctrina, la de la Muatazila, quienes,
entendiendo de la manera más general esta carencia en las aleyas en que se niega en Dios
semejanza con la creación, determinaron negar los atributos esenciales, como la ciencia,
la potencia, la voluntad y la vida, que superan sus leyes, puesto que de eso se seguiría, en
opinión de ellos, la pluralidad de lo eterno. Pero esto se refuta diciendo que los atributos
no son ni la esencia misma ni otra cosa distinta de ella. Rechazan también los atributos
del oído y de la vista, por ser propios de los accidentes de los cuerpos; se refuta diciendo
que no se puede suponer constitución (corpórea) en el sentido de estos dos términos, pues
sólo indican la percepción de lo oído y de lo visto. Niegan también el atributo de la
palabra, por igual motivo que el oído y la vista, pues no entienden el atributo de la palabra
como existiendo en la mente. Sostenían que el Corán era creado, lo cual es una innovación
opuesta a lo evidente para los antiguos musulmanes. Esta innovación causó un gran daño.
Algunos califas al aprendieron de algunos de sus mentores y movieron a las gentes a
aceptarla. Los imames de los antiguos musulmanes se opusieron a ello. Por oponerse, se
tuvo por lícito encarcelar a muchos de ellos y matarlos. Esto fue causa de que los sunníes
se pusieran a demostrar racionalmente estas creencias, para evitar la difusión de esta
innovación; pp. 1085-1086: Las ciencias racionales, que por naturaleza son propias del
hombre en tanto que está dotado de reflexión, no son algo propio de una sola comunidad,
sino que el estudio de ellas se da en todas las comunidades, tendiendo a su conocimiento
e investigación. Existen en el género humano desde que apareció la civilización. Estas
ciencias se llaman "ciencias filosóficas" y "filosofía". Comprenden cuatro ciencias. La
primera es la ciencia de la Lógica, que es una ciencia que previene al entendimiento de la
falsedad al emplearse en los problemas desconocidos respecto de los restantes asuntos
conocidos; su utilidad radica en discernir lo falso de lo correcto en aquello que se pretende
considerar respecto de los seres y sus accidentes, a fin de que se pueda comprobar la
verdad en las cosas con la mayor precisión de su pensamiento. Después de eso, el estudio
bien de las cosas sensibles: los elementos y los compuestos de ellos, como los minerales,
las plantas, los animales, los cuerpos celestes y los movimientos naturales, bien el alma,
de la que proceden los movimientos y otras cosas; ésta es llamada Física, siendo la
segunda de ellas. Está también el estudio de las cosas metafísicas, como los seres
espirituales; se le llama Metafísica y es la tercera de ellas. La cuarta ciencia es el estudio
de las cantidades; comprende cuatro ciencias y se llama Matemáticas. La primera de ellas
es la Geometría, que estudia las magnitudes tomadas en absoluto, ya sean discontinuas,
por ser computables, ya sean continuas: o dotadas de una sola dimensión, como la línea,
o de dos dimensiones, como la superficie, o de tres dimensiones, como el cuerpo
geométrico. La geometría estudia estas cantidades y lo que le afecta en sí mismas y en
sus relaciones mutuas. La segunda de ellas es la Aritmética, que es el conocimiento de lo
que afecta a las cantidades discontinuas que son los números, ocupándose también de las
propiedades y accidentes que le acompañan. La tercera es la Música, que consiste en
conocer las relaciones de los sonidos y los tonos entre sí y en la manera de ponderarlos
numéricamente; su utilidad consiste en conocer las modulaciones del canto. La cuarta de
estas ciencias es la Astronomía, que consiste en determinar las figuras de las esferas
celestes y en definir sus posiciones y la disposición de cada estrella con respecto a los
planetas: se basa para conocer estas cosas en los movimientos celestes, que se puede
verificar y que existen realmente, de cada uno de los cuerpos celestes, en sus vueltas y
retornos, en sus movimientos y en sus oposiciones.
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Avicena, Sobre el alma, (Liber de anima, ed. Van Riet – Avicenna Latinus)
Consta, pues, que el alma perfecciona al cuerpo en el que está, y que la conserva conforme
a la manera de ser de éste, que debe naturalmente disolverse y desparramarse. En efecto,
cada una de las partes del cuerpo tiene el debido lugar, que no tiene otra, y debe
distinguirse de la que le está unida; pero ese estado no lo conserva sino un ser que no
pertenece a su naturaleza, y ese ser es el alma en el ser viviente. El alma es, pues, la
perfección del sujeto que es constituido por ella; también constituye su especie y la
perfecciona. Las cosas que tienen almas diversas se hacen, en razón de ellas, de diversas
especies, y su alteridad se origina por la especie, no por la singularidad. Luego el alma no
está entre los accidentes por los que no se especifican las especies ni entran en la
constitución del sujeto. El alma, en efecto, es perfección de la sustancia, no como
accidente, ni se sigue de eso el que sea separada o no separada; no toda sustancia es
separada, ya que la hyle no es separada, ni tampoco la forma; tú ya sabes que eso es así...
Sobre los modos de conocimiento que hay en nosotros: Hablemos ahora de las facultades
sensibles y cognoscitivas, pero digamos sobre ellas cosas generales, diciendo que parece
que el aprehender no es sino el aprehender la forma de lo aprehendido con alguno de los
modos posibles, pero, si aprehender es aprehender una cosa material, entonces el
aprehender es aprehender la forma de algo, abstraída de la materia con alguna abstracción.
Pero hay diversas especies de abstracciones, y sus grados distan mucho entre sí. En efecto,
a las formas materiales les sobrevienen, por razón de la materia, disposiciones y otras
cosas que no tienen por su esencia, es decir, por ser formas. Por tanto, su abstracción de
la materia algunas veces es abstracción sin dejar esas condiciones en algunas de ellas,
algunas veces es una abstracción perfecta, que abstrae aquel objeto entendido de la
materia y de las otras condiciones que hay en él debido a la materia. Por ejemplo: la forma
humana y [su] sustancia es una naturaleza en la que sin duda convienen por igual todos
los singulares de la especie, de la cual se da una única definición; pero, como sucede que
existe en este singular y en aquél, por eso está multiplicada. Pero eso no lo tiene por su
naturaleza; porque si la razón de tener que multiplicarse radicase en la naturaleza humana,
entonces no se predicaría el hombre de algo uno numéricamente, y si se diese la
humanidad porque se da (o es) la humanidad de Pedro, entonces la humanidad no
pertenecería a otro. Por tanto, uno de los accidentes que sobrevienen a la humanidad por
la materia, es esa especie de multiplicación y división.
Capítulo sobre el entendimiento agente en nuestras almas y el pasivo de nuestras almas:
Diremos que el alma es antes inteligente en potencia, y después se hace inteligente en
acto. Todo lo que pasa de la potencia al acto no pasa sino por una causa que lo tiene en
acto y lo reduce al acto. Luego se da una causa por la cual nuestras almas en los objetos
inteligibles pasan de la potencia al acto. Mas la causa que da la forma inteligible no es
sino el entendimiento en acto, en el cual se hallan los principios de las formas inteligibles
abstractas. Ese entendimiento es, respecto de nuestras almas, como el sol respecto de
nuestra vista: así como el sol se ve de por sí en acto y por su propia luz en acto se ve lo
que no se veía en acto, así es el influjo de ese entendimiento en nuestras almas. En efecto,
la facultad racional, cuando considera los objetos particulares que se hallan en la
imaginación, y es iluminada por la luz del entendimiento agente de que hemos hablado,
quedan despojados de la materia y sus condiciones, y son impresos en el alma racional,
no como si fuesen cambiados de la imaginación a nuestro entendimiento, ni porque la
intención que depende de muchos produzca una semejante a ella, sino porque por su
consideración de ellos el alma queda dispuesta para que brote de ella por obra del
entendimiento agente la abstracción. En efecto, los pensamientos y las consideraciones
del movimiento disponen el alma para recibir la emanación, como los términos medios
disponen para recibir necesariamente la conclusión, aunque eso se verifica de diversos
modos, como sabrás después. Pero cuando el alma racional viene a ponerse en relación
con esa forma despojada (de la materia) por medio de la luz del entendimiento agente,
surge en el alma, en virtud de esa forma, algo que, en algún aspecto, es algo especial, y,
en otro aspecto, no es algo especial; como cuando la luz cae sobre los objetos coloreados
y se origina en la vista por obra de ella una operación que no es semejante a ella del todo.
Por lo que hace a los objetos imaginables, son inteligibles en potencia y se hacen
inteligibles en acto, no ellos mismos, sino los objetos que de ellos son recibidos; es más,
así como la operación que aparece a partir de las formas sensibles, por medio de la luz,
no es las mismas formas, sino algo que está en relación con ellas, así el alma racional,
cuando se une a las formas con un cierto modo de unión, queda dispuesta para que surja
en ella por la luz del entendimiento agente las mismas formas despojadas de todo
elemento extraño.
***
1. Exponga la división de las ciencias según Ibn Jaldun y compárela con alguno de
los autores que exponen estas distinciones (Isidoro, Agustín, Buenaventura).
2. ¿Cuál es la definición de filosofía de acuerdo con los autores árabes y sus textos?
3. Exponga la teoría del alma racional, o facultad especulativa según Averroes y su
critica a Avicena.
4. Recursos
Andrés Martínez Lorca, “Averroes, Tafsîr del de Animas sobre el intelecto”, Endoxa:
Series Filosóficas, 17, 2004, págs. 9-62.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=969405
Rafael Ramón Guerrero, “Apuntes biográficos de al-Farabi según sus vidas árabes”,
Anaquel de estudios árabes, 14, 2003, págs. 231-238.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2306871